Este ensayo critica la educación actual y propone que en lugar de decirles a los niños qué hacer, debemos enseñarles a amarse unos a otros y respetarse. Argumenta que los docentes caen en rutinas no adecuadas al tratar a todos los niños de la misma manera independientemente de sus diferencias individuales. Sugiere que debemos permitir que los niños se conozcan a sí mismos, sean creativos y tengan libertad para elegir en lugar de imponerles estándares.