Autor: Lic. Roberto Horacio Casanova.
"Se ha seleccionado como material de trabajo el film “El pianista”, dirigida por Roman Polanski y estrenada en el año 2002. El eje central del siguiente escrito consistirá en analizar las distintas situaciones de crisis que se presentan a lo largo del film, ya sean observables en la trama, o dramatizando la gama de posibles reacciones que podrían haber tenido los personajes en situaciones determinadas. A partir de esto, intentar pensar las ideas desarrolladas por los autores de los textos seleccionados – Anzieu, Fiorini, Caplan, Kaes Slaikeu -, para reflexionar sobre el film en cuestión. Se pondrá el acento sobre las distintas capacidades de afrontamientos de los sujetos y los posibles modos de intervención y abordaje en torno a dichas situaciones."...
Un artículo de nuestro Asesor Psicológico, que demuestra que también hay cine educativo, y posibilidades de análisis y aprendizajes, en la denominada "pantalla grande".
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PIAR v 015. 2024 Plan Individual de ajustes razonables
Situaciones de Crisis, Análisis del film El Pianista.
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TITULO: SITUACIONES DE CRISIS EN EL FILM “EL PIANISTA”: POSIBLES
INTERVENCIONES Y ABORDAJES TERAPÉUTICOS.
AUTOR: Roberto Horacio Casanova
EMAIL: rhcasanova@gmail.com
RESUMEN
Se ha seleccionado como material de trabajo el film “El pianista”, dirigida por Roman
Polanski y estrenada en el año 2002. El eje central del siguiente escrito consistirá en
analizar las distintas situaciones de crisis que se presentan a lo largo del film, ya sean
observables en la trama, o dramatizando la gama de posibles reacciones que podrían
haber tenido los personajes en situaciones determinadas. A partir de esto, intentar
pensar las ideas desarrolladas por los autores de los textos seleccionados – Anzieu,
Fiorini, Caplan, Kaes Slaikeu -, para reflexionar sobre el film en cuestión. Se pondrá el
acento sobre las distintas capacidades de afrontamientos de los sujetos y los posibles
modos de intervención y abordaje en torno a dichas situaciones.
PALABRAS CLAVE: crisis afrontamiento intervención pianista
TITLE: SITUATIONS OF CRISIS IN THE FILM "THE PIANIST": POSSIBLE ACTIONS
AND THERAPEUTIC APPROACHES.
RESUME
I have selected as working material the film "The Pianist" directed by Roman Polanski
and released in 2002. The focus of the next paper is to analyze the different crisis
situations that occur throughout the film, seen in the movie, or dramatizing the range of
possible reactions that might have had the characters in some situations. Try to think
the ideas developed by the writers of the selected texts - Anzieu, Fiorini, Caplan, Kaes
Slaikeu - and think about the film in question. Emphasis will be placed in the different
capacities of the subjects confrontations and the options to of intervention and
approach around these situations.
KEYWORDS: crisis confrontation intervention pianist
2. 2
"En esta vida hay que morir varias veces para después renacer. Y las crisis, aunque
atemorizan, nos sirven para cancelar una época e inaugurar otra"
Eugenio Trías, filósofo español
Introducción
Me atrevo a adelantarles, en primer lugar, que quizás lo más complicado – y
gratificante al mismo tiempo – de este proyecto ha sido tener que seleccionar un
material en particular de la enorme e incesante producción cultural del hombre. En
segundo lugar les informo: ¡Buenas noticias!, se ha logrado esta primera meta –
aunque acepto me ha dejado la sensación de que las opciones descartadas no
merecían ese destino -.
Sin más preámbulos: se ha seleccionado la película “El pianista” – The Pianist -
, dirigida por Roman Polanski y estrenada en el año 2002. A fines didácticos no se ha
decidido presentar una sinopsis del film en el cuerpo principal del trabajo – si será
anexada al final - , esto debido a que nuestro fin no es utilizar la trama argumentativa
completa, sino más bien recortar momentos, escenas, situaciones reales del film – por
real quiero decir escenas que se observan en la película – y situaciones que
potencialmente – aunque no suceda en la trama – podrían haber tomado un curso
distinto, en el hipotético caso de que los protagonistas hubiesen modificado su manera
de afrontar los acontecimientos sucedidos. Este segundo método, lejos de querer
modificar el argumento real de la película – lo cual sería inconcebible por mi parte –
más bien busca emplear momentos puntuales del film que sería potenciales
desencadenantes de una situación de crisis en un individuo, dependiendo de su
capacidad de afrontamiento.
