El desarrollo humano y la personalidad En los últimos años asistimos a un incremento del interés respecto a las relaciones entre personalidad y el proceso de envejecimiento. En particular, numerosos autores están interesados en averiguar cómo se caracteriza la personalidad de las personas mayores y si la edad o el pasar de los años influye o modifica la descripción que una persona tiene de sí misma. La personalidad es un importante predictor de la emocionalidad y el bienestar subjetivo, más fuerte en algunos aspectos que las relaciones sociales y la salud. Una personalidad saludable se presenta tal como es, sin prejuicios y sin necesidad de fingir esto proporciona una mayor satisfacción y seguridad
1. UNIVERSIDAD AUTONOMA
"GABRIEL RENE MORENO"
FACULTAD DE HUMANIDADES
CARRERA: CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
TRABAJO PRACTICO #
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GRUPO:
DOCENTE:
2. Tabla de contenido
1 Introducción....................................................................................................................4
2 Teoría e investigación sobre el desarrollo de la personalidad ........................................4
2.1 El modelo de los cinco factores: rasgos de personalidad en la vejez.......................4
2.2 Bienestar en la adultez tardía ...................................................................................6
2.2.1 Bienestar subjetivo: ..........................................................................................6
2.2.2 Bienestar psicológico:.......................................................................................7
2.3 AFRONTAMIENTO Y SALUD MENTAL ...........................................................8
2.4 MODELOS DE ENVEJECIMIENTO “EXITOSO” U “ÓPTIMO” .....................10
2.4.1 Teoría de la retirada frente a la teoría de la actividad.....................................11
2.5 Cuestiones prácticas y sociales relacionadas con el envejecimiento .....................13
2.5.1 Trabajo y retiro ...............................................................................................13
2.5.2 Situación financiera de los adultos mayores...................................................13
2.5.3 Arreglos de vivienda.......................................................................................14
2.6 Relaciones personales en la vejez..........................................................................17
2.6.1 Relaciones sociales, redes y apoyo social.......................................................17
2.6.2 Modelos conceptuales sobre el efecto de las relaciones sociales en el proceso
salud-enfermedad..........................................................................................................17
2.6.3 Teorías del contacto social y del apoyo social................................................18
2.6.4 La importancia de las relaciones sociales.......................................................18
2.6.5 La familia multigeneracional..........................................................................19
2.7 Relaciones matrimoniales ......................................................................................19
2.7.1 Matrimonio de largo plazo..............................................................................19
2.7.2 Viudez.............................................................................................................20
2.7.3 Divorcio y nuevas nupcias..............................................................................21
2.8 Estilos de vida y relaciones no matrimoniales.......................................................21
3. 2.8.1 Vida de soltero................................................................................................21
2.8.2 Cohabitación...................................................................................................22
2.8.3 Relaciones gay y lésbicas ...............................................................................22
2.8.4 Amistades .......................................................................................................23
2.8.5 Vínculos de parentesco no matrimoniales ......................................................23
2.8.6 Relaciones con los hijos adultos .....................................................................23
2.8.7 Relaciones con los hermanos..........................................................................23
2.8.8 Convertirse en bisabuelos ...............................................................................24
2.8.9 Parentesco .......................................................................................................24
2.8.10 Grado de parentesco .......................................................................................25
3 Conclusiones.................................................................................................................26
4 Bibliografía ...................................................................................................................28
4. 1 Introducción
En los últimos años asistimos a un incremento del interés respecto a las relaciones entre
personalidad y el proceso de envejecimiento. En particular, numerosos autores están
interesados en averiguar cómo se caracteriza la personalidad de las personas mayores y si la
edad o el pasar de los años influye o modifica la descripción que una persona tiene de sí
misma. En el pasado, numerosos estudios asociaban a la edad cambios negativos respecto a
la autoestima y al autoconcepto en general. Así la edad aparecía asociada a asociaban a la
edad una mayor interioridad y pasividad, rigidez y falta de interés hacia el mundo exterior.
Neugarten (1972) afirmaba que a pasar de los años las personas llegan a preocuparse más por
el mundo interior que por los sucesos que ocurren en ambiente externo. Se ha afirmado,
también, la presencia de ciertas modificaciones en la vida afectiva como la reducción de la
intensidad de los sentimientos y la disminución de impulsos vitales. Por el contrario,
recientemente, distintos estudios, demuestran que la personalidad tiende a mantenerse estable
con el pasar de los años y que los cambios en ciertas dimensiones de la personalidad están
relacionados no tanto con el desarrollo natural del individuo si no con los eventos sociales
que ocurren en el entorno social. El problema de la continuidad de las características de la
personalidad, al pasar de los años, ha sido abordado desde diferentes perspectivas y con
diversos instrumentos que han dado origen a distintos resultados. Las dos tradiciones más
importantes en la investigación del cambio y estabilidad de la personalidad a lo largo de la
vida proceden de las teorías evolutivas del desarrollo y de las teorías del rasgo de la
personalidad. (Caprara & Steca, 2003, pág. 86). El incremento de la población adulta mayor,
ha impulsado estudios objetivos y subjetivos para determinar qué características presentan y
cuáles son los factores que intervienen en esta etapa del ciclo vital, entendiendo que presentan
particularidades diferentes a otras etapas del desarrollo humano
2 Teoría e investigación sobre el desarrollo de la personalidad
2.1 El modelo de los cinco factores: rasgos de personalidad en la vejez
Medición de la estabilidad y el cambio en la adultez tardía La estabilidad a largo plazo
registrada por Costa y McCrae corresponde a los niveles promedio de diversos rasgos dentro
de una población. De acuerdo con el modelo de los cinco factores y la investigación que lo
sustenta, en promedio es poco probable que la gente hostil suavice su carácter con la edad a
5. menos que reciba tratamiento psicoterapéutico, mientras que la gente optimista tiende a
mantener la esperanza. Sin embargo, otros estudios longitudinales y transversales que usaron
una versión modificada de este modelo encontraron un cambio continuo en la adultez tardía:
disminuciones en el neuroticismo con el paso del tiempo; incrementos en la confianza
personal, la calidez y la estabilidad emocional; y aumentos en la escrupulosidad
acompañados por deterioros en la vitalidad social (carácter gregario) y en la apertura a la
experiencia
La personalidad como predictor de la emocionalidad, la salud y el bienestar
La personalidad es un importante predictor de la emocionalidad y el bienestar subjetivo, más
fuerte en algunos aspectos que las relaciones sociales y la salud. En un estudio longitudinal
que siguió a cuatro generaciones durante 23 años, las emociones negativas manifestadas por
los participantes, como el descontento, el aburrimiento, la soledad, la desdicha y la depresión
disminuían con la edad. Al mismo tiempo, la emocionalidad positiva (excitación, interés,
orgullo y sentido de logro) tendía a permanecer estable hasta muy tarde en la vida para luego
declinar de manera ligera y gradual
La teoría de la selectividad socioemocional ofrece una posible explicación para este cuadro
por lo general positivo: a medida que las personas envejecen, tienden a buscar actividades y
la compañía de personas que les proporcionen gratificación emocional. Además, la mayor
habilidad de los adultos mayores para regular sus emociones puede explicar su tendencia a
ser más felices y alegres que los adultos tempranos y a experimentar emociones negativas
con menos frecuencia y de manera más fugaz. Por otro lado, las emociones son parte esencial
de la definición de personalidad. Por ejemplo, en muchos sentidos el neuroticismo es una
forma característicamente negativa de ver el mundo. Por consiguiente, no sorprende que las
variables de personalidad puedan relacionarse con el bienestar y la satisfacción general con
la vida (Papalia, Duskin, & Martorell, 2012)
6. 2.2 Bienestar en la adultez tardía
2.2.1 Bienestar subjetivo:
El bienestar ha tenido diversas conceptualizaciones a lo largo de la historia. Esto se debe a
que diversos enfoques han intentado definirlo y delimitarlo (León, Alcedo & Arias, 2005).
