Los reflejos deben ser observados de cerca, tanto por los padres como por el pediatra del bebé quién será el encargado de realizar una evaluación neurológica del bebé, que permitirá detectar si existe algún problema y reducir así problemas futuros. Se realizará al bebé, antes de que salga del hospital, el conocido test de Apgar, para medir las reacciones del bebé ante los estímulos, y sus reflejos.