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Información y divulgación de la Seguridad y Salud en el Trabajo (SST)
Miguel Angel Figueroa Fernández.
Coordinador del programa de formación y R.F.
Instituto Canario de Seguridad Laboral
Desde los orígenes más remotos del
reconocimiento del daño al cuerpo por
actividades de los seres humanos ya se
representaron las protecciones para los efectos
negativos sobre su integridad. En la pintura
rupestre levantina 1
aparecen algunas de las
primeras representaciones en las que se pueden
apreciar cazadores con protecciones para sus
piernas. Escritores e historiadores de la
antigüedad, e incluso el conocido Código de
Hammurabi expresaron los daños para la salud
por el trabajo, y en el caso del último, las
indemnizaciones por accidentes de trabajo.
Grabado de cazadores provistos de protectores para las
piernas en la pintura rupestre de La Gasulla, en Castellón.
Aún así, en las primeras crónicas apenas se hacía referencia alguna a criterios
preventivos y si se aludía en la interpretación de los hechos a cierto determinismo de la
condición humana que, por si misma, era proclive al sufrimiento en el trabajo, como
explicación dominante.
Con posterioridad a referencias romanas y griegas, los riesgos y daños de los trabajos
de los artesanos aparecen reflejados de forma más organizada en las obras de Bernardino
Ramazzini (1633-1714). En concreto en su Tratado de la enfermedades de los artesanos2
,
considerado el primer texto con criterios de clasificación por actividades artesanas que
además abre la oportunidad a indicar los remedios. Sirva la siguiente frase de su obra como
reflejo:
“Justo que el arte de la medicina aporte su colaboración en beneficio y ayuda de os
trabajadores y mire por su integridad, a fin de que, en la medida de lo posible, puedan
ejercer sin fatiga la profesión a la que se han dedicado”.
Una de las destacadas aportaciones de Ramazzini es el conocimiento del oficio del
artesano, de los procedimientos de sus tareas y de las materia primas que utiliza, y en lógica
consecuencia, la propuesta de “sus” soluciones, para la época. Quizá sea la obra de
Ramazzini el inicio del conocimiento de los riesgos laborales a través de los “orígenes” de los
mismos, que luego nuestra legislación contemporánea considera una premisa indiscutible.
El siguiente período decisivo en el conocimiento y, por consiguiente, la divulgación de
las condiciones de trabajo coincide con la abolición del taller artesanal y la expropiación del
conocimiento del artesano. En el último tercio del siglo XIX, llega el capitalismo3
y en Europa,
los conocidos gremios de artesanos se trastocan en factorías y fabricas donde lo que prima
es la producción apoyada en tecnologías como la máquina de vapor. Para ello que mejor que
1
Pretel A., y Ruiz, M., De Hipócrates a Ramazzini. La medicina del trabajo antes de la Medicina del Trabajo,
Fundación Mapfre, Madrid, 2004.
2
Ramazzini, B., Tratado de la enfermedades de los artesanos, Ministerio de sanidad y consumo, Madrid, 1983.
3
Marx, C., El capital, Siglo XXI, Madrid, 1975.
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llevar el proceso productivo a lugares cerrados con la consiguiente precarización de las
condiciones de trabajo.
La cosificación del proceso de trabajo se ve jalonada por la organización científica del
trabajo de Taylor. La producción en cadena se inicia con las primeras fabricación de latas
para galletas en la Inglaterra, que serían imprescindibles en la navegación marina del
colonialismo británico4
. A la par, va a ser fundamental la aparición de la cadena de montaje
en el desarrollo industrial y, en consecuencia, en la aparición de nuevos riesgos y sus
consecuencias malignas.
De todo ello nos llega información suficiente, tanto de los fabricantes que potencian el
consumo de manufacturas industrializadas como de los gremios de trabajadores que inician
sus reivindicaciones y luchas obreras ante los abusos del capitalismo en consolidación.
Se conforman las relaciones sociales de producción que servirán para establecer el
marco de interacción entre el patrón y el trabajador. Esta circunstancia va a ser determinante
en la lucha por evitar la enfermedad laboral y el accidente de trabajo.
En el territorio conceptual de las condiciones de trabajo y el daño al cuerpo se instalan
las doctrinas de la culpa y del riesgo, de las que subyacen relaciones diferentes respecto de
la causalidad. La de la culpa analiza los hechos desde el efecto, territorio del daño y la
enfermedad, a la causa. La del riesgo introduce el juego de la probabilidad5
.
Hoy en día, fruto de las relaciones sociales de producción con la participación de los
agentes sociales y los gobiernos, la socialización de los conocimientos de la SST toma
especial relieve por mandato de una legislación participada democráticamente. Y de tal forma,
la información y divulgación de la SST se constituye como parte de los procesos de gestación
de la cultura de la prevención de riesgos laborales.
En todo caso, es de justicia que la profundización en el conocimiento la enfermedad
profesional, en este año 2013, con motivo del día mundial de la SST nos brinde la
oportunidad de saber más sobre la promoción de la cultura de la prevención en los diferentes
ámbitos territoriales de la administración. También es imprescindible conocer los diferentes
soportes de comunicación en un entorno virtual en crecimiento. No se ha de olvidar la entrada
en juego de las redes sociales y su aportación principal de vehiculización de iniciativas y fácil
difusión.
Dando un giro desde la actividad divulgativa general en SST hasta la gestión
preventiva, más exigente en objetivos, cabe recordar a Dejours6
cuando expresa que el
trabajo viene a ser aquello que los trabajadores deben agregar a los procedimientos y a la
organización fijada del mismo para hacer frente a lo que no ha sido previsto y que en
ocasiones no puede serlo en la concepción. Quizá esa conexión permanente e inconclusa
puede ser un argumento que de pie a la presente jornada técnica.
4
Googdy, J., Cocina, cuisine y clase: estudio de sociología comparada, Gedisa, Madrid, 1995.
5
Bilbao, A., El accidente de trabajo: entre lo negativo y lo irreformable, Siglo XXI, Madrid, 1997.
6
Dejours, C., Trabajo y sufrimiento. Cuando la injusticia se hace banal, Modus Laborandi, Madrid, 2009.