1. En farmacología, la nifedipina
Es un bloqueador de canales de calcio del tipo dihidropiridina, usado en medicina para el
alivio de la angina de pecho, en especial la angina de Prinzmetal, así como para la
hipertensión arterial. Otros usos clínicos de la nifedipina incluyen la terapia del fenómeno
de Raynaud, nacimientos prematuros y los espasmos dolorosos del esófago en pacientes
con cáncer y tétano. A menudo se emplea para el grupo de pacientes con hipertensión
pulmonar cuyos síntomas responden a los bloqueadores de los canales de calcio.
La nicardipina es un fármaco derivado de la dehidropiridina que pertenece a la categoría
de los calcio antagonistas (bloqueante del canal lento) e inhibe la entrada de los iones de
calcio (ion Ca++) en las células musculares cardiacas y la musculatura lisa.
El nisoldipino es una dihidropiridina bloqueante de los canales de calcio con acciones y
usos similares a los de la nifedipina.
El diltiazem es el nombre genérico de un medicamento que pertenece a los bloqueadores
de los canales de calcio a nivel muscular produciendo vasodilatación, por lo que son usados
en medicina en el tratamiento de la hipertensión, la angina de pecho y algunos trastornos
del ritmo cardíaco. El diltiazem se categoriza como una droga antiangina de la clase 3 y
como antiarrítmico de clase IV e incita cambios mínimos en el sistema nervioso simpático.
El diltiazem es un potente vasodilatador por lo que aumenta el flujo sanguíneo,
disminuyendo la frecuencia cardíaca por vía de una fuerte depresión de la conducción del
nódulo auriculoventricular. Sus acciones farmacológicas son muy similares al
verapamilo.[1] El diltiazem es metabolizado en el hígado por la enzima CYP3A4 de quien
es inhibidor.
El verapamiloes un medicamento bloqueador de canales de calcio tipo L, indicado en
medicina para el tratamiento de la hipertensión, angina de pecho, trastornos del ritmo
cardíaco y, recientemente, para los dolores de cabeza.
2. El verapamilo también ha sido usado como vasodilatador durante la criopreservación de los
vasos sanguíneos. Es un antiarrítmico de clase 4, más efectivo que la digoxina en controlar
la velocidad de contracción cardíaca.
¿Qué es el infarto de miocardio?
El infarto se debe a la lesión del miocardio (músculo del corazón) por falta de aporte
sanguíneo. El término infarto se refiere a la existencia de una zona de tejido muerta como
consecuencia de la ausencia de oxígeno.
¿A qué se debe?
El infarto suele ocurrir cuando un coágulo de sangre bloquea la circulación de una arteria
coronaria. Estas arterias forman parte del sistema circulatorio del corazón y son las
encargadas de nutrirlo. Cuando enferman o se lesionan, el trastorno se llama enfermedad
coronaria. Con mucha frecuencia, el coágulo causante del problema se ha formado en una
arteria coronaria estrechada por la acumulación de colesterol y otros depósitos grasos,
formando las llamadas placas ateroescleróticas. La cubierta de estas placas puede fisurarse
y dejar expuesta la parte más interna, lo que hace que el organismo responda formando un
coágulo de sangre para taponar la lesión. Si este trombo bloquea la circulación durante más
de veinte minutos se producirá el ataque cardiaco.
Para que se produzca el infarto, esta obstrucción en la circulación debe ocurrir de manera
rápida y repentina. Por el contrario, si la arteria se bloquea de forma paulatina no se
producirá un infarto, porque el corazón crea nuevos vasos sanguíneos por donde nutrirse, y
el problema se manifestaría como una angina de pecho (donde existe dolor torácico
también, pero no se produce una lesión en el corazón por falta de oxígeno). En otras
ocasiones, el infarto puede deberse a un espasmo de una arteria coronaria, es decir, al cierre
espontáneo del vaso; y también podría estar originado por la oclusión de una arteria por un
émbolo cardiaco (coágulo sanguíneo que proviene del interior del corazón).
