Europa y la Exploración del continente americano.pptx
El diseño gráfico pionero de Elías & Santamarina
1. Elías & Santamarina
los trabajos del Norte
1969. Interior de la felicitación navideña de Grafistas Agrupación FAD diseñada por Elías & Santamarina que recogía
ilustraciones de los componentes de la Agrupación con el siguiente texto: “Las ideas de los grafistas son imágenes, su
pensamiento, gráfico. Su deseo de comunicación profundamente icónico.
La cabeza, reconocida y aceptada siempre como centro generador del pensamiento intelectual o gráfico, cristaliza
tanto en el emisor como en el receptor unos signos (...) con el propósito de dar a conocer de forma gráfica lo más
íntimo de su mente: su propia ‘imago’, en acto de manifiesta sinceridad”
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2. 109
ELÍAS & SANTAMARINA constituyen un
ejemplo destacado entre las varias parejas
de diseñadores que se han dado en la historia
del diseño gráfico español. Al igual que, entre
otros, Cruz Novillo+Olmos, Pep Carrió y
Sonia Sánchez (hoy reconvertidos en Carrió,
Sánchez y Lacasta), Sandra Figuerola y
Marisa Gallén, Saura y Torrente o el dúo
formado por Fernando Gutiérrez y Pablo
Martín bajo el nombre de Gráfica, ellos
fueron una confirmación de que, al menos
durante una serie de años, la fórmula de
trabajo planteada como un tándem es una
forma recurrente que presenta ventajas
a la hora de desarrollar y gestionar el día a
día de un trabajo creativo.
«Todavía no se ha llegado a entender
bien que el diseño es necesario no sólo
en el aspecto económico, sino también
en el estético»
Elías García Benavides nació en León
en 1937. En 1963 se traslada a Oviedo donde
empieza a realizar su trabajo como dibujante
publicitario. En 1972 comienza su actividad
conjunta con Santamarina. En los últimos
años se ha dedicado a la faceta artística
exponiendo trabajos en diversos países.
De 1990 a 1992 fue artista visitante de la
Scuola Internazionale di Grafica de Venecia
en los “Summer Courses in the Book Arts”.
En 1996 comisarió la exposición “Cinco
Diseñadores Gráficos” que recogía trabajos
de Domènech, Huguet, Pedragosa,
Pla-Narbona y Vellvé.
José Santamarina Laviada nació en Oviedo
en 1941 donde ejerció como profesor, desde
1961 hasta 1963, en la Escuela de Artes
Aplicadas y Oficios Artísticos. En 1969
es aceptado como miembro del ADG FAD
y, desde 1970 hasta 1972, trabajó como
creativo gráfico en el mundo publicitario.
En 1972 crea con Elías García Benavides
el estudio Elías y Santamarina. A partir de
1997 ha desarrollado su trabajo en el estudio
“Santamarina Diseñadores” principalmente
para clientes del Principado de Asturias en
donde colabora también su hijo el ilustrador
Miguel Santamarina.
Estrellas reproducidas en una felicitación familiar
navideña de Elías García Benavides
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Pioneros
1966. Elías García Benavides. Ilustración para el cartel de la película de Claude Lelouch
s/f. Elías García Benavides. Ilustración
para la XVII temporada de ópera del Teatro
Campoamor. Oviedo
s/f. Elías García Benavides. Ilustración
4. 111
Elías & Santamarina
1969. Elías García Benavides. Ilustración para cartel de la película de Alain Tanner
5. 112
Pioneros
1973. Elías García Benavides. Ilustración para el número de septiembre
de la portada de la revista de la asociación de prensa médica española Yatres
1973. Elías García Benavides. Ilustración para el número de octubre
de la portada de la revista de la asociación de prensa médica española Yatres
6. Elías & Santamarina
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1974. Elías García Benavides. Ilustración para el número de junio
de la portada de la revista de la asociación de prensa médica española Yatres
1975. Elías García Benavides. Ilustración para el número de octubre
de la portada de la revista de la asociación de prensa médica española Yatres
7. 114
Pioneros
s/f. Elías García Benavides. Ilustración para felicitación navideña
Logomarcas de Elías García Benavides
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Pioneros
1970. José Santamarina. Cubierta para la editorial Instituto de Estudios
Asturianos. Oviedo
1969. Elías + Santamarina. Cubierta para la editorial Richard Grandio
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Elías & Santamarina
1968. José Santamarina. Cartel conmemorativo del XV Descenso Internacional
del río Ason
1970. José Santamarina. Cartel anuciador
de los Concursos Hípicos de Asturias
1966. José Santamarina. Cartel para la Sociedad
de festejos de Oviedo
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Pioneros
1967. José Santamarina. Cartel para la convocatoria del Primer Concurso Juvenil de Fotografía de Almacenes Botas
13. 1972. José Santamarina. Felicitación navideña para una constructora asturiana
Pioneros
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14. 121
Elías & Santamarina
1974. José Santamarina. Cartel cinematográfico para Bocaccio Distribuciones s/f. Elías + Santamarina. Cartel español para el film “Repulsión” de Polanski
