Aristóteles criticó la teoría de las Ideas de Platón, negando que la forma pueda estar separada de la materia. Propuso que las sustancias se componen de materia y forma unidas indisolublemente. Estableció dos tipos de ser, el ser en acto y el ser en potencia, permitiendo explicar el cambio. Definió cuatro causas para explicar el cambio. Propuso la existencia de un Motor Inmóvil como causa final de los procesos naturales. Concibió los seres vivos hilemórficamente
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Aristóteles resumen del autor
1. ARISTÓTELES AUTOR
La filosofía aristotélica maduró como una crítica a la teoría de las Ideas, núcleo y
corazón del platonismo. ¿Cómo la esencia de algo podía estar separada de ese algo?
Además, las Ideas en su perfección ideal carecen de actividad, por tanto no pueden
causar, ni originar. Aristóteles niega la separación de la forma, considerándola
inmanente a los seres materiales. Las cosas sensibles ya no son meras imitaciones,
sino realidades subsistentes por sí mismas, sustancias. Según la teoría hilemórfica, las
sustancias se componen de dos coprincipios unidos de manera íntima e indisoluble: la
forma, el principio activo y determinante; y el principio pasivo e indeterminado, la
materia. No pueden existir independientemente.
Aristóteles establece dos formas de ser. Ser en acto es ser acabado y perfecto. Por el
contrario, aquello que aún no es pero a lo que apunta un ser en virtud de lo que ya es,
ser en potencia, un cierto no ser relativo. Parménides había declarado aparente al
cambio. Ya que el cambio no podía ser, había que considerarlo no ser, y el no ser no es.
Platón consideraba real lo inmutable. Con Aristóteles el cambio se convierte en una
característica de los seres phýsicos. Todas las cosas temporales y materiales tienen la
estructura acto-potencia, por lo que están abocadas al cambio y a la muerte. El
hilemorfismo propone una concepción de la sustancia que es mutable. Considera que
el cambio implica siempre un sustrato (materia que permanece), una forma y la
privación de esa forma. El cambio no es sino el acto de un ente que está en potencia
en cuanto que está en potencia. Que un ente es móvil significa que es una cierta
mezcla de potencia y acto. A su vez la forma es lo sobrevenido a través del proceso de
cambio. Aristóteles distingue entre cambio sustancial: se corrompe una sustancia y se
genera otra; y cambio accidental cuando se modifica alguna característica accidental.
Para explicar el cambio hay que acudir a cuatro causas. Las causas intrínsecas material
y formal se refieren a la estructura hilemórfica del móvil. Además la causa eficiente
produce efectivamente el movimiento de la sustancia móvil. Para las causas eficientes
causar implica, a su vez, ser puesta en movimiento. Como no puede haber una serie
infinita de causas eficientes ha de afirmarse una causa que mueva sin moverse ella. Es
la causa final. Para que todo se mueva ha de haber una realidad completamente
inmóvil, sin potencia alguna, acto puro, que se constituya en el fin de los procesos
naturales de cambio. Ese movedor de todo lo demás, que no se mueve, es el Motor
Inmóvil. La primacía aristotélica de la causa final conforma una concepción física
teleológica: las cosas del mundo y sus cambios tienen una finalidad.
Aristóteles concibe también los seres vivos hilemórficamente. Sin embargo, existe una
gradación jerárquica de las sustancias según su actividad. La forma de las orgánicas,
más activas, recibe el nombre de alma. El hombre, pues, ha de ser una sustancia
compuesta de materia, el cuerpo, y forma, el alma. Es en la concepción del ser
humano donde más difiere de su maestro al entender la unión entre alma y cuerpo
como sustancial. No pueden existir el alma ni el cuerpo por separado, sino
exclusivamente en la sustancia "hombre". Así, el alma no puede ser inmortal. Sin
embargo, sostiene que una parte del alma humana, el intelecto agente, es impasible e
incorruptible. Por ello, posteriormente ha sido muy discutido si aceptaba algún tipo de
2. inmortalidad en el alma racional. El cuerpo está vivo sólo en potencia; el alma es el
acto de un cuerpo potencialmente vivo. Las plantas posen alma vegetativa, ya que
viven, se nutren, crecen, y se reproducen. Los animales son seres que además sienten
y desean, poseen un alma sensitiva. El hombre es un animal (siente y desea) que
además posee intelección y volición. Por eso su alma es racional. De hecho, Aristóteles
definirá el hombre como animal racional. La facultad superior tiene todas las funciones
de la inferior además de las propias. Así la vida humana es la más rica.
