Las células B desempeñan un rol relevante en la patogenia de las enfermedades autoinmunitarias, estas se caracterizan por ejercer múltiples funciones celulares que se ven afectadas por mecanismos epigenéticos dando como resultado la actividad excesiva de las células B, la presentación de autoanticuerpos, la formación de centros germinales ectópicos y síntesis de citocinas proinflamatorias. El síndrome Sjögren se caracteriza por ser una enfermedad sistémica crónica de origen autoinmune que afecta tanto la función de las glándulas lagrimales como las salivales; las citocinas secretadas por las células B fomentan la hiperactividad crónica de linfocitos B que son autorreactivos, lo que conlleva a la muerte de las células epiteliales de las glándulas salivales. El objetivo de este artículo es comprender el papel primordial de los mecanismos inmunitarios de las células B en el síndrome de Sjögren y su contribución para el tratamiento terapéutico.
Material de apoyo, modulo psicologia de la personalidad
El rol de las células B en la enfermedad de Sjören y su perspectiva terapéuticapdf
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María José Vásquez Cedeño, Jorge Cañarte Alcívar; EL ROL DE LAS CÉLULAS B EN LA ENFERMEDAD DE SJÖREN Y SU PERSPECTIVA
TERAPÉUTICA
Catedra de Inmunología, Escuela de Medicina, Facultad Ciencias de la Salud. Universidad Técnica de Manabí.
UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MANABÍ
FACULTAD CIENCIAS DE LA SALUD
EL ROL DE LAS CÉLULAS B EN LA ENFERMEDAD DE SJÖREN Y SU
PERSPECTIVA TERAPÉUTICA
Autores: María José Vásquez Cedeño1
, Jorge Cañarte Alcívar2-3
1
Estudiante de la Escuela de Medicina. Facultad Ciencias de la Salud. Universidad Técnica de Manabí.
2
Docente Investigador. Facultad Ciencias de la Salud. Universidad Técnica de Manabí.
RESUMEN
Las células B desempeñan un rol relevante en la
patogenia de las enfermedades autoinmunitarias,
estas se caracterizan por ejercer múltiples
funciones celulares que se ven afectadas por
mecanismos epigenéticos dando como resultado
la actividad excesiva de las células B, la
presentación de autoanticuerpos, la formación de
centros germinales ectópicos y síntesis de
citocinas proinflamatorias. El síndrome Sjögren se
caracteriza por ser una enfermedad sistémica
crónica de origen autoinmune que afecta tanto la
función de las glándulas lagrimales como las
salivales; las citocinas secretadas por las células B
fomentan la hiperactividad crónica de linfocitos B
que son autorreactivos, lo que conlleva a la
muerte de las células epiteliales de las glándulas
salivales. El objetivo de este artículo es
comprender el papel primordial de los
mecanismos inmunitarios de las células B en el
síndrome de Sjögren y su contribución para el
tratamiento terapéutico.
Palabras claves
Células B, autoinmunidad, autoanticuerpos,
citocinas, síndrome Sjögren.
ABSTRACT
B cells perform a relevant role in the pathogenesis
of autoimmune diseases. They are characterized
by carrying out multiple cellular functions that are
affected by epigenetic mechanisms, resulting in
excessive B cell activity, the production of
autoantibodies, the formation of ectopic germinal
centers, and the synthesis of proinflammatory
cytokines. Sjögren's syndrome is characterized as
a chronic systemic autoimmune disease that
affects both the function of tear and salivary
glands. The cytokines secreted by B cells promote
chronic hyperactivity of self-reactive B
lymphocytes, leading to the death of epithelial
cells in the salivary glands. The objective of this
article is to understand the pivotal role of B cell
immune mechanisms in Sjögren's syndrome and
their contribution to therapeutic treatment.