El bienestar se define como aquellas predisposiciones conductuales que inciden en una mejor
calidad de vida, que conlleva una valoración óptima de salud en la persona. (Mercado, 2015)
El bienestar al ser subjetivo cobra relevancia para la psicología, ya que busca conocer el
cómo perciben las personas adultas mayores. La percepción al dar el tinte subjetivo, media
entre los aspectos que se quieren conocer respecto a lo que vivencia una persona adulta mayor
y lo que se cree saber al respecto. De hecho, se espera que, en esta etapa, la persona esté
capacitada para elegir un estilo de vida que sea transversal a su funcionamiento,
relacionándose intrínsecamente con otras variables (Peña, Terán, Moreno y Bazán, 2009)
Para saber respecto del mundo interno de una persona adulta mayor, Diener estableció el
concepto de bienestar subjetivo, o en estudios dentro de este grupo etario. No obstante,
pueden sus conceptualizaciones reproducirse al grupo de adultez mayor. De esta forma se
elabora una aproximación a las subjetividades de las vivencias individuales de los/as
ancianos/as.
El bienestar subjetivo estaría relacionado con la valoración positiva que la propia persona
realizaría conforme a lo que ha vivido. Esto es a lo que Diener y Diener (1995; en Moyano
& Ramos, 2007) denominaron satisfacción con la vida. Esta subdivisión enmarca aquellas
características que satisfacen al individuo y lo impulsan a un grado de autorrealización, al
ver cumplidas sus propias expectativas
Se encontró que los adultos y adultas mayores presentan una correlación positiva respecto a
la aceptación del deterioro y la forma en cómo viven su vejez. Es decir, son capaces de
sentirse cómodos respecto a sus propias características. Esta autora plantea la idea que las
variables socioculturales son las que inciden en cómo las personas adultas mayores
interpretan la valoración positiva y la satisfacción con la vida.
La valoración cognitiva, es decir, el pensamiento satisfactorio que la persona posee con su
propia vida, se entrelaza con el factor emocional, el cual evidencia la supremacía de los
7. estados afectivos positivos por sobre los negativos. Es decir, las personas que presenten
mayores índices de felicidad en su propia vida, entrelazándose con los afectos positivos que
las personas manifiestan de sus propios logros.
En la adultez mayor se ha encontrado evidencia que el bienestar subjetivo no disminuye con
la edad, es decir, a mayor edad no debería existir un nivel disminuido de bienestar, a pesar
que disminuya la actividad laboral, la salud y la actividad conyugal.
2.2.2 Bienestar psicológico:
Durante mucho tiempo se ha investigado cómo se presenta el bienestar psicológico en
diversos grupos etarios, pero ¿cómo se presenta en los adultos mayores?
El bienestar psicológico, tuvo su precedente en diversas concepciones de bienestar, las cuales
apuntaban a la satisfacción con la vida, los afectos positivos y negativos.
En la actualidad el bienestar psicológico apunta al desarrollo de diversas capacidades, como
también al crecimiento personal. De esta forma se establece que la persona presentaría
indicadores de un funcionamiento positivo
Para Ryff (1995) el bienestar psicológico sería el resultado de una evaluación valorativa por
parte del sujeto con respecto a cómo ha vivido. Para poder comprobar esto, elabora un
instrumento con seis dimensiones. Su instrumento se denominó Escalas de Bienestar
Psicológico. Las dimensiones son autoaceptación, relaciones positivas con otras personas,
autonomía, dominio del entorno, propósito con la vida y finalmente, el crecimiento personal
(Díaz et al, 2006).
Se buscó relación significativa entre bienestar psicológico y situación económica en la
población adulta mayor de Tabasco, México (Acosta & Palacios, 2008). Los resultados
obtenidos mostraron que la situación económica de las personas adultas mayores no se
relacionaba con el bienestar psicológico. No obstante, podría concluirse que afectaría el
envejecimientos con éxito, es decir, no se visualizarían los aspectos necesarios para afrontar
los cambios propios del ciclo vital, sobre todo con aquellos relacionados con lo físico y
psicológico (Ortiz & Castro, 2009).
En el año 2007 se realizó una investigación en Chile para ver cómo se presentaba el bienestar
psicológico en personas adultas institucionalizadas, tomando como diferenciación el sexo.
8. Para determinar el Bienestar se aplicó la Escala de Ryff (1995; en Martí, Martínez & Marí,
2007). En cinco de las escalas de evaluación, no se denotaban diferencias significativas
respecto al sexo. En ambas muestras se presentaba un buen nivel de bienestar psicológico.
No obstante, se encontraron diferencias significativas en el ítem de propósito en la vida, ya
que por un lado las mujeres mostraban frustración por no haber creado una familia y por otros
los hombres describían la falta de honestidad durante su desarrollo, por lo que en la etapa
evolutiva que presentaban creían que podía ser demasiado tarde (Martí et al, 2007).
Por prejuicio se podría pensar que el bienestar psicológico se presenta de diferente forma en
los adultos jóvenes en contraste con los adultos mayores, favoreciendo a los primeros. Pero,
los estudios han demostrado que los adultos jóvenes sienten mayor alegría respecto a su vida,
mientras que los adultos mayores juzgan su vida de una manera más positiva. La experiencia
favorece el cómo las personas adultas mayores definen su propio bienestar, manteniéndolos
mucho más activos dentro de su desarrollo psicológico.
2.3 AFRONTAMIENTO Y SALUD MENTAL
El afrontamiento se refiere a los pensamientos y conductas adaptativas que se proponen
aliviar el estrés que surge de condiciones dañinas, amenazantes o desafiantes. Se trata de un
aspecto importante de la salud mental. Vamos a examinar dos aproximaciones teóricas al
estudio del afrontamiento: el modelo de las defensas adaptativas y el de valoración
cognoscitiva. Luego veremos un sistema de apoyo al que recurren muchos adultos mayores:
la religión.
George Vaillant: defensas adaptativas ¿Qué contribuye a mostrar una buena salud mental
en la vejez? De acuerdo con tres estudios prospectivos de 60 años, un factor predictivo
importante es el uso de defensas adaptativas maduras cuando se afrontan problemas en un
momento más temprano de la vida.
Vaillant (2000) estudió a los supervivientes de sus estudios anteriores, así como a una
submuestra de mujeres del estudio de Terman de los escolares sobre dotados de California
nacidos alrededor de 1910. Los que en la vejez mostraban el mejor ajuste psicosocial eran
los que, más temprano en la adultez, habían usado defensas adaptativas maduras como el
altruismo, el sentido del humor, la supresión (no desanimarse), la anticipación (planear para
el futuro) y la sublimación (reorientar las emociones negativas a empresas productivas).
