San Jerónimo dedicó su vida al estudio de las Sagradas Escrituras y es considerado el gran doctor bíblico. Tradujo la Biblia al latín (la Vulgata) y comentó sus obras. Sirvió como secretario del Papa Dámaso I, a quien ayudó revisando traducciones de la Biblia. Pasó años en el desierto de Siria haciendo penitencia y estudiando hebreo para entender mejor las Escrituras.
Para hacer teología se hace necesario tener un método, por el cual el desarrollo de la teología y su conocimiento se haga práctico y a la vez lleve a una verdadera interpretación de la Escritura y su aplicación, este metodo loha organizado la Iglesia como portadora de la verdad revelada.
Para hacer teología se hace necesario tener un método, por el cual el desarrollo de la teología y su conocimiento se haga práctico y a la vez lleve a una verdadera interpretación de la Escritura y su aplicación, este metodo loha organizado la Iglesia como portadora de la verdad revelada.
Libro de espiritualidad acerca de un padre de iglesia que predicó el evangelio en Cartago ( Africa ) y que murió mártir del imperio romano.
Escribió sobre los paganos , apóstats y sobre la virginidad. Asimismo tambien comentó el Padre Nuestro.
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Fuente: Emeric Amyot d'Inville, C.M. "Anunciar la Buena Nueva de la Salvación siguiendo las huellas de San Vicente", Vincentiana: Vol. 41: No. 4, Artículo 7.
La Resiliencia como capacidad otorgada por Dios, para levantarse cada día.DanielGrandasHerreo1
Tema importante para ayudar a quienes han perdido las ganas de vivir, creyendo que todo el mundo está en su contra. La lectura de la biblia nos ayuda a encontrar ese camino correcto, dado que no esconde las situaciones adversas por las que pasaron los personajes que hoy a través de la historia cristiana conocemos como héroes de la fe. Al leer este documento, no solo estarás sentado observando como otros se levantan, sino que además, podrás levantarte y avanzar hacia adelante.
A. ¿Qué es la soledad?
• En el Antiguo Testamento la palabra hebrea que más se utiliza para “solitario” es shamem, que significa “desolado”.
• En el Nuevo Testamento la palabra griega eremos significa “lugares desiertos”.
• La soledad es el estado emocional de tristeza causado por sentirse solo, aislado o alejado de los demás.
• Una persona puede sentir la falta de cercanía con otros aún cuando estén en su presencia.
• David exclamó al Señor en tiempo de soledad:
“Mírame, y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido”.
(Salmos 25:16)
B. ¿Qué significa estar solo?
• En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea que se traduce solo es badad, que significa “estar con uno mismo”.
• En el Nuevo Testamento, la palabra griega monos denota “sin compañía, solo, solitario”.
• Estar solo es la condición de estar sin compañía, separado de otros.
• Con frecuencia, Jesús buscó estar a solas. Se apartaba de los demás para poder tener comunión con el Padre.
“Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo”.
(Mateo 14:23)
C. ¿Cuál es la diferencia entre estar a solas y sentir soledad?
• La soledad se refiere al estado emocional (por sentirse rechazado y desolado).
• Estar a solas se refiere al estado físico (el estado de estar separado de los demás).
• La soledad generalmente es una experiencia negativa (que va acompañada de un sentimiento de desesperanza).
• Estar a solas puede ser una experiencia positiva (convirtiéndola en un momento de creatividad y comunión con el Señor).
D. Ejemplos bíblicos de soledad
DAVID EXPERIMENTÓ SOLEDAD POR EL RECHAZO.
“Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer;
No tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida”.
(Salmos 142:4)
JOB EXPERIMENTÓ SOLEDAD POR SUS AMIGOS DESLEALES.
“El atribulado es consolado por su compañero; aun aquel que abandona el temor del Omnipotente. Pero mis hermanos me traicionaron como un torrente; pasan como corrientes impetuosas”.
(Job 6:14–15)
ELÍAS EXPERIMENTÓ SOLEDAD PORQUE TEMIÓ LA IRA DE DIOS.
“Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres”.
(1 Reyes 19:3–4)
E. Ejemplos bíblicos de estar solo
PABLO ESTUVO SOLO CUANDO SUS AMIGOS LO ABANDONARON.
