El soporte vital avanzado, también conocido como SVB, es un conjunto de técnicas y procedimientos médicos aplicados en situaciones de emergencia para estabilizar a pacientes en estado crítico. Está diseñado para proporcionar atención médica de alto nivel fuera de un entorno hospitalario, como en accidentes automovilísticos, ataques cardíacos, traumas graves o situaciones similares. Algunos de los componentes típicos del soporte vital avanzado incluyen: Evaluación inicial: Los profesionales médicos realizan una evaluación rápida pero completa del paciente para determinar la naturaleza y la gravedad de su condición. Mantenimiento de la vía aérea: Esto puede incluir la intubación endotraqueal para asegurar una adecuada oxigenación y ventilación en casos de insuficiencia respiratoria grave. Ventilación: Se proporciona ventilación mecánica si el paciente no puede respirar adecuadamente por sí mismo. Circulación: Se monitorea y se mantiene la circulación sanguínea del paciente, a menudo mediante la administración de líquidos intravenosos y medicamentos para mantener la presión arterial y la perfusión tisular. Desfibrilación y cardioversión: En caso de arritmias cardíacas potencialmente mortales, se puede administrar una descarga eléctrica para restaurar el ritmo cardíaco normal. Manejo de medicamentos: Se administran medicamentos según las necesidades del paciente, como analgésicos, antiarrítmicos, vasopresores, entre otros. Monitoreo: Se utiliza equipo médico especializado para monitorear continuamente la función cardiaca, la oxigenación sanguínea, la presión arterial y otros parámetros vitales.