Este documento discute cómo la felicidad interior depende más de nuestros actos virtuosos que de los placeres materiales. Cometer injusticias restringe nuestros pensamientos y sentimientos, mientras que actuar con virtud y amor nos permite experimentar una felicidad más profunda y duradera. Nuestra felicidad interior es juzgada por nuestra propia conciencia, no por factores externos.