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Petronila Rentería había llegado, con su hija, la noche anterior. Caloto las vio llegar. Un tanto desorientadas.Venían desde Bahía
Solano. Desorientación y desesperanza.Una llegada forzada,en razón a hechos que comprometían la seguridad y la supervivencia.
Venían, precedidas de caravanas enteras, de nativos originarios, de afrodescendientes, de campesinos rasos. Cada paso, en su
huida, constituyó una odisea. Porque el hambre, el cansancio y el desarraigo ejercían como peso que los obligaba a establecer
una comunicación continua con un horizonte perdido. Porque, los conceptos de familia y de grupo tendían a convertirse en
expectativa latente, no hecho concreto. Han pasado tantos años de lucha por la supervivencia, por superar la marginalidad y el
tratamiento como parias, por parte de los poderes central y regional; que el solo hecho de sentirse vivos era, de por sí, una
hazaña. Llegaron, pues,a Caloto,sin saber siconstituía punto de llegada; o mero tránsito hacia otro territorio que no se avizoraba.
(Tomado de la novela “Una vida al vuelo”, Luis Parmenio Cano Gómez)
La soledad de Francia Márquez Mina
Un análisis en profundidad del modelo politico, económico y social alternativo presentado por el Pacto Histórico
1. El contexto teórico que merece su presencia (la de Francia Márquez) en el escenario politico
Tiempo lento, brutal. Como escondiendo parte de lo que somos. A gritos, el silencio se apodera de los
espacios. Ciudad que se ha tornado precaria en lo que el amor fraterno reivindica. Y vamos hablando.
Vamos pasando calles en absoluta soledad. Como que, cada quien, sigue insistiendo en ser uno solo o
una sola. De tanto leer y escuchar estadísticas que vuelan. Como puro novelón palaciego. Y ni si quiera,
las pautas, permiten avizorar algún sentido de pertenencia. En lo que supone convocar al entendido
preciso. ¡Que la pandemia, sigue abriendo brecha. Que lo que fuimos ya no seremos!. Espíritu
agarrotado. De tanto ver la torpeza que pretende empoderarse, a nombre de la esperanza.
Gobernanzas sigilosas o abiertas. Cada quien por fuera de la certeza.
Y sí que, este tiempo, como que recuerda lo que hemos sido, somos y seremos. De tanto silencio
íngrimo. De tanta pulsión de soledad manifiesta. Y se potencian las voces que pretenden desaparecer
la holgura de cada sujeto. Como caminando en un entendido de familia desamparada. Un universo de
velocidades aciagas. Dando cuenta de contagios y de quienes van muriendo. Quisiéramos volver a la
calidez. Pero como que solo enhebramos el vacío causado por la ausencia de la ternura real, cierta.
Como que hemos perdido el rumbo. En este sentimiento de pura zozobra.
Cómo anhelamos la presencia de la madre guía que no podemos ver. De la sinceridad perdida, de tanto
escuchar palabras que se tornan aviesas. Como en esa lejanía, envolvente. Como cuando las escenas
de lo cotidiano, simplemente se repiten en la precondicionalidad. De lo que era antes la figura de lo
societario. Amplia disertación en torno al barrio. Y la posición de los otros y las otras.
Y siguen las sombras acompañando todos los pasos. Todas las ideas y las ilusiones. País sufriente. Tanto
como entender que, al mando, sigue la pavura de poderes camuflados o abiertos. De trastrocamiento
de los valores. Poder ampuloso y perverso. Que deviene en florituras aspaventosas. Que pretenden
esconder las afugias. Y el dolor causado por los asesinatos selectivos. De los matones dirigiendo ejército
y policía. En velocidad nutriendo de vejámenes. a las etnias. A las niñas, violentadas. En exacerbación
de acciones de lesa humanidad. Poder pretendidamente solidario. Pero que, en el día a día, es mera
expresión de intereses de quienes, siempre, han instaurado el control. De quienes han tenido el poder
económico y politico.
De las cosas que van pasando, en este tiempo en que se universaliza, la angustia entendida casi como
pulsión del nervio humano. Tiempo que pasa en pura lentitud aviesa. Y que somos sujetos y sujetas
adheridos(as), de manera forzada, a la convocatoria oficial, bajo el amparo del artículo 215 de la
Constitución Política, cifrando el Decreto Ley 417 de 2020. Y después, en plena seguidilla de
interpretaciones afanadas por parte del petimetre presidente y su equipo de gobierno. Y que han dado
rienda suelta a imposiciones que vulneran derechos mínimos y máximos de la población entendida como
trabajadores(as), campesinos(as); indígenas y personas que han perdido toda posibilidad de
subsistencia. De quienes hemos sido colocados en posición de sujetos que vemos, en el medio y largo
plazo, como se van perdiendo las opciones de vida digna. El primer brochazo gubernamental, tratando
de embadurnar la situación con pachuli ordinario, consistió en la motivación dada al Decreto 417 de
2020. Porque no solo fue la cita textual del artículo 215 de la Constitución Política. Se instaló una
interpretación sesgada. Se instauró la versión màs hostigante de las consecuencias de la pandemia.
Algo asì como abrogarse el entendido actual de la crisis económica mundial, a partir de obligar al paro
forzado de la economía; desconociendo la posibilidades qué otorga el mismo capitalismo en su versión
neoliberal. La concertación es un mecanismo propio en el contexto del desarrollo económico y politico.
Por algo, algunos avances de reciprocidad entre patronos, trabajadores y el Estado han permitido
concretar reivindicaciones. Y no estoy hablando del tipo de concertación burlesca que se produce todos
los años alrededor del aumento del salario mínimo. Lo que quiero resaltar es la posibilidad de avanzar
en lo que tiene que ver con establecer un correlato laboral y jurídico dentro de la estructura misma del
Estado Burgués. Supone, entonces que los sindicatos, como una expresión del movimiento obrero,
validen una visión de amplio espectro. Màs allá de simples pleitos domésticos. De lo que se trata es de
posicionar una visión de largo plazo, a partir de expresiones puntuales.
Pero, en Colombia, no se puede hablar de movimiento obrero. Al menos en lo que éste tiene de motor
revolucionario. Lo que pasa es que, se han traspapelado los principios. Y, por lo mismo, lo que se ha
venido expresando no es otra cosa que sindicatos medrosos, mojigatos. Dirigentes insulsos que han
llegado a posiciones de liderazgo a partir de señuelos burocráticos. Desafortunadamente, asistimos a
una versión vergonzosa del movimiento sindical. Van y vienen con declaraciones ambiguas acerca de
su rol. Expresiones imbuidas de simple recetario de palabras. Y construyen frases afines a los
saltimbanquis del medioevo. Inclusive, su participación en las movilizaciones, denominadas
ampulosamente como paros (2019); siempre fueron detrás de los acontecimientos. Repudiados por
otras organizaciones populares (como el movimiento estudiantil universitario, por ejemplo). Porque
nunca se les ocurriera algo diferente a consignas empalagosas. Declaraciones sin el nervio punzante
que deben tener las organizaciones obreras, centradas en ideales de lucha de clases. Como debiera ser.
Entonces, estamos ante la necesidad de ofertar un concepto preciso en lo que respecta al significado
que tiene eso de conocer el pasado. Pero, más allá de esto, el relacionado con su dilucidación;
estableciendo tipos de referentes soportados en el conocimiento y la interpretación. Estos son elementos
imprescindibles; como quiera que si son construidos de manera deficiente, no serán otra cosa que
extravíos. Y, como todo extravío, no será otra cosa que ejercicio diletante. Con un agravante centrado
en la consolidación de la sumatoria de hechos y de narraciones, como simple amalgama a partir de la
cual se construyen (a manera de deducciones y conclusiones), instrumentos que distorsionan y derivan
en mera perspectiva, cuando no etérea, alusiva a interpretaciones de la realidad sesgada y, por esto
mismo, de utilización impropia e impertinente.
Lo cierto es, en consecuencia, que estamos en la obligación de cuestionar esos insumos metodológicos,
por cuanto la búsqueda de hilos conductores de los procesos sociales e individuales, constituye un
imperativo. No solo por las implicaciones que tienen los hechos y su registro, en el diseño y concreción
de propuestas para asumir los retos del futuro, en lo que este tiene escenario próximo en el cual, la
realidad, ejercerá bien como hechos y acciones en las cuales los conceptos pueden ser prefigurados y
utilizados como referentes válidos; o bien como expresiones de distorsión.
Por lo mismo, la decisión de realizar este escrito, se origina en la lectura de algunos documentos
relacionados con la interpretación del quehacer político y social, soportados en la narración oral. Pero
no tanto porque el método sea inválido, de por sí; sino porque esas narraciones son utilizadas y
articuladas, sin el filtro conceptual necesario al momento de escucharlas y transcribirlas. Filtro
conceptual, absolutamente indispensable, en razón a que la psicología del actuante y narrador, su visión
e interpretación de los hechos, son vertidas a partir del ejercicio memorístico; pero también a partir de
su noción de la vivencia como realidad derivada del tipo de aprehensión lograda. Y ya, ahí, se supone
la existencia de una posición proclive a la distorsión. Siendo así, el sesgo está presente y la interpretación
del historiador, simplemente estará afectada, casi como acto reflejo, por ese sesgo. Inclusive, como lo
demostraré más adelante, muchos de los pasajes narrados, no son otra cosa que alucinaciones o giros
sustanciadores, utilizados por el o la sujeto para reafirmarse como leyenda; o como héroe…o heroína.
O, como también lo demostraré, porque el (la) entrevistador (a) e historiador (a); desemboca en
postulaciones, a manera de verdad, construidas de tal manera que expresen sus propósitos, tanto en
lo circunstancial, como en lo trascendental. Todo a la manera de sujeto (a) que se explaya,
magnificándolos, en los hechos narrados. Es algo asì como entender la dinámica propuesta por la
maestra Aparo Tuson Valls, en términos de la oralidad y la escritura y su nexo con la enseñanza de un
lenguaje.
A lo largo de mi experiencia como profesora, he tenido la oportunidad de observar, año tras año, las
dificultades que tienen los estudiantes que llegan a la universidad para construir los textos que se les
piden en el ámbito académico. Incluso estudiantes que son muy competentes oralmente fracasan
cuando se enfrentan con la tarea de escribir un trabajo. un examen o un simple resumen. Esos
estudiantes ya han pasado, al menos, doce años en la escuela y, como todos sabemos, uno de los
principales objetivos de esa institución es enseñar a escribir a los estudiantes. Así pues, si estamos de
acuerdo en que los estudiantes fracasan en sus escritos, hemos de admitir, también, que los profesores
fracasamos en la manera como les enseñamos y les corregimos. Si analizamos las correcciones que los
profesores hacemos en los textos de nuestros estudiantes, podremos observar que esas correcciones
corresponden a categorías muy diferentes (ortografía, selección morfosintáctica y léxica, organización
textual, "contenidos", etc.) que, la mayoría de las veces, ni los profesores hacemos explicitas ni los
estudiantes comprenden. "Errores" de escritura y contaminación oral Lo que intento demostrar con las
reflexiones que siguen es que, en muchas (Tuson Valls, Amparo. Revista Signos teoría y práctica de la
educación No. 3 páginas 14/19, 1991)
Es, ante todo, la búsqueda de elementos que me permitan proponer alternativas. No solo en lo que
hace referencia a la interpretación; sino también en lo que compromete a lo metodológico. Porque, eso
lo tengo bien claro, no pretendo una argumentación a la manera contestataria, insípida y/o tendenciosa.
Ahora bien, como es en realidad, una posición a partir de la lectura del escrito de Chimamanda Ngozi
Adichie; tiene un asidero en el hecho mismo de la importancia que ha adquirido toda su labor
investigativa, apuntándole a la presentación de opciones de interpretación; con un horizonte que
compromete a la gestión por alcanzar una tipificación de lo vivido por los y las personajes, en el contexto
de la literatura africana y su nexo con la escritura y conceptos universales, particularmente europeos.
De cómo el espectro del conocimiento se amplía, en la medida en que conocemos y contextualizamos
las culturas.
El lenguaje, como asociación de palabras con contenido que sirve para comunicar una determinada idea
o un determinado concepto; supone la existencia y/o la construcción de referentes precisos.
Wittgenstein los vincula con la noción de proposición. Es algo así como entender la indagación, por la
vía de los hechos, acerca del mundo (de la naturaleza misma), como proceso que, a su vez, está
soportado en una especie de método que permite articular y cifrar los contenidos de la proposición,
como insumo necesario. Como punto de comienzo, para realizar la búsqueda. Es decir, darle un
contenido con sentido al proceso. Pero, por esto mismo, adquirir la capacidad de discernimiento que
nos permita tipificar al lenguaje mismo, con sus posibilidades y con sus limitaciones
La noción de Política. Se entiende como la precisión, a la manera de directriz general, de una sumatoria
conceptual relacionada con una determina área en la cual el Estado o un Gobierno deben intervenir. En
este nivel de expresión se proponen programas que delinean la intervención, con unos objetivos
concretos; de tal manera que delimiten escenarios y el espectro mismo que la origina. Esto presupone
la preexistencia de opciones teóricas y prácticas en nexo con esa área específica.
En términos de Estado, una política, debe proponerse de tal manera que se entienda como derivación
lógica y coherente, con respecto al soporte conceptual que lo acompaña; en cuanto a cohesionador de
las fuerzas que actúan como integrantes del País y de la Nación.
Tratándose de un Gobierno, entendido como expresión circunstancial y transitoria, las políticas ejercen
como concreción a través de Planes específicos que orientan la actividad económica, política, social,
etc.; de ese Gobierno, por un periodo definido.
Tanto en lo que respecta al Estado, como a los Gobiernos; se entiende que debe existir una
concatenación, también lógica y coherente, a partir de la Norma General (Constitución Política) que
orienta el quehacer del Estado y otorga a los asociados unidos determinados beneficios e impone unas
determinadas obligaciones.
Visto así, entonces, se introduce una diferenciación necesaria, derivada del tipo de Estado instaurado
para una sociedad específica. Esto traduce que no es lo mismo diseñar una política de asistencia social,
a manera de ejemplo, por parte de un Estado soportado en un una opción hacia el bienestar general;
que esa misma política por parte de un Estado anclado en la ortodoxia con respecto al desarrollo de los
mecanismos del mercado; los cuales pueden establecer (por sí mismos) un equilibrio.
Para el caso que nos ocupa en este trabajo, asumimos la existencia de una definición Constitucional,
que reivindica la vigencia de un Estado Social de Derecho, obligado a proponer y desarrollar una políticas
públicas de beneficio general, con énfasis en la protección de los sectores más vulnerables de la
población.
Tanto es así que, en la Constitución Política, se expresa el hilo conductor para la intervención del Estado.
Veamos:
Artículo 1. Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria,
descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democráticas, participativa y pluralista,
fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la
integran y en la prevalencia del interés general. 1
Artículo 2. Son fines esenciales del Estado: servir a la comunidad, promover la prosperidad general y
garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución; facilitar
la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa
y cultural de la Nación; defender la independencia nacional, mantener la integridad territorial y asegurar
la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo.
Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en
Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades, y para asegurar el
cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares.2
En consecuencia, el diseño e implementación de las políticas públicas para el bienestar de los
habitantes, deben estar orientados por ese mandato Constitucional. La reglamentación de esas política
(..o de una de ellas en particular), debe tener en consideración el escenario y los grupos sociales a los
cuales están dirigidas. Lo anterior está definido, de manera taxativa, en la Norma Constitucional, así:
Artículo 339: Habrá Plan Nacional de Desarrollo conformado por una parte general y un plan de
inversiones de las entidades públicas del orden nacional. En la parte general se señalarán los propósitos
y objetivos nacionales de largo plazo, las metas y prioridades de la acción estatal a mediano plazo y las
estrategias y orientaciones generales de la política económica, social y ambiental que serán adoptadas
por el gobierno. El plan de inversiones públicas contendrá los presupuestos plurianuales de los
principales programas y proyectos de inversión pública nacional y la especificación de los recursos
financieros requeridos para su ejecución.
Las entidades territoriales elaborarán y adoptarán de manera concertada entre ellas y el gobierno
nacional, planeas de desarrollo, con el objeto de asegurar el uso eficiente de sus recursos y el
desempeño adecuado de las funciones que les hayan sido asignadas por la Constitución y la ley. Los
planes de las entidades territoriales estarán conformados por una parte estratégica y un plan de
inversiones de mediano y corto plazo.3
Artículo 366: El bienestar general y el mejoramiento de la calidad de vida de la población son finalidades
sociales de Estado. Será objetivo fundamental de su actividad la solución de las necesidades
insatisfechas de salud, de educación, de saneamiento ambiental y de agua potable.4
En aplicación de esta noción de política, particularmente de política pública, el presente trabajo,
desenvuelve el seguimiento con respecto al rol de las mujeres vinculadas a Fundac, en lo que concierne
1 Constitución Política de Colombia 1991, segunda edición ESAP, febrero 1992
2 Ibíd.
3 Ibíd.
4 Ibíd.
a al desarrollo de los programas y proyectos del Gobierno Distrital para la protección y atención a los
grupos poblacionales vulnerables.
El trabajo se sitúa en un entendido de participación, definido a partir de del significado que adquiere el
quehacer de grupos sociales no vinculados con el poder político y económico. Es tanto como recorrer el
acumulado de experiencias presentadas en diferentes momentos y en relación con acciones que
reivindican derechos, tanto en lo que concierne a la calidad de vida, como también a aquellos que
hacen referencia a su relación con el Estado, en lo que esta tiene de manifestaciones por alcanzar
beneficios puntuales que ejercen como colaterales indispensables para alcanzarla.
Visto lo anterior, entonces, aparece una posición en términos de fundamentar la intervención, soportada
en definiciones, tanto teóricas como prácticas, que han orientado los procesos hacia la adquisición de
lo consciente, como condición indispensable para trascender la espontaneidad y la visión reduccionista
que no permite diseñar estrategias para el mediano y largo plazo.
En una publicación del Centro de Estudios del Hábitat Popular – Cehap, adscrito a la Facultad de
Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia, se recopilaron documentos presentados en el 4º
Seminario Internacional CEHA – PEVAL, realizado en la ciudad de Medellín entre el 7 y el 11 de abril de
1986, en el cual se analizaron las experiencias en América Latina, bajo el título: Los pobladores,
protagonistas urbanos en América Latina.
En una de las ponencias titulada Aproximación a los Movimientos Sociales Urbanos en América Latina,
el investigador Etienne Henry, adscrito al Institut National de Recherche sur les Transports et leur
Segurite-INRETS, Francia; dice, en uno de los apartes referido a los Movimientos Regionales y
Nacionales:
“..Finalmente los movimientos sociales se despliegan alrededor de los principales polos urbano-
industriales. Tienen una connotación más obrera y, las organizaciones sindicales son aquí las que
incentivan la formación de frentes regionales. Pero su evolución depende de su capacidad en aglomerar
a las masas urbanas y a sus organizaciones representativas. Los bloques de clases son aquí menos
policlasistas y esos movimientos pueden derivar hacia meras huelgas obreras o revueltas de protesta
popular.
Tales movimientos regionales no se reducen a una oposición al poder central y una afirmación del poder
regional. Hay que buscar en la configuración de los segmentos locales de clases, su dominación y su
depresión socioeconómica, las razones de la vitalidad de su movilización y las perspectivas de los bloques
regionales. No constituyen duraderas alianzas de clases ni son portadoras de proyectos históricos
específicos; pero si corresponden a una fuerza social capaz de imponer modificaciones parciales en los
esquemas administrativos y redistributivos. En la medida en que las masas pauperizadas concentradas
en los núcleos urbanos participan de esos movimientos en forma importante – y a veces mayoritaria –
es legítimo ver aquí una expresión de los movimientos urbanos...” 5
De otra parte, el investigador Emilio Pradilla Cobos, presentó un escrito titulado “ Mitos y realidades de
los llamados Movimientos Sociales Urbanos “, publicado en diciembre de 1984 por la Editorial de la
Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Xochimilco, Méjico D.F., Méjico., como ponencia en ese
mismo evento. Destaco un aparte que considero pertinente, veamos:
“..Este análisis se inició poco tiempo después de que el movimiento real se hubiera manifestado. De un
lado, por parte de los investigadores y técnicos al servicio del Estado y las clases dominantes, en busca
de respuestas que permitieran mediatizarlo, controlarlo, articularlo o reprimirlo, a fin de mantener “el
orden y la paz social” necesarios al desarrollo del capitalismo y para evitar la formación de un nuevo
componente perturbador en la ya convulsa situación social. De otro lado, los investigadores
comprometidos, en una u otra forma, desde una u otra vertiente ideológico-política, con las luchas de
los explotados y los militantes de las organizaciones políticas de izquierda, para entender su potencial
5 Texto citado, página 37
revolucionario, sus contradicciones internas, sus límites, y encontrar las alternativas correctas para su
vinculación con las otras formas de lucha de las clases explotada...”. .6
El punto, en consecuencia, tiene que ver con desarrollar una interpretación asertiva, en lo que hace
alusión a la participación. Aquí, lo asertivo, no supone una actitud de simple extensión de esa
participación, hacia aplicaciones acríticas, en las cuales, simplemente, se replican esquemas, al margen
de una construcción teórica, derivada del análisis del objeto de esa participación, de los mecanismos
para desarrollarla y de las transformaciones que la misma pueda propiciar.
En consideración a la anterior aseveración, es importante conocer la propuesta de Amartya Sen, Premio
Nobel de Economía en 1998., con respecto al sentido que adquiere lo humano en el marco de las
políticas de desarrollo del capital. Veamos:
En el artículo “Las Teorías del Desarrollo A Principios del Siglo XXI”, Amartya Sen dice, entre otras
cosas, “El alcance de este planteamiento no se limita a una fundamentación teórica del desarrollo; sus
connotaciones prácticas han de plasmarse en el terreno de la política estatal. Si bien la prosperidad
económica y la situación demográfica favorable fomentan el bienestar y la libertad de una sociedad, no
es menos cierto que la mayor educación, prevención y atención sanitaria y otros factores similares
afectan las auténticas libertades de que disfruta la población. Estos `avances sociales’ deben
considerarse como parte del ‘desarrollo’, puesto que proporcionan una existencia màs prolongada, libre
y fructífera, además de que estimulan la productividad o el crecimiento económico.
La concepción tradicional del concepto de ‘capital humano’ tiende a concentrarse en la segunda función
de la ampliación de las capacidades del ser humano, es decir, la de generar ingresos. Y aunque este
aspecto no deja de ser importante, a los ingresos hemos de añadir los beneficios y ventajas de tipo
‘director’ o primario. Esta ampliación es de carácter adicional y acumulativo y no una alternativa a la
noción actual de ‘capital humano’. El proceso de desarrollo no es independiente de la ampliación de las
capacidades del ser humano, dada la importancia intrínseca e instrumental de esta ampliación..” 7
Esto implica, para el caso de este trabajo de investigación, que asumo una posición que trasciende la
mera expectativa generada a partir de la participación comunitaria, como acompañamiento pasivo en el
proceso de aplicación de una determinada política gubernamental en lo que hace al bienestar de la
población. Supone, en consecuencia, definir un entendido, en la perspectiva de localizar los elementos
agregados, como valores que cualifican esa participación, en función de interpretar esas políticas y
proponer, a partir de ahí, la posibilidad de una intervención conciente de los y las sujetos que la
promueven.
