Los alimentos se clasifican como perecederos, semi-perecederos y no perecederos dependiendo de su susceptibilidad a la descomposición. Los alimentos perecederos como la carne, los lácteos y las frutas se descomponen fácilmente, mientras que los semi-perecederos como las nueces y las raíces son más resistentes. Los alimentos no perecederos como las harinas y los azúcares rara vez se descomponen. Existen varias técnicas para conservar los alimentos como la congelación, desecación, encurtido y