Plan Refuerzo Escolar 2024 para estudiantes con necesidades de Aprendizaje en...
Un tanto como seguir contando la persecución que siempre ha habido (2)
1. UN TANTO COMO SEGUIR CONTANDO LA PERSECUCIÓN QUE SIEMPRE HA HABIDO
Y SE MANTIENE (los caminos tortuosos de los y las demócratas y sindicalistas)
Caso: actuación tipificada como persecución por mi condición de sindicalista. Que se concreta en el
quehacer cotidiano; por parte de la profesora (nombre) que ejerce como rectora en la Institución
Educativa en el municipio de Angelópolis (Antioquia) y avalada, por omisión, por parte del profesor
(nombre) quien ejerce como Jefe de Núcleo en la misma en la región a la que está adscrita la
Institución.
1. De la justificación: Un pasado y un presente. En los cuales se ha exhibido y se exhibe una
doctrina propia de quienes han ejercido poder. Por mucho tiempo Y con expresiones que los
definen como instigadores y ejecutores. De una violencia generalizada y selectiva. Comoquiera que
la historia del sindicalismo en nuestro país, siempre ha estado referenciada por el acoso, por la
represión constante. Con momento más trágicos que otros. Pero, de todas maneras, haciendo
centro en impedir la lucha obrera y de los y las trabajadores (as).
Ha sido un largo camino. Como laberinto que agobia. Pero que, por lo mismo, ha permitido localizar
los términos de referencia necesarios para enfrentar la soledad del ser que emerge consolidado, a
partir de descifrar los códigos de la vida societaria. Porque viene de esa dispersión que lo había
inhibido, para enfrentar vicisitudes. Hacerlo sólo le había significado, en el tiempo, no entender la
dinámica asociada a sentir a los otros y a las otras. Un estar ahí, situado en su compartimento.
Mirándose. Como quien no ha construido el enlace, entre si mismo y el escenario. Actor cuyo libreto
son palabras para sí. Pero que, en perspectiva, se siente aislado. Avasallado; al límite de su
capacidad para discernir acerca de su rol colectivo.
Posicionarse, al margen de lo inhóspito, supone un avance. Es adquirir la noción de estar en otras
condiciones. Diferentes a aquellas en las que prevalecía la zozobra. Lo azaroso. Como cuando se
percibe que la exterioridad acecha, como potencia ajena a cada sujeto. Como incierta posibilidad.
Como expectante gendarme que rodea y asfixia. Una figura parecida a aquellas sombras del inicio;
cuando no éramos otra cosa que expresiones minimizadas, al garete. Próximas al desequilibrio, por
la vía de los extravíos propios de la selección natural.
Sentirse vinculado a un proyecto de la naturaleza. Sin haber sido consultado o consultada; es tanto
como una sumisión indescifrable; como quiera que se da sin que hubiésemos conocido la hoja de
ruta inherente a ese proyecto. Tal vez, por esto mismo, llevamos la marca de la angustia. Porque
no entendimos su soporte. Angustia e inquietud, que se tornan en el hilo conductor de esa
sensación de impotencia. Esa misma que ha estado con nosotros y nosotras, desde el origen. En
ese entonces, lo que percibíamos no iba más allá de la inmediatez que no s envolvía. Como burbuja
que asfixia. Y que nos rodeaba y nos colocaba en condiciones de in ferioridad.
Un choque de expectaciones. Mientras la naturaleza, exhibe una lógica interna. Que va, desde los
organismos simples primarios; hasta las cimas que confirieron las condiciones próximas a la
civilización. Todo eso como una envoltura que nos inhibía. Desde ese tiempo procede nuestra
sujeción involuntaria a ese proyecto. Siendo, este, mucho más amplio en los espacios universales;
mucho más complejos. Mucho más ajenos a nuestra interpretación en esa infancia temprana, como
sujetos. Ya, ahí, estaba latente la soledad y sus implicaciones.
Entonces, necesitábamos compañía. Pero no del tipo de compañía en la cual los otros y las otras
estaban ahí. Al alcance físico de cada quien. Pero sin ese hilo de Ariadna que nos permitiera
2. descifrar los códigos asociados al entorno colectivo, como sujeto en sí. Es decir, en una perspectiva
de concretar expresiones concientes de organización. No como sumatoria simple de sujetos. Más
bien como conciencia que se recrea y recrea. Una opción en la cual se acumulan saberes. En un
concepto de acumulación emparentado con la vertebración de lo consciente como colectivo. Con
todas sus implicaciones. Es decir, siendo concientes de la necesidad de crear instituciones, con los
insumos de los saberes. Fundamentalmente, con esos que nos otorgan la vitalidad indispensable
para re-conocernos. Como agentes de transformación. Como expresiones hacia el equilibrio. Desde
la soledad inhóspita de lo individual; hasta el acompañamiento en lo colectivo.
Eso de buscar el equilibrio y trascender la soledad; por la vía de sumar opciones de vida. Desde lo
primario individual; hasta lo consciente colectivo; debe ser entendido como esa condición que
permite acceder a una interpretación de los y las sujetos; vinculados y vinculadas a un proyecto;
mucho más cercano y comprensible que aquel que tiene la naturaleza.
Es, entonces, ese proyecto nuestro, el punto de comienzo y soporte de la nueva identidad.