“En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león”.
(2 Timoteo 4:16–17)
JOB ESTUVO SOLO CUANDO
Esta guía es una ayuda para hacer por tu cuenta el retiro mensual, allí dónde te encuentres, especialmente en caso de dificultad de asistir en el oratorio o iglesia donde habitualmente nos reunimos para orar.
2. San Jerónimo
consagró toda su
vida al estudio de
las Sagradas
Escrituras y es
considerado
como el gran
doctor sobre el
conocimiento de
la Biblia.
3. Decía el papa Benedicto
XVI: “San Jerónimo es
un Padre de la Iglesia
que puso la Biblia en el
centro de su vida: la
tradujo al latín, la
comentó en sus obras, y
sobre todo se esforzó
por vivirla
concretamente en su
larga existencia terrena,
a pesar del conocido
carácter difícil y fogoso
que le dio la naturaleza”.
4. A san Jerónimo se le
suele representar
muchas veces
vestido de cardenal.
Esto se debe a su
estancia en Roma
como secretario del
papa Dámaso. Está
visto con ojos del
Renacimiento; pero
en realidad no había
cardenales en
tiempos de san
Jerónimo.
5. Otras muchas
veces se le
representa como
penitente, ya que
pensaba haber
faltado mucho por
su temperamento
fuerte y su
vanidad. Pero
también porque
sentía que eso le
acercaba a Dios.
6. Unido a la
penitencia se le
representa a
veces con una
calavera, señal
de pensar en la
vanidad de este
mundo con
respecto a la
vida eterna.
7. Muchas veces se le
representa con un
león. Había una
tradición de que san
Jerónimo
milagrosamente había
quitado una gran
espina a un león, que
luego fue como un
compañero. Pero esta
leyenda pertenece
más bien a san
Gerásimo, un monje
de ese tiempo. La
confusión sería por el
nombre parecido.
8. Otra de sus representaciones más habituales es escri-
biendo o leyendo, debido a su gran carrera académica.
9. Varias veces se le representa con el cuerpo
parcialmente descubierto, aunque sólo sea leyendo la
Escritura, en alusión a su condición de eremita.
10. Y muchas veces
se le representa
leyendo,
escribiendo o
investigando
sobre la Sagrada
Escritura, pues
era su oficio
principal.
11. A veces se
unen las dos
principales
características:
el investigar
sobre la
Escritura y el
hacer
penitencia.
12. San Jerónimo nació en Estridón, ciudad ubicada en los
límites entre Dalmacia y Panonia,que correspondería a
la actual Ljubljana, capital de la República de Eslovenia.
Nació hacia
el año 342 o
poco antes.
Es difícil
saber el año.
Entonces
pertenecía al
imperio
romano.
14. Era de familia con buena posición económica y cristiana.
Por eso recibió una buena educación moral. Cuando
Jerónimo tenía unos doce o trece años,
viendo su
padre, de
nombre
Eusebio, que
el muchacho
aprovechaba
bien en los
estudios y le
gustaba
progresar, le
envió a
Roma.
15. En Roma estudió latín bajo la dirección del más famoso
profesor de su tiempo, Donato, quien era pagano.
El santo llegó a ser un gran latinista y muy buen
conocedor del griego y de otros idiomas, pero muy poco
conocedor de los libros espirituales y religiosos.
16. Pasaba horas y días
leyendo y aprendiendo de
memoria a los grandes
autores latinos, Cicerón,
Virgilio, Horacio y Tácito,
y a los autores griegos:
Homero, y Platón, pero
casi nunca dedicaba
tiempo a la lectura
espiritual. Sin embargo le
quedaba la buena
formación religiosa y
moral recibida de sus
padres, aunque por las
malas costumbres de la
época no le habían
bautizado.
17. Gracias a esa religiosidad y al hábito en el bien,
Jerónimo no se descarriará de la recta senda ni será
víctima de los vicios de la juventud. Años más tarde, él
habla de sus antiguos pecados, pero todos los biógrafos
opinan que no pasaron de simples salpicaduras del
ambiente.
Además su
pasión por
el estudio
no le dejó
tiempo ni
espacio
para vicios.
