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Seriede
investigación
Fomentandoelempoderamiento
de las mujeres mediante su
participación laboral
Marzo de 2017
Este documento fue preparado originalmente en inglés por Margarita Beneke de Sanfeliú, Dolores Polanco,
Lidia Vásquez y Lissette Calderón y fue publicado en Octubre 2016. En el caso que existan inconsistencias
entre la versión en inglés y esta versión, la versión en inglés debe prevalecer. Reconocemos el trabajo de
Ivonne de Galo en la traducción de este documento.
El documento original es parte de las serie“Starting Strong: los primeros 1000 días de los ODS”y puede
ser encontrado en: http://southernvoice.org/furthering-womens-empowerment-through-labour-force-
participation/.
La“Starting Strong”es una serie colaborativa para iniciar una conversación amplia con actores relevantes
en torno a las acciones prioritarias para los tres primeros años de los ODS —poco más de mil días— con un
enfoque regional.
ISSN 2077-9534
Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social
FUSADES
Una publicación del Centro de Investigación y Estadística • CIE
Marzo de 2017.
Hecho el depósito de Ley de acuerdo con el Artículo 15 de la Ley del Libro
La autorización para reproducir total o parcialmente esta publicación deberá solicitarse a FUSADES
Antiguo Cuscatlán, El Salvador, Centroamérica
4
CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede
investigación
Fomentando el empoderamiento de las mujeres
mediante su participación laboral
− Margarita Beneke de Sanfeliú , Dolores Polanco
Lidia Vásquez, Lissette Calderón1
Pilar Económico de las Metas del Desarrollo Sostenible (SDGs, acrónimo en inglés)
Región: América Latina
• América Latina (AL) ha experimentado un aumento en la participación laboral femenina; sin embargo, a partir
del año 2000, el rápido progreso observado en los años noventa fue seguido por un estancamiento. En 2014, el
58% de las mujeres participó en el mercado laboral, frente al 84% de los hombres.
• La participación laboral femenina varía entre los países y a través de la sociedad. Esta es menor entre las mu-
jeres rurales más pobres, las que tienen menos habilidades, las mujeres mayores (más de 54 años) y las jóvenes
(18-24 años).
• Los marcos regulatorios en América Latina no impiden la igualdad de género. La insuficiente educación y en-
trenamiento así como, las restricciones de tiempo son los principales obstáculos para que las mujeres ingresen
al mercado laboral.
• Las normas culturales respecto al rol de la mujer como responsable del cuido y tareas domésticas también son
importantes. Se necesita defender los cambios en las normas sociales en torno a la corresponsabilidad dentro
del hogar y en el lugar de trabajo.
• Los programas y las políticas deben ampliarse rápidamente hacia el acceso universal a la atención a la primera
infancia y la educación preescolar; así como, expandir la disponibilidad de servicios de cuidado a los niños, y
ancianos y discapacitados. Los programas deben atender las necesidades de los diferentes grupos de mujeres,
dando prioridad a los grupos identificados como vulnerables.
1 Los autores son investigadores de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES), El Salvador.
Estudios
Políticos
DEP
5
Índice
Agradecimientos
Siglas
Resumen
1. Introducción
2. Metodología y Enfoque
3. Avances y limitaciones actuales
3.1. Brechas en la participación en la fuerza de trabajo
3.2. Brechas de género en la calidad del empleo
3.2.1. Brechas salariales
3.3. ¿A quién se está dejando atrás?
4. Hallazgos de la Investigación: Factores asociados a la participación femenina en la
fuerza de trabajo
4.1. Educación
4.2. Normas culturales: roles de género, limitaciones de tiempo y opciones ocupacionales
4.3. Discriminación en el trabajo: Edad, género y raza
4.4. Otros factores: Ingresos familiares y condiciones macroeconómicas
4.5. Consideraciones
5. Resultados de la Investigación: Encuesta de políticas públicas
5.1. Reducir las restricciones de tiempo de las mujeres
5.2. Reducir los obstáculos para acceder al mercado laboral
5.2.1. Políticas que activan la participación laboral y la productividad
5.2.2. Leyes y reglamentos
5.2.3. Abogacía: Incrementando la agencia de la mujer
5.3. Consideraciones
6. Acciones prioritarias para los primeros 1,000 días
6.1. Acciones inmediatas
6.2. Acciones de mediano plazo (segundo año)
6.3. Acciones de largo plazo (tercer año)
7. Reflexiones Finales
Referencias
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CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede
investigación
AGRADECIMIENTOS
Esta investigación fue respaldada por el Overseas Development Institute (ODI) y Southern Voice (SV) para
los Objetivos de Desarrollo Internacional posteriores a los objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), a
través de su iniciativa ‘Off to a strong start: putting the Sustainable Development Goals into practice’(‘Hacia
un comienzo firme: Poniendo en práctica los Objetivos de Desarrollo Sostenible’, traducido al español).
Agradecemos a Emma Samman, Andrea Ordoñez, Paula Lucci y un revisor anónimo por sus comentarios
que han enriquecido este informe. También, agradecemos a nuestros colegas del proyecto “Promoviendo
el empoderamiento económico de las mujeres a través de mejores políticas en América Latina”, financiado
por el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC, siglas en inglés), quienes aportaron
muchas de las fuentes inéditas utilizadas en esta investigación.
Agradecemos especialmente a Alejandra Olivares y Marcela López, estudiantes de la Escuela Superior de
Economía y Negocios, ESEN, por su esmerado aporte en la investigación.
Estudios
Políticos
DEP
7
Siglas
ALC América Latina y el Caribe
APP Asocio público privado
CEDLAS Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales, Facultad de Ciencias
Económicas, Universidad de La Plata, Argentina
CIEDUR Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo, Uruguay
EHPM Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples
ESEN Escuela Superior de Economía y Negocios
FIDEG Fundación Internacional para el Desafío Económico Global, Nicaragua
FMI Fondo Monetario Internacional
FUSADES Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social
GENDERNET Red sobre Igualdad de Género, OECD-DAC – Dirección de Cooperación para
el Desarrollo (OECD*), Comité de Asistencia para el Desarrollo (DAC*)
ICRW Centro Internacional de Investigación sobre la Mujer*
IDRC Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo, Canadá*
FIDA Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola
OIT Organización Internacional del Trabajo
LABLAC Base de Datos Laborales para América Latina y el Caribe* (CEDLAS- Centro
de Estudios Distributivos Laborales y Sociales y Banco Mundial)
LAC América Latina y el Caribe
NINI (Jóvenes) sin trabajo, educación o formación
ODI Instituto de Desarrollo de Ultramar*
OCDE Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
OCDE DAC Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Comité de
Ayuda al Desarrollo
ODM Objetivos de Desarrollo del Milenio
ODS Objetivos del Desarrollo Sostenible
ONG Organización No Gubernamental
SEDLAC Base de Datos Socio Económica para Latinoamérica y el Caribe (CEDLAS y el
Banco Mundial)
STEP Habilidades para la Empleabilidad y Productividad*
SV Southern Voice sobre el Desarrollo Internacional posterior a los Objetivos
de Desarrollo del Milenio
ONU Naciones Unidas
PLF Participación Laboral Femenina
PNUD Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas
TMC Transferencias Monetarias Condicionadas
WDI Indicadores del Desarrollo Mundial
WEF Foro Económico Mundial
* Por sus siglas en inglés
8
CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede
investigación
Resumen
En las últimas tres décadas, América Latina ha experimentado un rápido progreso en la participación laboral femenina (PLF).
La PLF aumentó rápidamente en la década de 1990, pero se ha estancado desde el año 2000. En 2014, el 58% de las mujeres
participaron en el mercado laboral, frente al 84% de los hombres (Indicadores del Desarrollo Mundial, Banco Mundial).
Las tasas de participación y sus tendencias varían ampliamente de un país a otro y entre los distintos grupos de mujeres.
La participación es más baja entre los grupos más pobres (que son a menudo rurales e indígenas), las menos cualificadas,
mujeres mayores (más de 54 años) y mujeres jóvenes (de 18 a 24 años). Si se quiere alcanzar el objetivo de“no dejar a nadie
atrás”, se debe prestar especial atención a las necesidades de estos grupos vulnerables.
Los marcos regulatorios de los países latinoamericanos no impiden la igualdad de género en la fuerza laboral. Es probable
que las diferencias observadas sean el resultado de otras restricciones, incluidas las normas culturales relativas a los roles de
las mujeres como responsables del cuido y tareas domésticas y las prácticas discriminatorias.
La falta de educación y entrenamiento, así como las restricciones de tiempo, son los principales obstáculos que enfrentan las
mujeres para incorporarse al mercado laboral. Estos factores son más restrictivos para los grupos identificados como vulnerables.
Los programas y las políticas deben procurar reducir los obstáculos a la participación de la mujer en el mercado laboral,
especialmente mediante intervenciones que activen esta participación y la productividad. Los programas tienden a ser más
eficaces cuando abordan más de una de las restricciones que enfrentan los participantes; la coordinación y comunicación
entre actores (por ejemplo, diferentes organismos gubernamentales, proveedores de servicios, organizaciones no
gubernamentales locales e internacionales, etc.) son requeridas para evitar la duplicación de esfuerzos y lograr mayores
sinergias. Debe darse prioridad - al igual que subsidios e incentivos - a los grupos vulnerables.
Los programas y las políticas deben ampliarse rápidamente para reducir las restricciones de tiempo de las mujeres. Esto
incluye: a) el acceso universal a la educación inicial y la educación preescolar, y b) el aumento de la disponibilidad de centros
de cuidado infantil comunitarios y el apoyo a los cuidadores de adultos mayores y discapacitados. Los gobiernos deben
incentivar la prestación de servicios de atención y deberían subvencionar a los usuarios que no pueden cubrir los costos.
El lanzamiento de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) ha generado mayor conciencia sobre el
empoderamiento económico de las mujeres. Las acciones tempranas que reducen las limitaciones que enfrentan las mujeres
en la fuerza laboral pueden ser catalizadoras para el logro de los ODS.
Estudios
Políticos
DEP
9
1. INTRODUCCIÓN
‘El empoderamiento de las mujeres del mundo es un imperativo
global. Sin embargo, a pesar de progresos importantes en la
promoción de la igualdad de género, persiste la necesidad
urgente de hacer frente a barreras estructurales para el
empoderamiento económico de las mujeres y su plena inclusión
en la economía. Si el mundo pretende alcanzar los Objetivos de
Desarrollo Sostenible, necesitamos un salto significativo en el
empoderamiento económico de las mujeres’.
Ban Ki-moon, Secretario General de las ONU;
21 de enero de 2016
El empoderamiento económico de las mujeres - entendido
como la capacidad de las mujeres para tomar sus propias
decisiones económicas (agencia) y su capacidad para
mejorar su situación económica (avance económico) (Golla
y otros, 2011) aumenta la oportunidad de las mujeres
para acceder a los recursos y oportunidades, incluyendo
servicios, bienes y otros bienes productivos, desarrollo
de habilidades e información de mercado (GENDERNET,
2012). En consecuencia, optar por buscar empleo y tener la
oportunidad de hacerlo, es en sí mismo un acto de agencia.
Al participar en el mercado laboral, los hombres — y en
particular las mujeres— pueden aumentar su capacidad
para tomar decisiones en su vida doméstica (Golla y otros,
2011), para negociar dentro de una familia, tomar el control
de sus recursos y ganancias, así como aprender nuevas
habilidades y construir nuevas redes (Morton y otros, 2014).
De esta manera, el hecho de estar empleada puede aumentar
el empoderamiento económico de las mujeres (Kabeer, 2012).
A escala mundial, la participación femenina en el mercado
laboral es del 55% aproximadamente. América Latina y el
Caribe (ALC) tiene una tasa media similar (58%), lo que la
ubica por encima del Oriente Medio y del Norte de África
(25%) y Sudeste Asiático (30%), pero por detrás de otras
regiones (Figura 1). La brecha de género en América Latina
y el Caribe sigue siendo alta, ya que la Participación en el
mercado laboral masculina es una de las más altas (84%) en
el mundo (Indicadores de Desarrollo Mundial (WDI, siglas en
inglés), Banco Mundial).
Figura 1. Participación en el Mercado laboral en diferentes regiones
(% de la población total de 15-64 años, 2014, estimación modelado OIT)
Fuente:IndicadoresdeDesarrolloMundial(WDI)(BancoMundial).
Asia del Este y del Pacífico
Norteamérica
Africa Subsahariana
Europa y Asia Central
América Latina y el Caribe
Asia del Sur
Medio Oriente y África del Norte
10 20 30 40 50
Tasa de participación laboral (%)
60 70 80 90
Femenina Masculina
68 84
78
78
78
77
84
83
67
65
63
58
32
23
10
CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede
investigación
de las Naciones Unidas y otras partes interesadas para
alcanzar las nuevas metas e indicadores de los ODS que
abordan el empoderamiento económico de la mujer. El
panel está respaldado por el Grupo del Banco Mundial,
ONU Mujeres, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), con el apoyo
del Departamento de Desarrollo Internacional del Reino
Unido y la participación de una amplia gama de actores de
igualdad de género, expertos en economía, académicos,
dirigentes sindicales y representantes empresariales y
gubernamentales de todas las regiones.
Como resultado de la colaboración entre ONU Mujeres y
el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, también se han
introducido los“Principios de Empoderamiento de la Mujer”
para proporcionar una perspectiva de género sobre los diez
principios del Pacto Mundial. A través de esta iniciativa, más
de 8,000 empresas y 4,000 signatarios no empresariales
en, al menos, 135 países buscarán alinear sus estrategias y
operaciones comerciales con los principios universalmente
aceptados de derechos humanos, trabajo, medio ambiente y
lucha contra la corrupción (Pacto Mundial de las NU, 2015 ).
El empoderamiento económico de las mujeres se ha incluido
en el Objetivo 5 de los ODS para“Lograr la igualdad
entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las
niñas”y en el Objetivo 8 para lograr“Trabajo decente y
crecimiento económico”. Este es un momento privilegiado
para reflexionar sobre cómo empoderar a todas las mujeres,
por lo tanto, prestando especial atención al principio clave de
los ODS de no dejar a nadie atrás.
En este informe nos centramos en el pilar económico de los
ODS, específicamente en el empoderamiento de las mujeres a
A pesar del progreso, las mujeres continúan rezagadas con
respecto a los hombres en términos de pobreza, mercado
laboral y salarios, así como en su participación en la toma
de decisiones públicas y privadas (Naciones Unidas, 2015).
Esto señala un trabajo pendiente de la era de los Objetivos
del Desarrollo del Milenio (ODM), en la que el ODM 3 se
propuso específicamente para «Promover la igualdad entre
los sexos y el empoderamiento de la mujer». (De hecho, los
ODM originales carecían de un enfoque transversal en la
equidad de género y, en respuesta a la crítica, el objetivo
1b –“Alcanzar el empleo pleno y productivo y un trabajo
decente para todos, incluidos las mujeres y los jóvenes”
fue añadido en 2005 al ODM 1 para‘erradicar la pobreza
extrema y el hambre’).
Las mujeres no solo tienen menos probabilidades que los
hombres de participar en el mercado laboral, sino que
cuando lo hacen, tienden a ganar menos y, la mayoría,
lo hace en el sector informal. En el contexto de los ODS,
“no dejar a nadie atrás”requiere rastrear y comprender
la diferencia entre los países y, lo que es más importante,
aquello que genera brechas de género dentro de los países
en términos de participación en la fuerza laboral y acceso al
empleo pleno y productivo en igualdad de condiciones.
El 21 de enero de 2016, el Secretario General de las
Naciones Unidas anunció el primer Panel de Alto Nivel
sobre el Empoderamiento Económico de la Mujer, para
proporcionar liderazgo de pensamiento y movilizar
acciones concretas dirigidas a cerrar las brechas económicas
de género que persisten en todo el mundo. El panel
recomendará acciones clave y directrices de políticas que
deben tomar los gobiernos, el sector privado, el sistema
Estudios
Políticos
DEP
11
través de su participación en el mercado laboral. Examinamos
el Objetivo 5.c de“Aprobar y fortalecer políticas acertadas
y leyes aplicables para promover la igualdad entre los
géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas
a todos los niveles”, y el Objetivo 8.5.“Para 2030, lograr
el empleo pleno y productivo y garantizar un trabajo
decente para todos los hombres y mujeres, incluidos los
jóvenes y las personas con discapacidad, y la igualdad de
remuneración por trabajo de igual valor”.
Buscamos más allá de los promedios regionales y
nacionales. Intentamos descubrir las necesidades de los
diferentes grupos de mujeres que se mantienen rezagadas
en aspectos críticos que restringen su participación plena
y productiva en la fuerza laboral y, por lo tanto, en su
empoderamiento económico. Además, identificamos
obstáculos que pueden ser abordados por cambios
normativos o legales; así como, involucrando al sector
privado y a ONG locales e internacionales. La superación
de estos impedimentos es una prioridad para las acciones
iniciales en los ODS.
Las principales interrogantes de investigación que este
informe busca responder son las siguientes:
- ¿Qué países o grupos demográficos muestran menos
progreso en términos de participación en la fuerza
laboral, tanto en la brecha de género como en las
brechas dentro de los grupos de mujeres? ¿Qué grupos
se están dejando atrás?
- ¿Qué factores podrían explicar las diferentes tasas de
participación laboral femenina en el mercado laboral?
¿Qué factores podrían explicar las tendencias de esta
participación?
- ¿Cuáles son las limitaciones actuales para la
participación en la fuerza laboral? ¿Cuáles de estas
limitantes pueden ser abordadas por normativas o
cambios legales que se pueden proponer como acciones
tempranas en los primeros 1,000 días de los ODS?
La sección 2 de este informe describe nuestra metodología
y enfoque utilizado para responder a las preguntas de
investigación anteriores. La sección 3 muestra la evolución
de los indicadores seleccionados de participación laboral
femenina para una muestra de países latinoamericanos; aquí
resaltamos la necesidad de mirar más allá de los promedios
regionales o incluso nacionales. En la sección 4 describimos y
explicamos los factores asociados con la participación en
la fuerza laboral y de hacerlo en trabajos decentes; en la
sección 5 se discuten políticas públicas para promover la
participación femenina en la fuerza laboral. En la sección 6,
se discute una serie de acciones prioritarias para los
primeros 1,000 días de los ODS. Finalmente, en la sección 7,
presentamos nuestras conclusiones.
2. METODOLOGÍAY ENFOQUE
El objetivo de este informe es identificar problemas
que podrían afectar la capacidad de las mujeres para
incorporarse a la fuerza laboral en América Latina.
Usamos un lente regional por dos razones. En primer lugar,
la disponibilidad de datos comparables de fuentes como
la Base de Datos Socioeconómicos para América Latina y
el Caribe (SEDLAC, por sus siglas en inglés) nos permite
12
CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede
investigación
explorar las diferencias entre países. En segundo lugar,
podemos recurrir a estudios cuantitativos y cualitativos
recientes que exploran el empoderamiento económico
de las mujeres a través de mejores políticas públicas1
, que
arrojan luz sobre las posibles causas de las tendencias en la
participación laboral femenina. El cuadro 1 muestra los ocho
países que son el foco de nuestro estudio.
Se llevaron a cabo las siguientes actividades: Utilizamos los
datos disponibles en bases de datos internacionales como
SEDLAC (CEDLAS y Banco Mundial), Indicadores de Desarrollo
Mundial y los Indicadores Clave del Mercado de Trabajo (OIT,
2016) para comparar la trayectoria y la situación actual de
1
los países que han logrado mayores avances con respecto
a aquellos con un rendimiento más pobre. Para evaluar las
percepciones acerca de las normas culturales, se utilizaron
datos de varios años de la Encuesta Mundial de Valores
(World Values Survey Association, 2015) y de la Encuesta
Latinobarómetro (Corporación Latinobarómetro, 2015).
Se revisaron las políticas actuales y la literatura académica
para identificar qué factores pudieron haber afectado
en América Latina la participación laboral femenina,
centrándose en marcos normativos, políticas públicas y
posibles cambios en el entorno empresarial. Se incluyeron
trabajos pertinentes de organizaciones como ONU Mujeres
Cuadro 1. Características de los países de América Latina seleccionados
Argentina Uruguay Chile Bolivia Ecuador El Salvador México
Población Mill 43.0 3.42 17.8 10.6 15.9 6.1 6.0 125.4
PIB per
capita (2014)
US$
corrientes
12,509.5 16,806.77 14,528.3 3,124.1 6,345.8 4,120.0 1,963.1 10,325.7
Población
rural
% total 8.4 4.8 10.6 31.9 36.5 33.7 41.5 21.0
Población
indígena
% total 2.4 n.d. 4.6 41.0 7.0 0.2 6.0 15.0
Tasa de
incidencia
de la
pobreza,
sobre la base
de $4,0 por
día (2005
PPA)
% de
población
total
10.9 7.8 6.8 27.2 26.1 31.8 52.2 27.6
% de
población
rural
n.d. 4.5 8.6 51.4 37.3 47.6 70.0 48.1
% de
población
indígena
n.d. n.d 35 52 79 49 62 46
Nivel de
ingresos
Ingreso
alto
Ingreso
alto
Ingreso
alto
Ingreso
mediano
bajo
Ingreso
mediano
alto
Ingreso
mediano
bajo
Ingreso
mediano
bajo
Ingreso
mediano
alto
Fuente: Indicadores de Desarrollo Mundial (Banco Mundial, 2014) y SEDLAC (CEDLAS y Banco Mundial).
Nicaragua
Fuente:IndicadoresdeDesarrolloMundial(BancoMundial,2014)ySEDLAC(CEDLASyBancoMundial).Datosrelacionadosal
GrupodelBancoMundial)
Parte del proyecto“Promoviendo el empoderamiento económico de las mujeres a través de mejores políticas en América Latina”, una iniciativa conjunta coordinada por
CIEDUR y CEDLAS con apoyo del IDRC, completado en ocho países con diferentes características y niveles de desarrollo.
Estudios
Políticos
DEP
13
b) Documentos que mapean y describen las leyes,
reglamentos y programas relacionados con la
participación laboral femenina en los siete países
mencionados anteriormente además de México.
Nuestra investigación complementa la de Vezza (2015),
que proporciona un marco para el análisis y una
perspectiva regional. El objetivo fue identificar posibles
cambios en las políticas (o falta de ellos) que pudieran
haber influido en las trayectorias de participación
laboral seguidas por diferentes países.
c) Trabajos cualitativos4
inéditos de país que toman
como base los trabajos cuantitativos, buscando
comprender mejor los factores que ayudan a las
mujeres que trabajan a mejorar sus circunstancias. La
metodología específica varía de un país a otro, pero
incluye entrevistas exhaustivas a mujeres en diferentes
tipos de ocupación (asalariadas formales e informales,
trabajadora por cuenta propia y dueñas de empresas)
y grupos focales complementarios con la misma
población objetivo5
.
Para complementar el componente cualitativo que
acabamos de describir, también utilizamos datos de otros
dos proyectos recientemente realizados por FUSADES que
examinan la participación de las mujeres en el mercado
laboral. Estos analizan específicamente la situación de las
mujeres por grupos de edad más detallados (18-24, 25-45,
46-65) y área geográfica (urbana y rural). Se incluyeron 32
entrevistas y 3 grupos focales que realizamos con mujeres,
como parte del componente cualitativo6
de la evaluación
4 Argentina (Sanchís & Binstock, 2015), Bolivia (Marco Navarro, 2015), El Salvador
(Vásquez, et al., 2016), México (Salazar Ramírez & Salazar Ramírez, 2015), Ecuador
(Bermúdez Lenis et al., 2015), Chile (Todaro et al., 2015), Nicaragua (Alaniz et al., 2015a)
y Uruguay (Filardo, et al., 2015).
5 Uruguay utiliza únicamente grupos focales.
6 Comisionado por el Banco Mundial.
(incluido el Pacto Mundial de las Naciones Unidas), el Foro
Económico Mundial, el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD), el ODI, el Centro Internacional
de Investigaciones sobre la Mujer y la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Identificamos factores que favorecen o restringen la
probabilidad de que las mujeres participen en el mercado
laboral y, una vez que lo hacen, la probabilidad de acceder a
un trabajo favorable. Se sintetizó un conjunto de documentos
productos del proyecto“Fortaleciendo el empoderamiento
económico de las mujeres a través de mejores políticas en
América Latina”, una iniciativa conjunta coordinada por el
Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo
(CIEDUR) y el Centro de Estudios Distributivos, Laborales y
Sociales (CEDLAS), con el apoyo del Centro Internacional de
Investigaciones para el Desarrollo (IDRC). Específicamente, los
insumos para identificar los factores incluyeron:
a) Un conjunto de informes sobre ejercicios cuantitativos
realizados por equipos de investigación de países en
Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia, Ecuador, El Salvador
y Nicaragua2
. La mayoría de los países utilizaron
datos transversales de las encuestas de hogares de su
institución nacional de estadísticas para 2012 o 2013;
el análisis se limita a la población en edad laboral3
.
2 El trabajo cuantitativo realizado por FUSADES y la Fundación Internacional para el
Desafío Económico Global (FIDEG) en El Salvador y Nicaragua se completaron bajo
un proyecto separado, también financiado por el IDRC, y posteriormente agregado al
proyecto regional.
3 Los análisis de Bolivia de 1999 a 2012; El Salvador utilizó un conjunto de datos
de panel construido por FUSADES utilizando las encuestas nacionales de hogares
para 2008-2012; Nicaragua utilizó datos de panel de hogares conducido por FIDEG
incluyendo datos de 2009 a 2012. Para modelar la probabilidad de participación, la
mayoría de los países utilizaron un modelo logit, excepto Nicaragua y El Salvador
que usaron un modelo logístico multinomial. Las variables utilizadas dependen de la
disponibilidad de los datos, aunque todos los países miden más o menos los mismos
factores o dimensiones. Cada país reporta ya sea  los efectos multiplicadores o los
efectos marginales.
