Santo Tomás se separa del agustinismo y toma a Aristóteles como modelo, distinguiendo totalmente entre Dios y las criaturas. Dios es el ser necesario mientras que las criaturas son seres contingentes creados por Dios. Tomás establece cinco vías para demostrar la existencia de Dios a partir de la experiencia sensible. Para el hombre, es un ser compuesto de materia y forma siguiendo el hilemorfismo aristotélico. El alma es la forma sustancial del cuerpo y es inmortal. La ley natural deriva de las tend
1. Santo Tomás
Santo Tomás se separa del agustinismo que había triunfado en el mundo medieval,
tomando a Aristóteles como modelo. Distinguirá totalmente entre Dios y las criaturas.
Dios, creador de todo el universo, es el ser necesario: no podría no existir, la razón de
su existencia está en él mismo. Los demás son seres contingentes, la razón de su
existencia está en Dios que los ha creado en un acto libre de su voluntad. En los seres
creados se diferencia la esencia de la existencia. La esencia es lo que las cosas son, lo
que las define. Se comporta como potencia respecto del existir, que es acto o
actualización. El ser existente será una esencia puesta en acto por la existencia. Dios es
Acto puro y esencia existente, es decir, la existencia de Dios forma parte de su
esencia. Aquino, establecerá una organización jerárquica de los seres basada en sus
grados de perfección según la potencialidad de sus esencias y su semejanza con Dios.
Pretende demostrar la existencia de Dios utilizando únicamente la razón. En la
proposición “Dios existe” el predicado existir está incluido en la definición del sujeto
Dios ya que la existencia de Dios forma parte de su esencia. Luego, la proposición Dios
existe es evidente. Rechazará el Argumento Ontológico de San Anselmo. Es evidente en
sí misma, pero no es evidente para nosotros, puesto que mientras estamos en esta
vida desconocemos el auténtico contenido de la esencia de Dios. Por lo tanto, si
queremos saber que Dios existe, hemos de recurrir a demostrarlo, lo que sólo es
posible utilizando la demostración a posteriori, pues conocemos el efecto (la creación)
y la única existencia indudable para nosotros es la existencia sensible.
Desarrollará sus cinco vías para demostrar la existencia de Dios a partir siempre de la
experiencia sensible. La primera, parte del hecho experimental de que las cosas
cambian. El primer requerimiento causal consiste en que para que una cosa cambie
debe haber un motor que actualice la potencia, el segundo requerimiento causal en
que el motor al mover cambia: hay un motor que actualiza la potencia motora del
moror primero. Es imposible una cadena infinita en acto, una cadena infinita de
motores moviéndose uno a otro nunca empezaría y no habría movimiento. Concluye
afirmando la existencia de Dios como motor inmóvil. De forma análoga, la segunda,
parte de la existencia de causas causadas para demostrar la de Dios como causa
incausada. La tercera, parte de la existencia de seres contingentes para afirmar la de
Dios como ser necesario. La cuarta parte de la existencia en los seres de distintos
grados de perfección para afirmar la de Dios como ser perfectísimo. La quinta, parte
del comportamiento ordenado de los seres naturales para afirmar la existencia de Dios
como inteligencia ordenadora.
De ninguna manera podemos pretender saber lo que Dios es. Conocida su existencia
sólo cabe acercarnos a su esencia, entidad, ya que nuestra inteligencia es finita y Dios
infinito. Una primera vía de acercamiento es la vía de negación: separar de Dios todo
lo que no puede pertenecerle (movimiento, cambio, composición) porque supondría
limitación e imperfección. Así, Dios es inmóvil, inmutable, acto puro, simplicísimo. Una
segunda vía es la analógica: afirmamos de Dios todas las perfecciones que observamos
en las criaturas; todo lo que reconocemos como positivo en ellas, pero elevándolo al
grado de infinitud. Así, Dios sería absolutamente bueno, libre, omnisciente, etc…
2. Para Tomás, el hombre es un ser compuesto de materia y forma, como los demás seres
materiales, siguiendo el hilemorfismo aristotélico. El cuerpo es la materia y el alma, la
forma; unidos sustancialmente constituyen el humano. No acentúa el dualismo
platónico entre alma y cuerpo. Constituyen la unidad que es el hombre; ni una ni el
otro, por separado, son el hombre. El alma es la forma sustancial primera y única del
cuerpo humano. Por su naturaleza, exige la unión con un cuerpo. Recoge la idea
aristotélica de alma como vida, actualización del cuerpo para formar un organismo.
Para Averroes el alma era únicamente acto del cuerpo. Pero para Aquino, el alma es
además principio de intelección. Tiene así posibilidad de actividad propia y de
existencia independiente del cuerpo. Es inmortal, trasciende al cuerpo.
Al estar el alma unida a un cuerpo, el conocimiento se inicia y tiene su origen en los
sentidos. Por la acción de los sentidos captamos la “forma sensible” de las cosas. Al
igual que en Aristóteles, entender implica actualizar lo que de inteligible hay en lo
sensible (lo que de universal hay en lo particular). Esta operación de abstración implica
un entendimiento en acto que es el plus de actividad que garantiza la inmortalidad del
alma. A diferencia de Averroes, Tomás considera el entendimiento no como una
realidad separada del alma, sino ligado a esta. El alma misma es intelectiva y ,por
tanto, subsistente. El concepto universal obtenido en el entendimiento posible
permitirá elaborar juicios sobre lo concreto.
La ley natural es el eje central de la ética tomista. La razón práctica es la encargada de
establecer los criterios básicos que hacen racional la acción. Siguiendo el principio
teleológico aristotélico, Tomás afirma que el hombre posee tendencias enraizadas en
su naturaleza dirigidas a cumplir el fin que les es propio. Lo que diferencia al hombre
de todos los demás seres es su racionalidad: es capaz de conocer sus propias
tendencias y deducir normas de conducta. El bien es el fin al que la naturaleza tiende,
por ello la razón práctica puede determinar de una forma muy general los bienes que
han de realizarse a partir de las inclinaciones naturales. La ley natural es evidente,
universal e inmutable por estar implícita en la naturaleza humana; y consiste en el
conjunto de criterios prácticos que la razón descubre cuando se aplica a ordenar y
dirigir la acción humana. Las tendencias naturales de las que derivan estos preceptos
son: En tanto que sustancia el hombre tiende a conservar su propia existencia. El
cumplimiento de esta tendencia impone el deber moral de procurar la conservación de
la vida. En tanto que animal tiende a la procreación. De esa tendencia se deducen
normas relativas a la consecución del fin de la procreación y el cuidado de los hijos. En
tanto que racional, el hombre tiende a conocer la verdad y a vivir en sociedad. Surgen
las obligaciones morales de buscar la verdad y cumplir la justicia.
Por lo que se refiere a la virtud, también seguirá esencialmente a Aristóteles. Aceptará
que la finalidad de la vida humana es la felicidad. La felicidad perfecta consiste en la
contemplación de Dios, que solo se alcanza en la vida eterna. La disposición habitual
para hacer el bien será la virtud y para hacer el mal, vicio. Las virtudes llevan a la
felicidad y al bien. Diferencia entre virtudes intelectuales, morales (necesarias para
obrar bien, son el justo medio entre dos extremos viciosos) y añade las sobrenaturales
o infundidas con la gracia (fe, esperanza y caridad). La ley natural, ordenación de la
razón encaminada al bien común y promulgada por la legítima autoridad, debe
constituir una prolongación de la ley natural para ser justa.