19. Para el bautismo se preparó haciendo el catecumenado,
en el que se inició cuando tenía más o menos los
dieciocho años. Como él mismo nos lo ha dejado dicho:
"teníamos la costumbre, mis amigos y yo de la misma
edad y gustos, de visitar, los domingos,
las tumbas de
los mártires y
de los
apóstoles y
nos metíamos
a las galerías
subterráneas,
en cuyos
muros se
conservan las
reliquias de
los muertos".
20. Ahí fue donde renació impetuosamente el espíritu reli-
gioso que siempre había estado arraigado en el fondo
de su alma y, desde entonces, su corazón se entregó
enteramente a Dios.
Después de
haber pasado
tres años en
Roma, sintió el
deseo de viajar
para ampliar
sus
conocimientos
y, en compañía
de su amigo
Bonoso, se fue
hacia Tréveris.
21. Un tiempo más tarde, se
embarca con el anhelo
de recorrer parajes
donde pueda ahondar en
el conocimiento de la
Antigüedad y del idioma
griego. Visita Atenas, la
Tracia, toda el Asia
Menor, se detiene unos
días en Jerusalén. Y en
todas partes reza en las
iglesias, visita
monasterios, habla con
maestros prestigiosos y
con austeros solitarios.
22. Al pasar por esas
regiones, se detiene
algunos días en Tarso,
donde nació San Pablo,
para aprender los
idiotismos (o giros
populares del lenguaje)
de la lengua materna
del Apóstol. Así podría
entender mejor algunos
textos de san Pablo.
23. En 374, a sus treinta
años, está en Antioquía.
Escribe allí algún ensayo
escriturístico. Queda
descontento de sí
mismo. Se siente poco
preparado para escribir
sobre la Biblia, lo mismo
en el orden técnico que
en el espiritual.
Comprende que para una
tal dedicación la Santa
Escritura ha de ser
intensamente estudiada
y vivida en la soledad y
penitencia.
24. En Antioquía permanece cierto tiempo y allí se pone
enfermo. El cuenta que en el delirio de su fiebre tuvo un
sueño en el que se vio ante el trono de Jesucristo para
ser juzgado. Al preguntársele quién era, repuso que un
cristiano. "¡Mientes!", le replicaron.
"Tú eres un
ciceroniano, puesto
que donde tienes tu
tesoro está también
tu corazón". Y el juez
mandó azotarle.
25. Recibía él los azotes
postrado en el suelo y
clamando: «Señor, Señor,
ten piedad de mí». Por fin,
algunos que se hallaban a
su alrededor suplicaron al
Juez perdonara al flagelado
y le concediera tiempo para
hacer penitencia. Añade el
Santo que se vio absuelto
después de haber jurado no
leer libros profanos
dedicándose más
intensamente a los
sagrados y eclesiásticos.
26. Como consecuencia
de aquellas
emociones, Jerónimo
se retiró a las salvajes
soledades de Calquis,
un yermo inhóspito al
sureste de Antioquía,
donde pasó cuatro
años en diálogo con
su alma. Ahí soportó
grandes sufrimientos
a causa de los
quebrantos de su
salud, pero sobre
todo, por las terribles
tentaciones carnales.
27. Cuenta él: “Tenía el rostro escuálido por el ayuno y, sin
embargo, mi voluntad sentía los ataques del deseo; en mi
cuerpo frío y en mi carne enjuta, que parecía muerta
antes de morir, la pasión estaba viva.
A solas con
aquel enemigo,
me arrojé a los
pies de Jesús,
los bañé con
mis lágrimas y,
al fin, pude
domar mi carne
con los ayunos
durante
semanas
enteras”.
28. Sufrió violentas tentaciones de impureza con que le
atormentaba la carne cuando le daban tregua sus dolores,
representándole continuamente con la mayor viveza en la
imaginación los objetos que había visto en Roma,
y excitándole un
involuntario pero
vehemente deseo
de las
comodidades de
la vida que había
abandonado por
medio de un
generoso
sacrificio.