14
CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede
investigación
de impacto del Programa de Apoyo al Ingreso Temporal
(programa de obras públicas). Dado que todas estas fuentes
se centran en las zonas urbanas, también nos basamos
en el trabajo cualitativo que llevamos a cabo como parte
del proyecto“Transferencias Monetarias Condicionadas y
Desarrollo Rural”7
.
Prestamos especial atención a El Salvador, donde, basados
en la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM),
el aumento en la participación laboral femenina ha sido
más lento que el promedio latinoamericano. Además,
utilizamos datos recopilados en 2013 como parte de STEP,
Skills Measurement Program (Programa de Medición de
Habilidades) (Banco Mundial, 2014), en el que FUSADES llevó
a cabo una encuesta de hogares urbanos a nivel nacional
para proporcionar datos de políticas relevantes que permitan
una mejor comprensión de la participación en el mercado
laboral. La encuesta recabó datos sobre las características de
los hogares, el nivel educativo, la formación, la salud, el
historial de empleo y los antecedentes familiares. En total
se recolectaron 2,335 observaciones (1,442 mujeres y
893 hombres).
3. AVANCESY LIMITACIONES ACTUALES
En las últimas tres décadas, ALC han experimentado un
dramático aumento en la proporción de mujeres que
participan en la fuerza laboral. La oferta laboral femenina ha
aumentado en casi un 10% durante este período, a pesar de
la desaceleración de la segunda mitad de la década de 2000
(Busso y Romero Fonseca, 2015). Esto ha contribuido de
forma significativa a la caída tanto en la desigualdad como
en la pobreza de la región (Banco Mundial, 2015).
Sin embargo, no todos los países de América Latina han
experimentado la misma tendencia (Figura 2). Mientras
que en promedio, hubo un aumento de la participación
7 Un proyecto regional de seis países coordinado por la Universidad de los Andes,
Colombia, financiado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).
laboral femenina de 43%, en 1990, a 58%, en 2014, (15%
de aumento, con 6.8% desde el año 2000), El Salvador (que
comenzó con una tasa de 42.5%, similar al promedio regional),
experimentó un aumento de únicamente el 8.9% (con sólo un
3.8% desde el año 2000), terminando alrededor del 51%, en
2014. Por el contrario, Chile, que comenzó notablemente por
debajo del promedio (35%), ha experimentado un incremento
acelerado hasta el 55.6%, cerca del promedio regional (20.4
puntos en todo el período y 16.3 desde 2000). A pesar del
progreso, los países que comenzaron con el programa de
participación laboral femenina (PLF) inferiores al promedio
regional (por ejemplo, México y Nicaragua), permanecen por
debajo del promedio, mientras que los que comenzaron con
tasas superiores al promedio, permanecen por arriba (es decir,
Bolivia y Uruguay).
Sin embargo, es importante explorar más allá de los
promedios regionales e incluso de los promedios nacionales.
A continuación, examinamos las diferencias de la participación
femenina en la fuerza laboral con respecto a la de los hombres,
y el tipo de empleo al que tienen acceso.También indagamos
sobre las diferencias entre grupos de mujeres para descubrir
quién está siendo dejado atrás.
3.1.Brechasenlaparticipaciónenlafuerza
detrabajo
La región de América Latina ha reducido varias brechas de
género — una muy importante es la de la educación. La
escolaridad promedio varía entre los países de la muestra:
es más alta en los países de América del Sur y México, y más
baja en Nicaragua y El Salvador. En general, la escolaridad
es más alta entre los grupos más jóvenes y la brecha de
género en cuanto a años de escolaridad se ha cerrado para
los individuos menores de 30 años (Cuadro 2). Considerando
a las personas de 25 a 65 años de edad, las poblaciones
urbanas alcanzan niveles de educación más altos que las
poblaciones rurales en todos los países.
Estudios
Políticos
DEP
15
Nota:LalíneapunteadaeselpromediodeAL;lalíneaverticalindicaellanzamientodelosODM.
Fuente:IndicadoresdeDesarrolloMundial(BancoMundial).
Figura 2. Participación laboral femenina. Porcentaje de mujeres entre 15 y 64
años que son económicamente activas (estimación modelado OIT)
El Salvador
1990-2014: 8.9%
2000-2014: 3.8%
70
65
60
55
50
45
40
35
30
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 19992000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
México
1990-2014: 12.3%
2000-2014: 7.1%
70
65
60
55
50
45
40
35
30
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 19992000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
Chile
1990-2014: 20.4%
2000-2014: 16.3%
70
65
60
55
50
45
40
35
30
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 19992000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
Nicaragua
1990-2014: 13.7%
2000-2014: 10.3%
70
65
60
55
50
45
40
35
30
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 19992000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
Uruguay
1990-2014: 14.3%
2000-2014: 4.4%
70
65
60
55
50
45
40
35
30
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 19992000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
Bolivia
1990-2014: 15.3%
2000-2014: 5.5%
70
65
60
55
50
45
40
35
30
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 19992000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
Ecuador
1990-2014: 17%
2000-2014: 5.9%
70
65
60
55
50
45
40
35
30
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 19992000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
Argentina
1990-2014: 8.8%
2000-2014: 6.3%
70
65
60
55
50
45
40
35
30
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 19992000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
16
CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede
investigación
Nota:n.d.:nodisponible.Fuente:SEDLAC(CEDLASyBancoMundial).
Cuadro 2. Promedio de años de escolaridad completados (adultos, por grupo etario)
A pesar del progreso en la educación, la brecha de
participación en la fuerza de trabajo sigue siendo amplia
entre mujeres y hombres. Las mujeres tienen menos
probabilidad de participar en el mercado laboral que los
hombres, independientemente de su nivel de educación,
pero — con la excepción de Bolivia — la brecha se amplía
en el caso de individuos sin formación (ver Cuadro 3).
Al mismo tiempo, la participación en la fuerza de trabajo es
más baja en las zonas rurales, para los más pobres; así como,
para mujeres mayores (de más de 54 años) y jóvenes (18-24
años). Una vez más, la excepción es Bolivia, donde la tasa de
participación de las mujeres no calificadas y más pobres es
mayor que la de los otros grupos.
En general, como se observa en el cuadro 3, la participación
de los jóvenes en la fuerza de trabajo es menor que en el
siguiente grupo etario (25-54 años); una posible explicación
es que todavía están en la escuela o en formación. Sin
embargo, un segmento importante de estos jóvenes no
está empleado, ni estudiando ni en formación (NINIS). La
proporción de NINIS ha disminuido en las últimas décadas,
con mayor reducción para las mujeres; el porcentaje de
mujeres jóvenes en esta categoría cayó de 33% en 2000
a 26% en 2010, mientras que la proporción de varones
aumentó de 11% a 13% (de Hoyos et al., 2015).
A pesar de esta trayectoria, las mujeres siguen siendo
excesivamente representadas en los NINIS. Esto es
Cuadro 2. Promedio de años de escolaridad completados (adultos, por grupo etario)
MUJERES
21-30 12.3 11.0 12.9 11.5 10.9 9.7 9.1 10.9
31-40 12.1 10.7 12.1 9.6 9.9 8.1 7.8 9.7
41-50 11.3 10.2 10.9 8.0 9.0 6.7 6.6 8.9
25-65 11.5 10.2 11.1 8.6 9.3 7.2 7.3 9.0
Urbano (25-65) 11.5 10.3 11.4 10.4 10.2 8.6 8.9 9.7
Rural (25-65) n.d. 8.2 8.5 4.4 6.8 4.5 4.3 6.1
HOMBRES
21-30 11.5 10.1 12.6 11.8 10.9 9.6 8.2 10.8
31-40 11.5 9.7 12.1 10.8 9.8 8.5 6.6 9.7
41-50 11.0 9.4 10.9 9.2 9.1 7.4 6.8 9.3
25-65 11.1 9.5 11.2 9.9 9.4 7.9 6.8 9.4
Urbano (25-65) 11.1 9.6 11.7 11.5 10.4 9.4 8.6 10.2
Rural (25-65) n.a 7.3 8.4 6.4 7.1 5.1 4.2 6.4
TASA
FEMENINA/MASCULINA
21-30 1.07 1.09 1.02 0.97 1.01 1.02 1.12 1.01
31-40 1.05 1.09 1.00 0.89 1.01 0.96 1.19 0.99
41-50 1.03 1.08 1.00 0.88 0.99 0.91 0.97 0.96
25-65 1.04 1.08 0.99 0.87 0.99 0.91 1.07 0.96
Urbano (25-65) 1.04 1.07 0.98 0.90 0.98 0.91 1.03 0.95
Rural (25-65) n.d. 1.13 1.02 0.68 0.96 0.88 1.02 0.96
MUJERES: TASAS POR
GRUPOS
41-50/21-30 0.92 0.93 0.85 0.70 0.83 0.69 0.73 0.82
Rural/Urbano n.d. 0.79 0.75 0.42 0.67 0.52 0.49 0.63
Nota: n.d.: no disponible.
Fuente: SEDLAC (CEDLAS y Banco Mundial).
Argentina Chile Bolivia Ecuador El Salvador México
2014 2014 2013 2014 2014 2014 2014 2014
NicaraguaUruguay
Estudios
Políticos
DEP
17
especialmente frecuente en los países centroamericanos,
como se muestra en el cuadro 4, donde los niveles son tan
altos como del 42% en Nicaragua y el 35% en El Salvador,
seguidos por México y Ecuador. Incluso en los países donde
la proporción de NINIS es menor, la proporción entre
mujeres y hombres permanece cercana a tres — excepto en
Argentina, Uruguay y Chile, donde es inferior a dos.
Esta diferencia en la proporción de NINIS entre mujeres
y hombres puede ser debido a que una de las razones
más comunes para abandonar la escuela es el embarazo
precoz y el matrimonio y, la principal razón para no estar
empleado es la responsabilidad en el hogar. La maternidad
en la adolescencia está estrechamente ligada al matrimonio
precoz (incluyendo las uniones consensuales) (ONU, 2013),
que es más frecuente entre las mujeres adolescentes que
Cuadro 3. Participación laboral femenina (%) y tasa femenina/masculina (25-64 años de edad)
Nota:*Nocalificados,conmenosde9añosdeeducación;pococalificados,entre9y13añosdeeducación, yaltamentecalificados,conmásde13;n.d.:nodisponible.
Fuente:TabulacionesdelLaboratoriodeEquidadparaAméricaLatinayelCaribe(CEDLASyelBancoMundial)eIndicadoresdeDesarrolloMundial-WDI(BancoMundial).
(25-64 años de edad)
Grupo
Argentina
2013
(urbano)
Uruguay
2013
(urbano)
Chile
2013
Bolivia
2013
Ecuador
2013
El
Salvador
2013
Nicaragua
2009
México
2012
PARTICIPACIÓN (%)
Todas las mujeres 59.13 72.52 55.09 65.73 54.51 55.12 50.08 56.31
18-24 años 41.13 62.85 38.40 45.05 38.55 39.19 36.80 48.54
25-54 años 68.26 80.72 64.11 72.85 60.45 62.57 57.43 61.57
55-64 años 44.26 52.75 41.24 66.22 48.68 45.92 37.96 43.31
Pobres extremos 35.84 56.35 28.79 75.01 47.03 30.52 33.21 43.23
Pobres 37.58 57.56 32.44 68.65 43.60 37.36 39.02 45.62
Vulnerables 45.93 64.78 43.75 61.67 49.26 57.00 57.35 54.85
Clase media 68.85 76.83 62.70 68.27 68.01 71.50 65.72 65.74
No calificados 36.39 43.43 36.76 76.08 48.87 49.24 40.69 51.87
Poco calificados 47.12 68.21 44.05 65.80 49.61 53.03 49.65 52.62
Calificados 67.74 81.63 62.63 61.87 60.91 65.80 63.81 63.90
Urbano (25-64 años) 63.87 75.03 59.77 70.95 62.49 66.08 64.24 59.70
Rural (25-64 años) n.d. 66.86 38.42 75.28 53.28 43.66 39.66 54.21
TASA FEMENINA/MASCULINA
Todas las mujeres 0.69 0.81 0.67 0.74 0.62 0.64 0.55 0.63
18-24 años 0.63 0.80 0.71 0.70 0.59 0.56 0.45 0.63
25-54 años 0.72 0.84 0.69 0.75 0.63 0.67 0.60 0.64
55-64 años 0.56 0.70 0.50 0.72 0.56 0.56 0.44 0.54
Pobres extremos 0.49 0.65 0.51 0.79 0.53 0.36 0.36 0.50
Pobres 0.49 0.65 0.52 0.75 0.50 0.44 0.42 0.51
Vulnerables 0.56 0.73 0.57 0.69 0.56 0.66 0.63 0.60
Clase media 0.78 0.86 0.73 0.77 0.77 0.83 0.74 0.75
No calificados* 0.48 0.61 0.47 0.78 0.55 0.55 0.43 0.58
Poco calificados* 0.55 0.75 0.52 0.69 0.54 0.63 0.54 0.56
Altamente calificados* 0.78 0.92 0.76 0.73 0.71 0.79 0.75 0.76
MUJERES: TASAS POR GRUPOS
Pobres extr./clase media 0.52 0.73 0.46 1.10 0.69 0.43 0.51 0.66
No calificadas/altamente
calificadas 0.54 0.53 0.59 1.23 0.80 0.75 0.64 0.81
Rural/ urbano n.a. 0.89 0.64 1.06 0.85 0.66 0.62 0.91
Nota: *No calificados, con menos de 9 años de educación; poco calificados, entre 9 y 13 años
18
CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede
investigación
entre los hombres (Cuadro 5). Las tasas de matrimonio para
mujeres son más altas en Nicaragua y Ecuador, seguidas
por El Salvador y México. Al mismo tiempo, la fecundidad
adolescente8
es más alta en Nicaragua, con 113 nacimientos
por cada 1,000 mujeres, pero también es alta en Ecuador y El
Salvador, con tasas de alrededor de 80. Las tasas de natalidad
son más bajas en el resto de los países de la muestra, pero aun
así se mantienen en el rango de nivel medio superior.
Cuadro 4. Porcentaje de jóvenes entre 15-24 años de edad que no está
empleado, ni estudiando o en capacitación (NINIS)
Fuente:TabulacionescruzadasdelLaboratoriodeEquidadparaAméricaLatinayelCaribe(CEDLASyelBancoMundial)condatosdel
SEDLAC,basadoenlametodología ‘Sinescolaridadysintrabajo:UnDiagnósticodelosNINISenAméricaLatina’.
Cuadro 5. Porcentaje de jóvenes (15-19 años) que han estado casados y
tasas de natalidad en adolescentes (nacimientos por cada 1,000 mujeres)
Fuente:LainformaciónsobrematrimoniosdelDepartamentodeAsuntosEconómicosySocialesdelaONU,DivisióndePoblación(2015).
DatosMundialesdeMatrimonios2015(POP/DB/Marr/Rev.2015);TasasdenatalidaddeNacionesUnidas(2013).
8
8 La fecundidad en la adolescencia, medida como nacimientos por cada 1,000 mujeres, se considera alta si la tasa es superior a 80 y de nivel medio si es entre 18 y 80 (ONU, 2013)
Cuadro 4. Porcentaje de jóvenes entre 15-24 años de edad que no está empleado,
ni estudiando o en capacitación (NINIS)
Grupo
Argentina
(urbano)
2013
Uruguay
(urbano)
2013
Chile
2013
Bolivia
2013
Ecuador
2013
El
Salvador
2013
Nicaragua
2009
México
2012
Todos 19.69 17.31 17.17 12.47 17.93 23.73 27.62 18.95
Mujeres 24.6 20.4 21.4 18.7 27.4 35.4 42.0 29.4
Hombres 14.9 14.3 13.0 5.9 9.4 12.0 13.5 8.7
Tasa
femenina/masculina 1.7 1.4 1.7 3.2 2.9 2.9 3.1 3.4
Fuente: Tabulaciones cruzadas del Laboratorio de Equidad para América Latina y el
Caribe (CEDLAS y el Banco Mundial) con datos del SEDLAC, basado en la metodología ‘Sin
escolaridad y sin trabajo: Un Diagnóstico de los NINIS en América Latina’.
Cuadro 5. Porcentaje de jóvenes (15-19 años) que han estado casados y tasas de
natalidad en adolescentes (nacimientos por cada 1,000 mujeres)
Indicador
Argentina
2010
Uruguay
2011
Chile
2011
Bolivia
2008
Ecuador
2010
El Salvador
2007
Nicaragua
2005
México
2010
MUJERES 12.9 5.9 12.6 11.9 21.9 17.0 28.4 17
HOMBRES 6.00 3.2 3.7 4.6 6.6 5.7 7.8 6.4
TASA
MASCULINA/FEMENINA
2.15 1.84 3.41 2.59 3.32 2.98 3.64 2.66
TASA DE NATALIDAD
(2005-2010)
56.9 58.5 61.1 78.2 83.5 82.7 112.7 69.3
JÓVENES NUNCA CASADOS
Estudios
Políticos
DEP
19
3.2.Brechasdegéneroenlacalidaddelempleo
También hay brechas de género en términos de acceder al
empleo pleno y productivo.
Además de mostrar que la participación en la fuerza de
trabajo varía por país, la Figura 2 muestra lo que parecen ser
trayectorias similares entre países. Por ejemplo, Uruguay y
Bolivia: a pesar de que los dos países parecen ser similares
en lo que respecta a la participación femenina en la fuerza
de trabajo, en realidad, la estructura de su fuerza de trabajo
es muy diferente. Ambos tienen tasas de participación
crecientes superiores al promedio regional, pero como se
verá más adelante, los porcentajes de mujeres que están
contribuyendo (sin pago) con trabajo como trabajadoras
familiares son del 1.91% y del 26.97%, respectivamente. Una
situación similar se observa entre Argentina y Ecuador (0.8%
y 16.7%, respectivamente). Ver Cuadro 6.
En Argentina, Uruguay, Chile y México, la mayoría de las
mujeres son asalariadas. A pesar de que la participación es
mayor entre las mujeres más pobres y menos capacitadas
en países como Bolivia, ellas trabajan en condiciones menos
favorables: más del 60% de las mujeres trabajan ya sea por
cuenta propia o contribuyen como trabajadoras familiares.
También en Ecuador, El Salvador y Nicaragua, alrededor de
la mitad de las mujeres están en un empleo vulnerable. En
contraste con los otros países de la muestra, en El Salvador
y Nicaragua las mujeres tienen menos probabilidades que
los hombres de realizar trabajo no remunerado; esto se
debe principalmente a que una alta proporción de hombres
trabaja en la agricultura, un sector con menos mujeres,
como se verá más adelante.
Cuadro 6. Distribución de trabajadores por relación laboral (% del total de empleos)
Fuente:SEDLAC(CEDLASyBancoMundial).
Relación laboral
Argentina
2013
Uruguay
2012
Chile
2011
Bolivia
2012
Ecuador
2012
El Salvador
2012
Nicaragua
2009
México
2012
FEMENINO
Empleadora 2.57 2.89 1.62 3.75 2.23 3.04 0.56 9.15
Asalariada 80.33 75.44 78.50 34.30 47.29 50.67 49.25 63.36
Empleo vulnerable 17.10 21.67 19.88 61.95 50.49 46.29 50.19 27.49
Autoempleo 16.18 19.76 19.29 34.98 33.77 36.25 40.24 19.15
Trabajador familiar no remunerado 0.92 1.91 0.59 26.97 16.72 10.04 9.95 8.35
MASCULINO
Empleador 4.80 6.18 2.09 8.55 4.70 4.77 1.26 11.48
Asalariado 73.55 70.55 76.67 42.56 57.51 60.45 47.50 71.24
Empleo vulnerable 21.65 23.27 21.25 48.90 37.80 34.78 51.24 17.28
Autoempleo 21.22 22.54 20.96 37.52 32.08 23.45 35.26 11.93
Trabajador familiar no remunerado 0.43 0.72 0.29 11.38 5.72 11.33 15.98 5.35
TASA FEMENINO/MASCULINO
Empleador 0.53 0.47 0.78 0.44 0.47 0.64 0.45 0.80
Asalariado 1.09 1.07 1.02 0.81 0.82 0.84 1.04 0.89
Empleo vulnerable 0.79 0.93 0.94 1.27 1.34 1.33 0.98 1.59
Auto-empleo 0.76 0.88 0.92 0.93 1.05 1.55 1.14 1.60
Trabajador familiar no remunerado 2.14 2.63 2.02 2.37 2.92 0.89 0.62 1.56
20
CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede
investigación
En general, las mujeres y los hombres de las zonas rurales
enfrentan niveles más altos de informalidad que sus
homólogos urbanos; esto es cierto cuando la informalidad
se mide como la ausencia de los derechos de seguridad
social, o cuando incluye a las pequeñas empresas de
los trabajadores, el autoempleo sin calificación y los
trabajadores familiares no remunerados (Cuadro 7).
Cuando se mide con esta última definición, la proporción
de mujeres en empleos informales es del 10% al 30% más
alta que la masculina, una proporción que es similar en
todos los países de la muestra. Sin embargo, cuando la
informalidad se mide como la ausencia de derechos de
seguridad social, la proporción de mujeres empleadas
en trabajos informales tiende a ser más baja o similar
que la de los hombres en países con niveles más altos
de informalidad en general; lo contrario es cierto en
aquellos países con menor informalidad. Una posible
explicación es que las regulaciones del mercado laboral
podrían ser más restrictivas para las mujeres donde la
formalidad es mayor.
Cuadro 7. Informalidad: Porcentaje de trabajadores asalariados en trabajos
informales (por dos definiciones, de 25 a 64 años de edad)
Nota:n.d.:nodisponible. Fuente:SEDLAC(CEDLASyBancoMundial).
Cuadro 7. Informalidad: Porcentaje de trabajadores asalariados en trabajos
informales (por dos definiciones, de 25 a 64 años de edad)
Argentina
2013
Uruguay
2012
Chile
2011
Bolivia
2012
Ecuador
2012
El Salvador
2012
Nicaragua
2005
México
2012
A. Ausencia de derechos de seguridad social
TOTAL 28.5 10.5 15.4 52.7 40.1 47.4 59.8 60.5
MUJERES 12.5 19.6 50.8 31.9 44.2 50.1 61.0
Urbano 32.2 12.4 18.7 51.3 26.0 37.5 44.1 58.3
Rural n.d. 15.2 30.1 46.5 59.7 72.9 72.2 82.2
HOMBRES 8.6 12.4 53.9 44.8 49.4 65.6 60.2
Urbano 25.4 8.5 11.1 51.5 33.5 40.1 55.6 56.2
Rural n.d. 10.9 22.0 64.8 71.4 70.9 85.4 80.6
TASA MUJERES/HOMBRES
Total 1.5 1.6 0.9 0.7 0.9 0.8 1.0
Urbano 1.3 1.5 1.7 1.0 0.8 0.9 0.8 1.0
Rural n.d. 1.4 1.4 0.7 0.8 1.0 0.8 1.0
B. Trabajadores asalariados en firmas pequeñas, cuentapropistas no profesionales y trabajadores sin
ingreso
TOTAL 37.0 33.7 33.4 60.6 55.8 53.7 60.6 43.7
MUJERES 37.4 38.1 67.6 61.1 62.0 64.2 51.0
Urbano 40.2 36.1 37.5 57.9 53.5 57.0 58.1 47.2
Rural n.d. 59.0 44.5 87.8 82.1 77.8 79.8 66.6
HOMBRES 30.5 29.9 55.2 52.1 47.1 58.2 38.6
Urbano 34.5 28.7 27.7 46.8 44.4 39.1 45.1 35.8
Rural n.d. 53.2 44.2 73.7 68.6 61.8 73.9 48.6
TASA MUJERES/HOMBRES
Total 1.2 1.3 1.2 1.2 1.3 1.1 1.3
Urbano 1.2 1.3 1.4 1.2 1.2 1.5 1.3 1.3
Rural n.d. 1.1 1.0 1.2 1.2 1.3 1.1 1.4
Nota: n.d.: no disponible.
Fuente: SEDLAC (CEDLAS y Banco Mundial).
Estudios
Políticos
DEP
21
3.2.1.Brechassalariales
En América Latina, las brechas de género en la remuneración
son menores actualmente de lo que eran hace 30 años, pero
siguen siendo una característica de la participación femenina
en la fuerza de trabajo. En 1990, las mujeres ganaban en
promedio el 59% del de los hombres; la brecha se redujo a
67%, en el 2000, a 78%, en el 2010 (CEPAL et al., 2013). Por
supuesto, la diferencia de género varía de un país a otro y entre
los grupos de mujeres. La brecha se hace más grande a medida
que las mujeres se vuelven mayores; en general, las mujeres
de 25 a 34 años tienden a ganar salarios más cercanos a los de
sus homólogos masculinos que las mujeres de mayor edad,
comenzando desde los 35-44 años de edad (Tabla 8). Mientras
que los salarios iniciales son relativamente similares, éstos
tienden a divergir a medida que los hombres parecen tener
más oportunidades de progresar en su vida laboral (ibíd.).
Una mayor proporción de mujeres tiende a trabajar por
cuenta propia que los hombres; la brecha de género para
este segmento es grande, ya que las mujeres ganan cerca del
57% de los hombres en promedio (ibíd.). Al mismo tiempo,
parte de la diferencia salarial entre hombres y mujeres
puede asociarse con el sector o tipo de ocupación (Blau
y Kahn, 2016). Las mujeres son dos veces más propensas
que los hombres a emplearse en el comercio y los servicios
relacionados con la educación y la salud, y también en las
industrias de baja tecnología en países como El Salvador y
Nicaragua (Cuadro 9). Las empleadas domésticas son casi
exclusivamente mujeres. En Bolivia y Ecuador las mujeres
también encuentran empleo en actividades primarias,
incluyendo la agricultura; en El Salvador y Nicaragua la
proporción de mujeres en el sector primario es mucho menor
y una proporción similar o incluso una mayor proporción de
hombres trabaja en estos sectores en Bolivia y Ecuador.