9. ¿Cómo funcionan las defensas adaptativas? De acuerdo con Vaillant (2000), pueden
modificar la percepción de la gente hacia los hechos que no pueden cambiar. Por ejemplo, en
los estudios mencionados, el uso de defensas adaptativas predijo el funcionamiento físico
subjetivo, aunque no pronosticó la salud física objetiva según la medición de los médicos.
Las defensas adaptativas pueden ser inconscientes o intuitivas. En contraste, el modelo de
valoración cognoscitiva, que estudiaremos enseguida, destaca las estrategias de
afrontamiento elegidas de manera consciente.
Modelo de valoración cognoscitiva Según el modelo de valoración cognoscitiva (Lazarus
y Folkman, 1984), las personas eligen de manera consciente estrategias de afrontamiento de
acuerdo a cómo percibe y analiza una situación. El afrontamiento incluye cualquier cosa que
un individuo piensa o hace al tratar de adaptarse al estrés, sin importar lo bien que funcione.
Elegir la estrategia más apropiada requiere una revaloración continua de la relación entre la
persona y el ambiente.
Estrategias de afrontamiento: enfocadas en el problema o en la emoción.
El afrontamiento enfocado en el problema implica el uso de estrategias instrumentales u
orientadas a la acción para eliminar, controlar o mejorar una condición estresante. Por lo
gene- ral, este tipo de afrontamiento predomina cuando la persona ve una oportunidad realista
de cambiar la situación. El afrontamiento enfocado en la emoción se dirige a “sentirse
mejor”: controlar la respuesta emocional a una situación estresante para aliviar su efecto
físico o psico- lógico. Es probable que este tipo de afrontamiento predomine cuando la
persona concluye que poco o nada puede hacerse para modificar la situación.
Las respuestas enfocadas en el problema a una serie de reprimendas severas del empleador
pueden consistir en trabajar más, poner en práctica maneras de mejorar las habilidades
laborales o buscar otro empleo. Las respuestas enfocadas en la emoción pueden consistir en
negarse a pensar en la reprimenda o convencerse a uno mismo de que el jefe en realidad no
pretendía ser tan crítico. La investigación ha distinguido dos tipos de afrontamiento enfocado
en la emoción: proactivo (confrontar o expresar las emociones o buscar apoyo social) y
pasivo (evitar, negar o suprimir las emociones o aceptar la situación tal como es).
10. 2.4 MODELOS DE ENVEJECIMIENTO “EXITOSO” U “ÓPTIMO”
Debido al número cada vez mayor de adultos mayores activos y saludables, el concepto de
envejecimiento ha cambiado. El envejecimiento exitoso u óptimo ha reemplazado en buena
medida la idea de que el envejecimiento es resultado de procesos intrínsecos inevitables de
pérdida y deterioro. Como se vio en el capítulo 17, en las tasas de envejecimiento intervienen
factores modificables, de lo cual se deduce que algunas personas pueden envejecer con más
éxito que otras (Rowe y Kahn, 1997). Una revisión reciente de las publicaciones sugiere que
aproximadamente una tercera parte de los adultos mayores de 60 años envejecen de manera
exitosa. Una cantidad considerable de trabajos ha identificado tres componentes principales
del envejecimiento exitoso: 1) la evitación de la enfermedad o de la discapacidad relacionada
con la enfermedad, 2) el mantenimiento de un elevado funcionamiento físico y cognoscitivo
y 3) la participación constante en actividades sociales y productivas (actividades
remuneradas o no, que crean valor social). Quienes envejecen con éxito suelen contar con
apoyo social, emocional y
material, lo cual favorece la salud mental, y en la medida que se mantengan activos y
productivos no se consideran viejos (Rowe y Kahn, 1997). Otro enfoque hace hincapié en el
bienestar subjetivo y la satisfacción con la vida. De manera sorprendente, no existe acuerdo
acerca de lo que constituye el envejecimiento exitoso. (Papalia, Duskin, & Martorell, 2012,
pág. 579)
Mucha gente sostiene que las definiciones del envejecimientoexitoso u óptimoestán cargadas
de valores. Según los críticos, esos términos pueden suponer una carga más que una
liberación para los ancianos porque los presionan para satisfacer estándares que no pueden o
no quieren cumplir. De acuerdo con esos críticos, el concepto de envejecimiento exitoso no
presta suficiente atención a las restricciones que pueden limitar las elecciones del estilo de
vida. No todos los adultos poseen buenos genes, educación o circunstancias favorables para
“construir el tipo de vida que eligieron”. Un resultado no buscado de etiquetar a los ancianos
como “exitosos” o “no exitosos” es que puede dar lugar a que se culpe a las víctimas y se las
conduzca a utilizar estrategias contra- producentes contrarias al envejecimiento. También
tiende a degradar a la vejez en sí y a negar la importancia de aceptar o adaptarse a lo que no
11. puede ser cambiado. Con esas preocupaciones en mente, veamos algunas teorías e
investigaciones clásicas y actuales acerca del envejecimiento.
2.4.1 Teoría de la retirada frente a la teoría de la actividad
¿Quién muestra un ajuste más sano a la vejez: una persona que observa tranquilamente pasar
al mundo desde una mecedora o una que se mantiene ocupada de la mañana a la noche? De
acuerdo con la teoría de la retirada, por lo regular el envejecimiento implica una reducción
gradual de la participación social y una mayor preocupación por sí mismo. De acuerdo con
la teoría de la actividad, cuanto más activos permanezcan los ancianos, mejor envejecen.
La teoría de la retirada fue uno de los primeros enfoques que tuvieron influencia en la
gerontología. Sus defensores (Cumming y Henry, 1961) consideraban que el distanciamiento
es una condición universal del envejecimiento. Sostenían que los declives del funcionamiento
físico y la conciencia de la proximidad de la muerte dan por resultado un retraimiento gradual
inevi- table de los roles sociales (trabajador, cónyuge, padre); además, dado que la sociedad
deja de proporcionar a los adultos mayores roles útiles, el distanciamiento es mutuo. Se cree
que el distanciamiento es acompañado por la introspección y por el acallamiento de las
emociones. Sin embargo, después de más de cuatro décadas, esta teoría ha recibido poco
apoyo de la investigación independiente y ha “desaparecido en buena medida de las
publicaciones de trabajos empíricos”.Parecería que el desarrollo de esta perspectiva teórica
tuvo más que ver con el clima social e intelectual general de la época en que fue desarrollada
que con algún proceso normativo del envejecimiento (Papalia, Duskin, & Martorell, 2012,
pág. 580)
Teoría de la continuidad Esta teoría, propuesta por el gerontólogo Robert Atchley (1989),
hace hincapié en la necesidad de las personas de mantener una conexión entre el pasado y el
presente. Según esta perspectiva, la actividad es importante, pero no por sí misma sino en la
medida que representa la continuación de un estilo de vida y ayuda a los adultos mayores a
conservar un autoconcepto similar a lo largo del tiempo. Para los adultos mayores que
siempre fueron activos y participativos puede ser importante mantener un alto nivel de
actividad.
