Este documento resume los principales acontecimientos políticos y sociales de España entre 1833 y 1868, un periodo conocido como la construcción del estado liberal. Incluye las regencias de María Cristina y Espartero durante la minoría de edad de Isabel II, la década moderada bajo gobiernos conservadores y el bienio progresista, así como el problema carlista y las guerras civiles entre isabelinos y carlistas.
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Nuevo Tema 9 Isabel II La construcción del Estado Liberal (1833 1868)
1. TEMA 9: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO
LIBERAL (1833-1868).
1. LAS REGENCIAS Y EL PROBLEMA CARLISTA
(1833 - 1843).
2. LA DÉCADA MODERADA (1844 - 1854).
3. EL BIENIO PROGRESISTA (1854 - 1856) Y LA
VUELTA AL MODERANTISMO (1856 - 1868).
2. 1. LAS REGENCIAS Y EL PROBLEMA CARLISTA (1833 - 1843).
Introducción:
Fernando VII en su 4º matrimonio (Mª Cristina de Borbón), tuvo 2 hijas: Isabel y Luisa
Fernanda; pero que no podrían acceder al trono
por la ley Sálica (1713), que invalidaba a las
mujeres para gobernar, por lo que una vez muerto
el rey (29 de septiembre de 1833), le debía de
suceder su hermano Carlos Mª Isidro, cabeza
visible de la facción absolutista y que no aceptará
la sucesión de Isabel como reina de España,
convenientemente solucionada con la
emisión
de la Pragmática Sanción (1830), que derogaba la Sálica.
A la muerte del rey, se inicia la regencia de Mª Cristina (Isabel tiene 3 años), que se ve
obligada a buscar el apoyo político de los liberales (isabelinos/cristinos) frente a los
absolutistas o carlistas, partidarios del pretendiente a la corona Carlos Mª Isidro y que
inician una larga guerra civil, las llamadas Guerras Carlista: la 1ª de 1833 a1840 (la
más importante), la 2ª de 1846 a1849 y la 3ª y última de 1872 a 1876.
3. Las Regencias(1833-1843):
Regencia de Mª Cristina de Borbón (1833-1840)
Tras la muerte de Fernando VII (1833) y durante la minoría de edad
de Isabel II (1833-43), su madre Mª Cristina de Borbón ocupó la
regencia, nombrado un gobierno presidido por Cea Bermúdez, liberal
moderado, pues los absolutistas se habían desplazado junto al hermano
de Fernando VII, Carlos María.
Una de las medidas más importantes realizadas durante este gobierno la
haría el ministro Javier de Burgos, por la que se organizaba España en 49 provincias y que
determinó la desaparición de la provincia de La Mancha y la creación de la de Ciudad Real, así
como la cesión de parte del territorio de Toledo y Cuenca a Guadalajara y Ciudad Real, y la
aparición de la provincia de Albacete, integrada por tierras de Murcia, Cuenca y La Mancha.
Cea fue sustituido por el también liberal moderado Martínez de la Rosa
quien realiza en 1834 el Estatuto Real, una carta otorgada que no
reconocía la soberanía nacional, ni las libertades políticas, ni la división de
poderes, dejando la iniciativa legislativa en manos del monarca, dejando
insatisfechos a los liberales progresistas que reclamaban libertades
políticas pero satisfaciendo a los moderados al facilitar su acceso al poder.
El Estatuto establecía 2 cámaras parlamentarias, la de Próceres y la
de Procuradores y el sufragio censitario solo para elevadas rentas.
4. El movimiento revolucionario de la burguesía en 1835 exigiendo la reforma electoral, hizo que
María Cristina entregara el poder por primera vez a un liberal progresista, Juan Álvarez
Mendizábal, quien introdujo medidas más liberales como la desamortización de los bienes de la
Iglesia y la constitución de 1837.
La Desamortización fue la venta pública de los bienes civiles (señoríos y tierras municipales) y
de las propiedades eclesiásticas, junto a la supresión de órdenes religiosas. Con el dinero
conseguido el Estado solucionó el problema del déficit de la Hacienda pública y ganó la guerra
civil a los carlistas.
