Fundamentacion de la metafisica de las costumbres de kan cap.1
1. Capítulo I.
Tránsito del conocimiento moral vulgar de la razón al
conocimiento filosófico.
Comienza este primer capítulo con la frase “Ni en el mundo, ni, en
general, tampoco fuera del mundo, es posible pensar nada que pueda considerar
como bueno sin restricción, a no ser tan sólo una buena voluntad”, en tal sentido
uno de los puntos capitales de este primer capítulo y de la obra en general es
la buena voluntad, definición que pretendemos abordar.
Intentaremos abordar el término de voluntad en el ámbito
filosófico, remontándonos a la filosofía clásica la voluntad es la apetencia racional
o conforme a la razón , y es claramente diferente al deseo que es la
apetencia sensible, en tal sentido la voluntad está asociada a la razón, según
Aristóteles, obrar en conformidad con lo racional.
Ahora bien desde Kant, la voluntad, es buena, en tanto valor absoluto, buena en si
misma, con total independencia de los resultados obtenidos, una voluntad buena o
voluntad pura es tal cuando no está fundada en motivos empíricos . Cuando
racionalmente se actúa conforme al deber.
Pretender establecer un marco definicional resulta complicado con lo intrincado de
elementos complejos a definir, hablar de voluntad implica, en Kant, hablar del
deber, de la libertad, libre albedrío, intentaremos abordar estos conceptos de
acuerdo a la estructura organizativa de la obra.
Así pues, desde nuestra comprensión, la buena voluntad está referida al obrar de
conformidad con la razón, lejos del influjo de la motivación sensible y lejos de la
consecución de un fin particular, podemos aproximarnos a decir que la voluntad es
buena cuando el obrar solo es impulsado por el deseo de actuar conforme al
deber moral, por ejemplo, yo haré esta acción particular porque considero que es
lo correcto, independientemente que los resultados sean contrarios a mis deseos o
placeres. Obrar sin esperar nada a cambio, sólo la satisfacción racional de actuar
conforme al deber.
Esto nos lleva al otro elemento que debemos estudiar y que representa junto a la
buena voluntad el otro complemento del par conceptual de la ley moral,
nos referimos al deber.
Kant recurre a tres proposiciones con las que persigue establecer claramente
el concepto del deber, y establecer diferencias con argumentos ambiguos en
torno a la felicidad, así citamos desde la obra:
Pero aun en este caso, aunque la universal tendencia a la felicidad no determine
su voluntad, aunque la salud no entre para él tan necesariamente en los términos
de su apreciación, queda, sin embargo, aquí, como en todos los demás casos, una
ley, a saber:
2. 1.- La de procurar cada cual su propia felicidad, no por inclinación, sino por deber,
y sólo entonces tiene su conducta un verdadero valor moral.
Seguidamente, establece su segunda proposición:
2.- Una acción hecha por deber tiene su valor moral, no en el propósito que
por medio de ella se quiere alcanzar, sino en la máxima por la cual ha sido
resuelta; no depende, pues, de la realidad del objeto de la acción, sino meramente
del principio del querer, según el cual ha sucedido la acción, prescindiendo
de todos los objetos de la facultad de desear.
Y finalmente la tercera y última proposición:
3.- El deber es la necesidad de una acción por respeto a la ley.
Para complementar la comprensión del término, citamos desde la comprensión de
Abbagnano (4):
Para Kant, Deber es la acción cumplida únicamente en vista de la ley y
por respeto a ella y es, por lo tanto, la única autentica acción racional, es
decir, determinada exclusivamente por la forma universal de la razón… En
este sentido, Kant denomina Deber a la acción “objetivamente práctica”, o sea, a
la acción en la cual coinciden la máxima que determina la voluntad y la ley moral.
Así, entonces definimos el deber, como la acción racional que se realiza conforme
a la ley moral y su vinculo con la buena voluntad es que actúan conforme al
querer, sin expectativas en los resultados, simplemente apartando todo influjo del
deseo.