El eje central del trabajo será entonces observar distintas situaciones de crisis
que se presentan a lo largo del film, ya sean observables en la trama, o dramatizando
la gama de posibles reacciones que podrían haber tenido los personajes en una
situación determinada. De este modo intentar pensar las ideas desarrolladas por los
autores de los textos seleccionados para analizar la película – ver bibliografía -.
Entonces a continuación les planteo iniciar nuestro recorrido pensando que de un
segundo a otro en la vida de cualquier sujeto puede surgir:
Una situación, distintas capacidades de afrontamiento.
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Varsovia, 1939, edificios y parques, autos y tranvías, carros y caballos,
hombres, mujeres y niños transitando. Apartado y abstraído en una habitación, un
hombre de mediana edad frente a un piano; nocturno en do sostenido menor de
Fryderyk Chopin emerge del contacto de sus dedos con las teclas de marfil. El reflejo
de sus manos en la oscura madera del instrumento es hermoso, a pesar de ello, no
logra competir con todo lo que nos devuelven los gestos y expresiones del rostro del
pianista, su pasión, su afición, el placer en su acto. Observando el entorno de la
escena, nos damos cuenta que en apariencia se trata de un estudio de grabación,
posiblemente una emisora de radio. El pianista comparte su interpretación, comparte
su arte, su goce… y es cuando sucede… un estruendo brutal, un estallido que
desintegra muros y ventanales, devolviéndolo a un plano mortal, donde siente pena y
dolor; donde se ve arrojado en el suelo, herido, entre restos de mampostería, madera
y polvo.
Desde la primera nota hasta el estallido final, no han transcurrido siquiera dos
minutos. El acontecimiento ha sido un cambio brusco y súbito en la situación actual del
individuo, una modificación en sus condiciones de vida previas de tal índole que
podrían desbordar sus capacidades psíquicas y no poder afrontar adaptativamente el
hecho, en tal caso podríamos referir que estamos frente a lo que se denomina una
crisis accidental. Citaremos a Héctor Fiorini para comprender mejor este término: “es
esa situación en la que el psiquismo está expuesto a algo imprevisto, brusco, que
cambia sus condiciones de vida”1
. Nos explica que lo característico de ese cuadro
sería la reacción inicial de perplejidad por parte del sujeto, un sentimiento de
confusión, de desorientación, esto debido a que su medio, el mundo de su experiencia
ha sido trastocado de forma imprevista. El autor entonces nos informa un factor central
en este tipo de crisis que es la experiencia de angustia: “el psiquismo no dispone de
respuesta inmediata frente a un cambio súbito en las condiciones de vida, no está
preparado, entonces le falta de condiciones para una respuesta inmediata, ante lo que
ha cambiado como perspectiva vital, genera una experiencia de relativa impotencia,
angustiosa, y muchas veces deprimente, porque en el cambio suelen venir pérdidas”2
.
Hasta aquí la cita, nos sirve para comprender de manera clara el proceso global que
acontece ante una crisis accidental.
Retomando la escena inicial de la película, luego de la explosión en la emisora
de radio – que se debe a las batallas en la invasión de Polonia por parte de Alemania
en el año 1939- el pianista polaco de origen judío y protagonista del film llamado
Wladyslaw Szpilman logra reponerse de la situación, escapa del edificio y regresa a su
4. 4
hogar pudiendo comentar lo sucedido con sus familiares, este hecho en si no podría
ser tomado como una crisis accidental. Sin embargo tomaremos como ya se explico
en la introducción, el contexto en si y podríamos hipotetizar desenlaces diversos,
distintas formas de afrontamientos por parte del sujeto frente a lo ocurrido. Entonces,
sabiendo que la angustia y depresión son los primeros estados que se detectan en la
puesta en marcha de una crisis, podríamos luego esperar desemboque en dos
caminos distintivos. En primer lugar podría suceder que el individuo desarrolle lo que
se denomina crisis normal y por otro lado que el cuadro no logre resolverse en un
período de tiempo esperado y se transforme en lo que se denomina una crisis
patológica.
