El documento presenta la trayectoria profesional de Josep Artigas, un diseñador gráfico español que trabajó entre 1935 y 1992. Comenzó su carrera en Barcelona y luego pasó 11 años trabajando en Suiza para empresas como Nestlé. Creó numerosos carteles y trabajos de diseño que reflejaban los estilos y valores de las épocas en que vivió, particularmente durante la posguerra en España. Su cartel Polil de 1947 se ha convertido en un icono que resume la atmósfera social y cultural de la posguerra española.
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La trayectoria profesional de JOSEP
ARTIGAS (Barcelona, 1919-1992) es
similar a la de gran parte de los grafistas
contemporáneos suyos. Un recorrido que
se inicia a los catorce años como aprendiz
trabajando para la agencia alemana Valor
que contaba, ya en aquellos años, con doce
diseñadores en plantilla. Entre 1935 y 1936
trabajó como voluntario en Grafos –empresa
ligada a Valor– donde tomó contacto con todos
los sistemas de reproducción del momento,
simultaneando su trabajo con la formación
que recibió en los cursos que impartía la
Escuela Llotja y el Instituto San Lucas.
En 1945 decide abrir estudio propio en
Barcelona compartiendo espacio y alquiler
con otros cinco artistas. Cuatro años después
acepta integrarse en el departamento de
publicidad de Cruz Verde, en aquellos tiempos
una pequeña empresa del sector químico.
Durante cinco años fue el responsable de
todo el trabajo de comunicación de la firma:
líneas creativas, dibujos y fotografías del
departamento de publicidad, etc. El rápido
desarrollo de Cruz Verde le llevó a situarse
entre las principales empresas en el campo
de insecticidas y a que su departamento de
publicidad –con 25 personas en plantilla–
derivase en Publi-Cruz, una agencia de
publicidad autónoma. Fruto de aquellos años
es su cartel para Polil, uno de los trabajos
gráficos que mejor resumen la atmósfera del
país en esa época.
En 1953 se hizo cargo del departamento de
publicidad de Nestlé en Barcelona, trabajo que
le sirvió de puente para su traslado a Suiza
–en febrero de 1954– donde le ofrecieron
un puesto en Nestlé International. Un año
más tarde comienza a colaborar con Rino Anzi
para el desarrollo del packaging de Maggi.
Ya de forma independiente, en Laussanne,
realizó trabajos para fomentar el turismo
en Suiza, Italia y Alemania y, tras once años
de trabajo en el país helvético, regresa a
Barcelona. En esta nueva etapa en su ciudad
fundó la agencia de publicidad y marketing
Publiartigas trabajando para clientes como
la Feria y el Puerto de Barcelona, la editorial
Labor, Bally o la Escuela de Arte Llotja.
Artigas fue profesor de diseño gráfico y autor
de un abecedario creado con ocasión del
bicentenario en 1975 de esta Escuela.
En la actualidad el legado de la trayectoria
profesional de Artigas –con más de 50 años
de oficio– se encuentra en Facultad de Bellas
Artes de la Universidad de Barcelona.
«Diseño habría que reservarlo para las creaciones
en tres dimensiones mientras que el término grafismo
es más adecuado para dos dimensiones»
En diciembre de 1963 los miembros de ADG/FAD contribuyeron con un diseño
propio de estrella a la felicitación navideña de dicha agrupación. Esta felicitación,
diseñada por Tomás Vellvé e impresa por Casamajó, se ha convertido en una de
las piezas más delicadas del diseño de aquellos años.
Artigas dibujó esta estrella que, junto a las de Humá, Huguet, Domènech,
Parramón, Ribas, Baqués, Gallardo V., Vellvé, Giralt Miracle, Morillas, Plá Narbona,
Pedragosa, Martínez, Artigas, Costa/Padró, Grañena, Moradell, Barba, Creus,
Gallardo A. y Graus completarían la serie de estrellas de esta la felicitación
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Pioneros
s/f. Cartel
Ilustraciones/pictogramas del interior del folleto para Bavillesset
1947-48. Folleto con novedades de una tienda
de material deportivo
c. 1948. Portada de folleto
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Pioneros
1951. Cartel producto insecticida. Representa onomatopéyicamente
el mensaje publicitario que se emitía en las emisoras de radio comercial
1947. Cartel producto de limpieza doméstico
1951. Cartel para insecticida doméstico
6. Josep Artigas
c. 1950. Etiqueta para tienda
de ropa de Barcelona
c. 1955-56. Bolsa para Nescafé.
