Impacto del desplazamiento como consecuencia de las etapas de gentrificación...
Tamaño del Sector Público al nivel de países desarrollados
1. 3 de Enero de 2016 – Número 633
TAMAÑO DEL SECTOR PUBLICO AL
NIVEL DE PAÍSES DESARROLLADOS
La sucesión de hechos que enmarcan la fuga de tres presos de alto riesgo puso al
desnudo el nivel extremo de degradación que sufre el sistema de seguridad.
Lamentablemente, no es una excepción sino un fenómeno común que también se
observa en educación, salud, infraestructura y el resto de los servicios públicos.
Esta es la consecuencia de haber confundido el fortalecimiento del Estado con
contratar masivamente empleados y aumentar sin criterio el gasto público.
Una idea instalada en gran parte de la sociedad argentina es la antinomia entre “mercado vs.
Estado” y el convencimiento de que el progreso y la equidad dependen de la presencia y el
fortalecimiento del sector público. Con estos argumentos se justificó un enorme crecimiento
en el tamaño del Estado que llevó a que entre los años 2003 y 2014 el gasto público
creciera desde el 21% al 38% del Producto Bruto Interno (PBI).
Entre los componentes más importantes de aumento del gasto público aparecen los
subsidios económicos, la masiva contratación de nuevos empleados públicos y la
distribución discrecional de jubilaciones sin aportes. Para financiar este proceso se elevó a
niveles récords la presión impositiva y se apeló a la emisión de dinero sin respaldo.
¿Cuán consistente y estrecha es la asociación entre tamaño del sector público y progreso y
equidad? Tomando datos del FMI y la OECD correspondientes al año 2014 se detectan las
siguientes tendencias:
• En los países nórdicos, el gasto público oscila alrededor del 50% del PBI; aquí se
inscriben Finlandia (58%), Dinamarca (57%), Suecia (50%) y Noruega (45%).
• En países como Australia (40%), Canadá (37%) o Estados Unidos (36%), el gasto
público se ubica en el orden del 40% del PBI.
• Entre los vecinos, como Uruguay (32%) o Chile (26%), el gasto público se ubica en el
rango del 30% del PBI.
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2. Estos datos muestran que la experiencia internacional es muy variada tanto que no permite
avalar una relación lineal y directa entre tamaño del Estado y prosperidad. Es cierto
que entre los países que han logrado los más altos niveles de desarrollo social el sector
público administra más de la mitad del PBI. Pero también hay países que con un sector
público proporcionalmente más chico, incluso inferior al de Argentina, logran altos
estándares de vida. La comparación también muestra el agigantamiento del sector público
argentino en relación a los países vecinos.
Las evidencias demuestran que desde el punto de vista del progreso de una sociedad lo
importante no es la cantidad de recursos con que cuenta el Estado sino el sentido
estratégico con que los asigna y la calidad de su gestión. Esto explica por qué aun
cuando el sector público argentino dispone de enormes presupuestos, la población sufre el
desamparado que genera la ausencia del Estado. Las consecuencias son visibles. Desde el
estupor por la precariedad del sistema de seguridad, a la impotencia por la falta de
infraestructura y la improvisación antes las inundaciones. Desde la resignación con la cual
muchas familias realizan un gran esfuerzo para pagar a sus hijos una escuela privada frente
a la percepción de deterioro de la educación pública, hasta el malestar que generan los
cortes de suministro eléctrico y la precariedad del transporte público de pasajeros.
El nuevo gobierno enfrenta un doble desafío. El más urgente es moderar el crecimiento
del gasto público. Manteniendo las actuales tendencias se genera una emisión de pesos
tan alta que hace inviable los intentos por revertir el proceso inflacionario. Pero el más
importante y complejo desafío es fortalecer genuinamente el Estado. Esto requiere
mucho profesionalismo y valentía para “desprivatizar” amplias áreas del sector público
donde se han enquistado empleo público espurio, ineptitud, mafias y redes de corrupción.
Es clave desmitificar la idea de que para generar más presencia del Estado se requiere más
gasto público. Por el contrario, el Estado presente es el que asigna y administra
eficientemente sus recursos. Esto implica, por un lado, recorrer el arduo camino de
eliminar la corrupción, el empleo público improductivo y los subsidios a gente de altos
recursos, y, por el otro, la difícil tarea de imponer nuevos estilos de gestión en cárceles,
comisarías, juzgados, escuelas, hospitales, agencias reguladoras y otras áreas del Estado.
Gasto público total como porcentaje del PBI
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