La Revolución de Mayo inició el proceso de formación del estado argentino al derrocar al virrey y establecer una junta de gobierno en 1810, aunque aún se reconocía nominalmente la autoridad del rey Fernando VII de España. A pesar de las lealtades declaradas, los historiadores consideran que los revolucionarios tenían intenciones independentistas ocultas. La independencia formal se declaró durante el Congreso de 1816.