1. 22/05/2018 1
FACULTAD: CIENCIAS HUMANAS, SOCIALES Y DE LA EDUCACIÓN
PROGRAMA: LICENCIATURA EN EDUCACIÓN RELIGIOSA
PERÍODO: 2018-1
Nombre de la asignatura: Desarrollo Moral
Nombre del docente: P. Jorge Luis Toro Rivas
Intensidad horaria: 80 horas
Presencial: 16 horas
Dedicación por parte del estudiante: 64 horas
Créditos: 2
Fase de formación: Disciplinar
Semestre: VII
Área académica - Humanística
2. Profesor: P. Jorge Luis Toro R.
Lic. Teología Moral, Bioética y Educación religiosa
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4
INTRODUCCIÓN
Dios llama al hombre a realizarse
como persona, como sujeto
moral, y a alcanzar de ese
modo su propia salvación eterna.
Pero no sólo lo hace a través de
medios extraordinarios, ni
solamente llama a su pueblo
escogido. Dios llama a cada
hombre, y lo hace ante todo a
través de su misma realidad
como persona, creada por Él.
Y específicamente, a través de
su conciencia.
5. 22/05/2018 5
La Conciencia: tema central de la moral
•Vamos a estudiar la conciencia
como un “instrumento” puesto por
el Creador en todo ser humano, a
través del cual le llama a ser lo que
debe ser, actuando como debe
actuar.
•Aclararemos en primer lugar el
concepto de conciencia, primero a
partir del lenguaje popular y luego
considerando el origen etimológico
del término.
6. 22/05/2018 6
Comprenderemos así que la
conciencia es un “saber”
relacionado con el bien o el mal
moral; un saber habitual o un saber
actual. Luego profundizaremos en
la realidad moral de la conciencia
en cuanto instrumento de la
llamada moral de Dios a todo
hombre. Y veremos que la dignidad
de quien desea actuar según su
conciencia pasa por el deseo
sincero de escuchar y obedecer a
la voz de Dios que le habla en ella.
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En tercer lugar habrá que
distinguir los diversos tipos de
conciencia y los diferentes
estados en que se puede hallar.
Finalmente analizaremos cuáles
son las diversas “exigencias”
morales para el sujeto según el
estado de su conciencia,
especialmente cuando su
conciencia es errónea o se
encuentra en estado de duda.
8. 22/05/2018 8
1- El concepto de “conciencia”
Análisis del lenguaje común: La “conciencia”
Es una verdadera protagonista en la cultura
y en la sociedad actual. Continuamente se
hace referencia a ella de distintas formas y
en ambientes muy diversos; con significados
también discordantes. Esquematizando la
complejidad de las diversas visiones de la
conciencia que pululan entre la gente,
podríamos identificar dos sentidos
antagónicos: La conciencia como “árbitro”
y como “arbitrio”.
9. 22/05/2018 9
La conciencia como árbitro.
•Un niño de unos 12 años
intuía la conciencia como
una “campanita” que suena
dentro, cuando uno se pasa
una determinada línea.
•Todos los chicos del grupo
asintieron.
10. 22/05/2018 10
La conciencia es un “ojo” que ve
siempre lo que haces, vayas donde
vayas; o una “voz” que te indica de
vez en cuando lo que debes hacer o
dejar de hacer (“la voz de la
conciencia”).
Hay muchas expresiones populares que van en el mismo sentido:
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•o bien, un “gusano” que te remuerde
dentro cuando has hecho algo malo;
un “juez”, un “testigo”, un
“apuntador” como los del teatro, que
te “sopla” lo que tienes que hacer...
Hay en todas esas expresiones una comprensión de la conciencia
como algo que tiene que ver con el juicio sobre el bien o el mal
de nuestros actos; algo que en su juicio no depende totalmente
de nuestro querer.
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Ese algo suena, ve, habla, remuerde, juzga,
atestigua o dicta, de algún modo
independientemente de nuestros deseos,
planes, intereses, gustos y decisiones.
