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1
SEMINARIO I: “JUNG Y LA RUPTURA DE LA ILUSIÓN CIVILIZATORIA”
José Manuel Bezanilla
María Amparo Miranda-Salazar
Marigena Viveros-Loyola
Noviembre 2021
2
SEMINARIO I: “JUNG Y LA RUPTURA DE LA ILUSIÓN CIVILIZATORIA”
Primera edición, 2021
Investigaciones del Inconsciente
Psicología y Educación Integral A.C.
Viaducto Miguel Alemán 144. Col. Piedad Narvarte, Benito Juárez México.
El contenido de esta obra es responsabilidad de los autores.
Se permite la reproducción parcial del contenido de la presente obra dando crédito a
los autores.
Elaborado en México.
3
CONTENIDO
I. LA ILUSIÓN CIVILIZATORIA ...............................................................................................................6
II. SOBRE EL INCONSCIENTE, EL ALMA Y LO ARCAICO....................................................................... 24
II. LA CUESTIÓN DEL MAL.................................................................................................................. 39
IV. REFLEXIONES EN TORNO AL ALMA Y LA TIERRA.............................................................................. 55
V. REFLEXIONES EN TORNO AL HOMBRE ARCAICO Y AL HOMBRE MODERNO .................................... 79
VI. LA IRRUPCIÓN DE LO SINIESTRO Y LA LUCHA CON LA SOMBRA...................................................... 87
VII. AUTOCOMPRENSIÓN Y AUTOCONOCIMIENTO ............................................................................ 101
VIII. SOBRE EL PRESENTE Y EL FUTURO............................................................................................... 113
XIX. LA CAJA DE PANDORA: Sobre los mitos modernos...................................................................... 122
AUTORES ............................................................................................................................................. 134
4
PREFACIO
Este libro surge de los trabajos realizados dentro del Seminario
“Investigaciones del Inconsciente”, que tiene como objeto fundamental realizar una
revisión sistemática de la obra completa del psiquiátra y psicólogo suizo Carl Gustav
Jung.
En este sentido, los trabajos parten de las reflexiones realizadas tras la revisión
del tomo 10 de la obra completa de Jung. Este se caracteriza por los escritos culturales
y sociales realizados por el autor, en los que particularmente aborda la situación
psíquica de la humanidad durante los años que le toco vivir del siglo XX.
Nombramos la “Ilusión Civilizatoria” esa creencia de la humanidad en la que
asumimos que hemos trascendido o superado nuestra animal naturaleza instintiva a
partir de los “progresos” racionales alcanzados a partir de los tiempos de la Ilustración,
y hasta los sorprendentes desarrollos tecnológicos que atestiguamos durante los
primeros veinte años del siglo XXI.
Nos acercamos a dos temas fundamentales para comprender la evolución
psíquica y cultural de la humanidad, la psique arcaica, entendida como aquella que es
antigua, primitiva y se encuentra ligada estrechamente a la naturaleza y la cuestión
del mal, problema que ha aquejado a la humanidad y los sistemas religiosos desde
hace milenos.
Posteriormente abordamos la relación de la psique con la tierra, especialmente
porque aquella desde la perspectiva de Jung es un fenómeno natural que es
indisociable del proceso natural evolutivo y vital de la humanidad, por lo que la tierra
y el territorio tienen una profunda relación simbólica con las impagenes y contenidos
que emergen de la psique inconsciente.
Posteriormente transitamos por un ejercicio reflexivo y comparativo entre las
manifestaciones de la prique arcaica y primitiva, y la cosmovisión del “hombre
moderno”, así mismo nos acercamos las manifestaciones de lo siniestro que en estos
tiempos hemos experimentado, especialmente en la lucha con la sombra y la
necesidad de asumirla e integrarla a nosotros mismos como un camino para lograr la
5
integración psíquica, y así encaminarnos hacia la individuación, una individuación
dentro de los grupos pequeños de referencia para no caer en la masificación
normalizante.
Abordamos la imperiosa necesidad de asumir la responsabilidad del proceso
de autoconcimiento, arrebatando al Estado y los grupos masificantes el poder de
determinar nuestra postura ética, así como los preceptos morales, ya que según Jung,
esteserá el único camino para trascender este doloroso contexto de violencia
estructural.
