El gobierno brasileño está abandonando la reforma agraria a favor del agronegocio, lo que pone fin a décadas de redistribución de tierras a campesinos sin tierra. El Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria ahora se centrará en proporcionar servicios a los agricultores ya asentados en lugar de nuevas redistribuciones de tierras. Esto ha desarticulado a los movimientos campesinos que luchan por más tierras y amenaza el sustento de millones de familias pobres del campo.
Como mujeres, hombres, campesinos, pequeños granjeros familiares, migrantes, trabajadores rurales, indígenas y jóvenes de La Vía Campesina, denunciamos a la Agricultura Climáticamente Inteligente la cual se nos presenta como la solución para resolver el cambio climático y como un mecanismo para el desarrollo sustentable. Para nosotras y nosotros lo que queda claro es que bajo la apariencia de abordar el problema persistente de la pobreza en el campo y el cambio climático, no hay nada nuevo. Más bien, es la continuación de un proyecto iniciado con la Revolución Verde en la década de 1940 y que continuó de los 70 a los 80 con los proyectos de Reducción de Pobreza del Banco Mundial y los intereses de las corporaciones involucradas. Estos proyectos, como la mentada llamada Revolución Verde, diezmaron las economías campesinas particularmente en el Sur, al grado que muchos países, como México, por ejemplo, que fueron auto-suficientes en producción de comida en un par de décadas se hicieron dependientes del Norte para poder alimentar a su población.
Conferencia durante el seminario de VIVAT International.
La población mundial continúa creciendo, por ende la tierra y los otros recursos naturales crecen también en importancia. De manera especial la comida después de la crisis de 2008
A fines de 2015, los desplazados eran 65,3 millones, uno de cada 113 personas en la Tierra (ACNUR). Esto significa un aumento de 5,8 millones en un año. Poco menos del 1% de la población de la tierra es "un refugiado, un desplazado interno o un migrante".
En los últimos años, cientos de organizaciones y movimientos han participado en las luchas, actividades y diferentes tipos de trabajo para defender y promover el
derecho de los pueblos a la soberanía alimentaria en todo el mundo. Muchas de estas organizaciones estuvieron presentes en el Foro Internacional de Nyéléni en
el año 2007 y se sienten parte de un amplio Movimiento de Soberanía Alimentaria,que considera la declaración de Nyéléni 2007 como su plataforma política. El boletín
Nyéléni quiere ser la voz de este movimiento internacional.
Las organizaciones involucradas son: Development Fund, ETC, FIAN, Focus on the Global South, Food First, Amigos de la Tierra Internacional, GRAIN, Grassroots
International, IPC for food sovereignty, La Vía Campesina, Marcha Mundial de las Mujeres, Oxfam Solidarity, Radio Mundo Real, Roppa, Foro Mundial de Pescadores
y Trabajadores de la Pesca, VSF-Justicia Alimentaria Global
Las razones de la protesta son diversas, múltiples y complejas que solo el pueblo movilizado y organizado puede conquistar ante la incapacidad del gobierno Santos y sus políticas antipopulares como los leoninos Tratados de Libre Comercio
En esta coyuntura de definiciones, las organizaciones campesinas apuestan a la unidad para definir su programa para la reforma rural que México necesita, y han lanzado una iniciativa de encuentros independientes del gobierno, por considerar que la consulta para la reforma del campo impulsada por la administración federal no reconoce al campesinado como sujeto principal del proceso.
El extractivismo está lejos aún de ser derribado. Pero ya vemos cómo se tambaleaCrónicas del despojo
La resistencia al extractivismo está barriendo el continente latinoamericano, de norte a sur, del Atlántico al Pacífico, involucrando a todos los países, forzando a los gobiernos a sacar a sus uniformados a las calles y decretar estados de emergencia para atemorizar a poblaciones que ya no se dejan, porque están sufriendo las consecuencias del modelo.