Las tierras vendidas fueron comprados por la burguesía terrateniente que no necesitaba trabajar
las tierras, y privaba de tierras a los campesinos de las tradicionales tierras comunales de los
municipios y al país sin la reforma agraria, realizada en otros países.
La desamortización de los bienes eclesiásticos, afectó a casi todas las villas y ciudades
castellano- manchegas, pues se cerraron todos los conventos con comunidades de
menos de 12 miembros.
5. La constitución de 1837, era una constitución más progresista que la del 1812, y permitió
promulgar leyes como la eliminación de las aduanas interiores, la disolución de los gremios, la
eliminación del diezmo y la ampliación del sufragio censitario.
Cuando finalizó la guerra carlista en 1839, un gobierno dirigido por el liberal moderado Pérez de
Castro intentó nuevamente limitar las reformas y la participación de las clases medias urbanas
con la ley de Ayuntamientos de 1840, que suprimía el derecho de los ciudadanos a elegir a sus
alcaldes, quienes ahora serían nombrados directamente por el gobierno moderado.
Hubo nuevas sublevaciones populares y María Cristina se vio obligada a renunciar a la regencia.
6. EL PROBLEMA CARLISTA (1833-1840)
Paralelamente al desarrollo político dentro de la regencia de María Cristina, que enfrentó a los
liberales moderados y a los progresistas, se desarrolló también otra lucha, aunque esta era por
la corona, y enfrentó a los Isabelinos, Cristinos o Liberales, contra los Carlistas o absolutistas.
El carlismo es un fenómeno muy complejo, pues tras una aparente disputa dinástica
encontramos dos formas diferentes de concebir el Estado, el gobierno y la sociedad.
• Como lucha dinástica, el movimiento carlista apoya las pretensiones del hermano de
Fernando VII, Carlos Mª Isidro y de sus descendientes frente a la línea sucesoria femenina de
Isabel II.
•Como lucha política, el carlismo defendía el mantenimiento del Antiguo Régimen frente a la
revolución liberal que comenzaba.
•Como movimiento social, contaba con 2 apoyos básicos, por un lado el sector más
tradicionalista del clero, que tiene al liberalismo como gran enemigo pues se vio perjudicado por
las expropiaciones de la revolución liberal burguesa. Por otra parte, el pequeño campesinado
que ve amenazadas sus tradiciones y su situación económica por las reformas liberales.
En cuanto a su ámbito geográfico, arraigó
sobre todo en zonas rurales del País Vasco,
Navarra, Aragón y el Maestrazgo (sierra de
Castellón), el carlismo es esencialmente una
lucha entre el campo y la ciudad. En Castilla-La
Mancha, tendrá importancia en Talavera, los
Montes de Toledo, Guadalajara, Cuenca y
Albacete.
7.
8. La 1ª Guerra Carlista (1833-1840) se puede dividir desde el punto de vista militar en tres fases:
1ª Fase (1833-1835): Los ataques por sorpresa y la movilidad de sus tropas carlistas
conocedoras del terreno dieron las primeras victorias a este ejército frente a las tropas de la
reina, afianzando la sublevación en el País Vasco y Navarra.
Carlos Mª Isidro se autoproclamó Carlos V, controlando un territorio comprendido
entre el Ebro y el Cantábrico, con su gobierno y sus leyes, pero sin deseo
secesionista respecto del resto de España, su objetivo era Madrid.
La toma de las capitales del País Vasco era el objetivo y la obsesión de los líderes
carlistas. Se dirigieron a Bilbao, a pesar de la oposición del general Tomás de
Zumalacárregui, que hubiera preferido lanzar una campaña a Madrid y acabar rápidamente
con la guerra.
El sitio de Bilbao terminó en un fracaso y se cobró la vida de Zumalacárregui tras las heridas
sufridas en combate, no encontrando un digno sucesor entre los divididos mandos carlistas.
Después de la batalla de Luchana (1836), el general Espartero levantó el sitio de Bilbao.
9.
