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Medicine. 2020;13(15):833-845 833
Introducción
Los adenomas hipofisarios (AH) son un grupo heterogéneo
de lesiones del sistema nervioso central (SNC), habitualmen-
te benignas1,2
. Se trata de una patología relativamente fre-
cuente, con una frecuencia global estimada en la población
general de un 16,7%3
. Según los datos de los registros de
cáncer, su prevalencia es de aproximadamente 130–230 casos
por cada 100 000 habitantes, mientras que los estudios po-
Adenomas hipofisarios y adenomas hipofisarios
no funcionantes
M. Araujo-Castroa,
*, E. Pascual-Corralesa
, A.E. Ortiz-Floresa,b
y H.F. Escobar-Morrealea,b,c,
*
a
Servicio de Endocrinología y Nutrición. Hospital Universitario Ramón y Cajal e Instituto Ramón y Cajal de Investigación Biomédica (IRYCIS). Madrid. España.
b
Centro de Investigación Biomédica en Red Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM). c
Departamento de Medicina. Universidad de Alcalá.
Alcalá de Henares. Madrid. España.
Resumen
Los adenomas hipofisarios (AH) son un grupo heterogéneo de lesiones del sistema nervioso central, ge-
neralmente benignas y que ocurren de forma esporádica. Los AH no funcionantes (AHNF) suponen el
25-35% de los AH, siendo los macroadenomas los más frecuentes en adultos. Los AH gonadotropos silen-
tes son el subtipo más frecuente, representando el 70-90% de todos los AHNF. Los AHNF causan sínto-
mas por compresión o por déficits hormonales adenohipofisarios. El diagnóstico de los AH se basa en las
técnicas de imagen, principalmente en la resonancia magnética con administración de contraste. Adicio-
nalmente, se debe realizar un estudio hormonal para descartar alteraciones hormonales, y un estudio
neurooftalmológico en aquellos adenomas cercanos o que comprimen el quiasma óptico y/o los senos
cavernosos, o en pacientes con síntomas visuales. La cirugía transesfenoidal representa el tratamiento
de primera línea en los casos sintomáticos o de gran tamaño.
Abstract
Pituitary adenomas and non-functioning pituitary adenomas
Pituitary adenomas (PA) are a rare and heterogeneous group, mainly benign, of central nervous system
lesions. Non-functioning pituitary adenomas (NFPAs) account for 25-35% of PA; in adulthood
macroadenomas are the commonest. Silent gonadotroph adenomas are the most frequent AH’s subtype (70-
90% of all NFPAs). Symptoms are related with mass effects of the tumor on the surrounding tissues or with
hypopituitarism. AHs are diagnosed by imaging tests, mainly contrast magnetic resonance imaging. In order
to discard hormone disorders, endocrine analysis has to be performed. Neuro-ophthalmological study has
to be carried out in adenomas involving optic chiasm and/or cavernous sinuses, as well as in patients with
visual symptoms. Trans-sphenoidal surgery is the primary treatment for symptomatic or large NFPA.
Palabras Clave:
- Adenoma hipofisario
- Adenoma hipofisario no
funcionante
- Diabetes insípida central
- Hipopituitarismo
- Cirugía transesfenoidal
Keywords:
- Pituitary adenomas
- Non-functioning pituitary
adenomas
- Central diabetes insipidus
- Hypopituitarism
- Trans-sphenoidal surgery
ACTUALIZACIÓN
*Correspondencia
Correo electrónico: marta.araujo@salud.madrid.org
hectorfrancisco.escobar@salud.madrid.org
blacionales comunican una prevalencia de 190–280 casos por
cada millón de habitantes4
. Son las neoplasias intracraneales
más frecuente tras los meningiomas.
Su frecuencia varía ampliamente dependiendo de la edad
y el sexo, siendo ligeramente más frecuentes en mujeres y
entre los 40 y 60 años5
.
Aproximadamente el 95% ocurren de forma esporádica,
pero el 5% restante están relacionados con síndromes fami-
liares asociados a tumores. La neoplasia endocrina múltiple
tipo 1 (MEN1) es el más frecuente2,6-11
. Existen otros síndro-
mes hereditarios asociados a tumores hipofisarios como el
síndrome de Carney, el síndrome familiar aislado asociado a
AH y el síndrome de McCune-Albright, entre otros6,7
(ta-
bla 1). Se debe tener en cuenta que la presencia de anomalías
834 Medicine. 2020;13(15):833-845
ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (III)
5. Adenomas gonadotropos: suelen ser clínicamente
silentes y no secretar sus productos génicos de forma efi-
ciente.
6. Adenomas de células nulas (null cell): son adenomas
clínicamente no funcionantes que tienen una presentación
epidemiológica y clínica similar a los adenomas gonadotro-
pos silentes.
7. Adenomas dobles y plurihormonales: secretan varias
hormonas conjuntamente, pudiendo darse cualquier combi-
nación hormonal.
Adenomas hipofisarios no funcionantes
Los adenomas hipofisarios no funcionantes (AHNF) son
neoplasias hipofisarias benignas que no producen síndromes
de hipersecreción hormonal. Suponen el 25-35% de los AH.
El 70-90% son adenomas gonadotrópicos, lo que los con-
vierte en el tipo más común de macroadenoma hipofisario13
.
La prevalencia de los AHNF es de 7-22 casos por cada
100 000 habitantes y la tasa de incidencia de 1,02 por cada
100 000 habitantes y año13
. La mediana de edad en el mo-
mento del diagnóstico es de 52 años.
Los pacientes con AHNF suelen presentar síntomas neu-
rológicos debido al efecto masa del tumor, mientras que
otros pueden ser completamente asintomáticos y ser detec-
tados por primera vez en un estudio de imagen realizado por
razones no relacionados con síntomas atribuibles a patología
hipofisaria (incidentalomas hipofisarios)2
. La ausencia de
síntomas clínicos de hipersecreción hormonal causa un re-
traso en el diagnóstico. Drange et al.14
estimaron un tiempo
medio de retraso diagnóstico de 1,96 ± 2,9 años.
A continuación, se citan los principales grupos de signos
y síntomas relacionados con los AHNF. Cabe señalar que
esta clínica no es específica de los AHNF, pudiendo presen-
germinales en niños y adolescentes es significativamente ma-
yor que en adultos, pudiendo estar presentes en hasta apro-
ximadamente un 20% de los pacientes.
Clasificación de los adenomas
hipofisarios
Los AH se clasifican principalmente en base a su tamaño y
célula de origen. Según su tamaño se dividen en:
1. Microadenomas: menores de 1 cm.
2. Macroadenomas: mayores o iguales de 1 cm.
3. AH gigantes: mayores o iguales a 4 cm.
Un cambio importante en la nueva clasificación de la Or-
ganización Mundial de la Salud (OMS) (WHO 2017) es la
adopción de un linaje de células adenohipofisarias como el
principal criterio que guía la clasificación de los AH12
. En
base a ello, la última clasificación de la OMS (WHO 2017),
clasifica los AH en:
1. Adenomas somatotropos: típicamente producen acro-
megalia o gigantismo debido a un aumento de la producción
de GH.
2. Adenomas lactotropos: son AH productores de prolac-
tina que conducen a hiperprolactinemia, con el consecuente
hipogonadismo secundario.
3. Adenomas tirotropos: se pueden presentar como AH
productores de subunidad alfa o subunidades de tirotropina
(TSH), que no producen síntomas hormonales y general-
mente se presentan como macroadenomas productores de
clínica compresiva; o bien como un hipertirodismo secunda-
rio causado por la hipersecreción de TSH intacta.
4. Adenomas corticotropos: suele presentarse como sín-
drome de Cushing (SC), aunque una minoría de ellos son cor-
ticotropinomas silentes que no dan lugar a clínica hormonal.
TABLA 1
Síndromes familiares asociados a tumores hipofisarios
Síndrome Gen (cromosoma) Características clínicas
MEN1 90%: MEN1 (11q13.2)
10%: otros genes
Tumores pancreáticos, hipofisarios y paratiroideos. Los AH ocurren en el 40% y son la primera
manifestación en el 14%
MEN4 CDKN1B (12p13.1) Fenotipo similar a MEN1
FIPA AIP (11q13.2) ≥ 2 AH en una familia en ausencia de otros tumores asociados
Somatotropinoma familiar aislado 50%: AIP (11q13.2) ≥ 2 casos de acromegalia o gigantismo en una familia en ausencia de MEN1 o CNC
Síndrome de acromegalia ligado a X-linked* GPR101 (Xq26.3) Inicio muy joven de gigantismo y AH o hiperplasia. El sobrecrecimiento es diagnosticado
siempre antes de los 5 años
Complejo de Carney (CNC) 60%: PRKAR1A (17q24.2) Mixomas, tumores adrenales, testiculares y AH o hiperplasia hipofisaria. AH en el 75%
Neurofibromatosis tipo 1 NF1 (17q11.2) Lesiones pigmentadas (manchas color café con leche, efélides en pliegues cutáneos
y nódulos de Lisch) y neurofibromas cutáneos. AH en < 5%
Síndrome de McCune-Albright* GNAS (somática) Pubertad precoz periférica, pigmentación irregular de la piel café con leche y displasia fibrosa
del hueso. AH en 20%
Tumores hipofisarios relacionados con SDH SDHA (5p15.33)
SDHB (1p36.13)
SDHC (1q23.3)
SDHD (11q23.1)
Feocromocitomas/paragangliomas y AH. AH en < 1%
Síndrome de DICER1 DICER1 (14q32) Blastoma pleuropulmonar, nefroma quístico, tumores de células de Sertoli-Leydig, bocio y, más
raramente, sarcomas, displasias y blastoma hipofisario (secretor de ACTH)
ACTH: corticotropina; AH: adenomas hipofisarios; FIPA: adenomas hipofisarios aislados familiares; MEN1: neoplasia endocrina múltiple tipo 1; MEN4: neoplasia endocrina múltiple tipo 4; Herencia
autosómica dominante excepto para*.
Adaptada de Araujo-Castro M, et al2
, Alrezk R, et al8
, Vasilev V, et al9
, Shaid M, et al10
, Pepe S, et al11
.
Medicine. 2020;13(15):833-845 835
ADENOMAS HIPOFISARIOS Y ADENOMAS HIPOFISARIOS NO FUNCIONANTES
tarse en cualquier masa selar, entre ellas también en los AH
funcionantes (AHF).
Clínica compresiva/por efecto masa
Cefalea
La cefalea es uno de los síntomas más frecuentes por efecto
masa del tumor (37-70%). La presentación de la cefalea en
los AH recuerda a la de las cefaleas primarias como la migra-
ña o la cefalea tensional15
. Se cree que las cefaleas son el re-
sultado del estiramiento de la vaina dural, pero no necesaria-
mente se correlacionan con el tamaño del tumor16
.
Afectación visual
El tipo más común de afectación visual es la pérdida del cam-
po visual, típicamente una disminución de la visión en los
campos temporales (cuadrantanopsia temporal superior o
hemianopsia temporal). Sin embargo, debe tenerse en cuenta
que los AH pueden crecer de forma asimétrica y causar dife-
rentes tipos de afectación campimétrica, o incluso pérdida de
agudeza visual o de la visión de los colores (principalmente
del verde y del rojo) secundaria a la compresión del nervio
óptico17,18
.
Los defectos del campo visual y la disminución de la visión
ocurren en el 9-32% y 4-16% de los pacientes con AH, res-
pectivamente19
. Con menos frecuencia (menos del 5%), puede
aparecer diplopía por la afectación de los nervios oculomoto-
res en el seno cavernoso, generalmente asociado con apoplejía
hipofisaria o a AH grandes o de crecimiento rápido20
.
La afectación visual tiende a correlacionarse con el tama-
ño del tumor. El inicio de los déficits visuales suele ser tan
gradual que muchos pacientes no acuden a consulta oftalmo-
lógica hasta meses o incluso años después del inicio de los
síntomas.
Hipopituitarismo
Otros síntomas derivados del efecto de masa son los relacio-
nados con el hipopituitarismo. Está presente en el 44% de
los AHNF. La función gonadotrófica (libido y función se-
xual) suele ser la que se afecta primero, seguida de la función
somatotrófica, tirotrófica y corticotrófica.
Déficit de hormona foliculoestimulante y hormona
luteinizante
La deficiencia de gonadotropinas produce hipogonadismo
hipogonadotrófico (hipogonadismo secundario) tanto en
mujeres como en hombres. En mujeres premenopáusicas
aparecen menstruaciones irregulares o amenorrea, infertili-
dad anovulatoria, sofocos y, finalmente, atrofia vaginal. En
varones se traduce en una disminución de la libido, disfun-
ción eréctil y disminución de la masa ósea y muscular.
Déficit de hormona del crecimiento
En los niños, el déficit de hormona del crecimiento (GH) se
manifiesta como talla baja o disminución de la velocidad del
crecimiento; en los adultos cursa con cambios en la compo-
sición corporal (aumento de la masa grasa con una disminu-
ción de la masa corporal magra), disminución de la densidad
mineral ósea (DMO), deterioro de la calidad de vida y au-
mento de las tasas de mortalidad.
Déficit de tirotropina
La clínica del déficit de TSH (hipotiroidismo secundario) es
similar a la del hipotiroidismo primario e incluye fatiga, in-
tolerancia al frío, disminución del apetito, estreñimiento,
hinchazón facial, piel seca, bradicardia, retraso en la fase de
relajación de los reflejos tendinosos profundos y anemia, en-
tre otros. El grado de síntomas y la frecuencia de las anoma-
lías físicas se relaciona, generalmente, con la gravedad del
hipotiroidismo. No obstante, en pacientes con hipotiroidis-
mo de larga evolución los síntomas son mejor tolerados por
el paciente y pueden pasar desapercibidos con mayor fre-
cuencia.
Déficit de corticotropina
La presentación clínica de la deficiencia de corticotropina
(ACTH) (insuficiencia suprarrenal secundaria —ISS—) de-
pende casi exclusivamente de la deficiencia de cortisol resul-
tante. En su forma más grave, la ISS conduce a la muerte
debido al colapso vascular (el cortisol es necesario para man-
tener el tono vascular periférico). Una forma menos grave
del mismo fenómeno es la hipotensión postural y la taquicar-
dia. La deficiencia crónica leve puede provocar astenia, ano-
rexia, pérdida de peso, disminución de la libido, hipogluce-
mia y eosinofilia. La ISS se diferencia de la insuficiencia
suprarrenal primaria en que no se asocia a déficit de aldoste-
rona (ausencia de síndrome pierde sal debido a que el eje
mineralocorticoide se encuentra regulado principalmente
por el sistema renina-angiotensina-aldosterona) ni a hiper-
pigmentación (ya que la secreción de proopiomelanocortina
—POMC— no se encuentra aumentada, por ello tampoco la
hormona melanoestimulante —MSH— que es la responsa-
ble de estimular la síntesis de melanina en la insuficiencia
suprarrenal primaria)21
.
