Este documento resume varios tipos de tumores oculares, incluyendo melanoma, retinoblastoma, hemangioma de coroides y tumores orbitarios. Explica que el melanoma de coroides es el tumor intraocular maligno más común en adultos y que el retinoblastoma es el tumor ocular maligno más frecuente en la infancia. Además, describe brevemente la etiología, prevención, diagnóstico y tratamiento de estos tumores.
1. MELANOMA
Puede producirse en varios tejidos, aunque el de
localización coroidea (melanoma de coroides) es el
tumor intraocular primario maligno más común en
el adulto. Su número de casos aumenta todavía
más si se tienen en cuenta los tumores secundarios
a otros procesos cancerosos que acaban
provocando metástasis en el ojo, como el de mama
o el de pulmón.
RETINOBLASTOMA
Tumor ocular maligno más común en la
infancia. Es muy agresivo y, por ello,
resulta fundamental diagnosticarlo y
tratarlo tempranamente.
2. Hemangioma de coroides:
• Tumor benigno (sin riesgo de metástasis) que, sin embargo, se desarrolla de forma muy rápida
y agresiva, suponiendo un riesgo para la visión ya que su crecimiento amenaza el nervio óptico
(transmisor de las imágenes de la retina al cerebro) y la mácula (zona central de la retina que
permite la visión de detalle).
Los tumores orbitarios
son poco frecuentes y su manifestación más común es la aparición de exoftalmos
unilateral de evolución lenta y progresiva (excepto determinados tumores que pueden ser
bilaterales). Son muy variados y algunos pueden revestir gravedad.
3. ETIOLOGIA
• Algunos tumores son congénitos, como el 50% de los retinoblastomas, que se
transmiten de una generación a otra y afectan a 1 de cada 15.000 recién nacidos.
• Otros, como los melanomas intraoculares, no tienen factores de riesgo
específicos. Algunos pueden venir asociados a un síndrome o bien pueden ser
secundarios propagados desde territorios adyacentes o debidos a un proceso de
metástasis.
4. PREVENCION
• Los tumores intraoculares no se pueden prevenir, pero sí que es
posible diagnosticarlos precozmente. Para ello es aconsejable hacerse
anualmente una exploración rutinaria del fondo de ojo a partir de los
50 años, edad en la que es más común que empiecen a aparecer.
5. DIAGNOSTICO
• Al ser internos, a menudo pasan desapercibidos
inicialmente y son asintomáticos. Algunas señales de
alerta que pueden asociarse a un tumor intraocular
son:
• Disminución de la visión
• Desprendimiento de retina o hemorragia intraocular
• Por eso, los tumores intraoculares son diagnosticados
con frecuencia durante un examen oftalmológico de
rutina
6. TRATAMIENTO
• El tratamiento de los tumores oculares depende de su tipo, ubicación
y tamaño. En aquellos casos en que son malignos, generalmente
requieren ser extirpados mediante cirugía de microincisión, que
puede reforzarse con quimioterapia o radioterapia local en
coordinación con un oncólogo, logrando un elevado índice de éxito.
7. TRATAMIENTO
• Para los melanomas de coroides la terapia de elección suele ser la
braquiterapia, que consiste en una placa radioactiva de rutenio o
yodo situada durante unos días en la zona tumoral. Al ser local, evita
la radiación externa y reduce posibles efectos secundarios, por lo que
es una opción mínimamente invasiva.
8. TRATAMIENTO
• Asimismo, los hemangiomas coroideos suelen tratarse con terapia
fotodinámica y los retinoblastomas con una combinación de
quimioterapia con láser y crioterapia.