Trabajo diseñado en su época suiza
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Pioneros
1955-56. Colección de sobres promocionales para productos Nestlé. Suiza
1954. Cartel La Lechera
s/f. Original para concurso “Un concentrado de energías”. 2ª versión.
Cartel que parece tener influencias de los trabajos que Paul Rand desarrolló
a partir de la década de los 50
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Josep Artigas
1958. Cartel promocional. Suiza
1955-1960. Boceto para anuncio de un producto Nestlé
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1960. Gráfica para la difusión publicitaria de la serie de relojes “Secticon”
diseñados por Angelo Mangiarotti
Pioneros
1957. Original para cartel. Feria de Muestras de Lausanne. Suiza
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Pioneros
1962. Folleto comercial de Manufacturas F. Nadal,
empresa de objetos de escritorio
1970. Folleto para Graphispack. Feria de Muestras de Barcelona
14. c. 1970. Folleto comercial de Fernando Granell empresa constructora realizado bajo la firma Publiartigas
Josep Artigas
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15. 68
Pioneros
1968. Cartel Institucional
1963. Cartel para el 13er
congreso
de clubes de la publicidad celebrado
en Barcelona
1964. Adaptación del cartel
para el 14º congreso celebrado
en Montreux-Lausanne. Suiza
1975. Estudio y proyecto del abecedario Llotja creado en la
Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Barcelona,
con motivo del bicentenario en 1975 de la Escola de Llotja,
donde Artigas fue profesor de diseño gráfico
17. 70
“”con un toque irónico, Artigas lo hace con un punto nostálgico, con la
lucidez del que sabe que su inspiración procede de una etapa que es
pasajera, ya en retirada. Ambos son precisos testigos del tiempo que les
tocó vivir, y los dos denuncian las miserias de las sociedades y oficios
que conocen de una manera que no es perceptible para sus respectivos
torquemadas (la Inquisición y la censura franquista), porque se fijan en
el detalle intrahistórico, en la contradicción cotidiana y lo cuentan sin
subrayados que les destaquen del resto convencional que les sirvió de
punto de partida.
Las referencias y motivos de inspiración de Artigas proceden del
diseño gráfico y de la publicidad de sus tiempos de formación, de los
carteles y anuncios de la España de los años cincuenta y de los ejemplos
europeos que conoció durante sus once años de trabajo en Suiza.
Artigas es un diseñador gráfico que empieza su formación
durante la Dictadura de Primo de Rivera: España vive un primer intento
frustrado de modernización capitalista que expande los primeros objetos
industriales producidos para un consumo restringido y de elite, mientras
que la mayoría de la población que vive la sobreexplotación laboral es
impelida a ahorrar y no a consumir. Es una época en la que los productos
que ofrece la publicidad sólo están al alcance de la minoría más rica del
país. Nacen ciertas marcas y estilos publicitarios que fueron los ejemplos
de juventud de Artigas. Los objetos característicos de este modelo de elite
pertenecen al área de la cosmética y de la salud. Los valores de entonces
son la elegancia y distinción aristocrática, se reivindica la tradición. En el
Artigas maduro vamos a encontrar algunas influencias de este periodo
inicial, como sucede en su cartel para Radio AEESA: propone una mujer
con los rasgos de Rita Hayworth, aunque vestida no como Hilda sino
Artigas no pretende definirse con un estilo inconfundible; en lugar de
imponer su personalidad a los clientes se muestra como un trabajador
solvente que acepta las reglas de juego y los antecedentes establecidos
por sus compañeros de gremio en otros ejemplos similares. Con esos
presupuestos hace un cartel desde su personal carácter, convirtiendo en
un rumor apenas audible las contradicciones que detecta en el producto
anunciado y en su propio oficio de artista comercial. Es un creador eficaz,
versátil, informado y sin estilo propio. Aunque sea paradójico, estos rasgos
le hacen inconfundible.
Los diseños de Artigas se convierten en iconos históricos:
resumen la forma de expresarse gráficamente en su época y sintetizan la
mentalidad y los valores de la generación española que sufre la autarquía
de los 40, el desarrollismo de los 50 y el consumismo (sustituto de
participación política) de los 60. Por eso sus obras son tan queridas por los
sociólogos del consumo, por eso el Polil de Artigas es la imagen elegida
como portada de este libro. Artigas, con un icono comercial rentable, es
capaz de resumir la sociedad española de posguerra, su tono de voz,
sus aspiraciones y temores, hasta su olor: lo que un director de cine tan
brillante como Basilio Martín Patino dice en los 115 minutos de Canciones
para después de una guerra, Artigas nos lo cuenta con la única imagen del
abrigo apolillado y perplejo.