Finalmente nos aproximamos a los nuevos mitos, a las nuevas proyecciones
de la necesidad de salvación, donde el sentido interno queda relegado en favor de la
técnica y la tecnología, en contra del sentido ético que deviene del contacto con la
potencia vital subjetiva.
México, octubre de 2021
.
6
I. LA ILUSIÓN CIVILIZATORIA
¿Qué entendemos como la ilusión civilizatoria? la ilusión civilizatoria surge a
partir de lo que se ha nombrado como el Gran Paradigma Occidental (GPO), este fue
desarrollado a partir de que históricamente se articularon las ideas de René Descartes,
Isaac Newton y Augusto Comte, este paradigma se sostiene a partir de la estructura
moral, es decir, su brújula moral es la Iglesia Católica, el desarrollo de la economía de
consumo y la revolución industria. Dos conceptos centrales del GPO son el progreso
y el desarrollo, reflejados en la ilusión de que el ser humano ha controlado y
domesticado la naturaleza física externa y anímica interna del hombre ser humano.
Consideramos que el pensamiento de Jung en torno a los procesos socio-
culturales, nos servirá como un espejo y unos anteojos para mirar y profundizar en el
espíritu de los tiempos que hoy vivimos.
Jung, durante un periodo muy importante de su vida reflexionó sobre el
inconsciente colectivo y el estado psíquico de la humanidad, a partir de atestiguar las
acciones del hombre contra si mismo y contra el planeta. Vivió las dos grandes
guerras, las revoluciones rusa y china, así como la invasión al Tíbet. Observó con
atención los efectos individuales de la gran depresión, el surgimiento de totalitarismos
(nacismo, el fascismo y bolcheviquismo), así como la masificación del ser humano con
la consecuente pérdida de individualidad. Fue testigo de la de-colonización africana y
los últimos países americanos, del terrorífico poder destructivo de la energía nuclear,
de la guerra fría y los intentos de manipulación colectiva por medio de la propaganda,
del control mental con el proyecto MK Ultra, la guerra psicológica y el profundo daño
al medio ambiente. Esto lo llevó a pensar en la posibilidad de la extinción de la
humanidad por mano propia.
Jung tenía una posición relativamente cómoda y privilegiada, ya que al ser un
ciudadano católico, con poder económico en una nación neutral, tuvo la estabilidad
para analizar las razones de los fenómenos culturales y la alienación del ser humano
de sus fundamentos naturales.
Jung le habló a aquellas personas que se habían sumergido en una ideología
auto contradictoria; le impacto del nazismo, particularmente su capacidad para instalar
y alimentar el terror desde la perspectiva institucional. Esto es para nosotros en
América Latina algo conocido; hemos vivido eventos muy duros y trágicos a partir de
las dictaduras, la Escuela de las Américas y el Plan Condor, de las guerras en el
7
Salvador, Guatemala, además de los eventos de Tlatelolco, de Aguas Blancas, de
Ayotzinapa, etc.; donde el Estado mexicano y las
Instituciones se han volcado contra los ciudadanos; eventos que nos han enfrentado
con lo sórdido y lo siniestro.
El contexto que Jung observó no ha cambiado y nos encontramos mucho más
cerca del precipicio hacia la destrucción; recientemente se han publicado noticias que
refieren el inicio de la sexta gran extinción de las especies que será muy difícil de
revertir, además del calentamiento global y el deterioro de las condiciones de vida;
pareciera que enfrentamos una la profunda “anómia” social e institucional, la
degeneración del sistema de normas jurídicas y morales. Esta emergencia del terror
obedece a la pérdida del control simbólico interno y externo, de la armonía, la ley y el
contacto de nosotros mismos, con lo profundo y elemental de la humanidad -con el
sentido de la vida-.
Uno de los temas que nos permitiría acercarnos a una comprensión más clara
y profunda de estos fenómenos, gira sobre la relación entre la psique del hombre
arcaico y la del hombre moderno; sus diferencias y profundas similitudes.