Déficit de prolactina
La única manifestación clínica conocida de deficiencia de
prolactina es la incapacidad para amamantar después del
parto.
Otras manifestaciones
Los tumores de gran tamaño con expansión posterosuperior
hacia el tercer ventrículo pueden inducir hidrocefalia obs-
tructiva. Como consecuencia, la presión intracraneal aumen-
ta y se pueden desarrollar varios síntomas como cefalea, náu-
seas, papiledema, pérdida del control de los esfínteres,
amnesia, falta de coordinación o equilibrio, irritabilidad,
cambios de personalidad, problemas de atención, somnolen-
cia o coma22
. Por otro lado, en el contexto de AHNF gigan-
tes, la invasión de los lóbulos frontales puede estar asociada
a crisis convulsivas generalizadas o incluso demencia; la ex-
tensión anterior con obstrucción nasal, cefalea, hemorragias
nasales recurrentes y/o rinorrea; la extensión inferior con
836 Medicine. 2020;13(15):833-845
ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (III)
inestabilidad de la articulación craneocervical y la extensión
posterior con compresión del tronco encefálico y síndrome
cerebeloso.
Incidentaloma hipofisario
Se entiende por incidentaloma hipofisario aquella lesión hi-
pofisaria previamente insospechada que se descubre en un
estudio de imagen realizado por un motivo no relacionado2
.
Por definición, el estudio de imagen no se ha realizado por
un síntoma específicamente relacionado con la lesión como
la pérdida visual o una manifestación clínica de hipopituita-
rismo o exceso de hormonas, sino para la evaluación de sín-
tomas como cefalea u otro trastorno neurológico no relacio-
nado o un traumatismo craneoencefálico23
.
En los estudios de autopsia, la frecuencia promedio de
AH es de un 10,6%, sin encontrarse diferencias en la distri-
bución por sexos. Casi todos son microadenomas16
.
Apoplejía hipofisaria
Una forma infrecuente de presentación pero que requiere
una atención especial es la apoplejía hipofisaria24
. La preva-
lencia es de un 2-12% en pacientes con AH, y ocurre con
mayor frecuencia en los portadores de AHNF (45-82% de
los casos de apoplejía). Puede ocurrir a cualquier edad, pero
es más frecuente entre la quinta y sexta década de la vida y
ligeramente más frecuente en varones. En el 10-40% de los
pacientes se identifica algún factor precipitante como son
los procedimientos angiográficos y quirúrgicos y los test di-
námicos (insulina, TRH, GnRH, GHRH y mucho menos
frecuente CRH)25
.
Su presentación clínica es muy variable y viene determi-
nada en gran medida por el grado de hemorragia, necrosis y
edema. La presentación puede ser aguda y dramática, con gra-
ves déficits neurológicos, coma e incluso muerte, o subaguda
con síntomas más leves que evolucionan durante días o sema-
nas. La evolución clínica suele completarse desde las pocas
horas del inicio del cuadro hasta dos días después del inicio.
La forma más habitual de presentación es de forma súbita,
asociando cefalea, náuseas y vómitos, alteraciones de la agude-
za visual, oftalmoplejia y disminución del nivel de conciencia.
Se asocia casi invariablemente a déficit hormonal hipofisario,
siendo el déficit de ACTH el más frecuente de todos ellos y
el de mayor relevancia clínica, ya que si no se instaura trata-
miento corticoideo puede conducir a la muerte del paciente.
Manejo diagnóstico
El estudio inicial de los AH tiene tres objetivos principales
cuyo objetivo final va a ser decidir la actitud a seguir en cada
caso (observación, tratamiento médico, cirugía u otros trata-
mientos).
Realizar un estudio de la función hipofisaria para deter-
minar si existe alguna deficiencia o hipersecreción hormonal,
y con ello:
1. Decidir si el paciente es subsidiario de tratamiento
médico (prolactinomas).
2. Decidir si el paciente es subsidiario de tratamiento
sustitutivo con glucocorticoides, tiroxina, hormona antidiu-
rética (ADH) u otro tipo de tratamiento.
3. Obtener una adecuada evaluación radiológica para la
correcta caracterización de la lesión hipofisaria y la planifica-
ción del tratamiento quirúrgico en caso de estar indicado.
4. Realizar una evaluación neurooftalmológica comple-
ta para determinar la existencia y grado de los defectos visua-
les de cara a planificar la necesidad y la urgencia del trata-
miento.
Estudio hormonal
El estudio hormonal generalmente debe preceder a las prue-
bas de imagen, salvo en el caso de incidentalomas hipofisa-
rios. Se debe realizar en todos los pacientes, preferentemen-
te de forma ambulatoria y antes de programar un ingreso
para cirugía hipofisaria.
Se realizarán determinaciones basales en sangre y, en al-
gunos casos, se completará el estudio con cortisol en orina de
24 horas (CLU), determinaciones de cortisol salival, pruebas
funcionales o/y otro tipo de estudios. Las determinaciones
analíticas basales que se deben realizar en todos los pacientes
se muestran en la tabla 2.
Una de las determinaciones hormonales más importan-
tes es la de prolactina, ya que los prolactinomas son los úni-
cos AH cuyo tratamiento de elección es médico, con agonis-
tas dopaminérgicos (AD).
A continuación, se detalla el diagnóstico hormonal de los
síndromes de hipofunción hipofisaria/hipopituitarismo26
. En
la tabla 3 se presenta un resumen del diagnóstico de los sín-
dromes de hipofunción e hiperfunción hipofisaria.
Déficit de hormona foliculoestimulante y hormona
luteinizante
En todos los pacientes con AH se debe realizar una determi-
nación de LH y FSH, junto con la determinación de estra-
diol en mujeres premenopáusicas y de testosterona libre y
TABLA 2
Estudio analítico básico en pacientes con adenomas hipofisarios
Eje Estudio hormonal
General Bioquímica general, incluyendo sodio, potasio, glucosa
y creatinina
Corticotropo ACTH y cortisol sérico basal
Si sospecha de síndrome de Cushing: test de supresión con
dexametasona (test de Nugent), cortisol salivar/sérico
nocturno, cortisol libre en orina de 24 horas (x2)
Tirotropo TSH y T4 libre séricas
Somatotropo GH e IGF-1
Gonadotropo FSH, LH y estradiol (mujeres en edad fértil) o testosterona
total y libre y SHBG (varones)
Lactotropo Prolactina basal. Si determinación patológica, realizar
segunda determinación tras reposo de 30 minutos.
Macroprolactina: en pacientes asintomáticos con
hiperprolactinemia
ACTH: corticotropina; GH: hormona del crecimiento; FSH: hormona foliculoestimulante; LH:
hormona luteinizante; TSH: tirotropina.
Medicine. 2020;13(15):833-845 837
ADENOMAS HIPOFISARIOS Y ADENOMAS HIPOFISARIOS NO FUNCIONANTES
total en varones. La presencia de niveles de testosterona ba-
jos, junto con concentraciones bajas o normales de gonado-
tropinas confirma el diagnóstico de hipogonadismo secunda-
rio por déficit de FSH/LH en varones. En mujeres se
confirma si los niveles de FSH/LH son normales o bajos y la
paciente presenta clínica de hipogonadismo (amenorrea y/u
oligomenorrea). En todos los pacientes con hipogonadismo
se debe descartar hiperprolactinemia.
Déficit de hormona del crecimiento
Puede establecerse el diagnóstico de déficit de GH (DGH)
ante niveles de IGF-1 de 2 desviaciones estándar para edad y
sexo en presencia de 3 o más déficits hormonales concomi-
tantes. En el resto de los pacientes se deben realizar pruebas
dinámicas para establecer el diagnóstico. En un contexto clí-
nico adecuado, se necesita la positividad de una única prueba
para confirmar el diagnóstico. Las pruebas validadas en
TABLA 3
Evaluación inicial de los adenomas hipofisarios
1. Evaluación hormonal
Eje lactotropopo
Hiperfunción
Prolactina sérica basal > 250 ng/ml: prolactinoma, excluir fármacos (risperidona, sulpiride, haloperidol, metoclopramida, etc.); > 500 μg/l: macroprolactinoma; < 100 ng/mlymacroadenoma
(efecto gancho): dilución de la muestra 1:100
Precipitación en polietinilglicol (macroprolactina). En hiperprolactinemia asintomática
Hipofunción
Prolactina sérica basal: baja
Eje corticotropo
Hiperfunción
Test de screening*. CLU (al menos 2 mediciones), cortisol salival nocturno (X2), DST de 1 mg, DST largo con dosis bajas (2 mg/día durante 48 horas)
Pruebas confirmatorias. 2 mg-TSD, cortisol sérico nocturno, prueba CRH, prueba DEX-CRH, prueba DDAVP, CBSP, otros estudios
Hipofunción
Cortisol sérico 8 am > 18 μg/dl: se descarta ISS**; < 3,6-5 μg/dl: se diagnóstica ISS; 3,6/5-18 μg/dl: test dinámicos (TII, 250 o 1 μg Synachten)
ACTH sérica basal: baja o normal
Eje somatotropo
Hiperfunción
IGF-1. Normal: excluye acromegalia/gigantismo; elevada para edad y sexo: SOG (si GH < 1 ng/ml, se descarta el diagnóstico)
Hipofunción
Adultos. IGF-1: en pacientes con ≥ 3 deficiencias hormonales hipofisarias, una IGF-1 baja es diagnóstica de DGHA. Si hay < 3 deficiencias e IGF-1 baja, se debe realizar una prueba de
estímulo (≥ 2 pruebas anormales confirman el diagnóstico)
Recién nacidos. GH basal < 20 ng/ml + datos clínicos compatibles confirman el diagnóstico
Infancia. IGF-1 baja + datos clínicos compatibles + ≥ 2 pruebas de estímulo de GH anormales confirman el diagnóstico
Eje gonadotropo
Hiperfunción
FSH y LH séricas. FSH normal o levemente elevada; LH suprimida o normal; subunidad e inhibina sérica normal o elevada
Estradiol sérico. elevado en mujeres premenopáusicas. Testosterona sérica libre y total: ligeramente por debajo del rango de referencia, normal o elevada
Hipofunción
FSH y LH séricas: baja o normal
Estradiol: baja en mujeres premenopáusicas (en mujeres posmenopáusicas no se recomienda su medición de rutina). Testosterona libre y total: baja
Eje tirotrópico
Hiperfunción
TSH sérica. Alta o normal; LT4 y LT3 séricas: altas; relación molar α-GSU/TSH: elevada
Prueba dinámica para el diagnóstico confirmatorio. No hay respuesta a la prueba de supresión de T3 y a la prueba de TRH
Hipofunción
TSH sérica. Normal o baja; LT4: baja
2. Evaluación radiológica
TAC: complementaria a la RM (evaluación del marco óseo, presencia de calcificaciones) o si existe contraindicación absoluta para la RM
RM hipofisaria (1,5 o 3 teslas): protocolo de microadenoma y macroadenoma (los planos axiales no suelen ser útiles, las pruebas dinámicas solo en microadenomas)
Secuencias avanzadas (espectroscopía, tensor de difusión, transferencia de magnetización): poco útiles
3. Evaluación oftalmológica
Agudeza visual (gráficos de Snellen)
Prueba de campo visual central automatizada estándar (24/30 grados)
OCT: capa de fibra nerviosa retiniana peripapilar y complejo de células ganglionares o grosor macular de la capa plexiforme interna de células ganglionares
ACTH: corticotropina; CBG: globulina corticotrópica de construcción; CBSP: cateterismo bilateral de senos petrosos; CLU: cortisol libre en orina; DDAVP: desmopresina; DEX-CRH: prueba de
dexametasona-CRH; DGH: déficit de GH; DGHA: déficit de GH en adultos; DST: prueba de supresión de dexametasona; FSH: hormona foliculoestimulante; GH: hormona del crecimiento; ISS: insuficiencia
suprarrenal secundaria; LH: hormona luteinizante; ISS: insuficiencia suprarrenal secundaria; OCT: tomografía de coherencia óptica; RM: resonancia magnética; SOG: prueba de tolerancia oral a la
glucosa; TAC: tomografía axial computarizada; TTI: prueba de tolerancia a la insulina. *La detección solo debe realizarse si existen datos clínicos de sospecha de hipercortisolismo. **Si no existe
sospecha de un aumento en los niveles de CBG y empleando rangos de referencia acorde a la técnica utilizada y la población estudiada. Adaptada de Araujo-Castro M, et al2
.
838 Medicine. 2020;13(15):833-845
ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (III)
DGH del adulto son la hipoglucemia insulínica, arginina
más GHRH y GHRP6 más GHRH.
No se recomienda de rutina la realización de pruebas di-
námicas para el diagnóstico del DGH en la evaluación inicial
de los AH. Únicamente deberían realizarse en aquellos pa-
cientes que se consideren subsidiarios de tratamiento con
GH, tras un tratamiento primario del AH y persistencia de
DGH (ver más abajo el tratamiento del déficit de GH).
Déficit de tirotropina
Son necesarias la determinación de T4 libre (T4L) y de
TSH para establecer el diagnóstico. El diagnóstico de hipo-
tiroidismo secundario se establece ante niveles de T4L bajos,
junto con niveles de TSH normales o bajos.
Déficit de corticotropina
Las determinaciones iniciales incluyen la medición de los ni-
veles de cortisol sérico y de ACTH a las 8:00 am. Se acepta
que un nivel basal de cortisol menor de 3,6 μg/dl (100 nmol/l),
junto con una concentración de ACTH normal o baja es
diagnóstico de ISS y no requiere la realización de estudios
adicionales. Una concentración sérica de cortisol basal (en si-
tuación de no estrés) mayor de 18 μg/dl (500 nmol/l) (21 μg/dl
en mujeres en tratamiento con anticonceptivos hormonales
orales —ACHO—) excluye un déficit de ACTH. Si las cifras
de cortisol basal se encuentran entre 3,6 y 18 μg/dl) (21 μg/dl
en mujeres en tratamiento con ACHO) se exige la realización
de pruebas dinámicas. La prueba de estímulo corto con
ACTH (250 o 1 μg por vía intravenosa), con determinaciones
de cortisol a los 0 y 60 minutos suele ser suficiente para el
diagnóstico en pacientes con AH. La prueba de hipoglucemia
insulínica/de tolerancia insulínica (TII) es el patrón estándar
para el diagnóstico de ISS, pero no es necesario en la mayoría
de los pacientes, ya que la mayor parte de los casos van a ser
intervenidos y tendrán que ser reevaluados en el posoperato-
rio, y someterlos a un TII puede considerarse arriesgado. El
TII está contraindicado en pacientes con cardiopatía isqué-
mica, antecedentes de convulsiones y en ancianos.