29. Viendo que no eran
bastantes a librarle de estas
molestas tentaciones ni sus
ayunos ni otras penitencias
corporales, emprendió un
nuevo estudio mucho más
penoso que los otros. Se
dedicó al de la lengua
hebrea, tomando por
maestro a un judío
convertido. Dice:“¡Cuánto
trabajo me costó aprenderla
y cuántas dificultades tuve
que vencer! ¡Cuántas veces
dejé el estudio,
desesperado y cuántas lo
reanudé!”
30. Otras molestias
perturbaron su paz,
principalmente las
numerosas visitas que
venían a consultarle
problemas que
agitaban a la iglesia de
Antioquía. Hastiado,
deja el desierto y se
cobija precisamente,
otra vez, en la ciudad,
donde podrá juzgar
mejor de las
cuestiones
suscitadas.
31. Después de unos 4 años por el desierto, se fue a Jerusa-
lén, y vivió algún tiempo en la campaña del contorno,
andando de una en otra soledad. Pero donde particular-
mente se detuvo fue en Belén, cuyo sitio tuvo tanto
atractivo para él, que se determinó a fijar allí su estancia.
32. No obstante se vio precisado a
volver a Antioquía, donde el
obispo Paulino, que tenía bien
conocido el raro mérito de San
Jerónimo y su eminente virtud,
le instó a que se dejase ordenar
de sacerdote, aunque con la
condición de que no se le había
de aligar a iglesia alguna
particular, pues no quería
cambiar el género de vida
monástica que había abrazado.
Pidió que se le había de
permitir, dejándolo a su arbitrio,
vivir o no vivir en soledad. Es
ordenado el año 378.
33. El amor a la soledad le volvió a llevar a Belén, donde
estuvo unos tres años, aplicado únicamente a la
contemplación y al estudio de la Sagrada Escritura.
34. Va a Constantinopla, en
vísperas del segundo
Concilio Ecuménico,
celebrado allí en 381. El
motivo principal fue el
poder estudiar las
Sagradas Escrituras
bajo la dirección del
obispo san Gregorio
Nazianceno. Con este
motivo contrae una
serie de grandes
amistades.
35. En el año de 382, Jerónimo
dejaba Constantinopla,
pues San Gregorio se
marchaba renunciando al
obispado para mantener la
paz. Pero Jerónimo fue a
Roma, junto con Paulino
de Antioquía y San
Epifanio, para tomar parte
en el concilio convocado
por San Dámaso a fin de
discutir el cisma de
Antioquía.
San Dámaso
36. Jerónimo ya era conocido en
Roma por su ingenio, su
profunda erudición, y
especialmente por su
habilidad en la inteligencia de
las Sagradas Escrituras y de
todas las lenguas; pero
cuando se observó más de
cerca la santidad de sus
costumbres, su modestia, su
humildad, su recogimiento
interior y aquella tierna
devoción en la misa, todos a
competencia se empeñaban
en hacer con él las mayores
demostraciones de
estimación, de veneración y
de respeto.
37. Los obispos de
Italia junto con el
Papa nombraron
como secretario del
concilio a San
Ambrosio, pero éste
cayó enfermó, y
decidieron nombrar
a San Jerónimo,
cargo que
desempeñó con
mucha eficiencia y
sabiduría.
38. Viendo sus
extraordinarios dotes y
conocimientos, el
Papa San Dámaso lo
nombró como su
secretario, encargado
de redactar las cartas
que el Pontífice
enviaba.
39. Después, cobrándole
cada día nuevo aprecio,
le confía dos grandes
trabajos bíblicos: la
revisión de la primitiva
versión latina de los
originales griegos de
los Evangelios, en la
cual se habían
introducido, a través de
las copias, muchas
alteraciones; y la
revisión, asimismo
meticulosa, del
Salterio, en el cual se
habían deslizado
también no pocas
corrupciones.
40. Las traducciones de la Biblia
que existían en ese tiempo
tenían muchas imperfecciones
de lenguaje y varias
imprecisiones o traducciones
no muy exactas. Jerónimo,
que escribía con gran
elegancia el latín, tradujo a
este idioma toda la Biblia, y
esa traducción llamada
"Vulgata" (o traducción hecha
para el pueblo o vulgo) fue la
Biblia oficial para la Iglesia
Católica durante 15 siglos.
