1. ¿Existe amargura en la política?
En términos precisos su definición (amargura) siempre ha estado asociado al adjetivo resentido.
Digamos, para el caso que motiva este escrito, que se trata de una sensación de malestar que
menoscaba la lucidez cotidiana. Como cuando se desciende a los limbos y purgatorios en el decir de
la canción “Valentina” de Isabel Parra.
Y no es para menos. En tempo inmediato pasado escribí varias veces acerca del declive acelerado del
gobierno de Gustavo Petro Urrego. Expresiones puntuales y concretas acerca del manejo de sus
políticas públicas. No pudo nunca controlar el espectro heterogéneo del Pacto Histórico. Y, a su vez,
empezaría a implementar opciones de manejo muy cercanas a las que combatió públicamente en
campaña.
Ahora bien, digamos que, hasta ahí, todo era relativamente manejable. Algo así como entender que
estaba ausente en cualquiera de mis análisis la figura perversa de la financiación ilegal de la campaña.
Y es que en mi imaginario no cabía. Era tanto como entender que, a pesar de las profundas diferencias;
al menos sentía cierto orgullo de un gobierno construido a puro pulso nítido e impoluto. Además, con
la participación plena y auténtica de las comunidades organizadas. Particularmente en lo que respecta
a aquellas lideradas por Francia Márquez. Es decir, un mandato plenamente popular que, aun siendo
demasiado diverso, era expresión de una opción diferente.
Ahora bien, en términos de un Estado Social de Derecho, queda claro que se deben agotar todas las
posibilidades que otorga el derecho a la defensa. Con mayor razón, tratándose de acciones tipificadas
como punibles de un presidente en ejercicio. Existen instancias plenamente válidas
constitucionalmente, incluido el Consejo Nacional Electoral, encargadas de investigar y dar traslado
del resultado de la investigación a la Corte Suprema de Justicia y a la Comisión de Acusaciones de la
Cámara de Representantes.
Hasta ahí en términos del derecho que tiene el presidente de la República Gustavo Urrego. Pero yendo
más allá, considero pertinente agregar algunos aspectos. Retomo el concepto de gobernabilidad,
expresado en un escrito anterior. Cuando se pierde el pulso. Cuando el control se ha perdido, deviene
la incapacidad para ejercer acciones de gobierno coherentes. Tanto al interior de territorio nacional;
como también en el Legislativo.
Otro aspecto tiene que ver con el entendido conceptual de las lealtades. Obviamente cada familia
procesa sus propias contradicciones y principios. El rol del padre, del hijo, de la madre. A decir verdad
sorprende que en un momento tan crucial de la vida politica del país prevalezca aquello que mas daño
hace. Algo así como una expresión de retaliación. No se si Nicolás Petro haya sido presionado al
momento de presentar su versión original de los hechos y luego proceda a una variación fundamental.
Entre ser culpable con respnsabilidad plena personal y el extravío de tener "otra verdad" en el bolsillo
para negociar con la Fisacalía y convertirse en sujeto susceptible de tratamiento especial. Queda una
sensación demasiado bochornosa. A esto se agrega versiones más recientes en términos de algunas
actvividades de apoyo a la campaña en el Departamento del Casanare con la participación de personas
vinculadas con el narcotráfico.
Es obvio que en el espectro politico, aquellos y aquellas milltantes fundamentalistas de algunas
agrupaciones políticas aprovechen la situación. Y en esto existen íconos plenamente identificados que
convocan desde ya a profundizar la inestabilidad politica y presionar la renuncia del señor presidente.
2. Otra preocupación tiene que ver con el contexto internacional. Ha quedado claro el apoyo de
diferentes organizaciones internacionales, de países y de la ONU al proceso de paz total, incluidos los
procesos ihnerentes en su aplicación. Además hemos adquirido cierta solidez y confianza en lo que
corresponde al manejo económico y de politica fiscal. Espero que no se pierda la confianza presente
y se mantenga. De todas maneras considero que el daño está hecho. Asi se pueda tratar de lograr
algunas recomposisiones politicas, nada va ser lo mismo.