Las mujeres que ejercieron múltiples roles (como esposa, madre, trabajadora y voluntaria)
tienden a mantenerlos, y a cosechar los beneficios, a medida que envejecen (Moen et al.,
12. 1992). Aunque por lo general se relaciona el hecho de mantenerse activo en la vejez con el
bienestar, también importan los niveles de referencia de la actividad en momentos más
tempranos de la vida (Pushkar et al., 2009). Por ejemplo, la gente que de joven fue menos
activa puede resultarle mejor mantenerse en la proverbial mecedora. (Papalia, Duskin, &
Martorell, 2012, pág. 581)
El papel de la productividad Algunos investigadores se enfocan en la actividad productiva,
con o sin remuneración, como la clave para envejecer bien. En un estudio realizado con más
de 1 200 adultos mayores, tanto el número de actividades productivas como el tiempo que se
les dedicaba se relacionaron con el bienestar subjetivo y los sentimientos de felicidad (Baker,
Cahalil, Gerst y Burr, 2005). De igual modo, un estudio longitudinal que se realizó durante
seis años con 3 218 adultos mayores en Manitoba, Canadá, reveló que las actividades sociales
y productivas (como visitar a la familia, el trabajo doméstico y la jardinería) se relacionaban
con la felicidad manifestada por el individuo, con un mejor funcionamiento físico y menor
posibilidad de morir seis años después. Las actividades solitarias, como la lectura y el trabajo
artesanal, no brindaban beneficios físicos, pero se relacionaban con la felicidad, tal vez
porque promovían un sentido de compromiso con la vida.
Algunas investigaciones sugieren que la participación frecuente en las actividades
recreativas puede ser tan beneficiosa para la salud y el bienestar como la participación
frecuente en actividades productivas aunque este efecto puede ser mayor para las mujeres.
Puede ser que cualquier actividad regular que exprese o mejore algún aspecto del sí mismo
pueda contribuir al envejecimiento exitoso . (Papalia, Duskin, & Martorell, 2012, pág. 581)
Optimización selectiva con compensación De acuerdo con Baltes y sus colaboradores, el
envejecimiento exitoso implica optimización selectiva con compensación. Este modelo
describe estrategias que permiten a la gente adaptarse al equilibrio cambiante de crecimiento
y decadencia a lo largo de la vida. En la niñez los recursos se utilizan principalmente para el
crecimiento y en la adultez temprana para maximizar el éxito reproductivo.
En la vejez los recursos se dirigen cada vez más al mantenimiento de la salud y al manejo de
las pérdidas.En la adultez tardía, la optimización selectiva con compensación puede permitir
a los adultos conservar recursos mediante la selección de menos y más significativas
actividades o metas en las cuales concentrar sus esfuerzos; la optimización o
13. aprovechamiento de los recursos disponibles para alcanzar sus metas; y la compensación de
las pérdidas por medio de la movilización de los recursos de maneras alternativas para
alcanzar sus metas, como en el uso de prótesis auditivas para compensar la reducción de la
audición. El célebre pianista Arthur Rubinstein, quien ofreció su concierto de despedida a los
89 años, compensó las pérdidas motrices y de memoria mediante la reducción de su
repertorio, la práctica más frecuente y tocando de manera más lenta antes de los movimientos
rápidos (que ya no podía tocar a la máxima velocidad) para acentuar el contraste
2.5 Cuestiones prácticas y sociales relacionadas con el envejecimiento
2.5.1 Trabajo y retiro
El retiro se estableció en muchos países industrializados a finales del siglo XIX e inicios del
XX a medida que aumentaba la expectativa de vida. En Estados Unidos, la creación del
sistema de seguridad social en la década de 1930, aunada a los planes de pensión patrocinados
por las empresas negociados por los sindicatos, hizo posible que muchos trabajadores se
retiraran con seguridad financiera. A la larga, el retiro obligatorio a los 65 años se convirtió
en una práctica casi universal. Sin embargo, en 1983 se aprobó una enmienda en la que se
elevó a 67 años la edad en que se cumplen los requisitos para obtener los beneficios de la
jubilación para las personas nacidas en 1960 o después, y se establecieron penalidades más
estrictas para la jubilación temprana a los 62 años. A pesar de esos cambios, la cantidad de
personas que reciben beneficios ha seguido en aumento de acuerdo con la demografía
cambiante de Estados Unidos. (Papalia, Duskin, & Martorell, 2012)
2.5.2 Situación financiera de los adultos mayores
Desde la década de 1960, la Seguridad Social ha proporcionado la mayor parte del ingreso
de los ancianos estadounidenses, 37% en 2008. Otras fuentes de ingreso incluyen ganancias
de activos (13%), pensiones privadas (19%) y utilidades (30%). La dependencia de la
Seguridad Social y del ingreso de activos aumenta de manera drástica con la edad y
disminuye junto con el nivel de ingreso.
La Seguridad Social y otros programas gubernamentales, como Medicare, que cubre el
seguro básico de salud para los residentes en Estados Unidos de 65 años en adelante o que
estén discapacitados, han permitido a los ancianos estadounidenses, como grupo, llevar una
vida bastante cómoda. Desde 1959 la proporción de adultos mayores que viven en la pobreza
14. cayó de 35% a menos de 10% en 2008 y la tasa de pobreza para los adultos mayores hoy es
menor que la de la población total. Sin embargo, con una población que envejece y una
proporción menor de trabajadores que contribuyen al sistema de Seguridad Social, parece
probable que, a menos que se hagan cambios, a la larga disminuirán los beneficios, aunque
el momento y la gravedad del problema no se han precisado con claridad (as mujeres —en
especial si son solteras, viudas, separadas o divorciadas, o si antes fueron pobres o trabajaron
sólo medio tiempo durante la edad media— tienen mayor probabilidad que los hombres de
vivir en la pobreza durante la vejez. También existen diferencias étnicas, la probabilidad de
vivir en la pobreza es mayor entre los afroamericanos y los hispanos viejos (con tasas de 23
y 17% respectivamente) que entre los estadounidenses blancos viejos (con 7.4%). Las tasas
más altas de pobreza se encuentran entre las ancianas hispanas (20%) y las afroamericanas
(27%) que viven solas
La vida después del retiro El retiro no es un evento único sino un proceso dinámico de
ajuste que se conceptualiza mejor como una forma de toma de decisiones. Los recursos
personales (salud, posición socioeconómica y personalidad), económicos y los de las
relaciones sociales (como el apoyo de la pareja y los amigos) pueden influir en la forma en
que sobrellevan los retirados esta transición. También puede hacerlo el apego de la persona
al trabajo. (Papalia, Duskin, & Martorell, 2012)
En un estudio longitudinal de dos años con 458 hombres y mujeres casados, relativamente
sanos de 50 a 72 años, los hombres cuya motivación en el trabajo había sido baja tendían a
disfrutar de un incremento durante el “periodo de luna de miel” inmediatamente posterior al
retiro, pero el retiro continuo se asociaba con un aumento en los síntomas depresivos
2.5.3 Arreglos de vivienda
Por lo regular, en los países en desarrollo, los adultos mayores viven con hijos adultos y con
sus nietos en hogares multigeneracionales, aunque esta costumbre está en descenso. En los
países desarrollados, la mayoría de los ancianos viven solos o con una pareja o cónyuge.