Para comprender mejor ambos variedades de crisis, citaremos a Caplan para
comprender en primer lugar que entiende el por crisis normal: “el psiquismo que esta
sujeto a ese impacto de cambio súbito, invadido por la experiencia de confusión o de
perplejidad, de angustia y de cierta depresión. Pasa un tiempo donde todo esto está
alterado, que es el tiempo en el cual el psiquismo, consciente e inconsciente, va a
buscar alguna respuesta. La noción de crisis normal supone que después de un
tiempo prudencial, el psiquismo encuentra alguna respuesta al cambio de su vida”3
Posiblemente en el caso de que el sujeto hubiera desarrollado una crisis normal,
cumpliendo este cuadro sintomático, luego de pasado cierto tiempo prudencial,
pasaría a realizar algún tipo de respuesta para salir de tal situación. Podría pensarse
en una respuesta en términos de resignificar los puntos que han cambiado junto con lo
que se ha modificado en el medio, resignar lo que se ha perdido – podríamos pensar
en la emisora de radio, lugar de trabajo del pianista, o quizás algún amigos o
compañero de trabajo ha resultado herido o fallecido en la explosión – en tal caso,
encontrar la posibilidad de alguna eventual sustitución ya sea concreta o simbólica.
Otro posible desenlace frente a esta situación de violencia, podría ser que
desarrollada una crisis normal, esta no decrezca. Los síntomas se perpetúan en el
tiempo, se cumple ampliamente el tiempo de crisis normal y sin embargo el psiquismo
no encuentra una respuesta adaptativa que le permita evitar la angustia y depresión
constante. Según nos explica Caplan, el no encontrar respuestas por parte del
psiquismo, pone en marcha una serie de circuitos realimentadotes que amplifican la
problemática de la crisis.4
Se entendería que a medida que el tiempo transcurre, el
psiquismo enfermo no se queda detenido en ese estado, al perpetuarse el tiempo va
empeorando. Si no aparece un cambio que de respuesta eficaz a la crisis, la angustia
iría creciendo cada vez más. El sujeto entonces no tendría capacidad de respuesta,
5. 5
esta situación se va magnificando, y realimentando, ya que esta incapacidad aumenta
la angustia, la cual incrementa la experiencia de impotencia psíquica. Observamos así
como en un cuadro de crisis patológica, la angustia se alimenta a si misma, esto
circuitos son más bien círculos viciosos, que aumentan la frustración y negatividad en
el sujeto.
En el caso hipotético de que el protagonista de la película desarrollara una
crisis patológica, su psiquismo se encontraría cada vez más confuso, perplejo, con
sentimiento de impotencia y rodeado de un ánimo de negatividad. Probablemente el
estancamientos de su organización psíquica desembocaría en nuevas patologías
regresivas, desorganizaciones y sería esperable el surgimiento de ansiedades
psicóticas, confusionales y eventualmente de tinte persecutorio. Nuevamente, todo
esto no hace más que acrecentar la experiencia de impotencia, la observación de que
no hay respuesta a un problema, reforzando el modelo de realimentación de la
patología.
Antes de continuar con el tratamiento de otra escena de la película, quisiera
llamar la atención a un punto no menor a la hora de analizar estos casos. La película
empieza su relato a mediados de septiembre del año de 1939, momento en que la
Alemania Nazi decide invadir Polonia. A partir de aquí y durante los años que perdura
la segunda guerra mundial, el pueblo judío es victima de toda una serie de
sometimientos que todos conocemos y son parte de las oscura y triste historia de la
humanidad. El punto es que resulta difícil pensar en que un sujeto de la colectividad
judía – o cualquier sujeto perseguido bajo ese régimen totalitario, como homosexuales
o gitanos – pueda desarrollar una crisis normal y pasado cierto tiempo prudente,
superarla. Esto por el simple hecho que el ambiente no era propicio para que el sujeto
pueda realizar sus resignaciones, cuando quizás semana a semana iba siendo
realimentado con nuevos sucesos perturbadores. Sería complicado resignar una
pérdida para un individuo, si hoy eran saqueadas sus pertenencias, si al día posterior
expulsado de su hogar y trasladado en trenes a un campo de exterminio, si la semana
siguiente eran asesinados sus padres, si al mes siguiente sistemáticamente eran
asesinados sus hijos. Sumado a la escasa posibilidad de sustituir la perdida con
acciones concretas o simbólicas. La limitación de acciones era marcada a fuego de
ametralladora por los guardias del régimen y simbólicamente parece imposible pensar
en una elaboración de la situación a un modo objetivo, más bien todo apuntaría a que
el sujeto sufra regresiones, negando la realidad y construyendo una nueva realidad a
un modo psicótico.