Como mujeres, hombres, campesinos, pequeños granjeros familiares, migrantes, trabajadores rurales, indígenas y jóvenes de La Vía Campesina, denunciamos a la Agricultura Climáticamente Inteligente la cual se nos presenta como la solución para resolver el cambio climático y como un mecanismo para el desarrollo sustentable. Para nosotras y nosotros lo que queda claro es que bajo la apariencia de abordar el problema persistente de la pobreza en el campo y el cambio climático, no hay nada nuevo. Más bien, es la continuación de un proyecto iniciado con la Revolución Verde en la década de 1940 y que continuó de los 70 a los 80 con los proyectos de Reducción de Pobreza del Banco Mundial y los intereses de las corporaciones involucradas. Estos proyectos, como la mentada llamada Revolución Verde, diezmaron las economías campesinas particularmente en el Sur, al grado que muchos países, como México, por ejemplo, que fueron auto-suficientes en producción de comida en un par de décadas se hicieron dependientes del Norte para poder alimentar a su población.
Conferencia durante el seminario de VIVAT International.
La población mundial continúa creciendo, por ende la tierra y los otros recursos naturales crecen también en importancia. De manera especial la comida después de la crisis de 2008
A fines de 2015, los desplazados eran 65,3 millones, uno de cada 113 personas en la Tierra (ACNUR). Esto significa un aumento de 5,8 millones en un año. Poco menos del 1% de la población de la tierra es "un refugiado, un desplazado interno o un migrante".
En los últimos años, cientos de organizaciones y movimientos han participado en las luchas, actividades y diferentes tipos de trabajo para defender y promover el
derecho de los pueblos a la soberanía alimentaria en todo el mundo. Muchas de estas organizaciones estuvieron presentes en el Foro Internacional de Nyéléni en
el año 2007 y se sienten parte de un amplio Movimiento de Soberanía Alimentaria,que considera la declaración de Nyéléni 2007 como su plataforma política. El boletín
Nyéléni quiere ser la voz de este movimiento internacional.
Las organizaciones involucradas son: Development Fund, ETC, FIAN, Focus on the Global South, Food First, Amigos de la Tierra Internacional, GRAIN, Grassroots
International, IPC for food sovereignty, La Vía Campesina, Marcha Mundial de las Mujeres, Oxfam Solidarity, Radio Mundo Real, Roppa, Foro Mundial de Pescadores
y Trabajadores de la Pesca, VSF-Justicia Alimentaria Global
Las razones de la protesta son diversas, múltiples y complejas que solo el pueblo movilizado y organizado puede conquistar ante la incapacidad del gobierno Santos y sus políticas antipopulares como los leoninos Tratados de Libre Comercio
En esta coyuntura de definiciones, las organizaciones campesinas apuestan a la unidad para definir su programa para la reforma rural que México necesita, y han lanzado una iniciativa de encuentros independientes del gobierno, por considerar que la consulta para la reforma del campo impulsada por la administración federal no reconoce al campesinado como sujeto principal del proceso.
El extractivismo está lejos aún de ser derribado. Pero ya vemos cómo se tambaleaCrónicas del despojo
La resistencia al extractivismo está barriendo el continente latinoamericano, de norte a sur, del Atlántico al Pacífico, involucrando a todos los países, forzando a los gobiernos a sacar a sus uniformados a las calles y decretar estados de emergencia para atemorizar a poblaciones que ya no se dejan, porque están sufriendo las consecuencias del modelo.
Especial sobre Modelo forestal “chileno”: Lucro y decadencia social ambientalCrónicas del despojo
En Chile, continúa promoviéndose aumentar la forestación en monocultivo de especies exóticas a nivel País por medio de la prórroga del decreto 701 que fue creado a inicios de la dictadura militar y que pretende en el presente, solapadamente, duplicar los monocultivos de plantaciones exóticas de pino y eucaliptus, lo que intensificaría los graves impactos que viene causando esta industria y que pretenden expandirlo en terrenos de comunidades y sectores campesinos.
Movilización campesina en Colombia pone los reflectores sobre las semillasCrónicas del despojo
El 19 de agosto, las organizaciones campesinas colombianas iniciaron un paro nacional agrario. Bloquearon carreteras, regaron leche sobre los automóviles y básicamente dejaron de producir comida para las ciudades. ¿El problema? Que están siendo asfixiados por las políticas gubernamentales.
Brasil nunca tuvo un programa de reforma agraria que en realidad se propusiera democratizar el acceso a la tierra y entregar la tierra a los campesinos pobres. Así sintetiza la situación actual del campo João Pedro Stedile, integrante de la dirección nacional del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST). Según Stedile, de acuerdo con la correlación de fuerzas, "a veces avanzamos y conseguimos asentamientos y en otros períodos el capital avanza e impide que hayan expropiaciones. Y esta es la situación actual”.