Si dependiera totalmente de nuestro querer,
las cosas serían mucho más sencillas: sería
bueno todo lo que quisiéramos que fuera
bueno, todo lo que nos gustara o interesara...
y ¡se acabaron los “problemas de
conciencia”! Pero no, la conciencia no se
doblega fácilmente a nuestro propio yo.
Se tiene la impresión de que se trata de un
“árbitro” moral, diverso de nosotros mismos.
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La conciencia como arbitrio.
No es raro oír, una frase de este tipo:
“Digan lo que digan, yo hago lo que me
dice mi conciencia”; o bien: “hizo bien,
porque actuó en conciencia”. Ese “hago
lo que me diga mi conciencia” podría a
veces traducirse como “hago lo que me
dé la gana”.
14. 22/05/2018 14
•Se debe efectivamente hacer lo que
dice la conciencia; pero muchas
veces esa expresión indica una
actitud que parte de una visión de
la conciencia personal como
instancia decisional, más que como
juez del bien o del mal.
•Haga yo lo que haga, está bien si lo
hago en conciencia, es decir,
coherentemente con mi propio
modo de pensar.
• Aquí la conciencia no es “árbitro”
sino “libre arbitrio”.
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•En las dos acepciones
presentadas hay algo de
correcto y algo de equivocado.
•La conciencia es árbitro, pero
no ajeno, externo al sujeto
mismo; y se debe seguir la
propia conciencia, pero no
como si el bien o el mal
dependieran de la propia
decisión.
•El análisis etimológico del
término mismo nos ayudará a
comprender mejor el concepto.
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La conciencia como “saber moral”:
La palabra “conciencia” proviene del
latín “conscientia”, palabra compuesta
de “cum” y “scientia”: significa, en
primera estancia, “saber con”; Un
saber o conocimiento común a varias
personas, confidencia o complicidad.
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•Es exactamente el mismo
significado del vocablo griego
referido a la conciencia: συνείδησις
proveniente de suneidesis es decir,
saber con otro, confidencia o
complicidad, o sea, que significa
uno conociendo con y el testimonio
dado de la propia conducta por la
conciencia.
•Por lo tanto, la conciencia es un
saber, y no un querer o decidir.
Tiene que ver con el intelecto de la
persona, no con su voluntad.
18. 22/05/2018 18
Se distinguen dos tipos de conciencia:
•La conciencia psicológica,
que es el saber en cuanto
presencia de la realidad en
el sujeto, y
•La conciencia moral, en
cuanto conocimiento del
bien/mal moral implicado en
una determinada acción
humana.
19. 22/05/2018 19
•Algunos idiomas tienen palabras
propias para cada uno de esos dos
tipos de ese saber.
•En castellano existe la palabra
“consciencia” para designar
propiamente la realidad psicológica:
soy consciente de que estoy
escribiendo estas notas (aunque se
puede decir también que “tengo
conciencia” de ello).
• En cambio cuando se trata del saber
moral se usa sólo el término
conciencia.
20. 22/05/2018 20
c) Conciencia habitual y actual:
Nos interesa aquí la conciencia en cuanto saber
moral, es decir, en cuanto conocimiento del
bien y del mal en relación con el actuar
humano. Ahora bien, ese conocimiento puede
ser un conocimiento habitual, permanente,
que nos da la capacidad de discernir lo que es o
no conforme a la razón moral: es la conciencia
habitual. Puede ser un conocimiento actual,
un juicio particular sobre el bien o mal de una
determinada acción, especialmente sobre una
acción cuyo sujeto soy yo que juzgo: es la
conciencia actual.
21. 22/05/2018 21
La conciencia habitual
•En los tratados clásicos se suele
designar con el término de
sindéresis, designa una
capacidad, un habitus que
perfecciona a la facultad del
intelecto, gracias al cual éste
puede apreciar el bien y el mal
moral.
•Es un hábito formado sobre todo
por los llamados primeros
principios de la “razón práctica”.
22. 22/05/2018 22
•La razón práctica es la razón humana
en su función de guía de la acción del
individuo.
•La misma razón humana, en su
función de conocer la realidad tal
cual es, recibe el nombre de “razón
especulativa”.