INTRODUCCIÓN
El sistema inmunitario desempeña un papel
crucial en la protección contra microorganismos
patógenos. Está constituido por un conjunto de
células, tejidos y órganos que proporcionan
integridad y evitan posibles daños tisulares; no
obstante, en el caso del síndrome Sjögren (SS), el
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sistema inmunitario funciona de manera errada y
dirige sus defesas contra células sanas del
organismo provocando daños de manera
sistémica.1,2,3
La SS es una enfermedad que se caracteriza
patológicamente por el mal funcionamiento tanto
de las glándulas lagrimales como salivales.1
Se
considera que las células B son los mediadores de
la respuesta inmunitaria humoral y cumplen un
papel fundamental en el síndrome SS. Esto es
debido a la generación de autoanticuerpos,
citosinas (TNF y BAFF), lo que puede llevar a la
muerte de las celulas epiteliales CE; además, se
produce un aumento de infiltración de linfocitos
B en la glándula lagrimal.2,4
También se cree que la inmunidad innata se ve
afectada, dando lugar a una respuesta errada que
conlleva a enfermedades en los tejidos y, de
manera consecuente produce apoptosis de las CE
de las glándulas lagrimales y salivales.2,4,5
Existen
múltiples pruebas que consideran a las celulas B
como la célula más prometedora para el
tratamiento de estas enfermedades
autoinmunes.6,7
DESARROLLO
Síndrome Sjögren
Las enfermedades autoinmunes se distinguen
porque el sistema inmunológico identifica de
forma incorrecta a las células propias como
ajenas, lo que conduce a la generación de
autoanticuerpos que ocasionan daño al
organismo, tal como ocurre en el Síndrome de
Sjögren (SS).8
Esta afección se distingue por una invasión
excesiva de linfocitos y deterioro de los tejidos de
las glándulas exocrinas; también se observa la
generación de tejido linfoide ectópico en las
glándulas afectadas y los autoanticuerpos
proporcionados por los linfocitos B auto-
reactivos; lo cual constituye un rasgo distintivo de
la enfermedad.5,6
La supervivencia de estas
células autorreactivas esta asociados a los valores
elevados de BAFF en suero, debido a que, le
brinda un microambiente propicio en el sitio de la
patogenia.5
La presencia de autoanticuerpos
antinucleares (ANA) y la producción de interferón
(IFN) son otras características que identifican al
SS.4
Los receptores BCR, los receptores de citocinas y
los receptores tipo TLR están implicados en la
activación de las células B. La formación de
estructuras linfoides ectópicas involucra a las
células T, con niveles altos de IL7 y IFN gamma.9
Esta enfermedad produce
hipergammaglobulinemia y autoanticuerpos, los
cuales los que se consideran con características
inmunológicas significativas son los anti-Ro (-SSA)
y anti-La (-SSB)
Etiología y patogenia
La etiología del SS es desconocida; sin embargo,
los factores etiológicos están relacionados con
aspectos genéticos, hormonales y ambientales, lo
que lo vincula con procesos multifactoriales.3,10
Entre los factores ambientales se encuentran
relacionados el estrés, los fármacos, las
infecciones, las vacunas y se cree que los
implantes mamarios de silicona también se
encuentran involucrados.2,3
Es relevante señalar
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que se ha observado una correlación entre las
infecciones virales causadas por el Epstein-Barr
(VEB) y su aumento en la incidencia de SS en Brasil
durante el desarrollo de la pandemia de COVID-
19.3
Podría haber una conexión entre cambios en los
genes de antígenos leucocitarios humanos, ya
que podrían inducir un desequilibrio en tanto la
inmunidad innata como la adaptativa. Asimismo,
hallazgos recientes en los mecanismos
epigenéticos implicados incluyen marcadores
activos de histonas que se vinculan con variantes
de riesgo asociadas al SS.10
Algunos factores epigenéticos de prevalencia
mayor o menor generan las condiciones
necesarias para una patología autoinmune. En el
caso del SS, esto resulta en la hiperactividad de las
células B, debido a la activación equivocada del
sistema inmunológico innato y adaptativo. Estas