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Es por esto que hemos usado la primera escena, con la que inicia la película,
para ejemplificar un posible desenlace de crisis normal. En lo que sigue y a mi parecer
respecta, es casi imposible pensar en el termino “normalidad”. Ya que la situación de
crisis de la que habla la trama es critica a un extremo atroz. No podremos pensar en
“tiempos prudentes” de la crisis normal, cuando los sujetos no están inmersos en un
estado normal de cosas. Hablar de tiempo prudente es una medida cultural, y por
razones obvias, el pueblo judío no subsistía o me animo a decir, no sobrevivía, en un
medio cultural sano, normal, civilizado, digno y apto para que puedan desarrollar una
respuesta adaptativa a la crisis. Citemos a Fiorini para entender mejor esto: “Los
entornos son decisivos para la evolución de la crisis, no sólo son decisivos los
recursos que el sujeto tenga en tanto sujeto, sino además los entornos, porque lo que
van a proveer en estas zonas de intercambio quienes participen de la crisis son, o
factores equilibradotes, o factores desequilibrantes”.5
A pesar de esto, se presenta al protagonista principal como un hombre que a
pesar de sufrir tal degradación, vivir el exterminio, ver enviar a la muerte a todos los
suyos, ha logrado subsistir, no ha sido vencido, el régimen no ha logrado tomar su
dignidad y esperanza. Esta demás decir que ha sufrido inhumanamente, pero el film
nos invita a observar que ha superado la situación de crisis, día a día, mes a mes, año
tras año. No se observa que haya presentados síntomas de una crisis patológica, más
bien ha sido victimas de una serie consecutiva de situaciones extremas de las cuales
ha logrado resignar lo perdido, no sin esfuerzo. Ha logrado encontrar respuestas con
acciones concretas, como ha sido ayudar a la resistencia ocultando armas,
compartiendo alimentos. El solo hecho de ocultarse para sobrevivir, nos da la pauta
que veía un futuro posible a pesar de todo. A lo largo de los años de guerra, el
protagonista ha encontrando respuestas frente a sucesivos cambios súbitos en su
condición de vida y ha podido elaborar internamente esos cambios. Demás esta decir
que estas condiciones son la base por la cual las vivencias de Szpilman han sido
llevadas al cine, y sin duda – así nos lo demuestran los relatos de otros sobrevivientes
– no ha sido el único sujeto con tal fortaleza yoica y capacidad de adaptación.
Una escena, una crisis. Posibles abordajes e intervenciones terapéuticas.
Llegado a este punto, nos hemos puesto a pensar más finamente la situación
global que ocurre en la trama de la película y es así que nos preguntamos si hay lugar
para pensar en abordajes e intervenciones terapéuticas; creemos que la respuesta
real sería negativa. Cómo pensar en terapias de salud mental en medio de una guerra
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de genocidio, sin dudas el ejército Alemán sería el primer contrincante a vencer.
Nuevamente – como se explicó en la introducción – será necesario realizar un ejercicio
de creación y pensar en desenlaces posteriores, en situaciones postconflicto. Es así
que si un grupo de terapeutas hubiese tocado tierra europea y asistido a los
sobrevivientes de los campos de exterminio, no tengo dudas que encontraría
situaciones de crisis patológica – entre otras patologías quizás mas graves como
desarrollo psicóticos, pero no ese el tema de este escrito-. Sería urgente comenzar
con la labor ya que el factor tiempo seguramente estuvo jugando en contra hace años.