• La razón, sea en su función
especulativa o en su función
práctica, está como enraizada en
unos principios “primeros”,
espontáneos, innatos, que
configuran su mismo razonar.
23. 22/05/2018 23
Los “primeros principios”
•Entre los “primeros principios” se
encuentra uno que es algo así como el
“principio fontal”, la fuente primera del
mismo razonar, tanto especulativo como
práctico.
•La razón especulativa, cuyo objeto propio
es el ser, tiene como principio fontal el
llamado “principio de no contradicción”:
“Lo que es, es; lo que no es, no es; y por
ello, nada puede ser y no ser al mismo
tiempo y bajo el mismo aspecto”.
24. 22/05/2018 24
•De modo parecido, la razón
práctica, que tiene como objeto
propio el bien, razona en función
de su propio principio fontal,
llamado:
“Primer principio de la moralidad”:
“se debe hacer el bien y evitar el
mal”.
25. 22/05/2018 25
•Igual que el principio de no
contradicción no es sino la
expresión de la realidad del ser,
el primer principio de la
moralidad no es sino la expresión
de la realidad del bien: en el
campo moral, decir bien es igual a
decir “faciendum”; decir mal es
igual a decir “vitandum”.
26. 22/05/2018 26
•Sobre la base de su propio
principio fontal la razón explicita
algunos “primeros principios”
generales, sea en relación con el
ser, sea en relación con el bien.
• La razón práctica formula de
modo espontáneo unos principios
morales generales, que
constituyen la llamada
“Ley Moral Natural”
27. 22/05/2018 27
•Sobre la base de estos principios
generales, y a consecuencia del
proceso de asimilación que realiza
el sujeto por su contacto con la
“cultura moral” en la que crece
(a través de la familia, educadores,
lecturas y medios de comunicación
social, amistades, sociedad en
general), la conciencia habitual se
enriquece de toda una serie de
principios secundarios, valores,
normas, indicaciones... sobre el
bien y el mal.
28. 22/05/2018 28
La conciencia actual
Es la conciencia en sentido estricto, no
es un habitus permanente, como la
conciencia habitual, sino un actus de
la razón práctica. Podemos definirla
como un juicio de la razón práctica que
aplica los principios morales comunes
al acto humano singular, percibiendo
su relación con la razón misma y por lo
tanto testificando su carácter moral
y aprobando o reprobando su
realización.
29. 22/05/2018 29
•La última parte de esta definición contiene
un elemento importante: la conciencia
aprueba o reprueba el acto humano
singular, según lo ve bueno o malo.
•La conciencia no es parte de la voluntad
(ni tampoco de la dimensión afectiva del
sujeto), sino del intelecto. Pero esto no
significa que el juicio de conciencia consista
sólo en una constatación de la cualidad
moral del acto. Al contrario, la conciencia
moral (contrariamente a la conciencia
psicológica) inclina al sujeto hacia lo que ve
como bueno y lo aleja de lo malo.
30. 22/05/2018 30
•Y esto, precisamente, porque el
objeto propio de la conciencia
no es el ser de las cosas sino el
bien del actuar humano. Y el bien
“tiene razón de bien”.
•Como decía antes, el “primer
principio de la moralidad”,
raíz misma de la sindéresis o
conciencia habitual, consiste en
la apreciación del bien como
“faciendum” y del mal como
“vitandum”.
31. 22/05/2018 31
2- Dios llama en la conciencia
Comprender la realidad de la conciencia
como el “lugar” o “instrumento” a través
del cual Dios llama al hombre a realizarse
en cuanto sujeto moral, y por tanto, en
cuanto persona.
32. 22/05/2018 32
Algunos autores de la antigüedad
clásica, como Cicerón y Séneca,
hacían ya referencia a Dios como
presente en la conciencia.
34. 22/05/2018 34
Entre los padres de la Iglesia la referencia a Dios
frecuente.
S. Agustín:
“No está todavía por completo borrada
en ti la imagen de Dios que en tu
conciencia imprimió el Creador”.
Nos dice que la conciencia es la
“sede de Dios en el corazón del
hombre”.