41. Había en Roma un
grupo de mujeres
de la más alta
aristocracia; pero
que buscaban un
guía en la Iglesia en
el camino de
perfección que
habían comenzado.
Viendo el papa
Dámaso la virtud y
la ciencia de
Jerónimo, le
encargó la
dirección espiritual
de estas damas
virtuosas.
42. Entre ellas estaba Marcela,
nobilísima viuda, que había
convertido su palacio,
situado en la colina del
Aventino, en casa de
oración y cenáculo de
estudios religiosos. Luego
estaba Paula, dueña de una
cuantiosa fortuna, viuda a
los treinta y cinco años;
mujer cultísima, hablaba
griego, conocía el hebreo,
sabía captar los salmos
davídicos en su lengua
original. Paula tenía cuatro
hijas: Blesila, Paulina,
Eustoquia y Rufina.
Santa Paula
43. Bajo la dirección
espiritual de
Jerónimo, se
transformó en poco
tiempo de ostentosa
dama en la señora
más sencilla y
modesta, la más
clemente para con los
pobres. Entregada a la
severa expiación de lo
que llamaba su vida
mundana, progresó
sin cesar en todas las
virtudes.
44. El Círculo del Aventino
duró unos tres años,
con sesiones
frecuentes. Fue,
ciertamente, una
novedad. Aquellas
matronas y jóvenes
romanas eran el
exponente de una
emancipación
desconocida, la de la
mujer. Con su trabajo
intelectual, era como
una verdadera
revolución en pro de la
dignidad femenina.
45. Jerónimo era el director
espiritual de todas: director
duro, autoritario, pero lleno
a la vez de ternuras
paternales. Las incitaba a
las virtudes más austeras y
a la práctica de los consejos
evangélicos; las encarriló
en las obras de la más
abnegada caridad, el
cuidado de enfermos, el
trato fraterno de los pobres,
la limosna sin cálculos; las
estimulaba a ejercicios de
penitencia rudísima. Pero al
mismo tiempo las amaba
con purísima dilección
apostólica.
46. El prestigio de
Jerónimo y su
influencia en la
sociedad romana
fueron creciendo de
día en día. Era natural
que surgieran los
envidiosos y los
chismosos. Como
suele acontecer en
semejantes casos,
hubo murmuradores,
unos por supuestas
exageraciones
ascéticas, y otros por
calumnias más bajas.
San Jerónimo entregando la
Biblia al papa san Dámaso.
47. Al morir San Dámaso, a finales del
año 384, el secretario quedó sin
protección y se encontró en una
situación difícil. En sus dos años de
actuación pública, había causado
profunda impresión en Roma por su
santidad personal, su ciencia y su
honradez, pero también se había
creado antipatías entre los
envidiosos, entre los paganos y
gentes de mal vivir, a quienes había
condenado vigorosamente y
también entre las gentes sencillas y
de buena voluntad, que se ofendían
por las palabras duras, claras y
directas del santo y por sus
ingeniosos sarcasmos.
48. A nadie le puede extrañar
que, por justificadas que
fuesen sus críticas, causasen
resentimientos tan sólo por la
manera de expresarlas. En
consecuencia, su propia
reputación fue atacada con
violencia y su modestia, su
sencillez, su manera de
caminar y de sonreír fueron, a
su vez, blanco de los ataques
de los demás. Por toda Roma
comenzaron a circular
murmuraciones
escandalosas respecto a
supuestas relaciones de San
Jerónimo con Santa Paula.
49. Hacia la
primavera
del año 385,
comprendió
él que su
misión en la
Ciudad de
Roma había
terminado,
y se
dispuso a
dejarla para
siempre.
50. Érale muy fácil a San Jerónimo, armado de
su estilo, y mucho más de su inocencia,
confundir a sus enemigos y disipar la
calumnia; pero como solo suspiraba por
su amado retiro, tomó el partido de ceder
el campo a la envidia, y saliendo de Roma
el año 385, se fue a embarcar en el puerto
con su hermano menor Pauliniano para
volverse a la Palestina. Aportó a la isla de
Chipre, donde fue recibido con mucho
gozo por San Epifanio en Salamina;
después en Antioquía de Siria, donde vio a
Paulino; de allí se encaminó a Jerusalén
para pasar después a Egipto. Cuando llegó
a Alejandría se hizo discípulo del famoso
ciego Dídimo, que ya era tenido como uno
de los más célebres doctores de la Iglesia.
