El documento describe cuatro estilos familiares determinados por la forma en que se aplican las normas de convivencia: familias rígidas, con normas autoritarias e inflexibles; familias laxas, con mínimas normas y poca comunicación; familias flexibles, capaces de aplicar normas de forma discriminada según la edad y situación, con comunicación horizontal; y familias caóticas, con normas que fluctúan sin orden ni expectativas. Señala que el mejor ambiente para los niños es el de la familia flexible.