Factores de riesgo para sufrir un infarto
Ciertos hechos favorecen el origen de un infarto de miocardio, entre ellos destacan:
3. El tabaquismo. La hipertensión arterial. Los niveles altos de colesterol. La edad superior a
los 50 años. La diabetes. El sexo masculino.
Manifestaciones más frecuentes
La manifestación principal del ataque cardiaco es el dolor torácico, cuyas características es
importante que se conozcan para detectarlo rápidamente y actuar de manera precoz, en caso
de que se presente.
Inicio del dolor El inicio del cuadro puede producirse mientras la persona permanece en
reposo, o incluso mientras duerme, provocando su despertar. También podría aparecer,
aunque es menos frecuente, después de realizar un ejercicio, pero cuando este se interrumpe
no desaparece el dolor (a diferencia de la angina de pecho).
Cuadros atípicos
Es importante destacar que una parte de los pacientes sufren el infarto de manera silenciosa;
es decir, que no presentan el cuadro anteriormente descrito y el diagnóstico se establece de
manera tardía al realizarles pruebas por cualquier otra razón. En otras ocasiones, como
ocurre en los ancianos y diabéticos, el dolor que aparece no presenta las características
típicas, retrasando muchas veces el diagnóstico de infarto.
En algunas personas, la primera manifestación del infarto es la sensación de falta de aire o
ahogo, acompañándose o no de dolor torácico. Hay también un pequeño grupo de pacientes
cuyo único síntoma es un desmayo repentino.
Exploración del paciente
La exploración física es muy variable en el infarto de miocardio. Mientras se está
produciendo el dolor, es frecuente que el paciente se encuentre pálido, sudoroso y nervioso,
intentando aplacar su dolor con cambios de postura frecuentes. El pulso de estos pacientes
suele ir más rápido de lo normal.
Diagnóstico de un infarto
El paso más importante en el tratamiento del infarto de miocardio es su detección precoz
para recibir la asistencia sanitaria lo antes posible.
4. Para realizar este diagnóstico son necesarias algunas pruebas especializadas que se explican
a continuación.
Pruebas eléctricas, Análisis de sangre
Evaluación de la movilidad de la pared cardiaca y técnicas de perfusión
La ecocardiografía permite elaborar una imagen del corazón y de su movimiento para
poder detectar si hay alguna zona que esté alterada tras la falta de aporte de oxígeno durante
el infarto.
La angiografía coronaria se ha considerado la prueba definitiva para detectar la
enfermedad coronaria porque muestra las zonas de estrechamiento en las arterias
coronarias. Consiste en insertar un catéter (tubo flexible y delgado) en una arteria de la
ingle o la muñeca, para deslizarlo hasta el corazón. A continuación se inyecta un medio de
contraste que permita visualizar la arteria coronaria deseada. Este estudio de las arterias
coronarias se conoce como angiografía coronaria o cateterismo cardiaco.
Complicaciones de un infarto de miocardio
El infarto de miocardio puede presentar una gran variedad de complicaciones, en particular
durante los primeros días.
Trastornos del ritmo
Las complicaciones más frecuentes son los trastornos del ritmo cardiaco. El corazón es un
órgano que está controlado por un sistema eléctrico, que es el que le hace contraerse en
cada latido. Si una lesión por un infarto provoca una alteración en este circuito se producen
las llamadas arritmias cardiacas, donde el corazón no se contrae de una manera rítmica, lo
que provoca graves consecuencias a nivel general. Estas arritmias pueden ser de distinta
intensidad y forma. Una de las más frecuentes es la extrasístole ventricular, que consiste en
la presencia de latidos extras que alteran el ritmo normal del corazón. En la mayoría de los
casos estas arritmias no crean problemas, el único peligro radica en su capacidad para
provocar taquicardia y fibrilación ventriculares, donde el corazón se contrae de una forma
5. tan desorganizada que hace que estas arritmias sean letales si no se inicia enseguida el
tratamiento adecuado.