10. 2ª Fase (1835-1837): Los carlistas que hasta ahora permanecían en las zonas rurales y el
territorio vasco-navarro, el Maestrazgo y Cataluña, deciden salir de su aislamiento y organizan
varias expediciones en las que recorren el territorio cristino sin encontrar la adhesión popular
esperada, lo que les obligará a retroceder.
El propio Carlos María se dirigió desde la zona del Maestrazgo hasta Madrid (Expedición Real),
atravesando Guadalajara. A las puertas de la capital, en 1837 detuvo la operación, al parecer
por que pretendía un pacto con la regente y la entrega pacífica de la capital.
Sin embargo, todas esas operaciones fracasaron y los carlistas no encontraron nuevos
respaldos de importancia entre las poblaciones del centro y sur peninsular.
Junto al desanimo que apareció en el carlismo al comprobar que no contaban con los apoyos
que esperaban, obligó al ejército carlista a replegarse a las zonas más seguras del Norte.
11.
12. 3ª Fase (1837-1840): Esta última etapa se caracteriza por la por la resistencia de los carlistas y
el cansancio de los 2 ejércitos, llegando a la conclusión, de que la victoria es imposible por una
u otra parte por la imposibilidad de acabar con una guerra que se había convertido en guerra de
guerrillas.
Aparecen voces en el bando cristino que recomendaban garantizar los fueros vascos para
quitar así la bandera del carlismo. El camino hacia el final de la guerra se inició cuando el
general Maroto, jefe supremo del ejército carlista, mandó fusilar a los generales contrarios a un
acuerdo de paz (fusilamientos de Estella).
Las conversaciones secretas de Maroto con Espartero terminaron en el Convenio o Abrazo de
Vergara (1839), en el que Espartero se comprometía, al mantenimiento de los fueros vascos, la
integración de los militares carlistas dentro del ejército isabelino, la ausencia de represalias
posteriores, etc.
Aún se mantuvo la lucha armada en Cataluña y el Maestrazgo, tras la toma de Morella por el
general carlista Ramón Cabrera. La resistencia se prolongó hasta julio de 1840, pero, en
realidad, la victoria de los liberales era ya definitiva desde la huida del pretendiente Don
Carlos que no aceptó el convenio de Vergara y se exilió en Francia.
13. El Abrazo de Vergara no cerrará el problema carlista, ya que solo pondrá fin a la primera guerra
y no al carlismo, que seguirá y reaparecerá en otros dos nuevos conflictos a lo largo del siglo
XIX.
Segunda Guerra Carlista (1846-1849) o Guerra de los Matiners (en castellano,
madrugadores, en referencia a que las partidas hostigaban a las tropas a primeras horas de la
mañana) tuvo lugar fundamentalmente en la zona de Cataluña.
La iniciaron los partidarios del hijo de Carlos Mª Isidro, quien había abdicado en 1845 a favor de
su hijo Carlos Luis de Borbón, quien trató sin éxito, de alcanzar el poder mediante el
matrimonio con su prima Isabel II, (Isabel II terminó casándose con su primo Francisco de Asís
de Borbón).
Los carlistas dirigidos por Ramón Cabrera llegaron hasta Barcelona y allí fueron derrotados.
Hasta 1860 se mantuvieron focos carlistas rurales en las zonas de Navarra y del País Vasco por
el apoyo popular y del clero rural.
14. Regencia de Baldomero Espartero (1840-1843)
Cuando María Cristina renunció al gobierno en 1840, el general Espartero, reciente vencedor de
las guerra carlistas, asumió la regencia con el apoyo de los liberales progresistas y gobernó de
manera dictatorial hasta 1843.
Se impuso un régimen de liberalismo autoritario apoyado en el ejército, especialmente en los
llamados ayacuchos (Batalla de Ayacucho 1824).
Esto procovó la oposición de políticos progresistas que habían colaborado con Espartero y la
oposición de militares como Juan Prim, Ramón María Narváez y Leopoldo O´Donnell, veteranos
de la Primera Guerra Carlista.