35. 22/05/2018 35
Es frecuente, específicamente, la idea de
que la conciencia es la voz de Dios, como
afirma, por ejemplo, S. Ambrosio:
“Naturalmente nos aparece el mal como
algo que evitar y el bien como algo que hay
que hacer. Es como si oyéremos la voz de
Dios que nos insinúa prohibiciones y
preceptos”.
36. 22/05/2018 36
La escolástica medieval operó una labor
de profundización y sistematización
importantísima para el desarrollo del
tema de la conciencia.
37. 22/05/2018 37
Sobre todo S. Tomás, quien explicó su
conexión con la facultad de la razón:
“cum constientia sit quodam modo
dictamen rationis” (Suma Theol I-II 19, 5).
La conciencia esta abierta al dictamen
de la razón
38. 22/05/2018 38
La moral postridentina siguió dando
importancia al tema, pero quizás viéndola
más en su relación de dependencia de la
Ley natural que como “lugar” de
encuentro vivo con Dios, su Creador.
39. 22/05/2018 39
La dignidad de la conciencia moral: (GS 16).
En lo más profundo de su conciencia descubre el hombre
la existencia de una ley que él no se dicta a sí mismo, pero
a la cual debe obedecer, y cuya voz resuena, cuando es
necesario, en los oídos de su corazón, advirtiéndole que
debe amar y practicar el bien y que debe evitar el mal:
haz esto, evita aquello.
40. 22/05/2018 40
Porque el hombre tiene una ley escrita por
Dios en su corazón, en cuya obediencia
consiste la dignidad humana y por la cual
será juzgado personalmente.
41. 22/05/2018 41
La conciencia es el núcleo más secreto y el
sagrario del hombre, en el que éste se
siente a solas con Dios, cuya voz resuena
en el recinto más íntimo de aquélla.
42. 22/05/2018 42
Es la conciencia la que de modo admirable
da a conocer esa ley cuyo cumplimiento
consiste en el amor de Dios y del prójimo”
43. 22/05/2018 43
3- Tipos y estados de conciencia
La conciencia es una realidad única en cada
individuo, pero es también una realidad
compleja.
44. 22/05/2018 44
Vamos ahora a analizar brevemente
algunos diversos “tipos” de conciencia,
y sobre todo algunos de los estados en
que se puede encontrar la conciencia de
una persona, para tratar de esclarecer
cómo debemos comportarnos en cada
uno de ellos.
45. 22/05/2018 45
a) Conciencia habitual o actual :
Cabría establecer aquí la distinción entre la
conciencia habitual y la conciencia actual, pero he
preferido hacerlo antes, para entender desde el
inicio la naturaleza de la conciencia, con esa doble
dimensión.
46. 22/05/2018 46
b) Conciencia antecedente, concomitante y
consiguiente:
Esta clasificación clásica considera el
momento en que el sujeto realiza el juicio
de conciencia en relación con el acto
humano sobre el que juzga.
47. 22/05/2018 47
Se le llama conciencia antecedente
cuando el juicio precede a la acción;
48. 22/05/2018 48
Conciencia concomitante es el juicio
emitido durante la acción misma,
cuando el sujeto reflexiona moralmente
sobre lo que está haciendo.
49. 22/05/2018 49
Si el juicio se refiere en cambio a un acto
ya realizado, se le llama:
Conciencia consiguiente.
50. 22/05/2018 50
En los dos primeros casos, la
conciencia puede y tiende a guiar la
acción de la persona; en el tercero,
una vez realizado el hecho, podrá
solamente atestiguar sobre el
bien/mal realizado.
51. Pero también este juicio después de la
acción es importante para guiar a la
persona en sus comportamientos futuros
y hasta en relación con el acto realizado,
en la medida en que sea posible hacer
algo en relación con él, por ejemplo
reparar el mal hecho a alguien.