Tres pliegos se han presentado como sustento del Paro Nacional Agrario del próximo 19 de agosto de 2013. Uno es suscrito por las denominadas “dignidades”: cafetera, arrocera, papera, cacaotera y organizaciones que están por la “defensa de la producción nacional”. Otro pliego es firmado por el Coordinador Nacional Agrario CNA, y uno más es presentado por la Mesa Nacional Agropecuaria de Interlocución y Acuerdos (MIA Nacional)
Brasil: 30 años del MST y el odio de los medios de comunicaciónCrónicas del despojo
La semana pasada, el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra, MST, celebró 30 años de lucha. Los medios de comunicación "privados" -en los dos sentidos de la palabra- simplemente omitieron este importante acontecimiento histórico. Algunos periódicos, como el oligárquico Estadão, que nació vendiendo anuncios de trabajo esclavo en el siglo pasado y siempre ha sido un enemigo acérrimo de las movilizaciones sociales, incluso publicó un editorial con sus viejos ataques contra el MST. Los medios impresos alternativos, con sus escasos recursos -el gobierno prefiere colocar sus anuncios en los medios de comunicación de los grandes agricultores - destacaron la larga y exitosa trayectoria de este movimiento social y plantearon con seriedad sus retos a futuro
La década pasada, el avance de los gobiernos progresistas en la mayor parte del continente hizo posible pensar en una transformación social genuina que partiera del Estado. Unos años después, se han reforzado las contradicciones por la imposibilidad de romper con un modelo económico basado en la exportación a gran escala de materias primas.
El pasado 19 de agosto organizaciones y movimientos sociales ligados al sector agrario iniciaron
un paro nacional que prontamente tomó el carácter de movilización popular gracias a la adhesión
de otros sectores. Trrabajadores de la salud y la educación, transportadores y también
organizaciones urbanas, de indígenas y afrodescendientes paulatinamente nutrieron las calles y
carreteras de distintas partes del país, lugares que se convirtieron en escenarios de disputa y en
los que se vivió una fuerte represión por parte de las fuerzas policiales y militares, caracterizadas
por el uso desmedido de la fuerza frente a las y los manifestantes.
Las demandas presentadas al gobierno nacional, y las movilizaciones que por momentos llegaron
a tener el carácter de un levantamiento popular demuestran que no se trata de un descontento
coyuntural, sino que, por el contrario, es el resultado de problemas estructurales relacionados con
el modelo productivo, el sistema político y la propiedad de la tierra, conflictos que se han
intensificado especialmente en los últimos años a partir de la entrada en vigencia en 2011 del
Tratado de Libre Comercio con Canadá y en 2012 con Estados Unidos.
1. :: portada :: Brasil ::
12-01-2013
El fin de la reforma agraria en Brasil
Raúl Zibechi
La Jornada
La reforma agraria fue abandonada como política de desarrollo, lugar que ahora ocupa el
agronegocio. Con ello llega a su fin un largo ciclo de medio siglo de lucha por la redistribución de
la tierra del latifundio improductivo a los campesinos sin tierra, que fue uno de los ejes de todas
las políticas de izquierda en el continente. Ironías de la vida, el quiebre de las políticas de reparto
de tierras se produce bajo los gobiernos del Partido de los Trabajadores que, en su momento, se
distinguió por haber sido el más activo defensor de una reforma agraria radical.
El gobierno de Dilma Rousseff está impulsando cambios profundos en el Instituto Nacional de
Colonización y Reforma Agraria (INCRA) con la finalidad de descentralizarlo para atender a los
campesinos con tierra en materia de vivienda, energía eléctrica y asistencia para la producción.
Se trata, según un informe del diario O Estado de São Paulo, de la modernización administrativa del
INCRA, vinculada a una alteración paulatina del perfil de la reforma agraria que se resume en
apoyar la producción integrando a los pequeños agricultores al agronegocio (O Estado de São
Paulo, 5 de enero de 2013).
En adelante, el INCRA pierde funciones, entre ellas la potestad de seleccionar a las familias
beneficiarias, y buena parte de sus tareas serán asumidas por municipios y ministerios (como el
de Desarrollo Agrario, Desarrollo Social y de las Ciudades). El instituto se concentrará en lo que
ya viene priorizando: los recursos para desapropiaciones de tierras cayeron 11.5 por ciento entre
2011 y 2012, mientras su presupuesto para asistencia técnica aumentó 123 por ciento.
