2. 199
ERNEST MORADELL CATALÀ nació
en Palamós (Girona) en 1920. En 1935
comenzó su formación en la Escuela d’Arts
i Oficis de Sant Marti de Provençals,
entrando a formar parte del equipo de
dibujantes de Seix Barral en 1936. En 1946
alcanzó por oposición el puesto de Geómetra
del Ayuntamiento de Barcelona.
A partir de 1950 comienza su carrera en
el mundo de la publicidad, primero como
director de arte en la agencia Gabernet,
donde se especializó en maquetación
editorial y, más tarde, en Alas / Interalas
DMM. Desde Publicidad Gabernet realizó
campañas para Punto Blanco, Bolígrafos
BIC, Cervezas Damm, Pepsi Cola o Philips;
y desde Alas / Interalas trabajó para Nescafé,
RENFE, Torras Hostench, La Caixa o el
Ministerio de Información y Turismo.
Simultaneó estos trabajos con otras
actividades como la compaginación de
la revista “Distinción”, la enseñanza de
Plástica Publicitaria en el Conservatorio
Municipal de Artes Suntuarias Massana,
la participación como Jurado en diversos
concursos y una actividad paralela –como
artista plástico– que le acompañó durante
toda su vida.
Ernest Moradell abrió estudio propio en
1969 desde donde realizó diversas campañas
gráficas como “Mantenga limpia España”,
“Compre productos españoles” o “Promoción
del libro y la lectura”.
Co-fundador y Presidente de ADG FAD (1965),
algunos trabajos de Moradell están recogidos
en “Graphis Annual”, “Gebrauchsgraphik”
y “Modern Publicity”.
1969/70. Valla 4 x 3 m
«El papel está en blanco y se puede crear lo que se quiera,
lo difícil es elegir lo adecuado»
11. 208
Pioneros
1962. Cartel ganador del concurso de Nestlé
1961. Original presentado al concurso de carteles de Nestlé
en el que Savignac era miembro del jurado
1968. Logomarca identificadora de Baqueira Beret
en el Valle de Arán, único trabajo realizado en colaboración
con su hijo Arcadi, también diseñador
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Pioneros
s/f. Boceto para cartel
1955. Cartel conmemorativo
1964. Cartel-valla diseñado para la exposición de carteles en las Ramblas de Barcelona
con objeto de la campaña de Navidad de RNE “Ayuda al niño enfermo”
1963. Cartel-valla para la exposición de carteles
en el Paseo de Gracia de Barcelona
s/f. Boceto para cartel
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Ernest Moradell Català, mi padre, nace en Palamós en los años 20, en
una familia no vinculada a los conceptos del arte y diseño. Pronto se
trasladaría a Barcelona. Ernest se interesa por lo que llamábamos artes
y oficios en la Escuela de Sant Martí de Provençals y, posteriormente, se
inicia como “dibujante” en Seix i Barral, institución donde se formaron
gran parte de los “Pioneros” de Catalunya.
Pero en pleno proceso de formación es desterrado del mundo de la
cultura y el arte al mundo militar para luchar, con 18 años, en la Batalla
del Ebro. Juntos Ernest y su buen amigo y futuro colega Amand Domènech.
Por si no fuera poca la formación militar recibida en la guerra, tiene que
cumplir con el servicio a la patria en Ceuta pero, incluso en este ambiente
hostil del antiguo protectorado, encuentra inspiración y tiempo para
crear y ganar el primer premio de dibujo de la ciudad de Ceuta. Seis años
perdidos en manos de la incultura militar de la época.
Al regresar a Barcelona se encuentra con una ciudad que tiene que
crecer y producir. Circunstancias en las que surgió una necesidad; ellos
estaban allí y crearon una nueva profesión: Grafista.
A finales de los 40, inicia su verdadera actividad creativa en
Publicidad Gabernet, una de las agencias pioneras en España. Al poco
tiempo, sin darse cuenta, se convierte en uno de los primeros directores de
arte; un concepto entonces nuevo que actualmente aún persiste.
