Los quistes representan sin duda, un peligro para la integridad del componente máxilo facial, ocasionando trastornos funcionales y estéticos de variable intensidad por lo que deben ser diagnosticados precozmente y tratados de forma adecuada.
Quistes maxilares: reporte de casos y diagnóstico diferencial
1. REPORTE DE CASOS
LESIONES QUISTICAS DE LOS MAXILARES - CONSIDERACIONES
CLINICAS Y DIAGNOSTICO DIFERENCIAL
Lucian Lapusneanu1
, Marlena Radulescu1
, Adrian Arhire1
, Andreea Filip2
1
ENT Department, Braila Emergency County Hospital, Braila, Romania
2
Department of Oral and Maxillofacial Surgery, Braila Emergency County
Hospital, Braila, Romania
RESUMEN
Las lesiones quísticas de los maxilares son entidades benignas con orígenes tanto
odontogénicos como no odontógenicos. Los quistes de maxilares son tumores benignos
de los huesos de los maxilares, que tienen una membrana y contiene un material fluido,
semisólido o mixto (líquido/semi-gaseoso). Estos a menudo conducen a deformidades
en el área de los maxilares. Los casos son específicos al enmarcarse como rareza
patológica, etiología, patogénesis y síntomas clínicos.
Teniendo en cuenta la gran entidad de formaciones quísticas que se pueden encontrar
en la región de los maxilares, se seleccionaron dos pacientes con formaciones quísticas
de los maxilares, que formaban parte de diferentes categorías de etiología patológica,
con rareza especial, aspecto evolutivo y difícil de clasificar en términos de signos
patognomónicos.
PALABRAS CLAVE: quistes, maxila, quiste nasolabial, quiste radicular.
INTRODUCCION
Las lesiones quísticas del maxilar son entidades benignas con orígenes tanto
odontogénicos como no odontógenicos. Dada la diversidad etiológica y las formas de las
lesiones patológicas de los huesos maxilares, los quistes han existido a lo largo del
tiempo en muchas de estas clasificaciones. La clasificación más reciente de la
Organización Mundial de la Salud (OMS, 1992), actualizada y publicada en 2001,
proporciona una buena sistematización de estas entidades1. Los quistes del desarrollo
se dividen en quistes odontogénicos (queratoquistes, quistes foliculares, quistes
epidérmicos, quiste periodontal lateral, quiste gingival del adulto, quiste gingival
(alveolar) de quiste odontogénico calcificado recién nacido, quiste odontogénico
glandular) y quistes no odontogénicos (quiste nasopalatino, quiste palatino mediano,
quiste nasolabial, quiste globulomaxilar). Los quistes inflamatorios están
representados por quistes radiculares, quistes residuales o quistes paradentales. La
clasificación de los quistes maxilares incluye también los pseudoquistes1.
Considerando la gran entidad de formaciones quísticas que se pueden encontrar en la
región de los maxilares, se seleccionaron dos pacientes con formaciones quísticas de
los maxilares superiores, que formaban parte de diferentes categorías de etiología
patológica, con rareza especial, aspecto evolutivo y difícil de clasificar en términos de
signos patognomónicos.
2. El quiste nasolabial es una masa quística extremadamente rara, localizada
paramedialmente al ala de la nariz, en la región alar nasal, con una incidencia del 0,7%.
Los quistes nasolabiales se diagnostican con frecuencia en mujeres adultas, en la 4ª a
5ª década de vida. Desde el punto de vista clínico, la lesión se presenta como una
tumefacción asintomática indolora en la región nasolabial. Las características clínicas
comunes incluyen una masa indolora de crecimiento lento, que da como resultado la
obliteración del surco nasolabial, el vestíbulo nasal y el surco labial maxilar. El
diagnóstico inicial y el tratamiento generalmente se realizan en etapas tempranas porque
la lesión causa problemas cosméticos; raramente logra grandes dimensiones2.