Déficit de prolactina
Su diagnóstico se establece ante concentraciones bajas de
prolactina.
Estudio radiológico
Los estudios de imagen son importantes para localizar la le-
sión, definir su tamaño y extensión local, establecer el diag-
nóstico diferencial de las lesiones selares, definir la presencia
de posibles complicaciones (hemorragia) y como base para el
control evolutivo posterior. Deben realizarse lo más cerca
posible en el tiempo del acto quirúrgico, pero no antes de
3 meses, para evitar artefactos inducidos por la intervención.
La tomografía computadorizada (TC) en ocasiones se
puede emplear como prueba de imagen en aquellos pacientes
que presenten una contraindicación absoluta para la reso-
nancia magnética (RM). Aunque generalmente se emplea
como complemento de la RM para la valoración del marco
óseo y detectar la presencia de calcificaciones.
La prueba de imagen de elección es la RM de alta resolu-
ción con administración de gadolinio. Presenta las ventajas de
permitir un escaneo multiplanar directo, la ausencia de radia-
ción ionizante y la buena discriminación radiológica de las
distintas regiones anatómicas. Cuando se sospecha la presen-
cia de un AH u otra masa paraselar, se debe solicitar una RM
centrada de forma específica en la hipófisis, dado que con fre-
cuencia los cortes de RM cerebral habituales no son adecua-
dos para la visualización de tumores hipofisarios relativamen-
te pequeños. La RM hipofisaria incluye el estudio del quiasma
óptico, hipotálamo, tallo hipofisario y senos cavernosos y esfe-
noides. La RM potenciada en T1 de alta resolución en plano
sagital y coronal, antes y después de la administración de con-
traste, permite la identificación de la mayor parte de las masas
hipofisarias27
. La RM no diferencia los distintos tipos de AH28
.
Las estructuras de la región selar se visualizan mejor usando
secuencias ponderadas en T1 que producen imágenes con lí-
quido cefalorraquídeo (LCR) oscuro, cerebro gris y la hipófi-
sis y la grasa blanca. La evaluación cuidadosa del tamaño del
AH y su extensión es primordial, incluyendo la valoración de
la extensión al seno cavernoso o región supraselar.
Para la clasificación radiológica se utilizan 2 tipos de es-
calas, la clasificación de Hardy y de Knosp, tal como se des-
cribe en la figura 1. La presencia de un foco hipointenso
antes de la administración de contraste es sugestiva de un
AH, y un área hipointensa focal en la glándula hipofisaria
tras la administración de contraste constituye la presentación
radiológica más común de un AH, aunque otras lesiones fo-
cales no adenomatosas de la glándula (por ejemplo, quistes
de la bolsa de Rathke, meningiomas, craneofaringiomas) en
ocasiones tienen una apariencia similar (ver diagnóstico dife-
rencial a continuación) y, por otra parte, los macroadenomas
hipofisarios pueden presentar un comportamiento radiológi-
co atípico, siendo en ocasiones difícil diferenciarlos de una
hiperplasia hipofisaria (fig. 2).
Estudio oftalmológico
Generalmente, los pacientes que presenten microadenomas
o macroadenomas cercanos al quiasma o a los senos caverno-
sos, o que presenten síntomas visuales deben ser sometidos a
una evaluación neurooftalmológica completa. Esta evalua-
ción incluye una valoración de la agudeza visual, motilidad
ocular, fondo de ojo, campos visuales y una tomografía de
coherencia óptica (OCT)18
. Realizar un estudio oftalmológi-
co completo es crucial, ya que sus resultados serán decisivos
para establecer la indicación y la urgencia del tratamiento
quirúrgico. La OCT es una prueba no invasiva que resulta de
utilidad para determinar la pérdida axonal y ganglionar de la
retina. Es más sensible para detectar afectación visual precoz
y tiene mayor valor pronóstico de cara a la recuperación vi-
sual posoperatoria. La recuperación visual a largo plazo des-
pués de la descompresión quirúrgica se puede predecir por
los hallazgos prequirúrgicos de la OCT. Los pacientes con
OCT normal muestran una mayor propensión a la recupera-
ción visual. En cambio, un adelgazamiento preoperatorio de
capa de fibras de las células ganglionares se correlaciona con
una peor recuperación visual.
Medicine. 2020;13(15):833-845 839
ADENOMAS HIPOFISARIOS Y ADENOMAS HIPOFISARIOS NO FUNCIONANTES
Diagnóstico diferencial
Se debe realizar un diagnóstico diferencial con otras lesiones
que se pueden presentar en la región selar. Debido a que
existen más de 30 entidades que pueden afectar a esta región,
a continuación se mencionan las principales que se deben
tener en cuenta por su mayor prevalencia. Al evaluar las en-
fermedades selares, en primer lugar, se debe localizar el pro-
ceso en selar, paraselar o en el compartimento supraselar. En
base a los conocimientos de los procesos comunes y poco
comunes en esa región, la edad y la clínica del paciente y las
características de imagen del proceso, se limitan las posibili-
dades diagnósticas29
.
Fig. 1. Esquema descriptivo de la Clasificación radiológica de Knosp y de Hardy. En la parte superior se describe la clasificación de Knosp, la cual tiene en cuenta la
invasión tumoral del seno cavernoso según las secciones coronales de la resonancia magnética. El círculo azul dentro de la cavidad selar representa al tumor hipo-
fisario y los diferentes grados de invasión tumoral a las estructuras del seno cavernoso en sus diversos estadios. En la parte inferior, se describe la clasificación de
Hardy, la cual divide a los adenomas hipofisarios en cuatro grados, basados en su tamaño y grado de invasión de la silla turca.
840 Medicine. 2020;13(15):833-845
ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (III)
Hiperplasia hipofisaria
Existen condiciones fisiológicas que pueden conducir a una
hiperplasia hipofisaria como son la pubertad, el embarazo/
estado posparto o, raramente, el fallo de una glándula diana
(por ejemplo, en el hipotiroidismo primario). En la hiperpla-
sia fisiológica, la glándula aumenta de tamaño simétricamen-
te y presenta una captación homogénea de contraste.
Meningioma
Los meningiomas son más frecuentes en mujeres (ratio
2-3:1) y la edad media al diagnóstico es de 65 años. En la
neuroimagen, presentan captación en la duramadre (cola du-
ral) que se observa infrecuentemente en el caso de macroa-
denomas y, en caso de existir, suele ser menos extensa que en
los meningiomas. La hiperostosis del hueso adyacente tam-
bién apoya el diagnóstico de meningioma (fig. 3A y B).
Metástasis
Las metástasis hipofisarias representan del 1 al 2% de las
masas selares. Ocurren más comúnmente en el cáncer de
mama en mujeres y en el de pulmón en varones, pero se
pueden ver con otros tipos de cáncer. Un dato clave para el
diagnóstico diferencial es la presencia de diabetes insípida
central (DIC), que no aparece en los AH. La diferenciación
de las metástasis hipofisarias de otros tumores hipofisarios
basada solo en neuroimagen puede ser difícil, aunque ciertas
características, como el engrosamiento del tallo hipofisario,
la invasión del seno cavernoso y la esclerosis de la silla turca
circundante son sugestivas de metástasis hipofisaria (fig. 3C).
Craneofaringioma
Los craneofaringiomas son tumores benignos sólido-quísti-
cos o puramente sólidos que surgen de los restos de la bolsa
de Rathke. La mayoría son intraselares o supraselares. Apro-
ximadamente el 50% aparecen en la infancia y la adolescen-
cia. El otro 50% aparecen a partir de los 20 años. Los prin-
cipales síntomas en el momento del diagnóstico son retraso
del crecimiento en niños y afectación visual en adultos. Ade-
más, también son frecuentes las deficiencias hormonales hi-
pofisarias y la DIC.
Quiste de la bolsa de Rathke
Es un quiste benigno no neoplásico congénito. Más común-
mente involucra tanto los compartimentos selares como su-
praselares, aunque puede ser únicamente selar o, más rara-
mente, exclusivamente supraselar en localización. Suponen
el 3-9% de todas las lesiones selares. Sus características ra-
diológicas son variables, dependiendo de su contenido (por
ejemplo, proteínas, colesterol, hemorragia). En las imágenes
ponderadas en T1 pueden ser hiperintensos (38-40%), hi-
pointensos (24-40%) o isointensos (17-36%). No obstante,
en T2 la mayoría son hiperintensos (fig. 3D y E).
Pituicitoma
Los pituicitomas son gliomas indolentes de bajo grado (gra-
do 1) que derivan de los pituicitos de la hipófisis posterior.
Aparecen en la población adulta y más frecuentemente en los
varones. Clínicamente cursan, principalmente, con altera-
ciones campimétricas; le siguen por orden de frecuencia la
Fig. 2. Apariencia radiológica de un macroadenoma hipofisario. Se observa una lesión isointensa, de 16 x 12 x 12 mm, en un corte coronal en la secuencia T1, previa
administración de contraste (A) y posterior a la administración del mismo (B), en la que destaca una captación homogénea de gadolinio. La misma lesión, al ser ob-
servada en secuencia T2, es hiperintensa (C).
A B C
Medicine. 2020;13(15):833-845 841
ADENOMAS HIPOFISARIOS Y ADENOMAS HIPOFISARIOS NO FUNCIONANTES
cefalea y los déficits hormonales adenohipofisarios. En la
RM son isointensos en T1 e hiperintensos en T2, con un
gran realce tras la administración de gadolinio debido a su
importante vascularización, por lo que radiológicamente es
muy difícil diferenciarlo del AH.
Cordomas
Los cordomas son neoplasias óseas raras de crecimiento len-
to y localmente agresivas que surgen de los restos embriona-
rios de la notocorda. A menudo surgen del clivus y se presen-
tan con cefalea, afectación visual e hipopituitarismo. Suelen
ser heterogéneamente brillantes en las imágenes ponderadas
en T2 en la RM.
Absceso hipofisario
El absceso hipofisario es una lesión hipofisaria poco frecuen-
te, supone el 0,2-0,6% de todas las lesiones hipofisarias. Clí-
nicamente se caracteriza por síntomas vagos de cefalea, aste-
nia y manifestaciones de hipopituitarismo. En la RM
presentan un realce en anillo con un área central de necrosis
tras la administración de contraste.
Hipofisitis
Las hipofisitis constituyen un conjunto de lesiones inflama-
torias que afectan a la glándula hipofisaria y al tallo hipofi-
sario. Se distinguen 3 tipos de hipofisitis primarias: linfocí-
Fig. 3. Diagnóstico diferencial de las masas hipofisarias. Meningioma selar, secuencia T1, sin administración de contraste (A) y secuencia T1 con contraste (B), pre-
senta extensa cola dural tras la administración de gadolinio. Metástasis hipofisaria, secuencia T1 sin contraste en el que se evidencian bordes irregulares de la lesión (C).
Quiste de la bolsa de Rathke que presenta captación isointensa en T1 (D) y secuencia T2 en la que se observa hiperintensidad de la lesión (E). Hipofisitis en la que se
observa una captación difusa del contraste en la secuencia T1 (F).
A B C
D E F
842 Medicine. 2020;13(15):833-845
ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (III)
ticas, granulomatosas y xantomatosa. Las hipofisitis lin-
focíticas son la forma más frecuente de inflamación crónica
de la hipófisis y se considera que tienen un origen autoin-
munitario. Clínicamente cursa con síntoma derivados del
efecto masa de la lesión. En la RM se observa un agranda-
miento hipofisario que suele ser simétrico y de densidad
homogénea. En el 70% de ellos se observa realce de la le-
sión tras la administración de contraste paramagnético
(fig. 3F).
Manejo terapéutico
Aunque los AHNF suelen ser lesiones de naturaleza benigna,
a veces comprimen estructuras locales o invaden el tejido
cerebral. Los objetivos del tratamiento son aliviar los efectos
por compresión local de la masa, al tiempo que se conserva
la función trófica hipofisaria. Las tres modalidades terapéu-
ticas existentes incluyen los abordajes quirúrgico, radiotera-
péutico y médico27
. En algunos pacientes se puede optar por
una actitud expectante.
Tratamiento quirúrgico
Los objetivos de la cirugía serán eliminar o reducir el efecto
de masa local del tumor, preservar la función hipofisaria y el
resto de las estructuras nerviosas adyacentes (nervios ópticos
y oculomotores) y eliminar o reducir el riesgo de recidiva en
el futuro30
.
Existen una serie de recomendaciones generales de la ci-
rugía hipofisaria. No obstante, habrá que individualizar el
tratamiento en cada caso, teniendo en cuenta la edad y las
comorbilidades del paciente. Se citan a continuación las in-
dicaciones principales de cirugía hipofisaria en los AHNF31
:
1. AHNF sintomáticos, incluyendo defectos del campo
visual, o pérdida visual, diplopía u oftalmoparesia, disfunción
endocrina, hidrocefalia y cefaleas refractarias (no atribuibles
a otros síndromes de cefalea).
2. AHNF asintomáticos con crecimiento progresivo en
las pruebas de imagen, lesión cercana o que comprime los
nervios ópticos o el quiasma en la RM o con signos radioló-
gicos de agresividad (infiltración extensa de hueso, clivus,
etc.).
3. Apoplejía hipofisaria, especialmente si asocia algún
tipo de déficit neurológico
Se recomienda la realización de este tipo de intervencio-
nes en unidades multidisciplinares especializadas en centros
con alto volumen de pacientes con tumores hipofisarios y
por parte de neurocirujanos expertos30
.
La vía de abordaje más utilizada es la transesfenoidal,
quedando los abordajes transcraneales como segunda opción
de abordaje para los AH gigantes e invasivos con importantes
restos paraselares. La cirugía transesfenoidal se puede reali-
zar por vía microscópica o endoscópica, sin existir todavía
suficiente evidencia para considerar que una opción sea me-
jor que la otra32
.
Complicaciones posquirúrgicas
La tasa de complicaciones y mortalidad están estrechamente
relacionadas con la experiencia del neurocirujano. En cen-
tros de referencia, la tasa de mortalidad es inferior al 1%. Las
complicaciones posoperatorias como la fístula del LCR, me-
ningitis, lesión vascular, DIC persistente o el desarrollo de
nuevos defectos campimétricos ocurren en menos de un 5%
de los casos.