3.3.¿Aquiénseestádejandoatrás?
Mientras que el 70% de las mujeres calificadas participan en
el mercado laboral en la región, solo el 50% de las personas
no calificadas lo hacen; similarmente, menos del 48% de
las mujeres pobres participan casi en un 22% menos que
la clase media. La participación tiende a ser mayor para las
mujeres de 25 a 54 años (67%) y menor para las mujeres
mayores (43%) y más jóvenes (53%). Además, el 26% de
todas las mujeres de 15 a 24 años son NINIS, un fenómeno
que afecta más a las mujeres que a los hombres (13%) (de
Hoyos et al., 2015).
Cuadro 8. Salario promedio * para las mujeres como % del de los
hombres, por grupo de edad (Hombres=100%)
Nota:*Incluyelosingresosprovenientesdelossalariosyelingresonetodeltrabajoautónomo.Fuente:CEPALetal,2013
Grupo de
edad
Argentina
2010
Uruguay
2010
Chile
2009
Bolivia
2007
Ecuador
2010
El Salvador
2010
Nicaragua
2005
México
2010
15-24 79.6 80.4 88.6 86.3 97.0 101.5 92.5 84.4
25-34 77.8 77.4 86.9 73.1 83.8 97.8 80.0 75.9
35-44 70.6 58.7 73.9 57.6 73.5 81.5 87.0 71.5
45-54 68.0 67.2 74.5 74.2 72.5 92.3 52.8 68.4
55 o mayor 53.3 61.5 80.4 56.3 73.0 87.4 64.3 67.2
Nota: * Incluye los ingresos provenientes de los salarios y el ingreso neto del trabajo autónomo.
22
CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede
investigación
La desigualdad basada en la identidad se intersecta con
otras formas de desigualdad para definir la exclusión social
(Kabeer, 2010). Su intersección con las desigualdades
económicas —el hecho de que los grupos socialmente
excluidos enfrentan barreras particulares para acceder
a los recursos y las oportunidades— significa que los
que tienen más probabilidades de quedarse atrás se
encuentran desproporcionadamente en grupos racialmente
desfavorecidos. Las mujeres y las niñas de estos grupos
suelen estar en mayor desventaja. En América Latina,
quienes pertenecen a grupos indígenas suelen tener
menos educación, participar en el mercado de trabajo en
desventaja, tener menos recursos y recibir menos ingresos
que sus contrapartes no indígenas (Banco Mundial, 2015).
Cuadro 9. Distribución del sector laboral (Porcentaje en cada tipo de
actividad del total de empleo)
Fuente:SEDLAC(CEDLASyBancoMundial).
Cuadro 9. Distribución del sector laboral
(Porcentaje en cada tipo de actividad del total de empleo)
Sector de empleo Argentina
2013
Uruguay
2012
Chile
2011
Bolivia
2012
Ecuador
2012
El Salvador
2012
Nicaragua
2009
México
2012
MUJERES
Actividades primarias 0.52 4.16 6.44 30.43 21.53 5.35 11.17 10.20
Industria – baja tecnología 5.62 6.34 4.62 9.06 8.59 15.21 13.14 8.95
Industria – alta tecnología 3.15 2.85 2.59 1.41 2.70 1.79 5.33
Construcción 0.60 0.48 1.04 0.68 0.83 0.24 0.29 0.49
Comercio 21.30 23.46 29.95 32.76 35.10 41.96 34.19 38.05
Transporte y serv. públicos
públicos
2.41 3.20 3.80 2.04 1.96 1.51 0.96 0.79
Servicios especializados 10.29 8.75 8.76 3.42 5.43 4.19 2.91 5.95
Administración pública 8.37 5.85 4.22 3.45 2.82 3.30 3.69 4.00
Educación y salud 30.44 28.85 24.25 12.72 16.56 16.09 20.19 15.59
Servicio doméstico 17.28 16.06 14.31 5.44 5.78 9.46 11.66 10.65
HOMBRES
Actividades primarias 2.40 13.00 16.46 34.03 32.96 34.32 49.57 20.40
Industria – baja tecnología 7.07 7.26 3.51 10.75 6.84 7.04 4.62 6.50
Industria – alta tecnología 9.99 7.47 8.56 4.22 6.29 4.57 9.07
Construcción 15.00 10.95 15.15 12.61 9.71 8.20 6.16 12.24
Comercio 23.52 23.04 22.51 14.40 19.21 18.70 15.48 24.70
Transporte y serv. públicos
públicos
11.24 10.01 11.66 12.34 9.62 6.96 6.27 6.89
Servicios especializados 10.48 8.62 8.53 3.57 6.57 5.52 3.57 6.66
Administración pública 8.32 7.55 4.13 4.93 4.31 5.11 3.23 4.57
Educación y salud 11.71 10.79 7.95 7.20 6.31 7.20 5.19 8.35
Servicio doméstico 0.27 1.31 1.54 0.16 0.24 0.66 1.35 0.63
TASA FEMENINO/MASCULINO
Actividades primarias 0.22 0.32 0.39 0.89 0.65 0.16 0.23 0.50
Industria – baja tecnología 0.79 0.87 1.32 0.84 1.26 2.16 2.84 1.38
Industria – alta tecnología 0.32 0.38 0.30 0.33 0.43 0.39 0.59
Construcción 0.04 0.04 0.07 0.05 0.09 0.03 0.05 0.04
Comercio 0.91 1.02 1.33 2.27 1.83 2.24 2.21 1.54
Transporte y serv. y públicos
públicos
0.21 0.32 0.33 0.17 0.20 0.22 0.15 0.11
Servicios especializados 0.98 1.02 1.03 0.96 0.83 0.76 0.82 0.89
Administración pública 1.01 0.78 1.02 0.70 0.65 0.64 1.14 0.88
Educación y salud 2.60 2.67 3.05 1.77 2.62 2.23 3.89 1.87
Servicio doméstico 63.22 12.22 9.28 33.26 24.45 14.26 8.62 17.03
Fuente: SEDLAC (CEDLAS y Banco Mundial).
Estudios
Políticos
DEP
23
En general, las mujeres como grupo —independientemente
de sus características— están rezagadas respecto a los
hombres en su participación y acceso a un empleo de
calidad e igualdad en los salarios. Debemos buscar más allá
de los promedios regionales y nacionales para descubrir
y aliviar las limitaciones de aquellos grupos de población
que se retrasan aún más en aspectos críticos. Para lograr el
objetivo de“no dejar a nadie atrás”, es necesario abordar las
restricciones que enfrentan las mujeres no calificadas y más
pobres (generalmente rurales e indígenas) y mujeres mayores.
Se debe prestar especial atención a las mujeres jóvenes
vulnerables para ayudarlas a permanecer o regresar a la
escuela: sin educación tendrán dificultades para participar y
acceder a empleos decentes.
4. HALLAZGOS DE LA INVESTIGACIÓN:
FACTORES ASOCIADOS A LA PARTICIPACIÓN
FEMENINA EN LA FUERZA DETRABAJO
En esta sección se resumen los resultados de varios
estudios que forman parte del proyecto“Promoviendo
el empoderamiento económico de las mujeres a través
de mejores políticas en América Latina”9
. Los factores
encontrados, que se asocian con la participación en el
mercado laboral, independientemente del tipo de empleo,
se resumen en el Cuadro 10. Los factores asociados con estar
en un empleo más favorable se presentan en el Cuadro 11.
Nuestro análisis se complementa con Busso y Romero Fonseca
(2015), quienes exploran la evolución de factores que explican
el rápido aumento de la participación femenina en la fuerza de
trabajo de 1990 a 2000 y el período de estancamiento que le
siguió. Los resultados se resumen en el Cuadro 12.
9 Véase Sanchíz y Katzkowicz (2014), Hernani-Limarino y Mena (2014), Espinosa
Uquillas y Vásconez Rodríguez (2014), Espino y Sauval (2014), Espino et al. (2014),
Alaniz et al. (2015b), Béneke de Sanfeliú et al. (2015)
4.1. Educación
Uno de los factores que está fuertemente asociado con
la participación en el mercado laboral es la educación.
Tener más años de educación está asociado con un
aumento de la participación laboral femenina en todos
los países (véase el Cuadro 10) y con un mayor acceso
al empleo asalariado formal (véase el Cuadro 11). Su
asociación con el autoempleo favorable no es tan clara:
para Uruguay y Ecuador, el coeficiente no es significativo,
y para Bolivia, es negativo. Los niveles de educación han
aumentado en América Latina, lo que lo convierte en un
factor importante asociado al aumento de la oferta laboral
femenina observado en las dos últimas décadas (Busso y
Romero Fonseca, 2015). Estos resultados son consistentes
con el hecho de que los grupos con niveles más bajos de
educación, como las mujeres mayores y las rurales (véase
el Cuadro 2 de la sección anterior), también tienden a
participar menos en la fuerza de trabajo (Cuadro 3).
“...Porque no hay muchas oportunidades
para personas que solo sean bachilleres.
Siempre piden que tenga por lo menos un
año de universidad”
Mujer, El Salvador
(Vásquez et al., 2016)
Los niveles más altos de educación también tienen otros
efectos positivos y la investigación sugiere que puede
aumentar la probabilidad de permanecer empleado en
tiempos de dificultades económicas (OECD, 2011).
24
CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede
investigación
Cuadro 10. Resumen de factores asociados a la participación en la fuerza de trabajo
Notas:n.s.=nosignificativo;*Serindígena,ademásdesermestizo(dedescendenciadual),aumentalaprobabilidaddeparticipaciónenlafuerzadetrabajo;
**SerMontubio(etniaecuatoriana)disminuyelaprobabilidaddeparticipaciónenlafuerzadetrabajo;a)BoliviayNicaraguanotienenunmodeloparalas
mujeresqueconvivensinlazosconyugalesocasadas;b)paraNicaraguayElSalvador,elmodeloestimalaprobabilidaddeestarenunestadodistintoala
inactividadporrazonesdomésticas;c)cuandounarelaciónnoeslineal,comoconla“edad”,esnecesarioincluiruntérminodeordensuperiorenlaecuación;
enestecaso,‘edadalcuadrado’.Elhechodequeestetérminoseasignificativoynegativoindicaquehayunaedaddeterminadadondelaparticipaciónlaboral
comienzaadisminuir.
Fuente:Elaboraciónpropiaapartirdelosresultadosderegresióndelosestudiosdelproyecto“MejorandoelEmpoderamientoEconómicodelasMujeresatravés
deMejoresPolíticasenAméricaLatina”.LosresultadoscuantitativosdeunproyectosimilarfinanciadoporelIDRCenNicaraguayElSalvadorseincorporaron
posteriormenteenesteproyecto.Argentina:SanchízyKatzkowicz(2014);Bolivia:Hernani-LimarinoyMena(2014);Ecuador:EspinosaUquillasyVásconez
Rodríguez(2014);Chile:EspinoySauval(2014);Uruguay:(Espino,etal.,2014);Nicaragua:Alanizetal.(2015a);ElSalvador:BénekedeSanfeliúetal.(2015).
Cuadro 10. Resumen de factores asociados a la participación en la fuerza de
trabajo
Factores Argentina Uruguay Chile Boliviaa
Ecuador Nicaraguaab
El Salvadorb
MUJERES
Edad + + + + + + +
Edad al cuadradoc
- - - - - - -
Educación + + + + + + +
Jefe de hogar + + + + + + +
Casada o con pareja - + - - - - -
Hogar monoparental + + + +
Niños pequeños en el hogar - - - + - -
Niños en edad escolar en el hogar - + n.s. +
Adultos mayores en el hogar - n.s. -
Apoyo en tareas domésticas (pagado o
no)
+ + +
Acceso a servicios preescolares + + + +
Acceso a electricidad y agua + +
Ingreso de otras fuentes
Remesas y transferencias monetarias - - - - -
Otros ingresos del hogar - n.s. - -
Nivel de ingresos del hogar + + + +
Área (urbana o metropolitana) + + - n.s. +
Raza y etnicidad (indígenas) + +* +**
CASADA O CON PAREJA (Solo se reportan efectos diferentes de los anteriores)
Edad
Edad al cuadradoc
Educación
Jefe de hogar
Niños pequeños en el hogar
Niños en edad escolar en el hogar + n.s
Adultos mayores en el hogar n.s
Apoyo en tareas domésticas (pagado o
no)Acceso a servicios preescolares
Acceso a electricidad y agua
Remesas y transferencias monetarias
Otros ingresos del hogar
Área (urbana o metropolitana)
Raza y etnicidad (indígenas)
Educación de la pareja - - +
Pareja con empleo formal - - - -
Ingreso de la pareja + - - -
Notas: n.s.= no significativo; * Ser indígena, además de ser mestizo (de descendencia dual), aumenta la probabilidad
de participación en la fuerza de trabajo; ** Ser Montubio (etnia ecuatoriana) disminuye la probabilidad de
participación en la fuerza de trabajo; a) Bolivia y Nicaragua no tienen un modelo para las mujeres que conviven sin
lazos conyugales o casadas; b) para Nicaragua y El Salvador, el modelo estima la probabilidad de estar en un estado
distinto a la inactividad por razones domésticas; c) cuando una relación no es lineal, como con la "edad", es necesario
incluir un término de orden superior en la ecuación; en este caso, 'edad al cuadrado'. El hecho de que este término sea
significativo y negativo indica que hay una edad determinada donde la participación laboral comienza a disminuir.
Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados de regresión de los estudios del proyecto "Mejorando el
Empoderamiento Económico de las Mujeres a través de Mejores Políticas en América Latina". Los resultados
cuantitativos de un proyecto similar financiado por el IDRC en Nicaragua y El Salvador se incorporaron posteriormente
en este proyecto. Argentina: Sanchíz y Katzkowicz (2014); Bolivia: Hernani-Limarino y Mena (2014); Ecuador: Espinosa
Estudios
Políticos
DEP
25
Cuadro 11. Factores asociados con un empleo ventajoso en el mercado laboral
A: Empleo asalariado, B: Autoempleo favorable*
Notas:n.s.:nosignificativo;*ParaNicaraguayElSalvador,elautoempleofavorablesedefinecomoaquellosquetrabajanporcuentapropiacon
ingresossuperioresalsalariomínimo.Paraelrestodelospaíses,ladefiniciónincluyealostrabajadoresautónomosconmanodeobracontratada;A)
NoseinformanlosresultadosdeUruguaydebidoalaprobabilidaddecohabitaciónodebidoaquelasmujerescasadaspuedenencontrarseencada
modelodetrabajo;B)BoliviayNicaraguanoestablecenmodelosparalasmujeresquecohabitanosecasan.Fuente:Ibíd.
Factores Argentina Uruguaya
Chile Boliviab
Ecuador El Salvador Nicaraguab
TODAS LAS MUJERES
Edad A: - /B: + + A: + /B: - + + +
Educación + A: + / B: n.s. + A: + /B: - A: + / B: n.s. + +
Jefe de hogar + A: - / B: n.s. A: -/ B: + A: n.s. /B: + A: n.s. /B: + + A: n.s. /B: +
Casada o con pareja A: + /B: - A: - /B: n.s. A: -/ B: + + A: - /B: n.s. A: - /B: + A: - /B: +
Hogar monoparental -
Niños pequeños en el hogar + A: n.s. /B: - A: -/ B: + A: - /B: n.s. A: n.s. / B: -
Niños en edad escolar en el hogar A: + /B: - A: n.s. /B: - A: + /B: - A: - /B: + -
Adultos mayores en el hogar - n.s. -
Apoyo en tareas domésticas
(pagado o no)
A: - /B: + A: n.s. /B: + A: - /B: n.s.
Acceso a servicios preescolares
A: - /B: + n.s. A: +/ B: - A: + /B: n.s.
Acceso a electricidad y agua + +
Remesas y transf. monetarias - - - A: - /B: n.s.
Otros ingresos del hogar A: + /B: - n.s. + A: - /B: +
Nivel de ingresos - + + A: - /B: +
Área (urbana o metropolitana) A: - /B: + A: + /B: - A: + /B: - A: n.s. /B: + + +
Raza y etnicidad (indígenas) A: n.s./ B: - A: - /B: +
CASADA O CON PAREJA (Solo se reportan efectos diferentes de los anteriores)
Edad A: - /B: +
Educación A: - /B:+
Niños pequeños en el hogar -
Niños en edad escolar en el hogar n.s.
Adultos mayores en el hogar A: n.s. /B: - .
Apoyo en tareas domésticas
(pagado o no)
+ .
Acceso a servicios preescolares n.s.
Acceso a electricidad y agua A: n.s. /B: +
Remesas y transf. monetarias A:+ /-
Otros ingresos del hogar A: - /B: +
Nivel de ingresos +
Área (urbana o metropolitana) - A: +/ B: n.s.
Raza y etnicidad (indígenas) -
Educación de la pareja A: +/ B: - A: + /B: -
Pareja con empleo formal A: -/B: + + +
Ingreso de la pareja A: + /B: - A: - /B: +
Notas: n.s .: no significativo; * Para Nicaragua y El Salvador, el autoempleo favorable se define como aquellos que trabajan por
26
CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede
investigación
Cuadro 12. Factores asociados al cambio en la participación femenina en la fuerza
de trabajo de 1990 a 2010 y al reciente estancamiento (25-54 años)
Fuente:ReproducidodelaTabla6.6enBussoyRomeroFonseca(2015).Losresultadosestánbasadosencálculosconmicrodatosdeencuestasdehogares
nacionalesyanálisisbibliográfico.
Cuadro 12. Factores asociados al cambio en la participación femenina en la fuerza
de trabajo de 1990 a 2010 y al reciente estancamiento (25-54 años)
Factores
Cambios en
América Latina
entre 1990 y
2010
Contribuidor de
largo plazo
(1950-2010)
incremento en la
oferta de trabajo
femenina
Contribuidor de
largo plazo
(1990-2010)
incremento en la
oferta de trabajo
femenina
Contribuidor a la
convergencia
entre grupos
favorecidos y
desfavorecidos
Contribuidor al
estancamiento
reciente
Educación Incremento Probable Probable Probable Improbable
Matrimonio Estable Improbable Improbable Improbable Improbable
Fertilidad Disminución Probable Probable Probable Improbable
Tecnología
Salud
(contraconceptivo,
fórmula)
Incremento Probable Probable Desconocido Improbable
Hogar
(electrodomésticos,
electricidad)
Incremento Probable Improbable Probable Improbable
Trabajo
(teletrabajo)
Probablemente
estable
Improbable Improbable Improbable Improbable
Retornos
laborales
Discriminación de
género
Leve
disminución,
estancamiento
a partir de los
2000
Improbable Probable Probable Probable
Condiciones
macroeconómicas
Improbable Improbable Improbable Probable
Políticas
Reglamentos
laborales
Estable Improbable Improbable Improbable Improbable
Impuestos
Estable
(Pequeña
mejora en los
años 2000)
Improbable Improbable Improbable Improbable
Transferencias
monetarias
condicionadas
Gran
incremento
desde
mediados de los
1990
Improbable Improbable Improbable Probable
Cuido de niños
Gran
incremento
Probable Probable Probable Improbable
Cultura
Mejor para las
mujeres
Probable Probable Probable Improbable
Fuente: Reproducido de la Tabla 6.6 en Busso y Romero Fonseca (2015). Los resultados están
basados en cálculos con micro datos de encuestas de hogares nacionales y análisis bibliográfico.
Estudios
Políticos
DEP
27
4.2. Normas culturales: roles de género,
limitaciones de tiempo y opciones ocupacionales
Las normas y creencias culturales intervienen en las
decisiones y resultados del mercado laboral. Los roles
de género tradicionales prescriben a las mujeres como
responsables del trabajo doméstico, incluyendo el cuidado
de los niños y de los adultos mayores, lo que impone
limitantes de tiempo. Las mujeres pasan entre 1.7 y 10
semanas más por año en actividades no remuneradas que
los hombres (Samman et al., 2016).
Estar casada o cohabitando se asocia con una menor entrada
a la fuerza de trabajo; esto es cierto para todos los países
excepto por Uruguay (ver Cuadro 10). Las mujeres que son
cabeza de familia o que viven en una familia monoparental
tienen más probabilidades de estar en el mercado laboral,
pero es probable que trabajen por cuenta propia (ver
Cuadro 11). Como era de esperar, las mujeres con niños
pequeños o los adultos mayores en su hogar tienen menos
probabilidades de participar en la fuerza de trabajo, excepto
en Ecuador (Cuadro 10). Al mismo tiempo, esto hace que sea
menos probable que las mujeres posean empleos favorables
en Argentina y Nicaragua (ver Cuadro 11).
El hecho de que las mujeres que son cabeza de familia, o que
tienen niños pequeños, o los adultos mayores en su hogar
tiendan a ser trabajadores por cuenta propia, puede deberse
a que el“autoempleo puede proporcionar flexibilidad en
términos de horas trabajadas que permite a las mujeres
proporcionar atención doméstica y obtener ingresos en el
mercado laboral“(Beneke de Sanfeliú et al., 2015).
“... el tiempo que les dedico a ellos ya no les
dedicaría, llegaría cansada, quién sabe,
ya directo a dormir y como mis hijos están
pequeños los dejaría crecer así, al azar, ¿no?,
los abandonaría. Es decir, excepto que me
alcance el dinero que me pagan, para pagar a
alguien más que me los vea, ¿no ve?, eso, no,
no, no puedo pensar así fríamente mientras
mis niños son pequeños...”
Mujer autoempleada, Bolivia
(Marco Navarro, 2015)
Recibir apoyo con las tareas domésticas (no remuneradas,
usualmente proporcionadas por otras mujeres miembros de
la familia, o remuneradas, proporcionadas por empleados
domésticos) y acceder a los servicios de la primera infancia
aumenta la probabilidad de que las mujeres estén en la
fuerza de trabajo y de estar en un empleo favorable (ver
Cuadros 10 y 11). El trabajo de cuidador es más restrictivo
para las mujeres más pobres, que no pueden pagar los
servicios de cuidado infantil o la ayuda doméstica.
“Mi suegra me lo cuidaba o mi mamá”
“Yo vivía con mi prima que era la que estaba a
cargo de cuidarme a la niña porque mi mamá
siempre trabajó”
“Cuando conseguía muchachas, muchacha,
pero después hubo un momento dado que
estaba cuidándolas mi mami”
(Entrevistas con tres mujeres, El Salvador)
28
CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede
investigación
En América Latina, los roles tradicionales de género presentan
a los hombres como el principal sostén económico y a
las mujeres como responsables del trabajo doméstico,
incluyendo el cuido de los niños y adultos mayores.
Recientemente, las normas sociales y la cultura se han vuelto
más favorables; sin embargo, la discriminación de género
en el lugar de trabajo ha disminuido ligeramente (Busso y
Romero Fonseca, 2015).
La ronda 2015 de la Encuesta Latinobarómetro (Corporación
Latinobarómetro, 2015) preguntó a las mujeres si están de
acuerdo o en desacuerdo que es mejor que las mujeres se
queden en casa y que los hombres trabajen. Los resultados
muestran que la mayoría de las mujeres y los hombres están
en desacuerdo o muy en desacuerdo con esta afirmación,
y el desacuerdo es mayor entre las mujeres y en los países
de altos ingresos. El Cuadro 13 presenta los resultados por
grupo de edad; el desacuerdo es mayor entre las mujeres y
los hombres menores de 25 años que entre los adultos de 51
a 60 años, lo que muestra una evolución en las percepciones
con respecto a los roles tradicionales de género.
“Por suerte que de a poco, o rápido, está
cambiando. Como que la mujer se está
animando hacer muchas más cosas. Yo
porque veo a mis hijas, yo soy sesentona y
ellas tienen cuarenta años y se anima, hacen
cosas solas. A nosotras nos costó mucho más”
Mujer mayor, Uruguay
(Filardo, et al., 2015)
La educación de los hijos no es de los
hombres, es de nosotras y seguirá así
en el futuro”
Mujer mayor de 40 años, México
(Salazar, 2015)
Del mismo modo, los resultados de varias olas de la Encuesta
Mundial de Valores muestran que la proporción de mujeres
y hombres que coinciden en que un niño sufre cuando la
madre está en un empleo remunerado ha disminuido en los
períodos 1989-1993 y 2010-2014. No obstante, la proporción
Cuadro13.¿Esmejorquelasmujeressequedenencasayqueloshombresvayanatrabajar?
(Porcentajedepersonasqueestánendesacuerdooestánmuyendesacuerdo,2015)
Fuente:(CorporaciónLatinobarómetro,2015).
Cuadro 13. ¿Es mejor que las mujeres se queden en casa y que los hombres vayan a
trabajar? (Porcentaje de personas que están en desacuerdo o están muy en
desacuerdo, 2015)
Grupo de edad Argentina Uruguay Chile Bolivia Ecuador El Salvador Nicaragua México
MUJERES
Todas las mujeres 74.0 79.6 79.3 65.4 55.4 57.6 58.6 69.2
<25 años 79.9 87.3 86.2 73.9 54.4 58.1 57.7 78.8
26-40 73.6 84.3 83.4 67.0 59.3 61.4 57.3 72.0
51-60 75.0 83.4 80.0 58.9 51.3 55.0 64.8 70.1
61+ 66.7 67.6 67.2 52.9 54.5 52.9 52.3 47.6
HOMBRES
Todos los hombres 66.8 72.0 70.5 56.2 56.1 55.9 48.8 61.8
<25 años 68.1 74.2 87.8 58.3 62.0 59.6 49.7 71.0
26-40 76.6 78.9 74.2 59.0 52.7 61.6 51.7 68.3
51-60 63.7 73.3 65.7 51.4 56.6 49.6 47.7 57.6
61+ 55.7 58.4 56.6 53.9 52.6 47.1 36.1 40.8
TASA (<25 (/(51-60)
Mujeres 1.06 1.05 1.08 1.25 1.06 1.06 0.89 1.13
Hombres 1.07 1.01 1.33 1.14 1.10 1.20 1.04 1.23
Fuente: (Corporación Latinobarómetro, 2015).