Espartero intentó firmar un acuerdo de librecambio con el Reino Unido, lo que le enfrentó a la
industria textil catalana, que demandaba políticas económicas proteccionistas y altos aranceles
aduaneros a los productos textiles británicos. Los obreros y los patronos se enfrentaron al
Gobierno en una revuelta que tuvo lugar en Barcelona en 1842. Para acabar con la revuelta,
Espartero sitió y bombardeó Barcelona en diciembre de ese año, lo que le restó popularidad.
Después de tres años, entre los meses de mayo y julio de 1843, se inició una revuelta civil y
militar encabezada por el general Narváez, quien derrotó a las tropas gubernamentales en
Torrejón de Ardoz (Madrid), provocando con ello la caída del gobierno y el exilio de espartero a
Londres.
15. 2. LA DÉCADA MODERADA (1844 - 1854).
El general Narváez, pone fin con un pronunciamiento a la regencia de Espartero. Para evitar una
3ª regencia, se adelantó la mayoría de edad de Isabel II, quien fue coronada a los 13 años.
Durante la mayoría de edad de la reina Isabel II, se procedió a la construcción del nuevo estado
liberal, con un claro protagonismo de los moderados, quienes gobernarán durante casi toda esta
etapa, distinguiéndose :
• La Década Moderada (1844-1854).
• El Bienio Progresista (1854-1856).
• Un periodo final de alternancia de moderados y la Unión Liberal (unionistas) (1856-1868).
En 1844 Isabel II nombró como jefe de gobierno al líder moderado Narváez (moderado).
Durante los diez años siguientes se sucedieron gobiernos de carácter moderado, gobernando
con mano dura, su actuación política se caracterizó por:
La estabilidad política, se consiguió por Narváez con un sistema
oligárquico (poder en manos de unas pocas personas), donde la
representatividad popular era escasa. Las Cortes fueron a menudo
suspendidas y se apartó de la vida política a los progresistas.
La Constitución de 1845, planteada inicialmente como una mera
reforma de la del 37, terminó convirtiéndose en el modelo de
constitución moderada, en la cual se recogía su ideario político, el
llamado liberalismo doctrinario, en el cual se hablaba de soberanía
compartida entre las Cortes y el Rey, ampliación del poder del
ejecutivo y reducción al legislativo, sufragio censitario restringido a lo
mínimo (1% de la población), Senado nombrado “a dedo” por la
voluntad real, entre las altas jerarquías eclesiásticas, el ejército y la oligarquía.
16. Los ayuntamientos y las diputaciones quedaban sometidos a la Administración central y la
declaración de la religión católica como la oficial del Estado, quien se encargaría del
mantenimiento del culto y del clero.
Control de la administración provincial y local. En las provincias se creó la figura del
Gobernador Civil, quien solía ser el líder de los moderados de esa zona, además según la ley
de Administración Local de 1845, era la Corona la encargada de nombrar a los alcaldes de las
capitales de provincia y de las ciudades de más de 2000 habitantes, mientras que el
gobernador civil nombraría a los del resto de los municipios.
Promulgación de leyes de ámbito nacional. Se adoptan un único sistema de pesos y
medidas, el métrico decimal.
También se estableció un sistema de instrucción pública, que regulaba los diferentes niveles de
enseñanza (elemental, secundaria y universitaria) y que se completo con la 1º ley nacional de
educación, la Ley Moyano de 1857.
Se disolvió la Milicia Nacional y se creó la Guardia Civil en 1844, cuerpo armado de finalidades
civiles pero con estructura militar, que encargaría de eliminar el bandolerismo rural y mantener
el orden en las ciudades.
17. Reforma de la Hacienda. El ministro de Hacienda, Alejandro Mon y colaborador Santillán
llevaron a cabo la reforma tributaria (impuestos) más importante realizada en España hasta
finales del siglo XX mediante la conocida como la Ley Mon-Santillán de 1845, para aumentar los
ingresos de la Hacienda pública. Con esta reforma la Hacienda se modernizó, se establecía el
principio de igualdad, al no quedar nadie exento de tributar y el principio de proporcionalidad, por
lo que se pagaba en función de lo que se poseía.
