2. LOS MODELOS FUNCIONALES:
Los modelos funcionales tienen carácter eminentemente práctico. Considerando
los modelos teóricos establecen criterios de actuación e intervención, procedimientos y
mecanismos de control y evaluación.
Podemos diferenciar seis tipos de modelos funcionales en orientación: clínico,
servicios, servicios por programas, programas, consulta y tecnológico. Puesto que el
tema central de nuestro trabajo es la entrevista, nos centraremos en el modelo clínico, por
ser la técnica clínica en orientación por excelencia.
EL MODELO CLÍNICO:
Lo esencial de este modelo es su carácter reactivo, caracterizándose a su vez por
una atención directa e individualizada. Esto se debe a que se parte de una necesidad de
asesoramiento del usuario ante una situación problemática y compleja que él por sí
mismo es incapaz de resolver. Por tanto, la iniciativa es del propio usuario (al contrario
que otros modelos, como el de programas, extremo opuesto al clínico). En el caso de que
la demanda no provenga del propio sujeto, sino de otro agente, el grado de colaboración
se reducirá sensiblemente. El establecimiento de la relación y su mantenimiento es
fundamental desde este modelo.
Dentro de esta modelo podemos distinguir tres principios de intervención:
Principio antropológico: las personas piensan actúan y sacan conclusiones de sus
vivencias libremente.
Principio de cambio: reconducir las decisiones erróneas o susceptibles de mejorarse
siempre es posible.
Principio integrador: sistémico, valorar todos los factores que influyen en la situación.
ENTREVISTA:
3. Como ya hemos dicho anteriormente nos centraremos ahora en la técnica básica
de este modelo .Es por tanto, una herramienta fundamental para el orientador.
Sus objetivos principales son:
Información adecuada y veraz.
Minimizar los errores diagnósticos.
Evitar errores terapéuticos.
Entablar una relación de confianza.
Una vez se haya recogido la demanda de la entrevista, podemos diferenciar
distintas fases a lo largo del cuerpo de la misma:
Encuadre del caso: Momento en el que definimos la situación por la que se está
produciendo la demanda. Nuestro cometido es tratar de generar un clima de trabajo
apropiado acogiendo emocionalmente al sujeto y comprendiendo el sentido de sus
demandas. Al finalizar esta fase, deben quedar claramente establecidos los objetivos
de la intervención así como, los papeles de usuario y orientador. Es por tanto una fase
de acogimiento y comprensión.
Exploración: Lo realmente importante en esta fase es recoger datos, es decir,
determinando que información es relevante y cual no. Definir el problema con
claridad. Nos interesaremos por datos sobre :
-Visión sobre sus vivencias.
-Pensamientos y emociones.
-Necesidades y deseos.
-Conductas e interacción con el entorno.
Intervención: Establecimiento de objetivos y propuestas de intervención a través del
análisis de la información recogida en la fase anterior. El orientador intentará
proporcionar herramientas para la solución de problemas del sujeto.
4. PROTOCOLO DE LA ENTREVISTA:
“Un buen entrevistador no nace, sino que se hace a sí mismo en un proceso
continuo de autocrítica, complementando sus conocimientos y habilidades de
comunicación con un auténtico interés por sus semejantes. Las habilidades de escucha, la
comunicación no verbal, la atención a las emociones son aspectos que se abordan en este
trabajo para dar pautas prácticas de optimización de la entrevista clínica.”
En la práctica existen datos que los percibimos de forma inconsciente, como
pueden ser: la forma de expresarse, los modales, la forma de vestir, etc. estos nos
influyen de tal manera que pueden hacernos tener reacciones emocionales que nos harán
tratar a nuestros pacientes de distintas maneras.
En este proceso de intercambio de información con otra persona intervienen unas
habilidades básicas, que las dividiremos en:
Habilidades de escucha:
La actitud del entrevistador facilita o dificulta la comunicación durante la
entrevista, tal actitud supone una disposición a recibir la comunicación del sujeto y se
traduce en unas manifestaciones físicas, en forma de posturas, gestos, movimientos,
miradas, expresiones faciales, tono, volumen o ritmo de la voz, ritmo de la respiración…
A través de todo ello, intenta concentrarse en las demandas del individuo y manifestar su
interés por él.