A la primera gran guerra se le nombró como la que acabaría con todas las
guerras, aquella que movilizaría las masas y las voluntades; se pensó que
proporcionaría una regeneración moral, que la humanidad sería renovada y que esas
atrocidades no volverían a pasar. Esta guerra mostró como el racionalismo
materialista que no necesitaba un dios, se evaporó en una nube de gas mostaza; rodo
por los suelos el culto al racionalismo y la creencia de que era la parte más elevada
de la evolución; los sobrevivientes de aquella estupidez se encontraron en el vacío
ante el colapso de sus referentes y sistemas de creencias donde se tenía cierta
certeza sobre lo bueno o lo malo, se tenía claridad sobre el sistema; al terminar la
guerra la gente se encontró desamparada, sin claridad sobre el sentido de lo humano.
¿Qué ocurrió con la humanidad después de la guerra?, ¿En estos momentos
cómo nos encontramos? ¿Dónde estamos? ¿Qué está pasando con nosotros? ¿Qué
ocurre con los movimientos de derecha que se están reposicionando en Sudamérica?
¿Qué ocurre con los gravísimos eventos de violencia observados en México
cotidianamente? ¿Qué está pasando con la humanidad que tiene que salir huyendo
de su casa, de su terreno, de su territorio para buscar un nuevo estilo de vida? ¿Qué
está pasando con este planeta dónde estamos al borde de la extinción y seguimos
tratando de acumular riquezas a costa de la explotación? son preguntas trascendentes
8
con las cuales quiero que nos centremos, es muy importante que reflexionemos y
observemos como hemos caído en una devastación importante.
La guerra quebró el ideal del “progreso” humano, esta idea sobre la que se
sostenía el Gran Paradigma Occidental comenzó a fragmentarse, a quebrarse, lo que
llevó a la búsqueda de nuevos conceptos, de nuevos referentes y nuevas preguntas:
¿Qué es el hombre? ¿Qué es el bien?, ¿Qué es el mal?, ¿Qué es la espiritualidad?
El periodo entre las guerras detonó una gran actividad cultural, artística,
filosófica y científica en Europa. Las personas buscaban una nueva trascendencia de
lo humano, de la humanidad; en este tiempo (1918) Jung sale del profundo
abatimiento que le generó la ruptura con Freud (1913); fueron cinco años en los que
Jung tuvo un profundo proceso de introspección, iniciándose se investigación personal
sobre los contenidos del inconsciente; de este periodo surgió el Libro Rojo que en
algún otro momento exploraremos y trabajaremos. Jung vislumbró la configuración del
inconsciente colectivo vinculado a una profunda visión histórica, por lo que comenzó
a rastrear cómo se han manifestado los diversos símbolos de la psique humana, se
enfrentó de manera profunda con el estado psíquico en que quedó Europa después
de la primera guerra, particularmente la crisis de la iglesia católica, que mostró una
significativa incapacidad para controlar la destructividad del hombre, de ahí que se
pregunte: ¿Qué pasó con este sistema moral que no tuvo los elementos para controlar,
contener y refrenar, la tremenda devastación que se causó el hombre a sí mismo
durante la guerra?
Jung observó lo ocurrido en los países germanos a partir de 1918, llama la
atención sobre el estado psíquico de los pueblos vencidos tras la Primera Guerra
Mundial; detectó una efervescencia, el surgimiento de algunos signos de inquietud
anímica.
Reflexionó sobre el surgimiento de lo que llamo la “Bestia Rubia” (Wotan) a
partir del regreso a un vitalismo en el Romanticismo alemán y la glorificación del
pueblo, de la masa; el inicio de la glorificación en la nación alemana. Observó como
en periodos de crisis profunda, en los que se han perdido los referentes se buscan
nuevos soportes. Señala Jung que estos fenómenos no fueron leídos por el
Psicoanálisis del Freud ni la Psicología Individual de Adler; ya que ellos al ser judíos,
provenir de una sociedad evolucionada y estar domesticados, no tenían contacto con
las fuerzas de la tierra y con la barbarie vikinga que había quedado guardada y
mutilada desde la implantación del catolicismo en Alemania; una barbarie que nutre
los nacionalismos totalitarios, que se inicia con las revoluciones rusa y china, así como
9
las fallidas maniobras para sofocarlo. Observó que, a partir de esta masificación, el
culto por la raza y la tendencia masificadora, comienza a perderse el individuo, le
preocupa la masificación normalizante de las sociedades industriales y el estereotipo
del obrero, así como el desarraigo del campo. En estos tiempos observamos signos
similares, con extendidos movimientos de protesta social, así como el endurecimiento
de los discursos nacionalistas y las confrontaciones al interior de los países.