Además se incrementaron los impuestos indirectos, que se aplicaban a artículos básicos de
consumo, y que perjudicaban a las clases populares, siendo muy criticado por demócratas y
progresistas, que pidieron su eliminación.
Acercamiento a la Iglesia Católica. Los moderados intentaron un acercamiento a la Iglesia,
enemistada con el liberalismo desde la desamortización de 1836, por lo que paralizaron la venta
de bienes eclesiásticos desamortizados y en 1851, firmaron un Concordato con el Vaticano,
por el cual la Santa Sede, reconocía a Isabel II como reina de España y aceptaba la venta de los
terrenos ya vendidos durante la desamortización, mientras que el Estado español, se
comprometía al sostenimiento de la Iglesia católica española, recuperando muchos de sus
privilegios, como la enseñanza y el reconocimiento de la oficialidad del credo católico por parte
del Estado.
18. Los gobiernos moderados no consiguen generar una estabilidad política, (se suceden los
gobiernos, 3 en el 46 y 4 en el 47), además favorecieron los negocios en los que participaban
políticos y personajes relacionados con el poder y en 1854, habían un gran número de
escándalos financieros (marqués de Salamanca) por lo que las clases populares apoyan el
pronunciamiento liberal organizado por moderados de izquierdas y protagonizado por los
generales O´Donnell y Domingo Dulce en Vicálvaro (Madrid), por lo que se le conoce con el
nombre de “Vicalvarada”.
El general O'Donnell y sus tropas se retiraron hacia el Sur, donde conectaron con las del
general Serrano. Juntos publicaron el Manifiesto de Manzanares (Ciudad Real).
Pretendían la reinstauración de la Milicia Nacional, la supresión de la Constitución moderada de
1845 y una amplia amnistía para los presos políticos. La situación obligó a Isabel II a prescindir
de los moderados y llamar a Espartero para presidir el gobierno, dando lugar al Bienio
Progresista (1854-1856).
19. 3. EL BIENIO PROGRESISTA (1854 - 1856) Y LA VUELTA AL MODERANTISMO.
A) Bienio Progresista (1854-1856)
Con el pronunciamiento del general O´Donnell conocido como Vicalvarada de 1854, se inició el
Bienio Progresista (1854-1856). El pronunciamiento no pretende destronar a la reina Isabel II,
sino forzarla a admitir las reformas democráticas interrumpidas en 1844, como se afirma en el
Manifiesto de Manzanares, que redactó el liberal Antonio Cánovas.
En este manifiesto, se reivindica la reforma de la ley electoral, de la ley de imprenta, la
descentralización de los ayuntamientos y el restablecimiento de la Milicia Nacional.
La revuelta se extendió por las grandes ciudades, donde se formaron juntas revolucionarias en
Madrid y Barcelona, los días 17 y 19 de julio, con insurrecciones y barricas.
A partir de este golpe de Estado, comienza una nueva etapa que dura 2 años, en la que se
elabora una nueva constitución la Non Nata de 1856 y que como su nombre indica, no llegara a
ser promulgada. En ella se recogían los principios de soberanía popular, amplia declaración de
derechos y libertades, incluyendo el de religión, ampliación del sufragio
censitario gracias a la reducción de la cuota para ser elector,
ayuntamientos elegidos por vecinos, etc...
Tras la Vicalvarada, Isabel II, pidió al general Espartero que formara
Gobierno, volviendo así las medidas radicales de su regencia. Se
expulsa a los jesuitas acusados de conspirar contra el liberalismo, se
prohíben las manifestaciones y procesiones públicas del culto católico.
20. Se realiza una nueva desamortización, la civil o de Madoz de 1855, con el objetivo de obtener
fondos para frenar la deuda pública y desarrollar el Plan de Ferrocarriles. Se continúa con la
desamortización de bienes de la iglesia, lo que provoca la ruptura
con la Santa Sede, rompiendo los acuerdos del Concordato de
1851, (Isabel II pedirá disculpas al Papa por haber firmado el
decreto de desamortización excusandose al haber sido obligada
por el gobierno progresista).
