El documento critica varias estrategias didácticas que perpetúan la desigualdad y opresión, como la segregación, exclusión, tergiversación y psicologización. Estas tácticas ignoran culturas existentes, solo presentan textos seleccionados que sirven para convertir la realidad, y se usan para mantener estructuras opresivas sobre minorías. En su lugar, propone una justicia curricular que analice el currículo escolar para asegurar que respete y atienda a las necesidades de todos los grupos sociales.