En Estados Unidos en 2008, 4.1% de los adultos de 65 años en adelante residían en diversos
tipos de alojamiento para adultos mayores en los que por lo general hacían uso de los
servicios de apoyo. Debido a la mayor expectativa de vida de las mujeres, casi 72% de los
hombres no institucionalizados, pero sólo alrededor de 42% de las mujeres no
15. institucionalizadas vivían con el cónyuge. Casi 19% de los hombres y 40% de las mujeres
vivían solos, aunque la proporción de quienes viven solos aumenta con la edad. Por ejemplo,
para la edad de 75 años, casi la mitad de todas las mujeres viven solas. Aproximada- mente
9% de los hombres y 19% de las mujeres vivían con otras personas, familiares o no,
incluyendo parejas e hijos. De acuerdo con sus tradiciones, los ancianos pertenecientes a
grupos minoritarios, en especial los de origen asiático e hispano, son más propensos que los
ancianos blancos a vivir en hogares de familia extensa. (Papalia, Duskin, & Martorell, 2012)
Los arreglos de vivienda por sí solos no dicen mucho acerca del bienestar de los adultos
mayores. Por ejemplo, vivir solo no necesariamente implica la falta de cohesión familiar y
apoyo, sino que puede reflejar la buena salud, autosuficiencia económica y deseo de
independencia de la persona mayor. Asímismo, vivir con hijos adultos nada nos dice acerca
de la calidad de las relaciones en el hogar. (Papalia, Duskin, & Martorell, 2012)
Envejecer en el lugar En los países desarrollados, la mayoría de los ancianos prefieren, de
ser posible, permanecer en su hogar y su comunidad. Esta opción, conocida como envejecer
en el lugar, tiene sentido para quienes pueden manejarse por sí solos o con ayuda mínima,
cuentan con un ingreso adecuado o la hipoteca pagada, pueden manejar los gastos de
mantenimiento, se sienten contentos en el vecindario y quieren ser independientes, tener
privacidad y estar cerca de sus amigos, hijos adultos o nietos. Los cuidadores más informales,
como los familiares, que atienden en el hogar a las personas que envejecen lo hacen de buen
grado, pero eso puede representar para ellos una fuente importante de estrés y preocupación.
Vivir solos Dado que las mujeres viven más tiempo que los hombres y tienen mayor
probabilidad de enviudar, en Estados Unidos las ancianas tienen un riesgo dos veces mayor
que los hombres de vivir solas, probabilidad que se incrementa con la edad. Los adultos
mayores que viven solos tienen mayor probabilidad que los que viven con el cónyuge de ser
pobres y de terminar en una institución (Papalia, Duskin, & Martorell, 2012)
Podría parecer que la gente mayor que vive sola, en particular los viejos de edad avanzada,
es solitaria. Sin embargo, factores como la personalidad, las capacidades cognoscitivas, la
salud física y una red social reducida desempeñan un papel mayor en la soledad
16. Las actividades sociales, como asistir a un centro para personas de la tercera edad o hacer
trabajo voluntario, pueden ayudar a los ancianos que viven solos a mantener sus vínculos con
la comunidad. La soledad tiene una relación más estrecha con la discapacidad y el
alejamiento del mundo social que con la edad per se. (Papalia, Duskin, & Martorell, 2012)
Vivir con los hijos adultos Históricamente, en muchas sociedades africanas, asiáticas y
latinoamericanas los ancianos esperaban vivir y ser cuidados en los hogares de sus hijos o de
sus nietos, pero este patrón está cambiando con rapidez. En los países desarrollados, la
mayoría de los ancianos, incluso en circunstancias difíciles, prefieren no tener que vivir con
sus hijos. Son renuentes a convertirse en una carga para sus familias y a renunciar a su
libertad. Integrar a otra persona al hogar puede ser inconveniente y la privacidad y las
relaciones de todos pueden verse afectadas. El padre puede sentirse inútil, aburrido y aislado
de sus amigos. Si el hijo adulto está casado y el cónyuge y el padre no tienen una relación
armoniosa, o si los deberes del cuidado son demasiado pesados, el matrimonio puede verse
amenazado. (Papalia, Duskin, & Martorell, 2012)
Vivir en instituciones El recurso de internar a los ancianos en instituciones no familiares
para su cuidado varía considerablemente alrededor del mundo. El ingreso a instituciones era
raro en las regiones en desarrollo, pero lo es cada vez menos en el sureste asiático, donde la
disminución de la fertilidad ha tenido como resultado una población que envejece con rapidez
y escasez de cuidadores familiares. En algunos países como Inglaterra, Dinamarca y
Australia, los programas integrales de visitas geriátricas domiciliarias han logrado mantener
bajos los ingresos a los asilos (Papalia, Duskin, & Martorell, 2012)
Opciones alternativas de vivienda Algunos adultos mayores que no pueden o no quieren
mantener una casa, no necesitan cuidados especiales, no tienen familiares cercanos, prefieren
un escenario o clima distinto, o quieren viajar se mudan a casas en la ciudad sin
mantenimiento o con mantenimiento bajo, a condominios, departamentos cooperativos o de
renta o a casas móviles. Un segmento relativamente nuevo pero creciente del mercado de
vivienda es el de comunidades de adultos activos de edad calificada. En esas comunidades,
para personas de 55 años en adelante, los residentes pueden encontrar muy cerca de su casa
diversas oportunidades recreativas, como gimnasios, canchas de tenis y cursos de golf
17. 2.6 Relaciones personales en la vejez
2.6.1 Relaciones sociales, redes y apoyo social
El término redes sociales fue acuñado por los antropólogos británicos John Barnes y
Elizabeth Bott en 1954. Para ellos resultaba imprescindible considerar otros lazos, más allá
de las relaciones familiares, residenciales o de grupo social, para explicar aspectos como el
acceso a puestos de trabajo, la actividad política y los roles maritales. Otros sociólogos
posteriores profundizaron en el análisis de estas redes caracterizando su estructura y
composición, pero también los contenidos y recursos específicos que fluyen a través de ellas,
que determinan a su vez oportunidades y limitaciones al comportamiento de los individuos.
Desde este momento se establece una diferenciación entre estructura (red social) y función
de los vínculos humanos (apoyo social). Sobre el apoyo había empezado a investigar John
Bowly un psiquiatra británico de mediados del siglo XX que señaló cómo la falta de cariño
de la madre produce un sentimiento de desapego, inseguridad y baja autoestima en los hijos
que dificulta el establecimiento de lazos en la vida adulta que puede llevarlos a que sufran
una neurosis. Por el contrario, decía, los vínculos positivos que se establecen con la figura de
apego en la infancia (normalmente la madre) promueven un sentimiento de seguridad y
autoestima, proporcionan unos cimientos sólidos para los que se crean en la vida adulta, y
son el prototipo para relaciones posteriores como el matrimonio, que a su vez funciona como
refugio seguro protector desde el que explorar el mundo. En los años posteriores se
intensificará el estudio del apoyo social, hasta el punto de que autores como Kahn y
Antonucci en los años ochenta propongan que el apoyo es el responsable último de los efectos
sobre la salud mental de las relaciones sociales que ya había descrito Émile Durkheim en el
siglo XIX (Berkman y Glass, 2000). (Fundación BBVA, 2006, pág. 13)
2.6.2 Modelos conceptuales sobre el efecto de las relaciones sociales en el proceso
salud-enfermedad
El primer modelo conceptual sobre el efecto de las relaciones sociales sobre la salud fue
propuesto por Cassel en 1976 con la teoría del apoyo social, sistematizando el conocimiento
acumulado hasta aquel momento mediante la revisión de 30 trabajos en animales y seres
humanos que habían mostrado un efecto protector de las relaciones sociales. Los diseños de
los estudios eran variados (se incluían estudios ecológicos, observacionales y
experimentales), estudiaban distintas medidas de redes, apoyo y cohesión social en distintas
18. etapas de la vida y exploraban su relación con variables de salud diversas: bajo peso al nacer,
complicaciones del embarazo, síntomas autorreferidos, uso de medicación, recuperación tras
cirugía, tensión arterial, cardiopatía isquémica, artritis, tuberculosis, depresión, alcoholismo
o muerte. Esta variedad de diseños y de resultados de salud encontrados sugería la existencia
de una relación causal. La explicación que propusieron estos autores era que el medio social
y el apoyo que proporciona influyen sobre el estado de susceptibilidad general del huésped:
cuando están presentes en mayor medida moderan o anulan el efecto negativo del estrés
psicosocial y otros factores de riesgo sobre la salud, mientras que su ausencia actúa como un
mecanismo estresante en sí mismo (Fundación BBVA, 2006, pág. 13)
2.6.3 Teorías del contacto social y del apoyo social
De acuerdo con la teoría de la caravana social (que se presentó en el capítulo 16), al
envejecer los adultos mantienen su nivel de apoyo social mediante la identificación de los
miembros de su red social que pueden ayudarlos y la evitación de los que no los apoyan. A
medida que se alejan los antiguos compañeros de trabajo y amigos casuales, la mayoría de
los adultos mayores conservan un círculo interno estable de caravanas sociales: los amigos
cercanos y los familiares en quienes pueden confiar y que tienen una fuerte influencia en su
bienestar.