Sin embargo, las medidas reformistas del gobierno progresistas no
mejoran la vida de las clases populares, lo que genera un clima de
conflictividad social. La crisis económica, inflación, malas cosechas
y falta de alimentos de primera necesidad provoca levantamientos,
que no fueron contestados por parte del gobierno que los toleró, lo
que provocó la dimisión de Espartero, sustituido por O´Donnell,
quien reprimió con dureza los levantamientos.
B) La vuelta al moderantismo (1856-1868)
El Bienio Progresista acabó por la reacción de los liberales moderados, junto a la presión de la
Corona y de la Iglesia. El general moderado Narváez se puso de nuevo al frente del gobierno y se
alternará en el gobierno con el general O´Donnell, quien desea formar un partido que aglutinase a
lo más moderado del progresismo y a lo más progresista de los moderados, formando así
finalmente el partido político de la Unión Liberal.
La etapa de mayor prosperidad coincidió con el gobierno de O´Donnell (1858-1863), durante la
cual se produjo una etapa de crecimiento económico, duplicandose el comercio exterior y se
continua con el Plan de Ferrocarriles, y con la desamortización de Madoz.
21. Los unionistas llevan a cabo una política exterior de “grandeza”,a imitación de las grandes
potencias europeas, como:
-Expedición a la Conchinchina (Vietnam) para defender a unos misioneros.
-Guerra en Marruecos (1859-1860), con el objetivo de proteger a Ceuta y Melilla. El general
Prim consigue la victoria de Castillejos de 1860 y la conquista de Tetuán.
-Expedición a México, junto con Francia e Inglaterra para reclamar el pago de la deuda.
-Intervención en Santo Domingo. El país fue anexionado a España durante cuatro años (1861-
1865).
-Envío de una flota a Chile y Perú, con quienes se tenían malas relaciones.
En 1863 el gobierno de los unionistas fue incapaz de solucionar la situación de crisis
económica que afectaba a la agricultura, la industria y las finanzas. O´Donnell pretende
reconocer al nuevo Reino de Italia, lo que le crea problemas con la iglesia. La reina,
comprometida con esta, provoca la dimisión del general en 1863.
22. Entre 1863 y 1868, el moderantismo gobernará de forma autoritaria
alternándose con los unionistas. El primer gobierno de Narváez
(1863-1865), tiene que enfrentarse a los estudiantes que protestan
por la represión que sufre el profesorado de corte demócrata en la
universidad, pero el la “Matanza de San Daniel” (1865) la represión
desmedida del gobierno (9 muertos y más de 100 heridos), provoca
que la reina llame de nuevo a O´Donnell para que gobierne
(1865-1866), pretendiendo traerse a los progresistas, apartados
tradicionalmente del poder por el moderantismo y que optan por el
pronunciamiento para llegar al poder, como el “Levantamiento del
cuartel de San Gil” de 1866 donde se fusila a 40 de ellos, participando
en la represión el general Serrano.
Serrano
Ante el descontento hacia el régimen de Isabel II, que continua favoreciendo al Partido Moderado
de Narváez, se creó un comité de acción con los partidos Progresista y Demócrata, éste con
Cristino Martos (demócrata) a la cabeza, bajo la presidencia de Prim (progresista) y de acuerdo
con Salustiano Olózaga (progresista), al que se unieron los republicanos que firmaron en 1867 el
Pacto de Ostende en contra de Isabel II.
Olázaga Martos Exilo de Isabel II Prim
23. O'Donnell se negaba a que su partido Unión Liberal se uniese a este grupo, pero a su muerte
en 1867, su sustituto, el general Serrano también se unió, igual que los republicanos, de Pi y
Margall, con lo que se arrastrarían un gran número de altos cargos militares, que estuvieron a la
espera del primer aviso.
El fin de este pacto era derrocar a la reina y a su régimen y el establecimiento de unos
derechos fundamentales, entre los que destacan el sufragio universal. Una vez conquistado el
poder se formarían unas Cortes constituyentes que establecerían la forma de gobierno:
monarquía o república.