22/05/2018 51
52. c) Conciencia recta o torcida:
Llamamos conciencia “recta” a la conciencia de un
sujeto que procura sinceramente entender la
realidad moral objetiva, para ver como bueno lo
que es bueno y como malo lo que es malo, y
actuar en consecuencia.22/05/2018 52
53. Es “torcida” la conciencia cuando el sujeto no quiere
sinceramente adecuar su saber moral y su juicio
moral particular a la realidad moral objetiva, porque
no quiere actuar coherentemente con ella.
22/05/2018 53
54. Y esa actitud moralmente torcida le
llevará a desviar su razón para que se
acomode a lo que él quiere ver y
entender, o a actuar en contra de lo
que le dice su conciencia, tratando de
no hacerle caso o de justificar su
comportamiento con algún tipo de
razonamiento añadido.
22/05/2018 54
55. d) Conciencia cierta o dudosa:
Es cierta cuando el sujeto está
convencido firmemente de su juicio
de conciencia. El “sabe” que un
determinado acto es bueno o malo.
No le caben dudas.
22/05/2018 55
56. A veces, en cambio, el individuo no
está seguro de la cualificación moral
que debe dar a un acto (hecho o por
hacer), y por tanto no sabe cómo debe
actuar. Se encuentra en estado de
conciencia dudosa.
22/05/2018 56
57. e) Conciencia verdadera o errónea:
“Cierto” no es aquí sinónimo de “verdadero”.
Yo puedo estar muy cierto de algo que no corresponde
a la realidad.
22/05/2018 57
58. Por ello, la conciencia cierta se subdivide en
conciencia verdadera y conciencia errónea.
22/05/2018 58
59. La conciencia es verdadera cuando el
juicio de razón corresponde a la cualidad
moral objetiva del acto.
22/05/2018 59
60. La verdad moral objetiva depende en el
fondo de la correspondencia entre el
acto y la “norma moral objetiva”,
basada especialmente en la Ley Moral
Natural y en la Ley de Dios.
22/05/2018 60
61. Cuando el juicio de razón es contrario a la
norma moral objetiva, la conciencia es
errónea.
22/05/2018 61
62. La verdad o el error de la conciencia puede
referirse a dos factores diversos: el derecho
o el hecho.
Se habla, pues, de error -o de ignorancia, o
de duda- de derecho o de hecho).
22/05/2018 62
63. En el primer caso se trata del
conocimiento del principio o norma
que rige un determinado acto: por
ejemplo, saber o no que el miércoles
de ceniza el cristiano debe observar
abstinencia.
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64. En el segundo se trata del conocimiento
del hecho mismo que es regido por el
principio o norma: saber o no que hoy
es miércoles de ceniza.
22/05/2018 64
65. 4. Las exigencias morales de la conciencia
¿Como debemos comportarnos
cuando nos encontramos en un
estado de conciencia determinado,
como por ejemplo si el juicio de
conciencia es erróneo o si no logro
salir de la duda sobre la moralidad
de un acto?
22/05/2018 65
66. a) La conciencia siempre obliga:
¿Cómo se debe actuar cuando la conciencia
es verdadera o errónea?
Digamos ante todo, que debemos siempre
seguir el juicio cierto de nuestra conciencia.
22/05/2018 66
67. Si estamos verdaderamente convencidos
de que algo es bueno o malo, después de
haber tratado de comprenderlo con toda
sinceridad, y poniendo los medios
necesarios para ello (conciencia recta),
debemos actuar en consecuencia,
haciendo lo que vemos como bueno y
rechazando lo que vemos como malo.
22/05/2018 67
68. b) La conciencia errónea disculpa si es invencible e
inculpable:
Por otra parte, decir que la persona debe
seguir el propio juicio de conciencia cierta,
también cuando yerra, no significa que no
pueda haber cierta responsabilidad moral
en el error.
22/05/2018 68
69. En este sentido, se suele decir que
aunque la conciencia errónea obliga
siempre, sólo disculpa moralmente al
sujeto si el error es invencible e
inculpable.
22/05/2018 69
70. Se entiende por error invencible aquél
en el que el sujeto yerra sin ninguna
posibilidad de salir de su error y conocer
la verdad moral.