6 Ibídem
7 Publicado en Cuadernos de Economía No. 29, Departamento de Teoría y Política Económica, páginas 89-90.
La política social y el Estado. Ya he señalado arriba acerca del nexo lógico entre concepto, teoría y
aplicación de un modelo determinado de Estado, con respecto a la implementación de políticas
gubernamentales siendo este (el gobierno) una expresión transitoria, fundamentada en estrategias,
programas, políticas y acciones. De todas maneras, es preciso discernir en torno a la incidencia que
adquiere la envoltura conceptual y práctica del Estado como guía para cualquier desarrollo estratégico
y/o circunstancial de políticas gubernamentales. Algo así como entender la presencia de una dinámica
en la cual se expresan condicionantes propios de ese modelo.
En términos de soporte teórico fundamental, no es lo mismo la construcción de una opción de Estado,
a partir (a manera de ejemplo) de la propuesta planteada por Juan Jacobo Rousseau en “El Contrato
Social”; a una opción de Estado construida a partir de la propuesta de Tomas Hobbes en “El Leviatán”.
Inclusive, situándome en un escenario mucho màs próximo (como quiera que se asume como inherente
al horizonte teórico que ha acompañado a la definición y aplicación política y económica en Occidente);
es relevante proponer un ejercicio de análisis a partir de la confrontación entre la doctrina de Adam
Smith y la de John Maynard Keynes. Porque, entre otras razones, permite precisar aspectos
relacionados con la economía política, en el contexto del capitalismo, como sistema económico y como
oferente de las condiciones para la construcción de Estado, como ordenador y como aglutinante de las
fuerzas que actúan al interior de las sociedades y de las naciones.
Uno de los elementos centrales tiene que ver con auscultar en torno a la transformación del poder o,
mejor sería definirlo así: el surgimiento e instauración de expresiones del poder que, de alguna manera,
ejercen como distanciamiento con respecto a los dominados, por parte de los dominadores, por la vía
de instancias que se sitúan como posibilidad de equilibrio. Algo así como desprender esas instancias de
toda connotación vinculada con los intereses inmediatos.
Lo anterior se entiende mejor, a partir de algunas definiciones (...que no son otra cosa diferente a la
tipificación). Veamos: En su escrito Ética a Nicómaco, Aristóteles expresa conceptos asociados a la
figura del poder, por la vía de señalar algunos aspectos relacionados con las condiciones inherentes a
quienes asumen el poder. Ya ahí, un tanto como se expresó antes, aparece una noción de poder
distanciado; comoquiera que se requiere de una diferenciación, al momento de validar una determinada
opción. No es, entonces para Aristóteles, la figura de la oclocracia (gobierno de la multitud o plebe).
Por el contrario, es la asunción de una posición en la cual los roles se distribuyen, como condición
necesaria al momento de definir la gobernabilidad. Así las cosas, en consecuencia, los conceptos de
monarquía, aristocracia y democracia; adquieren presencia. Inclusive, en la referencia a las Ciudades-
Estados (Atenas, Corinto, Esparta), se prefigura la representación como instrumento válido e
indispensable.
Esto traduce condicionantes para los sujetos. El significado de la libertad, aparece como intermediación
con respecto al poder. Antes hemos referenciado este aspecto. Basta con recordar el recorrido
efectuado, a manera de ejemplo, en las expresiones de Rousseau, Marx, Morgan, Marcuse; así como la
referencia a Hobbes, en su versión del poder en Leviatán. Inclusive, es pertinente (...en la perspectiva
propia del desarrollo teórico, acerca de la organización política) hacer alusión a Alexis de Tocqueville
(La Democracia en América, El Antiguo Régimen y la Revolución Francesa); Raymond Aron (Introducción
a la Filosofía de la Historia, Democracia y Totalitarismo) y Max Weber (La Ética Protestante y el
Desarrollo del Capitalismo).
Sin embargo, consecuente con mi línea de interpretación del poder y del significado de la libertad;
conviene resaltar un texto no muy divulgado y, aún menos conocido. Se trata de La Teoría Metafísica
del Estado, escrito por L.T. Hobouse. Aclarando, otra vez, la posición crítica que nos ha acompañado al
momento de transcribir algunas citas; vale la pena presentar, en extenso, una parte del texto señalado.
Particularmente la referida al concepto de Estado y de libertad. Es lo siguiente:
“…Por otra parte, la familia, tal y como se mantiene en un momento determinado, es simplemente la
totalidad coordinada o asociada de sus miembros, tal y como se mantienen en el mismo momento. Es
una expresión de la vida de esos miembros, en tanto que vidas en común o en estrecha relación entre
sí. La familia, especialmente, no tiene bienestar, ni felicidad, ni buena o mala fortuna que no sea el
bienestar, felicidad y buena o mala fortuna de alguno de sus miembros o de varios de ellos. En una
organización profesional o sindical, en un negocio o una fábrica, p. ej., hay también un conjunto en el
que se pueden totalizar tantos cientos o miles de individuos como miembros que la compongan. En
todos los casos, esos miembros cambian, en mayor o menor grado, debido a la asociación a la que
pertenecen. Del sindicato, profesión o negocio podrán decirse cosas que no serían ciertas si se dijesen
de sus miembros cuando estos no pertenecieran a ellos. Pero, repetimos, en la totalidad no hay otra
cosa que la actividad asociada o coordinada de los individuos que la constituyen. Esto sigue siendo
verdad aunque la organización pueda ser permanente, pero cambien los individuos. Una universidad
puede tener durante siglos un carácter y un sello peculiares y exclusivos. El número de individuos que
pasan por ella y reciben su influencia es innumerable. Semejante totalidad no la constituyen solamente
el número de miembros que lo ocupan en un determinado momento; ni podemos enumerar a los que
han estado bajo su influencia durante toda su existencia. Sin embargo, su tradición, su espíritu, que no
parece albergar ningún individuo aislado, lo mantienen los individuos, se propaga de generación a
generación, se rompe, quizá, a veces por el influjo de un nuevo tipo de carácter que no es capaz de
asimilar la tradición que encuentra.
De este modo, al pensar sobre la sociedad, estamos expuestos a dos errores. Por una parte, podemos
caer en negar la realidad del grupo social, rehusando concebirlo como una entidad distinta, insistiendo
en disolverlo entre sus componentes individuales, como si esos individuos no fueran afectados por el
hecho de la asociación. Por otra parte, como reacción ante este exagerado individualismo, podemos
pensar que la sociedad es una entidad distinta de los individuos, no simplemente en el sentido de que
sea un agregado de individuos considerados en una relación especial, sino en el sentido de que se trata
de un todo que, de alguna manera, existe fuera de ellos o en la que ellos se han fusionado en perjuicio
de su identidad individual. Además, habiendo alcanzado la concepción de una entidad supra personal
en la que los individuos están inmersos, tendemos a buscar esta entidad, no en todas las diversas
formas de vida social que se entrecruzan y se cortan entre sí, sino en alguna forma especial de
asociación que parece incluir al resto para presentarse como un conjunto al que el individuo debe
pertenecer como elemento. Los escritores idealistas han encontrado esta entidad en el Estado. Hay,
pues, dos puntos que hemos de considerar: primero, la noción general de una entidad supra personal
y, después, la identificación de esa entidad con el Estado...” 8
De mi parte, se trata de establecer algunos elementos de reflexión; en torno al significado de la
representación. De lo presentado, hasta ahora, se infiere la importancia de los condicionantes; al
momento de definir y posicionar los contenidos teóricos y prácticos del poder. Es decir, la evolución de
las instancias de control y su justificación teórica, han pasado por identificar y aceptar como válida la
pérdida absoluta o parcial de la libertad, del sujeto individual y del sujeto colectivo no beneficiarios del
poder. Cuando más, en una aplicación amplia de la figura asociada a la intermediación, se ha construido
una variante de esa libertad absoluta, por la vía de desarrollar una opción en la cual esos sujetos
individuales y colectivos acceden a una expresión en esas instancias; a través de delegar. O lo que es
lo mismo: a través de la cesión de parte de esa libertad; tal vez la fundamental.
En América Latina se ha venido desenvolviendo lo que los especialistas han dado en llamar “la revolución
de lo cotidiano, en términos de interacción”. Esto traduce lo siguiente: los acontecimientos políticos,
sociales, económicos y culturales, están mediados por las transformaciones inherentes a la manera en
que se transfieren los hechos y las acciones. Ya no es solo la acción simple, como reflejo, que se
transmite. Es, fundamentalmente, un proceso por medio del cual lo que se comunica, está centrado en
los medios a través de los cuales se produce esa transmisión. Y, aquí viene lo esencial, la comunicación
se transforma de manera constante. Desde la simpleza del diálo0go voz a voz, hasta la existencia de
8 Hobouse,L.T., Teoría Metafísica del Estado, Ed. Aguilar, 1981, páginas 26-27. Traducción de Dalmacio Negro
Pavón.
mecanismos que universalizan lo que se quiere decir. Ya no es, entonces, lo coloquial inmediato y lo
parroquial.
Los avances, en términos de la comunicación, han situado a los colectivos sociales y a la individualidad,
en una posición en la cual ya nada es simple y local. Todo esto ha sido trascendido; como quiera que
la palabra y, en general, el lenguaje se surte de medios antes insospechados. Es algo así como la
“magia” de los medios. Ya no son solo las ondas hertzianas, ni lo impreso a manera de publicaciones
diarias o periódicas. Es, simplemente, que cobran fuerza y aplicación, aquellos insumos e
instrumentos que nos hacen estar acá y, de manera simultánea, estar allá; en todas partes.
Por esta vía, en consecuencia, lo público como organización y como requerimiento, ha tenido que ser
transformado. Ya se tiene que hablar de medios universales. De procedimientos que colocan a los
ejercicios gubernamentales en posición de organizar y aplicar esos nuevos conceptos y esos nuevos
procedimientos, anclados en el desarrollo tecnológico de la información. Lo que antes era un ejercicio
ministerial enclaustrado; ahora se ha transformado en una interacción que amplía el espectro de la
información y de sus repercusiones. Ya estamos, en consecuencia, en una condición de sujetos
colectivos que se concretan, precisamente, a partir del intercambio tecnológico y global.
América Latina, se ha transformado. Ya no asistimos a ese tipo de gobiernos soportados en acciones
individuales autoritarias. Ya no estamos en aquellas condiciones en las cuales el conocimiento era solo
una réplica del entendido gubernamental anquilosado. O, simplemente, asumido como repetición de lo
ya aprendido; de lo ya sabido y posicionado como modelo oficial. Ya las situaciones que se vivieron
entre 1950 y 1980, para solo hablar del pasado más o menos inmediato, han sido trascendidas y
superadas. Porque, los acontecimientos y las realizaciones inherentes a los nuevos conceptos de
democracia y de participación colectiva; nos han situado en una posición heterodoxa. Porque, los seres
humanos somos eso, precisamente porque entendemos los procesos de transformación.
Y, en ese escenario de transformaciones, la educación como asunto estatal, ha tenido que ser
modernizada. Hemos pasado, de un concepto simple de enseñar y aprender; a un concepto complejo
que involucra ya no una sumatoria de saberes. Es más bien, ahora, algo que deriva en la interacción
científica. La pedagogía ya no es un asunto de retahílas asociadas al mantenimientos del estatus
gubernamental que se reproduce, por la vía de la conservación de principios derivados de la opción
autoritaria. Ahora de lo que se trata es de la relevancia que adquiere el conocimiento universal. Y, en
esto, está implicada la manera en que se transmite. Veamos esto, contextualizado, en la siguiente nota:
“..Los documentos oficiales en lo que se muestran los acuerdos de una comunidad académica en torno
a, por ejemplo, aquello que ha de constituir el enfoque conceptual de una determinada área de estudio
(las ciencias naturales, las matemáticas, el lenguaje y la literatura...) son referentes orientadores para
la actualización de los docentes, por parte de las entidades formadoras; tales documentos han de
constituir el material fundamental para la discusión y la apropiación de aquellas categorías nucleares y
básicas, consideradas como las más pertinentes según sean los grados y los ciclos escolares. El reto de
todo programa de formación o actualización de docentes debe ser entonces el de propiciar formas de
acercamiento a la construcción de dichas categorías, que no son más que las unidades conceptuales
constitutivas de las gramáticas básicas de cada una de las disciplinas de estudio...”9
Es, en este contexto, en el cual se entiende la dinámica que ha adquirido la noción de gerencia pública,
en el caso concreto de la educación y su desarrollo. Porque, a decir verdad, las realizaciones alcanzadas
hasta ahora, han adquirido una connotación que invita a la reflexión en lo que hace referencia a la
elaboración de planes específicos, en el contexto de los planes de desarrollo.
Otra cosa es el entendido de gobernabilidad. Es decir, las condiciones en las cuales se desenvuelve los
distintos poderes. Ya he afirmado que el Estado no es otra cosa que el punto de equilibrio político,
económico y cultural, entre el sujeto individual en si mismo. El sujeto colectivo (…el pueblo) y los
detentadores del poder: Es decir aquellos que constituyen los beneficiarios fundamentales del modelo
9 Varios autores,“Culturas y Escolaridad. Lenguaje y Matemáticas. Competencias y Proyectos de Aula.
Publicada por Plaza y Janes Editores, 1999; página 32.
económico capitalista. Ahora bien, este punto de equilibrio, o mejor sería decir el Estado, existe en la
medida en que existes instrumentos de coerción que lo sustentan. Uno de esos instrumentos de
coerción son las Constituciones en sì. Habida cuenta que esta (las Constituciones), no son otra cosa
que el resumen de todo el proceso de desarrollo de leyes y de expresiones de dominio que se han
prolongado en el tiempo. Obviamente, no de una manera lineal. Por el contrario, a través de sucesivos
momentos que han incluido e incluyen revoluciones políticas y económicas.
Las Constituciones no son instrumentos jurídicos-normativos perennes. El mismo desarrollo de los
acontecimientos políticos, económicos, culturales en un determinado Estado, conllevan nuevas
opciones y nuevos retos. Nuevas realidades. De por sí, esto conlleva a la postulación de nuevos
insumos normativos para enfrentar las necesidades y requerimientos propios de esas nuevas
realidades. Supone, en consecuencia, la necesidad de modificaciones en las Constituciones.
Incursiono, por esta vìa, en lo que se conoce como las reformas constitucionales. Desde mi interpretación,
estas reformas se pueden realizar por vías diferentes. Siendo cierto que, de todas maneras, suponen un reacomodo
en el contexto fundamental normativo de los Estados. Entonces, los órganos de control Constitucional, se ven abocados a
reconocer esas nuevas realidades. Y a disponer todo su concurso en ese mismo proceso reformatorio. Claro
que, por la misma razón que las reformas pueden darse de diferentes maneras y por diferentes medios,
pueden surgir contradicciones en el desarrollo de ese proceso.
(…) Y lo que màs duele del anterior episodio es el inútil sacrificio que el liberalismo hizo de mucho (sic) de sus principio para
crear, como logrolo (sic), las condiciones políticas que requería la reelección de López. Este retorno a la Presidencia, es cierto,
pero solo a borrar gran parte de la obra progresista que realizó en el periodo 1934-1938 y a preparar la caída, en 1946, del
partido liberal. No valió la pena, en verdad, violar la Constitución al suspender las sesiones de las Asambleas para reelegir a
López, si con ello sólo se consiguió el triste resultado de graves rectificaciones ideológicas e inexcusables errores políticos y
morales…”(Angulo B., Jaime “Mi Encuentro Con la Constitución, Ed. P&J, primera edición, marzo de 1985, página 61)
Al producirse las reformas Constitucionales, se desemboca en un nuevo equilibrio entre el poder ejecutivo, legislativo
y judicial (insistiendo, como lo dije arriba, en la necesidad de interpretar esta aseveración, a la luz de
las condiciones concretas y de regímenes concretos en cada país. Bien en términos del régimen
parlamentario, o presidencialista, o de mixturas que, de hecho, se presentan en los diferentes
Estados).
2 Francia Márquez y el Pacto Histórico
Las coaliciones son algo así como una sumatoria de opciones políticas, sin que esto implique la
disolución de sus componentes. En este caso, Colombia Humana, Mais, Partido Comunista y Polo
Democrático Alternativo.
Digamos que ninguno de estos partidos constituye, en sí, opciones con talante ideológico
verdaderamente anticapitalista. Por lo mismo, a manera de ejemplo, que su origen estuvo vinculado
con opciones disidentes de contextos asociados al reformismo; entendido como simple expresión de
controversia respecto al manejo del concepto de gobierno por parte de los partidos denominados
tradicionales. Es decir, del Partido Liberal y el Partido Conservador y sus diferentes variantes. Valga
decir, entonces, que liberales y conservadores han asumido recomposiciones en el tiempo. Bien sea en
términos coyunturales de tránsito sin modificaciones fundamentales y/o opciones un tanto más
trascendentes, como en el caso del Partido Centro Democrático.
Tal vez, en este trasunto denominativo circunstancial, respecto a los integrantes del Pacto Histórico,
solo el Partido Comunista de Colombia, pudiera acercarse a lo que implica una postura diferenciada en
el transcurso del tiempo. Pero, de todas maneras, precisando que, en sí mismo, nunca ha sido alternativa
de poder en términos del marxismo ortodoxo. Siempre, en él, ha prevalecido la línea estalinista en lo
que esta supone como degradación de la ideología primaria leninista.
Siendo así, en consecuencia, es pertinente recabar acerca del entendido básico de una ideología y una
práctica politica anticapitalista.
Sea lo primero un énfasis: nunca he creído en la revolución benévola como opción incierta. Algo parecido
a entender que, una vez iniciada la lucha por la liberación y, como correlato, la instauración de un
régimen socialista, por la vía de un movimiento que sea construido desde abajo que conduzca ese
proceso a nombre quienes han sufrido y sufrimos la devastación de las libertades y la profundización
de la violencia. Por lo mismo, entonces, asumo la obligación de darle continuidad. A nombre de los
valores inherentes. Es decir, la confrontación radical con la burguesía. No cabe punto de mediación. No
se trata, ahora, de ignorar la necesidad de configurar tránsitos de recomposición. Por lo menos así lo
pueden evidenciar momentos precisos. Como sucede en toda guerra. Posibilitar tácticas, según el
comportamiento del frente burgués.
Pero no es lo mismo, tratándose de recomposiciones ideológicas y políticas de largo aliento. Porque, de
ser así, se desemboca en ese tipo de opciones en los cuales lo que cuenta es el juego a la reversa
absoluta. Como si no importara el acumulado de acciones y de convocatorias. Ante todo, tratándose de
un proceso como el nuestro. Un país inmerso, históricamente, en sucesión de guerras. A veces
presentadas, por parte de la burguesía y los terratenientes, como expresiones centradas en
desviaciones atípicas respecto a la yunta propuesta y ejecutada por el poder imperante. Un consecutivo
que ha involucrado, siempre, a los nativos, a los campesinos y campesinas, a los obreros y obreras y al
lumpen proletariado; como invitados (as) para que sirvan de sparring. Todo por la vía de la fuerza.
Militares y policías al servicio de la propuesta de sometimiento constante. Casi como perenne. Una
herencia habida, desde los ejecutores de gobiernos como extensión de la lucha por la libertad. Porque,
entre otras razones, ni Santander, ni Bolívar fueron centinelas de la liberación constante, verdadera.
Más bien, las sucesivas divisiones y el surgimiento de los partidos liberal y conservador, significaron la
preclusión de la revolución en contra del poder español.
Visito así, entonces, estuvo y ha estado latente una propuesta libertaria, en contra de ese proceso por
medio del cual se instauró un modelo de Estado y de gobierno, próximos al autoritarismo. Que, aún
hoy, azuzan la violencia, por la vía de decantar sus idearios perversos. Uno a uno, fueron imponiendo
roles cada vez más entrelazados con el dominio punzante; con fisuras propias de sus contradicciones
internas. Proclamando constituciones al vuelo de sus intereses. Nunca ancladas en los derechos de la
población, siempre marginada. Siempre vulnerada. Un horizonte patrio, vergonzosamente modelado,
con linderos y mojones construidos a partir de sus visiones recortadas. Dejando casi a medio camino,
la ruta propuesta en principio. Inclusive, desde mi interpretación, podría decirse que nunca hubo
perspectiva diferente a la de entronizar el culto a la personalidad. Ya, desde ese entonces, empezaba a
prefigurarse el tipo de gobierno y de Estado, en perspectiva anclado en los conceptos oligárquicos de
poder. Tanto como entender que iríamos avanzando con una ruta, deliberadamente promovida por
odios. Por ese tipo de propuestas que desdibujan la razón de ser de la democracia. Ruta de bárbaros
que habían peleado, peleaban y pelearían a partir de construir íconos perversos. Veámoslo en palabas
de Germán Carrera Damas, en su texto “El culto a Bolívar”.
“…Finalizada la guerra de independencia se inicia para Venezuela la experiencia republicana. Hasta ese
momento la República no había sido más que una especie de ensayo general, en cuanto corresponde a
la que existió entre el 5 de julio de 1811 y la firma del armisticio con Domingo de Monteverde (25 de
julio de 1812), o un desiderátum siempre propuesto en función dela guerra. Bien puede decirse que la
precariedad de los ensayos republicanos, tanto por la corta duración de los que lograron cuajar, como
por las numerosas limitaciones e incluso suspensiones que se le impuso en razón de la emergencia
bélica, reservaron para 10después de la contienda la verdadera confrontación de la experiencia
republicana, ya despojado el panorama del enemigo que la había hecho imposible hasta ahora…”11
Ha sido una constante para los países bolivarianos. Un ir decantando las ilusiones y los programas. Una
asociación contradictoria, con respecto a la herencia colonial, que siempre se ha presentado como la
acción de posponer, corrido el tiempo, la realización de opciones libertarias. Es algo así como asistir a
periodos históricos, unas veces ambiguos. La mayoría de las veces como expresiones autoritarias.
Centradas en posiciones caudillistas. De la mano con intereses que no tenían nada que ver con la
liberación. En cambio, si mucho, de imposiciones de la burguesía agraria.
El texto citado antes, a pesar de una narrativa del caso venezolano, ejerce como insumo común para la
República de Colombia.
“…Las dos fuerzas que hemos delineado entendidas como las dos corrientes de problemas básicos
presentes en el orden histórico, con imbricaciones de todo género, entran en una nueva etapa de su
acción con el advenimiento de la República. Es la hora de confrontar los resultados con las promesas.