interacciones desencadenan una cascada de
señalización que involucra a INF1 e INF2, los
cuales son estimuladores de la proliferación de
linfocitos B. Además, existe una creciente
evidencia que indica que la metilación global del
ADN impacta en las células de las glándulas
salivales menores de manera destacada. 8,3,1
En los pacientes con SS, la pérdida de auto
tolerancia en las células B se refleja en la
presencia de células B en transición. Además, las
células B transicionales tipo 2, en conjunto con las
células B de la zona marginal, experimentan una
expansión y acumulación en las glándulas
salivales, lo que conduce a su destrucción.6
Los niveles en plasma de BAFF y la beta 2
microglobulina se encuentran relacionados con la
patogenia de la enfermedad. Las células B de
memoria CD27+ se encuentran disminuidos en
sangre periférica; expresan los receptores CXCR4
y CXCR5, lo cual facilita la infiltración de linfocitos
B en las glándulas inflamadas. Por otro lado, las
células epiteliales de las glándulas salivales
impulsan la diferenciación y supervivencia de las
células B, con la producción de citoquinas.4,5,6
Es importante destacar que diversos tipos de
células también están involucrados en pacientes
con SS, las células T foliculares presentan un
aumento tanto en el plasma como en las
glándulas salivales menores. Además, las células
dendríticas (CD) disminuyen en el flujo sanguíneo
y aumentan en la proximidad de las células
epiteliales de las glándulas salivales y lagrimales.
Asimismo, las CD contribuyen significativamente
a la formación de tejido linfoide ectópico. Por
último, los macrófagos muestran un incremento
en los tejidos afectados, mientras que las células
NK disminuyen tanto en el plasma como en su
función citotóxica.4
Epidemiología
La manifestación de esta enfermedad puede
darse en cualquier etapa de la vida, si bien es más
común en adultos alrededor de los 60 años. En
pacientes menores de 35 años, suele vincularse
con fiebres recurrentes y linfadenopatía,
mientras que, en casos raros de menores de 10
años, está relacionada con inflamación recurrente
de la glándula parótida. El diagnóstico se realiza
ocho veces con mayor frecuencia en mujeres que
en hombres; no obstante, se observa que los
hombres presentan casos más graves, con un
porcentaje de mortalidad más alto.3
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La prevalencia de esta enfermedad es de
alrededor del 0,5%, y su incidencia es de
aproximadamente 4,98–8,86 por cada 100.000
personas por año. En términos de diagnóstico
según el origen étnico, se presenta con mayor
frecuencia en afroamericanos, seguidos por
europeos e hispanos.1,3,11
Manifestaciones clínicas
Las manifestaciones clínicas se presentan de
manera sistémica; es decir en distintos órganos
que pueden ocasionar incapacidad. 9
Síntomas Secos y en glándulas.
• Xeroftalmía (queratólisis y escleritis)
• Queratoconjuntivitis sicca
• Xerostomía (dificultad para masticar y
hablar)
• Sequedad vaginal (dispareunia)
• Hinchazón en la glándula parótida
Manifestaciones cutáneas.
• Xerosis cutis
• Presencia de eritema anular está
relacionada con la detección de
autoanticuerpos anti-Ro/SS-A y/o anti-
La/SS-B.
• Prurito
• Vasculitis (leucocitoclástica, urticaria)
• Lupus eritematoso cutáneo subagudo
• Fenómeno de Raynaud 10% a 20% de los
casos
Manifestaciones en los tejidos serosos.
• Serositis
• Pericarditis
• Pleuritis
Manifestaciones pulmonares.
• Tos seca
• Enfermedad pulmonar intersticial
• Infecciones respiratorias
Manifestaciones renales.
• Nefritis túbulo-intersticial
• Glomerulonefritis
membranoproliferativa.
Manifestaciones hepáticas.
• Valores elevados de enzimas hepáticas
(hepatitis autoinmune y colangitis biliar
primaria)
Manifestaciones articulares y musculares.
• Artritis
Manifestación neuropsiquiátrica
• Mono/polineuropatía
• Neuromielitis
• Hipotensión ortostática
• Depresión
• Ansiedad
Diagnóstico
Se complica debido a la variabilidad en los
síntomas, que pueden abarcar desde sequedad
en los ojos y la boca hasta manifestaciones
sistémicas, con diferentes niveles de severidad.