Jung escribió sobre la barbarie que surgía después de la Primera Gran Guerra
en el pueblo alemán, señales que hoy observamos en Europa y Estados Unidos, el
surgimiento de movimientos ultranacionalistas de derecha que pretenden reivindicar
a los ancestros que les dieron gloria.
En 1923 Jung describió el surgimiento de una corriente “neopagana”1, una
búsqueda en las regiones germanas de la reivindicación de las religiones antiguas.
Nosotros no hemos estado ajenos a estos procesos, ya que somos testigos del
surgimiento de un “neo-indigenismo”, un culto sobre la “mexicanidad originaria”.
Consideramos que el acercamiento a las raíces ancestrales no es necesariamente
malo, pero sí todo extremo o radicalismo puede ser peligroso debido a sus tendencias
excluyentes y totalitarias. Señaló que, a partir de la crisis espiritual tras la derrota en
la primera gran guerra, los alemanes se sintieron devastados y desesperanzados.
1
Rico-Barraza, C. (2016). Historia y Folklore vivos: la influencia de los medios en la cultura participativa.
Universidad de Salamanca. Consultado el 5 de noviembre de 2020 en:
https://gredos.usal.es/bitstream/handle/10366/132428/TG_RicoBarraza_Historia.pdf?sequence=1isAllowed=y
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10
Al interior de nuestra alma va creciendo un sentimiento de desesperanza,
tenemos miedo de salir a la calle, a la barbarie de la delincuencia y a la violencia;
resentimos la incapacidad de las instituciones para garantizar nuestros derechos y
cumplir con su función. Esta desorientación se manifiesta en la búsqueda insistente
de respuestas en el pensamiento oriental; como lo hemos vivido nosotros desde la
década de los 90. Buscamos respuestas en la cultura oriental que es milenaria y que
al parecer ha estado ajena las vicisitudes de la humanidad; ya que como dijo Jung:
“anteayer cuando chocó con el cristianismo romano la raza germánica estaba al final
del polídemonismo y en los inicios del politeísmo, pero aún no había un verdadero
sacerdocio ni un culto establecido. Los dioses fueron abatidos con los robles de
“Wotan” y sobre sus tocones se injertó el cristianismo, incompatible por haber nacido
de un monoteísmo de nivel de civilización muy superior”. Es decir que los pueblos
germánicos estaban en una situación de barbarie, de salvajismo cuando se implantó
el catolicismo que ya se había alejado del animismo por el culto al ser humano, al
hombre que heroicamente se sacrificó por el perdón de los pecados, en este proceso
se avasalló el espíritu arcaico tradicional.
11
Prosigue Jung “…el hombre germánico está enfermo por esta amputación.
Tengo buenas razones para pensar que todo lo que hagamos para pensar sobre el
presente, debe partir de muy abajo, donde se encuentran los demonios naturales
decapitados… es imposible progresar directamente a partir de nuestro actual nivel de
civilización, si no recibimos un complemento de fuerzas provenientes de nuestra raíz
primitiva… debemos cavar para descender hasta el fondo primitivo y así, del conflicto
entre contemporáneo civilizado y el primitivo germánico nacerá aquello que
necesitamos, es decir, una nueva experiencia de Dios. Necesitamos las tinieblas, así
como el temor que inspiran, para permitirnos saber qué es la luz”.
Estas palabras de Jung son relevantes porque no están lejos del contexto
actual, de violencia, desesperanza y pobreza masiva donde además la iglesia católica
a partir de las históricas demandas de pederastia su sistema de creencias moral se
ve cuestionado seriamente, y entonces este Dios al que rezamos, que nos
proporcionaba un sentido trascendente de vida ya no tiene potencia, lo que nos lleva
a buscar en nuestro interior estas raíces primitivas, el contacto con el hombre profundo
que está en contacto con lo primigenio natural.