Ya sería esperable que el daño sea enorme, porque la patología probablemente
estaría presente hace varios semestres, pero a pesar de ello, cuanto antes posible se
trate a los sujetos, más se reducirá el daño.
A lo largo de la película, se observan sucesivas escenas de hombres y
mujeres que se encuentran caminando apesadumbradamente por las calles y por los
campos de reclusión, con un sesgo deprimido, con poca actividad motora y mirada
difusa. Madres que buscan a sus maridos o a sus hijos que no ven hace meses y sin
embargo interrogan a cualquier sujeto que cruza su camino, siempre con la misma
frase de forma repetitiva. En cierta escena se observa a un joven mujer que no para de
gritar fuera de si por haber cubierto la boca de su hijo para que no se oyeran sus
llantos y así no fueran descubiertos en su escondite; por hacer esto el niño muere
asfixiado. Observamos ancianos que actúan irracionalmente, (si se me permite hablar
de razón es este estado de crueldad) acusando que serán atacados y hurtados
cuando ya en realidad nada tienen. Gente que camina entre cadáveres y personas
muriendo por inanición. Escenas de este talante no solo son demostraciones de lo que
puede hacer el hombre, también son muestra de todo aquello que puede soportar.
Qué factores deberían entonces tener en cuenta un terapeuta a la hora de
comprender que subyace a una crisis patológica en la cual el sujeto no logra encontrar
respuesta a la crisis. En primer lugar deberemos tener en cuenta que el sujeto que se
encuentran inmerso en esta situación no ha de percibir su estado y por lo tanto no
logra operar correctamente. Es el trabajo de otro detectar el problema e iniciar la
demanda, como nos explica Fiorini: “Aquí la demanda hay que crearla, porque el
sujeto no lo va a hacer. Porque si tiene las condiciones para pedir ayuda, ya está
empezando a salir de la crisis.”6
Otro punto a tener en cuenta sería el riesgo físico que la situación de angustia
de un cuadro patológico acarrea. No solo el psiquismo es afectado debido a que hay
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un factor que no se puede afrontar, sino que el cuerpo es atacado por el estrés que
esto implica; consecuentemente riesgo coronarios, hormonales y neurovegetativos. A
fin de no alejarnos de la hipotética situación de asistencia “postguerra” a la que hemos
invitado al lector, esta claro que un sujeto sobreviviente de la opresión Nazi, tendrá sus
sistemas orgánicos altamente desequilibrados. Sería menester principal atender esto
en primer lugar, focalizar el aspecto médico, para luego ver si de perdurar la crisis,
esta compromete al cuerpo.
Desde la mirada de Slaikeu7
, un primer paso de abordaje de la crisis, sería el
relevamiento de que elementos intervienen en la crisis. Esto sujetos llegarían en un
estado crítico y sería la tarea del terapeuta realizar una indagación profunda para
saber con que situación esta tratando. Deberá observar la trama de cómo se ha
llegado hasta desembocar en la crisis. Sin dejar de lado toda clase de elementos
referidos no solo a la realidad, sino también a la fantasía, fracasos de adaptativos del
yo, y no menos importantes, problemas actuales que perpetúan o agravan la crisis.
Un segundo momento, siguiendo a Slaikeu, es la prevención de daños, pensar
en el riesgo y como cuidamos al sujeto del riesgo. Sería centrarnos en como
diagramar un plan para prevenir el daño, lograr instaurar un control de aquello que se
ha descontrolado.
En tercer lugar según este autor, se ubicaría la interpretación de los conflictos
subyacentes, aquella conflictiva que subyace a la crisis. Pensar en los conflictos que
tiene el sujeto con los duelos y las perdidas que ponen en juego, qué conflictos tiene
con los otros, qué conflictos tiene consigo mismo. Es todo un proceso de marcada
interpretación, indagación y elaboración hablando desde el psicoanálisis. No debemos
dejar de lado los posibles conflictos de identidad y de autoestima, factores que
potencian los conflictos subyacentes.
Finalmente, según esta visión de abordaje, se debería proceder a movilizar
todos los recursos disponibles en el sujeto, con los que puede luego enfrentar la crisis.