Las alteraciones del balance hídrico son las más frecuen-
tes, principalmente DIC (con frecuencia transitoria) y el sín-
drome de secreción inadecuada de ADH (SIADH). El
SIADH puede ocurrir dentro de los primeros 3-7 días des-
pués de la operación, con una incidencia que oscila entre un
4-20%. La DIC ocurre en el 18-31% de los pacientes, gene-
ralmente a las 24-48 horas de la cirugía y se resuelve cuando
las células secretoras de ADH recuperan su función normal
(salvo en caso de daño permanente). Otra entidad, mucho
menos frecuente, es el síndrome pierde sal cerebral, que se
presenta habitualmente dentro de los 10 primeros días tras el
procedimiento neuroquirúrgico.
Seguimiento posquirúrgico
En cuanto al seguimiento posquirúrgico, se debe realizar una
nueva valoración hormonal al mes de la intervención, de cara
a valorar el desarrollo o persistencia de deficiencias hormo-
nales o su recuperación tras la intervención.
Los pacientes con cortisol sérico 8:00-9:00 menor de
3,6 μg/dl presentan ISS y se debe mantener o instaurar tra-
tamiento con hidrocortisona generalmente en dosis de
15-20  mg/día. Si el cortisol sérico es mayor de 18  μg/dl
(21 μg/dl si ACHO) se considera que presentan normalidad
del eje hipófiso-suprarrenal y no precisan tratamiento susti-
tutivo con hidrocortisona (teniendo siempre en cuenta el
punto de corte específico para cada grupo poblacional y
el método de ensayo empleado para su análisis). En pacientes
con niveles entre 3,6 y 18 μg/dl (21 μg/dl si ACHO) son ne-
cesarios test dinámicos para valorar la integridad del eje hi-
potálamo-hipofisario-adrenal. La prueba de estímulo con
ACTH (1 o 250 μg por vía intravenosa) no tiene fiabilidad
en el posoperatorio inmediato, ya que puede no detectar co-
rrectamente una ISS de reciente comienzo, por lo que puede
ser necesario realizar un TTI, otras pruebas como la de
metopirona o repetir el estudio pasados 3 meses en el que ya
será valorable la prueba de ACTH, manteniendo el trata-
miento con glucocorticoides hasta confirmar la normalidad
del eje.
Si el paciente ha precisado desmopresina, se debe reeva-
luar la necesidad de continuar el tratamiento, tras su retirada
y la cuantificación de la diuresis, principalmente nocturna.
No suele ser necesario realizar la prueba de deprivación hí-
drica.
Si el ciclo menstrual no se reanuda en mujeres premeno-
páusicas, se considerará la terapia de reemplazo hormonal
sustitutivo (THS). En varones con niveles de testosterona
bajos se iniciará tratamiento sustitutivo con testosterona.
En caso de hipotiroidismo secundario prequirúrgico, se
debe disminuir la dosis de levotiroxina para medir T4L (la
determinación de TSH no tiene utilidad para el ajuste de
tratamiento en el hipotiroidismo secundario).
Medicine. 2020;13(15):833-845 843
ADENOMAS HIPOFISARIOS Y ADENOMAS HIPOFISARIOS NO FUNCIONANTES
Tratamiento del déficit de hormona luteinizante/
hormona foliculoestimulante
El tratamiento del hipogonadismo debe realizarse en aquellos
pacientes no candidatos/subsidiarios de cirugía hipofisaria o
con déficit permanente de gonadotropinas tras la intervención
u otros tratamientos (tratamiento médico, radioterapia).
En varones, el objetivo principal de la terapia con testos-
terona es mantener la concentración de testosterona en el
rango normal. Actualmente se encuentran disponibles dis-
tintas preparaciones comerciales de testosterona. Existen
formulaciones tópicas en forma de geles con diferentes con-
centraciones de testosterona (desde 1 al 2%), parches de tes-
tosterona (no disponible en España) y formulaciones paren-
terales para su administración intramuscular que tienen la
ventaja de su administración mensual o trimestral.
En mujeres, se debe iniciar terapia hormonal sustitutiva
o anticonceptivos orales en aquellas en edad premenopáusica
con hipogonadismo secundario. Se recomienda mantener el
tratamiento hasta los 50 a 51 años26
. En aquellos pacientes
con deseo gestacional, la administración de GnRH pulsátil
en infusión (bomba) o gonadotropinas intramusculares o
subcutáneas se considera una terapia efectiva para la induc-
ción de la espermatogénesis en varones y de la ovulación en
mujeres.
Tratamiento del déficit de hormona del crecimiento
Se debe considerar el tratamiento con GH en pacientes con
una deficiencia grave de GH. Si existen otras deficiencias
hormonales deben estar correctamente sustituidas, tiene que
observarse una reducción de la calidad de vida percibida por
el paciente (cuestionario AGHDA). También se puede consi-
derar en pacientes en los que se ha demostrado un perfil de
riesgo cardiovascular adverso y/u osteopenia26
.
Se recomienda empezar el reemplazo de GH recombi-
nante con dosis bajas (0,2 mg al día), pero la dosis va a de-
pender de la edad, ya que los adolescentes durante la transi-
ción pueden necesitar dosis iniciales más altas, al igual que
las mujeres que toman estrógenos (THS o ACHO). El ajuste
de la dosis se realiza en base a las concentraciones de IGF-I,
manteniendo los niveles dentro de los límites de la norma-
lidad.
Tratamiento radioterapéutico
La RT no se emplea como tratamiento inicial, salvo que esté
contraindicada la cirugía. Es un tratamiento adicional pos-
quirúrgico que se suele emplear principalmente en caso de
AHNF residuales o recurrentes. Existen distintas modalida-
des terapéuticas33
.
Radioterapia convencional
Requiere entre 25-30 sesiones. En la actualidad ha decaído
su uso por los frecuentes efectos secundarios a largo plazo
asociados (hipopituitarismo, atrofia del nervio óptico, riesgo
de segundos tumores cerebrales y deterioro neurocognitivo)
y la disponibilidad actual de otras técnicas más modernas.
Tras la valoración inicial y una vez que estén correcta-
mente sustituidos los diferentes ejes de ser necesario, la fun-
ción hipofisaria debe reevaluarse posteriormente de forma
anual.
La primera prueba de imagen de reevaluación posquirúr-
gica debe realizarse a los 3-6 meses de la intervención; si se
realiza antes, los cambios secundarios a la manipulación qui-
rúrgica pueden ocasionar lecturas erróneas de los hallazgos
de los estudios de imagen. Posteriormente se realizarán de
forma anual salvo que existan restos tumorales o existan da-
tos histológicos de agresividad que hagan recomendable un
seguimiento más estrecho.
Tratamiento médico
En los AHNF, se debe considerar como primera línea de
tratamiento bien la cirugía o una actitud expectante en aque-
llos pacientes que no presenten indicación de tratamiento.
La sustitución con glucocorticoides, hormona tiroidea y el
control de la DIC son los únicos tratamientos hormonales
importantes los días previos a la cirugía. La sustitución con
esteroides gonadales y GH recombinante (GHr) se debe
considerar después de la cirugía u otros tratamientos prima-
rios si no se evidencia recuperación de los ejes gonadotropo
y/o somatotropo.
Tratamiento del déficit de corticotropina
Se debe iniciar tratamiento hormonal sustitutivo con gluco-
corticoides en todos los pacientes con diagnóstico de ISS o
en aquellos en los que no se haya podido descartar.
Las dosis de sustitución recomendadas oscilan entre los
15 y 25 mg/día de hidrocortisona o equivalentes. Un régi-
men típico de dos veces al día consiste en tomar aproximada-
mente dos tercios de la dosis total al levantarse por la maña-
na y un tercio por la tarde para simular el ritmo circadiano
normal del cortisol. El régimen de tres veces al día emplea
dosis decrecientes desde la mañana, mediodía y al final de la
tarde (por ejemplo, 10/5/2,5 mg). Se debe valorar la indica-
ción de reevaluar el eje corticotropo en aquellos pacientes
con posibilidad de recuperación de la ISS (generalmente en-
tre el cuarto y quinto día poscirugía, mediante la determina-
ción de cortisol sérico basal y ACTH32
.
Tratamiento del déficit de tirotropina
Debe instaurarse ante la evidencia de un hipotiroidismo se-
cundario (concentraciones bajas de T4L en presencia de
TSH normal o baja) o primario (siguiendo recomendaciones
de tratamiento general). El objetivo en el hipotiroidismo se-
cundario es alcanzar niveles de T4L en la mitad superior del
límite de la normalidad. Es muy importante no administrar
hormona tiroidea (levotiroxina) en presencia de una ISS no
sustituida con la administración de glucocorticoides32
.
La dosis de inicio recomendada es de 1,6 μg/kg al día,
recomendándose dosis de inicio más bajas en ancianos, pa-
cientes con enfermedades cardíacas o en caso de sospecha de
hipotiroidismo de larga evolución32
.
844 Medicine. 2020;13(15):833-845
ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (III)
tumoral. No obstante, actualmente el papel de la terapia
médica para prevenir el crecimiento tumoral en los AHNF
no es bien conocido, ya que no hay ensayos clínicos aleato-
rios controlados con placebo y la mayoría de los estudios
disponibles incluyen un pequeño número de pacientes, ca-
recen de un grupo de control y tienen un período de segui-
miento corto.
Responsabilidades éticas
Protección de personas y animales. Los autores declaran
que para esta investigación no se han realizado experimentos
en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que en
este artículo no aparecen datos de pacientes.
Derecho a la privacidad y consentimiento informado.
Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos
de pacientes.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Bibliografía
• Importante •• Muy importante
✔ Metaanálisis ✔ Artículo de revisión
✔ Ensayo clínico controlado ✔ Guía de práctica clínica
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Radiocirugía
Requiere una única sesión y puede variar de 9 a 30 Grays
(Gy). La dosis habitual de tratamiento en AHNF suele ser de
unos 16 Gy. En AHNF residuales o recurrentes se consigue
el control del volumen tumoral en más del 90% de los casos
a partir de los 5 años de seguimiento.
Radioterapia estereotáxica fraccionada
Se administra en 25-30 sesiones (dosis diarias de 2 Gy, hasta
llegar a 48–54 Gy), o bien en hipofraccionamiento en 3-5
sesiones, mediante un acelerador lineal de fotones rayos X y
guías o máscaras estereotáxicas recolocables. Consigue con-
trolar la progresión del tumor en más del 95% de los pacien-
tes a partir de los 5 años de seguimiento.
Radioterapia de intensidad modulada
Se administra en 25-30 sesiones, mediante acelerador lineal
de fotones de rayos X y usando una máscara para inmovilizar
al paciente. Representa una forma avanzada de radioterapia
conformacional en 3 dimensiones, con el potencial de redu-
cir marcadamente la irradiación a los tejidos adyacentes.
Actitud expectante
En ausencia de hipopituitarismo o defectos del campo visual,
los pacientes con AHNF pueden ser seguidos con una vigi-
lancia periódica mediante RM para detectar crecimiento tu-
moral. En algunos casos, también se deben realizar estudios
hormonales durante el seguimiento para detectar el desarro-
llo de nuevos déficits hormonales. Dado que el 20% de los
nuevos crecimientos tumorales se producen más de 10 años
después de la cirugía, se sugiere la posibilidad de efectuar
RM seriadas, de manera indefinida27
.
Se recomienda seguir a los microadenomas anualmente
con imágenes de RM durante 3 años para detectar el creci-
miento tumoral, posteriormente se puede espaciar el interva-
lo de las pruebas de imagen.
En macroadenomas mayores de 2 cm se recomienda ci-
rugía por el riesgo de crecimiento, en el caso de que no se
haga la intervención, se deben realizar campos visuales cada
6-12 meses. En macroadenomas de 1-2 cm no cercanos al
quiasma óptico, se debe realizar una RM a los 6 meses, pos-
teriormente anualmente durante 3 años y a continuación con
menos frecuencia si el tumor se mantiene estable23
.
La mayoría de los microadenomas tienen una función
hipofisaria normal en la evaluación inicial y no repetir el es-
tudio estaría indicado si no se evidencia crecimiento tumo-
ral. En macroadenomas se recomienda realizar un estudio
hormonal anualmente por el mayor riesgo de hipopituitaris-
mo (3 veces superior que el de los microadenomas)23
.
El crecimiento de la lesión, el desarrollo de defectos del
campo visual o el desarrollo de hipopituitarismo son posibles
indicaciones para la cirugía durante el seguimiento.