Los quistes radiculares son los quistes inflamatorios más comunes, que se desarrollan
debido a la necrosis pulpar causada por caries o insulto traumático. La necrosis estimula
la proliferación del resto de las células epiteliales de Malassez en el ligamento
periodontal. Los quistes radiculares y residuales son con mucho las lesiones quísticas
más comunes en los maxilares, que representan el 52.2% de los quistes de los maxilares
y el 62% de los quistes odontogénicos. Ocurren en todas las áreas dentales de los
maxilares, alrededor del 60% se encuentra en el maxilar y el 40% en la mandíbula. Se
puede encontrar una frecuencia particularmente alta en la región maxilar anterior3.
CASOS REPORTADOS
Caso 1
Una paciente de 45 años fue remitida a nosotros por una tumefacción de la región del
labio superior asociada con la obliteración del surco nasolabial derecho, asimetría en el
área de la válvula nasal y la obstrucción nasal (Figura 1). La hinchazón y la tumefacción
fueron evidentes durante aproximadamente 5 años, tiempo durante el cual los síntomas
presentaron una evolución lenta y progresiva.
Figura 1. Asimetría de la región de la válvula nasal y obliteración del surco nasolabial derecho.
En el examen, la lesión tenía aproximadamente 4 cm de diámetro, con una consistencia
blanda y quística, móvil y fluctuante a la palpación. La plenitud del vestíbulo labial maxilar
3. derecho estaba presente, entre los incisivos maxilares y el canino derecho. La piel
suprayacente y la mucosa oral eran de color normal.
La rinoscopia anterior y la endoscopia nasal revelaron una deformación parcial de la
parte anterior del piso de la fosa nasal derecha (Figura 2).
Figura 2. Examen endoscópico nasal - deformación parcial de la parte anterior del piso de la
fosa nasal derecha
La resonancia magnética craneofacial mostró una lesión de partes blandas de baja
densidad, homogénea, bien delimitada, localizada en la región nasolabial derecha
(Figura 3); con características de masas fluidas con vistas en T1 (baja intensidad) y T2
(brillante).
Figura 3. Resonancia magnética craneofacial, cortes axial (A) y sagital (B), muestra una lesión
de partes blandas , bien demarcada, redondeada, homogénea, de baja densidad en la región
nasolabial.
4. El tratamiento quirúrgico consistió en la eliminación de la formación quística mediante
abordaje sublabial, bajo anestesia general. Se realizó una incisión de 5 cm a través del
surco gingivo-yugal derecho (Figura 4), la disección quística se disecó hasta la apertura
piriforme y se separó de la mucosa labial, la piel superpuesta y la mucosa nasal.
Figura 4. Vista intraoperatoria: incisión en el surco gingivolabial derecho y disección de la
formación quística.
Después del curetaje del tejido blando y duro contiguo, la herida se cerró primariamente.
En el séptimo día postoperatorio, el paciente presentó una reacción inflamatoria en el
nivel del labio superior derecho, con remisión bajo tratamiento antiinflamatorio.
El seguimiento se realizó después de uno y dos meses y mostró una evolución favorable
del paciente.
La evaluación microscópica de la muestra extirpada (Figura 5) reveló una estructura
quística revestida de epitelio escamoso columnar y estratificado seudoestratificado
(Figura 6), lo que confirma el diagnóstico de quiste nasolabial no odontogénico.
Figura 5 Vista intraoperatoria del espécimen extirpado
5. Figura 6. Examen histopatológico: estructura quística revestida de epitelio escamoso columnar
estratificado y pseudoestratificado.
Caso 2
Varón de 30 años que presenta una importante deformidad de la pared anterior izquierda
del maxilar, inflamación y tumefaccion de la región izquierda de la mejilla (Figura 7),
acompañada de episodios recurrentes de dolor infraorbitario, obstrucción nasal leve y
odontalgia. La palpación mostró una estructura de consistencia semidura
imprecisamente definida a nivel de la región del seno maxilar izquierdo.
Figura 7. Deformación de la región izquierda de la mejilla.