Colectiva e individual. La nueva identidad, así alcanzada, no era otra cosa que la noción de lo
humano. Como categoría propia que nos situaba en el camino habilitado para transitar la vida, la
historia. Con referentes definidos a partir de la necesidad inicial de asociarnos. Transfiriendo, a
través de estos referentes, principios y valores. Son posibles y necesarios; habida cuenta de
nuestra condición de animales superiores. Superioridad no anclada, únicamente, en la capacidad
para discernir acerca del reto primario de la naturaleza; sino en nuestra capacidad para convertir
ese discernimiento en, fortaleza latente para trascender la mecánica inherente a la naturaleza.
En consecuencia no opera ya aquello de la selección natural. Venimos de ahí. Somos resultantes de
ese proceso. Pero no somos simplemente eso. Somos sujetos que alcanzamos la independencia;
que trascendimos aquello de seres naturales específicos, en cadena; para acceder a la condición de
sujetos que realizamos hechos y acciones. En capacidad para entender eso que hacemos. Sujetos
de colectivización coherente. No como manadas que, en el reino animal, simplemente juntan
individuos. Lo nuestro es una opción mucho más compleja; en razón a nuestra capacidad para
asumir, direccionar y redefinir objetivos. Un ejercicio consciente que nos ha convocado y nos
convoca a no erosionar los valores y principios adquiridos. Porque, de no ser así, volveríamos a la
opción de vida de las manadas.
2. El poder y su propuesta de regresión.
Una vez logrado el equilibrio, soportado en la opción de vida societaria; que nos ha permitido llegar
hasta el trazo del horizonte de procedimientos e instituciones en función de soportar la civilización.
Una vez adquiridas la noción y la praxis relacionadas con el quehacer colectivo y que devino en la
consolidación de los referentes inherentes a la humanización del consciente individual y colectivo.
Por caminos siempre de dificultad; como quiera que este equilibrio, acceder a él, ha sido una
apuesta por la vida. Soportando guerras, arrasamientos, aniquilaciones, etc. Decantando los logros
acumulados. En una constante depuración; en términos de efectuar una disección precisa de los
contenidos de los saberes acumulados. Habiendo soportado las ofensivas vulneradoras de poderes
paralelos asociados a la mixtura religión-conservadurismo. Habiendo efectuado, como lo hemos
hecho, acciones de profundo contenido transformador en casi todos los ámbitos. Habiendo sufrido
la persecución y exterminio, a nombre de la tradición y de la moral.
3. Nos encontramos con constantes que ejercen y han ejercido posturas y acciones de no
reconocimiento de las opciones de vida; ni de los avances en el proceso de validar insumos
mínimos de respeto y tolerancia. Han aparecido, en ese contexto, personajes perversos absolutos.
Sujetos que siguen atados a la prehistoria del quehacer social. Cuando, cada quien al garete,
efectuaba una interpretación individual de sus requerimientos. Y, posicionaba los mismos como
iconos para si. Sin reconocer a los otros y a las otras como sujetos con derechos. Simplemente,
porque la noción de derechos es punto de comienzo de la vida societaria.
Personajes nefandos, que han hecho de los suyos principios preeminentes que deben ser acatados.
Los Césares; los reyes de Occidente; los faraones; los papas; los Zares, Stalin, Hitler, Mussolini,
Franco, Ronald Reagan; los Bush; Álvaro Uribe, etc. Todos ellos en contravía de los logros
alcanzados en incesantes tropeles. Porque la historia ha conocido del día a día. De esos tejidos
sociales, individuales y colectivos, que se han ido consolidando a pesar de las guerras impulsadas
por esos y otros, también como ellos, perversos registradores de la destrucción de valores.
Construyendo aureolas en su alrededor. Como magos que convocan a la confusión; a la inversión
de la noción de verdad y de justeza. Garantes de la lucha por restaurar lo primario. Como cuando
éramos absorbidos por la dinámica de los proyectos de la naturaleza. En los cuales, ésta, imprimía
su marca. Ese tipo de sensación de impotencia, de temor, de soledad; nos acecha a cada paso;
ahora, cuando reviven los piratas vulneradores. Que imprimen, también, su marca. Chamanes que
delinquen con los principios; que convocan a santos oficios en procura de imponer sus instintos,
como figuras y posiciones; a partir de sus esquemas mentales, enfermizos. Delirantes. Su
significante es pariente de la desolación y de la ausencia de posibilidades libertarias. Su ética es la
barbarie. Su poder es la manipulación. A manera de mercaderes del trueque y la engañifa. Sin
ningún agregado de calidad humano; absolutamente ninguno.
Una escenografía que confunde al público. Como bufos que desorientan. Que crean horizontes
enfermizos; a partir de exhibir niveles de aceptación. En esto, Hitler y Mussolini fueron maestros y
a ellos les debe Álvaro Uribe sus fuentes teóricas y conceptuales. Pueblos enteros confundidos.
Masas vergonzantes que (como en el caso de Álvaro Uribe) permiten justificar todo tipo de
tropelías. Ese tipo de franjas de población que han claudicado en su dignidad; la han endosado al
mago manipulador.
Lo cierto es que tenemos todo el derecho, quienes no hemos claudicado, a convocar a la acción
consciente. Que nos permita acceder a la derrota del Emperador Pigmeo; que es esto en razón a su
incapacidad para percibir la vida a través del día a día que junta quehaceres. Todos ellos
emparentados con la vulneración de la vida y con sus soportes. Pigmeo que saldó su deuda con la
vida y con la dignidad inherente, por la vía de refrendar su compromiso con la muerte; por la vía de
cambiar la lógica que conduce a la verdad y venderla, ofrecerla y postularla como referente único
para la vigencia de su visión de democracia. Que es a la mentira, como el Sol es a las mañanas.