51. Cuando estaban en Antioquía, fue a reunirse con ellos
otra comitiva, que les andaba buscando que había salido
posteriormente de Roma: Paula, su hija Eustoquia y
algunas doncellas consagradas a Dios por el voto de
virginidad. - Había deseado Paula, desde muy antiguos
días, visitar el Oriente, y, sobre todo, Palestina; y ahora se
proponía realizar sus deseos con la máxima amplitud.
52. Así que siguieron su
santa peregrinación
por los Santos
Lugares, junto con la
comitiva de Jerónimo.
Fueron tan grandes
sus emociones,
especialmente la que
le produjo a Paula y
compañeras la santa
Cueva de Belén, que
resolvió quedarse
para siempre en la
Tierra del Salvador y
establecerse,
precisamente, junto al
lugar de su
Nacimiento.
53. La misma decisión había tomado Jerónimo. Determina-
ron, pues, levantar dos monasterios: uno para hombres y
otro para mujeres. Bases de las dos comunidades serían
los compañeros de Jerónimo y las vírgenes venidas con
Paula. ¿Recursos económicos para la realización de
ambas obras? La venta de unas granjas de Dalmacia,
patrimonio de Jerónimo, que haría su hermano de vuelta
a su tierra; y también por una magnánima aportación de
la noble viuda Paula.
54. Sin embargo, antes
de emprender las
construcciones,
quiso Jerónimo
visitar Egipto.
Visita de unos
meses. Hasta
entrado el año 386
no estuvo otra vez
en Palestina,
dispuesto a
permanecer en
Belén, y a trabajar
intensamente, en
definitivo retiro.
55. En el curso de su viaje por Egipto no había cesado de
recoger conocimientos y abundante material
bibliográfico para una gigantesca empresa, que estaba
resuelto a ejecutar: la revisión de toda la Biblia, a base
de los textos originales.
Acababa
de
cumplir
sus
cuarenta
y dos
años.
56. Pronto serían
tres los
conventos para
mujeres y una
casa para atender
a los que
llegaban de todas
partes del mundo
a visitar el sitio
donde nació
Jesús.
No tardaron los dos monasterios en poblarse y tener una
vida próspera, reinando en ambos un alto espíritu de
disciplina y fervor.
57. Mientras tanto,
Jerónimo se había
escogido como celda
de trabajo y oración
una especie de gruta
muy cercana a la del
divino Salvador y de los
dos monasterios,
situados a cien pasos
uno del otro, junto a la
iglesia de la Natividad;
y allí, en actividad
incesante, se había
sumergido en el
dilatado período
postrero de su vida.
58. Fueron unos 35 años de
una labor enorme, de la
cual apenas podemos
formarnos idea. 35 años de
largos rezos y
contemplaciones, de
ayunos, flagelaciones y
acerbos ejercicios de
mortificación, juntamente
con el estudio más
exigente. Hermanamiento
perfecto de la obra
intelectual y el vivir en
Cristo, gozando y
sufriendo con Él, en
absoluta entrega.
59. Nadie tan preparado como él
para el comentario como para
la versión. Poseía bien el
hebreo, el caldaico, el griego, el
latín; había examinado las
versiones griegas, había leído
casi todos los tratados
exegéticos y teológicos
anteriores a él, y era un
acabado humanista. Por
encima de todas estas dotes,
añadamos su santidad, su amor
a la verdad y su reverencia
profunda a la palabra de Dios.
No sólo se dedicó a traducir la Biblia. La completó con
sus comentarios de la Escritura, densos, agudos y de
gran volumen.
60. Escribió, además, el libro De viris illustribus (bellas
biografías de unos cien escritores eclesiásticos), que
por sí solo merece un puesto distinguido en la literatura
cristiana; y otros tan sugestivos como las vidas de San
Pablo primer Ermitaño, San Marcos y San Hilarión;
un tratado de
etimología y
geografía bíblicas,
sólido estudio
sobre lugares y
nombres hebreos;
y varias
traducciones de
obras teológicas
griegas.