Estudios
Políticos
DEP
29
se mantiene en torno al 60% en Ecuador, el 40% en Chile y
México y el 35% en Uruguay. Los hombres también se sienten
cómodos con la idea de que las mujeres ganen más que los
hombres. En Argentina y México el cambio es más evidente
ya que la proporción disminuyó a la mitad. Sin embargo,
alrededor de la mitad de las mujeres en este país cree que es
casi seguro que causaría problemas si una mujer gana más
dinero que su marido (ver Cuadro 14).
“...el papá a los hijos por más que se
esfuerce... O sea, la parte del cariño, la
parte de la ternura, la parte del desarrollo
social del hijo eso lo da mucho la mamá y
hay cosas a las que de verdad no podemos
renunciar por más que queramos”
Mujer de 40 años, México
(Salazar, 2015)
“Se me ocurrió estudiar, después que entré
en el último trabajo definitivamente; tomé
coraje y entré en la Facultad de Derecho
a hacer relaciones laborales. Mis hijos
faltaban al liceo, estaban en cualquiera.
Pensar en esa etapa: la madre estudiaba
y los hijos perdían el liceo. Yo salvaba con
12 la materia y la directora del colegio me
llamaba para decirme que mi hijo tenía
ocho bajas; fue muy trágico para mí. En ese
momento mi pareja me dijo “bueno mi amor,
si tenés problemas con tus hijos, capaz lo
que tenés que hacer es dejar de estudiar”
Mujer de clase media, Uruguay
(Filardo, et al., 2015)
Cuadro14.Percepcióndelasconsecuenciasdelasmujeresquetrabajan
(Porcentajequeestádeacuerdoytotalmentedeacuerdo)
Fuente:AsociacióndelaEncuestaMundialdeValores.
(Porcentaje que está de acuerdo y totalmente de acuerdo)
Argentina Uruguay Chile Ecuador México
Cuando la madre se encuentra
empleada, su hijo sufre
MUJERES
1989-1993 0.766 0.819 0.757
2010-2014 0.395 0.354 0.612 0.447
HOMBRES
1989-1993 0.786 0.824 0.797
2010-2014 0.350 0.403 0.583 0.432
Si una mujer gana más que un
hombre, es casi seguro que
ocasionará problemas
MUJERES
1994-1998 0.501 0.427 0.615 0.605
2010-2014 0.243 0.308 0.323 0.396 0.498
HOMBRES
1994-1998 0.387 0.350 0.519 0.618
2010-2014 0.160 0.217 0.378 0.310 0.373
Fuente: Asociación de la Encuesta Mundial de Valores.
30
CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede
investigación
Las normas culturales también influyen en las opciones
de carrera y ocupación de las mujeres, lo que resulta en
una menor participación en ciertos tipos de empleos y
sectores que suelen ser mejor pagados (Blau y Kahn, 2016).
Por ejemplo, la participación de las mujeres en la ciencia,
la tecnología, la ingeniería y las matemáticas ha sido muy
baja tradicionalmente; de todas las personas con título de
ingeniería en El Salvador, solo el 7.7% son mujeres. Por otro
lado, las mujeres representaron el 82.3% de las licenciadas
en ciencias de la salud y el 88.9% poseen certificaciones de
trabajo administrativo (según estimado a partir de los datos
del Programa STEP Skills Measurement Program (Programa
de Medición de Habilidades, Banco Mundial, 2014).
La educación también tiene un papel en el cambio de las
actitudes de las mujeres hacia el trabajo, su carrera y su
familia, así como en la conformación de las normas sociales
que definen el papel de las mujeres dentro y fuera del
hogar (Gasparini y Marchionni, 2015).
4.3.Discriminacióneneltrabajo:
Edad,géneroyraza
Como se discutió en la sección anterior, el tener mayor edad
hace que sea más probable que las mujeres estén activas
en el mercado de trabajo y, para la mayoría de los países, la
edad también está asociada con un mejor tipo de empleo
(ver Cuadro 11). Los resultados sugieren que las mujeres
con más experiencia tienen más probabilidades de estar en
un trabajo favorable. Sin embargo, la edad es una variable
con rendimientos decrecientes, los resultados muestran
que después de los 30-35 años de edad esta probabilidad se
reduce (ver Cuadro 10).
“Creo que después de cierta edad sus
opciones están diluidas ¿verdad? No es
lo mismo si te encuentras sin un trabajo,
por cualquier razón, cuando tienes 25 que
cuando tienes 40. A los 40 no hay empresas
que te contraten, a menos que sea para
limpieza o el cuido”
Mujer en Uruguay
(Filardo, et al., 2015)
“...ya no daban oportunidad. Y de allí que
cumplir 35 años ya me fue más difícil todavía
porque es más, fui a una entrevista en una
alcaldía y me dijo el muchacho: “no por su
edad sólo puede trabajar en una maquila”
(Entrevista con una mujer en El Salvador)
Los resultados de la ronda de la encuesta Latinobarómetro de
2015 proporcionan alguna evidencia para la admisibilidad de
esta explicación. Los reglamentos laborales tienden a reducir
la flexibilidad que algunas mujeres necesitan para equilibrar
su trabajo con las responsabilidades domésticas. Además, los
empleadores perciben la protección a la mujer en el lugar de
trabajo (tal como el permiso de maternidad), aumenta el costo
de contratar mujeres jóvenes en comparación con hombres
(Cerise et al., 2013). La ronda de la encuesta 2015 preguntó
a los encuestados cuáles eran las mayores dificultades que
enfrentaban las mujeres en el mercado laboral (las respuestas
se muestran en la Cuadro 15). En Argentina, Uruguay y Chile,
donde la formalidad es mayor, la respuesta más común se
relaciona con la discriminación hacia las mujeres en edad fértil
o con hijos, así como con la flexibilidad de los horarios.
Estudios
Políticos
DEP
31
“El hombre, por ejemplo, si vos vas hacer
una carrera en un lugar y te piden no faltar,
ahí hay una diferencia porque una mujer
como mujer o como madre, siempre va
a faltar; en algún momento vas a faltar,
avises o no avises. Y el hombre no, porque,
por lo general, no tiene la obligación de
estar con el hijo”
Mujer en Uruguay
(Filardo, et al., 2015
“Si hay un puesto disponible y hay una
mujer para acceder a ese puesto, que esté
capacitada para eso, accede el hombre
porque la mujer va a faltar si tiene pibes,
va a faltar cuando esté menstruando,
cuando esté embarazada, porque se
supone, hemos naturalizado que la mujer
es la más débil, la más sensible, etc., etc.,
está naturalizado”
Mujer asalariada, Argentina
(Sanchís and Binstock, 2015)
Cuadro15.Dificultadespercibidasqueenfrentanlasmujeresenelmercadolaboral,2015
(%demujeresquemencionaroncadafactor)
Nota:Lascifrasnosumanel100%debidoalaselecciónderespuestasmúltiplesyporquenosemuestrantodaslasopcionesderespuesta.Fuente:Cálculospropiosdelos
autorescondatosdeLatinobarómetro2015(CorporaciónLatinobarómetro,2015).
Dificultad
Argentina Uruguay Chile Bolivia Ecuador El Salvador Nicaragua
Falta de educación/capacitación 26.6 41.8 17.9 27.3 19.5 41.7 38.2 36.0
Dificultad para que los niños estén
atendidos
43.7 59.1 58.5 42.0 44.3 28.3 41.3 36.8
Flexibilidad horaria 21.8 42.9 41.7 20.7 22.6 17.2 23.5 25.8
Discriminación por estar en edad fértil 24.2 39.5 52.6 32.0 23.7 23.6 30.8 26.4
Empresarios no contratan a mujeres con
niños
42.5 47.2 47.6 51.3 33.4 32.5 35.0 38.6
Nota: Las cifras no suman el 100% debido a la selección de respuestas múltiples y porque no se
México
Los datos de la Encuesta Mundial de Valores muestran
que tanto los hombres como las mujeres perciben que
los hombres están mejor preparados para las posiciones
de liderazgo que las mujeres. Sin embargo, esta
percepción ha disminuido con el tiempo, especialmente
cuando se considera el liderazgo político. El cambio en la
percepción del liderazgo en el ámbito empresarial ha sido
considerablemente más modesto (ver Cuadro 16).
32
CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede
investigación
Cuadro16.Percepcióndequeloshombressonmejoreslíderesquelasmujeres
(%queestádeacuerdoytotalmentedeacuerdo)
En términos generales, ser indígena aumenta la probabilidad
de que una mujer participe en la fuerza de trabajo (ver
Cuadro 10). Sin embargo, ellas suelen emplearse en puestos
con salarios bajos y los ingresos que generan suelen ser
inferiores a los de mujeres similares no indígenas (Grupo del
Banco Mundial, 2015). Ser indígena reduce la probabilidad de
terminar la educación secundaria o superior de 17 a 5 puntos;
en Bolivia, aumenta la probabilidad de estar en el empleo
informal por casi 7 puntos (ver Cuadro 17).
4.4.Otrosfactores:Ingresosfamiliaresy
condicionesmacroeconómicas
El mayor ingreso total del hogar se asocia con un mayor
número de mujeres que participan en la fuerza de trabajo,
aunque la probabilidad disminuye si las mujeres viven en un
Fuente:AsociacióndelaEncuestaMundialdeValores(v2015-04-18:publicaciónoficialactual).
hogar que recibe remesas o si hay otros ingresos en el hogar
(ver Tabla 10). La evidencia de algunos países (Argentina,
Chile y El Salvador) sugiere una asociación entre tener
ingresos adicionales y que las mujeres puedan acceder a
mejores empleos (ver Tabla 11). Por ejemplo, el acceso a
remesas y otros ingresos podría proporcionar capital para el
autoempleo (Béneke de Sanfeliú et al., 2015).
Otros factores que pueden explicar el reciente estancamiento
en la tasa de participación de las mujeres en la fuerza de
trabajo son: a) condiciones macroeconómicas con menor
desempleo y mayores ingresos de otros asalariados del
hogar (en su mayoría, la pareja masculina); b) aumento de la
asistencia social (transferencias monetarias), lo que puede
haber reducido la urgencia de que las mujeres vulnerables
acepten empleos de baja calidad.
Cuadro 16. Percepción de que los hombres son mejores líderes que las mujeres
(% que está de acuerdo y totalmente de acuerdo)
Los hombres son mejores líderes políticos
MUJERES
1994-1998 0.338 0.332 0.364 0.385
2005-2009 0.228 0.162 0.339 0.244
2010-2014 0.214 0.076 0.181 0.231 0.198
HOMBRES
1994-1998 0.428 0.438 0.491 0.483
2005-2009 0.426 0.258 0.574 0.319
2010-2014 0.347 0.109 0.386 0.310 0.267
Hombres mejores ejecutivos de negocio
MUJERES
2005-2009 0.171 0.161 0.204 0.195
2010-2014 0.164 0.132 0.121 0.200 0.178
HOMBRES
2005-2009 0.313 0.226 0.429 0.259
2010-2014 0.296 0.208 0.271 0.266 0.234
Fuente: Asociación de la Encuesta Mundial de Valores (v2015-04-18: publicación oficial actual).
Argentina Uruguay Chile Ecuador México
Estudios
Políticos
DEP
33
Nota:LasprobabilidadesmarginalesseestimaronusandounaregresióndeMínimosCuadradosOrdinarios(MCO),controlandolaetnicidad,área(urbana/
rural),génerodecabezadefamilia,estadocivil,niveleducativoalcanzadoyedad,númerodehijos(encomparaciónconlamedianadeniñosenelpaís)yel
tamañodelaregiónlocal(definidoporlapoblación).Losvaloresmostradossonsignificativos(almenosp<0.1).1)Incluyesolamenteaindividuos15-25
añosparaprimariaosuperiory30-35añosparasecundariaosuperior.n.d.=Nodisponible.
Fuente:GrupodelBancoMundial(2015).
Cuadro17.Brechasentreloshogaresindígenasyhogareso
individuossimilaresnoindígenas
Si indígena…
Cambio en probabilidad de ser pobre
(Todos los hogares)
<$1.25 pp 6.1 8.4 2.3
<$2.50 pp 9.7 15.5 6.7
<$4.00 pp 11.4 13.1 9
(Hogares con jefatura femenina)
<$1.25 pp --- --- 2.51
<$2.50 pp 2.16 4.53 3.3
<$4.00 pp 3.56 5.81 ---
(Hogares rurales con jefatura femenina)
<$1.25 pp 17.0 12.0 5.0
<$2.50 pp 25.0 25.0 15.0
<$4.00 pp 25.0 25.0 17.0
Cambio en probabilidad de completar…1
Nivel primario completo o mayor --- -2.4 -2.6
Nivel secundario completo o mayor -4.8 -16.7 -8
Cambio en probabilidad de trabajo informal 6.87 n.d. n.d.
Cambio en el ingreso individual
Urbano -9.1 --- -11.8
Rural -12.7 -11.4 -14.1
Nota: Las probabilidades marginales se estimaron usando una regresión de Mínimos Cua
Bolivia Ecuador México
2011 2012 2010
4.5.Consideraciones
Las dificultades principales que enfrentan las mujeres para
incorporarse al mercado laboral son la falta de educación (por
lo general inferior a la enseñanza secundaria completa) y las
limitantes de tiempo. Las normas sociales y la discriminación
también constituyen obstáculos para que las mujeres logren
un empleo pleno y productivo con igualdad de salario.
Estos factores afectan a las mujeres en general, pero son
más restrictivos para ciertos grupos de mujeres, incluidas las
poblaciones pobres, adultos mayores, rurales e indígenas,
así como para los jóvenes que no tienen empleo, educación
o capacitación (NINIS). Las leyes y reglamentos, las políticas
públicas y los programas deberían reconocer los problemas
34
CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede
investigación
que afectan a las mujeres en general y dar especial énfasis y
proporcionar apoyo a los grupos vulnerables.
5. RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN:
ENCUESTA DE POLÍTICAS PÚBLICAS
En esta sección presentamos una encuesta de leyes,
reglamentos, políticas públicas y programas relacionados
con los resultados de la fuerza de trabajo femenina,
con el objetivo de identificar posibles diferencias en el
tipo de políticas o programas que podrían explicar las
diferencias observadas entre los países. Complementamos
el análisis explorando las experiencias y percepciones
de mujeres con diferentes características (grupo etario,
nivel educativo y situación laboral) que participaron en
los estudios cualitativos mencionados en la sección 2.
Las políticas públicas en la región varían ampliamente,
pero es evidente que existen más políticas que buscan
activar la participación laboral y la productividad que las
relacionadas con el apoyo o promoción10
.
5.1. Reducir las restricciones de descanso en el
tiempo de las mujeres
Dos factores que dificultan la participación de las mujeres
en el mercado laboral son la falta de flexibilidad en el lugar
de trabajo y el cuido de buena calidad de los niños (véase el
Cuadro 15); ambos se relacionan con los roles competitivos
en el hogar que limitan el tiempo de las mujeres. Esto es
consistente con los resultados discutidos en la sección
anterior. Tener niños pequeños o adultos mayores en el
10 Como se identifica a través de la revisión de una serie de documentos que
mapean y describen las leyes, reglamentos y programas relacionados con la
participación en la fuerza laboral: (Arriagada Acuña, 2015), (Álvarez Vijil, 2015), (Cuba
Villarroel, 2014) (Foti &Sanchíz, 2014), (Salazar Ramírez y Salazar Ramírez, 2015),
(Vásconez Rodríguez, 2015), (Vásquez, 2015), (Vezza, 2015), además de trabajo
adicional realizado para este estudio.
hogar se asocia con un menor número de mujeres que son
económicamente activas; las mujeres más pobres tienden
a verse más limitadas por estos factores porque carecen de
recursos suficientes para poder contratar ayuda doméstica o
para pagar servicios de cuidado infantil.
La política pública debe reconocer que las necesidades y
la dinámica de proporcionar atención van más allá de la
esfera doméstica y deben promover la corresponsabilidad
en el hogar, gobierno, familia, comunidad y mercado
laboral (Salvador, 2015).
La primera infancia y la educación preescolar ayudan a
aumentar las oportunidades para que las madres trabajen
fuera del hogar proporcionando un lugar seguro para sus
hijos. En la mayoría de los países, la educación obligatoria
incluye uno o dos años de educación preescolar, excepto
en El Salvador, donde la edad de iniciación escolar
obligatoria comienza a los 7 años (Tabla 18). Sin embargo,
aunque es obligatoria, la cobertura universal no está
asegurada y la calidad puede ser un problema. Además,
tales servicios no resuelven completamente el asunto
porque las horas de funcionamiento son generalmente
más cortas que un día de trabajo típico.
A través de entrevistas y discusiones con grupos focales,
quedó claro que la existencia de servicios de cuidado
infantil disminuye las limitantes de tiempo de las mujeres;
sin embargo, esto no es suficiente. Las mujeres más pobres
luchan para cubrir el costo asociado a llevar a sus hijos a
centros que pueden no estar cerca de sus hogares o lugar de
trabajo (Vásquez et al., 2016). Además, en muchos casos,
los horarios de funcionamiento no son coincidentes con los
horarios de trabajo.
Estudios
Políticos
DEP
35
“No pues, al inicio, como le conté que fue
por la salud de mi hijo, él ya no me dejó [...]
salir a trabajar... y de ahí suma, ahí uno hace
el cálculo de cuánto puede ganar y cuánto
puede gastar si yo no estoy en la casa [...] Ya
ahora, a veces lo he considerado, pero como
que, por lo mismo de los estudios, pensando
en eso también, ¿verdad?, que es un salario
mínimo el que uno sale a ganar, entonces no
es muy conveniente”
(Entrevista con una mujer, El Salvador)
Se reconoce que cualquier tipo de subsidio o programa
de cuidado infantil público es una subvención al trabajo
(García-Morán, 2010). Los subsidios se pueden dar
directamente a los padres para cubrir el costo del servicio de
cuidado infantil o a través de centros de financiamiento.
Por ejemplo, las Estancias Infantiles de México promueven
una red de centros de atención y brindan apoyo de tres
maneras: (a) dando un subsidio a los padres; b) incentivando
económicamente a las personas interesadas en la creación
de nuevos centros; y (c) dando apoyo monetario a los centros
existentes si éstos se unen a la red. El programa ofrece
capacitación a individuos — en su mayoría mujeres — que
están a cargo de los centros.
“...la [institución donde trabajaba] nos
daba la prestación de la guardería.
Nosotros escogíamos la guardería y él
nos pagaba el 85% de la matrícula y de la
mensualidad. Entonces nosotros, como
las dos mamás trabajan, entonces no
queríamos ni dejarlo con una persona en
la casa por el temor de que chiquito pueda
suceder cualquier situación”
(Entrevista con una mujer, El Salvador)
La promoción de tales iniciativas organizadas a nivel
comunitario es otro ejemplo de prácticas que facilitan
la participación de las mujeres en el mercado laboral. El
programa peruano Wawa Wasi (“Casa de los niños”) brinda
atención integral a la primera infancia en las comunidades
pobres mediante la movilización de voluntarios de la
comunidad (hombres y mujeres) para brindar atención en
los centros comunitarios mientras los padres van a trabajar
(Cueto et al., 2009). Este tipo de programa podría ser
apropiado tanto para las comunidades urbanas como rurales.
El apoyo a los adultos mayores y discapacitados raramente
está disponible y la cobertura es extremadamente
limitada; sin embargo, hay algunas iniciativas. Por
ejemplo, Argentina tiene un programa basado en la
profesionalización del trabajo asistencial, proporcionando
capacitación e intermediación entre los cuidadores
y aquellos que necesitan servicios de cuido (Bianchi,
2015). En Uruguay, un programa otorga subsidios
gubernamentales para que las familias contraten a
un asistente personal para atender a personas con
discapacidades (Foti y Sanchís, 2014).
5.2. Reducir los obstáculos para acceder al
mercado laboral
Después de revisar los estudios de antecedentes, podemos
agrupar en tres categorías las políticas de América Latina
que buscan reducir las barreras de participación laboral de
las mujeres: 1) políticas activas del mercado laboral, 2) leyes
laborales y 3) abogacía.
36
CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede
investigación
5.2.1.Políticasqueactivanlaparticipación
laboralylaproductividad
La cobertura de las políticas y programas que activan la
participación laboral y la productividad es variada; incluyen
la capacitación, los servicios de empleo, medidas de empleo
temporal y promoción al emprendedurismo. Algunos
programas incentivan a los empleadores a contratar a
hombres y mujeres en poblaciones meta — a menudo el
incentivo es mayor si contratan a una mujer.
Algunos países latinoamericanos implementan un conjunto
diverso de programas para abordar diferentes segmentos
de la población femenina. Por ejemplo, en Chile, donde
la participación de las mujeres en el mercado laboral ha
aumentado considerablemente desde comienzos de los
años 2000, cuenta con programas específicos centrados
en la empleabilidad femenina, orientados a la cabeza de
familia a través de Mujer trabajadora y jefa de hogar; las más
vulnerables (las mujeres pertenecientes al 30% más pobre)
se benefician de un subsidio de empleo: Subsidio al empleo de
la mujer del ingreso ético familiar; las mujeres emprendedoras
a través de una red de coordinación de proveedores de
servicios (Mujer Emprende); aquellas con baja escolaridad o
con empleos irregulares se benefician a través de Ellas Buscan
Trabajo, que proporciona alfabetización digital, capacitación
e intermediación laboral; los emprendedores impulsados
por oportunidades, con necesidad de capital, son apoyados
a través de Capital Abeja11
. Dar atención a las necesidades
de cada grupo es importante para reducir las barreras
particulares que enfrentan al ingresar al mercado laboral.
11 Capital Abeja es un fondo competitivo dirigido exclusivamente a mujeres para
promover la creación de nuevos negocios o fortalecer empresas que se encuentran en una
etapa temprana (Arriagada Acuña, 2015).
PROIMUJER de Uruguay provee capacitación vocacional
para mujeres con diferentes perfiles, incluyendo
capacitación empresarial y apoyo para la creación y
formalización de pequeñas empresas (por ejemplo, ayuda
con el cumplimiento de impuestos). También ofrece
oportunidades de trabajo a mujeres mayores de 40 años
que buscan un trabajo por primera vez o que han estado
ausentes del mercado laboral por más de dos años. El
Proyecto de Alianzas Rurales de Bolivia ha ayudado a
pequeños productores rurales de pueblos indígenas,
comunidades rurales y mujeres a crear cooperativas
productivas y brindar asistencia técnica a estos grupos.
Encontramos que los países con políticas de mercado
activas que abordan más de un obstáculo a la participación
en el mercado laboral tienden a tener mejores resultados.
Por ejemplo, las políticas en Argentina y Ecuador incluyen
educación formal y/o técnica, y/o ayudan para acceder a
empleos formales. PRO.EMPL.AR de Argentina, un programa
que busca emplear a los jóvenes, brinda ayuda para completar
la educación formal, incentiva a emplear a participantes
del programa y promueve las modalidades formales de
contratación. Red Socio Empleo de Ecuador actúa como
un servicio de intermediación laboral y ofrece capacitación
técnica a través de un asocio público-privado (APP).
Un elemento común clave de aquellos países con una mejor
participación de las mujeres en el mercado laboral parece
ser la complementariedad de sus diferentes políticas. Por
ejemplo, los jóvenes participantes del programa argentino
Jóvenes con más y mejores trabajos, que les proporciona
educación complementaria, intermediación laboral y ayuda
económica, pueden acceder a otros programas que les
permitan obtener una pasantía, un nuevo trabajo en un
negocio o trabajo en proyectos públicos.
Estudios
Políticos
DEP
37
La formación, el espíritu empresarial, el microfinanciamiento
y otros programas para activar la participación laboral
no solo se prestan en instituciones públicas. En todos
los países estudiados, encontramos una gran variedad
de programas implementados por ONG y fundaciones
locales e internacionales, con financiamiento de donantes
internacionales o del sector privado.
5.2.2.Leyesyreglamentos
Como mínimo, todos los países de la región tienen una
cláusula de igualdad en sus constituciones. El marco
regulatorio de los países latinoamericanos, tal como se
establece en los códigos legales, no impide la igualdad de
género en la fuerza de trabajo, particularmente en lo que
respecta a la igualdad de ingresos y la no discriminación en el
lugar de trabajo. También establece acceder equitativamente
a la vivienda, la tierra y los activos empresariales (Grupo del
Banco Mundial, 2016). Las mujeres casadas y solteras (solteras
o cohabitando) tienen los mismos derechos y obligaciones
que los hombres casados y solteros.
En cuanto a los derechos de propiedad, la mayoría de los
países de América Latina permiten los mismos derechos a
mujeres y hombres, independientemente del estado civil.
Las excepciones son Chile y Ecuador (Almodóvar-Reteguis et
al., 2012). En todos los países de América Latina, las mujeres
y los hombres son igualmente capaces de firmar contratos,
registrar empresas y abrir cuentas bancarias (Grupo del
Banco Mundial, 2016).
Algunos reglamentos, con intención proteccionista,
presentan una limitante para las mujeres. Por ejemplo, en
Bolivia, a las mujeres se les prohíbe trabajar de noche. En El
Salvador y Argentina, algunas ocupaciones están prohibidas
para las mujeres: aquellas labores que incluyen trabajar con
materiales peligrosos o que se consideran que exponen a las
mujeres a un peligro, tal como engrasar y limpiar máquinas
en movimiento (ibíd.).