Los sacrificios han sido extremos y prolongados, la impaciencia es mucho. Venezuela aparece en este
momento bajo un curioso aspecto en lo político: el centro o la personificación del poder no solo se halla
.1. Carrera Damas G. “El culto a Bolívar”, Editorial Universidad Nacional de Colombia, pp. 43-44
distante, sino que se aleja más con las campañas sureñas de Bolívar. Queda libre el terreno para la
definición de nuevas apetencias de mando, y la guerra ha sido un buen semillero de ellas. Para tantas
y tan voraces hay solo una patria que usufructuar….”12
Entre otras cosas, porque el oferente de poder no puede sustraerse al lío perverso. Entre estar con lo
conseguido en el campo de batalla, a nombre de la liberación del yugo español. Y estar en interdicción,
con respecto a la perspectiva que se abría. Perspectiva de compromiso con la construcción de una
Nación libre. Por la vía absoluta. Es decir, de plena confluencia con el entendido d libertad. Incluida la
liquidación del racismo. Del esclavismo. De reconocimiento a la libre autonomía de las etnias.
Precisamente, al no resolverlo. Viendo que no había una posición ni latente, ni efectiva en términos de
la libertad. Por esto mismo, nuestra República empezó con soporte endeble. Por la vía de otorgar
poderes a los generales. A un concepto de patria vinculada con demostraciones de fuerza por la vía de
imposiciones autoritarias y, en cuanto juego democrático, manipulaciones en torno al significado de la
participación de campesinos mestizos y las etnias. Y ni que hablar de los negros y las negras en razón
que eran sometidos en peores condiciones que los anteriores.
“…La Campaña de la Nueva Granada, vasta y arriesgada operación que marca una transformación
profunda en la concepción estratégica de la guerra emancipadora, da como resultado no solamente un
cambio en la relación de fuerzas, hasta entonces favorable al eficaz dispositivo montado por Pablo
Morillo al frente del único ejército organizado que había actuado en Venezuela. Produce, lo que no es
menos importante, al Padre de Colombia, al Libertador admirado, temido y acatado. El triunfo magnífico
echaba al olvido una trayectoria militar en la cual no escaseaban, al lado de victorias espléndidas
victorias a medias por mal consolidadas y hasta puras y simples derrotas aparatosas. Poco podía el
hiperbolizado brillo de la Campaña Admirable de 1813 en contraste con el abrumador derrumbe de la
Segunda República bajo los golpes de Tomás Boves. Y este era, hasta el momento, el más notable
hecho militar de Bolívar en tierras venezolanas. Piar y Mariño, entre ellos, no hallaban nada descabellado
el equipara sus propios méritos con los de Bolívar…13
Es una incursión, a propósito, con referentes de la campaña y la posguerra en Venezuela. Un miramiento
en términos de la localización de insumos en perspectiva. Para alcanzar una posición en contravía de
los dimes y diretes, con respecto a la democracia, supuestamente inmersa en los hechos y las acciones
santanderistas y bolivarianas. Por una vía un tanto extraviada; en consideración a la idealización por
parte de quienes ejercía como oligarcas y gamonales. Pidiendo pista para un ensamblaje posterior. De
un Estado y una Nación que dieran cuenta de sus ambiciones. Posición en contravía de los dimes y
diretes, con respecto a la democracia, supuestamente inmersa en los hechos y las acciones
santanderistas y bolivarianas. Por una vía un tanto extraviada; en consideración a la idealización por
parte de quienes ejercía como oligarcas y gamonales. Pidiendo pista para un ensamblaje posterior. De
un Estado y una Nación que dieran cuenta de sus ambiciones.
En comienzo, se trata de asumir que, el conflicto, ha estado ahí. Desde, el momento mismo en que se
concretó nuestra condición de patria libre. En un proceso que comprometió, inclusive, a quienes
ejercieron como conductores libertarios. Por una vía inherente a la discusión política de configuración
de país y de estado. En ejercicios que posicionaban el marco constitucional como soporte
fundamental.
Lo que, hoy por hoy, vivimos no es otra cosa que una extensión no formal de las contradicciones.
Porque se replicó en escenarios desde 1830 hasta finales de siglo. Pero que, por esto mismo, se abrió
camino, recorriendo todo el siglo XX.
Ha sido un largo camino. Como laberinto que agobia. Pero que, por lo mismo, ha permitido localizar los
términos de referencia necesarios para enfrentar la soledad del ser que emerge consolidado, a partir de
descifrar los códigos de la vida societaria. Porque viene de esa dispersión que lo había inhibido, para
enfrentar vicisitudes. Hacerlo sólo le había significado, en el tiempo, no entender la dinámica asociada
a sentir a los otros y a las otras. Un estar ahí, situado en su compartimento. Mirándose. Como quien no
ha construido el enlace, entre sí mismo y el escenario. Actor cuyo libreto son palabras para sí. Pero que,
12 Ibíd. , página 45
13 Ibid, páginas 83 y 88
en perspectiva, se siente aislado. Avasallado; al límite de su capacidad para discernir acerca de su rol
colectivo.
Posicionarse, al margen de lo inhóspito, supone un avance. Es adquirir la noción de estar en otras
condiciones. Diferentes a aquellas en las que prevalecía la zozobra. Lo azaroso. Como cuando se percibe
que la exterioridad acecha, como potencia ajena a cada sujeto. Como incierta posibilidad. Como
expectante gendarme que rodea y asfixia. Una figura parecida a aquellas sombras del inicio; cuando no
éramos otra cosa que expresiones minimizadas, al garete. Próximas al desequilibrio, por la vía de los
extravíos propios de la selección natural.
Sentirse vinculado a un proyecto de la naturaleza. Sin haber sido consultado o consultada; es tanto
como una sumisión indescifrable; como quiera que se da sin que hubiésemos conocido la hoja de ruta
inherente a ese proyecto. Tal vez, por esto mismo, llevamos la marca de la angustia. Porque no
entendimos su soporte. Angustia e inquietud, que se tornan en el hilo conductor de esa sensación de
impotencia. Esa misma que ha estado con nosotros y nosotras, desde el origen. En ese entonces, lo
que percibíamos no iba más allá de la inmediatez que no s envolvía. Como burbuja que asfixia. Y que
nos rodeaba y nos colocaba en condiciones de inferioridad.
Un choque de expectaciones. Mientras la naturaleza, exhibe una lógica interna. Que va, desde los
organismos simples primarios; hasta las cimas que confirieron las condiciones próximas a la civilización.
Todo eso como una envoltura que nos inhibía. Desde ese tiempo procede nuestra sujeción involuntaria
a ese proyecto. Siendo, este, mucho más amplio en los espacios universales; mucho más complejos.
Mucho más ajenos a nuestra interpretación en esa infancia temprana, como sujetos. Ya, ahí, estaba
latente la soledad y sus implicaciones.
Entonces, necesitábamos compañía. Pero no del tipo de compañía en la cual los otros y las otras estaban
ahí. Al alcance físico de cada quien. Pero sin ese hilo de Ariadna que nos permitiera descifrar los códigos
asociados al entorno colectivo, como sujeto en sí. Es decir, en una perspectiva de concretar expresiones
concientes de organización. No como sumatoria simple de sujetos. Más bien como conciencia que se
recrea y recrea. Una opción en la cual se acumulan saberes. En un concepto de acumulación
emparentado con la vertebración de lo consciente como colectivo. Con todas sus implicaciones. Es decir,
siendo concientes de la necesidad de crear instituciones, con los insumos de los saberes.
Fundamentalmente, con esos que nos otorgan la vitalidad indispensable para re-conocernos. Como
agentes de transformación. Como expresiones hacia el equilibrio. Desde la soledad inhóspita de lo
individual; hasta el acompañamiento en lo colectivo.
.El poder y su propuesta de regresión.
Una vez logrado el equilibrio, soportado en la opción de vida societaria; que nos ha permitido llegar
hasta el trazo del horizonte de procedimientos e instituciones en función de soportar la civilización. Una
vez adquiridas la noción y la praxis relacionadas con el quehacer colectivo y que devino en la
consolidación de los referentes inherentes a la humanización del consciente individual y colectivo. Por
caminos siempre de dificultad; como quiera que este equilibrio, acceder a él, ha sido una apuesta por
la vida. Soportando guerras, arrasamientos, aniquilaciones, etc. Decantando los logros acumulados.
En una constante depuración; en términos de efectuar una disección precisa de los contenidos de los
saberes acumulados. Habiendo soportado las ofensivas vulneradoras de poderes paralelos asociados a
la mixtura religión-conservadurismo. Habiendo efectuado, como lo hemos hecho, acciones de profundo
contenido transformador en casi todos los ámbitos. Habiendo sufrido la persecución y exterminio, a
nombre de la tradición y de la moral.
Nos encontramos con constantes que ejercen y han ejercido posturas y acciones de no reconocimiento
de las opciones de vida; ni de los avances en el proceso de validar insumos mínimos de respeto y
tolerancia. Han aparecido, en ese contexto, personajes perversos absolutos. Sujetos que siguen atados
a la prehistoria del quehacer social. Cuando, cada quien al garete, efectuaba una interpretación
individual de sus requerimientos. Y, posicionaba los mismos como iconos para sí. Sin reconocer a los
otros y a las otras como sujetos con derechos. Simplemente, porque la noción de derechos es punto de
comienzo de la vida societaria.
Personajes nefandos, que han hecho de los suyos principios preeminentes que deben ser acatados. Los
Césares; los reyes de Occidente; los faraones; los Papas; los Zares, Stalin, Hitler, Mussolini, Franco,
Ronald Reagan; los Bush; Álvaro Uribe, etc. Todos ellos en contravía de los logros alcanzados en
incesantes tropeles. Porque la historia ha conocido del día a día. De esos tejidos sociales, individuales y
colectivos, que se han ido consolidando a pesar de las guerras impulsadas por esos y otros, también
como ellos, perversos registradores de la destrucción de valores.
Construyendo aureolas en su alrededor. Como magos que convocan a la confusión; a la inversión de la
noción de verdad y de justeza. Garantes de la lucha por restaurar lo primario. Como cuando éramos
absorbidos por la dinámica de los proyectos de la naturaleza. En los cuales, ésta, imprimía su marca.
Ese tipo de sensación de impotencia, de temor, de soledad; nos acecha a cada paso; ahora, cuando
reviven los piratas vulneradores. Que imprimen, también, su marca. Chamanes que delinquen con los
principios; que convocan a santos oficios en procura de imponer sus instintos, como figuras y posiciones;
a partir de sus esquemas mentales, enfermizos. Delirantes. Su significante es pariente de la desolación
y de la ausencia de posibilidades libertarias. Su ética es la barbarie. Su poder es la manipulación. A
manera de mercaderes del trueque y la engañifa. Sin ningún agregado de calidad humano;
absolutamente ninguno.
Una escenografía que confunde al público. Como bufos que desorientan. Que crean horizontes
enfermizos; a partir de exhibir niveles de aceptación. En esto, Hitler y Mussolini fueron maestros y a
ellos les deben sucesivos dirigentes panfletarios sus fuentes teóricas. Fundamentalmente aquellos que
fueron atizadores de violencias y que se concretaron, a manera de ejemplo, en lo que se ha denominado,
un tanto peyorativamente “La Guerra de los Mil Días”. Pero que no fue otra cosa que derivación de ese
acumulado de odios ya cifrados antes sus fuentes teóricas y conceptuales. Pueblos enteros confundidos.
Masas vergonzantes que han permitido y permiten justificar todo tipo de tropelías. Ese tipo de franjas
de población que han claudicado en su dignidad; la han endosado a los magos manipuladores
Lo cierto es que tenemos todo el derecho, quienes no hemos claudicado, a convocar a la acción
consciente. Que nos permita acceder a la derrota del Emperador Pigmeo; que es esto en razón a su
incapacidad para percibir la vida a través del día a día que junta quehaceres. Todos ellos emparentados
con la vulneración de la vida y con sus soportes. Pigmeos intelectuales que saldaron su deuda con la
vida y con la dignidad inherente, por la vía de refrendar su compromiso con la muerte; por la vía de
cambiar la lógica que conduce a la verdad y venderla, ofrecerla y postularla como referente único para
la vigencia de su visión de democracia. Que es a la mentira, como el Sol es a las mañanas.
Antecedentes.
Uno de ellos y, tal vez, el fundamental, tiene que ver con su coincidencia con lo que se ha definido como
“la guerra de baja intensidad”; orientada desde el Imperio y aplicada con todo el rigor en Argentina,
Chile, El Salvador; Guatemala. Él, además del presidente, Julio César Turbay Ayala, Belisario Betancur
(a pesar de su aparente posición de mano tendida, que se expresó en ese remedo de proceso de paz
serio y humano). Particularmente, el doctor Uribe Vélez, incursionó en ese ámbito con su propuesta y
programa de gobierno en la gobernación de Antioquia, por la vía de la promoción y concreción de las
Convivir; que no fueron otra cosa que el inicio del exterminio a cargo de los grupos paramilitares.
Paramilitarismo que ya tenían, en Centroamérica, ejemplos plenos. Un experto defensor de ese proceso
y de esa noción de apaciguamiento. Como diría, aplicando una expresión de lugar común: a sangre y
fuego. Y ahí reside la motivación del exterminio de contradictores. Por ejemplo, en el caso, de la UP y
de los desmovilizados del EPL, la aplicación de plan fue tan profunda que se convirtió en el mayor
proceso de acallar voces, por la vía de la matanza y del amedrentamiento. Leamos, al respecto, lo
que dice Rosendo Payares, en su autobiografía “4710”
“…Y es que corría el año 1954. Coincidieron hechos. El militar ya estaba ahí. Venía de rapar el poder.
Siendo el cuadro político antecedente una heredad vinculada con el genocidio auspiciado desde ahí.
Desde ese centro-poder conservador. Ya casi olvidadas las reformas de López Pumarejo y su Revolución
en Marcha. Todavía cercana, en el tiempo, la muerte de Jorge Eliécer Gaitán. El sargento (¿…o cuál era
su grado?), ya jugaba a ser prócer. A ser libertador. A ser guerrero guiando a un pueblo famélico y
agarrotado. Nuestra familia era una de tantas miles sin horizontes gratificantes.
La heredad, provenía de dos íconos perversos. Mariano Ospina Pérez y Laureano Gómez; “el divino
Laureano”. El perdulario que encendía el Congreso, a viva voz. Voz transmisora de ideas achatadas. Con
una sola perspectiva: justificar la matanza. A viva voz. Voz de pigmeo intelectual. Hacedora de fetiches.
Voz, mirada, cuerpo, de aprendiz de ideólogo. Ese que pretendía pasar a la historia como héroe. En una
Colombia desagarrada por él, y por Ospina Pérez, y por Marco Fidel Suárez y por los azuzadores
perennes. Un fascismo inveterado. Héroe de la miseria que auspiciaron él y ellos. De la tragedia de un
pueblo inerme. Pero, asimismo, heredad de los Lleras y de Eduardo Santos, y de Olaya Herrera y…del
mismo Alfonso López, que se arredró ante la infamia.
…Y corrió la voz de que algo estaba sucediendo. Venía desde muy atrás. El método había sido
perfeccionado. Desde Núñez, el trasgresor. El sujeto cambiante; según las circunstancias. Método
aplicado. Con ese mismo se justificó la Guerra de comienzos del siglo XX. Método soportado en el
manejo solapado de las verdades. O, a decir verdad, las casi verdades. En recintos cerrados, a prueba
de filtraciones plenas. Solo el gota a gota. Para potenciar las repercusiones. Se dice y se desdice, al
mismo tiempo. Entonces, se embauca y se extiende la sensación de que algo está pasando. Aquí y allá.
Y, en verdad, algo estaba pasando. El militar todavía estaba ahí. Pero, quienes lo adularon y lo felicitaron
por su desprendido amor a la patria; ya tejían otra red. Otra, porque, a pesar de ser la misma; era otro
tiempo. Estábamos en 1956. Y, ya, el ceremonial estaba en curso. Ya estaban los contactos. Que si en
España, en Benidorm. Que si en Londres o en Washington. Que más daba. Siendo lo único cierto, el
programa. Primero se auspiciaría la presencia de una Junta Militar politizada. Que si el General París.
Que si ahora. Que si el plan incluiría allanar el camino para que volvieran los de siempre. Liberales y
Conservadores, sus cúpulas. Las mismas que sembraban el odio entre los de la periferia. Y que, una
vez empezaba la barbarie, en cualquiera de sus versiones periódicas, convocaban al buen sentido. Al
entendimiento. A la paz. No importaba si por fuera de ella quedaba los más afectados. Los desarraigados
y las desarraigadas. Los y las caminantes, en travesía. Buscando refugio. Aquí y allá. Y, en ninguna
parte donde pasar la noche y ver amanecer el otro día.
Y se reunieron. Y acordaron. Usted y yo. Yo y usted. Primero usted, después yo. Amarremos el pacto a
doce o más años. Qué más da. Primero usted, luego yo. Y todo volverá a empezar. Hagamos borrón y
abramos nueva cuenta. No importa lo de atrás. El perdón suyo, lo avalo yo. El perdón mío, lo avala
usted. Y así, saldamos cuentas, por ahora.
Eso sí, quienes no regresen. Quienes no acepten lo que usted y yo hacemos; están al margen de la ley.
Y serán perseguidos y serán matados y serán olvidados. Queda claro, entre nosotros, que hemos
sacrificado nuestro tiempo por este país. Y, por lo mismo merecemos ser recompensados. Y qué mejor
recompensa que primero usted y después yo. Y después usted y luego yo.
Y, ahora lo entiendo, era eso lo que se estaba urdiendo. Era eso. Y los periféricos, los sin nada, ahí; sin
saber qué hacer ni para dónde coger. Y se extendía la penuria. Y ya se había agotado el modelo de
sustitución de importaciones. Modelo económico restringido. En el cual la variable más dinámica era
crecer, sin crecer. Quedar flotando entre los imperios; entre sus intereses y los nuestros (¿…nuestros?).
Y, entonces se acumuló capital. Para los terratenientes, para los comerciantes, para la naciente
burguesía bastarda. Sí; esa que conoció de las libertades democráticas y de las reformas y de los
derechos y los deberes; como quien aprende a nadar por correspondencia.
Así fue, por ejemplo, como accedí a entender todo lo relacionado con la continuación del exterminio.
Veía, a ráfagas, lo sucedido con quienes no accedieron al pacto bochornoso. A ese pacto entre los
mismos. Pacto que avasallaba a la democracia. Convertía en delito el solo hecho de aspirar a una
alternativa diferente. Y, sin saberlo, iba profundizando, todas las noches. Veía a los campesinos y
campesinas. Niños y niñas. En las travesías. Solo ahora, después de haber leído al maestro Alfredo
Molano, en su trilogía “Siguiendo el corte”, “Aguas arriba” y “Selva adentro”, he podido descifrar esos
mensajes de mis sueños. He podido dilucidar el significado de esas imágenes. Los sin tierra; los
desarrapados; tratando de arrancarle aliento a la vida. Como si esta estuviera flotando ahí. Y ellos y
ellas, tratando de asirla. Mientras tanto los aviones y la tropa de los jerarcas. Apuntándoles. Matándolos.
Y los gritos de rabia y las lágrimas y la ternura invitando a resistir. Y los jerarcas riendo en las ciudades.
Invitándonos a reconocerlos como voceros válidos. Como convocantes ciertos a la paz. Y, nosotros, en
las ciudades sin arriesgar nada. Solo consumiendo los discursos ampulosos. Y llegó el segundo de la
lista. El hijo del poeta. El mismo de la sagrada ciudad blanca. Impoluto. Hijo de poeta que no sabe nada
de la vida de los y las demás. Que mantuvo la línea de acción. Con los chafarotes a la ofensiva.
Limpiando el campo. Siendo, esa limpieza, un concepto asociado a la matanza. Generalizada y selectiva.
E inundaban los campos de panfletos. Convocando a la rendición. Expresando que los bandidos eran
quienes reclamaban justicia. Bandidos eran quienes no se dejaban acribillar y respondían a los
vejámenes, con la fuerza de la dignidad y, porque no, con las armas que habían logrado salvar. Y los
niños ahí. Y las niñas también. Muriendo ellos y ellas. Y sus madres. Y sus padres…y todos y todas.
Y, así, fui desenvolviendo el ovillo, similar al nudo de Ariadna. Y reconozco, en esos contextos
enunciados, la posición alusiva al desarrollo capitalista tardío. Como el nuestro. Ya no era, simplemente,
el modelo de sustitución de importaciones. Ya era, todo un modelo de amplio espectro. Pero no
autónomo. Simplemente vinculado a los condiciones que imponía el Imperio. Fue, entonces, cuando
conocí las propuestas puntuales de Joaquín Vallejo Arbeláez, a la sazón ministro en el gobierno de la
tercera cuota del pacto (Carlos Lleras Restrepo). Y leí, ávidamente, todo el texto sustentatorio de El
Pacto Andino. Y lo cotejé con las propuestas de la CEPAL (Comisión económica para América Latina). Y
encontré las coincidencias. Algo así como un proyecto en el cual cabían las opciones políticas y
económicas, por la vía de entender una forma de la división del trabajo. Obviamente a países como el
nuestro, como Venezuela, como Ecuador, como Argentina, Brasil, etc., nos correspondía la parte de lo
accesorio. No podíamos acceder a la tecnología necesaria para implementar un proyecto de industria
pesada. Solo lo periférico; y eso sí, con limitaciones.
Y, a partir de ahí, se entiende la teoría del desarrollo desigual y combinado; lo cual no es otra cosa que
la implementación de los modelos precarios, súbditos. Y, por esa misma vía, conocí la teoría de Celso
Furtado, expresando la opción clásica del desarrollismo económico. Y, además, las teorías de Samir
Amín (en la misma perspectiva del modelo de desarrollo desigual y combinado). Y, de manera apenas
obvia, profundicé los textos económicos de Marx, y de Rosa Luxemburgo. Y leí el texto económico de
Lenin “El desarrollo del capitalismo en Rusia”. Y conocí las teorías de partido de Lenin, en lucha en
contra de las postulaciones socialdemócratas en Rusia (Los Mencheviques) y en Alemania (Rosa
Luxemburgo).La teoría del Programa de Transición de León Trotsky.
Entonces, estamos ante la necesidad de ofertar un concepto preciso en lo que respecta al significado
que tiene eso de conocer el pasado. Pero, más allá de esto, el relacionado con su dilucidación;
estableciendo tipos de referentes soportados en el conocimiento y la interpretación. Estos son elementos
imprescindibles; como quiera que si son construidos de manera deficiente, no serán otra cosa que
extravíos. Y, como todo extravío, no será otra cosa que ejercicio diletante. Con un agravante centrado
en la consolidación de la sumatoria de hechos y de narraciones, como simple amalgama a partir de la
cual se construyen (a manera de deducciones y conclusiones), instrumentos que distorsionan y derivan
en mera perspectiva, cuando no etérea, alusiva a interpretaciones de la realidad sesgada y, por esto
mismo, de utilización impropia e impertinente.
Lo cierto es, en consecuencia, que estamos en la obligación de cuestionar esos insumos metodológicos,
por cuanto la búsqueda de hilos conductores de los procesos sociales e individuales, constituye un
imperativo. No solo por las implicaciones que tienen los hechos y su registro, en el diseño y concreción
de propuestas para asumir los retos del futuro, en lo que este tiene escenario próximo en el cual, la
realidad, ejercerá bien como hechos y acciones en las cuales los conceptos pueden ser prefigurados y
utilizados como referentes válidos; o bien como expresiones de distorsión.