Otros tratamientos
En pacientes con AHNF se han probado otros tratamientos
como son los AD, principalmente cabergolina para el control
Medicine. 2020;13(15):833-845 845
ADENOMAS HIPOFISARIOS Y ADENOMAS HIPOFISARIOS NO FUNCIONANTES
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Adenomas hipofisiarios

  • 1. Medicine. 2020;13(15):833-845 833 Introducción Los adenomas hipofisarios (AH) son un grupo heterogéneo de lesiones del sistema nervioso central (SNC), habitualmen- te benignas1,2 . Se trata de una patología relativamente fre- cuente, con una frecuencia global estimada en la población general de un 16,7%3 . Según los datos de los registros de cáncer, su prevalencia es de aproximadamente 130–230 casos por cada 100 000 habitantes, mientras que los estudios po- Adenomas hipofisarios y adenomas hipofisarios no funcionantes M. Araujo-Castroa, *, E. Pascual-Corralesa , A.E. Ortiz-Floresa,b y H.F. Escobar-Morrealea,b,c, * a Servicio de Endocrinología y Nutrición. Hospital Universitario Ramón y Cajal e Instituto Ramón y Cajal de Investigación Biomédica (IRYCIS). Madrid. España. b Centro de Investigación Biomédica en Red Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM). c Departamento de Medicina. Universidad de Alcalá. Alcalá de Henares. Madrid. España. Resumen Los adenomas hipofisarios (AH) son un grupo heterogéneo de lesiones del sistema nervioso central, ge- neralmente benignas y que ocurren de forma esporádica. Los AH no funcionantes (AHNF) suponen el 25-35% de los AH, siendo los macroadenomas los más frecuentes en adultos. Los AH gonadotropos silen- tes son el subtipo más frecuente, representando el 70-90% de todos los AHNF. Los AHNF causan sínto- mas por compresión o por déficits hormonales adenohipofisarios. El diagnóstico de los AH se basa en las técnicas de imagen, principalmente en la resonancia magnética con administración de contraste. Adicio- nalmente, se debe realizar un estudio hormonal para descartar alteraciones hormonales, y un estudio neurooftalmológico en aquellos adenomas cercanos o que comprimen el quiasma óptico y/o los senos cavernosos, o en pacientes con síntomas visuales. La cirugía transesfenoidal representa el tratamiento de primera línea en los casos sintomáticos o de gran tamaño. Abstract Pituitary adenomas and non-functioning pituitary adenomas Pituitary adenomas (PA) are a rare and heterogeneous group, mainly benign, of central nervous system lesions. Non-functioning pituitary adenomas (NFPAs) account for 25-35% of PA; in adulthood macroadenomas are the commonest. Silent gonadotroph adenomas are the most frequent AH’s subtype (70- 90% of all NFPAs). Symptoms are related with mass effects of the tumor on the surrounding tissues or with hypopituitarism. AHs are diagnosed by imaging tests, mainly contrast magnetic resonance imaging. In order to discard hormone disorders, endocrine analysis has to be performed. Neuro-ophthalmological study has to be carried out in adenomas involving optic chiasm and/or cavernous sinuses, as well as in patients with visual symptoms. Trans-sphenoidal surgery is the primary treatment for symptomatic or large NFPA. Palabras Clave: - Adenoma hipofisario - Adenoma hipofisario no funcionante - Diabetes insípida central - Hipopituitarismo - Cirugía transesfenoidal Keywords: - Pituitary adenomas - Non-functioning pituitary adenomas - Central diabetes insipidus - Hypopituitarism - Trans-sphenoidal surgery ACTUALIZACIÓN *Correspondencia Correo electrónico: marta.araujo@salud.madrid.org hectorfrancisco.escobar@salud.madrid.org blacionales comunican una prevalencia de 190–280 casos por cada millón de habitantes4 . Son las neoplasias intracraneales más frecuente tras los meningiomas. Su frecuencia varía ampliamente dependiendo de la edad y el sexo, siendo ligeramente más frecuentes en mujeres y entre los 40 y 60 años5 . Aproximadamente el 95% ocurren de forma esporádica, pero el 5% restante están relacionados con síndromes fami- liares asociados a tumores. La neoplasia endocrina múltiple tipo 1 (MEN1) es el más frecuente2,6-11 . Existen otros síndro- mes hereditarios asociados a tumores hipofisarios como el síndrome de Carney, el síndrome familiar aislado asociado a AH y el síndrome de McCune-Albright, entre otros6,7 (ta- bla 1). Se debe tener en cuenta que la presencia de anomalías
  • 2. 834 Medicine. 2020;13(15):833-845 ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (III) 5. Adenomas gonadotropos: suelen ser clínicamente silentes y no secretar sus productos génicos de forma efi- ciente. 6. Adenomas de células nulas (null cell): son adenomas clínicamente no funcionantes que tienen una presentación epidemiológica y clínica similar a los adenomas gonadotro- pos silentes. 7. Adenomas dobles y plurihormonales: secretan varias hormonas conjuntamente, pudiendo darse cualquier combi- nación hormonal. Adenomas hipofisarios no funcionantes Los adenomas hipofisarios no funcionantes (AHNF) son neoplasias hipofisarias benignas que no producen síndromes de hipersecreción hormonal. Suponen el 25-35% de los AH. El 70-90% son adenomas gonadotrópicos, lo que los con- vierte en el tipo más común de macroadenoma hipofisario13 . La prevalencia de los AHNF es de 7-22 casos por cada 100 000 habitantes y la tasa de incidencia de 1,02 por cada 100 000 habitantes y año13 . La mediana de edad en el mo- mento del diagnóstico es de 52 años. Los pacientes con AHNF suelen presentar síntomas neu- rológicos debido al efecto masa del tumor, mientras que otros pueden ser completamente asintomáticos y ser detec- tados por primera vez en un estudio de imagen realizado por razones no relacionados con síntomas atribuibles a patología hipofisaria (incidentalomas hipofisarios)2 . La ausencia de síntomas clínicos de hipersecreción hormonal causa un re- traso en el diagnóstico. Drange et al.14 estimaron un tiempo medio de retraso diagnóstico de 1,96 ± 2,9 años. A continuación, se citan los principales grupos de signos y síntomas relacionados con los AHNF. Cabe señalar que esta clínica no es específica de los AHNF, pudiendo presen- germinales en niños y adolescentes es significativamente ma- yor que en adultos, pudiendo estar presentes en hasta apro- ximadamente un 20% de los pacientes. Clasificación de los adenomas hipofisarios Los AH se clasifican principalmente en base a su tamaño y célula de origen. Según su tamaño se dividen en: 1. Microadenomas: menores de 1 cm. 2. Macroadenomas: mayores o iguales de 1 cm. 3. AH gigantes: mayores o iguales a 4 cm. Un cambio importante en la nueva clasificación de la Or- ganización Mundial de la Salud (OMS) (WHO 2017) es la adopción de un linaje de células adenohipofisarias como el principal criterio que guía la clasificación de los AH12 . En base a ello, la última clasificación de la OMS (WHO 2017), clasifica los AH en: 1. Adenomas somatotropos: típicamente producen acro- megalia o gigantismo debido a un aumento de la producción de GH. 2. Adenomas lactotropos: son AH productores de prolac- tina que conducen a hiperprolactinemia, con el consecuente hipogonadismo secundario. 3. Adenomas tirotropos: se pueden presentar como AH productores de subunidad alfa o subunidades de tirotropina (TSH), que no producen síntomas hormonales y general- mente se presentan como macroadenomas productores de clínica compresiva; o bien como un hipertirodismo secunda- rio causado por la hipersecreción de TSH intacta. 4. Adenomas corticotropos: suele presentarse como sín- drome de Cushing (SC), aunque una minoría de ellos son cor- ticotropinomas silentes que no dan lugar a clínica hormonal. TABLA 1 Síndromes familiares asociados a tumores hipofisarios Síndrome Gen (cromosoma) Características clínicas MEN1 90%: MEN1 (11q13.2) 10%: otros genes Tumores pancreáticos, hipofisarios y paratiroideos. Los AH ocurren en el 40% y son la primera manifestación en el 14% MEN4 CDKN1B (12p13.1) Fenotipo similar a MEN1 FIPA AIP (11q13.2) ≥ 2 AH en una familia en ausencia de otros tumores asociados Somatotropinoma familiar aislado 50%: AIP (11q13.2) ≥ 2 casos de acromegalia o gigantismo en una familia en ausencia de MEN1 o CNC Síndrome de acromegalia ligado a X-linked* GPR101 (Xq26.3) Inicio muy joven de gigantismo y AH o hiperplasia. El sobrecrecimiento es diagnosticado siempre antes de los 5 años Complejo de Carney (CNC) 60%: PRKAR1A (17q24.2) Mixomas, tumores adrenales, testiculares y AH o hiperplasia hipofisaria. AH en el 75% Neurofibromatosis tipo 1 NF1 (17q11.2) Lesiones pigmentadas (manchas color café con leche, efélides en pliegues cutáneos y nódulos de Lisch) y neurofibromas cutáneos. AH en < 5% Síndrome de McCune-Albright* GNAS (somática) Pubertad precoz periférica, pigmentación irregular de la piel café con leche y displasia fibrosa del hueso. AH en 20% Tumores hipofisarios relacionados con SDH SDHA (5p15.33) SDHB (1p36.13) SDHC (1q23.3) SDHD (11q23.1) Feocromocitomas/paragangliomas y AH. AH en < 1% Síndrome de DICER1 DICER1 (14q32) Blastoma pleuropulmonar, nefroma quístico, tumores de células de Sertoli-Leydig, bocio y, más raramente, sarcomas, displasias y blastoma hipofisario (secretor de ACTH) ACTH: corticotropina; AH: adenomas hipofisarios; FIPA: adenomas hipofisarios aislados familiares; MEN1: neoplasia endocrina múltiple tipo 1; MEN4: neoplasia endocrina múltiple tipo 4; Herencia autosómica dominante excepto para*. Adaptada de Araujo-Castro M, et al2 , Alrezk R, et al8 , Vasilev V, et al9 , Shaid M, et al10 , Pepe S, et al11 .
  • 3. Medicine. 2020;13(15):833-845 835 ADENOMAS HIPOFISARIOS Y ADENOMAS HIPOFISARIOS NO FUNCIONANTES tarse en cualquier masa selar, entre ellas también en los AH funcionantes (AHF). Clínica compresiva/por efecto masa Cefalea La cefalea es uno de los síntomas más frecuentes por efecto masa del tumor (37-70%). La presentación de la cefalea en los AH recuerda a la de las cefaleas primarias como la migra- ña o la cefalea tensional15 . Se cree que las cefaleas son el re- sultado del estiramiento de la vaina dural, pero no necesaria- mente se correlacionan con el tamaño del tumor16 . Afectación visual El tipo más común de afectación visual es la pérdida del cam- po visual, típicamente una disminución de la visión en los campos temporales (cuadrantanopsia temporal superior o hemianopsia temporal). Sin embargo, debe tenerse en cuenta que los AH pueden crecer de forma asimétrica y causar dife- rentes tipos de afectación campimétrica, o incluso pérdida de agudeza visual o de la visión de los colores (principalmente del verde y del rojo) secundaria a la compresión del nervio óptico17,18 . Los defectos del campo visual y la disminución de la visión ocurren en el 9-32% y 4-16% de los pacientes con AH, res- pectivamente19 . Con menos frecuencia (menos del 5%), puede aparecer diplopía por la afectación de los nervios oculomoto- res en el seno cavernoso, generalmente asociado con apoplejía hipofisaria o a AH grandes o de crecimiento rápido20 . La afectación visual tiende a correlacionarse con el tama- ño del tumor. El inicio de los déficits visuales suele ser tan gradual que muchos pacientes no acuden a consulta oftalmo- lógica hasta meses o incluso años después del inicio de los síntomas. Hipopituitarismo Otros síntomas derivados del efecto de masa son los relacio- nados con el hipopituitarismo. Está presente en el 44% de los AHNF. La función gonadotrófica (libido y función se- xual) suele ser la que se afecta primero, seguida de la función somatotrófica, tirotrófica y corticotrófica. Déficit de hormona foliculoestimulante y hormona luteinizante La deficiencia de gonadotropinas produce hipogonadismo hipogonadotrófico (hipogonadismo secundario) tanto en mujeres como en hombres. En mujeres premenopáusicas aparecen menstruaciones irregulares o amenorrea, infertili- dad anovulatoria, sofocos y, finalmente, atrofia vaginal. En varones se traduce en una disminución de la libido, disfun- ción eréctil y disminución de la masa ósea y muscular. Déficit de hormona del crecimiento En los niños, el déficit de hormona del crecimiento (GH) se manifiesta como talla baja o disminución de la velocidad del crecimiento; en los adultos cursa con cambios en la compo- sición corporal (aumento de la masa grasa con una disminu- ción de la masa corporal magra), disminución de la densidad mineral ósea (DMO), deterioro de la calidad de vida y au- mento de las tasas de mortalidad. Déficit de tirotropina La clínica del déficit de TSH (hipotiroidismo secundario) es similar a la del hipotiroidismo primario e incluye fatiga, in- tolerancia al frío, disminución del apetito, estreñimiento, hinchazón facial, piel seca, bradicardia, retraso en la fase de relajación de los reflejos tendinosos profundos y anemia, en- tre otros. El grado de síntomas y la frecuencia de las anoma- lías físicas se relaciona, generalmente, con la gravedad del hipotiroidismo. No obstante, en pacientes con hipotiroidis- mo de larga evolución los síntomas son mejor tolerados por el paciente y pueden pasar desapercibidos con mayor fre- cuencia. Déficit de corticotropina La presentación clínica de la deficiencia de corticotropina (ACTH) (insuficiencia suprarrenal secundaria —ISS—) de- pende casi exclusivamente de la deficiencia de cortisol resul- tante. En su forma más grave, la ISS conduce a la muerte debido al colapso vascular (el cortisol es necesario para man- tener el tono vascular periférico). Una forma menos grave del mismo fenómeno es la hipotensión postural y la taquicar- dia. La deficiencia crónica leve puede provocar astenia, ano- rexia, pérdida de peso, disminución de la libido, hipogluce- mia y eosinofilia. La ISS se diferencia de la insuficiencia suprarrenal primaria en que no se asocia a déficit de aldoste- rona (ausencia de síndrome pierde sal debido a que el eje mineralocorticoide se encuentra regulado principalmente por el sistema renina-angiotensina-aldosterona) ni a hiper- pigmentación (ya que la secreción de proopiomelanocortina —POMC— no se encuentra aumentada, por ello tampoco la hormona melanoestimulante —MSH— que es la responsa- ble de estimular la síntesis de melanina en la insuficiencia suprarrenal primaria)21 . Déficit de prolactina La única manifestación clínica conocida de deficiencia de prolactina es la incapacidad para amamantar después del parto. Otras manifestaciones Los tumores de gran tamaño con expansión posterosuperior hacia el tercer ventrículo pueden inducir hidrocefalia obs- tructiva. Como consecuencia, la presión intracraneal aumen- ta y se pueden desarrollar varios síntomas como cefalea, náu- seas, papiledema, pérdida del control de los esfínteres, amnesia, falta de coordinación o equilibrio, irritabilidad, cambios de personalidad, problemas de atención, somnolen- cia o coma22 . Por otro lado, en el contexto de AHNF gigan- tes, la invasión de los lóbulos frontales puede estar asociada a crisis convulsivas generalizadas o incluso demencia; la ex- tensión anterior con obstrucción nasal, cefalea, hemorragias nasales recurrentes y/o rinorrea; la extensión inferior con