En América Latina la mayoría de la población es mestiza, por lo que cuando
profundizamos en nuestros referentes históricos primitivos como dice Jung, nos
topamos con la conquista, con la colonia y entonces podemos rastrear nuestros
referentes hasta los griegos y romanos; hasta el clasicismo. No obstante, estos
referentes no nos hacen mucho sentido ya que estamos construyendo un proceso de
descolonización que pretende rescatar lo originario de este territorio. Un ejercicio
importante para construir un pensamiento americano es el que realizan en el espacio
llamado “Disenso” del canal “TLV1
(https://www.youtube.com/user/CanalTLV1/search?query=Disenso).
Entonces, ¿Dónde estamos parados?, ¿hoy tenemos necesidad de reconciliar
la psique indígena violada por el conquistador europeo para reconfigurar nuestro
mundo interior?, ¿es eso posible?, ¿podemos lograrlo?, ¿cuál es el significado de
estos demonios que deambulan entre nosotros, de estos monstruos que van por las
calles desapareciendo, decapitando y descuartizando personas?2 3, ¿qué significa
esta emergencia de lo siniestro en nuestra cotidianeidad?
2
https://adondevanlosdesaparecidos.org/
3
https://www.infobae.com/america/mexico/2020/11/05/atroz-crimen-en-cdmx-como-fueron-las-ultimas-horas-
de-los-menores-descuartizados-y-transportados-en-un-diablito/
12
Jung observó durante la primera mitad del siglo XX la transformación de los
roles de género; esto es muy importante porque ahora estamos observando un ultra
feminismo y nuevas formas de relación humana a partir del ingreso de las mujeres al
campo laboral en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, esto propició el control sobre
su vida, sobre sus recursos económicos; a partir del desarrollo de los anticonceptivos
también adquirieron control sobre su cuerpo, lo que les propició autonomía de
movimiento, de sustento y sobre su maternidad4.
Después de la Primera Guerra Mundial surgió el culto al cuerpo, a la belleza, a
la juventud y otros signos de liberación, inició el agrietamiento del gran paradigma
occidental. Posteriormente el mundo se vio sacudido por la gran depresión, una
profunda crisis del capitalismo que reventó las ilusiones postmodernas; se quebró la
“modernidad”, se devastó el “progreso” que se había tenido, nos despedimos del
supuesto fin de la historia que auguraba un destino firme y perenne para la democracia
burguesa; esta época se encontraba matizada por lo políticamente correcto, por los
ideales narcisistas y el buen vivir; pero en el fondo, detrás de esta ilusión coexistía
plenamente el capitalismo, un capitalismo rapaz, salvaje y la dominación masculina.
En este sentido y a la luz de los últimos acontecimientos sociales y políticos
observamos profundas grietas en el Gran Paradigma Occidental y el neoliberalismo
salvaje, que no han perdido toda su potencia y siguen operando; así, por ejemplo,
podemos pensar que el capitalismo y el patriarcado constituyen una pareja que no
pueden pensarse la una sin la otra, el capitalismo pretende el control y dominio
económico; esta lógica proviene del pensamiento patriarcal.
En 1954 Jung consideró que el hombre moderno era prisionero de un presente
ahistórico enfrentando los problemas del desarraigo de la tradición y las exigencias
del ultramaterialismo-capitalista, lo que han corroborado Sartré5, Morin6, Castells y
Bauman7 entre otros. Pareciera que hoy vivimos una nueva masificación, un nuevo
adiestramiento disciplinario8, una nueva alienación tecnológica, de la que me parece
acertada la reflexión que nos propone la película The Matrix9, donde nos vemos
conectados a la red permanentemente y sin ella nuestra vida no tiene sentido.
4
Castells, M. (1996). La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Vol. 1. México
siglo XXI.
5
Sartre, J. (2011). La nausea. Alianza Editorial.
6
Morin, E. (2006). El Método IV: Las ideas. Editorial Cátedra.
7
Bauman, Z. (2015). Modernidad líquida. Fondo de Cultura Económica.
8
Foucault, M. (1975/1992). Vigilar y castigar: Nacimiento de la prisión. Madrid: Siglo XXI
9
Silver, J. (productor); Wachowsky, L.; Wachowsky, L. (directoras). (1999) The Matrix. [Cinta
cinematográfica]. Estados Unidos y Australia.: Village Roadshow Pictures, Warner Bros y Silver Pictures.