La teoría de la selectividad socioemocional ofrece una explicación algo diferente de los
cambios en el contacto social. A medida que el tiempo restante se reduce, los adultos mayores
deciden pasar su tiempo con personas y llevan a cabo actividades que satis- facen sus
necesidades emocionales inmediatas. Una estudiante universitaria puede tolerar a un maestro
que le desagrada en aras de obtener el conocimiento que necesita; un adulto mayor quizá esté
menos dispuesto a pasar su precioso tiempo con un amigo que le pone los nervios de punta.
Los adultos tempranos que disponen de media hora libre pueden pasarla con alguien a quien
les gustaría llegar a conocer mejor; los adultos mayores tienden a pasar su tiempo libre con
alguien a quien conocen bien.
2.6.4 La importancia de las relaciones sociales
El apoyo emocional ayuda a los ancianos a mantener la satisfacción con la vida ante el estrés
y el trauma, como la pérdida del cónyuge o un hijo, de una enfermedad que pone en riesgo
la vida o de un accidente, y los vínculos positivos suelen mejorar la salud y el bienestar. Sin
19. embargo, las relaciones conflictivas pueden jugar un papel negativo aun más grande. Una
encuesta longitudinal aplicada a 515 adultos mayores reveló que las relaciones difíciles o
desagradables —dañadas por la crítica, el rechazo, la competencia, la violación de la
privacidad o la falta de reciprocidad— pueden ser estresores crónicos. (Papalia, Duskin, &
Martorell, 2012)
Como antes en la vida, las relaciones sociales van de la mano con la salud. Las personas
socialmente aisladas tienden a ser solitarias, y la soledad puede acelerar su deterioro físico y
cognoscitivo. Por otro lado, los sentimientos de inutilidad para los demás son un fuerte factor
de riesgo para las discapacidades y la mortalidad.
2.6.5 La familia multigeneracional
La familia tiene características especiales durante la vejez. Históricamente, las familias rara
vez abarcaban más de tres generaciones. Hoy, muchas familias en los países desarrollados
incluyen cuatro o incluso cinco generaciones, lo que hace posible que una persona sea al
mismo tiempo abuelo y nieto. La presencia de tantos miembros de la familia puede ser
enriquecedora pero también puede crear presiones especiales. Es probable que un número
creciente de familias tenga por lo menos un integrante que ha vivido el tiempo suficiente para
desarrollar varias enfermedades crónicas y cuyo (Papalia, Duskin, & Martorell, 2012)
2.7 Relaciones matrimoniales
A diferencia de otras relaciones familiares, el matrimonio —al menos en las culturas
occidentales contemporáneas— por lo general se realiza por consentimiento mutuo. Por
consiguiente, su efecto sobre el bienestar tiene características de la amistad y de los vínculos
de parentesco. Puede proporcionar el nivel emocional más alto y la más baja moral que
experimenta una persona. ¿Qué sucede con la calidad del matrimonio en la vejez?
2.7.1 Matrimonio de largo plazo
Puesto que las mujeres por lo general se casan con hombres mayores y los sobreviven, y dado
que es más probable que los hombres vuelvan a casarse después del divorcio o la viudez, en
todo el mundo son muchos más los hombres que las mujeres que están casados en la vejez.
20. Las parejas casadas que siguen juntas en la adultez tardía tienen mayor probabilidad que las
parejas de mediana edad de manifestar mayor satisfacción y menos problemas de ajuste en
sus matrimonios. Debido a que en los años recientes se ha vuelto más fácil obtener el
divorcio, es probable que las parejas que permanecen juntas hayan resuelto sus diferencias y
llegado a acuerdos satisfactorios para ambas partes (Huyck, 1995). Los hijos tienden a
convertirse en una fuente de placer y orgullo compartido más que de conflicto. De acuerdo
con el Estudio del envejecimiento exitoso de MacArthur, los hombres reciben apoyo social
principalmente de sus esposas, mientras que las mujeres dependen más de los amigos,
familiares e hijos.
La calidad de la experiencia de cuidado puede influir en la manera en que los cuidadores
reaccionan ante la muerte de la persona a la que han atendido. En un estudio se entrevistó a
los cuidadores antes y después de la pérdida del cónyuge. Aquellos que, antes de la muerte,
habían otorgado más prioridad a los beneficios (“me hace sentir útil”, “me permite apreciar
más la vida”) que a las cargas del cuidado afirmaban tener mayor pena después de la muerte,
lo cual sugiere que el dolor era acentuado no sólo por la muerte de la pareja sino también por
dejar de ser el cuidador.
2.7.2 Viudez
Así como los ancianos tienen mayor probabilidad que las ancianas de estar casados, por
razones similares las ancianas tienen mayor probabilidad que los hombres de ser viudas. Las
mujeres suelen sobrevivir a sus maridos y, en comparación con los hombres, es menos
probable que vuelvan a casarse. La probabilidad de haber enviudado es mucho mayor entre
las mujeres estadounidenses de 65 años en adelante que entre los hombres de la misma edad.
Sin embargo, a medida que disminuye la brecha de género en la expectativa de vida, como
sucede en Estados Unidos desde 1990, una proporción creciente de hombres mayores
sobrevivirán a sus esposas). Para los 65 años de edad, la probabilidad de viudez es cuatro
veces mayor en las mujeres que en los hombres y la probabilidad de ser internado en una
institución luego de la muerte del cónyuge es mucho mayor entre los viudos viejos que entre
las viudas ancianas. En la mayoría de los países, más de la mitad de las ancianas son viudas.
21. 2.7.3 Divorcio y nuevas nupcias
El divorcio en la vejez no es común; en 2005, sólo alrededor de 11% de los adultos
estadounidenses de 65 años en adelante se habían divorciado y no habían vuelto a casarse.
Sin embargo, esas cifras casi se duplicaron desde 1980 y es probable que continúen en
aumento a medida que las cohortes más jóvenes con mayores proporciones de personas
divorciadas lleguen a la adultez tardía.