Por lo mismo, la decisión de realizar este escrito, se origina en la lectura de algunos documentos
relacionados con la interpretación del quehacer político y social, soportados en la narración oral. Pero
no tanto porque el método sea inválido, de por sí; sino porque esas narraciones son utilizadas y
articuladas, sin el filtro conceptual necesario al momento de escucharlas y transcribirlas. Filtro
conceptual, absolutamente indispensable, en razón a que la psicología del actuante y narrador, su visión
e interpretación de los hechos, son vertidas a partir del ejercicio memorístico; pero también a partir de
su noción de la vivencia como realidad derivada del tipo de aprehensión lograda. Y ya, ahí, se supone
la existencia de una posición proclive a la distorsión. Siendo así, el sesgo está presente y la interpretación
del historiador, simplemente estará afectada, casi como acto reflejo, por ese sesgo. Inclusive, como lo
demostraré más adelante, muchos de los pasajes narrados, no son otra cosa que alucinaciones o giros
sustanciadores, utilizados por el o la sujeto para reafirmarse como leyenda; o como héroe…o heroína.
O, como también lo demostraré, porque el (la) entrevistador (a) e historiador (a); desemboca en
postulaciones, a manera de verdad, construidas de tal manera que expresen sus propósitos, tanto en
lo circunstancial, como en lo trascendental. Todo a la manera de sujeto (a) que se explaya,
magnificándolos, en los hechos narrados.
Veámoslo en estos términos:
“…El automatismo de la escritura me ha compelido hasta aquí. Sigo aferrado al impulso de continuar,
sabiendo sólo que he arribado hasta un punto imprevisto en el inicio. Algo me dice que voy bien. La
fractura persiste, pues estoy seguro de no ser yo quien sólo escribe. El saber que voy bien se me antoja
como una simple forma, como un cierto sabor o como una entonación peculiar de lo hasta aquí escrito.
Ello me induce a esa secreta corroboración del voy bien. La escritura pareciera ser una especie de
emanación corporal: hay ciertas manifestaciones del automatismo que escapan a la sola conciencia,
enmarcándose en un más allá de pura racionalidad. Los escritores pueden ser una forma de catadores
sui generis, adheridos a un paladar peculiar que discrimina o destila signos, frases y contextos, en una
palabra, todo aquello que convenimos en llamar ideas…”14
los países denominados desarrollados. Lo mismo podría decirse, con las diferenciaciones obvias, para
los casos de las crisis capitalista en los periodos 1999-2001 y 2008-2010.
Dejando de lado el énfasis introductorio, aterrizo mi idea o mi concepto acerca de lo que està pasando.
La estructura del modelo capitalista de producción y de manejo económico. Con todas sus arandelas
inherentes. Està soportado en el desarrollo de la producción de mercancías y de productos, que llaman
ahora, los beneficiarios del capital financiero. Siendo asì, entonces, esta estructura (capitalista) pasa
por insumos inamovibles. Por algo es un todo, opuesto al modelo socialista de producción. Ahora bien,
las crisis del modelo capitalista, están surtidas por diferentes insumos, Uno de ellos, por ejemplo la de
1930, fuera surtido por la confluencia de factores relacionados con una baja en el consumo; la
contracción de la economía y la desconfianza generalizada en el sistema financiero. Entonces era, algo
asì como una combinación inédita. Si se producía, no habría quien o quienes compraran. El otorgamiento
de créditos bancarios en profunda tendencia a la baja, de manera inapropiada para el modelo en sí.
Crecimiento que llegaría a un pico. Sin el universo de consumidores dispuestos. A la par, entonces, se
presentara una deflación que daba cuenta de la ausencia del equilibrio necesario. Entonces, en este
14 Téllez, Freddy. “Palimpsestos. Los rostros de la escritura”. Publicada por Centro Editorial de la Universidad
Nacional de Colombia. Primera edición, 1990/1991, página 80.
El capitalismo: la realidad económica en Colombia. El reformismo propuesto desde Pacto
Histórico.
Al terminar el ejercicio politico económico de 2020- Estaban sembradas todas las opciones previstas
desde el inicio de la pandemia. Afortunadamente, para mí, tomé cuenta de todas las variables
ensayadas y las concreciones de propuestas por parte del Frente Burgués. Particularmente en la versión
de la Dictadura Civil; por la vìa màs oprobiosa para la sociedad colombiana: el tipo de Estado Corporativo
de nervio Fascista, liderado por el petimetre Iván Duque Márquez a nombre de su impúdico Partido
Politico Centro Democrático. Si damos por cierto el informe presentado por el señor director del
Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), Juan Daniel Oviedo, en cifras ajustadas,
la economía colombiana tuvo una contracción de -7%. Es de anotar que, a mediados del mes de julio
de 2020 la contracción marcaba una cifra cercana al -16.55 (PERIODO MARZO-JULIO) EN EL MOMENTO
MÀS CRITICO DE LA EXPANSIÒN DE LA PANDEMIA Y QUE COINCIDÌA CON CICLOS DE CIERRE TOTAL
Y PARCIAL DE MUCHOS SECTORES DE LA ECONOMÌA.
Ahora bien, como se verá a màs adelante en este escrito, el análisis de la crisis capitalista a nivel mundial
era generalizado. Forzando una comparación, era algo asì como una situación que, en el tiempo medio
y relativamente cercano, podría asimilarse a las crisis entre 1929 y 1932 y a la crisis posterior a la
segunda guerra mundial. Además, en estos dos casos, es plenamente claro que las condiciones de los
países denominados en desarrollo o subdesarrollados eran diferentes respecto a los países denominados
desarrollados. Lo mismo podría decirse, con las diferenciaciones obvias, para los casos de las crisis
capitalista en los periodos 1999-2001 y 2008-2010.
Concretando el análisis, para el caso de Colombia, podría aducirse que es algo asì como el deterioro de
la base fundamental de la estructura económica. Y no es que la crisis se hubiera iniciado solamente a
partir de marzo de 2020. El problema viene casi desde siempre. Tanto como entender que la economía
del país ha sido manejado desde una opción amorfa, para no hablar de que han sido manejos cíclico
direccionados por la adhesión a posiciones sin escuela ortodoxa, o al menos de hilatura màs o menos
asociada a líneas de pensamiento coherentes. Siempre se ha confundido el manejo vinculado con el
crecimiento sistemático con la unción de teorías en las cuales persistan ciertas variables sólidas.
entendido, el manejo de gubernamental de esa situación inédita, no tendría como opción, la
participación del Estado; de tal manera que el libre mercado fuera reemplazado por decisiones
tendientes a construir el equilibrio, por una vìa que sería, en la lógica capitalista, sin antecedentes.
Vendría, en consecuencia, la necesidad de escudriñar, partiendo de la crisis, en el horizonte de la
economía como ciencia; la postulación de otro referente; distinto a la dinámica autónoma del libre
mercado. Haría falta, algo asì como una herramienta que hiciera compatible el modelo capitalista y la
intervención del Estado.
Vendría, entonces, un dimensionamiento de la crisis. De tal manera que se hiciera expedita una vìa o
alternativa por fuera de lo que, hasta ese momento, era la ortodoxia del manejo económico. La fisura,
en el nervio mismo del capitalismo; daría lugar a la macroeconomía como insumo válido. Lo que haría,
John Maynard Keynes, permitiría entrar en un proceso que permitiera dar soporte a la teoría monetaria.
Y, en preciso, al concepto y aplicación de la macroeconomía; a través de la cual, los Estados harían
frente a esta crisis; por la vìa de adecuar su participación en el contexto del libre mercado. Permitiendo,
asì, la aplicación de medidas antiinflacionarias y de regulación o intervención en el mercado financiero
como efecto colateral.
Al respecto, Paul Baran, en su obra “La economía política del crecimiento, refiere:
“Debe recordarse que el gran interés por el desarrollo económico no constituye en forma alguna una novedad en
el campo de la economía política. De hecho, el crecimiento económico fue el tema central de la economía clásica.
Lo pone de manifiesto plenamente el título y contenido de la obra precursora de Adam Smith; varias generaciones
de pensadores económicos independientemente de los nombres que pusieron a sus escritos; se ocuparon del
análisis de las fuerzas que fundamentaron el crecimiento económico. Su preocupación por las condiciones
necesarias para el desarrollo económico, surgió del penetrante estudio y observación de la sociedad en que vivieron
y trajo como resultado su firme convicción de que las relaciones políticas, sociales y económicas que prevalecían
en su tiempo, impedían y retardaban considerablemente el desarrollo de los recursos productivos. Ya sea que se
refiriesen a las falacias de la teoría mercantilista del comercio internacional o a la rigidez del sistema gremial, o bien
que el tema se relacionara con las funciones del Estado en la vida económica o con el papel desempeñado por la
clase terrateniente, los economistas clásicos no tuvieron dificultades para mostrar que el progreso económico
dependía de la remoción de las instituciones políticas. Sociales y económicas anticuadas para el época, y de la
creación de condiciones de libre competencia, con lo que se daría a la empresa y a la iniciativa individual amplias
oportunidades para una actividad sin obstáculos…”(Baran, Paul “La teoría política del crecimiento”, primera
impresión de la Segunda edición en español, 1975. Fondo de cultura económica, 1975, página 51).
Siendo asì, entonces, la holgura encontrada en comienzo por parte de la teoría económica, daría cuentas
de la ruptura básica respecto a las condiciones en el entretiempo de la teoría mercantilismo y la
economía política que, como insumo fundamental, empezaría a decantar la ortodoxia del crecimiento
económico anclado en las condiciones básicas antes de Adam Smith.
Lo de la crisis de 2008 estaría centrada en la manipulación de variables financieras asociadas a la
especulación con el mercado hipotecario. Podría decirse, entonces, que, a diferencia de la crisis de 1930;
no tocaría la esencia de la producción. Como si viéramos en ella (crisis de 2008) una situación hasta
cierto punto exógena al modelo capitalista, en lo que constituye su esencia. Luego, la intervención del
Estado, estuvo fundamentada en la ortodoxia de contención de su crecimiento a partir de la intervención
de la Reserva Federal en Estados Unidos de Norteamérica y de los bancos centrales en la Unión Europea.
Reitero en que la afectación a la dinámica propia del modelo de producción no implicaría un paro general
de la economía.
Ahora bien, en el caso de la referencia (parálisis económica, derivada de expansión de la pandemia del
Covit-19), tendríamos la necesidad de efectuar un análisis suigeneris. Algo asì como internalizar la
dinámica propia del su impacto en el contexto social y económico mundial.
Una crisis que recién comienza; comoquiera que supone decisiones políticas y económicas con la
intervención de los Estados de Europa, Asia y América. El primer impacto tendría su origen en el centro
geográfico mismo del origen del COVID-19. China ha desarrollado un modelo no suficientemente
entendido; si se analiza desde la óptica del capitalismo clásico o del socialismo propuesto a partir de la
teoría marxista y de la Revolución Rusa de 1917. Un Estado cohesionado y sólido a partir de la
culminación de la Revolución China, liderada por Mao-Tse Tung y el Partido Comunista Chino. De por
sí, las condiciones económicas al inicio de la revolución; podrían tipificarse como economía agraria
fundamentada en una variante del feudalismo en Europa. Y, entonces, se produjeron sucesivas reformas
políticas, tanto al interior del partido; como también en el Estado como escenario politico y económico
diferente; si se compara con la teoría básica ortodoxa del Partido Comunista de la Unión Soviética en lo
correspondiente al Estado Socialista y el régimen de transición. Cuando Lenin escribe “El desarrollo del
capitalismo en Rusia, ya se hace visible la necesidad de desarrollar postulados políticos y económicos
para enfrentar la estructura feudal del zarismo. El Partido Comunista de la Unión Soviética, sufre una
reestructuración, a la muerte de Lenin y el exilio de León Trotski. Y surge, entonces, una variante
dirigida por Stalin. A partir de ahí, habría que explorarse las condiciones propias de esa variante en lo
que toca a la teoría ortodoxa del socialismo marxista.
China empieza construir una vìa que pretende combinar el capitalismo clásico y el socialismo en la
variante estalinista. Es decir, una férrea intervención política y económica del Estado y el Partido
Comunista. Y la existencia de una clase o clases asimilada a lo que podría entenderse como neo-
burguesía que empezó a controlar el desarrollo industrial, comercial, financiero y científico. Algo, de por
sí, completamente heterodoxo. Lo cierto es que, China, se ha convertido en el segundo país màs
poderoso en el contexto capitalista. Cuando se detecta el COVID-19, en la ciudad Huan; el primer
impacto económico se produce a partir del asilamiento de la ciudad respecto al resto de ciudades y
zonas agrarias. Las primeras medidas estarían dadas por modificaciones estructurales respecto al
comercio exterior e interior, los laboratorios y toda la logística relacionada con el área de la salud. La
producción industrial relacionada con el mercado interno y su micro estructuras a nivel nacional. La
política monetaria (similar a la capitalista), empieza a modificar las condiciones del mercado del dinero
y sus repercusiones en el mercado internacional de valores. Implicado, inclusive, la relación del Yuan,
el dólar y la zona euro. Digamos, entonces, que la afectación económica y social respecto a lo que fuera
inicialmente la epidemia y posteriormente la pandemia; ha venido siendo controlada a partir de los
mecanismos propios internos y su nexo con el mercado internacional de mercancías y del dinero. Luego,
habría que efectuar un seguimiento en el mediano y largo plazo. Màs que nada, porque sus
exportaciones, tendencialmente, serán menores; por lo mismo que los países importadores de las
mercancías chinas; será cada vez menores.
El otro contexto politico y económico, diríamos del universo capitalista; ha tenido impactos que, en
verdad, ha venido requiriendo modificación que han pasado de ser circunstanciales a, en perspectiva,
ser de mediano y largo plazo. La Unión Europea, en la medida en que el COVID-19 pasara de ser
epidemia a ser pandemia; ha sentido el impacto desde el mismo momento que países como Italia y
España fueran recibiendo el impacto de la pandemia. Medidas como la intervención en el desarrollo
comercial interno (en principio). Luego con la extensión de estas medidas al sector productivo. Una
parálisis que, al momento es total, de cualquier actividad productiva. Países como Alemania, Inglaterra
(haciendo claridad del proceso de desafiliación respecto a la Unión Europea) y los demás países del
Reino Unido (Escocia, Las dos Irlandas; Gales); Suiza; Portugal; Holanda; Suecia…etc.) Han sido
impactados de manera diferente. Luego, las medidas económicas, políticas y sociales; no han sido, hasta
ahora del mismo calado respecto a España e Italia.
La situación en Estados Unidos de Norteamérica y Canadá, también ha sido diferenciada. Estados
Unidos, por ejemplo, el gobierno ha asumido medidas de afectación económica de amplio espectro. Tal
vez, la màs importante, desde el punto de vista del comercio internacional y de salida y entrada de
personas por vìa aérea. Internamente, al menos hasta ahora, solo en el Estado de California, se han
tomado precauciones de inmovilización total. Pero, para los demás Estados, las decisiones de han sido
de amplio espectro como para causar afectaciones de parálisis en la producción y de comercialización
interna. La Reserva Federal; ha decidido, en política monetaria, rebaja de la tasa de interés e
intervenciones de los créditos, a manera de subsidios monetarios a las compañías de aviación que son
las que han sufrido mayor impacto con decisiones como la inmovilización del transporte aéreo hacia
Europa. En este aspecto, también, han procedido los gobiernos de la Unión Europea. Pero, lo que si
podría aseverarse es que no ha habido parálisis total en el ejercicio empresarial relacionado con la
producción de bienes y servicios. Esto, a pesar que Estados Unidos es uno de los países con mayor
impacto en cuanto a la afectación por la pandemia. Diríamos, entonces, que la tendencia no sería hacia
una recesión económica.
“…Entre la distribución de la renta nacional, la tasa de acumulación y el ritmo de crecimiento, hay una profunda
interdependencia interna. Para asegurar ritmos estables de crecimiento se necesita una correspondencia óptima
entre la acumulación y el consumo, y, por lo tanto, de la distribución de la renta nacional entre las clases
fundamentales de la sociedad; requiere cierta correlación entre la dinámica de coeficientes de la economía nacional
como son la productividad del trabajo y el rendimiento del capital, y la dinámica de las categorías de la distribución:
salario y ganancia…”(I., Osadchaia, De Keynes a la síntesis neoclásica, Ed. Cultura Popular. Primera edición, 1976
página 130).
Todo esto nos remite, entonces, a escudriñar en la teoría económica ortodoxa para tratar de enfatizar
en referentes constitutivos de la teoría acerca de la crisis del modelo capitalismo. En los casos que he
referido hasta aquí, se supone entendido del espectro económico ampliado del capitalismo clásico y la
tipificación de una caso como el de la economía en China. Que, de por sí, corresponde a un universo
conceptual económico diferente que, sin ser estrictamente una “tercera vìa”, se ha constituido en un
modelo complejo en política económica y teoría monetaria.
Ha existido, en el proceso inherente al desarrollo de la teoría económica, diferentes momentos en la
confrontación entre opciones conceptuales y prácticas divergentes. Desde la propuesta originaria de la
visión moderna para el desarrollo capitalista, centrada en la teorías acerca del proceso de reproducción
diseñadas, a manera de ejemplo, por Quesnay (“ Tabla económica”); Adam Smith (“Naturaleza y causas
de la riqueza de las naciones”) y Sismondi (“Nuevos principios de la economía política o la riqueza en
relación con la población”); hasta las opciones teóricas que cuestionan esas interpretaciones diseñadas
por Kart Marx (“El Capital”), Rosa Luxemburgo (La Acumulación del Capital”). Contando, inclusive, en
este espectro, a John Maynard Keynes (“Tratado general sobre el empleo, el interés y el dinero”).
Esto supone, en consecuencia, la necesidad de trabajar con una posición de cobertura lo suficientemente
amplia; de tal manera que no se desemboque en un discernimiento anclado en un entendido lineal y/o
dogmático. Ante todo, porque en esto de analizar el significado de la creación de empresas y su relación
con el entorno económico y social, no admite opciones tangenciales que eludan el hecho objetivo, en
cuanto a la existencia de una conexión dialéctica (...o, si se quiere, conflictual) entre la implementación
y desarrollo de la empresa, con respecto al espectro social, económico y político en la cual esta se
desenvuelve. Ante todo porque esta, la empresa y sus propiciadores o garantes, no puede ser entendida
como una opción y/o propuesta única (en lo que tiene de ejercicio individual); sino como partícipe de
una sumatoria o globalidad económica, inmersa, por esto mismo en la dinámica propia del crecimiento
económico; conforme a unos postulados concretos derivados de la política macroeconómica
gubernamental y de la creación de riqueza, en el contexto de la planificación y estrategias de un Estado
concreto.
Conviene, en este punto, con las reservas obvias; en tanto que constituye una visión propuesta por una
persona que contribuyó a construir una opción en contravía de la ortodoxia clásica de la economía
política capitalista; citar una expresión de Rosa Luxemburgo en su obra “La acumulación del capital”.
“..Hasta ahora hemos considerado la reproducción desde el punto de vista del capitalista individual
típico, representante y agente de la reproducción que se realiza por una serie de empresas privadas.
Este modo de enfocar el problema nos ha hecho ver ya bastantes dificultades. Sin embargo, ellas son
pocas comparadas con las que aparecen inmediatamente que pasamos de la consideración del
capitalista individual a la de la totalidad de los capitalistas.,
Ya una ojeada superficial muestra que la reproducción capitalista como todo social, no puede ser
concebida mecánica y simplemente como suma de las diversas reproducciones capitalistas privadas.
Hemos visto, por ejemplo, que uno de los supuestos fundamentales de reproducción ampliada del
capitalista individual es una ampliación correspondiente de su posibilidad de venta en el mercado. Ahora
bien, el capitalista individual puede lograr esta ampliación no por extensión absoluta de los límites del
mercado en general sino por concurrencia, a costa de otros capitalistas individuales….”15
Con esto quiero enfatizar acerca de mi análisis y de su soporte, en lo que hace alusión al enfoque
teórico. Es algo así como proponer, de mi parte, un entendido en el cual el concepto y la práctica de
creación de empresa, no pueden ser presentados por fuera del contexto político, económico y social.
Esto traduce que, en mi concepto, sobre las expectativas derivadas de la creación y desarrollo de las
empresas, ejerce una influencia determinante la política macroeconómica gubernamental y las
15 Luxemburgo, Rosa. “La acumulación del capital. Editorial Grijalbo, primera edición 1967, de la traducción
española,página 27
estrategias de crecimiento formuladas en un plan de desarrollo específico, para uno o varios periodos
igualmente específicos y concretos.
Inclusive, en la visión propuesta por mí, se incluye, necesariamente, una interpretación del significado
que tiene la planificación económica; como opción estatal. Algo que ya fue planteado por Keynes (para
el caso de la economía capitalista); como alternativa de solución para la crisis originada en la recesión
global iniciada en 1930. De otra parte, por lo mismo que he venido planteando, en términos de la
interacción entre los diferentes agentes del proceso económico internacional y nacional; cabe establecer
un referente en lo que respecta a la situación de los países que no han acumulado riqueza, ni tecnología
suficiente como para considerarse de desarrollo pleno (esto ya lo expresé en el numeral 1).
Quiero presentar, como ayuda conceptual, una reflexión del profesor P.T. Bauer en su obra “Crítica de
la teoría del desarrollo”. Como en la anterior cita, hago aquí la aclaración en el sentido de la reserva
que pueda acompañar la reflexión aludida. Veamos:
“…La planificación global implica, además, que gran parte de la producción no está relacionada con la
demanda del consumidor y por tanto con los niveles de vida. De ahí que, aun en el caso de que la
política fuese de incremento de la producción total en relación con lo que hubiera sido en otro caso, lo
cual es improbable, este incremento no estaría relacionado con los niveles de vida, cuya mejora es el
objetivo ostensible de la política. Este divorcio entre producción y niveles de vida es probable que en si
mismo retrase el alza tanto de la producción como de los niveles de vida; porque la perspectiva de un
nivel de consumo más alto y variado generalmente es un incentivo importante para una mayor actividad
económica a través de un esfuerzo, ahorro e iniciativa individuales. Esto resulta especialmente cierto en
países pobres...”.16
A manera de corolario transitorio, considero pertinente resaltar dos aspectos en lo que respecta al
enfoque propuesto por mí:
-La creación de empresas, considerada como una opción para la actividad económica, en el contexto de
una economía de mercado; supone la fijación de unos objetivos concretos por parte de quien o quienes
se comprometen con ese ejercicio. Por lo mismo que esta actividad se considera inmersa en la dinámica
propia de la economía capitalista y del mercado que ejerce como elemento colateral a la producción de
bienes y servicios; debe suponer la existencia de factores endógenos y exógenos que actúan como
referente al momento de planear y hacer efectiva la participación en el mercado. Uno de esos factores
lo constituye la política macroeconómica concreta implementada por el gobierno, para un periodo
específico. El otro tiene que ver con la interacción necesaria entre la condición en que se encuentra el
país con respecto a la economía mundial global; asociada esta condición con otro aspecto que relaciona
a la producción y al consumo; como elementos que se condicionan y que está, a su vez, relacionados
con el nivel de vida y sus perspectivas.