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Pioneros
1972. José Santamarina. Calendario e ilustraciones sobre indumentaria popular
asturiana para Gráficas Summa
1970. José Santamarina. Calendario e ilustraciones sobre mitología
asturiana para Gráficas Summa
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Elías & Santamarina
1967. José Santamarina.
Logo de Asturiana de informática 1969. José Santamarina.
Logo de Cafetería Tropical
1969. José Santamarina.
Aga. Asociación de Empresarios
de Artes Gráficas de Asturias
1974. José Santamarina.
Asturquímica. Industria química
1974. José Santamarina.
Balbuena. Joyería y óptica
1974. José Santamarina.
Imprenta Maguncia
1975. José Santamarina.
Enastur. Compañía de gas
1975. José Santamarina.
Construcciones Ovidio Moro
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“”tintas planas, que arroja a la calle la modernidad decó, convive con una
expresión regionalista, que servirá de revulsivo a los más jóvenes para
romper amarras con el pasado, para luego, y a duras penas, tratar de
inocularse contra el virus de los realismos totalitarios en esa expresión
política de los años treinta que alcanzará con la guerra civil su mayor
brillantez en medio de la tragedia.
En ese después, en esa posguerra en la que parece mutilarse
cualquier esperanza, el diseño gráfico no escapa a la pobreza y a la
consigna. Reconstrucción es también recuperación tímida, un anclaje en
el pasado a la espera de que el futuro despeje las brumas y deje ver el
horizonte de los nuevos lenguajes; mientras tanto, es cierto cartelismo el
que sostiene el recuerdo de mejores tiempos luchando contra el dominio
folklórico de lo festivo. Sin embargo, en medio de la impostura, hay
luces que iluminan el camino: la Imprenta Grossi hace de las labores
tipográficas una permanente lección de la puesta al día de la mejor
herencia, y de sus prensas salen hitos de delicado diseño, al tiempo
que Jacinto Melcón logra acomodar una expresión gráfica propia a las
exigencias del mercado y recicla las expresiones que llegan de fuera.
Hay cierta eclosión en esos albores del desarrollismo que anuncia
otras nuevas, y es aquí donde emerge, en lo que parece un campo fértil,
ese tándem de Elías & Santamarina o Elías + Santamarina, que va a
venir a señalar una ruptura radical con el tiempo precedente, sin renuncia
expresa a una tradición en la que perpetrarán un pacífico y culto saqueo.
Ambos dan carta de naturaleza a la acepción pura de diseñador
gráfico, y como tales actúan en diversas direcciones. No desdeñan la
doble condición de artistas y artesanos, y su obra, libre de las ataduras
Pese a no haber sido objeto de una especial atención por parte de la
historiografía artística, el diseño gráfico asturiano ha podido mostrar
desde su nacimiento impulsado por la industrialización, un vigor y una
calidad que rompen con el tópico del tradicional aislamiento de la región
y la no menos tópica condición de periferia dentro de la periferia.
Para un país de reducido tamaño y de escasa población siempre
mermada por la emigración, la aparición de un potente sector de las
artes gráficas revela no sólo una propicia coyuntura socio-económica,
sino una propensión a asimilar el potencial de creación artística que
emerge en este medio y encauzarlo hacia una tareas consideradas de
segundo orden. Pero esa marginalidad no está exenta de beneficios, pues
permite proclamar una independencia que incide de modo particular en
la recepción de los lenguajes plásticos y su traducción gráfica y, también,
en una vanguardia en el conocimiento de la técnica que redunda en una
idónea manifestación y difusión de los estilos con su patente de época.
