1. La guerra declarada por parte del cretino Ivan Duque Marquez y sus aurigas en contra de la
oposicion política efectiva de izquierda y, en general, en contra de la mayoría de la poblacion
civil
Nota: Los camisas negras fueron un grupo radical italiano liderado por Benito Mussolini que
nació inicialmente bajo el nombre de facii di combatimento. Luego tomó la denominación
de camiscie nere en alusión al color del uniforme que portaban sus integrantes. De estructura
militar y con funcionamiento paralelo al ejército oficial, constituyeron una fuerza entrenada
para ejecutar acciones de choque, control y neutralización del enemigo: sindicatos,
huelguistas e intelectualidad de izquierda adversa al fascismo.
Como contando lo que va pasando. En enhebraciòn coherente. Ya lo he dicho en algunos
escritos anteriores. La Dictadura civil està al mando. Sucesivas demostraciones de poder. En
ese horizonte que es el país y, por qué no, en América Latina. Por lo mismo que ha trascendido
màs allá de las fronteras inmediatas. Como fiel sujeto perruno a Donald Trump y su doctrina
política afín al exterminio. Como volviendo por sus fueros en lo que fuera la denominada
“Guerra de baja Intensidad” que colmó al Continente de acciones aviesas en contra de
cualquier expresión de democracia real y de confrontación a los regímenes militares y
policiacos.
En la teoría del poder instrumental, Ilse Schütz –Buenaventura (Dialéctica del Poder
Instrumental-Crítica de los fundamentos del autoritarismo y de la expansión violenta de la
sociedad occidental): (…) Una es la versión de la dialéctica hegeliana aplicada a la naturaleza en sì
misma, como en un todo vivo que guarda el equilibrio que la mantiene, hoy llamada ecología,
reconstruible por estadios evolutivos en el “concepto”, y muy otra la visión que se obtiene cuando lo
natural en general entra en relación con la instrumentación humana, que se alza por encima de su
entorno,para constituirseen primaria relación de enfrentamiento.Cuando se trata de establecer el nexo
práctico de la inteligencia con la naturaleza presenciamos el desarrollo no solo de una lógica de la
violencia,sino una lógica de la justificación de la misma.(…) (Ilse Schütz-Buenaventura “Dialéctica del
poder instrumental, ediciones América Libre, página 162.
Como subiendo la pendiente para decantar el ilusionismo de Sísifo, yendo que yendo vamos en
medio de la perfidia hecha doctrina. Pero de una manera tan bochornosa y tan envolvente, que
no atinamos a percibir, siquiera, algún insumo en vocería teórica, al menos, que pudiera dar la
talla para la discusión en los escenarios de vida pulcros, con algún viso de nervio intelectual
humanista. Es una universalización de la tropelía hecha cuerpo del día a día. Con sujetos y
sujetas que asumen lo suyo en la directriz exacerbada de la doctrina del Partido Centro
Democrático. Un Frente Burgués que ha pasado a ejercer como soporte de la gobernanza
impúdica. Transitamos hacia el Estado Corporativo.
No en vano, a veces, el espíritu puro del humanismo entra en postración. Por todo lo visto y
oído en este tiempo brutal. En donde lo cotidiano es observar y sufrir la violencia
desparramada. Hecha cuerpo en cada sujeto policía-militar corpóreo. Que va viene
pretendiendo horadar en cada acción lo màs vivo de la vida misma. Es decir de los que somos y
vamos viviendo y contando lo que es la existencia. En zozobra creada por la deleznable acción
de los agentes del extermino.
En toda constitución política se pretende la legalización del Estado como insumo básico y
fundamental en el proceso de implementación del poder. Siempre por vìa impropia. Si el
entendido de esto es las restricciones a la libertad y la coacción aplicada. Y. en suposición de
que es aceptada como eximio valor fundamental e indispensable para la instauración del
2. horizonte hablado y escrito. En instrumentación que sea refrendada cada que, por ejemplo en
crisis profundas, obligante a la refundación.
(…) Es asì como el lenguaje de Hegel, muy a tono con la atmósfera teológica de la tradición filosófica
alemana. Rodea siempre la caracterización del Estado, de un lado que, dirigiéndose a lo terreno, no puede
ocultar seguir utilizando la expresión mística de la religión (…) (Dialéctica del poder instrumental página
61).
Lo que sigue, entonces, no ha de ser otra cosa que la similitud respecto a la instrumentalización
ampliada y sistematizada. Es decir. En las secuencias en sumisión. En el entrever el horizonte
cono “la nitidez” propia de la gendarmería jurídica anclada en la noción del “ser en si” que
deambula como a puro palos de ciego. Por lo circundante. Bien que sea profundo y/o superfluo.
Entonces, el acervo. El acumulado. Y los contenidos constitucionales, generan envolventes
acopios que definen y redefinen iconos y costumbres políticas. En el entorno cultural propio de
lo que se denomina como procedente, por vìa propia. Es decir por lo que se supone subyace a
la democracia que desprende, por esto mismo, una o varias connotaciones. En uno u otro
tiempo. Por vìa de dilucidación de lo necesario, en el universal entendido de gobernabilidad.
