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El multiculturalismo alejandra velázquez
1.
2. En los 90`s, el reconocimiento del “otro” es
determinante, pues la globalización
permitió un mayor acercamiento a zonas y
culturas con las que antes se tenía difícil
acceso. Este acercamiento en su más de las
veces, obedecía a intereses de dominio
políticos y económicos, pero al reconocer la
existencia del otro, múltiple, su capacidad
transgresora y su alteridad, la hegemonía
de la cultura blanca entro en crisis.
3. De esta manera es como entra en juego el
llamado “multiculturalismo” que si bien,
es bien visto por diversos sectores, en el
mundo del arte causo polémica.
4. Esto se debe en cierta medida a con el
lenguaje, instaura una estrategia de
dominio en la que pareciera que el “otro”
tiene cabida en un mundo que pretende
instaurar “las leyes de la normalidad y
anormalidad” partiendo siempre de él
mismo y diciéndole a ese “otro” que le
permite la entrada a su mundo, mitigando
de esta manera la amenaza que este le
impone.
5. Si bien hace 500 años las nuevas rutas de camino conectaron el mundo,
a finales del siglo xx los medios de comunicación fueron
determinantes para terminar de reforzar esta unión. Aquí la
globalización llego con su discurso de dar cabida a todos en su
mundo, queriendo hacer ciudadanos globales que al sentirse
aceptadas en su multiculturalidad, y en esta calificación del “otro” se
pierdan en la homogeneidad hasta que queden solo rastros de ella.
6.
7. Una de las prácticas del colonizador es
reconocer al “otro” mostrando simpatía por
su excentricidad.
El discurso colonizador pretende siempre
dar el camino para la civilidad con una
aceptación sugerente a lo que le es extraño.
Pretende ayudarle a organizarse, a que
muestre lo que es digno de ser mostrado,
marcando sus diferencias, catalogándolo,
mostrando siempre sus oposiciones con este
y en el arte curándolo.
8. Con Lévi Strauss en “Le Cruet le cuit”, que se usó en una
exposición para referirse a lo civilizado con lo cocido y a lo
primitivo con lo crudo, me recuerdo a estos mismos términos
que uso Aristóteles para referirse con lo cocido a los hombres,
que eran seres terminados, maduros y a las mujeres (el otro
desde todos los tiempos) con lo crudo, pues eran seres que no
terminaron de formarse del todo, quedando incompletos,
incivilizados.
9. Al final, el otro nunca será igual que el
colonizador, por más lo haga un ser
heterogéneo, a imagen y semejanza de
su colonizador, este siempre le
mostrara sus diferencias, las más de las
veces con desprecio y dominio y, el
“otro”, siempre será el “otro”.
10.
11. El discurso colonizador no presenta al
“otro” se reitera, se presenta a sí mismo, no
lo acepta ni se acepta, solo es. No reclama
su identidad pero se libera de la etiqueta de
exotismo y primitivismo.
Se concibe desde lo que es y así sido, no
desde lo que no es, no va por ahí su
reconocimiento.
12. Los proyectos de arte no colonizador son
incluyentes y tienden a diluir las fronteras
en experiencias intersubjetivas y colectivas.