- La planificación específica asociada a las estrategias de desarrollo planteado para el país concreto,
define unas determinadas prioridades y, por esto mismo, unas determinadas condiciones en las cuales
se realiza la actividad económica productiva. Esto incluye, entre otras cosas, la definición y concreción
de los incentivos para los productores y las áreas concretas a las cuales estos se dirigen. A manera de
ejemplo: para el caso colombiano, el Plan Nacional de Desarrollo aprobado por el legislativo, para el
período 2005-2007, define unas prioridades para el sector productivo, de conformidad con la visión
gubernamental en lo que respecta a la economía de mercado y su aplicación en este tiempo en el cual
transcurre una etapa precisa de la globalización económica, por la vía de actividades multilaterales y
bilaterales. Este es el caso concreto de los énfasis en relacionar el crecimiento económico con la opción
de los tratados de libre comercio internacional; bien sea entre nuestro país y Estados Unidos de
Norteamérica o entre nuestro país y otros países de la región, particularmente de la Zona Andina y
Centroamericana.
16 Bauer, P.T. “Crítica de la teoría del desarrollo”. Editorial Orbis, colección Biblioteca de Economía, sin datos
del número de edición y fecha, página 104.
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  • 1. Petronila Rentería había llegado, con su hija, la noche anterior. Caloto las vio llegar. Un tanto desorientadas.Venían desde Bahía Solano. Desorientación y desesperanza.Una llegada forzada,en razón a hechos que comprometían la seguridad y la supervivencia. Venían, precedidas de caravanas enteras, de nativos originarios, de afrodescendientes, de campesinos rasos. Cada paso, en su huida, constituyó una odisea. Porque el hambre, el cansancio y el desarraigo ejercían como peso que los obligaba a establecer una comunicación continua con un horizonte perdido. Porque, los conceptos de familia y de grupo tendían a convertirse en expectativa latente, no hecho concreto. Han pasado tantos años de lucha por la supervivencia, por superar la marginalidad y el tratamiento como parias, por parte de los poderes central y regional; que el solo hecho de sentirse vivos era, de por sí, una hazaña. Llegaron, pues,a Caloto,sin saber siconstituía punto de llegada; o mero tránsito hacia otro territorio que no se avizoraba. (Tomado de la novela “Una vida al vuelo”, Luis Parmenio Cano Gómez) La soledad de Francia Márquez Mina Un análisis en profundidad del modelo politico, económico y social alternativo presentado por el Pacto Histórico 1. El contexto teórico que merece su presencia (la de Francia Márquez) en el escenario politico Tiempo lento, brutal. Como escondiendo parte de lo que somos. A gritos, el silencio se apodera de los espacios. Ciudad que se ha tornado precaria en lo que el amor fraterno reivindica. Y vamos hablando. Vamos pasando calles en absoluta soledad. Como que, cada quien, sigue insistiendo en ser uno solo o una sola. De tanto leer y escuchar estadísticas que vuelan. Como puro novelón palaciego. Y ni si quiera, las pautas, permiten avizorar algún sentido de pertenencia. En lo que supone convocar al entendido preciso. ¡Que la pandemia, sigue abriendo brecha. Que lo que fuimos ya no seremos!. Espíritu agarrotado. De tanto ver la torpeza que pretende empoderarse, a nombre de la esperanza. Gobernanzas sigilosas o abiertas. Cada quien por fuera de la certeza. Y sí que, este tiempo, como que recuerda lo que hemos sido, somos y seremos. De tanto silencio íngrimo. De tanta pulsión de soledad manifiesta. Y se potencian las voces que pretenden desaparecer la holgura de cada sujeto. Como caminando en un entendido de familia desamparada. Un universo de velocidades aciagas. Dando cuenta de contagios y de quienes van muriendo. Quisiéramos volver a la calidez. Pero como que solo enhebramos el vacío causado por la ausencia de la ternura real, cierta. Como que hemos perdido el rumbo. En este sentimiento de pura zozobra. Cómo anhelamos la presencia de la madre guía que no podemos ver. De la sinceridad perdida, de tanto escuchar palabras que se tornan aviesas. Como en esa lejanía, envolvente. Como cuando las escenas de lo cotidiano, simplemente se repiten en la precondicionalidad. De lo que era antes la figura de lo societario. Amplia disertación en torno al barrio. Y la posición de los otros y las otras. Y siguen las sombras acompañando todos los pasos. Todas las ideas y las ilusiones. País sufriente. Tanto como entender que, al mando, sigue la pavura de poderes camuflados o abiertos. De trastrocamiento de los valores. Poder ampuloso y perverso. Que deviene en florituras aspaventosas. Que pretenden esconder las afugias. Y el dolor causado por los asesinatos selectivos. De los matones dirigiendo ejército y policía. En velocidad nutriendo de vejámenes. a las etnias. A las niñas, violentadas. En exacerbación de acciones de lesa humanidad. Poder pretendidamente solidario. Pero que, en el día a día, es mera expresión de intereses de quienes, siempre, han instaurado el control. De quienes han tenido el poder económico y politico. De las cosas que van pasando, en este tiempo en que se universaliza, la angustia entendida casi como pulsión del nervio humano. Tiempo que pasa en pura lentitud aviesa. Y que somos sujetos y sujetas adheridos(as), de manera forzada, a la convocatoria oficial, bajo el amparo del artículo 215 de la Constitución Política, cifrando el Decreto Ley 417 de 2020. Y después, en plena seguidilla de interpretaciones afanadas por parte del petimetre presidente y su equipo de gobierno. Y que han dado rienda suelta a imposiciones que vulneran derechos mínimos y máximos de la población entendida como trabajadores(as), campesinos(as); indígenas y personas que han perdido toda posibilidad de subsistencia. De quienes hemos sido colocados en posición de sujetos que vemos, en el medio y largo plazo, como se van perdiendo las opciones de vida digna. El primer brochazo gubernamental, tratando de embadurnar la situación con pachuli ordinario, consistió en la motivación dada al Decreto 417 de
  • 2. 2020. Porque no solo fue la cita textual del artículo 215 de la Constitución Política. Se instaló una interpretación sesgada. Se instauró la versión màs hostigante de las consecuencias de la pandemia. Algo asì como abrogarse el entendido actual de la crisis económica mundial, a partir de obligar al paro forzado de la economía; desconociendo la posibilidades qué otorga el mismo capitalismo en su versión neoliberal. La concertación es un mecanismo propio en el contexto del desarrollo económico y politico. Por algo, algunos avances de reciprocidad entre patronos, trabajadores y el Estado han permitido concretar reivindicaciones. Y no estoy hablando del tipo de concertación burlesca que se produce todos los años alrededor del aumento del salario mínimo. Lo que quiero resaltar es la posibilidad de avanzar en lo que tiene que ver con establecer un correlato laboral y jurídico dentro de la estructura misma del Estado Burgués. Supone, entonces que los sindicatos, como una expresión del movimiento obrero, validen una visión de amplio espectro. Màs allá de simples pleitos domésticos. De lo que se trata es de posicionar una visión de largo plazo, a partir de expresiones puntuales. Pero, en Colombia, no se puede hablar de movimiento obrero. Al menos en lo que éste tiene de motor revolucionario. Lo que pasa es que, se han traspapelado los principios. Y, por lo mismo, lo que se ha venido expresando no es otra cosa que sindicatos medrosos, mojigatos. Dirigentes insulsos que han llegado a posiciones de liderazgo a partir de señuelos burocráticos. Desafortunadamente, asistimos a una versión vergonzosa del movimiento sindical. Van y vienen con declaraciones ambiguas acerca de su rol. Expresiones imbuidas de simple recetario de palabras. Y construyen frases afines a los saltimbanquis del medioevo. Inclusive, su participación en las movilizaciones, denominadas ampulosamente como paros (2019); siempre fueron detrás de los acontecimientos. Repudiados por otras organizaciones populares (como el movimiento estudiantil universitario, por ejemplo). Porque nunca se les ocurriera algo diferente a consignas empalagosas. Declaraciones sin el nervio punzante que deben tener las organizaciones obreras, centradas en ideales de lucha de clases. Como debiera ser. Entonces, estamos ante la necesidad de ofertar un concepto preciso en lo que respecta al significado que tiene eso de conocer el pasado. Pero, más allá de esto, el relacionado con su dilucidación; estableciendo tipos de referentes soportados en el conocimiento y la interpretación. Estos son elementos imprescindibles; como quiera que si son construidos de manera deficiente, no serán otra cosa que extravíos. Y, como todo extravío, no será otra cosa que ejercicio diletante. Con un agravante centrado en la consolidación de la sumatoria de hechos y de narraciones, como simple amalgama a partir de la cual se construyen (a manera de deducciones y conclusiones), instrumentos que distorsionan y derivan en mera perspectiva, cuando no etérea, alusiva a interpretaciones de la realidad sesgada y, por esto mismo, de utilización impropia e impertinente. Lo cierto es, en consecuencia, que estamos en la obligación de cuestionar esos insumos metodológicos, por cuanto la búsqueda de hilos conductores de los procesos sociales e individuales, constituye un imperativo. No solo por las implicaciones que tienen los hechos y su registro, en el diseño y concreción de propuestas para asumir los retos del futuro, en lo que este tiene escenario próximo en el cual, la realidad, ejercerá bien como hechos y acciones en las cuales los conceptos pueden ser prefigurados y utilizados como referentes válidos; o bien como expresiones de distorsión. Por lo mismo, la decisión de realizar este escrito, se origina en la lectura de algunos documentos relacionados con la interpretación del quehacer político y social, soportados en la narración oral. Pero no tanto porque el método sea inválido, de por sí; sino porque esas narraciones son utilizadas y articuladas, sin el filtro conceptual necesario al momento de escucharlas y transcribirlas. Filtro conceptual, absolutamente indispensable, en razón a que la psicología del actuante y narrador, su visión e interpretación de los hechos, son vertidas a partir del ejercicio memorístico; pero también a partir de su noción de la vivencia como realidad derivada del tipo de aprehensión lograda. Y ya, ahí, se supone la existencia de una posición proclive a la distorsión. Siendo así, el sesgo está presente y la interpretación del historiador, simplemente estará afectada, casi como acto reflejo, por ese sesgo. Inclusive, como lo demostraré más adelante, muchos de los pasajes narrados, no son otra cosa que alucinaciones o giros sustanciadores, utilizados por el o la sujeto para reafirmarse como leyenda; o como héroe…o heroína. O, como también lo demostraré, porque el (la) entrevistador (a) e historiador (a); desemboca en postulaciones, a manera de verdad, construidas de tal manera que expresen sus propósitos, tanto en lo circunstancial, como en lo trascendental. Todo a la manera de sujeto (a) que se explaya, magnificándolos, en los hechos narrados. Es algo asì como entender la dinámica propuesta por la
  • 3. maestra Aparo Tuson Valls, en términos de la oralidad y la escritura y su nexo con la enseñanza de un lenguaje. A lo largo de mi experiencia como profesora, he tenido la oportunidad de observar, año tras año, las dificultades que tienen los estudiantes que llegan a la universidad para construir los textos que se les piden en el ámbito académico. Incluso estudiantes que son muy competentes oralmente fracasan cuando se enfrentan con la tarea de escribir un trabajo. un examen o un simple resumen. Esos estudiantes ya han pasado, al menos, doce años en la escuela y, como todos sabemos, uno de los principales objetivos de esa institución es enseñar a escribir a los estudiantes. Así pues, si estamos de acuerdo en que los estudiantes fracasan en sus escritos, hemos de admitir, también, que los profesores fracasamos en la manera como les enseñamos y les corregimos. Si analizamos las correcciones que los profesores hacemos en los textos de nuestros estudiantes, podremos observar que esas correcciones corresponden a categorías muy diferentes (ortografía, selección morfosintáctica y léxica, organización textual, "contenidos", etc.) que, la mayoría de las veces, ni los profesores hacemos explicitas ni los estudiantes comprenden. "Errores" de escritura y contaminación oral Lo que intento demostrar con las reflexiones que siguen es que, en muchas (Tuson Valls, Amparo. Revista Signos teoría y práctica de la educación No. 3 páginas 14/19, 1991) Es, ante todo, la búsqueda de elementos que me permitan proponer alternativas. No solo en lo que hace referencia a la interpretación; sino también en lo que compromete a lo metodológico. Porque, eso lo tengo bien claro, no pretendo una argumentación a la manera contestataria, insípida y/o tendenciosa. Ahora bien, como es en realidad, una posición a partir de la lectura del escrito de Chimamanda Ngozi Adichie; tiene un asidero en el hecho mismo de la importancia que ha adquirido toda su labor investigativa, apuntándole a la presentación de opciones de interpretación; con un horizonte que compromete a la gestión por alcanzar una tipificación de lo vivido por los y las personajes, en el contexto de la literatura africana y su nexo con la escritura y conceptos universales, particularmente europeos. De cómo el espectro del conocimiento se amplía, en la medida en que conocemos y contextualizamos las culturas. El lenguaje, como asociación de palabras con contenido que sirve para comunicar una determinada idea o un determinado concepto; supone la existencia y/o la construcción de referentes precisos. Wittgenstein los vincula con la noción de proposición. Es algo así como entender la indagación, por la vía de los hechos, acerca del mundo (de la naturaleza misma), como proceso que, a su vez, está soportado en una especie de método que permite articular y cifrar los contenidos de la proposición, como insumo necesario. Como punto de comienzo, para realizar la búsqueda. Es decir, darle un contenido con sentido al proceso. Pero, por esto mismo, adquirir la capacidad de discernimiento que nos permita tipificar al lenguaje mismo, con sus posibilidades y con sus limitaciones La noción de Política. Se entiende como la precisión, a la manera de directriz general, de una sumatoria conceptual relacionada con una determina área en la cual el Estado o un Gobierno deben intervenir. En este nivel de expresión se proponen programas que delinean la intervención, con unos objetivos concretos; de tal manera que delimiten escenarios y el espectro mismo que la origina. Esto presupone la preexistencia de opciones teóricas y prácticas en nexo con esa área específica. En términos de Estado, una política, debe proponerse de tal manera que se entienda como derivación lógica y coherente, con respecto al soporte conceptual que lo acompaña; en cuanto a cohesionador de las fuerzas que actúan como integrantes del País y de la Nación. Tratándose de un Gobierno, entendido como expresión circunstancial y transitoria, las políticas ejercen como concreción a través de Planes específicos que orientan la actividad económica, política, social, etc.; de ese Gobierno, por un periodo definido. Tanto en lo que respecta al Estado, como a los Gobiernos; se entiende que debe existir una concatenación, también lógica y coherente, a partir de la Norma General (Constitución Política) que orienta el quehacer del Estado y otorga a los asociados unidos determinados beneficios e impone unas determinadas obligaciones.
  • 4. Visto así, entonces, se introduce una diferenciación necesaria, derivada del tipo de Estado instaurado para una sociedad específica. Esto traduce que no es lo mismo diseñar una política de asistencia social, a manera de ejemplo, por parte de un Estado soportado en un una opción hacia el bienestar general; que esa misma política por parte de un Estado anclado en la ortodoxia con respecto al desarrollo de los mecanismos del mercado; los cuales pueden establecer (por sí mismos) un equilibrio. Para el caso que nos ocupa en este trabajo, asumimos la existencia de una definición Constitucional, que reivindica la vigencia de un Estado Social de Derecho, obligado a proponer y desarrollar una políticas públicas de beneficio general, con énfasis en la protección de los sectores más vulnerables de la población. Tanto es así que, en la Constitución Política, se expresa el hilo conductor para la intervención del Estado. Veamos: Artículo 1. Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democráticas, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general. 1 Artículo 2. Son fines esenciales del Estado: servir a la comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución; facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la Nación; defender la independencia nacional, mantener la integridad territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo. Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares.2 En consecuencia, el diseño e implementación de las políticas públicas para el bienestar de los habitantes, deben estar orientados por ese mandato Constitucional. La reglamentación de esas política (..o de una de ellas en particular), debe tener en consideración el escenario y los grupos sociales a los cuales están dirigidas. Lo anterior está definido, de manera taxativa, en la Norma Constitucional, así: Artículo 339: Habrá Plan Nacional de Desarrollo conformado por una parte general y un plan de inversiones de las entidades públicas del orden nacional. En la parte general se señalarán los propósitos y objetivos nacionales de largo plazo, las metas y prioridades de la acción estatal a mediano plazo y las estrategias y orientaciones generales de la política económica, social y ambiental que serán adoptadas por el gobierno. El plan de inversiones públicas contendrá los presupuestos plurianuales de los principales programas y proyectos de inversión pública nacional y la especificación de los recursos financieros requeridos para su ejecución. Las entidades territoriales elaborarán y adoptarán de manera concertada entre ellas y el gobierno nacional, planeas de desarrollo, con el objeto de asegurar el uso eficiente de sus recursos y el desempeño adecuado de las funciones que les hayan sido asignadas por la Constitución y la ley. Los planes de las entidades territoriales estarán conformados por una parte estratégica y un plan de inversiones de mediano y corto plazo.3 Artículo 366: El bienestar general y el mejoramiento de la calidad de vida de la población son finalidades sociales de Estado. Será objetivo fundamental de su actividad la solución de las necesidades insatisfechas de salud, de educación, de saneamiento ambiental y de agua potable.4 En aplicación de esta noción de política, particularmente de política pública, el presente trabajo, desenvuelve el seguimiento con respecto al rol de las mujeres vinculadas a Fundac, en lo que concierne 1 Constitución Política de Colombia 1991, segunda edición ESAP, febrero 1992 2 Ibíd. 3 Ibíd. 4 Ibíd.
  • 5. a al desarrollo de los programas y proyectos del Gobierno Distrital para la protección y atención a los grupos poblacionales vulnerables. El trabajo se sitúa en un entendido de participación, definido a partir de del significado que adquiere el quehacer de grupos sociales no vinculados con el poder político y económico. Es tanto como recorrer el acumulado de experiencias presentadas en diferentes momentos y en relación con acciones que reivindican derechos, tanto en lo que concierne a la calidad de vida, como también a aquellos que hacen referencia a su relación con el Estado, en lo que esta tiene de manifestaciones por alcanzar beneficios puntuales que ejercen como colaterales indispensables para alcanzarla. Visto lo anterior, entonces, aparece una posición en términos de fundamentar la intervención, soportada en definiciones, tanto teóricas como prácticas, que han orientado los procesos hacia la adquisición de lo consciente, como condición indispensable para trascender la espontaneidad y la visión reduccionista que no permite diseñar estrategias para el mediano y largo plazo. En una publicación del Centro de Estudios del Hábitat Popular – Cehap, adscrito a la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia, se recopilaron documentos presentados en el 4º Seminario Internacional CEHA – PEVAL, realizado en la ciudad de Medellín entre el 7 y el 11 de abril de 1986, en el cual se analizaron las experiencias en América Latina, bajo el título: Los pobladores, protagonistas urbanos en América Latina. En una de las ponencias titulada Aproximación a los Movimientos Sociales Urbanos en América Latina, el investigador Etienne Henry, adscrito al Institut National de Recherche sur les Transports et leur Segurite-INRETS, Francia; dice, en uno de los apartes referido a los Movimientos Regionales y Nacionales: “..Finalmente los movimientos sociales se despliegan alrededor de los principales polos urbano- industriales. Tienen una connotación más obrera y, las organizaciones sindicales son aquí las que incentivan la formación de frentes regionales. Pero su evolución depende de su capacidad en aglomerar a las masas urbanas y a sus organizaciones representativas. Los bloques de clases son aquí menos policlasistas y esos movimientos pueden derivar hacia meras huelgas obreras o revueltas de protesta popular. Tales movimientos regionales no se reducen a una oposición al poder central y una afirmación del poder regional. Hay que buscar en la configuración de los segmentos locales de clases, su dominación y su depresión socioeconómica, las razones de la vitalidad de su movilización y las perspectivas de los bloques regionales. No constituyen duraderas alianzas de clases ni son portadoras de proyectos históricos específicos; pero si corresponden a una fuerza social capaz de imponer modificaciones parciales en los esquemas administrativos y redistributivos. En la medida en que las masas pauperizadas concentradas en los núcleos urbanos participan de esos movimientos en forma importante – y a veces mayoritaria – es legítimo ver aquí una expresión de los movimientos urbanos...” 5 De otra parte, el investigador Emilio Pradilla Cobos, presentó un escrito titulado “ Mitos y realidades de los llamados Movimientos Sociales Urbanos “, publicado en diciembre de 1984 por la Editorial de la Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Xochimilco, Méjico D.F., Méjico., como ponencia en ese mismo evento. Destaco un aparte que considero pertinente, veamos: “..Este análisis se inició poco tiempo después de que el movimiento real se hubiera manifestado. De un lado, por parte de los investigadores y técnicos al servicio del Estado y las clases dominantes, en busca de respuestas que permitieran mediatizarlo, controlarlo, articularlo o reprimirlo, a fin de mantener “el orden y la paz social” necesarios al desarrollo del capitalismo y para evitar la formación de un nuevo componente perturbador en la ya convulsa situación social. De otro lado, los investigadores comprometidos, en una u otra forma, desde una u otra vertiente ideológico-política, con las luchas de los explotados y los militantes de las organizaciones políticas de izquierda, para entender su potencial 5 Texto citado, página 37
  • 6. revolucionario, sus contradicciones internas, sus límites, y encontrar las alternativas correctas para su vinculación con las otras formas de lucha de las clases explotada...”. .6 El punto, en consecuencia, tiene que ver con desarrollar una interpretación asertiva, en lo que hace alusión a la participación. Aquí, lo asertivo, no supone una actitud de simple extensión de esa participación, hacia aplicaciones acríticas, en las cuales, simplemente, se replican esquemas, al margen de una construcción teórica, derivada del análisis del objeto de esa participación, de los mecanismos para desarrollarla y de las transformaciones que la misma pueda propiciar. En consideración a la anterior aseveración, es importante conocer la propuesta de Amartya Sen, Premio Nobel de Economía en 1998., con respecto al sentido que adquiere lo humano en el marco de las políticas de desarrollo del capital. Veamos: En el artículo “Las Teorías del Desarrollo A Principios del Siglo XXI”, Amartya Sen dice, entre otras cosas, “El alcance de este planteamiento no se limita a una fundamentación teórica del desarrollo; sus connotaciones prácticas han de plasmarse en el terreno de la política estatal. Si bien la prosperidad económica y la situación demográfica favorable fomentan el bienestar y la libertad de una sociedad, no es menos cierto que la mayor educación, prevención y atención sanitaria y otros factores similares afectan las auténticas libertades de que disfruta la población. Estos `avances sociales’ deben considerarse como parte del ‘desarrollo’, puesto que proporcionan una existencia màs prolongada, libre y fructífera, además de que estimulan la productividad o el crecimiento económico. La concepción tradicional del concepto de ‘capital humano’ tiende a concentrarse en la segunda función de la ampliación de las capacidades del ser humano, es decir, la de generar ingresos. Y aunque este aspecto no deja de ser importante, a los ingresos hemos de añadir los beneficios y ventajas de tipo ‘director’ o primario. Esta ampliación es de carácter adicional y acumulativo y no una alternativa a la noción actual de ‘capital humano’. El proceso de desarrollo no es independiente de la ampliación de las capacidades del ser humano, dada la importancia intrínseca e instrumental de esta ampliación..” 7 Esto implica, para el caso de este trabajo de investigación, que asumo una posición que trasciende la mera expectativa generada a partir de la participación comunitaria, como acompañamiento pasivo en el proceso de aplicación de una determinada política gubernamental en lo que hace al bienestar de la población. Supone, en consecuencia, definir un entendido, en la perspectiva de localizar los elementos agregados, como valores que cualifican esa participación, en función de interpretar esas políticas y proponer, a partir de ahí, la posibilidad de una intervención conciente de los y las sujetos que la promueven. 6 Ibídem 7 Publicado en Cuadernos de Economía No. 29, Departamento de Teoría y Política Económica, páginas 89-90.