Volver a casarse en la vejez puede tener un carácter especial: entre 125 hombres y mujeres
con niveles altos de educación e ingreso, quienes habían vuelto a casarse en la vejez parecían
tener más confianza y aceptación, y menos necesidad que en sus matrimonios previos de
compartir los sentimientos personales profundos. Los hombres, pero no las mujeres, tendían
a mostrarse más satisfechos en sus nuevos matrimonios de la vejez que en los matrimonios
durante la mitad de la vida
2.8 Estilos de vida y relaciones no matrimoniales
2.8.1 Vida de soltero
En la mayor parte de los países, 5% o menos de los ancianos y 10% o menos de las ancianas
nunca se casaron. En Europa, esta diferencia de género puede reflejar la cuota de hombres
casaderos que se cobró la Segunda Guerra Mundial, cuando la cohorte anciana actual estaba
en edad de casarse. En algunos países latinoamericanos y del Caribe, las proporciones de
personas que nunca se casaron son mayores, lo que quizá se debe a la prevalencia de uniones
por consenso. En Estados Unidos, sólo cerca de 4% de los hombres y mujeres de 65 años en
adelante nunca se casaron. Es probable que este porcentaje se incremente a medida que
envejezcan los adultos que hoy se encuentran en la mediana edad porque grandes
proporciones de esa cohorte, en especial entre los afroamericanos, han permanecido solteros.
En Estados Unidos, las personas ancianas que nunca se casaron tienen mayor probabilidad
que los divorciados o los viudos de preferir la soltería, y aunque es más común que vivan
solos y que reciban poco apoyo social, son menos dados a sentirse solitarios (Dykstra, 1995).
Es menos factible que experimenten la “presión de la soltería”: estresores crónicos, prácticos
y emocionales que se atribuyen a la falta de una pareja íntima. Las razones pueden ser que
quienes nunca se casaron tampoco pasaron por el estrés de terminar un matrimonio y a que
en la adultez temprana desarrollaron habilidades y recursos como la autonomía y la confianza
22. en sí mismos que los ayuda a afrontar la soltería. También disponen de más recursos tangibles
y gozan de mejor salud, de mayor educación e ingreso que quienes han estado casados.
2.8.2 Cohabitación
Cada vez es mayor la probabilidad de cohabitación entre los adultos mayores, igual que entre
los adultos más jóvenes, pero en su caso, la cohabitación suele venir después de un
matrimonio previo y no antes. En la actualidad, más de un millón de adultos mayores
estadounidenses, 4% de la población no casada, cohabita, y de ellos, nueve de cada 10
estuvieron casados antes
Los ancianos que cohabitan tienen ciertas desventajas en comparación con las personas
mayores que vuelven a casarse. Quienes cohabitan, en particular las mujeres, suelen tener
menos ingresos y es menos probable que sean propietarios de sus viviendas. Por otro lado,
en compa- ración con los adultos mayores sin pareja, suelen tener mayores ingresos
familiares y es más probable que tengan empleo de tiempo completo. En comparación tanto
con los que volvieron a casarse como con los que no tienen pareja, son menos propensos a
ser religiosos y a tener amigos o familiares que vivan cerca (Papalia, Duskin, & Martorell,
2012)
2.8.3 Relaciones gay y lésbicas
Existe poca investigación sobre las relaciones homosexuales en la vejez, debido en gran
medida a que la cohorte actual de adultos mayores creció en una época en que era poco común
vivir abiertamente como homosexual. El autoconcepto de los ancianos gays y lesbianas que
reconocieron su homosexualidad antes del surgimiento del movimiento de liberación
homosexual en la década de 1960, por lo general fue moldeado por el estigma que prevalecía
entonces contra la homosexualidad. Es más probable que quienes llegaron a la mayoría de
edad después del apogeo del movimiento de liberación (y del cambio en el discurso público
que trajo consigo) vean su homosexualidad sencilla- mente como una condición: una
característica del sí mismo como cualquier otra (Rosenfeld, 1999). Las relaciones
homosexuales al final de la vida suelen ser fuertes, de apoyo y diversas. Muchos
homosexuales tienen hijos de matrimonios anteriores; otros tienen hijos adoptados. Las redes
de amistades o grupos de apoyo pueden sustituir a la familia tradicional (Reid, 1995).
23. Quienes han sostenido relaciones estrechas y sólidas en la comunidad homosexual suelen
adaptarse a la vejez con relativa facilidad (Friend, 1991; Reid, 1995).
2.8.4 Amistades
La mayoría de los ancianos tiene amigos cercanos y, como en la adultez temprana y la adultez
media, quienes cuentan con un círculo activo de amigos suelen ser más sanos y felices. Las
personas que pueden confiar sus sentimientos y pensamientos y que pueden hablar acerca de
sus preocupaciones y su dolor con los amigos suelen manejar mejor los cambios y las crisis
del envejecimiento y a vivir más tiempo. El elemento de elección en la amistad puede ser
muy importante para los ancianos, quienes quizá sientan que se les escapa el control sobre su
vida. La intimidad es otro beneficio importante de la amistad para los adultos mayores,
quienes necesitan saber que todavía son valorados y queridos a pesar de las pérdidas físicas
y de otro tipo (Papalia, Duskin, & Martorell, 2012)
2.8.5 Vínculos de parentesco no matrimoniales
Algunas de las relaciones más duraderas e importantes en la vejez no son resultado de la
elección mutua (como sucede en los matrimonios, cohabitaciones, relaciones homosexuales
y amistades), sino de los lazos de parentesco, que veremos a continuación. (Papalia, Duskin,
& Martorell, 2012)
2.8.6 Relaciones con los hijos adultos
Los vínculos entre padres e hijos mantienen su fuerza en la vejez. Los hijos proporcionan un
vínculo con otros miembros de la familia, en especial con los nietos. Los padres que
establecen una buena relación con sus hijos adultos tienen menor probabilidad de sentirse
solos o deprimidos que aquellos cuya relación con sus descendientes no son tan buenas. La
mayoría de los ancianos tienen hijos, pero, debido a las tendencias globales hacia la reducción
de las familias, tienen menos hijos que en las generaciones previas. En los países europeos,
cerca de un tercio de los adultos en sus sesenta viven con un hijo adulto y casi la mitad vive
en un radio de 24 kilómetros. (Papalia, Duskin, & Martorell, 2012)
2.8.7 Relaciones con los hermanos
Los hermanos y las hermanas desempeñan papeles importantes en las redes de apoyo de los
ancianos. Los hermanos, más que otros miembros de la familia, proporcionan compañía,
igual que los amigos, pero también apoyo emocional (Bedford, 1995). El conflicto y la
24. rivalidad abierta por lo general disminuyen en la vejez, y algunos hermanos intentan resolver
las disputas anteriores; sin embargo, pueden permanecer algunos sentimientos subyacentes
de rivalidad, sobre todo entre los varones.
La mayoría de los hermanos ancianos dicen estar dispuestos a proporcionar ayuda tangible y
que recurrirían a un hermano para recibirla en caso necesario, pero en realidad son relativa-
mente pocos los que lo hacen, salvo en emergencias como la enfermedad (cuando pueden
convertirse en cuidadores) o la muerte del cónyuge (Cicirelli, 1995). En los países pobres es
más probable que los hermanos proporcionen ayuda económica (Bedford, 1995). Sin
importar cuánta ayuda brinden en realidad, la disposición de los hermanos a ayudar es una
fuente de confort y seguridad en la vejez
2.8.8 Convertirse en bisabuelos
A medida que los nietos crecen, los abuelos suelen verlos con menos frecuencia. Luego,
cuando los nietos se convierten en padres, los abuelos adquieren el nuevo papel de
bisabuelos.