  • 4. 836 Medicine. 2020;13(15):833-845 ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (III) inestabilidad de la articulación craneocervical y la extensión posterior con compresión del tronco encefálico y síndrome cerebeloso. Incidentaloma hipofisario Se entiende por incidentaloma hipofisario aquella lesión hi- pofisaria previamente insospechada que se descubre en un estudio de imagen realizado por un motivo no relacionado2 . Por definición, el estudio de imagen no se ha realizado por un síntoma específicamente relacionado con la lesión como la pérdida visual o una manifestación clínica de hipopituita- rismo o exceso de hormonas, sino para la evaluación de sín- tomas como cefalea u otro trastorno neurológico no relacio- nado o un traumatismo craneoencefálico23 . En los estudios de autopsia, la frecuencia promedio de AH es de un 10,6%, sin encontrarse diferencias en la distri- bución por sexos. Casi todos son microadenomas16 . Apoplejía hipofisaria Una forma infrecuente de presentación pero que requiere una atención especial es la apoplejía hipofisaria24 . La preva- lencia es de un 2-12% en pacientes con AH, y ocurre con mayor frecuencia en los portadores de AHNF (45-82% de los casos de apoplejía). Puede ocurrir a cualquier edad, pero es más frecuente entre la quinta y sexta década de la vida y ligeramente más frecuente en varones. En el 10-40% de los pacientes se identifica algún factor precipitante como son los procedimientos angiográficos y quirúrgicos y los test di- námicos (insulina, TRH, GnRH, GHRH y mucho menos frecuente CRH)25 . Su presentación clínica es muy variable y viene determi- nada en gran medida por el grado de hemorragia, necrosis y edema. La presentación puede ser aguda y dramática, con gra- ves déficits neurológicos, coma e incluso muerte, o subaguda con síntomas más leves que evolucionan durante días o sema- nas. La evolución clínica suele completarse desde las pocas horas del inicio del cuadro hasta dos días después del inicio. La forma más habitual de presentación es de forma súbita, asociando cefalea, náuseas y vómitos, alteraciones de la agude- za visual, oftalmoplejia y disminución del nivel de conciencia. Se asocia casi invariablemente a déficit hormonal hipofisario, siendo el déficit de ACTH el más frecuente de todos ellos y el de mayor relevancia clínica, ya que si no se instaura trata- miento corticoideo puede conducir a la muerte del paciente. Manejo diagnóstico El estudio inicial de los AH tiene tres objetivos principales cuyo objetivo final va a ser decidir la actitud a seguir en cada caso (observación, tratamiento médico, cirugía u otros trata- mientos). Realizar un estudio de la función hipofisaria para deter- minar si existe alguna deficiencia o hipersecreción hormonal, y con ello: 1. Decidir si el paciente es subsidiario de tratamiento médico (prolactinomas). 2. Decidir si el paciente es subsidiario de tratamiento sustitutivo con glucocorticoides, tiroxina, hormona antidiu- rética (ADH) u otro tipo de tratamiento. 3. Obtener una adecuada evaluación radiológica para la correcta caracterización de la lesión hipofisaria y la planifica- ción del tratamiento quirúrgico en caso de estar indicado. 4. Realizar una evaluación neurooftalmológica comple- ta para determinar la existencia y grado de los defectos visua- les de cara a planificar la necesidad y la urgencia del trata- miento. Estudio hormonal El estudio hormonal generalmente debe preceder a las prue- bas de imagen, salvo en el caso de incidentalomas hipofisa- rios. Se debe realizar en todos los pacientes, preferentemen- te de forma ambulatoria y antes de programar un ingreso para cirugía hipofisaria. Se realizarán determinaciones basales en sangre y, en al- gunos casos, se completará el estudio con cortisol en orina de 24 horas (CLU), determinaciones de cortisol salival, pruebas funcionales o/y otro tipo de estudios. Las determinaciones analíticas basales que se deben realizar en todos los pacientes se muestran en la tabla 2. Una de las determinaciones hormonales más importan- tes es la de prolactina, ya que los prolactinomas son los úni- cos AH cuyo tratamiento de elección es médico, con agonis- tas dopaminérgicos (AD). A continuación, se detalla el diagnóstico hormonal de los síndromes de hipofunción hipofisaria/hipopituitarismo26 . En la tabla 3 se presenta un resumen del diagnóstico de los sín- dromes de hipofunción e hiperfunción hipofisaria. Déficit de hormona foliculoestimulante y hormona luteinizante En todos los pacientes con AH se debe realizar una determi- nación de LH y FSH, junto con la determinación de estra- diol en mujeres premenopáusicas y de testosterona libre y TABLA 2 Estudio analítico básico en pacientes con adenomas hipofisarios Eje Estudio hormonal General Bioquímica general, incluyendo sodio, potasio, glucosa y creatinina Corticotropo ACTH y cortisol sérico basal Si sospecha de síndrome de Cushing: test de supresión con dexametasona (test de Nugent), cortisol salivar/sérico nocturno, cortisol libre en orina de 24 horas (x2) Tirotropo TSH y T4 libre séricas Somatotropo GH e IGF-1 Gonadotropo FSH, LH y estradiol (mujeres en edad fértil) o testosterona total y libre y SHBG (varones) Lactotropo Prolactina basal. Si determinación patológica, realizar segunda determinación tras reposo de 30 minutos. Macroprolactina: en pacientes asintomáticos con hiperprolactinemia ACTH: corticotropina; GH: hormona del crecimiento; FSH: hormona foliculoestimulante; LH: hormona luteinizante; TSH: tirotropina.
  • 5. Medicine. 2020;13(15):833-845 837 ADENOMAS HIPOFISARIOS Y ADENOMAS HIPOFISARIOS NO FUNCIONANTES total en varones. La presencia de niveles de testosterona ba- jos, junto con concentraciones bajas o normales de gonado- tropinas confirma el diagnóstico de hipogonadismo secunda- rio por déficit de FSH/LH en varones. En mujeres se confirma si los niveles de FSH/LH son normales o bajos y la paciente presenta clínica de hipogonadismo (amenorrea y/u oligomenorrea). En todos los pacientes con hipogonadismo se debe descartar hiperprolactinemia. Déficit de hormona del crecimiento Puede establecerse el diagnóstico de déficit de GH (DGH) ante niveles de IGF-1 de 2 desviaciones estándar para edad y sexo en presencia de 3 o más déficits hormonales concomi- tantes. En el resto de los pacientes se deben realizar pruebas dinámicas para establecer el diagnóstico. En un contexto clí- nico adecuado, se necesita la positividad de una única prueba para confirmar el diagnóstico. Las pruebas validadas en TABLA 3 Evaluación inicial de los adenomas hipofisarios 1. Evaluación hormonal Eje lactotropopo Hiperfunción Prolactina sérica basal > 250 ng/ml: prolactinoma, excluir fármacos (risperidona, sulpiride, haloperidol, metoclopramida, etc.); > 500 μg/l: macroprolactinoma; < 100 ng/mlymacroadenoma (efecto gancho): dilución de la muestra 1:100 Precipitación en polietinilglicol (macroprolactina). En hiperprolactinemia asintomática Hipofunción Prolactina sérica basal: baja Eje corticotropo Hiperfunción Test de screening*. CLU (al menos 2 mediciones), cortisol salival nocturno (X2), DST de 1 mg, DST largo con dosis bajas (2 mg/día durante 48 horas) Pruebas confirmatorias. 2 mg-TSD, cortisol sérico nocturno, prueba CRH, prueba DEX-CRH, prueba DDAVP, CBSP, otros estudios Hipofunción Cortisol sérico 8 am > 18 μg/dl: se descarta ISS**; < 3,6-5 μg/dl: se diagnóstica ISS; 3,6/5-18 μg/dl: test dinámicos (TII, 250 o 1 μg Synachten) ACTH sérica basal: baja o normal Eje somatotropo Hiperfunción IGF-1. Normal: excluye acromegalia/gigantismo; elevada para edad y sexo: SOG (si GH < 1 ng/ml, se descarta el diagnóstico) Hipofunción Adultos. IGF-1: en pacientes con ≥ 3 deficiencias hormonales hipofisarias, una IGF-1 baja es diagnóstica de DGHA. Si hay < 3 deficiencias e IGF-1 baja, se debe realizar una prueba de estímulo (≥ 2 pruebas anormales confirman el diagnóstico) Recién nacidos. GH basal < 20 ng/ml + datos clínicos compatibles confirman el diagnóstico Infancia. IGF-1 baja + datos clínicos compatibles + ≥ 2 pruebas de estímulo de GH anormales confirman el diagnóstico Eje gonadotropo Hiperfunción FSH y LH séricas. FSH normal o levemente elevada; LH suprimida o normal; subunidad e inhibina sérica normal o elevada Estradiol sérico. elevado en mujeres premenopáusicas. Testosterona sérica libre y total: ligeramente por debajo del rango de referencia, normal o elevada Hipofunción FSH y LH séricas: baja o normal Estradiol: baja en mujeres premenopáusicas (en mujeres posmenopáusicas no se recomienda su medición de rutina). Testosterona libre y total: baja Eje tirotrópico Hiperfunción TSH sérica. Alta o normal; LT4 y LT3 séricas: altas; relación molar α-GSU/TSH: elevada Prueba dinámica para el diagnóstico confirmatorio. No hay respuesta a la prueba de supresión de T3 y a la prueba de TRH Hipofunción TSH sérica. Normal o baja; LT4: baja 2. Evaluación radiológica TAC: complementaria a la RM (evaluación del marco óseo, presencia de calcificaciones) o si existe contraindicación absoluta para la RM RM hipofisaria (1,5 o 3 teslas): protocolo de microadenoma y macroadenoma (los planos axiales no suelen ser útiles, las pruebas dinámicas solo en microadenomas) Secuencias avanzadas (espectroscopía, tensor de difusión, transferencia de magnetización): poco útiles 3. Evaluación oftalmológica Agudeza visual (gráficos de Snellen) Prueba de campo visual central automatizada estándar (24/30 grados) OCT: capa de fibra nerviosa retiniana peripapilar y complejo de células ganglionares o grosor macular de la capa plexiforme interna de células ganglionares ACTH: corticotropina; CBG: globulina corticotrópica de construcción; CBSP: cateterismo bilateral de senos petrosos; CLU: cortisol libre en orina; DDAVP: desmopresina; DEX-CRH: prueba de dexametasona-CRH; DGH: déficit de GH; DGHA: déficit de GH en adultos; DST: prueba de supresión de dexametasona; FSH: hormona foliculoestimulante; GH: hormona del crecimiento; ISS: insuficiencia suprarrenal secundaria; LH: hormona luteinizante; ISS: insuficiencia suprarrenal secundaria; OCT: tomografía de coherencia óptica; RM: resonancia magnética; SOG: prueba de tolerancia oral a la glucosa; TAC: tomografía axial computarizada; TTI: prueba de tolerancia a la insulina. *La detección solo debe realizarse si existen datos clínicos de sospecha de hipercortisolismo. **Si no existe sospecha de un aumento en los niveles de CBG y empleando rangos de referencia acorde a la técnica utilizada y la población estudiada. Adaptada de Araujo-Castro M, et al2 .
  • 6. 838 Medicine. 2020;13(15):833-845 ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (III) DGH del adulto son la hipoglucemia insulínica, arginina más GHRH y GHRP6 más GHRH. No se recomienda de rutina la realización de pruebas di- námicas para el diagnóstico del DGH en la evaluación inicial de los AH. Únicamente deberían realizarse en aquellos pa- cientes que se consideren subsidiarios de tratamiento con GH, tras un tratamiento primario del AH y persistencia de DGH (ver más abajo el tratamiento del déficit de GH). Déficit de tirotropina Son necesarias la determinación de T4 libre (T4L) y de TSH para establecer el diagnóstico. El diagnóstico de hipo- tiroidismo secundario se establece ante niveles de T4L bajos, junto con niveles de TSH normales o bajos. Déficit de corticotropina Las determinaciones iniciales incluyen la medición de los ni- veles de cortisol sérico y de ACTH a las 8:00 am. Se acepta que un nivel basal de cortisol menor de 3,6 μg/dl (100 nmol/l), junto con una concentración de ACTH normal o baja es diagnóstico de ISS y no requiere la realización de estudios adicionales. Una concentración sérica de cortisol basal (en si- tuación de no estrés) mayor de 18 μg/dl (500 nmol/l) (21 μg/dl en mujeres en tratamiento con anticonceptivos hormonales orales —ACHO—) excluye un déficit de ACTH. Si las cifras de cortisol basal se encuentran entre 3,6 y 18 μg/dl) (21 μg/dl en mujeres en tratamiento con ACHO) se exige la realización de pruebas dinámicas. La prueba de estímulo corto con ACTH (250 o 1 μg por vía intravenosa), con determinaciones de cortisol a los 0 y 60 minutos suele ser suficiente para el diagnóstico en pacientes con AH. La prueba de hipoglucemia insulínica/de tolerancia insulínica (TII) es el patrón estándar para el diagnóstico de ISS, pero no es necesario en la mayoría de los pacientes, ya que la mayor parte de los casos van a ser intervenidos y tendrán que ser reevaluados en el posoperato- rio, y someterlos a un TII puede considerarse arriesgado. El TII está contraindicado en pacientes con cardiopatía isqué- mica, antecedentes de convulsiones y en ancianos. Déficit de prolactina Su diagnóstico se establece ante concentraciones bajas de prolactina. Estudio radiológico Los estudios de imagen son importantes para localizar la le- sión, definir su tamaño y extensión local, establecer el diag- nóstico diferencial de las lesiones selares, definir la presencia de posibles complicaciones (hemorragia) y como base para el control evolutivo posterior. Deben realizarse lo más cerca posible en el tiempo del acto quirúrgico, pero no antes de 3 meses, para evitar artefactos inducidos por la intervención. La tomografía computadorizada (TC) en ocasiones se puede emplear como prueba de imagen en aquellos pacientes que presenten una contraindicación absoluta para la reso- nancia magnética (RM). Aunque generalmente se emplea como complemento de la RM para la valoración del marco óseo y detectar la presencia de calcificaciones. La prueba de imagen de elección es la RM de alta resolu- ción con administración de gadolinio. Presenta las ventajas de permitir un escaneo multiplanar directo, la ausencia de radia- ción ionizante y la buena discriminación radiológica de las distintas regiones anatómicas. Cuando se sospecha la presen- cia de un AH u otra masa paraselar, se debe solicitar una RM centrada de forma específica en la hipófisis, dado que con fre- cuencia los cortes de RM cerebral habituales no son adecua- dos para la visualización de tumores hipofisarios relativamen- te pequeños. La RM hipofisaria incluye el estudio del quiasma óptico, hipotálamo, tallo hipofisario y senos cavernosos y esfe- noides. La RM potenciada en T1 de alta resolución en plano sagital y coronal, antes y después de la administración de con- traste, permite la identificación de la mayor parte de las masas hipofisarias27 . La RM no diferencia los distintos tipos de AH28 . Las estructuras de la región selar se visualizan mejor usando secuencias ponderadas en T1 que producen imágenes con lí- quido cefalorraquídeo (LCR) oscuro, cerebro gris y la hipófi- sis y la grasa blanca. La evaluación cuidadosa del tamaño del AH y su extensión es primordial, incluyendo la valoración de la extensión al seno cavernoso o región supraselar. Para la clasificación radiológica se utilizan 2 tipos de es- calas, la clasificación de Hardy y de Knosp, tal como se des- cribe en la figura 1. La presencia de un foco hipointenso antes de la administración de contraste es sugestiva de un AH, y un área hipointensa focal en la glándula hipofisaria tras la administración de contraste constituye la presentación radiológica más común de un AH, aunque otras lesiones fo- cales no adenomatosas de la glándula (por ejemplo, quistes de la bolsa de Rathke, meningiomas, craneofaringiomas) en ocasiones tienen una apariencia similar (ver diagnóstico dife- rencial a continuación) y, por otra parte, los macroadenomas hipofisarios pueden presentar un comportamiento radiológi- co atípico, siendo en ocasiones difícil diferenciarlos de una hiperplasia hipofisaria (fig. 2). Estudio oftalmológico Generalmente, los pacientes que presenten microadenomas o macroadenomas cercanos al quiasma o a los senos caverno- sos, o que presenten síntomas visuales deben ser sometidos a una evaluación neurooftalmológica completa. Esta evalua- ción incluye una valoración de la agudeza visual, motilidad ocular, fondo de ojo, campos visuales y una tomografía de coherencia óptica (OCT)18 . Realizar un estudio oftalmológi- co completo es crucial, ya que sus resultados serán decisivos para establecer la indicación y la urgencia del tratamiento quirúrgico. La OCT es una prueba no invasiva que resulta de utilidad para determinar la pérdida axonal y ganglionar de la retina. Es más sensible para detectar afectación visual precoz y tiene mayor valor pronóstico de cara a la recuperación vi- sual posoperatoria. La recuperación visual a largo plazo des- pués de la descompresión quirúrgica se puede predecir por los hallazgos prequirúrgicos de la OCT. Los pacientes con OCT normal muestran una mayor propensión a la recupera- ción visual. En cambio, un adelgazamiento preoperatorio de capa de fibras de las células ganglionares se correlaciona con una peor recuperación visual.
