1. Reflexión.
Carlos Sánchez.-
El mandato "id y haced discípulos", no está relacionado con el "Evangelismo" en sí mismo. La
orden es clara: "Vayan y hagan discípulos", no es "vayan y evangelicen". El Evangelismo tiene
que ver con el acto de pregonar el evangelio, la buena noticia, que es Jesús, pero el hacer
discípulos, tiene que ver con formación. En muchas ocasiones, confundimos el medio, con el
fin. El fin (o el objetivo final), es hacer discípulos, y el medio –o los medios- para tal objetivo
pueden ser múltiples.
Podemos cometer el error, entonces, de confundir evangelismo, con el don ministerial
evangelístico. Desde este punto de vista, es cierto que no podemos atribuirle el don
evangelista a aquel que posee el don magisterial, siempre y cuando, contemplemos el fin,
desde el prisma del medio. Pero si analizamos el hecho, desde el "fin" en sí mismo,
entonces, no le atribuiremos carga excesiva a quien no la deba ni pueda llevar, sino, solo
persuadiremos a los discípulos a reproducirse. Por lo tanto, no es necesario ser "evangelista"
para hacer discípulos.
Así las cosas, si podemos decirle a nuestro/a vecino/a: "Hola, buenos días", podemos decirle,
entonces: "Hola, Cristo te ama". ¿Cuál es la diferencia entre una y otra oración? Sólo el
contenido, pero el medio, es el mismo. ¿Por qué, entonces, no cambiamos el contenido sin
alterar el medio, para no provocar ningún impacto negativo en quien emita dicha frase? ¿Por
qué, entonces, nos cuesta tanto reemplazar el "Hola, buenos días", por el "Hola, Dios te
ama"? Solo debemos reemplazar dos palabras (“buenos días”), por otras tres palabras
(“Cristo te ama”), cuyo contenido, marca la diferencia, y en el futuro, nos permitiría poder
seguir sembrando el evangelio del Reino de Dios en las personas..
El hacer discípulos (Mat. 28:19-20) está claramente instruido y desarrollado por Dios bajo la
siguiente estructura:
“(19) Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; (20) enseñándoles que guarden todas las cosas que os
he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”.
1. Misión:
“... Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones...”.
2. Planificación (Estrategia):
“... Bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; (20)
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado...”.
3. Respaldo:
“... Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén...”.
2. Para poder llegar a esto, claramente, el ejercicio evangelístico, se transforma en
uno de los medios más efectivos. Pero tampoco podemos circunscribirnos, sólo a la
evangelización tradicional o pública. Si alguien manifiesta no poseer "el don" para ir y
evangelizar públicamente con el objeto de llegar al plan de formación discipular (Mateo
28:19), entonces, debe tener claro que existe una multiplicidad de maneras en las que puede
obedecer el mandato de Dios: en las labores de hogar, en el trabajo, en la universidad, etc.
En todo perímetro en el que se encuentre el hijo de Dios, debe transformarse en un
evangelizador, sin serlo "ministerialmente".