Sólo así cabe entender la eclosión del romanticismo y su
apertura al naturalismo en los años centrales del siglo XIX de la mano
del dibujante José Cuevas, cuando en Oviedo se asientan dibujantes y
litógrafos foráneos, o la aparición de una industria litográfica concentrada
en Gijón, cuando la publicidad ya es una fenómeno alentado desde
la prensa local, que asienta estímulos externos gracias a la labor de
bocetistas franceses y alemanes e incorpora a artistas locales a unas
tareas que dignifican su papel social como abanderados de los nuevos
gustos. Triunfan ciertos revivals y se expande un modernismo que agoniza
cuando en los años veinte los artistas de formación académica traen aires
nuevos, desacomplejados. Esa estética verbenera y picuda, de ángulos y
18. del encargo y de la proyección publicitaria, se asienta en la orilla
pura de la creación artística con aquellas siluetas concéntricas de
Santamarina que recortan desnudos en el espacio o los últimos reflejos
de la luz en las aguas de la laguna veneciana que adquieren en Elías
la categoría de síntesis de una devoción por otros paisajes. Pero es en
la otra orilla, la que algunos aún consideran impura o contaminada
por el mercado y la mecánica, donde su papel resulta trascendental
en esa progresión de nuestro diseño que se augura indefinida, pues
puede afirmarse que con ellos se inaugura un antes y un después al que
nacemos con otras miradas.
Su mirada se hizo descaradamente psicodélica, de un pop nada
evanescente que buscaba la interlocución directa con el espectador;
y de ahí la primera sorpresa en una monotonía gris. Los calendarios
–cómo olvidar el dedicado a las parejas con traje regional–, señalaban
las fechas que se diluían en tintas de borrachera cromática, la forma en
danza como humo al aire, la letra en combate, boxeando por el negro
contra el desierto blanco; el papel transfigurado. Todo esto y más, los
signos de nuestro tiempo, circulaban con libertad sin fraude como
un repertorio que hicimos propio y que nos conciliaba con las voces y
los ecos del más allá. La Asturias que engendraron desde el diseño,
desde las ediciones del laboratorio de Gráficas Summa, desde los más
dispares carteles, desde las imágenes corporativas, desde los logos y
las tipografías, era de nuevo moderna y desacomplejada desde que se
reconoció en ellos, en sus trabajos.
Ya clásicos, con ese clasicismo maduro que convierte en maestros
ortodoxos a los que alardearon de heterodoxia, fue cuando imaginaron
otra revolución sugestionada por el negro, como aquellos paneles
serigrafiados que inauguraron Logos y permanecieron como elementos
de identidad irrenunciable en esa reforma última, sin sucumbir en su
testimonio. Vino después la aventura de Los Cuadernos del Norte, palabra
más imagen, revista de grata memoria que les debe precisamente eso,
esa calidad matérica y visual, ese recuerdo táctil en el que las imágenes
conciliaban sin rubor ni menosprecio el formalismo del pasado con la
invitación al juego del presente.
Nada de idolatrías pero mucho respeto es lo que aún despiertan en
esos jóvenes que en el fragor de la iconoclastia arremetieron contra esto y
aquéllo, como corresponde a sangre nueva. Las recientes promociones de
diseñadores asturianos, nutridas y curtidas en la excepcional experiencia
de la Escuela de Artes, saben que les deben mucho más de lo que les
reconocen, y en ese débito pesa también su papel en la dignificación
definitiva de la profesión de diseñador, lejos de oportunismos y movidas
coyunturales. Sin ellos, referentes básicos de una edad de oro de nuestra
experiencia gráfica, todo habría sido más cerrado y pobre, sin posibilidad
de dar continuidad a esa herencia consciente de lenguajes que son
espejos en los que se mira el tiempo de la comunicación. Hace algunos
años, una exposición reunió lo mejor de sus largos años de producción,
y allí, sobre las paredes blancas y en la transparencia de las vitrinas,
pudimos revivir las emociones de las sucesivas conquistas a través de
esas obras que acompañaron nuestro descubrimiento de otra realidad, la
imaginada y materializada en esas imágenes a ellos debidas.
Francisco Crabiffosse Cuesta / Crítico de arte y Comisario de exposiciones
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