  • 7. Medicine. 2020;13(15):833-845 839 ADENOMAS HIPOFISARIOS Y ADENOMAS HIPOFISARIOS NO FUNCIONANTES Diagnóstico diferencial Se debe realizar un diagnóstico diferencial con otras lesiones que se pueden presentar en la región selar. Debido a que existen más de 30 entidades que pueden afectar a esta región, a continuación se mencionan las principales que se deben tener en cuenta por su mayor prevalencia. Al evaluar las en- fermedades selares, en primer lugar, se debe localizar el pro- ceso en selar, paraselar o en el compartimento supraselar. En base a los conocimientos de los procesos comunes y poco comunes en esa región, la edad y la clínica del paciente y las características de imagen del proceso, se limitan las posibili- dades diagnósticas29 . Fig. 1. Esquema descriptivo de la Clasificación radiológica de Knosp y de Hardy. En la parte superior se describe la clasificación de Knosp, la cual tiene en cuenta la invasión tumoral del seno cavernoso según las secciones coronales de la resonancia magnética. El círculo azul dentro de la cavidad selar representa al tumor hipo- fisario y los diferentes grados de invasión tumoral a las estructuras del seno cavernoso en sus diversos estadios. En la parte inferior, se describe la clasificación de Hardy, la cual divide a los adenomas hipofisarios en cuatro grados, basados en su tamaño y grado de invasión de la silla turca.
  • 8. 840 Medicine. 2020;13(15):833-845 ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (III) Hiperplasia hipofisaria Existen condiciones fisiológicas que pueden conducir a una hiperplasia hipofisaria como son la pubertad, el embarazo/ estado posparto o, raramente, el fallo de una glándula diana (por ejemplo, en el hipotiroidismo primario). En la hiperpla- sia fisiológica, la glándula aumenta de tamaño simétricamen- te y presenta una captación homogénea de contraste. Meningioma Los meningiomas son más frecuentes en mujeres (ratio 2-3:1) y la edad media al diagnóstico es de 65 años. En la neuroimagen, presentan captación en la duramadre (cola du- ral) que se observa infrecuentemente en el caso de macroa- denomas y, en caso de existir, suele ser menos extensa que en los meningiomas. La hiperostosis del hueso adyacente tam- bién apoya el diagnóstico de meningioma (fig. 3A y B). Metástasis Las metástasis hipofisarias representan del 1 al 2% de las masas selares. Ocurren más comúnmente en el cáncer de mama en mujeres y en el de pulmón en varones, pero se pueden ver con otros tipos de cáncer. Un dato clave para el diagnóstico diferencial es la presencia de diabetes insípida central (DIC), que no aparece en los AH. La diferenciación de las metástasis hipofisarias de otros tumores hipofisarios basada solo en neuroimagen puede ser difícil, aunque ciertas características, como el engrosamiento del tallo hipofisario, la invasión del seno cavernoso y la esclerosis de la silla turca circundante son sugestivas de metástasis hipofisaria (fig. 3C). Craneofaringioma Los craneofaringiomas son tumores benignos sólido-quísti- cos o puramente sólidos que surgen de los restos de la bolsa de Rathke. La mayoría son intraselares o supraselares. Apro- ximadamente el 50% aparecen en la infancia y la adolescen- cia. El otro 50% aparecen a partir de los 20 años. Los prin- cipales síntomas en el momento del diagnóstico son retraso del crecimiento en niños y afectación visual en adultos. Ade- más, también son frecuentes las deficiencias hormonales hi- pofisarias y la DIC. Quiste de la bolsa de Rathke Es un quiste benigno no neoplásico congénito. Más común- mente involucra tanto los compartimentos selares como su- praselares, aunque puede ser únicamente selar o, más rara- mente, exclusivamente supraselar en localización. Suponen el 3-9% de todas las lesiones selares. Sus características ra- diológicas son variables, dependiendo de su contenido (por ejemplo, proteínas, colesterol, hemorragia). En las imágenes ponderadas en T1 pueden ser hiperintensos (38-40%), hi- pointensos (24-40%) o isointensos (17-36%). No obstante, en T2 la mayoría son hiperintensos (fig. 3D y E). Pituicitoma Los pituicitomas son gliomas indolentes de bajo grado (gra- do 1) que derivan de los pituicitos de la hipófisis posterior. Aparecen en la población adulta y más frecuentemente en los varones. Clínicamente cursan, principalmente, con altera- ciones campimétricas; le siguen por orden de frecuencia la Fig. 2. Apariencia radiológica de un macroadenoma hipofisario. Se observa una lesión isointensa, de 16 x 12 x 12 mm, en un corte coronal en la secuencia T1, previa administración de contraste (A) y posterior a la administración del mismo (B), en la que destaca una captación homogénea de gadolinio. La misma lesión, al ser ob- servada en secuencia T2, es hiperintensa (C). A B C
  • 9. Medicine. 2020;13(15):833-845 841 ADENOMAS HIPOFISARIOS Y ADENOMAS HIPOFISARIOS NO FUNCIONANTES cefalea y los déficits hormonales adenohipofisarios. En la RM son isointensos en T1 e hiperintensos en T2, con un gran realce tras la administración de gadolinio debido a su importante vascularización, por lo que radiológicamente es muy difícil diferenciarlo del AH. Cordomas Los cordomas son neoplasias óseas raras de crecimiento len- to y localmente agresivas que surgen de los restos embriona- rios de la notocorda. A menudo surgen del clivus y se presen- tan con cefalea, afectación visual e hipopituitarismo. Suelen ser heterogéneamente brillantes en las imágenes ponderadas en T2 en la RM. Absceso hipofisario El absceso hipofisario es una lesión hipofisaria poco frecuen- te, supone el 0,2-0,6% de todas las lesiones hipofisarias. Clí- nicamente se caracteriza por síntomas vagos de cefalea, aste- nia y manifestaciones de hipopituitarismo. En la RM presentan un realce en anillo con un área central de necrosis tras la administración de contraste. Hipofisitis Las hipofisitis constituyen un conjunto de lesiones inflama- torias que afectan a la glándula hipofisaria y al tallo hipofi- sario. Se distinguen 3 tipos de hipofisitis primarias: linfocí- Fig. 3. Diagnóstico diferencial de las masas hipofisarias. Meningioma selar, secuencia T1, sin administración de contraste (A) y secuencia T1 con contraste (B), pre- senta extensa cola dural tras la administración de gadolinio. Metástasis hipofisaria, secuencia T1 sin contraste en el que se evidencian bordes irregulares de la lesión (C). Quiste de la bolsa de Rathke que presenta captación isointensa en T1 (D) y secuencia T2 en la que se observa hiperintensidad de la lesión (E). Hipofisitis en la que se observa una captación difusa del contraste en la secuencia T1 (F). A B C D E F
  • 10. 842 Medicine. 2020;13(15):833-845 ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (III) ticas, granulomatosas y xantomatosa. Las hipofisitis lin- focíticas son la forma más frecuente de inflamación crónica de la hipófisis y se considera que tienen un origen autoin- munitario. Clínicamente cursa con síntoma derivados del efecto masa de la lesión. En la RM se observa un agranda- miento hipofisario que suele ser simétrico y de densidad homogénea. En el 70% de ellos se observa realce de la le- sión tras la administración de contraste paramagnético (fig. 3F). Manejo terapéutico Aunque los AHNF suelen ser lesiones de naturaleza benigna, a veces comprimen estructuras locales o invaden el tejido cerebral. Los objetivos del tratamiento son aliviar los efectos por compresión local de la masa, al tiempo que se conserva la función trófica hipofisaria. Las tres modalidades terapéu- ticas existentes incluyen los abordajes quirúrgico, radiotera- péutico y médico27 . En algunos pacientes se puede optar por una actitud expectante. Tratamiento quirúrgico Los objetivos de la cirugía serán eliminar o reducir el efecto de masa local del tumor, preservar la función hipofisaria y el resto de las estructuras nerviosas adyacentes (nervios ópticos y oculomotores) y eliminar o reducir el riesgo de recidiva en el futuro30 . Existen una serie de recomendaciones generales de la ci- rugía hipofisaria. No obstante, habrá que individualizar el tratamiento en cada caso, teniendo en cuenta la edad y las comorbilidades del paciente. Se citan a continuación las in- dicaciones principales de cirugía hipofisaria en los AHNF31 : 1. AHNF sintomáticos, incluyendo defectos del campo visual, o pérdida visual, diplopía u oftalmoparesia, disfunción endocrina, hidrocefalia y cefaleas refractarias (no atribuibles a otros síndromes de cefalea). 2. AHNF asintomáticos con crecimiento progresivo en las pruebas de imagen, lesión cercana o que comprime los nervios ópticos o el quiasma en la RM o con signos radioló- gicos de agresividad (infiltración extensa de hueso, clivus, etc.). 3. Apoplejía hipofisaria, especialmente si asocia algún tipo de déficit neurológico Se recomienda la realización de este tipo de intervencio- nes en unidades multidisciplinares especializadas en centros con alto volumen de pacientes con tumores hipofisarios y por parte de neurocirujanos expertos30 . La vía de abordaje más utilizada es la transesfenoidal, quedando los abordajes transcraneales como segunda opción de abordaje para los AH gigantes e invasivos con importantes restos paraselares. La cirugía transesfenoidal se puede reali- zar por vía microscópica o endoscópica, sin existir todavía suficiente evidencia para considerar que una opción sea me- jor que la otra32 . Complicaciones posquirúrgicas La tasa de complicaciones y mortalidad están estrechamente relacionadas con la experiencia del neurocirujano. En cen- tros de referencia, la tasa de mortalidad es inferior al 1%. Las complicaciones posoperatorias como la fístula del LCR, me- ningitis, lesión vascular, DIC persistente o el desarrollo de nuevos defectos campimétricos ocurren en menos de un 5% de los casos. Las alteraciones del balance hídrico son las más frecuen- tes, principalmente DIC (con frecuencia transitoria) y el sín- drome de secreción inadecuada de ADH (SIADH). El SIADH puede ocurrir dentro de los primeros 3-7 días des- pués de la operación, con una incidencia que oscila entre un 4-20%. La DIC ocurre en el 18-31% de los pacientes, gene- ralmente a las 24-48 horas de la cirugía y se resuelve cuando las células secretoras de ADH recuperan su función normal (salvo en caso de daño permanente). Otra entidad, mucho menos frecuente, es el síndrome pierde sal cerebral, que se presenta habitualmente dentro de los 10 primeros días tras el procedimiento neuroquirúrgico. Seguimiento posquirúrgico En cuanto al seguimiento posquirúrgico, se debe realizar una nueva valoración hormonal al mes de la intervención, de cara a valorar el desarrollo o persistencia de deficiencias hormo- nales o su recuperación tras la intervención. Los pacientes con cortisol sérico 8:00-9:00 menor de 3,6 μg/dl presentan ISS y se debe mantener o instaurar tra- tamiento con hidrocortisona generalmente en dosis de 15-20  mg/día. Si el cortisol sérico es mayor de 18  μg/dl (21 μg/dl si ACHO) se considera que presentan normalidad del eje hipófiso-suprarrenal y no precisan tratamiento susti- tutivo con hidrocortisona (teniendo siempre en cuenta el punto de corte específico para cada grupo poblacional y el método de ensayo empleado para su análisis). En pacientes con niveles entre 3,6 y 18 μg/dl (21 μg/dl si ACHO) son ne- cesarios test dinámicos para valorar la integridad del eje hi- potálamo-hipofisario-adrenal. La prueba de estímulo con ACTH (1 o 250 μg por vía intravenosa) no tiene fiabilidad en el posoperatorio inmediato, ya que puede no detectar co- rrectamente una ISS de reciente comienzo, por lo que puede ser necesario realizar un TTI, otras pruebas como la de metopirona o repetir el estudio pasados 3 meses en el que ya será valorable la prueba de ACTH, manteniendo el trata- miento con glucocorticoides hasta confirmar la normalidad del eje. Si el paciente ha precisado desmopresina, se debe reeva- luar la necesidad de continuar el tratamiento, tras su retirada y la cuantificación de la diuresis, principalmente nocturna. No suele ser necesario realizar la prueba de deprivación hí- drica. Si el ciclo menstrual no se reanuda en mujeres premeno- páusicas, se considerará la terapia de reemplazo hormonal sustitutivo (THS). En varones con niveles de testosterona bajos se iniciará tratamiento sustitutivo con testosterona. En caso de hipotiroidismo secundario prequirúrgico, se debe disminuir la dosis de levotiroxina para medir T4L (la determinación de TSH no tiene utilidad para el ajuste de tratamiento en el hipotiroidismo secundario).