  • 7. La política social y el Estado. Ya he señalado arriba acerca del nexo lógico entre concepto, teoría y aplicación de un modelo determinado de Estado, con respecto a la implementación de políticas gubernamentales siendo este (el gobierno) una expresión transitoria, fundamentada en estrategias, programas, políticas y acciones. De todas maneras, es preciso discernir en torno a la incidencia que adquiere la envoltura conceptual y práctica del Estado como guía para cualquier desarrollo estratégico y/o circunstancial de políticas gubernamentales. Algo así como entender la presencia de una dinámica en la cual se expresan condicionantes propios de ese modelo. En términos de soporte teórico fundamental, no es lo mismo la construcción de una opción de Estado, a partir (a manera de ejemplo) de la propuesta planteada por Juan Jacobo Rousseau en “El Contrato Social”; a una opción de Estado construida a partir de la propuesta de Tomas Hobbes en “El Leviatán”. Inclusive, situándome en un escenario mucho màs próximo (como quiera que se asume como inherente al horizonte teórico que ha acompañado a la definición y aplicación política y económica en Occidente); es relevante proponer un ejercicio de análisis a partir de la confrontación entre la doctrina de Adam Smith y la de John Maynard Keynes. Porque, entre otras razones, permite precisar aspectos relacionados con la economía política, en el contexto del capitalismo, como sistema económico y como oferente de las condiciones para la construcción de Estado, como ordenador y como aglutinante de las fuerzas que actúan al interior de las sociedades y de las naciones. Uno de los elementos centrales tiene que ver con auscultar en torno a la transformación del poder o, mejor sería definirlo así: el surgimiento e instauración de expresiones del poder que, de alguna manera, ejercen como distanciamiento con respecto a los dominados, por parte de los dominadores, por la vía de instancias que se sitúan como posibilidad de equilibrio. Algo así como desprender esas instancias de toda connotación vinculada con los intereses inmediatos. Lo anterior se entiende mejor, a partir de algunas definiciones (...que no son otra cosa diferente a la tipificación). Veamos: En su escrito Ética a Nicómaco, Aristóteles expresa conceptos asociados a la figura del poder, por la vía de señalar algunos aspectos relacionados con las condiciones inherentes a quienes asumen el poder. Ya ahí, un tanto como se expresó antes, aparece una noción de poder distanciado; comoquiera que se requiere de una diferenciación, al momento de validar una determinada opción. No es, entonces para Aristóteles, la figura de la oclocracia (gobierno de la multitud o plebe). Por el contrario, es la asunción de una posición en la cual los roles se distribuyen, como condición necesaria al momento de definir la gobernabilidad. Así las cosas, en consecuencia, los conceptos de monarquía, aristocracia y democracia; adquieren presencia. Inclusive, en la referencia a las Ciudades- Estados (Atenas, Corinto, Esparta), se prefigura la representación como instrumento válido e indispensable. Esto traduce condicionantes para los sujetos. El significado de la libertad, aparece como intermediación con respecto al poder. Antes hemos referenciado este aspecto. Basta con recordar el recorrido efectuado, a manera de ejemplo, en las expresiones de Rousseau, Marx, Morgan, Marcuse; así como la referencia a Hobbes, en su versión del poder en Leviatán. Inclusive, es pertinente (...en la perspectiva propia del desarrollo teórico, acerca de la organización política) hacer alusión a Alexis de Tocqueville (La Democracia en América, El Antiguo Régimen y la Revolución Francesa); Raymond Aron (Introducción a la Filosofía de la Historia, Democracia y Totalitarismo) y Max Weber (La Ética Protestante y el Desarrollo del Capitalismo). Sin embargo, consecuente con mi línea de interpretación del poder y del significado de la libertad; conviene resaltar un texto no muy divulgado y, aún menos conocido. Se trata de La Teoría Metafísica del Estado, escrito por L.T. Hobouse. Aclarando, otra vez, la posición crítica que nos ha acompañado al momento de transcribir algunas citas; vale la pena presentar, en extenso, una parte del texto señalado. Particularmente la referida al concepto de Estado y de libertad. Es lo siguiente:
  • 8. “…Por otra parte, la familia, tal y como se mantiene en un momento determinado, es simplemente la totalidad coordinada o asociada de sus miembros, tal y como se mantienen en el mismo momento. Es una expresión de la vida de esos miembros, en tanto que vidas en común o en estrecha relación entre sí. La familia, especialmente, no tiene bienestar, ni felicidad, ni buena o mala fortuna que no sea el bienestar, felicidad y buena o mala fortuna de alguno de sus miembros o de varios de ellos. En una organización profesional o sindical, en un negocio o una fábrica, p. ej., hay también un conjunto en el que se pueden totalizar tantos cientos o miles de individuos como miembros que la compongan. En todos los casos, esos miembros cambian, en mayor o menor grado, debido a la asociación a la que pertenecen. Del sindicato, profesión o negocio podrán decirse cosas que no serían ciertas si se dijesen de sus miembros cuando estos no pertenecieran a ellos. Pero, repetimos, en la totalidad no hay otra cosa que la actividad asociada o coordinada de los individuos que la constituyen. Esto sigue siendo verdad aunque la organización pueda ser permanente, pero cambien los individuos. Una universidad puede tener durante siglos un carácter y un sello peculiares y exclusivos. El número de individuos que pasan por ella y reciben su influencia es innumerable. Semejante totalidad no la constituyen solamente el número de miembros que lo ocupan en un determinado momento; ni podemos enumerar a los que han estado bajo su influencia durante toda su existencia. Sin embargo, su tradición, su espíritu, que no parece albergar ningún individuo aislado, lo mantienen los individuos, se propaga de generación a generación, se rompe, quizá, a veces por el influjo de un nuevo tipo de carácter que no es capaz de asimilar la tradición que encuentra. De este modo, al pensar sobre la sociedad, estamos expuestos a dos errores. Por una parte, podemos caer en negar la realidad del grupo social, rehusando concebirlo como una entidad distinta, insistiendo en disolverlo entre sus componentes individuales, como si esos individuos no fueran afectados por el hecho de la asociación. Por otra parte, como reacción ante este exagerado individualismo, podemos pensar que la sociedad es una entidad distinta de los individuos, no simplemente en el sentido de que sea un agregado de individuos considerados en una relación especial, sino en el sentido de que se trata de un todo que, de alguna manera, existe fuera de ellos o en la que ellos se han fusionado en perjuicio de su identidad individual. Además, habiendo alcanzado la concepción de una entidad supra personal en la que los individuos están inmersos, tendemos a buscar esta entidad, no en todas las diversas formas de vida social que se entrecruzan y se cortan entre sí, sino en alguna forma especial de asociación que parece incluir al resto para presentarse como un conjunto al que el individuo debe pertenecer como elemento. Los escritores idealistas han encontrado esta entidad en el Estado. Hay, pues, dos puntos que hemos de considerar: primero, la noción general de una entidad supra personal y, después, la identificación de esa entidad con el Estado...” 8 De mi parte, se trata de establecer algunos elementos de reflexión; en torno al significado de la representación. De lo presentado, hasta ahora, se infiere la importancia de los condicionantes; al momento de definir y posicionar los contenidos teóricos y prácticos del poder. Es decir, la evolución de las instancias de control y su justificación teórica, han pasado por identificar y aceptar como válida la pérdida absoluta o parcial de la libertad, del sujeto individual y del sujeto colectivo no beneficiarios del poder. Cuando más, en una aplicación amplia de la figura asociada a la intermediación, se ha construido una variante de esa libertad absoluta, por la vía de desarrollar una opción en la cual esos sujetos individuales y colectivos acceden a una expresión en esas instancias; a través de delegar. O lo que es lo mismo: a través de la cesión de parte de esa libertad; tal vez la fundamental. En América Latina se ha venido desenvolviendo lo que los especialistas han dado en llamar “la revolución de lo cotidiano, en términos de interacción”. Esto traduce lo siguiente: los acontecimientos políticos, sociales, económicos y culturales, están mediados por las transformaciones inherentes a la manera en que se transfieren los hechos y las acciones. Ya no es solo la acción simple, como reflejo, que se transmite. Es, fundamentalmente, un proceso por medio del cual lo que se comunica, está centrado en los medios a través de los cuales se produce esa transmisión. Y, aquí viene lo esencial, la comunicación se transforma de manera constante. Desde la simpleza del diálo0go voz a voz, hasta la existencia de 8 Hobouse,L.T., Teoría Metafísica del Estado, Ed. Aguilar, 1981, páginas 26-27. Traducción de Dalmacio Negro Pavón.
  • 9. mecanismos que universalizan lo que se quiere decir. Ya no es, entonces, lo coloquial inmediato y lo parroquial. Los avances, en términos de la comunicación, han situado a los colectivos sociales y a la individualidad, en una posición en la cual ya nada es simple y local. Todo esto ha sido trascendido; como quiera que la palabra y, en general, el lenguaje se surte de medios antes insospechados. Es algo así como la “magia” de los medios. Ya no son solo las ondas hertzianas, ni lo impreso a manera de publicaciones diarias o periódicas. Es, simplemente, que cobran fuerza y aplicación, aquellos insumos e instrumentos que nos hacen estar acá y, de manera simultánea, estar allá; en todas partes. Por esta vía, en consecuencia, lo público como organización y como requerimiento, ha tenido que ser transformado. Ya se tiene que hablar de medios universales. De procedimientos que colocan a los ejercicios gubernamentales en posición de organizar y aplicar esos nuevos conceptos y esos nuevos procedimientos, anclados en el desarrollo tecnológico de la información. Lo que antes era un ejercicio ministerial enclaustrado; ahora se ha transformado en una interacción que amplía el espectro de la información y de sus repercusiones. Ya estamos, en consecuencia, en una condición de sujetos colectivos que se concretan, precisamente, a partir del intercambio tecnológico y global. América Latina, se ha transformado. Ya no asistimos a ese tipo de gobiernos soportados en acciones individuales autoritarias. Ya no estamos en aquellas condiciones en las cuales el conocimiento era solo una réplica del entendido gubernamental anquilosado. O, simplemente, asumido como repetición de lo ya aprendido; de lo ya sabido y posicionado como modelo oficial. Ya las situaciones que se vivieron entre 1950 y 1980, para solo hablar del pasado más o menos inmediato, han sido trascendidas y superadas. Porque, los acontecimientos y las realizaciones inherentes a los nuevos conceptos de democracia y de participación colectiva; nos han situado en una posición heterodoxa. Porque, los seres humanos somos eso, precisamente porque entendemos los procesos de transformación. Y, en ese escenario de transformaciones, la educación como asunto estatal, ha tenido que ser modernizada. Hemos pasado, de un concepto simple de enseñar y aprender; a un concepto complejo que involucra ya no una sumatoria de saberes. Es más bien, ahora, algo que deriva en la interacción científica. La pedagogía ya no es un asunto de retahílas asociadas al mantenimientos del estatus gubernamental que se reproduce, por la vía de la conservación de principios derivados de la opción autoritaria. Ahora de lo que se trata es de la relevancia que adquiere el conocimiento universal. Y, en esto, está implicada la manera en que se transmite. Veamos esto, contextualizado, en la siguiente nota: “..Los documentos oficiales en lo que se muestran los acuerdos de una comunidad académica en torno a, por ejemplo, aquello que ha de constituir el enfoque conceptual de una determinada área de estudio (las ciencias naturales, las matemáticas, el lenguaje y la literatura...) son referentes orientadores para la actualización de los docentes, por parte de las entidades formadoras; tales documentos han de constituir el material fundamental para la discusión y la apropiación de aquellas categorías nucleares y básicas, consideradas como las más pertinentes según sean los grados y los ciclos escolares. El reto de todo programa de formación o actualización de docentes debe ser entonces el de propiciar formas de acercamiento a la construcción de dichas categorías, que no son más que las unidades conceptuales constitutivas de las gramáticas básicas de cada una de las disciplinas de estudio...”9 Es, en este contexto, en el cual se entiende la dinámica que ha adquirido la noción de gerencia pública, en el caso concreto de la educación y su desarrollo. Porque, a decir verdad, las realizaciones alcanzadas hasta ahora, han adquirido una connotación que invita a la reflexión en lo que hace referencia a la elaboración de planes específicos, en el contexto de los planes de desarrollo. Otra cosa es el entendido de gobernabilidad. Es decir, las condiciones en las cuales se desenvuelve los distintos poderes. Ya he afirmado que el Estado no es otra cosa que el punto de equilibrio político, económico y cultural, entre el sujeto individual en si mismo. El sujeto colectivo (…el pueblo) y los detentadores del poder: Es decir aquellos que constituyen los beneficiarios fundamentales del modelo 9 Varios autores,“Culturas y Escolaridad. Lenguaje y Matemáticas. Competencias y Proyectos de Aula. Publicada por Plaza y Janes Editores, 1999; página 32.
  • 10. económico capitalista. Ahora bien, este punto de equilibrio, o mejor sería decir el Estado, existe en la medida en que existes instrumentos de coerción que lo sustentan. Uno de esos instrumentos de coerción son las Constituciones en sì. Habida cuenta que esta (las Constituciones), no son otra cosa que el resumen de todo el proceso de desarrollo de leyes y de expresiones de dominio que se han prolongado en el tiempo. Obviamente, no de una manera lineal. Por el contrario, a través de sucesivos momentos que han incluido e incluyen revoluciones políticas y económicas. Las Constituciones no son instrumentos jurídicos-normativos perennes. El mismo desarrollo de los acontecimientos políticos, económicos, culturales en un determinado Estado, conllevan nuevas opciones y nuevos retos. Nuevas realidades. De por sí, esto conlleva a la postulación de nuevos insumos normativos para enfrentar las necesidades y requerimientos propios de esas nuevas realidades. Supone, en consecuencia, la necesidad de modificaciones en las Constituciones. Incursiono, por esta vìa, en lo que se conoce como las reformas constitucionales. Desde mi interpretación, estas reformas se pueden realizar por vías diferentes. Siendo cierto que, de todas maneras, suponen un reacomodo en el contexto fundamental normativo de los Estados. Entonces, los órganos de control Constitucional, se ven abocados a reconocer esas nuevas realidades. Y a disponer todo su concurso en ese mismo proceso reformatorio. Claro que, por la misma razón que las reformas pueden darse de diferentes maneras y por diferentes medios, pueden surgir contradicciones en el desarrollo de ese proceso. (…) Y lo que màs duele del anterior episodio es el inútil sacrificio que el liberalismo hizo de mucho (sic) de sus principio para crear, como logrolo (sic), las condiciones políticas que requería la reelección de López. Este retorno a la Presidencia, es cierto, pero solo a borrar gran parte de la obra progresista que realizó en el periodo 1934-1938 y a preparar la caída, en 1946, del partido liberal. No valió la pena, en verdad, violar la Constitución al suspender las sesiones de las Asambleas para reelegir a López, si con ello sólo se consiguió el triste resultado de graves rectificaciones ideológicas e inexcusables errores políticos y morales…”(Angulo B., Jaime “Mi Encuentro Con la Constitución, Ed. P&J, primera edición, marzo de 1985, página 61) Al producirse las reformas Constitucionales, se desemboca en un nuevo equilibrio entre el poder ejecutivo, legislativo y judicial (insistiendo, como lo dije arriba, en la necesidad de interpretar esta aseveración, a la luz de las condiciones concretas y de regímenes concretos en cada país. Bien en términos del régimen parlamentario, o presidencialista, o de mixturas que, de hecho, se presentan en los diferentes Estados). 2 Francia Márquez y el Pacto Histórico Las coaliciones son algo así como una sumatoria de opciones políticas, sin que esto implique la disolución de sus componentes. En este caso, Colombia Humana, Mais, Partido Comunista y Polo Democrático Alternativo. Digamos que ninguno de estos partidos constituye, en sí, opciones con talante ideológico verdaderamente anticapitalista. Por lo mismo, a manera de ejemplo, que su origen estuvo vinculado con opciones disidentes de contextos asociados al reformismo; entendido como simple expresión de controversia respecto al manejo del concepto de gobierno por parte de los partidos denominados tradicionales. Es decir, del Partido Liberal y el Partido Conservador y sus diferentes variantes. Valga decir, entonces, que liberales y conservadores han asumido recomposiciones en el tiempo. Bien sea en términos coyunturales de tránsito sin modificaciones fundamentales y/o opciones un tanto más trascendentes, como en el caso del Partido Centro Democrático. Tal vez, en este trasunto denominativo circunstancial, respecto a los integrantes del Pacto Histórico, solo el Partido Comunista de Colombia, pudiera acercarse a lo que implica una postura diferenciada en el transcurso del tiempo. Pero, de todas maneras, precisando que, en sí mismo, nunca ha sido alternativa de poder en términos del marxismo ortodoxo. Siempre, en él, ha prevalecido la línea estalinista en lo que esta supone como degradación de la ideología primaria leninista. Siendo así, en consecuencia, es pertinente recabar acerca del entendido básico de una ideología y una práctica politica anticapitalista. Sea lo primero un énfasis: nunca he creído en la revolución benévola como opción incierta. Algo parecido a entender que, una vez iniciada la lucha por la liberación y, como correlato, la instauración de un régimen socialista, por la vía de un movimiento que sea construido desde abajo que conduzca ese proceso a nombre quienes han sufrido y sufrimos la devastación de las libertades y la profundización de la violencia. Por lo mismo, entonces, asumo la obligación de darle continuidad. A nombre de los valores inherentes. Es decir, la confrontación radical con la burguesía. No cabe punto de mediación. No
  • 11. se trata, ahora, de ignorar la necesidad de configurar tránsitos de recomposición. Por lo menos así lo pueden evidenciar momentos precisos. Como sucede en toda guerra. Posibilitar tácticas, según el comportamiento del frente burgués. Pero no es lo mismo, tratándose de recomposiciones ideológicas y políticas de largo aliento. Porque, de ser así, se desemboca en ese tipo de opciones en los cuales lo que cuenta es el juego a la reversa absoluta. Como si no importara el acumulado de acciones y de convocatorias. Ante todo, tratándose de un proceso como el nuestro. Un país inmerso, históricamente, en sucesión de guerras. A veces presentadas, por parte de la burguesía y los terratenientes, como expresiones centradas en desviaciones atípicas respecto a la yunta propuesta y ejecutada por el poder imperante. Un consecutivo que ha involucrado, siempre, a los nativos, a los campesinos y campesinas, a los obreros y obreras y al lumpen proletariado; como invitados (as) para que sirvan de sparring. Todo por la vía de la fuerza. Militares y policías al servicio de la propuesta de sometimiento constante. Casi como perenne. Una herencia habida, desde los ejecutores de gobiernos como extensión de la lucha por la libertad. Porque, entre otras razones, ni Santander, ni Bolívar fueron centinelas de la liberación constante, verdadera. Más bien, las sucesivas divisiones y el surgimiento de los partidos liberal y conservador, significaron la preclusión de la revolución en contra del poder español. Visito así, entonces, estuvo y ha estado latente una propuesta libertaria, en contra de ese proceso por medio del cual se instauró un modelo de Estado y de gobierno, próximos al autoritarismo. Que, aún hoy, azuzan la violencia, por la vía de decantar sus idearios perversos. Uno a uno, fueron imponiendo roles cada vez más entrelazados con el dominio punzante; con fisuras propias de sus contradicciones internas. Proclamando constituciones al vuelo de sus intereses. Nunca ancladas en los derechos de la población, siempre marginada. Siempre vulnerada. Un horizonte patrio, vergonzosamente modelado, con linderos y mojones construidos a partir de sus visiones recortadas. Dejando casi a medio camino, la ruta propuesta en principio. Inclusive, desde mi interpretación, podría decirse que nunca hubo perspectiva diferente a la de entronizar el culto a la personalidad. Ya, desde ese entonces, empezaba a prefigurarse el tipo de gobierno y de Estado, en perspectiva anclado en los conceptos oligárquicos de poder. Tanto como entender que iríamos avanzando con una ruta, deliberadamente promovida por odios. Por ese tipo de propuestas que desdibujan la razón de ser de la democracia. Ruta de bárbaros que habían peleado, peleaban y pelearían a partir de construir íconos perversos. Veámoslo en palabas de Germán Carrera Damas, en su texto “El culto a Bolívar”. “…Finalizada la guerra de independencia se inicia para Venezuela la experiencia republicana. Hasta ese momento la República no había sido más que una especie de ensayo general, en cuanto corresponde a la que existió entre el 5 de julio de 1811 y la firma del armisticio con Domingo de Monteverde (25 de julio de 1812), o un desiderátum siempre propuesto en función dela guerra. Bien puede decirse que la precariedad de los ensayos republicanos, tanto por la corta duración de los que lograron cuajar, como por las numerosas limitaciones e incluso suspensiones que se le impuso en razón de la emergencia bélica, reservaron para 10después de la contienda la verdadera confrontación de la experiencia republicana, ya despojado el panorama del enemigo que la había hecho imposible hasta ahora…”11 Ha sido una constante para los países bolivarianos. Un ir decantando las ilusiones y los programas. Una asociación contradictoria, con respecto a la herencia colonial, que siempre se ha presentado como la acción de posponer, corrido el tiempo, la realización de opciones libertarias. Es algo así como asistir a periodos históricos, unas veces ambiguos. La mayoría de las veces como expresiones autoritarias. Centradas en posiciones caudillistas. De la mano con intereses que no tenían nada que ver con la liberación. En cambio, si mucho, de imposiciones de la burguesía agraria. El texto citado antes, a pesar de una narrativa del caso venezolano, ejerce como insumo común para la República de Colombia. “…Las dos fuerzas que hemos delineado entendidas como las dos corrientes de problemas básicos presentes en el orden histórico, con imbricaciones de todo género, entran en una nueva etapa de su acción con el advenimiento de la República. Es la hora de confrontar los resultados con las promesas. Los sacrificios han sido extremos y prolongados, la impaciencia es mucho. Venezuela aparece en este momento bajo un curioso aspecto en lo político: el centro o la personificación del poder no solo se halla .1. Carrera Damas G. “El culto a Bolívar”, Editorial Universidad Nacional de Colombia, pp. 43-44