22/05/2018 70
71. Puede ser el caso de quien ha vivido
desde niño en un ambiente en el que
todo y todos le han llevado a ver
erróneamente cierto tipo de acción
como buena o mala. El no puede ni
siquiera sospechar que pueda ser de
otro modo, y actúa -con buena
voluntad- en consecuencia.
22/05/2018 71
72. Si, en cambio, en algún momento
sospechara que quizás ese
comportamiento pudiera merecer un
juicio moral contrario al que hasta ahora
ha dado, tendría la obligación de tratar
de conocer la verdad objetiva; su error
ya no sería “invencible”, y si el no
vencerlo depende de su libre voluntad,
su error vendría a ser “culpable”.
22/05/2018 72
73. Se llama culpable, pues, a aquél error de
conciencia del cual el sujeto es de algún
modo responsable[1]. El es, de alguna
manera, el causante de su propio error.
[1] Naturalmente, es un modo de hablar:
el culpable no es el error, sino el sujeto
que yerra.
22/05/2018 73
74. Hay sobre todo tres tipos de error
culpable. Ante todo el error por
negligencia, cuando el sujeto debería
estar bien informado de la cualidad
moral de un acto, pero ha descuidado
(por pereza, superficialidad egoísta, etc.)
el esfuerzo por formar su conciencia y
no ha puesto los medios necesarios que
estaban a su alcance.
22/05/2018 74
75. Más serio es el error “in causa”, es decir el error de
quien yerra a causa de algo que él ha querido
libremente y que sabía que le podría llevar al error.
Puede ser, por ejemplo, la voluntad de beber hasta
emborracharse, sabiendo que en esa situación se
podrá actuar “sin darse cuenta” de lo que se hace;
O el dejarse llevar por la pasión y el vicio hasta
obnubilar la propia conciencia y llegar a ver como
bueno algo que antes se sabía bien que no lo era.22/05/2018 75
76. Pero hay un tercer tipo de error culpable
que es más sutil y al mismo tiempo más
grave.
Es el error afectado. Se refiere a la actitud
de quien yerra porque no quiere conocer la
verdad para no tener que actuar en
conciencia de modo diverso a como le
interesa.22/05/2018 76
77. Pongamos que creo erróneamente que yo
no debo pagar un determinado impuesto;
alguien me dice que estoy equivocado;
podría preguntar... pero prefiero quedarme
como estoy, por si acaso...
El error es debido aquí a un afecto por un
determinado interés, a causa del cual estoy
dispuesto a obrar el mal. La actitud de
fondo de la voluntad es de adhesión al mal.
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78. El texto de GS sobre la conciencia, resume
sintéticamente esta doctrina:
No rara vez, sin embargo, ocurre que yerra
la conciencia por ignorancia invencible, sin
que ello suponga la pérdida de su dignidad.
Cosa que no puede afirmarse cuando el
hombre se despreocupa de buscar la
verdad y el bien y la conciencia se va
progresivamente entenebreciendo por el
hábito del pecado” (GS, 16).
22/05/2018 78
79. El Catecismo de la Iglesia Católica
Advierte sobre la culpabilidad que
puede haber en la ignorancia y el
error de conciencia:
22/05/2018 79
80. “El desconocimiento de Cristo y de su
Evangelio, los malos ejemplos recibidos
de otros, la servidumbre de las pasiones,
la pretensión de una mal entendida
autonomía de la conciencia, el rechazo
de la autoridad de la Iglesia y de su
enseñanza, la falta de conversión y de
caridad pueden conducir a desviaciones
del juicio en la conducta moral"
(CEC, 1792).
22/05/2018 80
81. 22/05/2018 81
Lecturas complementarias
• CEC 1776-1802
• VS 3, 32, 34, 54-64
• EV 4, 11, 24, 58, 69-73, 90
• GS 16, 17
• LG 16
• DH 1-3
• Sto. Tomás, S. Th., I, q. 79, a. 12; I-II, q.
76; q. 94, a. 1, ad 2 y a. 2; De Veritate,
q. 14, a. 2; q. 16, a. 1 y 3; q. 17, a. 1 y
2; In IV Sent., dist. 38, 2, 4 ad finem