Artigas considera cada trabajo como la única obra de su vida
y realiza su diseño gráfico igual que Cervantes lo hizo en su particular
novela de caballería: estudia los antecedentes del género hasta dominar
su argumento y su forma de narrar, y entonces –con Don Quijote– resume
críticamente todos los antecedentes, los interpreta a su modo y pone el
punto final a una saga creativa. Mientras que Cervantes mata un género
Artigas es algo más
que el creador del abrigo apolillado
de la posguerra
18. 71
como una dama con traje de noche con una medalla de alcurnia: la
pin-up del cartel de cine americano se funde con la solera hispánica del
agua de colonia Añeja o de las damas de la Unión Española de Explosivos,
combinando en la misma imagen los carteles cinematográficos de la calle
Gran Vía y las ilustraciones de la revista Blanco y Negro o de La Esfera.
Después de la Guerra Civil, la vida y el desarrollo económico sufren
un corte que afecta a las tendencias de consumo incipiente. Artigas vivió
el tiempo de la más dura posguerra en su estudio de Barcelona. En 1948
comienza a trabajar en el departamento de publicidad de Cruz Verde,
y Artigas realiza el cartel de Polil que resume la época de la autarquía
con ese abrigo apolillado que tiene algo de hidalgo urbano venido a
menos y de Carpanta de paño. La vaciedad agujereada del abrigo es
surreal –superreal–, retrata la situación social y cultural aún mejor que
este párrafo del sociólogo Luis Enrique Alonso en su libro Historia del
consumo en España: “Desde el punto de vista de los valores sociales, estos
primeros años del franquismo significaron la pervivencia cuando no el
refuerzo de los valores asociados a la búsqueda del status, la importancia
del honor y de la tradición, la fuerte religiosidad nacional católica, así como
la gran importancia simbólica de la propiedad. Hay algo de paradójico y
complejo en la relación entre el franquismo y la sociedad de consumo, ya
que mientras las clases medias patrimoniales se oponían explícitamente
al desarrollo de la modernización y la internacionalización de la economía
española, son precisamente los valores de esas clases los que utilizados
por las multinacionales a las que se oponen esas clases, van a marcar el
nacimiento y desarrollo de la sociedad de consumo a la española.”
De sus años suizos –a partir de 1955– Artigas recibe la influencia
del diseño gráfico frío: en su cartel reproducido en la página 62 –para la
Feria de Muestras de Laussanne– hay ecos de la célebre imagen de Max
Huber para el Gran Premio de Monza de 1948. Pero nuestro diseñador
calienta el diseño con una realización que deja entrever el pulso humano
bajo la apariencia puramente técnica: se adivina la mano que caligrafía
unas letras que parecen fotomecánicas, la línea verde es una figura
imposible que no casa: siguiendo las reglas del diseño suizo Artigas lo
cuestiona, le da la vuelta y lo convierte en un primoroso dibujo en el que
hierve el oficio de un cartelista tradicional.
Si Artigas fuera un diseñador al uso el descubrimiento de la cima
suiza le habría transformado para siempre. Sin embargo, la línea fría es
para él una solución más del repertorio que domina y aplica según el
caso. Para trabajos posteriores Artigas utilizará referencias de décadas
anteriores, en un anacronismo personal, nostálgico y que metacomunica
sobre el diseño gráfico: en el anuncio de turismo para Alemania la cita
de Cassandre tiene algo de sueño imposible; Artigas ha dejado en el
ejemplar de su archivo una muestra de su mirada crítica y consciente
hacia su oficio de artista comercial: debajo del SOL escribe a mano
artificial, tras DIVERSIONES garabatea en un arrebato íntimo Ja! Ja!, una
risotada que resume mejor que la canción de Juanito Valderrama la
contradicción que vive un diseñador entre la España de los emigrantes
y la Alemania del milagro económico. Esta amargura lúcida y callada la
encontramos también en otro pionero: Manolo Prieto expresa todas las
contradicciones del oficio de diseñador gráfico en su imagen del artista
comercial, en la metáfora visual del ojo pleno de conciencia sufriente,
lastrado por un ancla mercantil que le cuelga del lagrimal.
Luis Mayo / Pintor