La pintura gótica se caracterizó por grandes avances en perspectiva, tonalidad y expresión, con un amor por la naturaleza y el color. Surgieron escuelas de artistas y mecenas privados. Los estilos incluyeron el franco-gótico lineal del siglo XIII, el ítalo-gótico del siglo XIV que intentó dominar la perspectiva espacial, y el internacional y flamenco del siglo XV, este último conocido por su iluminación y detalles minuciosos.