  • 12. distante, sino que se aleja más con las campañas sureñas de Bolívar. Queda libre el terreno para la definición de nuevas apetencias de mando, y la guerra ha sido un buen semillero de ellas. Para tantas y tan voraces hay solo una patria que usufructuar….”12 Entre otras cosas, porque el oferente de poder no puede sustraerse al lío perverso. Entre estar con lo conseguido en el campo de batalla, a nombre de la liberación del yugo español. Y estar en interdicción, con respecto a la perspectiva que se abría. Perspectiva de compromiso con la construcción de una Nación libre. Por la vía absoluta. Es decir, de plena confluencia con el entendido d libertad. Incluida la liquidación del racismo. Del esclavismo. De reconocimiento a la libre autonomía de las etnias. Precisamente, al no resolverlo. Viendo que no había una posición ni latente, ni efectiva en términos de la libertad. Por esto mismo, nuestra República empezó con soporte endeble. Por la vía de otorgar poderes a los generales. A un concepto de patria vinculada con demostraciones de fuerza por la vía de imposiciones autoritarias y, en cuanto juego democrático, manipulaciones en torno al significado de la participación de campesinos mestizos y las etnias. Y ni que hablar de los negros y las negras en razón que eran sometidos en peores condiciones que los anteriores. “…La Campaña de la Nueva Granada, vasta y arriesgada operación que marca una transformación profunda en la concepción estratégica de la guerra emancipadora, da como resultado no solamente un cambio en la relación de fuerzas, hasta entonces favorable al eficaz dispositivo montado por Pablo Morillo al frente del único ejército organizado que había actuado en Venezuela. Produce, lo que no es menos importante, al Padre de Colombia, al Libertador admirado, temido y acatado. El triunfo magnífico echaba al olvido una trayectoria militar en la cual no escaseaban, al lado de victorias espléndidas victorias a medias por mal consolidadas y hasta puras y simples derrotas aparatosas. Poco podía el hiperbolizado brillo de la Campaña Admirable de 1813 en contraste con el abrumador derrumbe de la Segunda República bajo los golpes de Tomás Boves. Y este era, hasta el momento, el más notable hecho militar de Bolívar en tierras venezolanas. Piar y Mariño, entre ellos, no hallaban nada descabellado el equipara sus propios méritos con los de Bolívar…13 Es una incursión, a propósito, con referentes de la campaña y la posguerra en Venezuela. Un miramiento en términos de la localización de insumos en perspectiva. Para alcanzar una posición en contravía de los dimes y diretes, con respecto a la democracia, supuestamente inmersa en los hechos y las acciones santanderistas y bolivarianas. Por una vía un tanto extraviada; en consideración a la idealización por parte de quienes ejercía como oligarcas y gamonales. Pidiendo pista para un ensamblaje posterior. De un Estado y una Nación que dieran cuenta de sus ambiciones. Posición en contravía de los dimes y diretes, con respecto a la democracia, supuestamente inmersa en los hechos y las acciones santanderistas y bolivarianas. Por una vía un tanto extraviada; en consideración a la idealización por parte de quienes ejercía como oligarcas y gamonales. Pidiendo pista para un ensamblaje posterior. De un Estado y una Nación que dieran cuenta de sus ambiciones. En comienzo, se trata de asumir que, el conflicto, ha estado ahí. Desde, el momento mismo en que se concretó nuestra condición de patria libre. En un proceso que comprometió, inclusive, a quienes ejercieron como conductores libertarios. Por una vía inherente a la discusión política de configuración de país y de estado. En ejercicios que posicionaban el marco constitucional como soporte fundamental. Lo que, hoy por hoy, vivimos no es otra cosa que una extensión no formal de las contradicciones. Porque se replicó en escenarios desde 1830 hasta finales de siglo. Pero que, por esto mismo, se abrió camino, recorriendo todo el siglo XX. Ha sido un largo camino. Como laberinto que agobia. Pero que, por lo mismo, ha permitido localizar los términos de referencia necesarios para enfrentar la soledad del ser que emerge consolidado, a partir de descifrar los códigos de la vida societaria. Porque viene de esa dispersión que lo había inhibido, para enfrentar vicisitudes. Hacerlo sólo le había significado, en el tiempo, no entender la dinámica asociada a sentir a los otros y a las otras. Un estar ahí, situado en su compartimento. Mirándose. Como quien no ha construido el enlace, entre sí mismo y el escenario. Actor cuyo libreto son palabras para sí. Pero que, 12 Ibíd. , página 45 13 Ibid, páginas 83 y 88
  • 13. en perspectiva, se siente aislado. Avasallado; al límite de su capacidad para discernir acerca de su rol colectivo. Posicionarse, al margen de lo inhóspito, supone un avance. Es adquirir la noción de estar en otras condiciones. Diferentes a aquellas en las que prevalecía la zozobra. Lo azaroso. Como cuando se percibe que la exterioridad acecha, como potencia ajena a cada sujeto. Como incierta posibilidad. Como expectante gendarme que rodea y asfixia. Una figura parecida a aquellas sombras del inicio; cuando no éramos otra cosa que expresiones minimizadas, al garete. Próximas al desequilibrio, por la vía de los extravíos propios de la selección natural. Sentirse vinculado a un proyecto de la naturaleza. Sin haber sido consultado o consultada; es tanto como una sumisión indescifrable; como quiera que se da sin que hubiésemos conocido la hoja de ruta inherente a ese proyecto. Tal vez, por esto mismo, llevamos la marca de la angustia. Porque no entendimos su soporte. Angustia e inquietud, que se tornan en el hilo conductor de esa sensación de impotencia. Esa misma que ha estado con nosotros y nosotras, desde el origen. En ese entonces, lo que percibíamos no iba más allá de la inmediatez que no s envolvía. Como burbuja que asfixia. Y que nos rodeaba y nos colocaba en condiciones de inferioridad. Un choque de expectaciones. Mientras la naturaleza, exhibe una lógica interna. Que va, desde los organismos simples primarios; hasta las cimas que confirieron las condiciones próximas a la civilización. Todo eso como una envoltura que nos inhibía. Desde ese tiempo procede nuestra sujeción involuntaria a ese proyecto. Siendo, este, mucho más amplio en los espacios universales; mucho más complejos. Mucho más ajenos a nuestra interpretación en esa infancia temprana, como sujetos. Ya, ahí, estaba latente la soledad y sus implicaciones. Entonces, necesitábamos compañía. Pero no del tipo de compañía en la cual los otros y las otras estaban ahí. Al alcance físico de cada quien. Pero sin ese hilo de Ariadna que nos permitiera descifrar los códigos asociados al entorno colectivo, como sujeto en sí. Es decir, en una perspectiva de concretar expresiones concientes de organización. No como sumatoria simple de sujetos. Más bien como conciencia que se recrea y recrea. Una opción en la cual se acumulan saberes. En un concepto de acumulación emparentado con la vertebración de lo consciente como colectivo. Con todas sus implicaciones. Es decir, siendo concientes de la necesidad de crear instituciones, con los insumos de los saberes. Fundamentalmente, con esos que nos otorgan la vitalidad indispensable para re-conocernos. Como agentes de transformación. Como expresiones hacia el equilibrio. Desde la soledad inhóspita de lo individual; hasta el acompañamiento en lo colectivo. .El poder y su propuesta de regresión. Una vez logrado el equilibrio, soportado en la opción de vida societaria; que nos ha permitido llegar hasta el trazo del horizonte de procedimientos e instituciones en función de soportar la civilización. Una vez adquiridas la noción y la praxis relacionadas con el quehacer colectivo y que devino en la consolidación de los referentes inherentes a la humanización del consciente individual y colectivo. Por caminos siempre de dificultad; como quiera que este equilibrio, acceder a él, ha sido una apuesta por la vida. Soportando guerras, arrasamientos, aniquilaciones, etc. Decantando los logros acumulados. En una constante depuración; en términos de efectuar una disección precisa de los contenidos de los saberes acumulados. Habiendo soportado las ofensivas vulneradoras de poderes paralelos asociados a la mixtura religión-conservadurismo. Habiendo efectuado, como lo hemos hecho, acciones de profundo contenido transformador en casi todos los ámbitos. Habiendo sufrido la persecución y exterminio, a nombre de la tradición y de la moral. Nos encontramos con constantes que ejercen y han ejercido posturas y acciones de no reconocimiento de las opciones de vida; ni de los avances en el proceso de validar insumos mínimos de respeto y tolerancia. Han aparecido, en ese contexto, personajes perversos absolutos. Sujetos que siguen atados a la prehistoria del quehacer social. Cuando, cada quien al garete, efectuaba una interpretación individual de sus requerimientos. Y, posicionaba los mismos como iconos para sí. Sin reconocer a los otros y a las otras como sujetos con derechos. Simplemente, porque la noción de derechos es punto de comienzo de la vida societaria. Personajes nefandos, que han hecho de los suyos principios preeminentes que deben ser acatados. Los Césares; los reyes de Occidente; los faraones; los Papas; los Zares, Stalin, Hitler, Mussolini, Franco, Ronald Reagan; los Bush; Álvaro Uribe, etc. Todos ellos en contravía de los logros alcanzados en
  • 14. incesantes tropeles. Porque la historia ha conocido del día a día. De esos tejidos sociales, individuales y colectivos, que se han ido consolidando a pesar de las guerras impulsadas por esos y otros, también como ellos, perversos registradores de la destrucción de valores. Construyendo aureolas en su alrededor. Como magos que convocan a la confusión; a la inversión de la noción de verdad y de justeza. Garantes de la lucha por restaurar lo primario. Como cuando éramos absorbidos por la dinámica de los proyectos de la naturaleza. En los cuales, ésta, imprimía su marca. Ese tipo de sensación de impotencia, de temor, de soledad; nos acecha a cada paso; ahora, cuando reviven los piratas vulneradores. Que imprimen, también, su marca. Chamanes que delinquen con los principios; que convocan a santos oficios en procura de imponer sus instintos, como figuras y posiciones; a partir de sus esquemas mentales, enfermizos. Delirantes. Su significante es pariente de la desolación y de la ausencia de posibilidades libertarias. Su ética es la barbarie. Su poder es la manipulación. A manera de mercaderes del trueque y la engañifa. Sin ningún agregado de calidad humano; absolutamente ninguno. Una escenografía que confunde al público. Como bufos que desorientan. Que crean horizontes enfermizos; a partir de exhibir niveles de aceptación. En esto, Hitler y Mussolini fueron maestros y a ellos les deben sucesivos dirigentes panfletarios sus fuentes teóricas. Fundamentalmente aquellos que fueron atizadores de violencias y que se concretaron, a manera de ejemplo, en lo que se ha denominado, un tanto peyorativamente “La Guerra de los Mil Días”. Pero que no fue otra cosa que derivación de ese acumulado de odios ya cifrados antes sus fuentes teóricas y conceptuales. Pueblos enteros confundidos. Masas vergonzantes que han permitido y permiten justificar todo tipo de tropelías. Ese tipo de franjas de población que han claudicado en su dignidad; la han endosado a los magos manipuladores Lo cierto es que tenemos todo el derecho, quienes no hemos claudicado, a convocar a la acción consciente. Que nos permita acceder a la derrota del Emperador Pigmeo; que es esto en razón a su incapacidad para percibir la vida a través del día a día que junta quehaceres. Todos ellos emparentados con la vulneración de la vida y con sus soportes. Pigmeos intelectuales que saldaron su deuda con la vida y con la dignidad inherente, por la vía de refrendar su compromiso con la muerte; por la vía de cambiar la lógica que conduce a la verdad y venderla, ofrecerla y postularla como referente único para la vigencia de su visión de democracia. Que es a la mentira, como el Sol es a las mañanas. Antecedentes. Uno de ellos y, tal vez, el fundamental, tiene que ver con su coincidencia con lo que se ha definido como “la guerra de baja intensidad”; orientada desde el Imperio y aplicada con todo el rigor en Argentina, Chile, El Salvador; Guatemala. Él, además del presidente, Julio César Turbay Ayala, Belisario Betancur (a pesar de su aparente posición de mano tendida, que se expresó en ese remedo de proceso de paz serio y humano). Particularmente, el doctor Uribe Vélez, incursionó en ese ámbito con su propuesta y programa de gobierno en la gobernación de Antioquia, por la vía de la promoción y concreción de las Convivir; que no fueron otra cosa que el inicio del exterminio a cargo de los grupos paramilitares. Paramilitarismo que ya tenían, en Centroamérica, ejemplos plenos. Un experto defensor de ese proceso y de esa noción de apaciguamiento. Como diría, aplicando una expresión de lugar común: a sangre y fuego. Y ahí reside la motivación del exterminio de contradictores. Por ejemplo, en el caso, de la UP y de los desmovilizados del EPL, la aplicación de plan fue tan profunda que se convirtió en el mayor proceso de acallar voces, por la vía de la matanza y del amedrentamiento. Leamos, al respecto, lo que dice Rosendo Payares, en su autobiografía “4710” “…Y es que corría el año 1954. Coincidieron hechos. El militar ya estaba ahí. Venía de rapar el poder. Siendo el cuadro político antecedente una heredad vinculada con el genocidio auspiciado desde ahí. Desde ese centro-poder conservador. Ya casi olvidadas las reformas de López Pumarejo y su Revolución en Marcha. Todavía cercana, en el tiempo, la muerte de Jorge Eliécer Gaitán. El sargento (¿…o cuál era su grado?), ya jugaba a ser prócer. A ser libertador. A ser guerrero guiando a un pueblo famélico y agarrotado. Nuestra familia era una de tantas miles sin horizontes gratificantes. La heredad, provenía de dos íconos perversos. Mariano Ospina Pérez y Laureano Gómez; “el divino Laureano”. El perdulario que encendía el Congreso, a viva voz. Voz transmisora de ideas achatadas. Con una sola perspectiva: justificar la matanza. A viva voz. Voz de pigmeo intelectual. Hacedora de fetiches. Voz, mirada, cuerpo, de aprendiz de ideólogo. Ese que pretendía pasar a la historia como héroe. En una Colombia desagarrada por él, y por Ospina Pérez, y por Marco Fidel Suárez y por los azuzadores perennes. Un fascismo inveterado. Héroe de la miseria que auspiciaron él y ellos. De la tragedia de un
  • 15. pueblo inerme. Pero, asimismo, heredad de los Lleras y de Eduardo Santos, y de Olaya Herrera y…del mismo Alfonso López, que se arredró ante la infamia. …Y corrió la voz de que algo estaba sucediendo. Venía desde muy atrás. El método había sido perfeccionado. Desde Núñez, el trasgresor. El sujeto cambiante; según las circunstancias. Método aplicado. Con ese mismo se justificó la Guerra de comienzos del siglo XX. Método soportado en el manejo solapado de las verdades. O, a decir verdad, las casi verdades. En recintos cerrados, a prueba de filtraciones plenas. Solo el gota a gota. Para potenciar las repercusiones. Se dice y se desdice, al mismo tiempo. Entonces, se embauca y se extiende la sensación de que algo está pasando. Aquí y allá. Y, en verdad, algo estaba pasando. El militar todavía estaba ahí. Pero, quienes lo adularon y lo felicitaron por su desprendido amor a la patria; ya tejían otra red. Otra, porque, a pesar de ser la misma; era otro tiempo. Estábamos en 1956. Y, ya, el ceremonial estaba en curso. Ya estaban los contactos. Que si en España, en Benidorm. Que si en Londres o en Washington. Que más daba. Siendo lo único cierto, el programa. Primero se auspiciaría la presencia de una Junta Militar politizada. Que si el General París. Que si ahora. Que si el plan incluiría allanar el camino para que volvieran los de siempre. Liberales y Conservadores, sus cúpulas. Las mismas que sembraban el odio entre los de la periferia. Y que, una vez empezaba la barbarie, en cualquiera de sus versiones periódicas, convocaban al buen sentido. Al entendimiento. A la paz. No importaba si por fuera de ella quedaba los más afectados. Los desarraigados y las desarraigadas. Los y las caminantes, en travesía. Buscando refugio. Aquí y allá. Y, en ninguna parte donde pasar la noche y ver amanecer el otro día. Y se reunieron. Y acordaron. Usted y yo. Yo y usted. Primero usted, después yo. Amarremos el pacto a doce o más años. Qué más da. Primero usted, luego yo. Y todo volverá a empezar. Hagamos borrón y abramos nueva cuenta. No importa lo de atrás. El perdón suyo, lo avalo yo. El perdón mío, lo avala usted. Y así, saldamos cuentas, por ahora. Eso sí, quienes no regresen. Quienes no acepten lo que usted y yo hacemos; están al margen de la ley. Y serán perseguidos y serán matados y serán olvidados. Queda claro, entre nosotros, que hemos sacrificado nuestro tiempo por este país. Y, por lo mismo merecemos ser recompensados. Y qué mejor recompensa que primero usted y después yo. Y después usted y luego yo. Y, ahora lo entiendo, era eso lo que se estaba urdiendo. Era eso. Y los periféricos, los sin nada, ahí; sin saber qué hacer ni para dónde coger. Y se extendía la penuria. Y ya se había agotado el modelo de sustitución de importaciones. Modelo económico restringido. En el cual la variable más dinámica era crecer, sin crecer. Quedar flotando entre los imperios; entre sus intereses y los nuestros (¿…nuestros?). Y, entonces se acumuló capital. Para los terratenientes, para los comerciantes, para la naciente burguesía bastarda. Sí; esa que conoció de las libertades democráticas y de las reformas y de los derechos y los deberes; como quien aprende a nadar por correspondencia. Así fue, por ejemplo, como accedí a entender todo lo relacionado con la continuación del exterminio. Veía, a ráfagas, lo sucedido con quienes no accedieron al pacto bochornoso. A ese pacto entre los mismos. Pacto que avasallaba a la democracia. Convertía en delito el solo hecho de aspirar a una alternativa diferente. Y, sin saberlo, iba profundizando, todas las noches. Veía a los campesinos y campesinas. Niños y niñas. En las travesías. Solo ahora, después de haber leído al maestro Alfredo Molano, en su trilogía “Siguiendo el corte”, “Aguas arriba” y “Selva adentro”, he podido descifrar esos mensajes de mis sueños. He podido dilucidar el significado de esas imágenes. Los sin tierra; los desarrapados; tratando de arrancarle aliento a la vida. Como si esta estuviera flotando ahí. Y ellos y ellas, tratando de asirla. Mientras tanto los aviones y la tropa de los jerarcas. Apuntándoles. Matándolos. Y los gritos de rabia y las lágrimas y la ternura invitando a resistir. Y los jerarcas riendo en las ciudades. Invitándonos a reconocerlos como voceros válidos. Como convocantes ciertos a la paz. Y, nosotros, en las ciudades sin arriesgar nada. Solo consumiendo los discursos ampulosos. Y llegó el segundo de la lista. El hijo del poeta. El mismo de la sagrada ciudad blanca. Impoluto. Hijo de poeta que no sabe nada de la vida de los y las demás. Que mantuvo la línea de acción. Con los chafarotes a la ofensiva. Limpiando el campo. Siendo, esa limpieza, un concepto asociado a la matanza. Generalizada y selectiva. E inundaban los campos de panfletos. Convocando a la rendición. Expresando que los bandidos eran quienes reclamaban justicia. Bandidos eran quienes no se dejaban acribillar y respondían a los vejámenes, con la fuerza de la dignidad y, porque no, con las armas que habían logrado salvar. Y los niños ahí. Y las niñas también. Muriendo ellos y ellas. Y sus madres. Y sus padres…y todos y todas.
