El documento analiza la situación de pobreza e indigencia entre los menores de 18 años en Argentina, donde el 56,4% son pobres y el 23,6% son indigentes. Esto afecta las políticas educativas y la formación de la subjetividad de los estudiantes. Además, señala que la pobreza y violencia estructural condicionan fuertemente a los niños y adolescentes en las escuelas, pero que estas a veces funcionan para relegar a los estudiantes en lugar de ser espacios de inclusión.