El examen clínico oral reveló una destrucción corono-radicular importante en el diente #
26. Para determinar la extensión real y los bordes de la lesión, se realizó una tomografía
computarizada con haz cónico (CBCT). En las imágenes de CBCT axial, coronal y
sagital, se detectó una lesión radiolúcida que invadió todo el seno maxilar izquierdo, con
destrucción parcial de la pared anterior del seno maxilar (Figura 8).
6. Figura 8. CBCT: masa radiotransparente que invade todo el seno maxilar izquierdo.
Bajo anestesia general, el paciente se sometió a un procedimiento quirúrgico que
consistía en una técnica combinada de ENT y oro-maxilo-facial, que incluía la
enucleación quirúrgica del quiste. Se realizó una incisión crevicular en la región sublabial,
entre los dientes 24 y 27, y se reflejó un colgajo semilunar mucoperióstico modificado de
Luebke-Ochsenbein de grosor completo. Realizamos un procedimiento de Caldwell-Luc,
enucleación de la lesión quística, remoción del diente 26 y una alveoloplastia (Figura 9).
La hemostasia se realizó usando un apósito intranasal mantenido durante 48 horas. El
cierre del colgajo se realizó con Vicryl 4-0. En el postoperatorio, el paciente recibió
antibióticos y analgésicos durante 3 días.
Figura 9 A, B. Vista intraoperatoria.
El seguimiento se realizó 1 y 2 meses después de la cirugía, mostrando una evolución
favorable sin signos de recurrencia.
7. El examen histopatológico indicó una importante reacción inflamatoria compuesta por
células plasmáticas, linfocitos, neutrófilos y leucocitos en las áreas intraepiteliales y
subepiteliales de la estructura quística y nódulos de material amarillo opaco, que
representa colesterol. El quiste estaba revestido por un epitelio escamoso estratificado
no queratinizante de grosor variable (Figura 10). El diagnóstico final fue un quiste
radicular.
Figura 10. Quiste revestido con epitelio escamoso estratificado no queratinizante.
DISCUSIONES
Incluso si tienen orígenes diferentes, los múltiples tipos de quistes maxilares muestran
un cuadro clínico similar; la diferenciación es inducida por la ubicación, la expansión, la
dirección del crecimiento o la aparición de complicaciones. La investigación sobre la
génesis del quiste maxilar comienza con la historia clínica, que nos proporciona datos
sobre la existencia o no del inicio de los síntomas (fenómenos inflamatorios agudos,
fístulas mucosas o cutáneas, dolor, parestesias, deformidades óseas, etc.) y sus
características. Luego, el examen clínico sugerirá medios complementarios de
diagnóstico4.
El quiste nasolabial es un tipo de quiste epitelial del desarrollo no odontogénico del
tejido blando que se presenta en la región del ala nasal. Desde su descripción original
realizada por Zukerkandl en 1882, el quiste nasolabial se conoce con otros nombres,
como quiste nasovestibular, quiste nasoglobular y quiste nasoalveolar5. Desde 1953, la
lesión se conoce como el quiste de Klestadt, después que el científico realizara estudios
complejos sobre esta patología2.
Hay dos hipótesis con respecto a la patogénesis del quiste nasolabial. De acuerdo con
la primera, el quiste se deriva de las células epiteliales retenidas en el mesénquima
después de la fusión de los procesos nasales medial y lateral durante la 4ª semana de
vida intrauterina. La segunda hipótesis sugiere la persistencia de restos epiteliales del
conducto nasolagrimal que se extienden entre el proceso nasal lateral y la prominencia
maxilar2,5.
El diagnóstico de los quistes nasolabiales se establece principalmente por los hallazgos
clínicos. La palpación bidigital puede revelar una tumefacción fluctuante entre el piso del
vestíbulo nasal y el surco gingivolabial. Los quistes nasolabiales no presentan ningún
hallazgo en las radiografías simples, excepto cuando causan una erosión significativa
del hueso maxilar.