Postura física del orientador:
o Ángulo-frente: Se considera más adecuado no sentarse de frente, para no
enfrentar nuestra mirada de forma continuada con el entrevistado.
o Inclinación hacia delante: Esta postura suele interpretarse como de interés
e involucración en lo que se está escuchando. La inclinación hacia atrás se
puede interpretar como aburrimiento o displicencia.
5. o Apertura (manos y brazos): Se trata de asegurar que estamos abiertos a la
escucha. En general, los brazos y piernas cruzados expresan lo contrario.
o Mirada (contacto visual): El contacto visual suele interpretarse como una
manifestación de interés, sin embargo la atención a los momentos en que
se produce la pérdida de este contacto visual puede ser fuente de
información muy valiosa.
o Relajación: Las posturas demasiado rígidas o las manifestaciones que el
paciente se sienta incómodo y dificultar la entrevista.
Actitud interna del entrevistador:
o Silencio intrapsíquico: El entrevistador se compromete a dedicar sus
reflexiones al paciente durante la entrevista y no dedicarse a pensar en
otras cosas.
o No hacer interpretaciones ni juicios de valor: El entrevistador se prepara
para intentar comprender el mundo de valores y significados del paciente.
Debe comprender cómo estos se manifiestan en su comportamiento.
Juzgar el comportamiento del paciente según los propios comportamientos
del orientador, no sólo no ayuda, sino que impide hacer esta operación.
Cuando nos encontremos haciendo juicios de valor sobre el
comportamiento del paciente (en lugar de intentar acceder al significado
personal de sus actos) debemos preguntarnos qué es lo que nos ha hecho
apartarnos de nuestro cometido (esta pregunta puede ser una fuente
importante de información).
o Atención a lo no explícito: Es importante prestar atención no sólo a lo que
el paciente dice, sino también a las cosas que calla, deliberadamente o
inadvertidamente, y a las cosas que aunque no dice, están de algún modo
implícitas en lo que dice. Se consideran cuatro categorías de discurso no
explícito.
o No argumentar en función de las vivencias y actitudes propias
o No caer en expresiones continuas de tranquilización.
6. o No caer en la necesidad de tener soluciones mágicas que ofrecer. La
demanda de respuestas inmediatas por parte del sujeto debe ser rechazada
argumentadamente.
o No dar órdenes, ni hacer prohibiciones, exigencias o recriminaciones.
En relación a esto, concluimos una serie de cualidades que el orientador debe reflejar
durante las entrevistas, según Rogers:
o Autenticidad
o Respeto
o Empatía
o Consideración positiva y condicional
o Capacidad de esencializar lo escuchado
o Capacidad para plantear incongruencias entre la manera de pensar y de
actuar del sujeto.
o Habilidad para transferirle el control de la situación y la responsabilidad de
la solución.
o Utilización acertada de la autorevelación como técnica de clarificación.
o Centrarse en el aquí y ahora.
o Mantener siempre la autorrealización como objetivo último.
Otras consideraciones a la hora de preparar la entrevista:
o Tener a punto el equipo para registrar la entrevista
o Establecer un primer contacto informal.
o Preparar tanto preguntas abiertas como semi-abiertas
o Disponer de un tiempo ilimitado para la entrevista.
7. o Buscar un lugar adecuado y generar un ambiente acogedor.
o Evitar barreras físicas y mantener la distancia adecuada.
o Clima de comunicación apropiado.
o Entrevistas privadas, para posibilitar la libertad de expresión.
o Mínimo de distracciones (teléfono que suena, persona que entra…)
8. Aquí se presentan los resultados obtenidos por la votación de toda la clase. En
color rojo aquellos referidos a la entrevista del policía y en azul los de la entrevista a la
madre.
PROTOCOLO DE EVALUACIÓN:
Establecimiento de un primer contacto informal.
1 2 3 4 5
Preguntas abiertas y semi-abiertas.