El conservador diario paulista se congratula de la decisión oficialista: "La idea es cuidar mejor de
los asentados en lugar de invertir en la creación de verdaderas favelas rurales, que es en lo que
se transformaron muchos asentamientos instalados para dar satisfacción a los llamados
‘movimientos sociales’".
Que la derecha celebre no llama la atención. Finalmente, desde el comienzo del gobierno Lula,
hace justo 10 años, el agronegocio fue una opción contundente del PT, con el argumento de que
las exportaciones de commodities ofrecen un amplio superávit comercial que beneficia al país al
reducir su vulnerabilidad externa. La reprimarización de la pauta exportadora y el retroceso de
las exportaciones industriales no han conseguido convencer a las autoridades para modificar la
política de favorecer al agronegocio como locomotora de la economía y convertir la reforma
agraria en una política asistencial.
La continua consolidación de esta política coloca en un brete a los movimientos campesinos y
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2. sobre todo al MST (Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra). João Pedro Stedile, de la
coordinación nacional, destacó que hay 150 mil familias acampadas luchando por tierra y 4
millones de familias pobres del campo recibiendo el programa Bolsa Familia para no pasar
hambre. (Carta Capital, 7 de diciembre de 2013). Además, 85 por ciento de las mejores tierras del
país son utilizadas para soya y maíz transgénicos y caña de azúcar; 10 por ciento de los
propietarios rurales con más de 500 hectáreas controlan 85 por ciento de la producción
agropecuaria destinada a la exportación sin ningún valor agregado.
Lo peor es que Brasil responde por 5 por ciento de la producción agrícola mundial, pero consume
20 por ciento de los agrotóxicos del mundo. Según el Instituto Nacional del Cáncer, cada año 400
mil personas contraen esa enfermdad, la mayor parte por consumir alimentos contaminados con
agrotóxicos. El 40 por ciento mueren. En paralelo, el relatorio anual de la Comisión Pastoral de la
Tierra (CPT) constata que el número de familias asentadas en 2012 es el más bajo desde 1994.
La CPT estima también que el agronegocio se consolidó como el modelo preferencial del gobierno
para el campo, denuncia el abandono de los pueblos tradicionales, entre ellos las 3 mil
comunidades quilombolas (afrodescendientes), donde se ha concentrado la violencia del
agronegocio para despojarlos de sus tierras. El mapa de la violencia se incrementa con las
grandes obras de infraestructura (represas, puertos) y los proyectos de minería a cielo abierto.
En agosto se realizó el Encuentro Unitario de los Trabajadores y Trabajadoras y Pueblos del
Campo, de las Aguas y Bosques, que reunió 7 mil personas en Brasilia, pertenecientes a 33
movimientos rurales. Sin embargo, el gobierno no va a modificar su política, como no lo hizo Lula
pese a colocarse el gorro con el emblema del MST. También Dilma se comprometió, en el Foro
Social Mundial realizado en 2012 en Porto Alegre, en asentar campesinos sin tierra en los nuevos
proyectos de irrigación en el noreste que, por el contrario, está ofreciendo a los grandes
empresarios exportadores.
Son palabras que no se van a traducir en cambios políticos. Para que eso sucediera sería
necesaria una nueva oleada de movilizaciones y de movimientos como sucedió en la década de
1970. Pero ahora las políticas sociales y el ascenso social, limitado por cierto, están desarticulando
a los movimientos, a los que a lo sumo les ofrecen migajas en forma de créditos para la
producción y viviendas. La CPT recuerda en su informe que el Estado ya tomó posición ante el
contexto agrario brasileño y que vivimos un tiempo en que es necesario optar por un nuevo modo
de pensar y de vivir.
Es ahí donde, a mi modo de ver, la experiencia de las comunidades zapatistas tiene algo para
enseñarnos. Ya no es posible seguir confiando en el Estado como garante de la alimentación, la
vivienda, la educación, la salud y todo aquello que los sectores populares necesitan para
sobrevivir. Esa época pasó a la historia, fue enterrada por el capital cuando decidió liberarse del
estado de bienestar y de la soberanía nacional como estorbos a la acumulación de capital, hoy
acumulación por guerra. Los movimientos que sigan confiando en el Estado para resolver la vida
de sus miembros están condenados a perder su carácter de movimientos antisistémicos.
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