La licencia por embarazo y maternidad12
están protegidos
en todos los países; sin embargo, el permiso de paternidad
solo se ha implementado desde 2010 y se limita a unos
pocos días (ver Cuadro 18). Las políticas sociales diseñadas
para proteger a las trabajadoras y promover la igualdad
en el lugar de trabajo tienen efectos controversiales sobre
los resultados del mercado laboral. Las restricciones en las
horas de trabajo y los beneficios de maternidad obligatorios
ayudan a salvaguardar las responsabilidades familiares de
las mujeres y a garantizar su seguridad física, pero estos
reglamentos pueden aumentar el costo de las empresas
al contratar a mujeres en relación con el de contratar a
hombres (Rodgers, 1999). Por esta razón, es importante
continuar promoviendo medidas que aumenten la
responsabilidad compartida del padre a través de licencia
familiar o arreglos a tiempo parcial.
“Sí me pude tomar los tres meses en el
primer de los dos casos, en el segundo
solo me tomé dos por lo mismo de que
no quería dejar la impresión de que estar
embarazada era una enfermedad y no
quería desde ningún punto de vista que me
achacaran que por cuidar a mis hijos yo iba
a descuidar mi trabajo”
Mujer, El Salvador
(Vásquez et al., 2016)
12 El despido durante el embarazo está prohibido a los empleadores, y todas las
mujeres que trabajan en roles asalariados formales tienen derecho a pausas de
lactancia (Grupo del Banco Mundial, 2016). En algunos países se ha hablado de una
protección adicional: en Argentina, Bolivia y Chile se considera despido injustificado
el despido de una mujer dentro de un período determinado después del parto
(que va desde siete meses después del parto a doce meses después de la licencia
por maternidad). En otros países, como México y El Salvador, las mujeres pueden
ser despedidas después de la licencia por maternidad sin que el empleador sea
penalizado (Vezza, 2015)
Fomentando el empoderamiento de las mujeres mediante su participación laboral
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Fomentando el empoderamiento de las mujeres mediante su participación laboral

  • 1. Seriede investigación Fomentandoelempoderamiento de las mujeres mediante su participación laboral Marzo de 2017
  • 2. Este documento fue preparado originalmente en inglés por Margarita Beneke de Sanfeliú, Dolores Polanco, Lidia Vásquez y Lissette Calderón y fue publicado en Octubre 2016. En el caso que existan inconsistencias entre la versión en inglés y esta versión, la versión en inglés debe prevalecer. Reconocemos el trabajo de Ivonne de Galo en la traducción de este documento. El documento original es parte de las serie“Starting Strong: los primeros 1000 días de los ODS”y puede ser encontrado en: http://southernvoice.org/furthering-womens-empowerment-through-labour-force- participation/. La“Starting Strong”es una serie colaborativa para iniciar una conversación amplia con actores relevantes en torno a las acciones prioritarias para los tres primeros años de los ODS —poco más de mil días— con un enfoque regional. ISSN 2077-9534 Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social FUSADES Una publicación del Centro de Investigación y Estadística • CIE Marzo de 2017. Hecho el depósito de Ley de acuerdo con el Artículo 15 de la Ley del Libro La autorización para reproducir total o parcialmente esta publicación deberá solicitarse a FUSADES Antiguo Cuscatlán, El Salvador, Centroamérica
  • 3. 4 CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede investigación Fomentando el empoderamiento de las mujeres mediante su participación laboral − Margarita Beneke de Sanfeliú , Dolores Polanco Lidia Vásquez, Lissette Calderón1 Pilar Económico de las Metas del Desarrollo Sostenible (SDGs, acrónimo en inglés) Región: América Latina • América Latina (AL) ha experimentado un aumento en la participación laboral femenina; sin embargo, a partir del año 2000, el rápido progreso observado en los años noventa fue seguido por un estancamiento. En 2014, el 58% de las mujeres participó en el mercado laboral, frente al 84% de los hombres. • La participación laboral femenina varía entre los países y a través de la sociedad. Esta es menor entre las mu- jeres rurales más pobres, las que tienen menos habilidades, las mujeres mayores (más de 54 años) y las jóvenes (18-24 años). • Los marcos regulatorios en América Latina no impiden la igualdad de género. La insuficiente educación y en- trenamiento así como, las restricciones de tiempo son los principales obstáculos para que las mujeres ingresen al mercado laboral. • Las normas culturales respecto al rol de la mujer como responsable del cuido y tareas domésticas también son importantes. Se necesita defender los cambios en las normas sociales en torno a la corresponsabilidad dentro del hogar y en el lugar de trabajo. • Los programas y las políticas deben ampliarse rápidamente hacia el acceso universal a la atención a la primera infancia y la educación preescolar; así como, expandir la disponibilidad de servicios de cuidado a los niños, y ancianos y discapacitados. Los programas deben atender las necesidades de los diferentes grupos de mujeres, dando prioridad a los grupos identificados como vulnerables. 1 Los autores son investigadores de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES), El Salvador.
  • 4. Estudios Políticos DEP 5 Índice Agradecimientos Siglas Resumen 1. Introducción 2. Metodología y Enfoque 3. Avances y limitaciones actuales 3.1. Brechas en la participación en la fuerza de trabajo 3.2. Brechas de género en la calidad del empleo 3.2.1. Brechas salariales 3.3. ¿A quién se está dejando atrás? 4. Hallazgos de la Investigación: Factores asociados a la participación femenina en la fuerza de trabajo 4.1. Educación 4.2. Normas culturales: roles de género, limitaciones de tiempo y opciones ocupacionales 4.3. Discriminación en el trabajo: Edad, género y raza 4.4. Otros factores: Ingresos familiares y condiciones macroeconómicas 4.5. Consideraciones 5. Resultados de la Investigación: Encuesta de políticas públicas 5.1. Reducir las restricciones de tiempo de las mujeres 5.2. Reducir los obstáculos para acceder al mercado laboral 5.2.1. Políticas que activan la participación laboral y la productividad 5.2.2. Leyes y reglamentos 5.2.3. Abogacía: Incrementando la agencia de la mujer 5.3. Consideraciones 6. Acciones prioritarias para los primeros 1,000 días 6.1. Acciones inmediatas 6.2. Acciones de mediano plazo (segundo año) 6.3. Acciones de largo plazo (tercer año) 7. Reflexiones Finales Referencias 6 7 8 9 11 14 15 19 21 21 23 23 27 30 32 33 34 34 35 36 37 39 40 41 41 42 43 45 46
  • 5. 6 CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede investigación AGRADECIMIENTOS Esta investigación fue respaldada por el Overseas Development Institute (ODI) y Southern Voice (SV) para los Objetivos de Desarrollo Internacional posteriores a los objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), a través de su iniciativa ‘Off to a strong start: putting the Sustainable Development Goals into practice’(‘Hacia un comienzo firme: Poniendo en práctica los Objetivos de Desarrollo Sostenible’, traducido al español). Agradecemos a Emma Samman, Andrea Ordoñez, Paula Lucci y un revisor anónimo por sus comentarios que han enriquecido este informe. También, agradecemos a nuestros colegas del proyecto “Promoviendo el empoderamiento económico de las mujeres a través de mejores políticas en América Latina”, financiado por el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC, siglas en inglés), quienes aportaron muchas de las fuentes inéditas utilizadas en esta investigación. Agradecemos especialmente a Alejandra Olivares y Marcela López, estudiantes de la Escuela Superior de Economía y Negocios, ESEN, por su esmerado aporte en la investigación.
  • 6. Estudios Políticos DEP 7 Siglas ALC América Latina y el Caribe APP Asocio público privado CEDLAS Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de La Plata, Argentina CIEDUR Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo, Uruguay EHPM Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples ESEN Escuela Superior de Economía y Negocios FIDEG Fundación Internacional para el Desafío Económico Global, Nicaragua FMI Fondo Monetario Internacional FUSADES Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social GENDERNET Red sobre Igualdad de Género, OECD-DAC – Dirección de Cooperación para el Desarrollo (OECD*), Comité de Asistencia para el Desarrollo (DAC*) ICRW Centro Internacional de Investigación sobre la Mujer* IDRC Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo, Canadá* FIDA Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola OIT Organización Internacional del Trabajo LABLAC Base de Datos Laborales para América Latina y el Caribe* (CEDLAS- Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales y Banco Mundial) LAC América Latina y el Caribe NINI (Jóvenes) sin trabajo, educación o formación ODI Instituto de Desarrollo de Ultramar* OCDE Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico OCDE DAC Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Comité de Ayuda al Desarrollo ODM Objetivos de Desarrollo del Milenio ODS Objetivos del Desarrollo Sostenible ONG Organización No Gubernamental SEDLAC Base de Datos Socio Económica para Latinoamérica y el Caribe (CEDLAS y el Banco Mundial) STEP Habilidades para la Empleabilidad y Productividad* SV Southern Voice sobre el Desarrollo Internacional posterior a los Objetivos de Desarrollo del Milenio ONU Naciones Unidas PLF Participación Laboral Femenina PNUD Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas TMC Transferencias Monetarias Condicionadas WDI Indicadores del Desarrollo Mundial WEF Foro Económico Mundial * Por sus siglas en inglés
  • 7. 8 CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede investigación Resumen En las últimas tres décadas, América Latina ha experimentado un rápido progreso en la participación laboral femenina (PLF). La PLF aumentó rápidamente en la década de 1990, pero se ha estancado desde el año 2000. En 2014, el 58% de las mujeres participaron en el mercado laboral, frente al 84% de los hombres (Indicadores del Desarrollo Mundial, Banco Mundial). Las tasas de participación y sus tendencias varían ampliamente de un país a otro y entre los distintos grupos de mujeres. La participación es más baja entre los grupos más pobres (que son a menudo rurales e indígenas), las menos cualificadas, mujeres mayores (más de 54 años) y mujeres jóvenes (de 18 a 24 años). Si se quiere alcanzar el objetivo de“no dejar a nadie atrás”, se debe prestar especial atención a las necesidades de estos grupos vulnerables. Los marcos regulatorios de los países latinoamericanos no impiden la igualdad de género en la fuerza laboral. Es probable que las diferencias observadas sean el resultado de otras restricciones, incluidas las normas culturales relativas a los roles de las mujeres como responsables del cuido y tareas domésticas y las prácticas discriminatorias. La falta de educación y entrenamiento, así como las restricciones de tiempo, son los principales obstáculos que enfrentan las mujeres para incorporarse al mercado laboral. Estos factores son más restrictivos para los grupos identificados como vulnerables. Los programas y las políticas deben procurar reducir los obstáculos a la participación de la mujer en el mercado laboral, especialmente mediante intervenciones que activen esta participación y la productividad. Los programas tienden a ser más eficaces cuando abordan más de una de las restricciones que enfrentan los participantes; la coordinación y comunicación entre actores (por ejemplo, diferentes organismos gubernamentales, proveedores de servicios, organizaciones no gubernamentales locales e internacionales, etc.) son requeridas para evitar la duplicación de esfuerzos y lograr mayores sinergias. Debe darse prioridad - al igual que subsidios e incentivos - a los grupos vulnerables. Los programas y las políticas deben ampliarse rápidamente para reducir las restricciones de tiempo de las mujeres. Esto incluye: a) el acceso universal a la educación inicial y la educación preescolar, y b) el aumento de la disponibilidad de centros de cuidado infantil comunitarios y el apoyo a los cuidadores de adultos mayores y discapacitados. Los gobiernos deben incentivar la prestación de servicios de atención y deberían subvencionar a los usuarios que no pueden cubrir los costos. El lanzamiento de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) ha generado mayor conciencia sobre el empoderamiento económico de las mujeres. Las acciones tempranas que reducen las limitaciones que enfrentan las mujeres en la fuerza laboral pueden ser catalizadoras para el logro de los ODS.
  • 8. Estudios Políticos DEP 9 1. INTRODUCCIÓN ‘El empoderamiento de las mujeres del mundo es un imperativo global. Sin embargo, a pesar de progresos importantes en la promoción de la igualdad de género, persiste la necesidad urgente de hacer frente a barreras estructurales para el empoderamiento económico de las mujeres y su plena inclusión en la economía. Si el mundo pretende alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, necesitamos un salto significativo en el empoderamiento económico de las mujeres’. Ban Ki-moon, Secretario General de las ONU; 21 de enero de 2016 El empoderamiento económico de las mujeres - entendido como la capacidad de las mujeres para tomar sus propias decisiones económicas (agencia) y su capacidad para mejorar su situación económica (avance económico) (Golla y otros, 2011) aumenta la oportunidad de las mujeres para acceder a los recursos y oportunidades, incluyendo servicios, bienes y otros bienes productivos, desarrollo de habilidades e información de mercado (GENDERNET, 2012). En consecuencia, optar por buscar empleo y tener la oportunidad de hacerlo, es en sí mismo un acto de agencia. Al participar en el mercado laboral, los hombres — y en particular las mujeres— pueden aumentar su capacidad para tomar decisiones en su vida doméstica (Golla y otros, 2011), para negociar dentro de una familia, tomar el control de sus recursos y ganancias, así como aprender nuevas habilidades y construir nuevas redes (Morton y otros, 2014). De esta manera, el hecho de estar empleada puede aumentar el empoderamiento económico de las mujeres (Kabeer, 2012). A escala mundial, la participación femenina en el mercado laboral es del 55% aproximadamente. América Latina y el Caribe (ALC) tiene una tasa media similar (58%), lo que la ubica por encima del Oriente Medio y del Norte de África (25%) y Sudeste Asiático (30%), pero por detrás de otras regiones (Figura 1). La brecha de género en América Latina y el Caribe sigue siendo alta, ya que la Participación en el mercado laboral masculina es una de las más altas (84%) en el mundo (Indicadores de Desarrollo Mundial (WDI, siglas en inglés), Banco Mundial). Figura 1. Participación en el Mercado laboral en diferentes regiones (% de la población total de 15-64 años, 2014, estimación modelado OIT) Fuente:IndicadoresdeDesarrolloMundial(WDI)(BancoMundial). Asia del Este y del Pacífico Norteamérica Africa Subsahariana Europa y Asia Central América Latina y el Caribe Asia del Sur Medio Oriente y África del Norte 10 20 30 40 50 Tasa de participación laboral (%) 60 70 80 90 Femenina Masculina 68 84 78 78 78 77 84 83 67 65 63 58 32 23
  • 9. 10 CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede investigación de las Naciones Unidas y otras partes interesadas para alcanzar las nuevas metas e indicadores de los ODS que abordan el empoderamiento económico de la mujer. El panel está respaldado por el Grupo del Banco Mundial, ONU Mujeres, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con el apoyo del Departamento de Desarrollo Internacional del Reino Unido y la participación de una amplia gama de actores de igualdad de género, expertos en economía, académicos, dirigentes sindicales y representantes empresariales y gubernamentales de todas las regiones. Como resultado de la colaboración entre ONU Mujeres y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, también se han introducido los“Principios de Empoderamiento de la Mujer” para proporcionar una perspectiva de género sobre los diez principios del Pacto Mundial. A través de esta iniciativa, más de 8,000 empresas y 4,000 signatarios no empresariales en, al menos, 135 países buscarán alinear sus estrategias y operaciones comerciales con los principios universalmente aceptados de derechos humanos, trabajo, medio ambiente y lucha contra la corrupción (Pacto Mundial de las NU, 2015 ). El empoderamiento económico de las mujeres se ha incluido en el Objetivo 5 de los ODS para“Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”y en el Objetivo 8 para lograr“Trabajo decente y crecimiento económico”. Este es un momento privilegiado para reflexionar sobre cómo empoderar a todas las mujeres, por lo tanto, prestando especial atención al principio clave de los ODS de no dejar a nadie atrás. En este informe nos centramos en el pilar económico de los ODS, específicamente en el empoderamiento de las mujeres a A pesar del progreso, las mujeres continúan rezagadas con respecto a los hombres en términos de pobreza, mercado laboral y salarios, así como en su participación en la toma de decisiones públicas y privadas (Naciones Unidas, 2015). Esto señala un trabajo pendiente de la era de los Objetivos del Desarrollo del Milenio (ODM), en la que el ODM 3 se propuso específicamente para «Promover la igualdad entre los sexos y el empoderamiento de la mujer». (De hecho, los ODM originales carecían de un enfoque transversal en la equidad de género y, en respuesta a la crítica, el objetivo 1b –“Alcanzar el empleo pleno y productivo y un trabajo decente para todos, incluidos las mujeres y los jóvenes” fue añadido en 2005 al ODM 1 para‘erradicar la pobreza extrema y el hambre’). Las mujeres no solo tienen menos probabilidades que los hombres de participar en el mercado laboral, sino que cuando lo hacen, tienden a ganar menos y, la mayoría, lo hace en el sector informal. En el contexto de los ODS, “no dejar a nadie atrás”requiere rastrear y comprender la diferencia entre los países y, lo que es más importante, aquello que genera brechas de género dentro de los países en términos de participación en la fuerza laboral y acceso al empleo pleno y productivo en igualdad de condiciones. El 21 de enero de 2016, el Secretario General de las Naciones Unidas anunció el primer Panel de Alto Nivel sobre el Empoderamiento Económico de la Mujer, para proporcionar liderazgo de pensamiento y movilizar acciones concretas dirigidas a cerrar las brechas económicas de género que persisten en todo el mundo. El panel recomendará acciones clave y directrices de políticas que deben tomar los gobiernos, el sector privado, el sistema
  • 10. Estudios Políticos DEP 11 través de su participación en el mercado laboral. Examinamos el Objetivo 5.c de“Aprobar y fortalecer políticas acertadas y leyes aplicables para promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas a todos los niveles”, y el Objetivo 8.5.“Para 2030, lograr el empleo pleno y productivo y garantizar un trabajo decente para todos los hombres y mujeres, incluidos los jóvenes y las personas con discapacidad, y la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor”. Buscamos más allá de los promedios regionales y nacionales. Intentamos descubrir las necesidades de los diferentes grupos de mujeres que se mantienen rezagadas en aspectos críticos que restringen su participación plena y productiva en la fuerza laboral y, por lo tanto, en su empoderamiento económico. Además, identificamos obstáculos que pueden ser abordados por cambios normativos o legales; así como, involucrando al sector privado y a ONG locales e internacionales. La superación de estos impedimentos es una prioridad para las acciones iniciales en los ODS. Las principales interrogantes de investigación que este informe busca responder son las siguientes: - ¿Qué países o grupos demográficos muestran menos progreso en términos de participación en la fuerza laboral, tanto en la brecha de género como en las brechas dentro de los grupos de mujeres? ¿Qué grupos se están dejando atrás? - ¿Qué factores podrían explicar las diferentes tasas de participación laboral femenina en el mercado laboral? ¿Qué factores podrían explicar las tendencias de esta participación? - ¿Cuáles son las limitaciones actuales para la participación en la fuerza laboral? ¿Cuáles de estas limitantes pueden ser abordadas por normativas o cambios legales que se pueden proponer como acciones tempranas en los primeros 1,000 días de los ODS? La sección 2 de este informe describe nuestra metodología y enfoque utilizado para responder a las preguntas de investigación anteriores. La sección 3 muestra la evolución de los indicadores seleccionados de participación laboral femenina para una muestra de países latinoamericanos; aquí resaltamos la necesidad de mirar más allá de los promedios regionales o incluso nacionales. En la sección 4 describimos y explicamos los factores asociados con la participación en la fuerza laboral y de hacerlo en trabajos decentes; en la sección 5 se discuten políticas públicas para promover la participación femenina en la fuerza laboral. En la sección 6, se discute una serie de acciones prioritarias para los primeros 1,000 días de los ODS. Finalmente, en la sección 7, presentamos nuestras conclusiones. 2. METODOLOGÍAY ENFOQUE El objetivo de este informe es identificar problemas que podrían afectar la capacidad de las mujeres para incorporarse a la fuerza laboral en América Latina. Usamos un lente regional por dos razones. En primer lugar, la disponibilidad de datos comparables de fuentes como la Base de Datos Socioeconómicos para América Latina y el Caribe (SEDLAC, por sus siglas en inglés) nos permite
  • 11. 12 CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede investigación explorar las diferencias entre países. En segundo lugar, podemos recurrir a estudios cuantitativos y cualitativos recientes que exploran el empoderamiento económico de las mujeres a través de mejores políticas públicas1 , que arrojan luz sobre las posibles causas de las tendencias en la participación laboral femenina. El cuadro 1 muestra los ocho países que son el foco de nuestro estudio. Se llevaron a cabo las siguientes actividades: Utilizamos los datos disponibles en bases de datos internacionales como SEDLAC (CEDLAS y Banco Mundial), Indicadores de Desarrollo Mundial y los Indicadores Clave del Mercado de Trabajo (OIT, 2016) para comparar la trayectoria y la situación actual de 1 los países que han logrado mayores avances con respecto a aquellos con un rendimiento más pobre. Para evaluar las percepciones acerca de las normas culturales, se utilizaron datos de varios años de la Encuesta Mundial de Valores (World Values Survey Association, 2015) y de la Encuesta Latinobarómetro (Corporación Latinobarómetro, 2015). Se revisaron las políticas actuales y la literatura académica para identificar qué factores pudieron haber afectado en América Latina la participación laboral femenina, centrándose en marcos normativos, políticas públicas y posibles cambios en el entorno empresarial. Se incluyeron trabajos pertinentes de organizaciones como ONU Mujeres Cuadro 1. Características de los países de América Latina seleccionados Argentina Uruguay Chile Bolivia Ecuador El Salvador México Población Mill 43.0 3.42 17.8 10.6 15.9 6.1 6.0 125.4 PIB per capita (2014) US$ corrientes 12,509.5 16,806.77 14,528.3 3,124.1 6,345.8 4,120.0 1,963.1 10,325.7 Población rural % total 8.4 4.8 10.6 31.9 36.5 33.7 41.5 21.0 Población indígena % total 2.4 n.d. 4.6 41.0 7.0 0.2 6.0 15.0 Tasa de incidencia de la pobreza, sobre la base de $4,0 por día (2005 PPA) % de población total 10.9 7.8 6.8 27.2 26.1 31.8 52.2 27.6 % de población rural n.d. 4.5 8.6 51.4 37.3 47.6 70.0 48.1 % de población indígena n.d. n.d 35 52 79 49 62 46 Nivel de ingresos Ingreso alto Ingreso alto Ingreso alto Ingreso mediano bajo Ingreso mediano alto Ingreso mediano bajo Ingreso mediano bajo Ingreso mediano alto Fuente: Indicadores de Desarrollo Mundial (Banco Mundial, 2014) y SEDLAC (CEDLAS y Banco Mundial). Nicaragua Fuente:IndicadoresdeDesarrolloMundial(BancoMundial,2014)ySEDLAC(CEDLASyBancoMundial).Datosrelacionadosal GrupodelBancoMundial) Parte del proyecto“Promoviendo el empoderamiento económico de las mujeres a través de mejores políticas en América Latina”, una iniciativa conjunta coordinada por CIEDUR y CEDLAS con apoyo del IDRC, completado en ocho países con diferentes características y niveles de desarrollo.
  • 12. Estudios Políticos DEP 13 b) Documentos que mapean y describen las leyes, reglamentos y programas relacionados con la participación laboral femenina en los siete países mencionados anteriormente además de México. Nuestra investigación complementa la de Vezza (2015), que proporciona un marco para el análisis y una perspectiva regional. El objetivo fue identificar posibles cambios en las políticas (o falta de ellos) que pudieran haber influido en las trayectorias de participación laboral seguidas por diferentes países. c) Trabajos cualitativos4 inéditos de país que toman como base los trabajos cuantitativos, buscando comprender mejor los factores que ayudan a las mujeres que trabajan a mejorar sus circunstancias. La metodología específica varía de un país a otro, pero incluye entrevistas exhaustivas a mujeres en diferentes tipos de ocupación (asalariadas formales e informales, trabajadora por cuenta propia y dueñas de empresas) y grupos focales complementarios con la misma población objetivo5 . Para complementar el componente cualitativo que acabamos de describir, también utilizamos datos de otros dos proyectos recientemente realizados por FUSADES que examinan la participación de las mujeres en el mercado laboral. Estos analizan específicamente la situación de las mujeres por grupos de edad más detallados (18-24, 25-45, 46-65) y área geográfica (urbana y rural). Se incluyeron 32 entrevistas y 3 grupos focales que realizamos con mujeres, como parte del componente cualitativo6 de la evaluación 4 Argentina (Sanchís & Binstock, 2015), Bolivia (Marco Navarro, 2015), El Salvador (Vásquez, et al., 2016), México (Salazar Ramírez & Salazar Ramírez, 2015), Ecuador (Bermúdez Lenis et al., 2015), Chile (Todaro et al., 2015), Nicaragua (Alaniz et al., 2015a) y Uruguay (Filardo, et al., 2015). 5 Uruguay utiliza únicamente grupos focales. 6 Comisionado por el Banco Mundial. (incluido el Pacto Mundial de las Naciones Unidas), el Foro Económico Mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el ODI, el Centro Internacional de Investigaciones sobre la Mujer y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Identificamos factores que favorecen o restringen la probabilidad de que las mujeres participen en el mercado laboral y, una vez que lo hacen, la probabilidad de acceder a un trabajo favorable. Se sintetizó un conjunto de documentos productos del proyecto“Fortaleciendo el empoderamiento económico de las mujeres a través de mejores políticas en América Latina”, una iniciativa conjunta coordinada por el Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo (CIEDUR) y el Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS), con el apoyo del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC). Específicamente, los insumos para identificar los factores incluyeron: a) Un conjunto de informes sobre ejercicios cuantitativos realizados por equipos de investigación de países en Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia, Ecuador, El Salvador y Nicaragua2 . La mayoría de los países utilizaron datos transversales de las encuestas de hogares de su institución nacional de estadísticas para 2012 o 2013; el análisis se limita a la población en edad laboral3 . 2 El trabajo cuantitativo realizado por FUSADES y la Fundación Internacional para el Desafío Económico Global (FIDEG) en El Salvador y Nicaragua se completaron bajo un proyecto separado, también financiado por el IDRC, y posteriormente agregado al proyecto regional. 3 Los análisis de Bolivia de 1999 a 2012; El Salvador utilizó un conjunto de datos de panel construido por FUSADES utilizando las encuestas nacionales de hogares para 2008-2012; Nicaragua utilizó datos de panel de hogares conducido por FIDEG incluyendo datos de 2009 a 2012. Para modelar la probabilidad de participación, la mayoría de los países utilizaron un modelo logit, excepto Nicaragua y El Salvador que usaron un modelo logístico multinomial. Las variables utilizadas dependen de la disponibilidad de los datos, aunque todos los países miden más o menos los mismos factores o dimensiones. Cada país reporta ya sea  los efectos multiplicadores o los efectos marginales.