Debido a la edad, al deterioro de la salud y la dispersión de las familias, los bisabuelos suelen
participar menos que los abuelos en la vida del niño y, dado que las familias de cuatro o cinco
generaciones son relativamente nuevas, existen pocas directrices que gocen de aceptación
general respecto a lo que se supone que deben hacer los bisabuelos. No obstante, la mayoría
de ellos consideran satisfactoria esta nueva función. Ser bisabuelo ofrece un sentido de
renovación personal y familiar, una fuente de diversión y una señal de longevidad. Cuando
se entrevistó a 40 bisabuelos y bisabuelas de 71 a 90 años, 93% de ellos hicieron comentarios
como “La vida comienza de nuevo en mi familia”, “Verlos crecer me mantiene joven” y
“Nunca pensé que viviría para verlo”. Más de una tercera parte de la muestra (en especial las
mujeres) tenían una relación
2.8.9 Parentesco
Es el vínculo que liga unas personas con otras.
1. Es el vínculo que une a las personas que descienden unas de otras o que tienen
un ascendente en común (unidas por comunidad de sangre)
25. 2. En su modo amplio es la relación o unión de varias personas por virtud de la
naturaleza o ley.
3. Espiritual: Vínculo que contraen en los sacramentos del bautismo y de la
confirmación el ministrante y los padrinos con el bautizado o confirmado. (RAE)
Se dividen en grados y se organizan en líneas.
2.8.10 Grado de parentesco
El grado de parentesco es la distancia que hay entre dos personas en el árbol
genealógico.
Usualmente son usados para determinar herederos y porciones de herencias. Por lo
cual los testamentos y otros documentos como las Declaratorias de Herederos son
documentos muy importantes en la genealogía.
La proximidad del parentesco de consanguinidad se mide por grados, siendo un grado la
distancia que hay entre dos personas engendradas una de otra y lo podemos averiguar así:
Ascendemos hasta llegar al más próximo antepasado común con la otra, y luego bajar por la
línea recta descendente que une a este antepasado con la otra cuyo parentesco con la primera
se mide.
(Ver Consanguineidad)
Grado de parentesco lineal
1º de consanguineidad: se da entre padres e hijos
2º de consanguineidad: se da entre abuelos y nietos
3º de consanguineidad: se da entre bisabuelos y bisnietos
4º de consanguineidad: se da entre tatarabuelos y tataranietos
Grado de parentesco colateral
2º de consanguineidad: se da entre hermanos
3º de consanguineidad: se da entre tíos y sobrinos carnales
26. 4º de consanguineidad: se da entre los primos hermanos con los hermanos de los abuelos
(FamilySearch, 2016)
3 Conclusiones
La etapa final propuesta por Erik Erikson, integridad del yo frente a la desesperanza,
culmina en la virtud de la sabiduría o aceptación de la vida propia y la muerte inminente.
Erikson sostenía que la gente debe mantener una participación vital en la sociedad.
Los rasgos de personalidad suelen permanecer bastante estables en la adultez tardía,
según la manera en que se midan.
La personalidad de los adultos mayores de las cohortes recientes parece ser menos rígida
que la de las cohortes previas.
La emocionalidad tiende a ser más positiva y menos negativa en la vejez, pero los rasgos
de personalidad pueden modificar este patrón.
George Vaillant detectó que el uso de defensas adaptativas maduras en la adultez
temprana predice el ajuste psicosocial en la vejez.
En la investigación basada en el modelo de valoración cognoscitiva, los adultos de todas
las edades por lo general prefieren el afrontamiento basado en el problema, pero cuando
la situación lo requiere los adultos mayores recurren más que los adultos más jóvenes al
afronta- miento basado en la emoción.
Para muchos adultos mayores, la religión es una fuente importante de afrontamiento
enfocado en la emoción. La conexión entre religión o espiritualidad y la salud, longevidad
o bienestar es una nueva e importante área de estudio.
El concepto de envejecimiento exitoso u óptimo refleja el número cada vez mayor de
adultos mayores sanos y vitales, pero existe una disputa respecto a la manera de definir o
medir este concepto y sobre su validez
Algunos adultos mayores continúan en el trabajo remunerado, pero la mayor parte de
ellos ya se retiraron. Sin embargo, muchas personas retiradas inician nuevas carreras o
realizan trabajo remunerado o voluntario de tiempo parcial. A menudo el retiro es un
proceso escalonado.
Los adultos mayores tienden a sentirse más satisfechos con su trabajo y a menudo son
más productivos que los más jóvenes. La edad tiene efectos positivos y negativos sobre
27. el desempeño laboral y las diferencias individuales son más importantes que las
diferencias de edad.
El retiro es un proceso continuo. Los recursos persona- les, económicos y sociales pueden
afectar la moral.
Los patrones comunes del estilo de vida después del retiro incluyen un estilo enfocado
en la familia, la inversión equilibrada y el esparcimiento serio
Las relaciones son importantes para los ancianos, aunque la frecuencia del contacto social
disminuye en la vejez.
De acuerdo con la teoría de la caravana social, las reducciones o cambios en el contacto
social durante la vejez no disminuyen el bienestar porque se mantiene un círculo interno
estable de apoyo social. De acuerdo con la teoría de la selectividad socioemocional, los
ancianos eligen pasar su tiempo con la gente que contribuye a incrementar su bienestar
emocional.
La interacción social se asocia con la buena salud y satisfacción con la vida, mientras que
el aislamiento es un factor de riesgo para la mortalidad.
La manera en que funcionan las familias multigeneracionales en la vejez a menudo tiene
raíces culturales.
A medida que aumenta la esperanza de vida también lo hace la longevidad potencial del
matrimonio. En la vejez más hombres que mujeres están casados. Los matrimonios que
se mantienen hasta la adultez tardía suelen ser relativamente satisfactorios.
Aunque cada vez es mayor la proporción de hombres viudos, las mujeres tienden a
sobrevivir a sus maridos y es menos probable que vuelvan a casarse.
El divorcio es inusual entre la gente mayor, y la mayoría de los adultos mayores que se
divorciaron volvieron a casarse. Quienes vuelven a casarse pueden relajarse más en la
vejez
Un porcentaje pequeño pero creciente de adultos llega a la vejez sin haberse casado. Los
adultos que nunca se casaron son menos propensos a sentirse solitarios que los
divorciados o viudos.
Los adultos mayores tienen mayor probabilidad de cohabitar después que antes del
matrimonio.
28. Muchos gays y lesbianas se adaptan al envejecimiento con relativa facilidad sobre todo
si conservan tanto las relaciones como la participación en la comunidad gay. El ajuste
puede ser influido por la condición del reconocimiento de su homosexualidad.
La mayoría de los adultos mayores tiene amigos cercanos y quienes los tienen son más
sanos y felices.
Los padres ancianos y sus hijos adultos se ven a menudo o están en contacto frecuente,
se preocupan por el otro y se ofrecen ayuda. Muchos padres ancianos son cuidadores de
sus hijos adultos, sus nietos o bisnietos.
En algunos aspectos la falta de hijos no parece ser una desventaja en la vejez.
Los hermanos suelen ofrecerse apoyo emocional y, en ocasiones, también apoyo tangible.
En particular, las hermanas mantienen los vínculos fraternos.
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