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Tratamiento de la Disección Aórtica según clasificaciones DeBakey y Stanford
1. Disección Aórtica
Clasificación de DeBakey y de Stanford y cuáles
son las implicaciones en el manejo y tratamiento de
las mismas.
Enis Ballis 8-903-788
Ana Rodriguez 9-746-327
Universidad de Panamá
Facultad de Medicina
4. Disección Aórtica
Tratamiento inicial - médico
La estrategia terapéutica inicial, de ordinario descrita como terapia
antihipertensiva o control de la presión arterial, se enfoca a reducir la tensión
de la pared aórtica, la fuerza de la expulsión del LV y la tasa de variación de la
presión arterial (dP/dT). Las reducciones de la dP/dT se logran al disminuir
tanto la contractilidad miocárdica como la presión arterial.
Los fármacos que se utilizan al principio para conseguir estos objetivos
incluyen bloqueadores adrenérgicos β, vasodilatadores directos,
antagonistas de los conductos del calcio e inhibidores de la enzima
convertidora de la angiotensina (ECA) por vía IV.
Estos fármacos se utilizan para preservar la frecuencia cardiaca
entre 60 y 80 latidos por minuto, la presión sistólica entre 100 y
110 mmHg, y la presión arterial media entre 60 y 75 mmHg.
Estos objetivos hemodinámicos se mantienen en tanto la
producción de orina sea adecuada y la función neurológica no
se altere.
El control
correcto del dolor
mediante la
administración intravenosa
de opiáceos, como morfina o
fentanilo, constituye un
elemento importante para
conservar un control
aceptable de la
presión arterial.
S i n
hacer caso
de dónde se
halla localizada la
disección, la
atención inicial es la
misma para todos los
individuos con sospecha o
confirmación de disección aórtica
aguda. Además, por causa del potencial
de rotura antes de confirmar el
diagnóstico, ante la sospecha clínica de
disección se debe iniciar sin tardanza un
tratamiento farmacológico intensivo, el cual
se continúa por necesidad durante toda la
valoración diagnóstica. Los objetivos del
tratamiento farmacológico son
estabilizar la disección y
evitar la rotura.
5. Tratamiento de la Disección de Aorta
Ascendente (DeBakey I y II o Stanford A)
• Considerarse como una urgencia quirúrgica por presentar un alto riesgo de complicaciones mortales,
como rotura aórtica, ECV, isquemia visceral, taponamiento cardíaco y fallo circulatorio.
• El objetivo de la cirugía es la prevención de la rotura o la aparición de un derrame pericárdico, que puede
conducir al taponamiento cardiaco y a la muerte.
• Debido a que la mortalidad operatoria oscila entre el 15 y el 35%, incluso en centros de excelencia, se han
utilizado medidas complementarias tales como la parada circulatoria hipotérmica profunda y la perfusión
retrógrada selectiva de los vasos de la cabeza en el tratamiento quirúrgico de la reparación del arco o de la
anastomosis abierta distal.
6. Tratamiento de la Disección de Aorta Descendente
(DeBakey III o Stanford B)
Tratamiento no quirúrgico
Una vez que se estabiliza a los enfermos, el
tratamiento farmacológico se cambia de manera
gradual de la vía intravenosa a la oral. El
tratamiento por esta última vía de ordinario
incluye un antagonista β y se inicia cuando la
presión sistólica se mantiene de manera
uniforme entre 100 y 110 mmHg y se conserva la
estabilidad neurológica, renal y cardiovascular.
La analgesia con sulfato de morfina es también
importante para atenuar la liberación de
catecolaminas provocada por el dolor, con las
resultantes taquicardia e hipertensión arterial.
Las causas más habituales de muerte durante el
tratamiento no quirúrgico son la rotura aórtica
y la perfusión deficiente de los órganos
blanco. Por consiguiente, los sujetos se valoran
de manera constante para detectar la aparición
de complicaciones.
Tratamiento quirúrgico
Existe consenso en que las indicaciones del procedimiento
endovascular en los casos de disecciones aórticas agudas
de tipo B se limitan a la prevención o el alivio de las
complicaciones potencialmente mortales.
La indicación quirúrgica se reserva para aquellos pacientes
con fracaso del tratamiento médico con persistencia del
dolor, signos de progresión de la disección, afectación del
sistema nervioso central, insuficiencia renal, isquemia
visceral.
En estos casos se realiza la implantación de endoprótesis
vasculares. El tratamiento quirúrgico implica el reemplazo
de las porciones afectadas de la aorta con injertos
sintéticos de tamaño y diámetro adecuado, con reimplante
de ramas intercostales, y viscerales, de estar afectadas. En
términos generales, tal intervención tiene como finalidad
evitar y reparar roturas, así como aliviar manifestaciones
isquémicas letales; lo que permite el tratamiento de la
mala perfusión, la interrupción de las pérdidas sanguíneas
y, finalmente, la reconstrucción de la aorta disecada.
7. Bibliografía
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