Buscar así la reorganización de la unidad perdida, buscar eliminar la marcada
impotencia y darle coherencia a la acción dirigida, con respuestas eficaces y
adaptativas.
Por otro lado, es interesante tener en cuenta los desarrollos de Rene Kaes8
y
Didier Anzieu9
quienes han involucrado el factor del narcisismo del sujeto a la hora de
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pensar una crisis. Recalcan que el psiquismo cuenta con una serie de apoyos
necesario para su equilibrio y estabilidad. En primer lugar se encontraría el cuerpo
como uno de los apoyos del psiquismo, esto daría a entender como una enfermedad
podría acarrear un situación crítica. En segundo lugar, un apoyo en el si mismo – aquí
entraría el concepto de narcisismo - . Luego hablan de un apoyo que cumple un papel
de función materna, como lo podría hacer una institución que cumple cierto rol
materno. Y por último, un apoyo basado en lo grupal, el grupo como soporte de todo
psiquismo. A partir de esto cuatros apoyos, plantean la idea de que la perdida de
alguno de estos pilares, conllevarían la perdida de estabilidad del psiquismo del sujeto.
Kaes nos plantea que en una situación de crisis, el psiquismo ha perdido el
apoyo que tenia con algunos de estos pilares y se ha perdido el equilibrio antes
logrado, la situación ha perdido organización. Nos habla del establecimiento implícito
de contratos de apoyatura, los cuales hacen efectos patógenos cuando se han perdido
o movido de su lugar tácito. Sería una intervención adecuada trabajar con los sujetos
en crisis en torno a estos contratos que estaban fuera de conciencia, ver que era lo
que estaba preestablecido, que se ha perdido como consecuencia del cambio súbito
de realidad.
En los sujetos encontraremos a su vez una crisis que impacta en su noción de
temporalidad psíquica. Sin duda se observará que el presente esta desarmado,
desequilibrado, esto en base a la irrupción inesperada de un cambio o perdida. A su
vez este presente desintegrado evoca una pérdida pasada, el paciente hará pues una
visión retrospectiva selectiva de un pasado de pérdida, de rupturas y crisis. Por último,
completando todos los tiempos, el futuro será sentido como amenazante,
incontrolable, un porvenir que se deja de lado, en suspenso, sin nada provechoso ni
esperanzador.
Es importante observar en el paciente cual es su situación global vital, qué se
encuentra desorganizado, qué se encuentra alterado, dónde hay surcos profundos de
ruptura, y por otro lado, valorizar aquellos aspectos que se han mantenido intactos y
firmes y movilizarlos, fortalecerlos a modo de herramientas para superar la crisis. A su
vez será función del terapeuta a través del contacto, del contrato de trabajo, crear una
función equilibradora, dar un sensación de previsión al sujeto, reorganizar su mundo
con la creación de un vínculo estable.
Establecido el contrato de trabajo, el terapeuta procederá a actuar acuerdo a la
situación, regulando los ritmos, ocupando una función de continente, un papel de
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receptor para en momentos posteriores comenzar a emitir información. El hecho de
permitirle al sujeto que piense sobre su realidad y la comparta, es de por si un hecho
terapéutico y organizador. Se valoriza de este modo un modelo de trabajo donde se
evita una marcada asimetría, se apunta a un trabajo donde se apunta como nos
explica Fiorini, a la creación de un nosotros, ya que en la crisis ha habido una
separación, algo ha sido separado del sujeto.
Finalmente podríamos pensar en intervenir dirigiendo el esfuerzo a ampliar la
percepción del sujeto. En su estado de crisis se encuentra confuso, desarmado, con
una visión parcial de su realidad. Haciéndole percibir los elementos conformadores de
su crisis, factores tanto externos como internos, daría la posibilidad de comenzar un
camino de elaboración y simbolización, el camino hacia una respuesta eficaz. De la
mano a esto concurre la labor de ampliar su conciente y preconciente, apuntar a un
trabajo y apropiación lógica de todo aquello que se encuentra difuso y fragmentado.