1 2 3 4 5
Respeto, empatía y aceptación incondicional del sujeto.
1 2 3 4 5
Se ha otorgado al sujeto el control y responsabilidad del problema.
1 2 3 44 5
Utilización de lenguaje y mensajes adaptados a la edad.
1 2 3 4 55
Uso acertado de tiempos y silencios.
1 2 3 44 5
Se ha evitado hablar demasiado y hacer sugerencias.
1 2 3 4 5
Uso adecuado de posturas, gestos, miradas…
1 2 3 4 5
Se ha reconducido la entrevista hacia el tema central.
1 2 3 4 5
Apoyo, afecto y atención personalizada.
1 2 3 4 5
Se ha abusado de expresiones tranquilizadoras.
11 2 3 4 5
Se han propuesto soluciones mágicas.
11 2 3 4 5
Se dan órdenes y prohibiciones.
11 2 3 4 5
9. ANÁLISIS DE LA EVALUACIÓN:
Como nota inicial antes de comenzar con el análisis decir que, la situación que
hemos vivenciado ha sido muy artificial, lo que ha dificultado el llevar a cabo el
protocolo que teníamos diseñado. Algunos de los ítems eran realmente difíciles de
valorar. Además, el hecho de que las entrevistas se realizaran delante de toda la clase,
repercutía en algunas actitudes de los “actores”: timidez, inhibición, falta de naturalidad,
vergüenza…
En la primera de las entrevistas, la que el orientador hacía al policía para pedirle
su colaboración, los compañeros puntuaron el primer ítem de la evaluación
(establecimiento de un primer contacto informal) con un 4. Nosotras, personalmente,
pensamos que la puntuación adecuada sería en torno a un 2, pues el establecimiento de la
relación en esta primera pareja fue prácticamente nulo; llegaron y apenas se saludaron ya
estaban centrados en el tema. Sin embargo, en la otra entrevista, este primer paso fue
realizado con más naturalidad, dándole importancia al primer contacto. Así lo consideró
la clase y nosotras lo corroboramos.
Otro de los ítems que nos gustaría destacar es el uso adecuado de posturas, gestos
y miradas. En la primera entrevista fue puntuado con un tres. A pesar de ser un número
bastante bajo, nosotras pensamos que debiera ser inferior, porque estuvieron cruzados de
brazos, lo que supone una barrera a la comunicación. Por otro lado, los participantes,
apenas se miraron a los ojos, expresando una actitud de timidez y falta de comunicación.
El tono de voz no fue el más adecuado, lo que denota, de la misma manera, la falta de
confianza entre los miembros. En la segunda entrevista este aspecto fue llevado a cabo
con éxito. Así lo valoramos nosotras y el resto de compañeros.
Respecto a la segunda entrevista podemos decir que supuso una aproximación
bastante real a la realidad. El entrevistado (el padre) constantemente cambiaba de tema,
desviándose del principal. La orientadora, por su parte, supo reconducir el tema para
centrarse en lo que de verdad les interesaba. Por ello, en el ítem referido a este aspecto,
fueron puntuados con un 5.
10. En esta misma entrevista se puntuó a la orientadora con un 2 en el ítem “se ha
evitado hablar demasiado y hacer sugerencias”. A menudo en la realidad la participación
del entrevistado puede ser escasa, lo que obliga al entrevistador a motivar al otro para
que participe.
CASO:
CONTEXTUALIZACIÓN:
-Zona rural, en declive económico.
-Accesos, carreteras y caminos en mal estado.
-Gran número de accidentes de tráfico, que incluyen atropellos a peatones.
-No hay servicios de transporte público que comuniquen el pueblo con la ciudad.
-En consecuencia, mucha gente joven con necesidad de disponer del permiso de
conducción.
ENTREVISTAS:
1.- A un policía local, solicitando su ayuda para dar unas charlas a los alumnos de 2º
Bachillerato sobre educación vial pretendiendo concienciar a los jóvenes de su
relevancia en el contexto en el que viven.
2.- A una familia para exponerle la oferta antes comentada y la posibilidad de que su hijo
participe.