El documento discute la importancia de que los líderes construyan un propósito compartido y trascendente con su equipo, más allá de simples objetivos, para generar un compromiso a largo plazo. También enfatiza que el rol del líder va más allá de lograr los objetivos de la organización, y debe enfocarse en transformar a las personas del equipo a través de su influencia, dejando una huella positiva que los acompañe más allá de su tiempo juntos.
PIAR v 015. 2024 Plan Individual de ajustes razonables
No importa dónde voy
1. NO IMPORTA DÓNDE VOY, SINO CON QUIÉN VOY
Nos referimos a la importancia de que el líder construya, junto con y para el
equipo, un propósito profundo y trascendente. Con un claro sentido de
contribución y responsabilidad a los diversos grupos de interés en los que influye
el equipo.
También hemos señalado que el compromiso no se da en torno a objetivos,
aunque estos estén bien formulados, ya que por su propia naturaleza efímera y
cambiante no pueden ser el norte con el cual identificarnos más allá del corto
plazo. Por eso, hemos señalado que el compromiso surge de la identidad que se
construya en torno al propósito del equipo u organización.
El líder debe asumir el rol de ser un proveedor de experiencias transformadoras
que, junto con desarrollar y probar habilidades y conocimientos, forme y deje
huella en lo profundo de los colaboradores del equipo.
Así, con un propósito co-construido y compartido es de esperar que todos los
integrantes del equipo, líder incluido, den lo mejor de sí traspasando límites de lo
normal para constituirse en lo realmente excepcional.
En efecto, todos queremos —en el fondo de nosotros mismos— hacer algo
valioso,
importante,
que
vaya
más
allá
de
nosotros
mismos.
¿Es todo? ¿Esta es la finalidad del liderazgo? Son las preguntas que nos
hacíamos una vez vistos los resultados de la aplicación del Modelo de Liderazgo
Delta en distintos equipos nacionales.
¿HAY ALGO MÁS?
Después de varias experiencias que nos mostraron la respuesta a estas
interrogantes, hemos llegado a la firme convicción de que el liderazgo ejercido
debe ir más allá del propósito del equipo o de la organización.
Algunos pensarán que la finalidad del liderazgo es contribuir a que las
organizaciones logren sus objetivos en conjunto con las personas que los hacen
posible, y es verdad. Una de sus primeras tareas es contribuir a que las
organizaciones y las personas que las componen logren sus objetivos,
persuadiendo para que los comportamientos individuales y colectivos contribuyan
al propósito último de la misma.
Sin embargo, creemos que el liderazgo no debe quedarse en solo orientar y
estimular ciertos comportamientos que hagan que las personas y organizaciones
se sientan eficaces.
Creemos que el liderazgo tiene una finalidad última, más allá de la organización, y
cuyo desafío debe asumir el líder. Se trata de las personas mismas, de los
integrantes del equipo.
2. Quizás la primera pista de esto nos la dio Claudio Lucero cuando afirmó: “No es
dónde voy lo más importante, sino con quién voy”.
Las personas que forman el equipo son lo más importante y el líder debe asumir el
rol de ser un proveedor de experiencias transformadoras que, junto con desarrollar
y probar habilidades y conocimientos, forme y deje huella en lo más profundo de
los colaboradores.
LA HUELLA DEL LÍDER
Todos nosotros hemos tenido en nuestra historia dos tipos de personas que nos
han influido de manera especial y, a veces, duradera.
Están las personas que nos han influido para bien mostrándonos no solo un
comportamiento ejemplar, sino principalmente un actuar íntegro basado en valores
y principios. Y aquellos que nos han influido con un actuar no ejemplar,
mostrándonos la antítesis de los primeros.
En ambos casos, algunas de estas personas dejan huellas duraderas que nos
acompañan de una organización a otra, de un cargo a otro, para bien o para mal.
Cuando somos nosotros los que debemos ejercer el liderazgo, muchas veces
estamos repitiendo estos patrones de comportamiento y sus consecuencias,
perpetuando estos estilos de influencia.
En un extremo, la influencia puede llegar a ser dañina y dejar huellas que no solo
afecten el comportamiento laboral del colaborador, sino también en influir en sus
valores de vida.
De aquí que resulta imprescindible el autoconocimiento y el autoliderazgo del líder
para lograr que sus conductas se orienten a construir un impacto significativo
positivo en quienes reciben la acción.
Ejercer el liderazgo conlleva una responsabilidad tremenda. Si deseamos que la
huella sea favorable debemos trabajar duro en conocernos y regularnos, sobre
todo en aquellos momentos de crisis, cuando la tensión sube y nos hace más
irritables.
“Un maestro afecta por la eternidad; nunca sabe dónde termina su influencia”.
Desde ese instante y luego de una reflexión a fondo de lo acontecido, el
transformar a las personas se constituyó en la tarea mayor del líder.
El líder, efectivamente, no solo puede impactar en las conductas y emociones de
sus colaboradores, sino también en sus valores y en su forma de ver la vida,
acercando su rol al del maestro. En esta circunstancia solo cabe preparación y
responsabilidad, a fin de que el ejercicio del liderazgo permita proveer de
experiencias transformadoras que engrandezcan la vida de cada integrante del
equipo.