Conclusiones y discusión final
Cuando se acerca el fin, uno piensa en los comienzos. Lo mismo sucederá en
el trabajo que les estoy presentado. Hemos comenzado relatando un escena donde un
pianista se encontraba creando su música, y de similar modo concluye la película
analizada en cuestión. ¿Pero realmente es una escena similar? Es claro que no. No
me refiero al estilo del piano, ni a la sala de concierto, ni al público presente; se está
haciendo referencia a lo que observamos en el protagonista del film, en su historia, en
su nueva época vital. Citaremos nuevamente la frase de Eugenio Trías, epilogo de
este trabajo: “En esta vida hay que morir varias veces para después renacer. Y las
crisis, aunque atemorizan, nos sirven para cancelar una época e inaugurar otra" Es
nítida la sensación que nos invade al pensar en cuantas veces nuestro protagonista y
su pueblo, ha tenido que morir para volver a renacer; y se entiende no hablo solo de
muertes – genocidio realmente – reales, sino de un exterminio a nivel simbólico e
interno.
Es nítida también la imperiosa necesidad de cancelar una época, y avanzar
hacia una nueva organización y estado de cosas. El temor: va hacerse notar a todo
momento. Será el rol del terapeuta permitir sobrellevar y vencer aquellas barreras de
imposibilidad que el hombre no pueda afrontar de manera eficaz por si solo.
Nos hemos aventurado a tomar un conjunto de situaciones extremas para
elaborar y relacionar ideas de ciertos autores citados a lo largo del escrito. Se percibe
11. 11
que en nuestra labor se ha dejado de lado problemáticas y conceptos del ámbito
psicológico, sociológico, antropológico y filosófico, que resultan imperiosos tratar a fin
de no sesgar el análisis. A pesar de esto, se ha decidido focalizar el tratamiento del
concepto de crisis y evitar corrimientos a otros sectores y así evitar caer en un pozo de
ideas y argumentos a medio tratar. Hemos desarrollados los conceptos de crisis
normal y crisis patológica en torno a la situación crítica que despega de la trama de la
película. A su vez hemos desarrollado según diversos autores, una serie de
intervenciones y abordajes terapéuticos que un profesional podría utilizar para encarar
un efectivo y adecuado tratamiento.
Como comentario final, me permitiré otro desliz de subjetividad, quizás el más
grande – como tantos otros a lo largo del texto admito – ya que quisiera compartir la
siguiente observación. El pianista ha sobrevivido y ha mantenido esperanzas, ha
conservado fuerzas y cordura gracias a una motivación, su pasión, su arte, su música.
A lo largo de la trama, en varias escenas se encuentra frente a un piano, en algunas
no puede permitirse usarlo, en otros si, como es el caso en el que el capitán alemán le
solicita lo haga. Se observa que este deseo, esta motivación le ha servido de apoyo
para no desmoronarse y ser vencido, es un aspecto importante de su vida que se
encuentra conservado. Son en aspectos de este estilo en los cuales quizás un
terapeuta deba apoyarse para lograr recobrar el equilibrio perdido en un paciente en
estado de crisis.
¿Qué harás cuando todo termine? – pregunta Hosenfeld, el capitán Alemán -
Tocare el piano, nuevamente. – responde el pianista. –
Anexo: Sinopsis de la película “El Pianista”, 200210
.
Władysław Szpilman (Adrien Brody) es un músico polaco de origen judío que trabaja en
la radio de Varsovia y que ve cómo todo su mundo se derrumba con la llegada de la Segunda
Guerra Mundial y la invasión de Alemania en septiembre de 1939. Después de que la estación
de radio donde estaba trabajando es bombardeada, Szpilman llega a su casa donde se entera
de que el Reino Unido y Francia le han declarado la guerra a Alemania. Creyendo que la
guerra se acabará pronto, él y su familia se alegran por la noticia y la celebran con una gran
cena.
Dos años después, las condiciones de vida para los judíos en Polonia se han ido
deteriorando rápidamente, quedando reducidos sus derechos: tienen limitada la cantidad de
dinero por familia, han de llevar brazaletes con la Estrella de David para ser identificados y, a
12. 12
finales de 1940, son obligados a trasladarse al Gueto de Varsovia. Ahí se enfrentan al hambre,
a las persecuciones y humillaciones que los nazis llevan a cabo, además del miedo a la muerte
y las torturas que siempre están presentes. Después de un tiempo, los judíos son reunidos y
deportados al campo de exterminio de Treblinka. En el último minuto, Szpilman es salvado de
ese horrible destino por un policía del gueto judío, antiguo amigo de la familia. Separado de sus
familiares y seres queridos, Szpilman sobrevive, primero en el gueto como esclavo obrero de
unidades de reconstrucción alemanas y posteriormente escondido en el exterior del gueto,
confiando en la ayuda de amigos que no son judíos y que todavía lo recordaban.