61. Hay que señalar también que San Jerónimo fue hombre
de mucha correspondencia. Gracias a la que recibía,
desde su rincón estaba al corriente de cuanto sucedía
en el mundo cristiano, sobre todo en el orden cultural.
“En su importante
epistolario, obra
maestra de la
literatura latina, san
Jerónimo destaca
por sus
características de
hombre culto, asceta
y guía de las almas”
(Benedicto XVI).
Sellando una carta
62. En su retiro no se vio
libre de luchas y
espinas. Fueron las
principales: su
angustiosa intervención
en la llamada
controversia origenista,
la campaña contra el
pelagianismo, y con los
errores de Joviniano y
otros.
63. Hasta con San Agustín
tuvo palabras algo
fuertes sólo por unas
discrepancias de orden
exegético. Claro que al
ser entre dos hombres
“santos”, que buscaban
el bien, todo terminaba
en tranquila y serena
amistad.
64. Por su carácter
sentimental, Jerónimo
sufrió mucho por
fallecimientos de
personas muy amadas,
entre ellas Paula (404)
y Eustoquia (418), y
por trastornos
políticos
internacionales de
aquellos tiempos.
65. Los godos se esparcían por Occidente, mientras los
hunos se desbordaban por extensas regiones orientales.
Incluso los monasterios de Palestina, entre ellos los de
Jerónimo y Santa Paula, fueron desalojados, ante la
alarma de que las huestes de Atila se dirigían a
Jerusalén. Afortunadamente, cambiaron éstas de rumbo.
66. Innumerables fugitivos arribaron a las playas de Oriente,
viéndose Palestina inundada de ellos, los cuales
proporcionaron a Jerónimo una sarta de trágicas noticias,
que significaban la agonía de un mundo y fueron la del
ínclito Doctor.
En 410 cayó
Roma en
poder de
Alarico y fue
entregada al
saqueo
durante largas
jornadas.
67. Hacía días que Jerónimo experimentaba
visiblemente la decadencia de sus fuerzas.
68. Se veía
consumido de
enfermedades y
de penitencias
cuyo rigor no
remitió hasta la
muerte. La vio
venir con aquella
tranquilidad y
con aquella
alegría, cuyo
gusto sólo se
reserva a la
virtud en aquella
última hora.
70. Lleno de días y de merecimientos entregó su alma al
Criador el día 30 de septiembre del año 420, casi a
los ochenta de su edad.
71. Fue en su celda, junto a la gruta de la Natividad.
72. Fue sepultado junto a
la gruta de Belén. Allí
permaneció su cuerpo
cientos de años.
73. Aunque no se
sabe la fecha
exacta de su
canonización,
es conocido
que existió una
gran devoción
por él desde el
momento de su
muerte.
74. En el año
1295, San
Jerónimo fue
proclamado
Doctor de la
Iglesia por el
Papa
Bonifacio VIII.
75. Y es
también
considerado
uno de los
cuatro
Padres
Latinos de la
Iglesia: san
Agustín, san
Jerónimo,
san
Gregorio
Magno y san
Ambrosio.
76. San Jerónimo era un
gran cristiano.
Procuraba seguir los
dictados que Dios nos
dejó en su palabra, la
Sagrada Escritura.
Pero eran evidentes
también sus defectos,
especialmente el
orgullo y la acritud con
que corregía a los
otros. Por eso para
llegar a la santidad
tuvo que pasar por
grandes penitencias.
77. Este hombre
extraordinario era
consciente de sus
limitaciones y de
sus propias faltas.
Las remediaba
dándose golpes de
pecho con una
piedra. Así nos lo ha
puesto la tradición y
aparece en la gran
parte de imágenes
que han resaltado
esta faceta
espiritual del santo.
78. Sin duda que
muchas veces,
además de sus
penitencias
externas,
elevaría a Dios la
súplica del
perdón. En gran
parte se basaría
en lo que más
sabía, que era la
misma Sagrada
Escritura.
79. Veamos con
los ojos de la
imaginación a
san Jerónimo
postrado ante
el Señor y
repitiendo el
salmo 50, el
“Miserere”.