Eso es lo que sucede con todo proceso de sumisión, inserción y desinserción. Es, en veces, lo
uno o lo otro. Casi como empalagosa certeza en la cual no procede la ambigüedad, en razón a
que ejercerìa como sinonimia de la dualidad que no pueda ser permitida.
Por cierto que, en todo escenario de limitación y delimitación. Es como si se pusiera al fuego lo
permitido en toda legitimación y/o deslegitimación. Es decir: no solo lo concerniente al
reconocimiento del otro o de los otros como sujetos de insurgencia aviesa (en términos de la
simbología de la democracia burguesa). Para instaurar el entorno dialogante. Sino que, por esa
vìa, se acceda a la localización de nuevos mojones para el equilibrio incluyente. No por lo que
esto suponga reconocimiento de la postulación del contrapoder que conlleve, por esto mismo, a
la compartición y, por lo tanto, a la pérdida de la hegemonía totalitaria.
Tendencialmente y de hecho, las fisuras pueden y son de insurgencia probable. Con mayor
razón, habida cuenta de lo contradictorio de todo el proceso en sí. Por lo mismo que
contrapone fuerzas del poder real instrumental. Y fuerzas que propugnan por el mantenimiento
del corpus básico represor del Estado como omnisciente sujeto pétreo, que debe entenderse
incólume, inamovible.
Viene desde tiempo atrás, en lo que relaciona decisiones soportadas en falacias
gubernamentales. Con la vocería enana del presidente. Ya, en escritos anteriores, he referido
su horizonte en términos de lo que es su formación política. Es como cuando uno da cuenta de
un ejercicio realizado por sujeto sin nervio ni pulso que pudieran asociarse a una impronta o
escuela válida. O, siquiera aproximada a la teoría clásica de economía política. Simplemente es
sujeto de posiciones que expresa, pero que no entiende. Es decir, lo suyo, no proviene de
ninguna construcción teórica y práctica que merezca algún respeto. El sujeto presidente, habla
y repite lo que le ordenan desde su partido politico Centro Democrático. Y éste, a su vez, no es
otra cosa que una sumatoria de sujetos y sujetas perniciosos(os). Adheridos (as) al afán de
protagonismo. En un ejercicio del poder que, simplemente, replica la teoría vesánica de su
orientador Álvaro Uribe Vélez.
(…) Cómo asombrarse que la conciencia, el monólogo de sus individuos, se asemeje a un
caleidoscopio iridiscente, a un flujo incesante y maquinal. El Ulises es esa fourmillante cité
baudelariana, equiparada por él a una multitud de sueños inconscientes, donde lo demencial se
personifica, según Henry Miller. Monólogo y ciudad son lo mismo, entonces, pues el laberinto es
su mejor expresión. El Ulises es ese laberinto, esa geometrizaciòn aparentemente caprichosa
donde el azar, necesidad, demencia, lucidez, sueño y vigilia se confunden. Si el monólogo
joyciano es mucho màs que un puro monólogo, y su Ulises una anti-novela, es porque en ella,
en él, todo es factible de ficción: hasta el mismo sujeto, hasta la propia novela. En ella todo es
triturado, asimilado, reacomodado a diversas velocidades; como en la ciudad, como en un
3. monólogo, como en la vida (…) (Téllez, Freddy “Palimpsestos Los Rostros de la Escritura”, Ed.
Universidad Nacional de Colombia, página 17).
Y es que, en eso de ir reinventando lo ya inventado. A propósito de justificar la comparecencia
a procesos repetidos que ejercen como trampas políticas para justificar esas reinvenciones. Es
como cuando se trata de ajustar tiempos y movimientos. En el universo mismo de logotipos que
ruedan por ahí. Ditirambos que enternecen a fuerza de utilizarlos de manera constante.
Multipropósitos sustentados en la necesidad que tiene un determinado sujeto individual y/o
colectivo; de ir condicionando, a cada paso, a la opinión pública: De tal manera que se
entiendan como hallazgos inmensos, en el contexto de los paradigmas creados. Como
envolturas de figuras que se traslapan. Ejerciendo como hipnosis colectiva. Como conjunción de
poderes que sedimentan los espíritus. Y que prolongan los hechizos solemnes.
(…) Lo anterior se aplica de manera especial a una de las principales tesis de la obra, sin la cual
el proyecto en sí mismo que la inspira resultaría ininteligible: la existencia de dos “órdenes”, un
orden lingüístico y un orden; esto exige una doble investigación para efectos de precisar el
problema central: el saber qué deben tener en común el lenguaje y el mundo; para que el
primero pueda representar al segundo y ambos encontrarse asì coordinados...(Latraverse,
Francois “La sombra del lenguaje, ensayos sobre Wittgenstein”,(…) editorial Universidad
Nacional, página 15).