Mientras se mantiene escondido, presencia los muchos horrores cometidos por los
nazis, como las palizas, incendios y matanzas indiscriminadas. Asimismo, presencia el
levantamiento de los judíos del Gueto en 1943. En poco tiempo, el ejército alemán entra por la
fuerza al gueto y elimina a casi todos los rebeldes que quedaban.
Pasado un año, la vida en Varsovia se ha deteriorado más todavía. La resistencia
polaca organiza otro levantamiento contra la ocupación alemana, que nuevamente falla. Como
consecuencia, la ciudad queda virtualmente deshabitada y, en más de una ocasión, Szpilman
queda al borde de la muerte debido a las enfermedades y la desnutrición.
Después de una frenética búsqueda de algo que comer por las ruinas de las casas
bombardeadas y escapando de los nazis, Szpilman encuentra una lata de pepinillos Ogorki en
conserva, pero nada con que poder abrirla. Después de continuar buscando, encuentra
algunas herramientas e intenta abrirla, pero entonces se da cuenta de que un oficial alemán le
observa, el capitán Wilm Hosenfeld, que al instante se da cuenta de que Szpilman es judío. Al
enterarse que anteriormente era pianista, Hosenfeld le lleva hasta un piano y le pide que toque
algo. En ese momento un decrépito Szpilman ejecuta una desesperada pieza de Chopin (la
primera balada Op. 23 en sol menor) ante un Hosenfeld que se compadece de él, y a la vez
muestra su admiración tras la tocata, de manera que no solo no le delata sino que le esconde
en el ático del edificio, llevándole regularmente comida y un abrelatas.
Semanas después, los alemanes son forzados a retirarse de Varsovia debido al avance
del Ejercito Rojo. Antes de abandonar la zona, Hosenfeld acude a despedirse de Szpilman y le
da su abrigo, prometiendo que le escuchará en la radio polaca. El abrigo casi resulta ser fatal
para Szpilman cuando aparecen las tropas soviéticas, ya que lo confunden con un oficial
alemán y lo disparan y persiguen en un edificio donde le lanzan una granada. Solo consigue
que dejen de disparar tras convencerles de que es polaco y que solo lleva el abrigo a causa del
frío.
Al ser liberado un campo de concentración cercano, el capitán Hosenfeld y otros
alemanes son capturados. Estando retenido, Hosenfeld le pide a un prisionero judío que
pasaba por allí, que contacte con Szpilman para liberarle. Szpilman, que ha retomado su vida
13. 13
normal tocando en la radio de Varsovia, llega al lugar demasiado tarde ya que todos los
prisioneros han sido reubicados en destinos desconocidos.
En la escena final de la película, Szpilman interpreta triunfalmente una pieza de Chopin
frente a una gran audiencia en Varsovia. Antes de los créditos finales, se revela que Szpilman
falleció en el año 2000 y Hosenfeld en 1952 en un campo de prisioneros de guerra soviético.
Referencias
1
Fiorini, H., “Intervenciones en crisis en psicoterapias psicoanalíticas: crisis vitales, crisis
accidentales. Caso clínico”, Nuevas líneas en psicoterapias psicoanalíticas: teoría, técnica y
clínica. Madrid, Psimática, 1999.
2
Ídem.
3
Caplan, G., 1980. “Teoría de la crisis”, Principios de psiquiatría preventiva, Buenos Aires,
Paidós.
4
Ídem
5
Fiorini, Op. Cit.
6
Fiorini, H., “Intervenciones en crisis en psicoterapias psicoanalíticas: crisis vitales, crisis
accidentales. Caso clínico”, Nuevas líneas en psicoterapias psicoanalíticas: teoría, técnica y
clínica. Madrid, Psimática, 1999.
7
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