Para establecer el diagnóstico, se emplean
principalmente los criterios de clasificación del
Grupo de Consenso Americano-Europeo.10,11
Estos criterios exigen la presencia de al menos
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una prueba que indique un proceso autoinmune
relacionado con el SS. Esto puede ser la detección
de autoanticuerpos anti-Ro/SSA o anti-La/SSB en
el suero sanguíneo, los cuales son comunes en
personas con SS. Además, los anticuerpos
antinucleares (ANA) están presentes en hasta el
85% de los pacientes y el factor reumatoide (FR) a
menudo también son positivos en esta condición
o la identificación de sialoadenitis linfocítica focal,
que se refiere a la presencia de conglomerados
densos de linfocitos en tejido de biopsia de
glándula salival.1,11
Tratamiento
En la actualidad, no existe un tratamiento
definitivo para el (SS), por lo que el enfoque se
centra en aliviar los síntomas de la falta de
secreción de las glándulas exocrinas y en
controlar las manifestaciones adicionales de la
enfermedad. El manejo integral de los pacientes
con SS requiere un enfoque multidisciplinario que
involucre a diversos profesionales de la salud,
como médicos de familia, inmunólogos clínicos,
reumatólogos, oftalmólogos,
otorrinolaringólogos y odontólogos.1,3
Para controlar la enfermedad, se busca utilizar
corticosteroides en las dosis mínimas necesarias y
durante el tiempo requerido para lograr la
mejoría. Los fármacos inmunosupresores
también se consideran como opciones para
reducir la dependencia de los esteroides. Algunos
enfoques se centran en las células B, como el
rituximab, que agota estas células, y
medicamentos como epratuzumab y belimumab
que han demostrado reducir la sequedad, fatiga y
dolor en pacientes con formas graves y
resistentes del SS.7,12,13
Las células madre mesenquimales (MSC) tienen
un poderoso efecto en la modulación del sistema
inmunológico, al inhibir respuestas inmunitarias
específicas y regular positivamente otras. Su
capacidad de influir tanto en el sistema
inmunológico innato como en el adaptativo
sugiere que podrían considerarse como una
opción de tratamiento terapéutico para ciertos
pacientes con SS .2,7
DISCUSIÓN
Los linfocitos B desempeñan múltiples funciones
que son alteradas por mecanismos epigenéticos,
lo que lleva a la actividad excesiva de estas células
y a la producción de autoanticuerpos, citocinas
proinflamatorias y la formación de centros
germinales ectópicos. En el SS, las células B
contribuyen a la hiperactividad crónica de
linfocitos B autorreactivos, resultando en daño a
las glándulas salivales. Se discute cómo las células
B también están relacionadas con la inmunidad
innata y cómo factores genéticos, hormonales y
ambientales pueden influir en la etiología de la
enfermedad. Además, se exploran los posibles
tratamientos, desde corticosteroides hasta
terapias dirigidas a células B y células madre
mesenquimales como una opción prometedora.
CONCLUSIÓN
Las células B desempeñan un papel central en la
enfermedad de Sjögren, contribuyendo a la
cascada de eventos que resultan en disfunción
glandular y manifestaciones sistémicas. Aunque
el síndrome carece de un tratamiento definitivo,
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enfoques multidisciplinarios buscan aliviar los
síntomas y controlar la enfermedad. La terapia
dirigida a las células B, como el uso de rituximab y
otras opciones inmunomoduladoras, muestra
potencial para reducir la hiperactividad celular y
mitigar los síntomas. Además, las células madre
mesenquimales emergen como una alternativa
terapéutica promisoria debido a su capacidad de
modular la respuesta inmunológica. Se requiere
una mayor investigación para comprender
plenamente los mecanismos involucrados y
desarrollar enfoques terapéuticos más efectivos
para esta enfermedad autoinmune compleja.
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