13
Para Jung, la gran guerra dio al traste con los valores cristianos, se perdió la
capacidad explicativa trascendental de la Iglesia Cristiana, los diez mandamientos
perdieron su capacodad para encausar la conducta y pareciera que el capital se volvió
el nuevo dios; ahora el nuevo dios es internet, Google y Facebook; ya que a pesar de
más de dos milenios de cristianismo, al parecer éste no tuvo los elementos simbólicos
para tramitar los impulsos destructivos del hombre, mientras que los intentos de
reformación y de reconstrucción de la iglesia no han sido suficientes.
¿Habrá sido esta consideración de Jung en la mitad del siglo XX una primera
evidencia de la fractura de la “Ilusión Civilizatoria”?; se dieron los movimientos de
liberación sexual, los movimientos estudiantiles ante el estallido de la brutalidad entre
las naciones cristianas ¿cómo es que los países cristianos dónde el mandamiento
único del cristianismo es amarás a tu prójimo como a ti mismo, dónde plantea la nueva
alianza, la reforma de los mandamientos de Moisés son los países más bárbaros y
más salvajes, son los países que mantienen una dolorosa guerra con los países
árabes y que han tolerado el genocidio que se da en Palestina, sobre todo por esta
incansable rapacidad capitalista neoliberal? Jung lo nombró la incansable rapacidad
de la nación aria pero ahora los estados están rebasados y son las
megacorporaciones las que tienen el poder.
Repudia Jung la farsa del misionerismo; desde la época de la primera guerra
se dio el asistencialismo cristiano, un falso altruismo. Actualmente existen instancias
con gran poder económico que financian organizaciones sociales y se vuelven
operadores de discursos capitalistas e imperialistas, ya que si bien impulsan algunas
causas que valen la pena, nada es gratis todo obedece a una lógica; y estos
“altruismos” pretenden el imperialismo y control ideológico.
Jung se pregunta si hemos olvidado que somos parte de una gran alma, una
misma especie y un mismo planeta donde compartimos nuestra existencia; nos
diferenciamos en manifestaciones culturales y el espacio geográfico, pero
esencialmente somos hermanos. Pertenecemos a una gran alma que Jung nombra
“inconsciente colectivo”, en el que a partir de su naturaleza y contenidos nos
encontramos estrechamente conectados a la psique primitiva que ha evolucionado
junto con la especie humana.
Jung habló de un complejo cultural o nacional; una psicopatología nacional, una
patología de la cultura ante la pérdida de referentes; señaló que si existiera este
complejo cultural o nacional podríamos encontrarlo en los vestigios primitivos. Critica
el acelerado tiempo de la modernidad; ahora tiene sentido el nuevo estilo de vida de
14
los millennials; Zygmunt Bauman nombró como la modernidad líquida10, la vida
líquida11, la familia líquida12, o el amor líquido13; lo desarraigado, tiempos acelerados
que oprimen y generan un nuevo malestar en la cultura14, lo que provoca inquietud y
movilidad, el intento de un regreso a la interioridad, al contacto con lo primigenio.
Desde nuestra perspectiva no necesariamente hay un regreso a la interioridad
individual, muchas personas emprenden la huida refugiándose en la web, en las
redes, permaneciendo aisladas de la propia psique y los referentes profundos; se
genera una escisión y la escisión genera una contra voluntad; otra personalidad, un
complejo que configura un “no-yo”, que puede tomar una forma destructiva, puede
manifestarse con imágenes de monstruos o demonios; esta escisión de lo humano,
se manifiesta en la profunda devastación que tenemos en el planeta, con la
masificación de la pobreza y la profunda violencia en la que vivimos actualmente en
América Latina, particularmente en México; dónde continuamente se superan los
registros de delitos de alto impacto, asesinatos y personas desparecidas; lo siniestro
y el demonio han penetrado nuestra cotidianidad, vivimos cercanos a la muerte. Jung
advirtió seriamente sobre el peligro de una psicología sin alma, de una psicología
instrumental solo enfocada en medir y controlar a lo humano, alejada del sentido
trascendente del hombre; no nos referimos al misticismo, el esoterismo o la magia;
sino al contacto del ser humano con la naturaleza y consigo mismo, a este ser humano
donde a partir de su vida armónica con la naturaleza puede generar transformaciones
creativas; Jung señaló que esta psicología sin alma orientada al híper-materialismo
racional no tiene un serio fundamento ético y un principio de contacto con lo humano.
