Vicente Quirarte (México, 1954) camina la ciudad, que es distinto a caminar en ella o por ella. La ausencia de preposición permite un contacto directo con el espacio urbano que fundamenta su literatura. En su poesía, prosa, ensayo, teatro y artículos periodísticos la poética del espacio o el espacio poético giran en torno a una idea que podríamos llamar «sociudad»: reuniendo así «ciudad», «sociedad», «suciedad» y «suicidio». Ciudad de México es la base sobre la que Vicente Quirarte asienta gran parte de sus personajes, historias y reflexiones. De este modo, la sociedad, uno de los focos principales del poeta mexicano, se desenvuelve en el escenario urbano. Además, la polución, las bajas clases sociales y los contrastes caracterizan a la antigua capital del imperio azteca, por lo que la suciedad genera un clima gris, nebuloso e incómodo que obstruye los valores que realmente definen a los mexicanos como sociedad. Por último, el suicidio de su padre y de su hermano (precisamente en la ciudad) influyen en la visión trascendental que Quirarte nos presenta de la literatura y del espacio urbano: queriendo y sufriendo a este último, elogiándolo y criticándolo. El poeta peatón vivió y sufrió algunos de los acontecimientos que más profundamente lo marcaron: la matanza de Tlatelolco en 1968, el terremoto de 1985, la crisis de 2004 y la guerra contra el narcotráfico que desmembra México y Latinoamérica desde 2006. En 2001, tres años después de doctorarse en Filosofía y Letras por la Universidad Nacional Autónoma de México, publicó su tesis Elogio de la calle. Biografía literaria de la Ciudad de México 1850-1992. Seguramente la dirección de Rubén Bonifaz Nuño en este trabajo, y su influencia en el resto de su obra, lo empujaron a crear la dimensión social que aquí nombramos como «sociudad». La temática urbana está presente en la mayor parte de sus textos, bien de forma explícita: como en Enseres para sobrevivir en la ciudad (1994), El poeta en la calle (2005) o Amor de ciudad grande (2011); o bien inmersa en historias y personajes que giran en torno a un protagonista: la ciudad. Este «escenario natural de la historia» y de la Historia no es un simple telón de fondo en el que se representa una acción, es un asentamiento donde se gesta la vida, es un asentamiento que vive y es una vida que asienta a la sociedad, la cual goza y sufre la ciudad.