En esta época aparezco yo (1949). Uno de los primeros recuerdos
de mi padre fue cuando estaba creando el primer cartel español de
PepsiCola, la bebida tenía un sabor especial “muy americano” y nuevo.
Desde entonces, si en alguna ocasión tomo una bebida de cola, me
aparece la imagen de mi padre pintando con gouache el cartel de Pepsi.
A partir de aquí se inician mis multiples vivencias y aprendizajes
en el mundo del diseño al lado de Ernest. Fue un autodidacta, pero ningún
profesor me enseñó más que él; de mi padre aprendí todo lo importante:
sobre la ética, que el diseño sea útil para alguien; perder el miedo al papel
en blanco, saber dejar reposar las obras creadas para hacer mejor la
autocrítica, dar más importancia a la comunicación que al diseño de autor.
Tenía una capacidad innata para explicar los conceptos
visualmente: revisando sus carteles podemos comprobar que en ellos los
textos son innecesarios.
Ernest Moradell fue el único de los fundadores de Grafistas FAD
que no había abierto estudio propio. Era un comunicador publicitario; en
Publicidad Gabernet debía asumir unos compromisos comerciales que
hacían dificil mantener criterios de comunicación, de diseño y creativos
de alto nivel. Pero considero que fue uno de los mejores cartelistas
de la época; cuando hice la entrevista a Josep Artigas para la revista
ADGráfica, pocas semanas antes de morir, me comentó que Ernest era un
Pioneros
crearon
unanueva
profesión
18. gran diseñador gráfico y creativo en un campo donde era muy difícil, en
aquellos años, ser bien considerado.
Ernest Moradell siempre mantuvo unos niveles de comunicación
y diseño muy altos, aunque sacrificó su propio estilo a la capacidad
de comunicación, para él siempre fue lo más importante que su obra
resultara comunicativa visualmente; desde siempre hemos compartido
que el diseño debe servir a la función y no al propio diseño.
Recuerdo una anécdota de un cliente que tenía especial
predilección por el color verde, totalmente inadecuado para la imagen
de su producto y, ante su insistencia, mi padre le contestó que tenía un
problema, tener el mismo gusto que las vacas.
A pesar de tener criterios similares ante el diseño, desgracia-
damente no pudimos trabajar mucho en proyectos conjuntos porque
éramos especialistas en sectores diferentes, sobre todo a partir
de los 80. Una de nuestras primeras colaboraciones fue la imagen de
Baqueira, basada en una idea desechada por un cliente; la recuperamos
y rediseñamos la imagen en equipo para la futura estación de esquí,
imagen que aún sigue en uso. La última que realizamos fue la
señalización monumental de Tossa de Mar, en la que Ernest aportó unos
soberbios dibujos a carbón de los monumentos, con su estilo personal,
como gran dibujante que era.
Ernest Moradell no fue el típico diseñador que la competencia
desplazara del diseño gráfico a la pintura; su actividad de director
de arte en la agencia de publicidad Interalas fue pletórica hasta el día de
su jubilación. A partir de entonces su creatividad la dedicó totalmente
al arte; fueron dos “habilidades” diferentes que compaginó durante
toda su vida con mayor o menor dedicación. Pocos meses antes de morir
empezó una serie de obras duales en el que aparecía un mismo elemento
desarrollado de forma pictórica y gráfica. Quizá quiso despedirse de sus
dos grandes pasiones, el diseño gráfico y la pintura, uniéndolas con su
saber hacer, creatividad y humildad. Virtudes que le acompañaron toda
su vida.
Este escrito no pretende documentar ni enumerar la obra de mi
padre. Tan sólo quiere explicar de forma muy fugaz la relación de un
padre y un hijo que han recorrido caminos similares en su actividad y en
el tiempo, tanto en lo profesional como en lo político y en el universo del
diseño gráfico.
Ernest Moradell es la mejor persona que he conocido hasta hoy.
Arcadi Moradell / Diseñador Gráfico