Este documento presenta un trabajo práctico sobre el uso de imágenes en la formación docente. Discuten dos argumentos a favor de incluir imágenes: su importancia cultural en la sociedad contemporánea y su potencial didáctico para motivar a los estudiantes. Sin embargo, también señalan limitaciones como visiones superficiales de la cultura y relegar a las imágenes a un rol secundario. La autora afirma que las imágenes son prácticas sociales más que meras representaciones y cuestiona asumir que la atención conduce automáticamente