  • 11. Medicine. 2020;13(15):833-845 843 ADENOMAS HIPOFISARIOS Y ADENOMAS HIPOFISARIOS NO FUNCIONANTES Tratamiento del déficit de hormona luteinizante/ hormona foliculoestimulante El tratamiento del hipogonadismo debe realizarse en aquellos pacientes no candidatos/subsidiarios de cirugía hipofisaria o con déficit permanente de gonadotropinas tras la intervención u otros tratamientos (tratamiento médico, radioterapia). En varones, el objetivo principal de la terapia con testos- terona es mantener la concentración de testosterona en el rango normal. Actualmente se encuentran disponibles dis- tintas preparaciones comerciales de testosterona. Existen formulaciones tópicas en forma de geles con diferentes con- centraciones de testosterona (desde 1 al 2%), parches de tes- tosterona (no disponible en España) y formulaciones paren- terales para su administración intramuscular que tienen la ventaja de su administración mensual o trimestral. En mujeres, se debe iniciar terapia hormonal sustitutiva o anticonceptivos orales en aquellas en edad premenopáusica con hipogonadismo secundario. Se recomienda mantener el tratamiento hasta los 50 a 51 años26 . En aquellos pacientes con deseo gestacional, la administración de GnRH pulsátil en infusión (bomba) o gonadotropinas intramusculares o subcutáneas se considera una terapia efectiva para la induc- ción de la espermatogénesis en varones y de la ovulación en mujeres. Tratamiento del déficit de hormona del crecimiento Se debe considerar el tratamiento con GH en pacientes con una deficiencia grave de GH. Si existen otras deficiencias hormonales deben estar correctamente sustituidas, tiene que observarse una reducción de la calidad de vida percibida por el paciente (cuestionario AGHDA). También se puede consi- derar en pacientes en los que se ha demostrado un perfil de riesgo cardiovascular adverso y/u osteopenia26 . Se recomienda empezar el reemplazo de GH recombi- nante con dosis bajas (0,2 mg al día), pero la dosis va a de- pender de la edad, ya que los adolescentes durante la transi- ción pueden necesitar dosis iniciales más altas, al igual que las mujeres que toman estrógenos (THS o ACHO). El ajuste de la dosis se realiza en base a las concentraciones de IGF-I, manteniendo los niveles dentro de los límites de la norma- lidad. Tratamiento radioterapéutico La RT no se emplea como tratamiento inicial, salvo que esté contraindicada la cirugía. Es un tratamiento adicional pos- quirúrgico que se suele emplear principalmente en caso de AHNF residuales o recurrentes. Existen distintas modalida- des terapéuticas33 . Radioterapia convencional Requiere entre 25-30 sesiones. En la actualidad ha decaído su uso por los frecuentes efectos secundarios a largo plazo asociados (hipopituitarismo, atrofia del nervio óptico, riesgo de segundos tumores cerebrales y deterioro neurocognitivo) y la disponibilidad actual de otras técnicas más modernas. Tras la valoración inicial y una vez que estén correcta- mente sustituidos los diferentes ejes de ser necesario, la fun- ción hipofisaria debe reevaluarse posteriormente de forma anual. La primera prueba de imagen de reevaluación posquirúr- gica debe realizarse a los 3-6 meses de la intervención; si se realiza antes, los cambios secundarios a la manipulación qui- rúrgica pueden ocasionar lecturas erróneas de los hallazgos de los estudios de imagen. Posteriormente se realizarán de forma anual salvo que existan restos tumorales o existan da- tos histológicos de agresividad que hagan recomendable un seguimiento más estrecho. Tratamiento médico En los AHNF, se debe considerar como primera línea de tratamiento bien la cirugía o una actitud expectante en aque- llos pacientes que no presenten indicación de tratamiento. La sustitución con glucocorticoides, hormona tiroidea y el control de la DIC son los únicos tratamientos hormonales importantes los días previos a la cirugía. La sustitución con esteroides gonadales y GH recombinante (GHr) se debe considerar después de la cirugía u otros tratamientos prima- rios si no se evidencia recuperación de los ejes gonadotropo y/o somatotropo. Tratamiento del déficit de corticotropina Se debe iniciar tratamiento hormonal sustitutivo con gluco- corticoides en todos los pacientes con diagnóstico de ISS o en aquellos en los que no se haya podido descartar. Las dosis de sustitución recomendadas oscilan entre los 15 y 25 mg/día de hidrocortisona o equivalentes. Un régi- men típico de dos veces al día consiste en tomar aproximada- mente dos tercios de la dosis total al levantarse por la maña- na y un tercio por la tarde para simular el ritmo circadiano normal del cortisol. El régimen de tres veces al día emplea dosis decrecientes desde la mañana, mediodía y al final de la tarde (por ejemplo, 10/5/2,5 mg). Se debe valorar la indica- ción de reevaluar el eje corticotropo en aquellos pacientes con posibilidad de recuperación de la ISS (generalmente en- tre el cuarto y quinto día poscirugía, mediante la determina- ción de cortisol sérico basal y ACTH32 . Tratamiento del déficit de tirotropina Debe instaurarse ante la evidencia de un hipotiroidismo se- cundario (concentraciones bajas de T4L en presencia de TSH normal o baja) o primario (siguiendo recomendaciones de tratamiento general). El objetivo en el hipotiroidismo se- cundario es alcanzar niveles de T4L en la mitad superior del límite de la normalidad. Es muy importante no administrar hormona tiroidea (levotiroxina) en presencia de una ISS no sustituida con la administración de glucocorticoides32 . La dosis de inicio recomendada es de 1,6 μg/kg al día, recomendándose dosis de inicio más bajas en ancianos, pa- cientes con enfermedades cardíacas o en caso de sospecha de hipotiroidismo de larga evolución32 .
  • 12. 844 Medicine. 2020;13(15):833-845 ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (III) tumoral. No obstante, actualmente el papel de la terapia médica para prevenir el crecimiento tumoral en los AHNF no es bien conocido, ya que no hay ensayos clínicos aleato- rios controlados con placebo y la mayoría de los estudios disponibles incluyen un pequeño número de pacientes, ca- recen de un grupo de control y tienen un período de segui- miento corto. Responsabilidades éticas Protección de personas y animales. Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales. Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes. Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes. Conflicto de intereses Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses. Bibliografía • Importante •• Muy importante ✔ Metaanálisis ✔ Artículo de revisión ✔ Ensayo clínico controlado ✔ Guía de práctica clínica ✔ Epidemiología ✔ 1. Aflorei ED, Korbonits M. Epidemiology and etiopathogenesis of pitui- tary adenomas. J Neurooncol. 2014;117(3):379-94. ✔ 2. Araujo-Castro M, Berrocal VR, Pascual-Corrales E. Pituitary tumors: epidemiology and clinical presentation spectrum. Hormones (Athens). 2020;19(2):145-55. ✔ 3. Ezzat S, Asa SL, Couldwell WT, Barr CE, Dodge WE, Vance ML, et al. The prevalence of pituitary adenomas: A systematic review. Cancer. 2004; 101(3):613-9. ✔ 4. Daly AF, Tichomirowa MA, Beckers A. The epidemiology and genetics of pituitary adenomas. Best Pract Res Clin Endocrinol Metab. 2009;23(5): 543-54. ✔ 5. Mindermann T, Wilson CB. Age-related and gender-related occurrence of pituitary adenomas. Clin Endocrinol (Oxf). 1994;41(3):359-64. ✔ 6. Beckers A, Daly AF. The clinical, pathological, and genetic features of familial isolated pituitary adenomas. 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Radiocirugía Requiere una única sesión y puede variar de 9 a 30 Grays (Gy). La dosis habitual de tratamiento en AHNF suele ser de unos 16 Gy. En AHNF residuales o recurrentes se consigue el control del volumen tumoral en más del 90% de los casos a partir de los 5 años de seguimiento. Radioterapia estereotáxica fraccionada Se administra en 25-30 sesiones (dosis diarias de 2 Gy, hasta llegar a 48–54 Gy), o bien en hipofraccionamiento en 3-5 sesiones, mediante un acelerador lineal de fotones rayos X y guías o máscaras estereotáxicas recolocables. Consigue con- trolar la progresión del tumor en más del 95% de los pacien- tes a partir de los 5 años de seguimiento. Radioterapia de intensidad modulada Se administra en 25-30 sesiones, mediante acelerador lineal de fotones de rayos X y usando una máscara para inmovilizar al paciente. Representa una forma avanzada de radioterapia conformacional en 3 dimensiones, con el potencial de redu- cir marcadamente la irradiación a los tejidos adyacentes. Actitud expectante En ausencia de hipopituitarismo o defectos del campo visual, los pacientes con AHNF pueden ser seguidos con una vigi- lancia periódica mediante RM para detectar crecimiento tu- moral. En algunos casos, también se deben realizar estudios hormonales durante el seguimiento para detectar el desarro- llo de nuevos déficits hormonales. Dado que el 20% de los nuevos crecimientos tumorales se producen más de 10 años después de la cirugía, se sugiere la posibilidad de efectuar RM seriadas, de manera indefinida27 . Se recomienda seguir a los microadenomas anualmente con imágenes de RM durante 3 años para detectar el creci- miento tumoral, posteriormente se puede espaciar el interva- lo de las pruebas de imagen. En macroadenomas mayores de 2 cm se recomienda ci- rugía por el riesgo de crecimiento, en el caso de que no se haga la intervención, se deben realizar campos visuales cada 6-12 meses. En macroadenomas de 1-2 cm no cercanos al quiasma óptico, se debe realizar una RM a los 6 meses, pos- teriormente anualmente durante 3 años y a continuación con menos frecuencia si el tumor se mantiene estable23 . La mayoría de los microadenomas tienen una función hipofisaria normal en la evaluación inicial y no repetir el es- tudio estaría indicado si no se evidencia crecimiento tumo- ral. En macroadenomas se recomienda realizar un estudio hormonal anualmente por el mayor riesgo de hipopituitaris- mo (3 veces superior que el de los microadenomas)23 . El crecimiento de la lesión, el desarrollo de defectos del campo visual o el desarrollo de hipopituitarismo son posibles indicaciones para la cirugía durante el seguimiento. Otros tratamientos En pacientes con AHNF se han probado otros tratamientos como son los AD, principalmente cabergolina para el control
  • 13. Medicine. 2020;13(15):833-845 845 ADENOMAS HIPOFISARIOS Y ADENOMAS HIPOFISARIOS NO FUNCIONANTES clinical practice guideline. J Clin Endocrinol Metab. 2011;96(4): 894-904. ✔ 24. Bills DC, Meyer FB, Laws ER, Davis DH, Ebersold MJ, Scheithauer BW, et al. A retrospective analysis of pituitary apoplexy. Neurosurgery. 1993; 33(4):602-8. ✔ 25. • Briet C, Salenave S, Bonneville JF, Laws ER, Chanson P. Pituitary apoplexy. Endocr Rev. 2015;36(6):622-45. ✔ 26. Laguna L, Universitario H, Laguna L, Sra N, Laguna L. Hipopituitaris- mo. Manual SEEN. 2019. p. 1-38. ✔ 27. • Melmed S, Kleinberg D. Masas y tumores hipofisarios. 13th ed. Williams. Tratado de endocrinología. New York: Elsevier; 2017. p. 232-99. ✔ 28. Wass JAH, Karavitaki N. Nonfunctioning and gonadotrophin-secreting adenomas. En: Melmed S, editor. The Pituitary. 4ª ed. Londres: Elsevier; 2017. p. 589-603. ✔ 29. Chin BM, Orlandi RR, Wiggins RH. Evaluation of the sellar and parase- llar regions. Magn Reson Imaging Clin N Am. 2012;20(3):515-43. ✔ 30. • Araujo-Castro M, Pascual-Corrales E, Martínez San Millan JS, Rebolleda G, Pian H, Ruz-Caracuel I, et al. Postoperative manage- ment of patients with pituitary tumors submitted to pituitary sur- gery. Experience of a Spanish Pituitary Tumor Center of Excellence. Endocrine. 2020;69(1):5-17. ✔ 31. Miller BA, Ioachimescu AG, Oyesiku NM. Contemporary indications for transsphenoidal pituitary surgery. World Neurosurg. 2014;82(6 Suppl): S147-51. ✔ 32. Esposito D, Olsson DS, Ragnarsson O, Buchfelder M, Skoglund T, Jo- hannsson G. Non-functioning pituitary adenomas: indications for pitui- tary surgery and post-surgical management. Pituitary. 2019;22(4):422-34. ✔ 33. Alameda Hernando C, Lahera Vargas M, Varela Da Costa C. Tratamien- to de los adenomas hipofisarios clínicamente no funcionantes. Endocrinol y Nutr. 2010;57(2):71-81. ✔ 13. Fernández A, Karavitaki N, Wass JAH. Prevalence of pituitary adenomas: A community-based, cross-sectional study in Banbury. Clin Endocrinol (Oxf). 2010;72(3):377-82 ✔ 14. Drange MR, Fram NR, Herman-Bonert V, Melmed S. Pituitary tumor registry: A novel clinical resource. J Clin Endocrinol Metab. 2000; 85(1):168-74. ✔ 15. Rizzoli P, Iuliano S, Weizenbaum E, Laws E. Headache in patients with pituitary lesions: a longitudinal cohort study. Neurosurgery. 2016;78(3): 316-23. ✔ 16. Arafah BM, Prunty D, Ybarra J, Hlavin ML, Selman WR. The dominant role of increased intrasellar pressure in the pathogenesis of hypopituita- rism, hyperprolactinemia, and headaches in patients with pituitary adeno- mas. J Clin Endocrinol Metab. 2000;85(5):1789-93. ✔ 17. • Lithgow K, Batra R, Matthews T, Karavitaki N. Management Of Endocrine Disease: Visual morbidity in patients with pituitary ade- noma. Eur J Endocrinol. 2019;181(5):R185-97. ✔ 18. Vié AL, Raverot G. Modern neuro-ophthalmological evaluation of pa- tients with pituitary disorders. Best Pract Res Clin Endocrinol Metab. 2019;33(2):101279. ✔ 19. Thomas R, Shenoy K, Seshadri MS, Muliyil J, Rao A, Paul P. Visual field defects in non-functioning pituitary adenomas. Indian J Ophthalmol. 2002;50(2):127-30. ✔ 20. • Penn DL, Burke WT, Laws ER. Management of non-functioning pituitary adenomas: surgery. Pituitary. 2018;21(2):145-53. ✔ 21. Charmandari E, Nicolaides NC, Chrousos GP. Adrenal insufficiency. Lancet. 2014;383(9935):2152-67. ✔ 22. Iglesias P, Rodríguez Berrocal V, Díez JJ. Giant pituitary adenoma: histo- logical types, clinical features and therapeutic approaches. Endocrine. 2018;61(3):407-21. ✔ 23. •• Freda PU, Beckers AM, Katznelson L, Molitch ME, Montori VM, Post KD, et al. Pituitary incidentaloma: An endocrine society