1. Playboy
Por: Paloma Botero
Las conejitas playboy son sin duda mujeres muy hermosas, mujeres que
representan la belleza norteamericana, mujeres que trabajan como modelos
para la revista del mismo nombre: Playboy.
Desafortunadamente, ellas son mujeres vacías, banales, mujeres que no leen,
que solo abren la boca para decir bobadas, mujeres que no saben ni entienden
de cultura; mujeres que reafirman las teorías machistas ya que sus actitudes
son tontas y superficiales.
Playboy patrocina la belleza operada y artificial mostrando mujeres que son
un engaño, mujeres que son por sus cirugías corporales, mujeres que no
enorgullecen al genero femenino, que no madrugan todos los días para llevar
comida a sus hogares, mujeres que promueven una sexualidad abierta sin
ninguna clase de respeto ni así mismas y ni a los demás.
Hay quienes dicen que ellas son comunicadoras sociales, que viven con el
magnate Hugh Hefner y trabajan para él en la revista (como dije
anteriormente), como modelos. Infortunadamente la realidad es otra, ellas
son prostitutas, pero excesivamente caras, son prostitutas a cambio de
favores políticos, económicos, comerciales y (claro la palabra que está de
moda) por diplomacia. Ellas mantienen relaciones sexuales con todos los
socios de Hugh Hefner y de su revista. Es obvio que ellas no confiesen este
tipo de cosas abiertamente dado que ellas protegen su imagen a como dé
lugar.
Es triste encontrar personas con éticas tan laxas, éticas que solo les permiten
juzgar a una mujer pobre, campesina, ignorante y (desplazada de su lugar de
origen, gracias un estado inexistente que admite una guerra de 40 años) que
diariamente se estaciona en una esquina a esperar a un cliente que le pagué
cualquier miseria a cambio de su cuerpo, con el único propósito de mantener
a unos hijos ya que en a mayoría de los casos estos hijos no tienen un padre
(figura masculina) a quien acudir por que probablemente este padre al saber
que tendría un hijo inesperado prefirió abandonar esta mujer con su hijo a su
suerte.
2. Allí es donde aparece el conflicto moral, es en este punto donde nos
preguntamos donde quedaron nuestros principios, donde quedaron nuestros
sentimientos, donde quedó nuestra moral; nuestra inflexible moral, claro
está. He allí donde todos los días yo me pregunto que nos pasó.