  • 13. 14 CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede investigación de impacto del Programa de Apoyo al Ingreso Temporal (programa de obras públicas). Dado que todas estas fuentes se centran en las zonas urbanas, también nos basamos en el trabajo cualitativo que llevamos a cabo como parte del proyecto“Transferencias Monetarias Condicionadas y Desarrollo Rural”7 . Prestamos especial atención a El Salvador, donde, basados en la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM), el aumento en la participación laboral femenina ha sido más lento que el promedio latinoamericano. Además, utilizamos datos recopilados en 2013 como parte de STEP, Skills Measurement Program (Programa de Medición de Habilidades) (Banco Mundial, 2014), en el que FUSADES llevó a cabo una encuesta de hogares urbanos a nivel nacional para proporcionar datos de políticas relevantes que permitan una mejor comprensión de la participación en el mercado laboral. La encuesta recabó datos sobre las características de los hogares, el nivel educativo, la formación, la salud, el historial de empleo y los antecedentes familiares. En total se recolectaron 2,335 observaciones (1,442 mujeres y 893 hombres). 3. AVANCESY LIMITACIONES ACTUALES En las últimas tres décadas, ALC han experimentado un dramático aumento en la proporción de mujeres que participan en la fuerza laboral. La oferta laboral femenina ha aumentado en casi un 10% durante este período, a pesar de la desaceleración de la segunda mitad de la década de 2000 (Busso y Romero Fonseca, 2015). Esto ha contribuido de forma significativa a la caída tanto en la desigualdad como en la pobreza de la región (Banco Mundial, 2015). Sin embargo, no todos los países de América Latina han experimentado la misma tendencia (Figura 2). Mientras que en promedio, hubo un aumento de la participación 7 Un proyecto regional de seis países coordinado por la Universidad de los Andes, Colombia, financiado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA). laboral femenina de 43%, en 1990, a 58%, en 2014, (15% de aumento, con 6.8% desde el año 2000), El Salvador (que comenzó con una tasa de 42.5%, similar al promedio regional), experimentó un aumento de únicamente el 8.9% (con sólo un 3.8% desde el año 2000), terminando alrededor del 51%, en 2014. Por el contrario, Chile, que comenzó notablemente por debajo del promedio (35%), ha experimentado un incremento acelerado hasta el 55.6%, cerca del promedio regional (20.4 puntos en todo el período y 16.3 desde 2000). A pesar del progreso, los países que comenzaron con el programa de participación laboral femenina (PLF) inferiores al promedio regional (por ejemplo, México y Nicaragua), permanecen por debajo del promedio, mientras que los que comenzaron con tasas superiores al promedio, permanecen por arriba (es decir, Bolivia y Uruguay). Sin embargo, es importante explorar más allá de los promedios regionales e incluso de los promedios nacionales. A continuación, examinamos las diferencias de la participación femenina en la fuerza laboral con respecto a la de los hombres, y el tipo de empleo al que tienen acceso.También indagamos sobre las diferencias entre grupos de mujeres para descubrir quién está siendo dejado atrás. 3.1.Brechasenlaparticipaciónenlafuerza detrabajo La región de América Latina ha reducido varias brechas de género — una muy importante es la de la educación. La escolaridad promedio varía entre los países de la muestra: es más alta en los países de América del Sur y México, y más baja en Nicaragua y El Salvador. En general, la escolaridad es más alta entre los grupos más jóvenes y la brecha de género en cuanto a años de escolaridad se ha cerrado para los individuos menores de 30 años (Cuadro 2). Considerando a las personas de 25 a 65 años de edad, las poblaciones urbanas alcanzan niveles de educación más altos que las poblaciones rurales en todos los países.
  • 14. Estudios Políticos DEP 15 Nota:LalíneapunteadaeselpromediodeAL;lalíneaverticalindicaellanzamientodelosODM. Fuente:IndicadoresdeDesarrolloMundial(BancoMundial). Figura 2. Participación laboral femenina. Porcentaje de mujeres entre 15 y 64 años que son económicamente activas (estimación modelado OIT) El Salvador 1990-2014: 8.9% 2000-2014: 3.8% 70 65 60 55 50 45 40 35 30 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 19992000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 México 1990-2014: 12.3% 2000-2014: 7.1% 70 65 60 55 50 45 40 35 30 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 19992000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 Chile 1990-2014: 20.4% 2000-2014: 16.3% 70 65 60 55 50 45 40 35 30 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 19992000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 Nicaragua 1990-2014: 13.7% 2000-2014: 10.3% 70 65 60 55 50 45 40 35 30 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 19992000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 Uruguay 1990-2014: 14.3% 2000-2014: 4.4% 70 65 60 55 50 45 40 35 30 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 19992000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 Bolivia 1990-2014: 15.3% 2000-2014: 5.5% 70 65 60 55 50 45 40 35 30 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 19992000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 Ecuador 1990-2014: 17% 2000-2014: 5.9% 70 65 60 55 50 45 40 35 30 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 19992000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 Argentina 1990-2014: 8.8% 2000-2014: 6.3% 70 65 60 55 50 45 40 35 30 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 19992000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
  • 15. 16 CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede investigación Nota:n.d.:nodisponible.Fuente:SEDLAC(CEDLASyBancoMundial). Cuadro 2. Promedio de años de escolaridad completados (adultos, por grupo etario) A pesar del progreso en la educación, la brecha de participación en la fuerza de trabajo sigue siendo amplia entre mujeres y hombres. Las mujeres tienen menos probabilidad de participar en el mercado laboral que los hombres, independientemente de su nivel de educación, pero — con la excepción de Bolivia — la brecha se amplía en el caso de individuos sin formación (ver Cuadro 3). Al mismo tiempo, la participación en la fuerza de trabajo es más baja en las zonas rurales, para los más pobres; así como, para mujeres mayores (de más de 54 años) y jóvenes (18-24 años). Una vez más, la excepción es Bolivia, donde la tasa de participación de las mujeres no calificadas y más pobres es mayor que la de los otros grupos. En general, como se observa en el cuadro 3, la participación de los jóvenes en la fuerza de trabajo es menor que en el siguiente grupo etario (25-54 años); una posible explicación es que todavía están en la escuela o en formación. Sin embargo, un segmento importante de estos jóvenes no está empleado, ni estudiando ni en formación (NINIS). La proporción de NINIS ha disminuido en las últimas décadas, con mayor reducción para las mujeres; el porcentaje de mujeres jóvenes en esta categoría cayó de 33% en 2000 a 26% en 2010, mientras que la proporción de varones aumentó de 11% a 13% (de Hoyos et al., 2015). A pesar de esta trayectoria, las mujeres siguen siendo excesivamente representadas en los NINIS. Esto es Cuadro 2. Promedio de años de escolaridad completados (adultos, por grupo etario) MUJERES 21-30 12.3 11.0 12.9 11.5 10.9 9.7 9.1 10.9 31-40 12.1 10.7 12.1 9.6 9.9 8.1 7.8 9.7 41-50 11.3 10.2 10.9 8.0 9.0 6.7 6.6 8.9 25-65 11.5 10.2 11.1 8.6 9.3 7.2 7.3 9.0 Urbano (25-65) 11.5 10.3 11.4 10.4 10.2 8.6 8.9 9.7 Rural (25-65) n.d. 8.2 8.5 4.4 6.8 4.5 4.3 6.1 HOMBRES 21-30 11.5 10.1 12.6 11.8 10.9 9.6 8.2 10.8 31-40 11.5 9.7 12.1 10.8 9.8 8.5 6.6 9.7 41-50 11.0 9.4 10.9 9.2 9.1 7.4 6.8 9.3 25-65 11.1 9.5 11.2 9.9 9.4 7.9 6.8 9.4 Urbano (25-65) 11.1 9.6 11.7 11.5 10.4 9.4 8.6 10.2 Rural (25-65) n.a 7.3 8.4 6.4 7.1 5.1 4.2 6.4 TASA FEMENINA/MASCULINA 21-30 1.07 1.09 1.02 0.97 1.01 1.02 1.12 1.01 31-40 1.05 1.09 1.00 0.89 1.01 0.96 1.19 0.99 41-50 1.03 1.08 1.00 0.88 0.99 0.91 0.97 0.96 25-65 1.04 1.08 0.99 0.87 0.99 0.91 1.07 0.96 Urbano (25-65) 1.04 1.07 0.98 0.90 0.98 0.91 1.03 0.95 Rural (25-65) n.d. 1.13 1.02 0.68 0.96 0.88 1.02 0.96 MUJERES: TASAS POR GRUPOS 41-50/21-30 0.92 0.93 0.85 0.70 0.83 0.69 0.73 0.82 Rural/Urbano n.d. 0.79 0.75 0.42 0.67 0.52 0.49 0.63 Nota: n.d.: no disponible. Fuente: SEDLAC (CEDLAS y Banco Mundial). Argentina Chile Bolivia Ecuador El Salvador México 2014 2014 2013 2014 2014 2014 2014 2014 NicaraguaUruguay
  • 16. Estudios Políticos DEP 17 especialmente frecuente en los países centroamericanos, como se muestra en el cuadro 4, donde los niveles son tan altos como del 42% en Nicaragua y el 35% en El Salvador, seguidos por México y Ecuador. Incluso en los países donde la proporción de NINIS es menor, la proporción entre mujeres y hombres permanece cercana a tres — excepto en Argentina, Uruguay y Chile, donde es inferior a dos. Esta diferencia en la proporción de NINIS entre mujeres y hombres puede ser debido a que una de las razones más comunes para abandonar la escuela es el embarazo precoz y el matrimonio y, la principal razón para no estar empleado es la responsabilidad en el hogar. La maternidad en la adolescencia está estrechamente ligada al matrimonio precoz (incluyendo las uniones consensuales) (ONU, 2013), que es más frecuente entre las mujeres adolescentes que Cuadro 3. Participación laboral femenina (%) y tasa femenina/masculina (25-64 años de edad) Nota:*Nocalificados,conmenosde9añosdeeducación;pococalificados,entre9y13añosdeeducación, yaltamentecalificados,conmásde13;n.d.:nodisponible. Fuente:TabulacionesdelLaboratoriodeEquidadparaAméricaLatinayelCaribe(CEDLASyelBancoMundial)eIndicadoresdeDesarrolloMundial-WDI(BancoMundial). (25-64 años de edad) Grupo Argentina 2013 (urbano) Uruguay 2013 (urbano) Chile 2013 Bolivia 2013 Ecuador 2013 El Salvador 2013 Nicaragua 2009 México 2012 PARTICIPACIÓN (%) Todas las mujeres 59.13 72.52 55.09 65.73 54.51 55.12 50.08 56.31 18-24 años 41.13 62.85 38.40 45.05 38.55 39.19 36.80 48.54 25-54 años 68.26 80.72 64.11 72.85 60.45 62.57 57.43 61.57 55-64 años 44.26 52.75 41.24 66.22 48.68 45.92 37.96 43.31 Pobres extremos 35.84 56.35 28.79 75.01 47.03 30.52 33.21 43.23 Pobres 37.58 57.56 32.44 68.65 43.60 37.36 39.02 45.62 Vulnerables 45.93 64.78 43.75 61.67 49.26 57.00 57.35 54.85 Clase media 68.85 76.83 62.70 68.27 68.01 71.50 65.72 65.74 No calificados 36.39 43.43 36.76 76.08 48.87 49.24 40.69 51.87 Poco calificados 47.12 68.21 44.05 65.80 49.61 53.03 49.65 52.62 Calificados 67.74 81.63 62.63 61.87 60.91 65.80 63.81 63.90 Urbano (25-64 años) 63.87 75.03 59.77 70.95 62.49 66.08 64.24 59.70 Rural (25-64 años) n.d. 66.86 38.42 75.28 53.28 43.66 39.66 54.21 TASA FEMENINA/MASCULINA Todas las mujeres 0.69 0.81 0.67 0.74 0.62 0.64 0.55 0.63 18-24 años 0.63 0.80 0.71 0.70 0.59 0.56 0.45 0.63 25-54 años 0.72 0.84 0.69 0.75 0.63 0.67 0.60 0.64 55-64 años 0.56 0.70 0.50 0.72 0.56 0.56 0.44 0.54 Pobres extremos 0.49 0.65 0.51 0.79 0.53 0.36 0.36 0.50 Pobres 0.49 0.65 0.52 0.75 0.50 0.44 0.42 0.51 Vulnerables 0.56 0.73 0.57 0.69 0.56 0.66 0.63 0.60 Clase media 0.78 0.86 0.73 0.77 0.77 0.83 0.74 0.75 No calificados* 0.48 0.61 0.47 0.78 0.55 0.55 0.43 0.58 Poco calificados* 0.55 0.75 0.52 0.69 0.54 0.63 0.54 0.56 Altamente calificados* 0.78 0.92 0.76 0.73 0.71 0.79 0.75 0.76 MUJERES: TASAS POR GRUPOS Pobres extr./clase media 0.52 0.73 0.46 1.10 0.69 0.43 0.51 0.66 No calificadas/altamente calificadas 0.54 0.53 0.59 1.23 0.80 0.75 0.64 0.81 Rural/ urbano n.a. 0.89 0.64 1.06 0.85 0.66 0.62 0.91 Nota: *No calificados, con menos de 9 años de educación; poco calificados, entre 9 y 13 años
  • 17. 18 CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede investigación entre los hombres (Cuadro 5). Las tasas de matrimonio para mujeres son más altas en Nicaragua y Ecuador, seguidas por El Salvador y México. Al mismo tiempo, la fecundidad adolescente8 es más alta en Nicaragua, con 113 nacimientos por cada 1,000 mujeres, pero también es alta en Ecuador y El Salvador, con tasas de alrededor de 80. Las tasas de natalidad son más bajas en el resto de los países de la muestra, pero aun así se mantienen en el rango de nivel medio superior. Cuadro 4. Porcentaje de jóvenes entre 15-24 años de edad que no está empleado, ni estudiando o en capacitación (NINIS) Fuente:TabulacionescruzadasdelLaboratoriodeEquidadparaAméricaLatinayelCaribe(CEDLASyelBancoMundial)condatosdel SEDLAC,basadoenlametodología ‘Sinescolaridadysintrabajo:UnDiagnósticodelosNINISenAméricaLatina’. Cuadro 5. Porcentaje de jóvenes (15-19 años) que han estado casados y tasas de natalidad en adolescentes (nacimientos por cada 1,000 mujeres) Fuente:LainformaciónsobrematrimoniosdelDepartamentodeAsuntosEconómicosySocialesdelaONU,DivisióndePoblación(2015). DatosMundialesdeMatrimonios2015(POP/DB/Marr/Rev.2015);TasasdenatalidaddeNacionesUnidas(2013). 8 8 La fecundidad en la adolescencia, medida como nacimientos por cada 1,000 mujeres, se considera alta si la tasa es superior a 80 y de nivel medio si es entre 18 y 80 (ONU, 2013) Cuadro 4. Porcentaje de jóvenes entre 15-24 años de edad que no está empleado, ni estudiando o en capacitación (NINIS) Grupo Argentina (urbano) 2013 Uruguay (urbano) 2013 Chile 2013 Bolivia 2013 Ecuador 2013 El Salvador 2013 Nicaragua 2009 México 2012 Todos 19.69 17.31 17.17 12.47 17.93 23.73 27.62 18.95 Mujeres 24.6 20.4 21.4 18.7 27.4 35.4 42.0 29.4 Hombres 14.9 14.3 13.0 5.9 9.4 12.0 13.5 8.7 Tasa femenina/masculina 1.7 1.4 1.7 3.2 2.9 2.9 3.1 3.4 Fuente: Tabulaciones cruzadas del Laboratorio de Equidad para América Latina y el Caribe (CEDLAS y el Banco Mundial) con datos del SEDLAC, basado en la metodología ‘Sin escolaridad y sin trabajo: Un Diagnóstico de los NINIS en América Latina’. Cuadro 5. Porcentaje de jóvenes (15-19 años) que han estado casados y tasas de natalidad en adolescentes (nacimientos por cada 1,000 mujeres) Indicador Argentina 2010 Uruguay 2011 Chile 2011 Bolivia 2008 Ecuador 2010 El Salvador 2007 Nicaragua 2005 México 2010 MUJERES 12.9 5.9 12.6 11.9 21.9 17.0 28.4 17 HOMBRES 6.00 3.2 3.7 4.6 6.6 5.7 7.8 6.4 TASA MASCULINA/FEMENINA 2.15 1.84 3.41 2.59 3.32 2.98 3.64 2.66 TASA DE NATALIDAD (2005-2010) 56.9 58.5 61.1 78.2 83.5 82.7 112.7 69.3 JÓVENES NUNCA CASADOS
  • 18. Estudios Políticos DEP 19 3.2.Brechasdegéneroenlacalidaddelempleo También hay brechas de género en términos de acceder al empleo pleno y productivo. Además de mostrar que la participación en la fuerza de trabajo varía por país, la Figura 2 muestra lo que parecen ser trayectorias similares entre países. Por ejemplo, Uruguay y Bolivia: a pesar de que los dos países parecen ser similares en lo que respecta a la participación femenina en la fuerza de trabajo, en realidad, la estructura de su fuerza de trabajo es muy diferente. Ambos tienen tasas de participación crecientes superiores al promedio regional, pero como se verá más adelante, los porcentajes de mujeres que están contribuyendo (sin pago) con trabajo como trabajadoras familiares son del 1.91% y del 26.97%, respectivamente. Una situación similar se observa entre Argentina y Ecuador (0.8% y 16.7%, respectivamente). Ver Cuadro 6. En Argentina, Uruguay, Chile y México, la mayoría de las mujeres son asalariadas. A pesar de que la participación es mayor entre las mujeres más pobres y menos capacitadas en países como Bolivia, ellas trabajan en condiciones menos favorables: más del 60% de las mujeres trabajan ya sea por cuenta propia o contribuyen como trabajadoras familiares. También en Ecuador, El Salvador y Nicaragua, alrededor de la mitad de las mujeres están en un empleo vulnerable. En contraste con los otros países de la muestra, en El Salvador y Nicaragua las mujeres tienen menos probabilidades que los hombres de realizar trabajo no remunerado; esto se debe principalmente a que una alta proporción de hombres trabaja en la agricultura, un sector con menos mujeres, como se verá más adelante. Cuadro 6. Distribución de trabajadores por relación laboral (% del total de empleos) Fuente:SEDLAC(CEDLASyBancoMundial). Relación laboral Argentina 2013 Uruguay 2012 Chile 2011 Bolivia 2012 Ecuador 2012 El Salvador 2012 Nicaragua 2009 México 2012 FEMENINO Empleadora 2.57 2.89 1.62 3.75 2.23 3.04 0.56 9.15 Asalariada 80.33 75.44 78.50 34.30 47.29 50.67 49.25 63.36 Empleo vulnerable 17.10 21.67 19.88 61.95 50.49 46.29 50.19 27.49 Autoempleo 16.18 19.76 19.29 34.98 33.77 36.25 40.24 19.15 Trabajador familiar no remunerado 0.92 1.91 0.59 26.97 16.72 10.04 9.95 8.35 MASCULINO Empleador 4.80 6.18 2.09 8.55 4.70 4.77 1.26 11.48 Asalariado 73.55 70.55 76.67 42.56 57.51 60.45 47.50 71.24 Empleo vulnerable 21.65 23.27 21.25 48.90 37.80 34.78 51.24 17.28 Autoempleo 21.22 22.54 20.96 37.52 32.08 23.45 35.26 11.93 Trabajador familiar no remunerado 0.43 0.72 0.29 11.38 5.72 11.33 15.98 5.35 TASA FEMENINO/MASCULINO Empleador 0.53 0.47 0.78 0.44 0.47 0.64 0.45 0.80 Asalariado 1.09 1.07 1.02 0.81 0.82 0.84 1.04 0.89 Empleo vulnerable 0.79 0.93 0.94 1.27 1.34 1.33 0.98 1.59 Auto-empleo 0.76 0.88 0.92 0.93 1.05 1.55 1.14 1.60 Trabajador familiar no remunerado 2.14 2.63 2.02 2.37 2.92 0.89 0.62 1.56
  • 19. 20 CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede investigación En general, las mujeres y los hombres de las zonas rurales enfrentan niveles más altos de informalidad que sus homólogos urbanos; esto es cierto cuando la informalidad se mide como la ausencia de los derechos de seguridad social, o cuando incluye a las pequeñas empresas de los trabajadores, el autoempleo sin calificación y los trabajadores familiares no remunerados (Cuadro 7). Cuando se mide con esta última definición, la proporción de mujeres en empleos informales es del 10% al 30% más alta que la masculina, una proporción que es similar en todos los países de la muestra. Sin embargo, cuando la informalidad se mide como la ausencia de derechos de seguridad social, la proporción de mujeres empleadas en trabajos informales tiende a ser más baja o similar que la de los hombres en países con niveles más altos de informalidad en general; lo contrario es cierto en aquellos países con menor informalidad. Una posible explicación es que las regulaciones del mercado laboral podrían ser más restrictivas para las mujeres donde la formalidad es mayor. Cuadro 7. Informalidad: Porcentaje de trabajadores asalariados en trabajos informales (por dos definiciones, de 25 a 64 años de edad) Nota:n.d.:nodisponible. Fuente:SEDLAC(CEDLASyBancoMundial). Cuadro 7. Informalidad: Porcentaje de trabajadores asalariados en trabajos informales (por dos definiciones, de 25 a 64 años de edad) Argentina 2013 Uruguay 2012 Chile 2011 Bolivia 2012 Ecuador 2012 El Salvador 2012 Nicaragua 2005 México 2012 A. Ausencia de derechos de seguridad social TOTAL 28.5 10.5 15.4 52.7 40.1 47.4 59.8 60.5 MUJERES 12.5 19.6 50.8 31.9 44.2 50.1 61.0 Urbano 32.2 12.4 18.7 51.3 26.0 37.5 44.1 58.3 Rural n.d. 15.2 30.1 46.5 59.7 72.9 72.2 82.2 HOMBRES 8.6 12.4 53.9 44.8 49.4 65.6 60.2 Urbano 25.4 8.5 11.1 51.5 33.5 40.1 55.6 56.2 Rural n.d. 10.9 22.0 64.8 71.4 70.9 85.4 80.6 TASA MUJERES/HOMBRES Total 1.5 1.6 0.9 0.7 0.9 0.8 1.0 Urbano 1.3 1.5 1.7 1.0 0.8 0.9 0.8 1.0 Rural n.d. 1.4 1.4 0.7 0.8 1.0 0.8 1.0 B. Trabajadores asalariados en firmas pequeñas, cuentapropistas no profesionales y trabajadores sin ingreso TOTAL 37.0 33.7 33.4 60.6 55.8 53.7 60.6 43.7 MUJERES 37.4 38.1 67.6 61.1 62.0 64.2 51.0 Urbano 40.2 36.1 37.5 57.9 53.5 57.0 58.1 47.2 Rural n.d. 59.0 44.5 87.8 82.1 77.8 79.8 66.6 HOMBRES 30.5 29.9 55.2 52.1 47.1 58.2 38.6 Urbano 34.5 28.7 27.7 46.8 44.4 39.1 45.1 35.8 Rural n.d. 53.2 44.2 73.7 68.6 61.8 73.9 48.6 TASA MUJERES/HOMBRES Total 1.2 1.3 1.2 1.2 1.3 1.1 1.3 Urbano 1.2 1.3 1.4 1.2 1.2 1.5 1.3 1.3 Rural n.d. 1.1 1.0 1.2 1.2 1.3 1.1 1.4 Nota: n.d.: no disponible. Fuente: SEDLAC (CEDLAS y Banco Mundial).