8. La tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética (RMN) pueden revelar la
naturaleza quística de estas lesiones, su relación con el ala nasal y el hueso maxilar, así
como la afectación ósea. En nuestro paciente, el examen de MRI facilitó el diagnóstico.
El diagnóstico diferencial del quiste nasolabial debe realizarse con lesiones
odontogénicas (absceso del espacio canino, quistes foliculares, quistes periodontales y
residuales y neoplasias de las glándulas salivales)6. En la literatura, solo hay un caso
reportado de un quiste nasolabial que progreso a carcinoma. Se debe prestar especial
atención a la diferenciación de los quistes nasolabiales infectados con el forúnculo del
piso del vestíbulo nasal.
Histopatológicamente, el quiste está revestido con epitelio cilíndrico pseudoestratificado
y, ocasionalmente, un epitelio escamoso estratificado1,6.
En nuestro paciente, el diagnóstico se basó en los hallazgos clínicos y radiológicos, que
describieron todas las características del quiste nasolabial, y se confirmó por
histopatología. Además, todas las características de esta rara entidad fueron similares a
las de la literatura.
El origen del epitelio del quiste radicular se encuentra en los restos de Malassez, que
son restos epiteliales de la vaina de la raíz epitelial de Hertwig que yace latente dentro
del ligamento periodontal. La patogénesis del quiste radicular es un quiste estimulado
por la inflamación, secundaria a la infección pulpar y la necrosis de los tejidos
periapicales. Las células inflamatorias secretan linfoquinas para neutralizar, inmovilizar
y degradar las bacterias. Estas reacciones inducen la resorción ósea debido a la
elaboración de interleuquina-1 y factores activadores de osteoclastos. Durante el mismo
proceso, muchos otros factores que se liberan actúan directa o indirectamente como
factores de crecimiento epitelial, estimulando la proliferación de los restos de Malassez
en el granuloma periapical. A medida que la masa de células epiteliales se agranda, las
células centrales se alejan de su suministro de sangre y se descomponen, formando un
quiste. El quiste continúa agrandándose debido a la proliferación epitelial en el
revestimiento y a la presión hidrostática. El gradiente osmótico favorece la transudación
de líquido en la luz del quiste, lo que provoca una mayor reabsorción del hueso
circundante7.
Muchos quistes radiculares son asintomáticos y se descubren cuando se realizan
radiografías periapicales8. Los quistes radiculares son probablemente la causa más
común de tumefacción de los maxilares y generalmente tienen una evolución lenta y
progresiva. Al principio, la ampliación es ósea dura pero a medida que aumenta el
tamaño del quiste, el hueso que lo cubre se vuelve muy delgado. La expansión del quiste
puede causar una erosión del piso del seno maxilar. La estructura interna del quiste es
homogénea y radiopaca con respecto a la cavidad sinusal.
Es muy raro encontrar quistes odontogénicos que alcancen un tamaño muy grande,
como nuestro caso. De hecho, el queratoquiste odontogénico (OKC), el quiste dentígero
y el quiste óseo traumático pueden alcanzar un tamaño excepcional. En general, los
quistes radiculares tienden a crecer lentamente y no alcanzan tamaños grandes. Sin
embargo, pueden agrandarse para ocupar todo un cuadrante de los maxilares2,9-11. El
quiste en nuestro caso alcanzó dimensiones muy grandes al invadir una parte importante
del seno maxilar izquierdo. Los quistes radicularesse descubren por la deformaciónósea
o inflamación, o, como en nuestro caso, por casualidad, durante el examen radiográfico
de rutina11.
Los quistes radiculares generalmente crecen lentamente y se extienden a las zonas
anatómicas vecinas, como los senos paranasales, cavidad nasal, vestíbulo nasal o el
paladar11. La extensión de los quistes odontogénicos a los senos maxilares está en
9. relación con la proximidad de la lesión a ellos. El tipo de lesión no tiene efecto en la
extensión. Los quistes infectados muestran expansión simétrica y difusa a los espacios
como los senos paranasales o la cavidad nasal en los puntos donde el hueso es débil.