Insuficiencia mecánica
Debido a la gran cantidad de zona dañada por el infarto, el músculo cardiaco pierde parte
de su función y no envía la cantidad de sangre suficiente al resto del cuerpo.
Aproximadamente el 50% de todos los pacientes con infarto de miocardio presentan signos
de insuficiencia cardiaca durante la fase aguda del infarto (durante el ataque de dolor).
La presencia de insuficiencia cardiaca implica una peor evolución del enfermo, y el grado
de insuficiencia que exista se relaciona directamente con la mortalidad. La forma más grave
dentro de este cuadro recibe el nombre de shock cardiogénico, cuya mortalidad llega a
alcanzar el 80-90% a pesar del tratamiento.
Otras complicaciones Como consecuencia del infarto también se pueden producir, aunque
con menor frecuencia, las siguientes situaciones: la rotura cardiaca, un aneurisma
ventricular (dilatación de una zona del corazón que provoca un peor funcionamiento de
este), el tromboembolismo pulmonar (se forma un coágulo de sangre que viaja hasta el
pulmón, donde impide la llegada de flujo sanguíneo) o la pericarditis (inflamación de la
cubierta del corazón).
Tratamiento de un infarto en el momento agudo
Tratamiento del dolor El dolor del infarto agudo debe tratarse inmediatamente con
fármacos potentes como la morfina vía subcutánea o intravenosa.
Antiagregación y anticoagulación Los fármacos antiagregantes evitan la unión de las
plaquetas entre sí, por lo que dificultan la formación de trombos. En el infarto, se debe
administrar ácido acetilsalicílico (aspirina) cuanto antes para prevenir que se formen
coágulos adicionales.
También está indicado el uso conjunto de otros antiagregantes como el clopidogrel.
Además de estos fármacos antiagregantes, se usan fármacos anticoagulantes como la
heparina, entre otros, para reducir la formación del trombo que está obstruyendo la arteria
coronaria y dando lugar al infarto.
6. Nitroglicerina Es un nitrato y su acción consiste en disminuir las necesidades de oxígeno
del músculo cardiaco, por lo que disminuye también el dolor. Se suele administrar
inicialmente vía sublingual (poniendo una pastilla debajo de la lengua) y posteriormente vía
intravenosa.
Otros fármacos Como los betabloqueantes y los inhibidores de la enzima convertidor de
angiotensina (conocidos como IECA). Los primeros hacen que el corazón funcione más
lentamente, disminuyendo así las necesidades de oxígeno del músculo cardiaco. Los IECA
disminuyen la presión sanguínea, con lo que facilitan el trabajo del corazón, pues se le
opone menos resistencia. Muchas veces son necesarios también fármacos antiarrítmicos
para tratar arritmias graves que se pueden producir por la falta de riego del corazón.
Cirugía Pocas veces es posible realizar cirugías de carácter urgente en el transcurso de un
ataque cardiaco. Se conoce como cirugía de derivación y consiste en puentear la arteria
ocluida con otros vasos por los que circulará la sangre.
Tratamiento posterior al ataque al corazón
Esta fase del tratamiento consiste en la recuperación del corazón y en la prevención de
futuros ataques. Una vez que ha pasado el ataque, no es necesario que el paciente
permanezca en completo reposo; de hecho, durante las dos primeras semanas se debe instar
al paciente a que incremente su actividad con ejercicios suaves como caminar por su casa y
al aire libre, así como reanudar la actividad sexual.
Como tratamiento farmacológico, se suelen usar a largo plazo medicamentos que aumentan
la supervivencia del paciente como: los betabloqueantes, los IECA, el ácido acetilsalicílico
y las estatinas (reducen los niveles de colesterol).
En casos graves pueden ser a veces necesarios ciertos procedimientos más agresivos como
la implantación de un desfibrilador (dispositivo que somete al corazón a una descarga
eléctrica uniforme cuando detecta una alteración en el ritmo cardiaco) o intervenciones
quirúrgicas.