1. Ciclo A El Cuerpo y la Sangre de Cristo Corpus Christi 26 de junio de 2011
2. Todos participamos del mismo pan 1 Cor. 10, 16-17: El cáliz de bendición que bendecimos, ¿no nos hace entrar en comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no nos hace entrar en comunión con el cuerpo de Cristo? Pues si el pan es uno solo y todos participamos de ese único pan, todos formamos un solo cuerpo.
3. Aleluya Jn 6: 51 Yo soy el Pan vivo bajado del cielo, dice el Señor; quien coma de este pan vivirá eternamente .
4. (Del evangelio según san Juan) 51 “ Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo”. 52 Los judíos discutían entre sí, diciendo: “¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?”
5. 53 Jesús les respondió: “Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán vida en ustedes. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. 55 Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. 57 Así como yo he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí. 58 Éste es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente ”.
6. Dejamos ante Ti, Señor Nuestra oración, para que sientas nuestra cercanía y nuestra amistad, porque, vemos que sin Ti, nos falta el agua en el camino, el pan que sacia el hambre y la verdad que nos hace libres. Porque, bien sabemos, que eres Tú quien sale a nuestro encuentro más que nosotros al tuyo. DEJAMOS ANTE TI, SEÑOR Nuestros cuerpos cansados y debilitados de las luchas de la vida para que los levantes y los tonifiques con tu presencia, para que los llenes de salud y de gracia. Si; Señor, en este día en el que tu Cuerpo y tu Sangre han recorrido los mismos caminos que nuestros pies pisan: bendícenos con tu Palabra; necesitamos claridad. Bendícenos con tu rostro; anhelamos un mundo más limpio. Bendícenos con tu fuerza; andamos escasos de alegrías. Bendícenos con tu Espíritu; necesitamos plenitud y silencio. DEJAMOS ANTE TI, SEÑOR Nuestro deseo de que vengas junto a nosotros. De que no nos abandones en nuestro intento de ser tus siervos, en la búsqueda de tu Reino allá donde nos parece imposible. A dorarte es sentirnos grandes ante Ti... No nos dejes Señor; escucharte es saber que vienes junto a nosotros. GRACIAS, POR TU CUERPO Y POR TU SANGRE, SEÑOR