Debido a esto, permanecen asintomáticos y no causan asimetría a menos que los senos
estén completamente ocupados11. De manera similar, el quiste en el caso presentado se
extendió al seno maxilar.
En un quiste grande, como el que describimos anteriormente, cuando está en relación
con los senos maxilares, la radiografía panorámica no es una técnica de imagen
suficiente. La CBCT tiene algunas ventajas sobre la radiografía panorámica como el alto
detalle óseo, información sobre la dimensión de la lesión y la relación del quiste con las
estructuras cercanas (senos paranasales, cavidad nasal y orbitaria). También es útil
durante la evaluación postoperatoria12.
El diagnóstico diferencial de los quistes radiculares se realiza con el: queratoquiste
odontogénico (OKC), tumor odontogénico adenomatoide, ameloblastoma y fibroma
ameloblástico3. El OKC se localiza predominantemente en el cuerpo posterior de la
mandíbula y rara vez se ve en el maxilar superior. Muestra una mínima expansión ósea
y los dientes afectados se mantienen vitales. Puede tener una forma redonda u oval lisa
idéntica a otros quistes y generalmente tiene tabiques internos que le dan una apariencia
multilocular8. En nuestro paciente, el quiste tenía bordes bien definidos, era unilocular
sin septos internos y tenía un diente vital relevante. En oposición al quiste en nuestro
caso, el tumor odontogénico adenomatoide a menudo se asocia con un diente
faltante. Además, las radioopacidadesinternas se desarrollan en la mayoría de los casos.
Predominantemente, el ameloblastoma se desarrolla en la región posterior de la
mandíbula y cuando ocurre en el maxilar, está involucrada la región del tercer molar.
Desde ese punto, puede extenderse al seno maxilar y al piso nasal. El borde de la lesión
suele ser curvo. Si bien las lesiones pequeñas son radiolúcidas uniformes, las lesiones
mayores tienen una apariencia multilocular8. La lesión en nuestro caso emanaba de la
región del incisivo maxilar y era unilocular. Además, el fibroma ameloblástico
generalmente se desarrolla en el área premolar-molarde la mandíbula, y a menudotiene
una relación con un diente no erupcionado. La estructura interna puede ser multilocular8.
El examen histopatológico, las pruebas de vitalidad pulpar y el seguimiento a largo plazo
son útiles para un diagnóstico concreto y correcto.
El tratamiento de los quistes radiculares debe tener en cuenta el tipo y el volumen de la
lesión. Los quistes pequeños por lo general se resuelven con éxito con un tratamiento
endodóntico. En los quistes grandes con extensión sinusal, que mantienen una
separación mínima entre la pared del quiste óseo y la mucosa sinusal, no se necesita
una curación radical del seno maxilar. Pero, en caso de que exista erosión ósea, está
indicada la curación radical del seno maxilar, como en el caso que presentamos.
CONCLUSIONES
Las lesiones quísticas de los maxilares pueden tener un origen tanto odontogénico como
no odontogénico. Teniendo en cuenta los múltiples tipos de lesión quística, un
diagnóstico correcto no puede determinarse solo con los síntomas, la evaluación clínica
y radiológica, sino que debe incluir un examen histopatológico. Desde nuestro punto de
vista, los dos casos que presentamos son relevantes debido a la falta de síntomas
clínicos y la presencia de una lesión ósea importante. A través de esta presentación,
sostenemos la necesidad de la información radiológica, especialmente tomografías
computarizadas o resonancias magnéticas, para tener una correlación completa entre la
10. extensión de la lesión, la cavidad nasal y sinusal y los dientes. Esta información es crucial
para recomendar la técnica de tratamiento quirúrgico adecuada. Se necesita una
eliminación completa de la masa quística para evitar recurrencias.
REFERENCIAS
Fuente: https://www.degruyter.com/downloadpdf/j/rjr.2017.7.issue-26/rjr-2017-0013/rjr-
2017-0013.pdf