  • 20. Estudios Políticos DEP 21 3.2.1.Brechassalariales En América Latina, las brechas de género en la remuneración son menores actualmente de lo que eran hace 30 años, pero siguen siendo una característica de la participación femenina en la fuerza de trabajo. En 1990, las mujeres ganaban en promedio el 59% del de los hombres; la brecha se redujo a 67%, en el 2000, a 78%, en el 2010 (CEPAL et al., 2013). Por supuesto, la diferencia de género varía de un país a otro y entre los grupos de mujeres. La brecha se hace más grande a medida que las mujeres se vuelven mayores; en general, las mujeres de 25 a 34 años tienden a ganar salarios más cercanos a los de sus homólogos masculinos que las mujeres de mayor edad, comenzando desde los 35-44 años de edad (Tabla 8). Mientras que los salarios iniciales son relativamente similares, éstos tienden a divergir a medida que los hombres parecen tener más oportunidades de progresar en su vida laboral (ibíd.). Una mayor proporción de mujeres tiende a trabajar por cuenta propia que los hombres; la brecha de género para este segmento es grande, ya que las mujeres ganan cerca del 57% de los hombres en promedio (ibíd.). Al mismo tiempo, parte de la diferencia salarial entre hombres y mujeres puede asociarse con el sector o tipo de ocupación (Blau y Kahn, 2016). Las mujeres son dos veces más propensas que los hombres a emplearse en el comercio y los servicios relacionados con la educación y la salud, y también en las industrias de baja tecnología en países como El Salvador y Nicaragua (Cuadro 9). Las empleadas domésticas son casi exclusivamente mujeres. En Bolivia y Ecuador las mujeres también encuentran empleo en actividades primarias, incluyendo la agricultura; en El Salvador y Nicaragua la proporción de mujeres en el sector primario es mucho menor y una proporción similar o incluso una mayor proporción de hombres trabaja en estos sectores en Bolivia y Ecuador. 3.3.¿Aquiénseestádejandoatrás? Mientras que el 70% de las mujeres calificadas participan en el mercado laboral en la región, solo el 50% de las personas no calificadas lo hacen; similarmente, menos del 48% de las mujeres pobres participan casi en un 22% menos que la clase media. La participación tiende a ser mayor para las mujeres de 25 a 54 años (67%) y menor para las mujeres mayores (43%) y más jóvenes (53%). Además, el 26% de todas las mujeres de 15 a 24 años son NINIS, un fenómeno que afecta más a las mujeres que a los hombres (13%) (de Hoyos et al., 2015). Cuadro 8. Salario promedio * para las mujeres como % del de los hombres, por grupo de edad (Hombres=100%) Nota:*Incluyelosingresosprovenientesdelossalariosyelingresonetodeltrabajoautónomo.Fuente:CEPALetal,2013 Grupo de edad Argentina 2010 Uruguay 2010 Chile 2009 Bolivia 2007 Ecuador 2010 El Salvador 2010 Nicaragua 2005 México 2010 15-24 79.6 80.4 88.6 86.3 97.0 101.5 92.5 84.4 25-34 77.8 77.4 86.9 73.1 83.8 97.8 80.0 75.9 35-44 70.6 58.7 73.9 57.6 73.5 81.5 87.0 71.5 45-54 68.0 67.2 74.5 74.2 72.5 92.3 52.8 68.4 55 o mayor 53.3 61.5 80.4 56.3 73.0 87.4 64.3 67.2 Nota: * Incluye los ingresos provenientes de los salarios y el ingreso neto del trabajo autónomo.
  • 21. 22 CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede investigación La desigualdad basada en la identidad se intersecta con otras formas de desigualdad para definir la exclusión social (Kabeer, 2010). Su intersección con las desigualdades económicas —el hecho de que los grupos socialmente excluidos enfrentan barreras particulares para acceder a los recursos y las oportunidades— significa que los que tienen más probabilidades de quedarse atrás se encuentran desproporcionadamente en grupos racialmente desfavorecidos. Las mujeres y las niñas de estos grupos suelen estar en mayor desventaja. En América Latina, quienes pertenecen a grupos indígenas suelen tener menos educación, participar en el mercado de trabajo en desventaja, tener menos recursos y recibir menos ingresos que sus contrapartes no indígenas (Banco Mundial, 2015). Cuadro 9. Distribución del sector laboral (Porcentaje en cada tipo de actividad del total de empleo) Fuente:SEDLAC(CEDLASyBancoMundial). Cuadro 9. Distribución del sector laboral (Porcentaje en cada tipo de actividad del total de empleo) Sector de empleo Argentina 2013 Uruguay 2012 Chile 2011 Bolivia 2012 Ecuador 2012 El Salvador 2012 Nicaragua 2009 México 2012 MUJERES Actividades primarias 0.52 4.16 6.44 30.43 21.53 5.35 11.17 10.20 Industria – baja tecnología 5.62 6.34 4.62 9.06 8.59 15.21 13.14 8.95 Industria – alta tecnología 3.15 2.85 2.59 1.41 2.70 1.79 5.33 Construcción 0.60 0.48 1.04 0.68 0.83 0.24 0.29 0.49 Comercio 21.30 23.46 29.95 32.76 35.10 41.96 34.19 38.05 Transporte y serv. públicos públicos 2.41 3.20 3.80 2.04 1.96 1.51 0.96 0.79 Servicios especializados 10.29 8.75 8.76 3.42 5.43 4.19 2.91 5.95 Administración pública 8.37 5.85 4.22 3.45 2.82 3.30 3.69 4.00 Educación y salud 30.44 28.85 24.25 12.72 16.56 16.09 20.19 15.59 Servicio doméstico 17.28 16.06 14.31 5.44 5.78 9.46 11.66 10.65 HOMBRES Actividades primarias 2.40 13.00 16.46 34.03 32.96 34.32 49.57 20.40 Industria – baja tecnología 7.07 7.26 3.51 10.75 6.84 7.04 4.62 6.50 Industria – alta tecnología 9.99 7.47 8.56 4.22 6.29 4.57 9.07 Construcción 15.00 10.95 15.15 12.61 9.71 8.20 6.16 12.24 Comercio 23.52 23.04 22.51 14.40 19.21 18.70 15.48 24.70 Transporte y serv. públicos públicos 11.24 10.01 11.66 12.34 9.62 6.96 6.27 6.89 Servicios especializados 10.48 8.62 8.53 3.57 6.57 5.52 3.57 6.66 Administración pública 8.32 7.55 4.13 4.93 4.31 5.11 3.23 4.57 Educación y salud 11.71 10.79 7.95 7.20 6.31 7.20 5.19 8.35 Servicio doméstico 0.27 1.31 1.54 0.16 0.24 0.66 1.35 0.63 TASA FEMENINO/MASCULINO Actividades primarias 0.22 0.32 0.39 0.89 0.65 0.16 0.23 0.50 Industria – baja tecnología 0.79 0.87 1.32 0.84 1.26 2.16 2.84 1.38 Industria – alta tecnología 0.32 0.38 0.30 0.33 0.43 0.39 0.59 Construcción 0.04 0.04 0.07 0.05 0.09 0.03 0.05 0.04 Comercio 0.91 1.02 1.33 2.27 1.83 2.24 2.21 1.54 Transporte y serv. y públicos públicos 0.21 0.32 0.33 0.17 0.20 0.22 0.15 0.11 Servicios especializados 0.98 1.02 1.03 0.96 0.83 0.76 0.82 0.89 Administración pública 1.01 0.78 1.02 0.70 0.65 0.64 1.14 0.88 Educación y salud 2.60 2.67 3.05 1.77 2.62 2.23 3.89 1.87 Servicio doméstico 63.22 12.22 9.28 33.26 24.45 14.26 8.62 17.03 Fuente: SEDLAC (CEDLAS y Banco Mundial).
  • 22. Estudios Políticos DEP 23 En general, las mujeres como grupo —independientemente de sus características— están rezagadas respecto a los hombres en su participación y acceso a un empleo de calidad e igualdad en los salarios. Debemos buscar más allá de los promedios regionales y nacionales para descubrir y aliviar las limitaciones de aquellos grupos de población que se retrasan aún más en aspectos críticos. Para lograr el objetivo de“no dejar a nadie atrás”, es necesario abordar las restricciones que enfrentan las mujeres no calificadas y más pobres (generalmente rurales e indígenas) y mujeres mayores. Se debe prestar especial atención a las mujeres jóvenes vulnerables para ayudarlas a permanecer o regresar a la escuela: sin educación tendrán dificultades para participar y acceder a empleos decentes. 4. HALLAZGOS DE LA INVESTIGACIÓN: FACTORES ASOCIADOS A LA PARTICIPACIÓN FEMENINA EN LA FUERZA DETRABAJO En esta sección se resumen los resultados de varios estudios que forman parte del proyecto“Promoviendo el empoderamiento económico de las mujeres a través de mejores políticas en América Latina”9 . Los factores encontrados, que se asocian con la participación en el mercado laboral, independientemente del tipo de empleo, se resumen en el Cuadro 10. Los factores asociados con estar en un empleo más favorable se presentan en el Cuadro 11. Nuestro análisis se complementa con Busso y Romero Fonseca (2015), quienes exploran la evolución de factores que explican el rápido aumento de la participación femenina en la fuerza de trabajo de 1990 a 2000 y el período de estancamiento que le siguió. Los resultados se resumen en el Cuadro 12. 9 Véase Sanchíz y Katzkowicz (2014), Hernani-Limarino y Mena (2014), Espinosa Uquillas y Vásconez Rodríguez (2014), Espino y Sauval (2014), Espino et al. (2014), Alaniz et al. (2015b), Béneke de Sanfeliú et al. (2015) 4.1. Educación Uno de los factores que está fuertemente asociado con la participación en el mercado laboral es la educación. Tener más años de educación está asociado con un aumento de la participación laboral femenina en todos los países (véase el Cuadro 10) y con un mayor acceso al empleo asalariado formal (véase el Cuadro 11). Su asociación con el autoempleo favorable no es tan clara: para Uruguay y Ecuador, el coeficiente no es significativo, y para Bolivia, es negativo. Los niveles de educación han aumentado en América Latina, lo que lo convierte en un factor importante asociado al aumento de la oferta laboral femenina observado en las dos últimas décadas (Busso y Romero Fonseca, 2015). Estos resultados son consistentes con el hecho de que los grupos con niveles más bajos de educación, como las mujeres mayores y las rurales (véase el Cuadro 2 de la sección anterior), también tienden a participar menos en la fuerza de trabajo (Cuadro 3). “...Porque no hay muchas oportunidades para personas que solo sean bachilleres. Siempre piden que tenga por lo menos un año de universidad” Mujer, El Salvador (Vásquez et al., 2016) Los niveles más altos de educación también tienen otros efectos positivos y la investigación sugiere que puede aumentar la probabilidad de permanecer empleado en tiempos de dificultades económicas (OECD, 2011).
  • 23. 24 CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede investigación Cuadro 10. Resumen de factores asociados a la participación en la fuerza de trabajo Notas:n.s.=nosignificativo;*Serindígena,ademásdesermestizo(dedescendenciadual),aumentalaprobabilidaddeparticipaciónenlafuerzadetrabajo; **SerMontubio(etniaecuatoriana)disminuyelaprobabilidaddeparticipaciónenlafuerzadetrabajo;a)BoliviayNicaraguanotienenunmodeloparalas mujeresqueconvivensinlazosconyugalesocasadas;b)paraNicaraguayElSalvador,elmodeloestimalaprobabilidaddeestarenunestadodistintoala inactividadporrazonesdomésticas;c)cuandounarelaciónnoeslineal,comoconla“edad”,esnecesarioincluiruntérminodeordensuperiorenlaecuación; enestecaso,‘edadalcuadrado’.Elhechodequeestetérminoseasignificativoynegativoindicaquehayunaedaddeterminadadondelaparticipaciónlaboral comienzaadisminuir. Fuente:Elaboraciónpropiaapartirdelosresultadosderegresióndelosestudiosdelproyecto“MejorandoelEmpoderamientoEconómicodelasMujeresatravés deMejoresPolíticasenAméricaLatina”.LosresultadoscuantitativosdeunproyectosimilarfinanciadoporelIDRCenNicaraguayElSalvadorseincorporaron posteriormenteenesteproyecto.Argentina:SanchízyKatzkowicz(2014);Bolivia:Hernani-LimarinoyMena(2014);Ecuador:EspinosaUquillasyVásconez Rodríguez(2014);Chile:EspinoySauval(2014);Uruguay:(Espino,etal.,2014);Nicaragua:Alanizetal.(2015a);ElSalvador:BénekedeSanfeliúetal.(2015). Cuadro 10. Resumen de factores asociados a la participación en la fuerza de trabajo Factores Argentina Uruguay Chile Boliviaa Ecuador Nicaraguaab El Salvadorb MUJERES Edad + + + + + + + Edad al cuadradoc - - - - - - - Educación + + + + + + + Jefe de hogar + + + + + + + Casada o con pareja - + - - - - - Hogar monoparental + + + + Niños pequeños en el hogar - - - + - - Niños en edad escolar en el hogar - + n.s. + Adultos mayores en el hogar - n.s. - Apoyo en tareas domésticas (pagado o no) + + + Acceso a servicios preescolares + + + + Acceso a electricidad y agua + + Ingreso de otras fuentes Remesas y transferencias monetarias - - - - - Otros ingresos del hogar - n.s. - - Nivel de ingresos del hogar + + + + Área (urbana o metropolitana) + + - n.s. + Raza y etnicidad (indígenas) + +* +** CASADA O CON PAREJA (Solo se reportan efectos diferentes de los anteriores) Edad Edad al cuadradoc Educación Jefe de hogar Niños pequeños en el hogar Niños en edad escolar en el hogar + n.s Adultos mayores en el hogar n.s Apoyo en tareas domésticas (pagado o no)Acceso a servicios preescolares Acceso a electricidad y agua Remesas y transferencias monetarias Otros ingresos del hogar Área (urbana o metropolitana) Raza y etnicidad (indígenas) Educación de la pareja - - + Pareja con empleo formal - - - - Ingreso de la pareja + - - - Notas: n.s.= no significativo; * Ser indígena, además de ser mestizo (de descendencia dual), aumenta la probabilidad de participación en la fuerza de trabajo; ** Ser Montubio (etnia ecuatoriana) disminuye la probabilidad de participación en la fuerza de trabajo; a) Bolivia y Nicaragua no tienen un modelo para las mujeres que conviven sin lazos conyugales o casadas; b) para Nicaragua y El Salvador, el modelo estima la probabilidad de estar en un estado distinto a la inactividad por razones domésticas; c) cuando una relación no es lineal, como con la "edad", es necesario incluir un término de orden superior en la ecuación; en este caso, 'edad al cuadrado'. El hecho de que este término sea significativo y negativo indica que hay una edad determinada donde la participación laboral comienza a disminuir. Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados de regresión de los estudios del proyecto "Mejorando el Empoderamiento Económico de las Mujeres a través de Mejores Políticas en América Latina". Los resultados cuantitativos de un proyecto similar financiado por el IDRC en Nicaragua y El Salvador se incorporaron posteriormente en este proyecto. Argentina: Sanchíz y Katzkowicz (2014); Bolivia: Hernani-Limarino y Mena (2014); Ecuador: Espinosa
  • 24. Estudios Políticos DEP 25 Cuadro 11. Factores asociados con un empleo ventajoso en el mercado laboral A: Empleo asalariado, B: Autoempleo favorable* Notas:n.s.:nosignificativo;*ParaNicaraguayElSalvador,elautoempleofavorablesedefinecomoaquellosquetrabajanporcuentapropiacon ingresossuperioresalsalariomínimo.Paraelrestodelospaíses,ladefiniciónincluyealostrabajadoresautónomosconmanodeobracontratada;A) NoseinformanlosresultadosdeUruguaydebidoalaprobabilidaddecohabitaciónodebidoaquelasmujerescasadaspuedenencontrarseencada modelodetrabajo;B)BoliviayNicaraguanoestablecenmodelosparalasmujeresquecohabitanosecasan.Fuente:Ibíd. Factores Argentina Uruguaya Chile Boliviab Ecuador El Salvador Nicaraguab TODAS LAS MUJERES Edad A: - /B: + + A: + /B: - + + + Educación + A: + / B: n.s. + A: + /B: - A: + / B: n.s. + + Jefe de hogar + A: - / B: n.s. A: -/ B: + A: n.s. /B: + A: n.s. /B: + + A: n.s. /B: + Casada o con pareja A: + /B: - A: - /B: n.s. A: -/ B: + + A: - /B: n.s. A: - /B: + A: - /B: + Hogar monoparental - Niños pequeños en el hogar + A: n.s. /B: - A: -/ B: + A: - /B: n.s. A: n.s. / B: - Niños en edad escolar en el hogar A: + /B: - A: n.s. /B: - A: + /B: - A: - /B: + - Adultos mayores en el hogar - n.s. - Apoyo en tareas domésticas (pagado o no) A: - /B: + A: n.s. /B: + A: - /B: n.s. Acceso a servicios preescolares A: - /B: + n.s. A: +/ B: - A: + /B: n.s. Acceso a electricidad y agua + + Remesas y transf. monetarias - - - A: - /B: n.s. Otros ingresos del hogar A: + /B: - n.s. + A: - /B: + Nivel de ingresos - + + A: - /B: + Área (urbana o metropolitana) A: - /B: + A: + /B: - A: + /B: - A: n.s. /B: + + + Raza y etnicidad (indígenas) A: n.s./ B: - A: - /B: + CASADA O CON PAREJA (Solo se reportan efectos diferentes de los anteriores) Edad A: - /B: + Educación A: - /B:+ Niños pequeños en el hogar - Niños en edad escolar en el hogar n.s. Adultos mayores en el hogar A: n.s. /B: - . Apoyo en tareas domésticas (pagado o no) + . Acceso a servicios preescolares n.s. Acceso a electricidad y agua A: n.s. /B: + Remesas y transf. monetarias A:+ /- Otros ingresos del hogar A: - /B: + Nivel de ingresos + Área (urbana o metropolitana) - A: +/ B: n.s. Raza y etnicidad (indígenas) - Educación de la pareja A: +/ B: - A: + /B: - Pareja con empleo formal A: -/B: + + + Ingreso de la pareja A: + /B: - A: - /B: + Notas: n.s .: no significativo; * Para Nicaragua y El Salvador, el autoempleo favorable se define como aquellos que trabajan por
  • 25. 26 CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede investigación Cuadro 12. Factores asociados al cambio en la participación femenina en la fuerza de trabajo de 1990 a 2010 y al reciente estancamiento (25-54 años) Fuente:ReproducidodelaTabla6.6enBussoyRomeroFonseca(2015).Losresultadosestánbasadosencálculosconmicrodatosdeencuestasdehogares nacionalesyanálisisbibliográfico. Cuadro 12. Factores asociados al cambio en la participación femenina en la fuerza de trabajo de 1990 a 2010 y al reciente estancamiento (25-54 años) Factores Cambios en América Latina entre 1990 y 2010 Contribuidor de largo plazo (1950-2010) incremento en la oferta de trabajo femenina Contribuidor de largo plazo (1990-2010) incremento en la oferta de trabajo femenina Contribuidor a la convergencia entre grupos favorecidos y desfavorecidos Contribuidor al estancamiento reciente Educación Incremento Probable Probable Probable Improbable Matrimonio Estable Improbable Improbable Improbable Improbable Fertilidad Disminución Probable Probable Probable Improbable Tecnología Salud (contraconceptivo, fórmula) Incremento Probable Probable Desconocido Improbable Hogar (electrodomésticos, electricidad) Incremento Probable Improbable Probable Improbable Trabajo (teletrabajo) Probablemente estable Improbable Improbable Improbable Improbable Retornos laborales Discriminación de género Leve disminución, estancamiento a partir de los 2000 Improbable Probable Probable Probable Condiciones macroeconómicas Improbable Improbable Improbable Probable Políticas Reglamentos laborales Estable Improbable Improbable Improbable Improbable Impuestos Estable (Pequeña mejora en los años 2000) Improbable Improbable Improbable Improbable Transferencias monetarias condicionadas Gran incremento desde mediados de los 1990 Improbable Improbable Improbable Probable Cuido de niños Gran incremento Probable Probable Probable Improbable Cultura Mejor para las mujeres Probable Probable Probable Improbable Fuente: Reproducido de la Tabla 6.6 en Busso y Romero Fonseca (2015). Los resultados están basados en cálculos con micro datos de encuestas de hogares nacionales y análisis bibliográfico.
  • 26. Estudios Políticos DEP 27 4.2. Normas culturales: roles de género, limitaciones de tiempo y opciones ocupacionales Las normas y creencias culturales intervienen en las decisiones y resultados del mercado laboral. Los roles de género tradicionales prescriben a las mujeres como responsables del trabajo doméstico, incluyendo el cuidado de los niños y de los adultos mayores, lo que impone limitantes de tiempo. Las mujeres pasan entre 1.7 y 10 semanas más por año en actividades no remuneradas que los hombres (Samman et al., 2016). Estar casada o cohabitando se asocia con una menor entrada a la fuerza de trabajo; esto es cierto para todos los países excepto por Uruguay (ver Cuadro 10). Las mujeres que son cabeza de familia o que viven en una familia monoparental tienen más probabilidades de estar en el mercado laboral, pero es probable que trabajen por cuenta propia (ver Cuadro 11). Como era de esperar, las mujeres con niños pequeños o los adultos mayores en su hogar tienen menos probabilidades de participar en la fuerza de trabajo, excepto en Ecuador (Cuadro 10). Al mismo tiempo, esto hace que sea menos probable que las mujeres posean empleos favorables en Argentina y Nicaragua (ver Cuadro 11). El hecho de que las mujeres que son cabeza de familia, o que tienen niños pequeños, o los adultos mayores en su hogar tiendan a ser trabajadores por cuenta propia, puede deberse a que el“autoempleo puede proporcionar flexibilidad en términos de horas trabajadas que permite a las mujeres proporcionar atención doméstica y obtener ingresos en el mercado laboral“(Beneke de Sanfeliú et al., 2015). “... el tiempo que les dedico a ellos ya no les dedicaría, llegaría cansada, quién sabe, ya directo a dormir y como mis hijos están pequeños los dejaría crecer así, al azar, ¿no?, los abandonaría. Es decir, excepto que me alcance el dinero que me pagan, para pagar a alguien más que me los vea, ¿no ve?, eso, no, no, no puedo pensar así fríamente mientras mis niños son pequeños...” Mujer autoempleada, Bolivia (Marco Navarro, 2015) Recibir apoyo con las tareas domésticas (no remuneradas, usualmente proporcionadas por otras mujeres miembros de la familia, o remuneradas, proporcionadas por empleados domésticos) y acceder a los servicios de la primera infancia aumenta la probabilidad de que las mujeres estén en la fuerza de trabajo y de estar en un empleo favorable (ver Cuadros 10 y 11). El trabajo de cuidador es más restrictivo para las mujeres más pobres, que no pueden pagar los servicios de cuidado infantil o la ayuda doméstica. “Mi suegra me lo cuidaba o mi mamá” “Yo vivía con mi prima que era la que estaba a cargo de cuidarme a la niña porque mi mamá siempre trabajó” “Cuando conseguía muchachas, muchacha, pero después hubo un momento dado que estaba cuidándolas mi mami” (Entrevistas con tres mujeres, El Salvador)
  • 27. 28 CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede investigación En América Latina, los roles tradicionales de género presentan a los hombres como el principal sostén económico y a las mujeres como responsables del trabajo doméstico, incluyendo el cuido de los niños y adultos mayores. Recientemente, las normas sociales y la cultura se han vuelto más favorables; sin embargo, la discriminación de género en el lugar de trabajo ha disminuido ligeramente (Busso y Romero Fonseca, 2015). La ronda 2015 de la Encuesta Latinobarómetro (Corporación Latinobarómetro, 2015) preguntó a las mujeres si están de acuerdo o en desacuerdo que es mejor que las mujeres se queden en casa y que los hombres trabajen. Los resultados muestran que la mayoría de las mujeres y los hombres están en desacuerdo o muy en desacuerdo con esta afirmación, y el desacuerdo es mayor entre las mujeres y en los países de altos ingresos. El Cuadro 13 presenta los resultados por grupo de edad; el desacuerdo es mayor entre las mujeres y los hombres menores de 25 años que entre los adultos de 51 a 60 años, lo que muestra una evolución en las percepciones con respecto a los roles tradicionales de género. “Por suerte que de a poco, o rápido, está cambiando. Como que la mujer se está animando hacer muchas más cosas. Yo porque veo a mis hijas, yo soy sesentona y ellas tienen cuarenta años y se anima, hacen cosas solas. A nosotras nos costó mucho más” Mujer mayor, Uruguay (Filardo, et al., 2015) La educación de los hijos no es de los hombres, es de nosotras y seguirá así en el futuro” Mujer mayor de 40 años, México (Salazar, 2015) Del mismo modo, los resultados de varias olas de la Encuesta Mundial de Valores muestran que la proporción de mujeres y hombres que coinciden en que un niño sufre cuando la madre está en un empleo remunerado ha disminuido en los períodos 1989-1993 y 2010-2014. No obstante, la proporción Cuadro13.¿Esmejorquelasmujeressequedenencasayqueloshombresvayanatrabajar? (Porcentajedepersonasqueestánendesacuerdooestánmuyendesacuerdo,2015) Fuente:(CorporaciónLatinobarómetro,2015). Cuadro 13. ¿Es mejor que las mujeres se queden en casa y que los hombres vayan a trabajar? (Porcentaje de personas que están en desacuerdo o están muy en desacuerdo, 2015) Grupo de edad Argentina Uruguay Chile Bolivia Ecuador El Salvador Nicaragua México MUJERES Todas las mujeres 74.0 79.6 79.3 65.4 55.4 57.6 58.6 69.2 <25 años 79.9 87.3 86.2 73.9 54.4 58.1 57.7 78.8 26-40 73.6 84.3 83.4 67.0 59.3 61.4 57.3 72.0 51-60 75.0 83.4 80.0 58.9 51.3 55.0 64.8 70.1 61+ 66.7 67.6 67.2 52.9 54.5 52.9 52.3 47.6 HOMBRES Todos los hombres 66.8 72.0 70.5 56.2 56.1 55.9 48.8 61.8 <25 años 68.1 74.2 87.8 58.3 62.0 59.6 49.7 71.0 26-40 76.6 78.9 74.2 59.0 52.7 61.6 51.7 68.3 51-60 63.7 73.3 65.7 51.4 56.6 49.6 47.7 57.6 61+ 55.7 58.4 56.6 53.9 52.6 47.1 36.1 40.8 TASA (<25 (/(51-60) Mujeres 1.06 1.05 1.08 1.25 1.06 1.06 0.89 1.13 Hombres 1.07 1.01 1.33 1.14 1.10 1.20 1.04 1.23 Fuente: (Corporación Latinobarómetro, 2015).