101. La Santa Iglesia
Católica ha reconocido
siempre a San
Jerónimo como un
hombre elegido por
Dios para explicar y
hacer entender mejor la
Biblia, por lo que fue
nombrado Patrono de
todos los que en el
mundo se dedican a
hacer entender y amar
más las Sagradas
Escrituras.
102. El estudio de las
Sagradas
Escrituras fue la
pasión de
Jerónimo. Casi
podemos decir que
se dedicó
exclusivamente a
esta labor. Por ello,
recomendaba a los
monjes llevar
siempre en las
manos la Biblia y
aprenderse de
memoria los
Salmos, para orar
mejor.
103. San Jerónimo fue el
traductor de la Biblia
griega y hebrea al
latín, traducción que
se llama “la Vulgata”.
Dicho sin más parece
sencillo, porque hoy
traducir un libro de
una lengua a otra es
relativamente fácil,
debido a las ayudas
técnicas que tenemos.
104. En la época de san
Jerónimo, el traductor
era una especie de
sabio, un héroe casi,
como dice alguno,
que era capaz de
comprender y traducir
sin la ayuda de
métodos prácticos o
virtuales. Necesitaba
capacidades casi
sobrehumanas.
105. Comenta Benedicto XVI
sobre los criterios que
tenía el santo al
Traducir: “Respeta
incluso el orden de las
palabras de las sagradas
Escrituras, pues en ellas,
dice, “incluso el orden
de las palabras es un
misterio” (Ep 57, 5), es
decir, una revelación. Y
en los casos de dudas
se debe recurrir a los
textos originales, que en
el Nuevo Testamento es
el griego y en el Antiguo
es el hebreo”.
106. Sigue preguntando el papa
Benedicto: “¿Qué podemos
aprender nosotros de san
Jerónimo? Me parece que
sobre todo podemos
aprender a amar la palabra
de Dios en la sagrada
Escritura. Dice san
Jerónimo: “Ignorar las
Escrituras es ignorar a
Cristo”. Por eso es
importante que todo
cristiano viva en contacto y
en diálogo personal con la
palabra de Dios, que se nos
entrega en la sagrada
Escritura”.
107. “En realidad, dialogar con
Dios, con su Palabra, es
en cierto sentido
presencia del cielo, es
decir, presencia de Dios.
Acercarse a los textos
bíblicos, sobre todo al
Nuevo Testamento, es
esencial para el creyente,
pues “ignorar la Escritura
es ignorar a Cristo”. Es
suya esta famosa frase,
citada por el concilio
Vaticano II en la
constitución Dei
Verbum (n. 25)”
(Benedicto XVI).
108. Para san Jerónimo,
un criterio
metodológico
fundamental en la
interpretación de las
Escrituras era la
sintonía con el
magisterio de la
Iglesia. San Jerónimo
decía: -"Estoy con
quien esté unido a la
Cátedra de san
Pedro" "yo sé que
sobre esta piedra
está edificada la
Iglesia“.
109. “San Jerónimo con
frecuencia reafirma el deber
de hacer que la vida
concuerde con la Palabra
divina, y sólo viviéndola
encontramos también la
capacidad de comprenderla”.
Decía san Jerónimo: “el
Evangelio debe traducirse en
actitudes de auténtica
caridad, pues en todo ser
humano está presente la
Persona misma de Cristo
¿Qué sentido tiene decorar
las paredes con piedras
preciosas, si Cristo muere de
hambre en la persona de un
pobre?”
110. Leer la Escritura es conversar con Dios: «Si rezas,
escribe san Jerónimo a una joven noble de Roma,
hablas con el Esposo; si lees, es Él quien te habla».
111. San Jerónimo, además
de toda su preparación
humana y científica, tuvo
que recibir la ayuda del
cielo para obtener el
espíritu, el
temperamento y la gracia
indispensables para ser
admitido en el santuario
de la divina sabiduría y
comprenderla. Además,
la pureza de corazón y
toda una vida de
penitencia y
contemplación, habían
preparado a Jerónimo
para recibir aquella
gracia.
112. Muchas veces san Jerónimo alabaría a Dios recitando
el salmo 118 (o 119), sobre lo excelso que es la
palabra divina.