  • 16. Y, así, fui desenvolviendo el ovillo, similar al nudo de Ariadna. Y reconozco, en esos contextos enunciados, la posición alusiva al desarrollo capitalista tardío. Como el nuestro. Ya no era, simplemente, el modelo de sustitución de importaciones. Ya era, todo un modelo de amplio espectro. Pero no autónomo. Simplemente vinculado a los condiciones que imponía el Imperio. Fue, entonces, cuando conocí las propuestas puntuales de Joaquín Vallejo Arbeláez, a la sazón ministro en el gobierno de la tercera cuota del pacto (Carlos Lleras Restrepo). Y leí, ávidamente, todo el texto sustentatorio de El Pacto Andino. Y lo cotejé con las propuestas de la CEPAL (Comisión económica para América Latina). Y encontré las coincidencias. Algo así como un proyecto en el cual cabían las opciones políticas y económicas, por la vía de entender una forma de la división del trabajo. Obviamente a países como el nuestro, como Venezuela, como Ecuador, como Argentina, Brasil, etc., nos correspondía la parte de lo accesorio. No podíamos acceder a la tecnología necesaria para implementar un proyecto de industria pesada. Solo lo periférico; y eso sí, con limitaciones. Y, a partir de ahí, se entiende la teoría del desarrollo desigual y combinado; lo cual no es otra cosa que la implementación de los modelos precarios, súbditos. Y, por esa misma vía, conocí la teoría de Celso Furtado, expresando la opción clásica del desarrollismo económico. Y, además, las teorías de Samir Amín (en la misma perspectiva del modelo de desarrollo desigual y combinado). Y, de manera apenas obvia, profundicé los textos económicos de Marx, y de Rosa Luxemburgo. Y leí el texto económico de Lenin “El desarrollo del capitalismo en Rusia”. Y conocí las teorías de partido de Lenin, en lucha en contra de las postulaciones socialdemócratas en Rusia (Los Mencheviques) y en Alemania (Rosa Luxemburgo).La teoría del Programa de Transición de León Trotsky. Entonces, estamos ante la necesidad de ofertar un concepto preciso en lo que respecta al significado que tiene eso de conocer el pasado. Pero, más allá de esto, el relacionado con su dilucidación; estableciendo tipos de referentes soportados en el conocimiento y la interpretación. Estos son elementos imprescindibles; como quiera que si son construidos de manera deficiente, no serán otra cosa que extravíos. Y, como todo extravío, no será otra cosa que ejercicio diletante. Con un agravante centrado en la consolidación de la sumatoria de hechos y de narraciones, como simple amalgama a partir de la cual se construyen (a manera de deducciones y conclusiones), instrumentos que distorsionan y derivan en mera perspectiva, cuando no etérea, alusiva a interpretaciones de la realidad sesgada y, por esto mismo, de utilización impropia e impertinente. Lo cierto es, en consecuencia, que estamos en la obligación de cuestionar esos insumos metodológicos, por cuanto la búsqueda de hilos conductores de los procesos sociales e individuales, constituye un imperativo. No solo por las implicaciones que tienen los hechos y su registro, en el diseño y concreción de propuestas para asumir los retos del futuro, en lo que este tiene escenario próximo en el cual, la realidad, ejercerá bien como hechos y acciones en las cuales los conceptos pueden ser prefigurados y utilizados como referentes válidos; o bien como expresiones de distorsión. Por lo mismo, la decisión de realizar este escrito, se origina en la lectura de algunos documentos relacionados con la interpretación del quehacer político y social, soportados en la narración oral. Pero no tanto porque el método sea inválido, de por sí; sino porque esas narraciones son utilizadas y articuladas, sin el filtro conceptual necesario al momento de escucharlas y transcribirlas. Filtro conceptual, absolutamente indispensable, en razón a que la psicología del actuante y narrador, su visión e interpretación de los hechos, son vertidas a partir del ejercicio memorístico; pero también a partir de su noción de la vivencia como realidad derivada del tipo de aprehensión lograda. Y ya, ahí, se supone la existencia de una posición proclive a la distorsión. Siendo así, el sesgo está presente y la interpretación del historiador, simplemente estará afectada, casi como acto reflejo, por ese sesgo. Inclusive, como lo demostraré más adelante, muchos de los pasajes narrados, no son otra cosa que alucinaciones o giros sustanciadores, utilizados por el o la sujeto para reafirmarse como leyenda; o como héroe…o heroína. O, como también lo demostraré, porque el (la) entrevistador (a) e historiador (a); desemboca en postulaciones, a manera de verdad, construidas de tal manera que expresen sus propósitos, tanto en lo circunstancial, como en lo trascendental. Todo a la manera de sujeto (a) que se explaya, magnificándolos, en los hechos narrados. Veámoslo en estos términos: “…El automatismo de la escritura me ha compelido hasta aquí. Sigo aferrado al impulso de continuar, sabiendo sólo que he arribado hasta un punto imprevisto en el inicio. Algo me dice que voy bien. La fractura persiste, pues estoy seguro de no ser yo quien sólo escribe. El saber que voy bien se me antoja
  • 17. como una simple forma, como un cierto sabor o como una entonación peculiar de lo hasta aquí escrito. Ello me induce a esa secreta corroboración del voy bien. La escritura pareciera ser una especie de emanación corporal: hay ciertas manifestaciones del automatismo que escapan a la sola conciencia, enmarcándose en un más allá de pura racionalidad. Los escritores pueden ser una forma de catadores sui generis, adheridos a un paladar peculiar que discrimina o destila signos, frases y contextos, en una palabra, todo aquello que convenimos en llamar ideas…”14 los países denominados desarrollados. Lo mismo podría decirse, con las diferenciaciones obvias, para los casos de las crisis capitalista en los periodos 1999-2001 y 2008-2010. Dejando de lado el énfasis introductorio, aterrizo mi idea o mi concepto acerca de lo que està pasando. La estructura del modelo capitalista de producción y de manejo económico. Con todas sus arandelas inherentes. Està soportado en el desarrollo de la producción de mercancías y de productos, que llaman ahora, los beneficiarios del capital financiero. Siendo asì, entonces, esta estructura (capitalista) pasa por insumos inamovibles. Por algo es un todo, opuesto al modelo socialista de producción. Ahora bien, las crisis del modelo capitalista, están surtidas por diferentes insumos, Uno de ellos, por ejemplo la de 1930, fuera surtido por la confluencia de factores relacionados con una baja en el consumo; la contracción de la economía y la desconfianza generalizada en el sistema financiero. Entonces era, algo asì como una combinación inédita. Si se producía, no habría quien o quienes compraran. El otorgamiento de créditos bancarios en profunda tendencia a la baja, de manera inapropiada para el modelo en sí. Crecimiento que llegaría a un pico. Sin el universo de consumidores dispuestos. A la par, entonces, se presentara una deflación que daba cuenta de la ausencia del equilibrio necesario. Entonces, en este 14 Téllez, Freddy. “Palimpsestos. Los rostros de la escritura”. Publicada por Centro Editorial de la Universidad Nacional de Colombia. Primera edición, 1990/1991, página 80. El capitalismo: la realidad económica en Colombia. El reformismo propuesto desde Pacto Histórico. Al terminar el ejercicio politico económico de 2020- Estaban sembradas todas las opciones previstas desde el inicio de la pandemia. Afortunadamente, para mí, tomé cuenta de todas las variables ensayadas y las concreciones de propuestas por parte del Frente Burgués. Particularmente en la versión de la Dictadura Civil; por la vìa màs oprobiosa para la sociedad colombiana: el tipo de Estado Corporativo de nervio Fascista, liderado por el petimetre Iván Duque Márquez a nombre de su impúdico Partido Politico Centro Democrático. Si damos por cierto el informe presentado por el señor director del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), Juan Daniel Oviedo, en cifras ajustadas, la economía colombiana tuvo una contracción de -7%. Es de anotar que, a mediados del mes de julio de 2020 la contracción marcaba una cifra cercana al -16.55 (PERIODO MARZO-JULIO) EN EL MOMENTO MÀS CRITICO DE LA EXPANSIÒN DE LA PANDEMIA Y QUE COINCIDÌA CON CICLOS DE CIERRE TOTAL Y PARCIAL DE MUCHOS SECTORES DE LA ECONOMÌA. Ahora bien, como se verá a màs adelante en este escrito, el análisis de la crisis capitalista a nivel mundial era generalizado. Forzando una comparación, era algo asì como una situación que, en el tiempo medio y relativamente cercano, podría asimilarse a las crisis entre 1929 y 1932 y a la crisis posterior a la segunda guerra mundial. Además, en estos dos casos, es plenamente claro que las condiciones de los países denominados en desarrollo o subdesarrollados eran diferentes respecto a los países denominados desarrollados. Lo mismo podría decirse, con las diferenciaciones obvias, para los casos de las crisis capitalista en los periodos 1999-2001 y 2008-2010. Concretando el análisis, para el caso de Colombia, podría aducirse que es algo asì como el deterioro de la base fundamental de la estructura económica. Y no es que la crisis se hubiera iniciado solamente a partir de marzo de 2020. El problema viene casi desde siempre. Tanto como entender que la economía del país ha sido manejado desde una opción amorfa, para no hablar de que han sido manejos cíclico direccionados por la adhesión a posiciones sin escuela ortodoxa, o al menos de hilatura màs o menos asociada a líneas de pensamiento coherentes. Siempre se ha confundido el manejo vinculado con el crecimiento sistemático con la unción de teorías en las cuales persistan ciertas variables sólidas.
  • 18. entendido, el manejo de gubernamental de esa situación inédita, no tendría como opción, la participación del Estado; de tal manera que el libre mercado fuera reemplazado por decisiones tendientes a construir el equilibrio, por una vìa que sería, en la lógica capitalista, sin antecedentes. Vendría, en consecuencia, la necesidad de escudriñar, partiendo de la crisis, en el horizonte de la economía como ciencia; la postulación de otro referente; distinto a la dinámica autónoma del libre mercado. Haría falta, algo asì como una herramienta que hiciera compatible el modelo capitalista y la intervención del Estado. Vendría, entonces, un dimensionamiento de la crisis. De tal manera que se hiciera expedita una vìa o alternativa por fuera de lo que, hasta ese momento, era la ortodoxia del manejo económico. La fisura, en el nervio mismo del capitalismo; daría lugar a la macroeconomía como insumo válido. Lo que haría, John Maynard Keynes, permitiría entrar en un proceso que permitiera dar soporte a la teoría monetaria. Y, en preciso, al concepto y aplicación de la macroeconomía; a través de la cual, los Estados harían frente a esta crisis; por la vìa de adecuar su participación en el contexto del libre mercado. Permitiendo, asì, la aplicación de medidas antiinflacionarias y de regulación o intervención en el mercado financiero como efecto colateral. Al respecto, Paul Baran, en su obra “La economía política del crecimiento, refiere: “Debe recordarse que el gran interés por el desarrollo económico no constituye en forma alguna una novedad en el campo de la economía política. De hecho, el crecimiento económico fue el tema central de la economía clásica. Lo pone de manifiesto plenamente el título y contenido de la obra precursora de Adam Smith; varias generaciones de pensadores económicos independientemente de los nombres que pusieron a sus escritos; se ocuparon del análisis de las fuerzas que fundamentaron el crecimiento económico. Su preocupación por las condiciones necesarias para el desarrollo económico, surgió del penetrante estudio y observación de la sociedad en que vivieron y trajo como resultado su firme convicción de que las relaciones políticas, sociales y económicas que prevalecían en su tiempo, impedían y retardaban considerablemente el desarrollo de los recursos productivos. Ya sea que se refiriesen a las falacias de la teoría mercantilista del comercio internacional o a la rigidez del sistema gremial, o bien que el tema se relacionara con las funciones del Estado en la vida económica o con el papel desempeñado por la clase terrateniente, los economistas clásicos no tuvieron dificultades para mostrar que el progreso económico dependía de la remoción de las instituciones políticas. Sociales y económicas anticuadas para el época, y de la creación de condiciones de libre competencia, con lo que se daría a la empresa y a la iniciativa individual amplias oportunidades para una actividad sin obstáculos…”(Baran, Paul “La teoría política del crecimiento”, primera impresión de la Segunda edición en español, 1975. Fondo de cultura económica, 1975, página 51). Siendo asì, entonces, la holgura encontrada en comienzo por parte de la teoría económica, daría cuentas de la ruptura básica respecto a las condiciones en el entretiempo de la teoría mercantilismo y la economía política que, como insumo fundamental, empezaría a decantar la ortodoxia del crecimiento económico anclado en las condiciones básicas antes de Adam Smith. Lo de la crisis de 2008 estaría centrada en la manipulación de variables financieras asociadas a la especulación con el mercado hipotecario. Podría decirse, entonces, que, a diferencia de la crisis de 1930; no tocaría la esencia de la producción. Como si viéramos en ella (crisis de 2008) una situación hasta cierto punto exógena al modelo capitalista, en lo que constituye su esencia. Luego, la intervención del Estado, estuvo fundamentada en la ortodoxia de contención de su crecimiento a partir de la intervención de la Reserva Federal en Estados Unidos de Norteamérica y de los bancos centrales en la Unión Europea. Reitero en que la afectación a la dinámica propia del modelo de producción no implicaría un paro general de la economía. Ahora bien, en el caso de la referencia (parálisis económica, derivada de expansión de la pandemia del Covit-19), tendríamos la necesidad de efectuar un análisis suigeneris. Algo asì como internalizar la dinámica propia del su impacto en el contexto social y económico mundial. Una crisis que recién comienza; comoquiera que supone decisiones políticas y económicas con la intervención de los Estados de Europa, Asia y América. El primer impacto tendría su origen en el centro geográfico mismo del origen del COVID-19. China ha desarrollado un modelo no suficientemente entendido; si se analiza desde la óptica del capitalismo clásico o del socialismo propuesto a partir de la teoría marxista y de la Revolución Rusa de 1917. Un Estado cohesionado y sólido a partir de la culminación de la Revolución China, liderada por Mao-Tse Tung y el Partido Comunista Chino. De por sí, las condiciones económicas al inicio de la revolución; podrían tipificarse como economía agraria fundamentada en una variante del feudalismo en Europa. Y, entonces, se produjeron sucesivas reformas políticas, tanto al interior del partido; como también en el Estado como escenario politico y económico
  • 19. diferente; si se compara con la teoría básica ortodoxa del Partido Comunista de la Unión Soviética en lo correspondiente al Estado Socialista y el régimen de transición. Cuando Lenin escribe “El desarrollo del capitalismo en Rusia, ya se hace visible la necesidad de desarrollar postulados políticos y económicos para enfrentar la estructura feudal del zarismo. El Partido Comunista de la Unión Soviética, sufre una reestructuración, a la muerte de Lenin y el exilio de León Trotski. Y surge, entonces, una variante dirigida por Stalin. A partir de ahí, habría que explorarse las condiciones propias de esa variante en lo que toca a la teoría ortodoxa del socialismo marxista. China empieza construir una vìa que pretende combinar el capitalismo clásico y el socialismo en la variante estalinista. Es decir, una férrea intervención política y económica del Estado y el Partido Comunista. Y la existencia de una clase o clases asimilada a lo que podría entenderse como neo- burguesía que empezó a controlar el desarrollo industrial, comercial, financiero y científico. Algo, de por sí, completamente heterodoxo. Lo cierto es que, China, se ha convertido en el segundo país màs poderoso en el contexto capitalista. Cuando se detecta el COVID-19, en la ciudad Huan; el primer impacto económico se produce a partir del asilamiento de la ciudad respecto al resto de ciudades y zonas agrarias. Las primeras medidas estarían dadas por modificaciones estructurales respecto al comercio exterior e interior, los laboratorios y toda la logística relacionada con el área de la salud. La producción industrial relacionada con el mercado interno y su micro estructuras a nivel nacional. La política monetaria (similar a la capitalista), empieza a modificar las condiciones del mercado del dinero y sus repercusiones en el mercado internacional de valores. Implicado, inclusive, la relación del Yuan, el dólar y la zona euro. Digamos, entonces, que la afectación económica y social respecto a lo que fuera inicialmente la epidemia y posteriormente la pandemia; ha venido siendo controlada a partir de los mecanismos propios internos y su nexo con el mercado internacional de mercancías y del dinero. Luego, habría que efectuar un seguimiento en el mediano y largo plazo. Màs que nada, porque sus exportaciones, tendencialmente, serán menores; por lo mismo que los países importadores de las mercancías chinas; será cada vez menores. El otro contexto politico y económico, diríamos del universo capitalista; ha tenido impactos que, en verdad, ha venido requiriendo modificación que han pasado de ser circunstanciales a, en perspectiva, ser de mediano y largo plazo. La Unión Europea, en la medida en que el COVID-19 pasara de ser epidemia a ser pandemia; ha sentido el impacto desde el mismo momento que países como Italia y España fueran recibiendo el impacto de la pandemia. Medidas como la intervención en el desarrollo comercial interno (en principio). Luego con la extensión de estas medidas al sector productivo. Una parálisis que, al momento es total, de cualquier actividad productiva. Países como Alemania, Inglaterra (haciendo claridad del proceso de desafiliación respecto a la Unión Europea) y los demás países del Reino Unido (Escocia, Las dos Irlandas; Gales); Suiza; Portugal; Holanda; Suecia…etc.) Han sido impactados de manera diferente. Luego, las medidas económicas, políticas y sociales; no han sido, hasta ahora del mismo calado respecto a España e Italia. La situación en Estados Unidos de Norteamérica y Canadá, también ha sido diferenciada. Estados Unidos, por ejemplo, el gobierno ha asumido medidas de afectación económica de amplio espectro. Tal vez, la màs importante, desde el punto de vista del comercio internacional y de salida y entrada de personas por vìa aérea. Internamente, al menos hasta ahora, solo en el Estado de California, se han tomado precauciones de inmovilización total. Pero, para los demás Estados, las decisiones de han sido de amplio espectro como para causar afectaciones de parálisis en la producción y de comercialización interna. La Reserva Federal; ha decidido, en política monetaria, rebaja de la tasa de interés e intervenciones de los créditos, a manera de subsidios monetarios a las compañías de aviación que son las que han sufrido mayor impacto con decisiones como la inmovilización del transporte aéreo hacia Europa. En este aspecto, también, han procedido los gobiernos de la Unión Europea. Pero, lo que si podría aseverarse es que no ha habido parálisis total en el ejercicio empresarial relacionado con la producción de bienes y servicios. Esto, a pesar que Estados Unidos es uno de los países con mayor impacto en cuanto a la afectación por la pandemia. Diríamos, entonces, que la tendencia no sería hacia una recesión económica. “…Entre la distribución de la renta nacional, la tasa de acumulación y el ritmo de crecimiento, hay una profunda interdependencia interna. Para asegurar ritmos estables de crecimiento se necesita una correspondencia óptima entre la acumulación y el consumo, y, por lo tanto, de la distribución de la renta nacional entre las clases fundamentales de la sociedad; requiere cierta correlación entre la dinámica de coeficientes de la economía nacional como son la productividad del trabajo y el rendimiento del capital, y la dinámica de las categorías de la distribución:
  • 20. salario y ganancia…”(I., Osadchaia, De Keynes a la síntesis neoclásica, Ed. Cultura Popular. Primera edición, 1976 página 130). Todo esto nos remite, entonces, a escudriñar en la teoría económica ortodoxa para tratar de enfatizar en referentes constitutivos de la teoría acerca de la crisis del modelo capitalismo. En los casos que he referido hasta aquí, se supone entendido del espectro económico ampliado del capitalismo clásico y la tipificación de una caso como el de la economía en China. Que, de por sí, corresponde a un universo conceptual económico diferente que, sin ser estrictamente una “tercera vìa”, se ha constituido en un modelo complejo en política económica y teoría monetaria. Ha existido, en el proceso inherente al desarrollo de la teoría económica, diferentes momentos en la confrontación entre opciones conceptuales y prácticas divergentes. Desde la propuesta originaria de la visión moderna para el desarrollo capitalista, centrada en la teorías acerca del proceso de reproducción diseñadas, a manera de ejemplo, por Quesnay (“ Tabla económica”); Adam Smith (“Naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”) y Sismondi (“Nuevos principios de la economía política o la riqueza en relación con la población”); hasta las opciones teóricas que cuestionan esas interpretaciones diseñadas por Kart Marx (“El Capital”), Rosa Luxemburgo (La Acumulación del Capital”). Contando, inclusive, en este espectro, a John Maynard Keynes (“Tratado general sobre el empleo, el interés y el dinero”). Esto supone, en consecuencia, la necesidad de trabajar con una posición de cobertura lo suficientemente amplia; de tal manera que no se desemboque en un discernimiento anclado en un entendido lineal y/o dogmático. Ante todo, porque en esto de analizar el significado de la creación de empresas y su relación con el entorno económico y social, no admite opciones tangenciales que eludan el hecho objetivo, en cuanto a la existencia de una conexión dialéctica (...o, si se quiere, conflictual) entre la implementación y desarrollo de la empresa, con respecto al espectro social, económico y político en la cual esta se desenvuelve. Ante todo porque esta, la empresa y sus propiciadores o garantes, no puede ser entendida como una opción y/o propuesta única (en lo que tiene de ejercicio individual); sino como partícipe de una sumatoria o globalidad económica, inmersa, por esto mismo en la dinámica propia del crecimiento económico; conforme a unos postulados concretos derivados de la política macroeconómica gubernamental y de la creación de riqueza, en el contexto de la planificación y estrategias de un Estado concreto. Conviene, en este punto, con las reservas obvias; en tanto que constituye una visión propuesta por una persona que contribuyó a construir una opción en contravía de la ortodoxia clásica de la economía política capitalista; citar una expresión de Rosa Luxemburgo en su obra “La acumulación del capital”. “..Hasta ahora hemos considerado la reproducción desde el punto de vista del capitalista individual típico, representante y agente de la reproducción que se realiza por una serie de empresas privadas. Este modo de enfocar el problema nos ha hecho ver ya bastantes dificultades. Sin embargo, ellas son pocas comparadas con las que aparecen inmediatamente que pasamos de la consideración del capitalista individual a la de la totalidad de los capitalistas., Ya una ojeada superficial muestra que la reproducción capitalista como todo social, no puede ser concebida mecánica y simplemente como suma de las diversas reproducciones capitalistas privadas. Hemos visto, por ejemplo, que uno de los supuestos fundamentales de reproducción ampliada del capitalista individual es una ampliación correspondiente de su posibilidad de venta en el mercado. Ahora bien, el capitalista individual puede lograr esta ampliación no por extensión absoluta de los límites del mercado en general sino por concurrencia, a costa de otros capitalistas individuales….”15 Con esto quiero enfatizar acerca de mi análisis y de su soporte, en lo que hace alusión al enfoque teórico. Es algo así como proponer, de mi parte, un entendido en el cual el concepto y la práctica de creación de empresa, no pueden ser presentados por fuera del contexto político, económico y social. Esto traduce que, en mi concepto, sobre las expectativas derivadas de la creación y desarrollo de las empresas, ejerce una influencia determinante la política macroeconómica gubernamental y las 15 Luxemburgo, Rosa. “La acumulación del capital. Editorial Grijalbo, primera edición 1967, de la traducción española,página 27
  • 21. estrategias de crecimiento formuladas en un plan de desarrollo específico, para uno o varios periodos igualmente específicos y concretos. Inclusive, en la visión propuesta por mí, se incluye, necesariamente, una interpretación del significado que tiene la planificación económica; como opción estatal. Algo que ya fue planteado por Keynes (para el caso de la economía capitalista); como alternativa de solución para la crisis originada en la recesión global iniciada en 1930. De otra parte, por lo mismo que he venido planteando, en términos de la interacción entre los diferentes agentes del proceso económico internacional y nacional; cabe establecer un referente en lo que respecta a la situación de los países que no han acumulado riqueza, ni tecnología suficiente como para considerarse de desarrollo pleno (esto ya lo expresé en el numeral 1). Quiero presentar, como ayuda conceptual, una reflexión del profesor P.T. Bauer en su obra “Crítica de la teoría del desarrollo”. Como en la anterior cita, hago aquí la aclaración en el sentido de la reserva que pueda acompañar la reflexión aludida. Veamos: “…La planificación global implica, además, que gran parte de la producción no está relacionada con la demanda del consumidor y por tanto con los niveles de vida. De ahí que, aun en el caso de que la política fuese de incremento de la producción total en relación con lo que hubiera sido en otro caso, lo cual es improbable, este incremento no estaría relacionado con los niveles de vida, cuya mejora es el objetivo ostensible de la política. Este divorcio entre producción y niveles de vida es probable que en si mismo retrase el alza tanto de la producción como de los niveles de vida; porque la perspectiva de un nivel de consumo más alto y variado generalmente es un incentivo importante para una mayor actividad económica a través de un esfuerzo, ahorro e iniciativa individuales. Esto resulta especialmente cierto en países pobres...”.16 A manera de corolario transitorio, considero pertinente resaltar dos aspectos en lo que respecta al enfoque propuesto por mí: -La creación de empresas, considerada como una opción para la actividad económica, en el contexto de una economía de mercado; supone la fijación de unos objetivos concretos por parte de quien o quienes se comprometen con ese ejercicio. Por lo mismo que esta actividad se considera inmersa en la dinámica propia de la economía capitalista y del mercado que ejerce como elemento colateral a la producción de bienes y servicios; debe suponer la existencia de factores endógenos y exógenos que actúan como referente al momento de planear y hacer efectiva la participación en el mercado. Uno de esos factores lo constituye la política macroeconómica concreta implementada por el gobierno, para un periodo específico. El otro tiene que ver con la interacción necesaria entre la condición en que se encuentra el país con respecto a la economía mundial global; asociada esta condición con otro aspecto que relaciona a la producción y al consumo; como elementos que se condicionan y que está, a su vez, relacionados con el nivel de vida y sus perspectivas. - La planificación específica asociada a las estrategias de desarrollo planteado para el país concreto, define unas determinadas prioridades y, por esto mismo, unas determinadas condiciones en las cuales se realiza la actividad económica productiva. Esto incluye, entre otras cosas, la definición y concreción de los incentivos para los productores y las áreas concretas a las cuales estos se dirigen. A manera de ejemplo: para el caso colombiano, el Plan Nacional de Desarrollo aprobado por el legislativo, para el período 2005-2007, define unas prioridades para el sector productivo, de conformidad con la visión gubernamental en lo que respecta a la economía de mercado y su aplicación en este tiempo en el cual transcurre una etapa precisa de la globalización económica, por la vía de actividades multilaterales y bilaterales. Este es el caso concreto de los énfasis en relacionar el crecimiento económico con la opción de los tratados de libre comercio internacional; bien sea entre nuestro país y Estados Unidos de Norteamérica o entre nuestro país y otros países de la región, particularmente de la Zona Andina y Centroamericana. 16 Bauer, P.T. “Crítica de la teoría del desarrollo”. Editorial Orbis, colección Biblioteca de Economía, sin datos del número de edición y fecha, página 104.