  • 28. Estudios Políticos DEP 29 se mantiene en torno al 60% en Ecuador, el 40% en Chile y México y el 35% en Uruguay. Los hombres también se sienten cómodos con la idea de que las mujeres ganen más que los hombres. En Argentina y México el cambio es más evidente ya que la proporción disminuyó a la mitad. Sin embargo, alrededor de la mitad de las mujeres en este país cree que es casi seguro que causaría problemas si una mujer gana más dinero que su marido (ver Cuadro 14). “...el papá a los hijos por más que se esfuerce... O sea, la parte del cariño, la parte de la ternura, la parte del desarrollo social del hijo eso lo da mucho la mamá y hay cosas a las que de verdad no podemos renunciar por más que queramos” Mujer de 40 años, México (Salazar, 2015) “Se me ocurrió estudiar, después que entré en el último trabajo definitivamente; tomé coraje y entré en la Facultad de Derecho a hacer relaciones laborales. Mis hijos faltaban al liceo, estaban en cualquiera. Pensar en esa etapa: la madre estudiaba y los hijos perdían el liceo. Yo salvaba con 12 la materia y la directora del colegio me llamaba para decirme que mi hijo tenía ocho bajas; fue muy trágico para mí. En ese momento mi pareja me dijo “bueno mi amor, si tenés problemas con tus hijos, capaz lo que tenés que hacer es dejar de estudiar” Mujer de clase media, Uruguay (Filardo, et al., 2015) Cuadro14.Percepcióndelasconsecuenciasdelasmujeresquetrabajan (Porcentajequeestádeacuerdoytotalmentedeacuerdo) Fuente:AsociacióndelaEncuestaMundialdeValores. (Porcentaje que está de acuerdo y totalmente de acuerdo) Argentina Uruguay Chile Ecuador México Cuando la madre se encuentra empleada, su hijo sufre MUJERES 1989-1993 0.766 0.819 0.757 2010-2014 0.395 0.354 0.612 0.447 HOMBRES 1989-1993 0.786 0.824 0.797 2010-2014 0.350 0.403 0.583 0.432 Si una mujer gana más que un hombre, es casi seguro que ocasionará problemas MUJERES 1994-1998 0.501 0.427 0.615 0.605 2010-2014 0.243 0.308 0.323 0.396 0.498 HOMBRES 1994-1998 0.387 0.350 0.519 0.618 2010-2014 0.160 0.217 0.378 0.310 0.373 Fuente: Asociación de la Encuesta Mundial de Valores.
  • 29. 30 CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede investigación Las normas culturales también influyen en las opciones de carrera y ocupación de las mujeres, lo que resulta en una menor participación en ciertos tipos de empleos y sectores que suelen ser mejor pagados (Blau y Kahn, 2016). Por ejemplo, la participación de las mujeres en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas ha sido muy baja tradicionalmente; de todas las personas con título de ingeniería en El Salvador, solo el 7.7% son mujeres. Por otro lado, las mujeres representaron el 82.3% de las licenciadas en ciencias de la salud y el 88.9% poseen certificaciones de trabajo administrativo (según estimado a partir de los datos del Programa STEP Skills Measurement Program (Programa de Medición de Habilidades, Banco Mundial, 2014). La educación también tiene un papel en el cambio de las actitudes de las mujeres hacia el trabajo, su carrera y su familia, así como en la conformación de las normas sociales que definen el papel de las mujeres dentro y fuera del hogar (Gasparini y Marchionni, 2015). 4.3.Discriminacióneneltrabajo: Edad,géneroyraza Como se discutió en la sección anterior, el tener mayor edad hace que sea más probable que las mujeres estén activas en el mercado de trabajo y, para la mayoría de los países, la edad también está asociada con un mejor tipo de empleo (ver Cuadro 11). Los resultados sugieren que las mujeres con más experiencia tienen más probabilidades de estar en un trabajo favorable. Sin embargo, la edad es una variable con rendimientos decrecientes, los resultados muestran que después de los 30-35 años de edad esta probabilidad se reduce (ver Cuadro 10). “Creo que después de cierta edad sus opciones están diluidas ¿verdad? No es lo mismo si te encuentras sin un trabajo, por cualquier razón, cuando tienes 25 que cuando tienes 40. A los 40 no hay empresas que te contraten, a menos que sea para limpieza o el cuido” Mujer en Uruguay (Filardo, et al., 2015) “...ya no daban oportunidad. Y de allí que cumplir 35 años ya me fue más difícil todavía porque es más, fui a una entrevista en una alcaldía y me dijo el muchacho: “no por su edad sólo puede trabajar en una maquila” (Entrevista con una mujer en El Salvador) Los resultados de la ronda de la encuesta Latinobarómetro de 2015 proporcionan alguna evidencia para la admisibilidad de esta explicación. Los reglamentos laborales tienden a reducir la flexibilidad que algunas mujeres necesitan para equilibrar su trabajo con las responsabilidades domésticas. Además, los empleadores perciben la protección a la mujer en el lugar de trabajo (tal como el permiso de maternidad), aumenta el costo de contratar mujeres jóvenes en comparación con hombres (Cerise et al., 2013). La ronda de la encuesta 2015 preguntó a los encuestados cuáles eran las mayores dificultades que enfrentaban las mujeres en el mercado laboral (las respuestas se muestran en la Cuadro 15). En Argentina, Uruguay y Chile, donde la formalidad es mayor, la respuesta más común se relaciona con la discriminación hacia las mujeres en edad fértil o con hijos, así como con la flexibilidad de los horarios.
  • 30. Estudios Políticos DEP 31 “El hombre, por ejemplo, si vos vas hacer una carrera en un lugar y te piden no faltar, ahí hay una diferencia porque una mujer como mujer o como madre, siempre va a faltar; en algún momento vas a faltar, avises o no avises. Y el hombre no, porque, por lo general, no tiene la obligación de estar con el hijo” Mujer en Uruguay (Filardo, et al., 2015 “Si hay un puesto disponible y hay una mujer para acceder a ese puesto, que esté capacitada para eso, accede el hombre porque la mujer va a faltar si tiene pibes, va a faltar cuando esté menstruando, cuando esté embarazada, porque se supone, hemos naturalizado que la mujer es la más débil, la más sensible, etc., etc., está naturalizado” Mujer asalariada, Argentina (Sanchís and Binstock, 2015) Cuadro15.Dificultadespercibidasqueenfrentanlasmujeresenelmercadolaboral,2015 (%demujeresquemencionaroncadafactor) Nota:Lascifrasnosumanel100%debidoalaselecciónderespuestasmúltiplesyporquenosemuestrantodaslasopcionesderespuesta.Fuente:Cálculospropiosdelos autorescondatosdeLatinobarómetro2015(CorporaciónLatinobarómetro,2015). Dificultad Argentina Uruguay Chile Bolivia Ecuador El Salvador Nicaragua Falta de educación/capacitación 26.6 41.8 17.9 27.3 19.5 41.7 38.2 36.0 Dificultad para que los niños estén atendidos 43.7 59.1 58.5 42.0 44.3 28.3 41.3 36.8 Flexibilidad horaria 21.8 42.9 41.7 20.7 22.6 17.2 23.5 25.8 Discriminación por estar en edad fértil 24.2 39.5 52.6 32.0 23.7 23.6 30.8 26.4 Empresarios no contratan a mujeres con niños 42.5 47.2 47.6 51.3 33.4 32.5 35.0 38.6 Nota: Las cifras no suman el 100% debido a la selección de respuestas múltiples y porque no se México Los datos de la Encuesta Mundial de Valores muestran que tanto los hombres como las mujeres perciben que los hombres están mejor preparados para las posiciones de liderazgo que las mujeres. Sin embargo, esta percepción ha disminuido con el tiempo, especialmente cuando se considera el liderazgo político. El cambio en la percepción del liderazgo en el ámbito empresarial ha sido considerablemente más modesto (ver Cuadro 16).
  • 31. 32 CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede investigación Cuadro16.Percepcióndequeloshombressonmejoreslíderesquelasmujeres (%queestádeacuerdoytotalmentedeacuerdo) En términos generales, ser indígena aumenta la probabilidad de que una mujer participe en la fuerza de trabajo (ver Cuadro 10). Sin embargo, ellas suelen emplearse en puestos con salarios bajos y los ingresos que generan suelen ser inferiores a los de mujeres similares no indígenas (Grupo del Banco Mundial, 2015). Ser indígena reduce la probabilidad de terminar la educación secundaria o superior de 17 a 5 puntos; en Bolivia, aumenta la probabilidad de estar en el empleo informal por casi 7 puntos (ver Cuadro 17). 4.4.Otrosfactores:Ingresosfamiliaresy condicionesmacroeconómicas El mayor ingreso total del hogar se asocia con un mayor número de mujeres que participan en la fuerza de trabajo, aunque la probabilidad disminuye si las mujeres viven en un Fuente:AsociacióndelaEncuestaMundialdeValores(v2015-04-18:publicaciónoficialactual). hogar que recibe remesas o si hay otros ingresos en el hogar (ver Tabla 10). La evidencia de algunos países (Argentina, Chile y El Salvador) sugiere una asociación entre tener ingresos adicionales y que las mujeres puedan acceder a mejores empleos (ver Tabla 11). Por ejemplo, el acceso a remesas y otros ingresos podría proporcionar capital para el autoempleo (Béneke de Sanfeliú et al., 2015). Otros factores que pueden explicar el reciente estancamiento en la tasa de participación de las mujeres en la fuerza de trabajo son: a) condiciones macroeconómicas con menor desempleo y mayores ingresos de otros asalariados del hogar (en su mayoría, la pareja masculina); b) aumento de la asistencia social (transferencias monetarias), lo que puede haber reducido la urgencia de que las mujeres vulnerables acepten empleos de baja calidad. Cuadro 16. Percepción de que los hombres son mejores líderes que las mujeres (% que está de acuerdo y totalmente de acuerdo) Los hombres son mejores líderes políticos MUJERES 1994-1998 0.338 0.332 0.364 0.385 2005-2009 0.228 0.162 0.339 0.244 2010-2014 0.214 0.076 0.181 0.231 0.198 HOMBRES 1994-1998 0.428 0.438 0.491 0.483 2005-2009 0.426 0.258 0.574 0.319 2010-2014 0.347 0.109 0.386 0.310 0.267 Hombres mejores ejecutivos de negocio MUJERES 2005-2009 0.171 0.161 0.204 0.195 2010-2014 0.164 0.132 0.121 0.200 0.178 HOMBRES 2005-2009 0.313 0.226 0.429 0.259 2010-2014 0.296 0.208 0.271 0.266 0.234 Fuente: Asociación de la Encuesta Mundial de Valores (v2015-04-18: publicación oficial actual). Argentina Uruguay Chile Ecuador México
  • 32. Estudios Políticos DEP 33 Nota:LasprobabilidadesmarginalesseestimaronusandounaregresióndeMínimosCuadradosOrdinarios(MCO),controlandolaetnicidad,área(urbana/ rural),génerodecabezadefamilia,estadocivil,niveleducativoalcanzadoyedad,númerodehijos(encomparaciónconlamedianadeniñosenelpaís)yel tamañodelaregiónlocal(definidoporlapoblación).Losvaloresmostradossonsignificativos(almenosp<0.1).1)Incluyesolamenteaindividuos15-25 añosparaprimariaosuperiory30-35añosparasecundariaosuperior.n.d.=Nodisponible. Fuente:GrupodelBancoMundial(2015). Cuadro17.Brechasentreloshogaresindígenasyhogareso individuossimilaresnoindígenas Si indígena… Cambio en probabilidad de ser pobre (Todos los hogares) <$1.25 pp 6.1 8.4 2.3 <$2.50 pp 9.7 15.5 6.7 <$4.00 pp 11.4 13.1 9 (Hogares con jefatura femenina) <$1.25 pp --- --- 2.51 <$2.50 pp 2.16 4.53 3.3 <$4.00 pp 3.56 5.81 --- (Hogares rurales con jefatura femenina) <$1.25 pp 17.0 12.0 5.0 <$2.50 pp 25.0 25.0 15.0 <$4.00 pp 25.0 25.0 17.0 Cambio en probabilidad de completar…1 Nivel primario completo o mayor --- -2.4 -2.6 Nivel secundario completo o mayor -4.8 -16.7 -8 Cambio en probabilidad de trabajo informal 6.87 n.d. n.d. Cambio en el ingreso individual Urbano -9.1 --- -11.8 Rural -12.7 -11.4 -14.1 Nota: Las probabilidades marginales se estimaron usando una regresión de Mínimos Cua Bolivia Ecuador México 2011 2012 2010 4.5.Consideraciones Las dificultades principales que enfrentan las mujeres para incorporarse al mercado laboral son la falta de educación (por lo general inferior a la enseñanza secundaria completa) y las limitantes de tiempo. Las normas sociales y la discriminación también constituyen obstáculos para que las mujeres logren un empleo pleno y productivo con igualdad de salario. Estos factores afectan a las mujeres en general, pero son más restrictivos para ciertos grupos de mujeres, incluidas las poblaciones pobres, adultos mayores, rurales e indígenas, así como para los jóvenes que no tienen empleo, educación o capacitación (NINIS). Las leyes y reglamentos, las políticas públicas y los programas deberían reconocer los problemas
  • 33. 34 CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede investigación que afectan a las mujeres en general y dar especial énfasis y proporcionar apoyo a los grupos vulnerables. 5. RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN: ENCUESTA DE POLÍTICAS PÚBLICAS En esta sección presentamos una encuesta de leyes, reglamentos, políticas públicas y programas relacionados con los resultados de la fuerza de trabajo femenina, con el objetivo de identificar posibles diferencias en el tipo de políticas o programas que podrían explicar las diferencias observadas entre los países. Complementamos el análisis explorando las experiencias y percepciones de mujeres con diferentes características (grupo etario, nivel educativo y situación laboral) que participaron en los estudios cualitativos mencionados en la sección 2. Las políticas públicas en la región varían ampliamente, pero es evidente que existen más políticas que buscan activar la participación laboral y la productividad que las relacionadas con el apoyo o promoción10 . 5.1. Reducir las restricciones de descanso en el tiempo de las mujeres Dos factores que dificultan la participación de las mujeres en el mercado laboral son la falta de flexibilidad en el lugar de trabajo y el cuido de buena calidad de los niños (véase el Cuadro 15); ambos se relacionan con los roles competitivos en el hogar que limitan el tiempo de las mujeres. Esto es consistente con los resultados discutidos en la sección anterior. Tener niños pequeños o adultos mayores en el 10 Como se identifica a través de la revisión de una serie de documentos que mapean y describen las leyes, reglamentos y programas relacionados con la participación en la fuerza laboral: (Arriagada Acuña, 2015), (Álvarez Vijil, 2015), (Cuba Villarroel, 2014) (Foti &Sanchíz, 2014), (Salazar Ramírez y Salazar Ramírez, 2015), (Vásconez Rodríguez, 2015), (Vásquez, 2015), (Vezza, 2015), además de trabajo adicional realizado para este estudio. hogar se asocia con un menor número de mujeres que son económicamente activas; las mujeres más pobres tienden a verse más limitadas por estos factores porque carecen de recursos suficientes para poder contratar ayuda doméstica o para pagar servicios de cuidado infantil. La política pública debe reconocer que las necesidades y la dinámica de proporcionar atención van más allá de la esfera doméstica y deben promover la corresponsabilidad en el hogar, gobierno, familia, comunidad y mercado laboral (Salvador, 2015). La primera infancia y la educación preescolar ayudan a aumentar las oportunidades para que las madres trabajen fuera del hogar proporcionando un lugar seguro para sus hijos. En la mayoría de los países, la educación obligatoria incluye uno o dos años de educación preescolar, excepto en El Salvador, donde la edad de iniciación escolar obligatoria comienza a los 7 años (Tabla 18). Sin embargo, aunque es obligatoria, la cobertura universal no está asegurada y la calidad puede ser un problema. Además, tales servicios no resuelven completamente el asunto porque las horas de funcionamiento son generalmente más cortas que un día de trabajo típico. A través de entrevistas y discusiones con grupos focales, quedó claro que la existencia de servicios de cuidado infantil disminuye las limitantes de tiempo de las mujeres; sin embargo, esto no es suficiente. Las mujeres más pobres luchan para cubrir el costo asociado a llevar a sus hijos a centros que pueden no estar cerca de sus hogares o lugar de trabajo (Vásquez et al., 2016). Además, en muchos casos, los horarios de funcionamiento no son coincidentes con los horarios de trabajo.
  • 34. Estudios Políticos DEP 35 “No pues, al inicio, como le conté que fue por la salud de mi hijo, él ya no me dejó [...] salir a trabajar... y de ahí suma, ahí uno hace el cálculo de cuánto puede ganar y cuánto puede gastar si yo no estoy en la casa [...] Ya ahora, a veces lo he considerado, pero como que, por lo mismo de los estudios, pensando en eso también, ¿verdad?, que es un salario mínimo el que uno sale a ganar, entonces no es muy conveniente” (Entrevista con una mujer, El Salvador) Se reconoce que cualquier tipo de subsidio o programa de cuidado infantil público es una subvención al trabajo (García-Morán, 2010). Los subsidios se pueden dar directamente a los padres para cubrir el costo del servicio de cuidado infantil o a través de centros de financiamiento. Por ejemplo, las Estancias Infantiles de México promueven una red de centros de atención y brindan apoyo de tres maneras: (a) dando un subsidio a los padres; b) incentivando económicamente a las personas interesadas en la creación de nuevos centros; y (c) dando apoyo monetario a los centros existentes si éstos se unen a la red. El programa ofrece capacitación a individuos — en su mayoría mujeres — que están a cargo de los centros. “...la [institución donde trabajaba] nos daba la prestación de la guardería. Nosotros escogíamos la guardería y él nos pagaba el 85% de la matrícula y de la mensualidad. Entonces nosotros, como las dos mamás trabajan, entonces no queríamos ni dejarlo con una persona en la casa por el temor de que chiquito pueda suceder cualquier situación” (Entrevista con una mujer, El Salvador) La promoción de tales iniciativas organizadas a nivel comunitario es otro ejemplo de prácticas que facilitan la participación de las mujeres en el mercado laboral. El programa peruano Wawa Wasi (“Casa de los niños”) brinda atención integral a la primera infancia en las comunidades pobres mediante la movilización de voluntarios de la comunidad (hombres y mujeres) para brindar atención en los centros comunitarios mientras los padres van a trabajar (Cueto et al., 2009). Este tipo de programa podría ser apropiado tanto para las comunidades urbanas como rurales. El apoyo a los adultos mayores y discapacitados raramente está disponible y la cobertura es extremadamente limitada; sin embargo, hay algunas iniciativas. Por ejemplo, Argentina tiene un programa basado en la profesionalización del trabajo asistencial, proporcionando capacitación e intermediación entre los cuidadores y aquellos que necesitan servicios de cuido (Bianchi, 2015). En Uruguay, un programa otorga subsidios gubernamentales para que las familias contraten a un asistente personal para atender a personas con discapacidades (Foti y Sanchís, 2014). 5.2. Reducir los obstáculos para acceder al mercado laboral Después de revisar los estudios de antecedentes, podemos agrupar en tres categorías las políticas de América Latina que buscan reducir las barreras de participación laboral de las mujeres: 1) políticas activas del mercado laboral, 2) leyes laborales y 3) abogacía.
  • 35. 36 CentrodeInvestigaciónyEstadísticas•Seriedeinvestigación-2017Seriede investigación 5.2.1.Políticasqueactivanlaparticipación laboralylaproductividad La cobertura de las políticas y programas que activan la participación laboral y la productividad es variada; incluyen la capacitación, los servicios de empleo, medidas de empleo temporal y promoción al emprendedurismo. Algunos programas incentivan a los empleadores a contratar a hombres y mujeres en poblaciones meta — a menudo el incentivo es mayor si contratan a una mujer. Algunos países latinoamericanos implementan un conjunto diverso de programas para abordar diferentes segmentos de la población femenina. Por ejemplo, en Chile, donde la participación de las mujeres en el mercado laboral ha aumentado considerablemente desde comienzos de los años 2000, cuenta con programas específicos centrados en la empleabilidad femenina, orientados a la cabeza de familia a través de Mujer trabajadora y jefa de hogar; las más vulnerables (las mujeres pertenecientes al 30% más pobre) se benefician de un subsidio de empleo: Subsidio al empleo de la mujer del ingreso ético familiar; las mujeres emprendedoras a través de una red de coordinación de proveedores de servicios (Mujer Emprende); aquellas con baja escolaridad o con empleos irregulares se benefician a través de Ellas Buscan Trabajo, que proporciona alfabetización digital, capacitación e intermediación laboral; los emprendedores impulsados por oportunidades, con necesidad de capital, son apoyados a través de Capital Abeja11 . Dar atención a las necesidades de cada grupo es importante para reducir las barreras particulares que enfrentan al ingresar al mercado laboral. 11 Capital Abeja es un fondo competitivo dirigido exclusivamente a mujeres para promover la creación de nuevos negocios o fortalecer empresas que se encuentran en una etapa temprana (Arriagada Acuña, 2015). PROIMUJER de Uruguay provee capacitación vocacional para mujeres con diferentes perfiles, incluyendo capacitación empresarial y apoyo para la creación y formalización de pequeñas empresas (por ejemplo, ayuda con el cumplimiento de impuestos). También ofrece oportunidades de trabajo a mujeres mayores de 40 años que buscan un trabajo por primera vez o que han estado ausentes del mercado laboral por más de dos años. El Proyecto de Alianzas Rurales de Bolivia ha ayudado a pequeños productores rurales de pueblos indígenas, comunidades rurales y mujeres a crear cooperativas productivas y brindar asistencia técnica a estos grupos. Encontramos que los países con políticas de mercado activas que abordan más de un obstáculo a la participación en el mercado laboral tienden a tener mejores resultados. Por ejemplo, las políticas en Argentina y Ecuador incluyen educación formal y/o técnica, y/o ayudan para acceder a empleos formales. PRO.EMPL.AR de Argentina, un programa que busca emplear a los jóvenes, brinda ayuda para completar la educación formal, incentiva a emplear a participantes del programa y promueve las modalidades formales de contratación. Red Socio Empleo de Ecuador actúa como un servicio de intermediación laboral y ofrece capacitación técnica a través de un asocio público-privado (APP). Un elemento común clave de aquellos países con una mejor participación de las mujeres en el mercado laboral parece ser la complementariedad de sus diferentes políticas. Por ejemplo, los jóvenes participantes del programa argentino Jóvenes con más y mejores trabajos, que les proporciona educación complementaria, intermediación laboral y ayuda económica, pueden acceder a otros programas que les permitan obtener una pasantía, un nuevo trabajo en un negocio o trabajo en proyectos públicos.
  • 36. Estudios Políticos DEP 37 La formación, el espíritu empresarial, el microfinanciamiento y otros programas para activar la participación laboral no solo se prestan en instituciones públicas. En todos los países estudiados, encontramos una gran variedad de programas implementados por ONG y fundaciones locales e internacionales, con financiamiento de donantes internacionales o del sector privado. 5.2.2.Leyesyreglamentos Como mínimo, todos los países de la región tienen una cláusula de igualdad en sus constituciones. El marco regulatorio de los países latinoamericanos, tal como se establece en los códigos legales, no impide la igualdad de género en la fuerza de trabajo, particularmente en lo que respecta a la igualdad de ingresos y la no discriminación en el lugar de trabajo. También establece acceder equitativamente a la vivienda, la tierra y los activos empresariales (Grupo del Banco Mundial, 2016). Las mujeres casadas y solteras (solteras o cohabitando) tienen los mismos derechos y obligaciones que los hombres casados y solteros. En cuanto a los derechos de propiedad, la mayoría de los países de América Latina permiten los mismos derechos a mujeres y hombres, independientemente del estado civil. Las excepciones son Chile y Ecuador (Almodóvar-Reteguis et al., 2012). En todos los países de América Latina, las mujeres y los hombres son igualmente capaces de firmar contratos, registrar empresas y abrir cuentas bancarias (Grupo del Banco Mundial, 2016). Algunos reglamentos, con intención proteccionista, presentan una limitante para las mujeres. Por ejemplo, en Bolivia, a las mujeres se les prohíbe trabajar de noche. En El Salvador y Argentina, algunas ocupaciones están prohibidas para las mujeres: aquellas labores que incluyen trabajar con materiales peligrosos o que se consideran que exponen a las mujeres a un peligro, tal como engrasar y limpiar máquinas en movimiento (ibíd.). La licencia por embarazo y maternidad12 están protegidos en todos los países; sin embargo, el permiso de paternidad solo se ha implementado desde 2010 y se limita a unos pocos días (ver Cuadro 18). Las políticas sociales diseñadas para proteger a las trabajadoras y promover la igualdad en el lugar de trabajo tienen efectos controversiales sobre los resultados del mercado laboral. Las restricciones en las horas de trabajo y los beneficios de maternidad obligatorios ayudan a salvaguardar las responsabilidades familiares de las mujeres y a garantizar su seguridad física, pero estos reglamentos pueden aumentar el costo de las empresas al contratar a mujeres en relación con el de contratar a hombres (Rodgers, 1999). Por esta razón, es importante continuar promoviendo medidas que aumenten la responsabilidad compartida del padre a través de licencia familiar o arreglos a tiempo parcial. “Sí me pude tomar los tres meses en el primer de los dos casos, en el segundo solo me tomé dos por lo mismo de que no quería dejar la impresión de que estar embarazada era una enfermedad y no quería desde ningún punto de vista que me achacaran que por cuidar a mis hijos yo iba a descuidar mi trabajo” Mujer, El Salvador (Vásquez et al., 2016) 12 El despido durante el embarazo está prohibido a los empleadores, y todas las mujeres que trabajan en roles asalariados formales tienen derecho a pausas de lactancia (Grupo del Banco Mundial, 2016). En algunos países se ha hablado de una protección adicional: en Argentina, Bolivia y Chile se considera despido injustificado el despido de una mujer dentro de un período determinado después del parto (que va desde siete meses después del parto a doce meses después de la licencia por maternidad). En otros países, como México y El Salvador, las mujeres pueden ser despedidas después de la licencia por maternidad sin que el empleador sea penalizado (Vezza, 2015)