Para Aristóteles el alma es no sólo principio vital, sino, al igual que para Platón,
principio de conocimiento. Sólo hay conocimiento intelectual en la medida que hay
conocimiento sensible, ya que el primero no es sino la actualización de lo inteligible
que se encuentra en potencia en lo sensible, de lo universal que se encuentra en
potencia en lo particular. Para ello es necesario un proceso de abstracción llevado a
cabo por el entendimiento agente. El concepto abstracto que se emplea para
proyectarse después sobre el singular, permitiendo conocer este de un modo más
perfecto. Aristóteles rechaza explícitamente el innatismo del conocimiento, y nos lo
presenta como el resultado del aprendizaje.
La acción humana siempre apunta a un fin (teleologismo moral). El fin (telos) es
aquello que se quiere por sí mismo. El fin último no se elige, se ama; se eligen los
medios para alcanzarlo. El fin último es la vida feliz, plena o eudaimonía. Para
Aristóteles, recurriendo a su concepción de la naturaleza, la felicidad, el bien de cada
cosa solo puede consistir en la realización de la función que le es propia. Si sus actos
conducen al hombre a alcanzar dicha felicidad serán virtuosos. Aristóteles sostiene
que hay tres tipos posibles de eudaimonía: la teórica, cuyo fin es la contemplación, la
actividad más noble que proporciona sabiduría; la política, cuyo fin es la dirección de
los contingentes asuntos humanos, ordenando a la razón los deseos y pasiones; y la
apolaústica, cuyo fin es el placer. La eudaimonía perfecta es la teórica, y es
propiamente divina, del Motor Inmóvil. La vida feliz más acorde con la naturaleza
humana es la vida virtuosa. Distingue dos tipos de virtudes. Las dianoicas son hábitos
de conocer lo mejor que mejoran al intelecto, como la ciencia. Las virtudes morales
consisten en el buen funcionamiento de la parte volitiva. Son hábitos de decidir lo
mejor que mejoran al hombre, siendo la más importante la prudencia. La virtud moral
se define como el hábito o disposición para elegir el justo medio de entre dos
extremos viciosos (uno por defecto y otro por exceso), adecuado a cada caso, tal
como haría un hombre prudente. El término medio es personal, no universal. La virtud
moral perfecciona al hombre, hace que sus deseos y afectos sean ordenados por la
parte racional.
Respecto al origen y constitución de la sociedad mantendrá, al igual que Platón que el
hombre es un ser social por naturaleza (zóon politikon). Sólo en comunidad puede
satisfacer sus necesidades y actualizar plenamente su forma. Es el ser más social de
todos por estar dotado de lenguaje (logos). La sociedad, pues, no es producto de la
convención sino que entra dentro del esquema teleológico siendo el fin último de
todo el proceso de unión social la polis autosuficiente, que es la comunidad superior,
ya que busca el bien superior. Es en la polis donde únicamente es posible la vida plena
y excelente. Mientras que en la casa el padre de familia gobierna despóticamente, el
gobierno de los asuntos públicos se da entre ciudadanos libres e iguales que hacen uso
3. del logos. La virtud moral es el fin de la vida política. La vida plenamente humana sólo
se puede conseguir, así, dentro de una sociedad cuyas leyes posibiliten el desarrollo de
las virtudes prácticas de los ciudadanos mediante la reiteración de acciones buenas.
Determinar la forma de gobierno más adecuado en cada caso supone valorar las
circunstancias históricas y contingentes de cada polis, por eso, Aristóteles considera
inútil proponer un modelo ideal. Distingue tres formas justas de gobierno, frente a sus
respectivas corrupciones: la Monarquía, el gobierno de uno solo, su corrupción es la
Tiranía; la Aristocracia, el gobierno de los mejores, frente a Oligarquía; y la
Democracia, es el gobierno del pueblo, su corrupción es la Demagogia. Ninguna de
estas es óptima o pésima, depende de la prudencia del que gobierne.