Una reorganización administrativa implica cambios en la estructura de una organización debido a causas internas como la necesidad de mejorar la respuesta rápida o causas externas como cambios en el mercado o la competencia. Un proceso de reorganización debe basarse en un plan que incluya etapas como la planeación, recolección de información, análisis, implementación y seguimiento. La toma de decisiones sobre una reorganización recae normalmente en un comité especial formado por ejecutivos senior.