Un elemento que debe tenerse presente es la negación de la realidad psíquica,
lo que tendrá consecuencias que se manifestarán en el mundo, ya que como dice
Jung: “ … las catástrofes dantescas que nos amenazan no son procesos elementales
de índole física o biológica sino acontecimientos psíquicos, enfrentamos epidemias
psíquicas y en cualquier instante millones de hombres pueden ser atacados por una
nueva locura que nos llevaría a una nueva devastación el Dios del terror vive en el
alma”; todos los seres humanos tenemos en potencia el mal en nuestro corazón, no
estamos alejados ni separados de él.
10
Op. Cit.
11
Bauman, Z. (2013) La vida líquida. Buenos Aires, Argentina Paidos.
12
Díaz, B. (11 de octubre de 2012) El concepto de la familia líquida. El Tiempo Blogs.
https://blogs.eltiempo.com/padres-del-hoy/2012/10/11/el-concepto-de-la-familia-liquida/
13
Bauman, Z. (2005). Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. Madrid, España: Fondo de
Cultura Económica.
14
Suárez, H; Zubillaga, V y Bajoit, G. (coordinadores) (2012). El nuevo malestar en la cultura. México:
Instituto de Investigaciones Sociales de la unam.
15
Jung considera que parte de la solución para prevenir las “epidemias psíquicas”
es el “cuidado de la persona” como un ente individual; pero no un “individualismo”,
sino un sujeto autoconsciente que por medio de su pertenencia a grupos pequeños
autogestivos, realice su aportación a la consciencia colectiva; esto será posible
prestando atención a su mundo interno, a las cosas cercanas y cotidianas, aquellas
que son simples y sencillas y aparentemente insignificantes. En este sentido, cuanto
más pequeña es la personalidad, es decir poco desarrollada, será más dependiente
del ambiente y existen más posibilidades que sea absorbida por la psique colectiva,
es decir masificada y diluida en la densidad de la masa. En este punto es pertinente
preguntarnos si ¿podrá ser el grupo y la familia a partir de sus referentes co-
inconscientes15 de identidad un filtro contra esta disolución?
Cuando se produce la disolución del individuo, la voz interior es reemplazada
por la voz de la masa, quedando a merced de la necesidad colectiva; entonces vemos
cardúmenes, manadas de seres humanos, caravanas migrantes que atraviesan el
territorio mexicano movidas por la necesidad de huir de la violencia, de buscar formas
para satisfacer sus necesidades vitales, ya que finalmente la alienación que Jung vio
no ha sido superada, se ha recrudecido, por lo que podría considerarse que nos
encontramos en una regresión del hombre a un estado de civilización arcaica
primigenia, al estado donde los seres humanos vivíamos como en una colmena en
una mente colectiva, en la “participation mystique”16, dentro de una psique colectiva.
La “participation mystique” describe una forma de identificación psicológica
inconsciente con objetos y otras personas, generando un fuerte vínculo con él o lo
otro. En los tiempos actuales, se refiere a una pérdida de la identidad y la
individualidad; implicaría la masificación del pensamiento, es decir un pensamiento
colectivo. El hombre arcaico proyectaba sus contenidos psíquicos sobre la naturaleza,
mientras que el hombre moderno la destierra de su interior para dominarla. Jung
considera que los periodos demónicos o espiritistas de la humanidad, constituían
fenómenos de proyección del temor que generaba la inconmensurabilidad,
incontrolabilidad, la impredictibilidad de la naturaleza; mientras que el hombre
moderno ha desterrado su alma para pretender dominarla, cosa que ya comprobamos
errónea.
15
Bezanilla, J y Miranda, M. (2019) Socionomía familiar: Una mirada compleja. Mauricio. Editorial Académica
Española.
16
Lévy-Bruhl, L. (2003). El alma primitiva. Barcelona: Península.
16
Ante la “Ilustración” y el “progreso” tecnológico, pensamos que habíamos
alcanzado un alto nivel civilizatorio, pero hoy vemos que esto no es más que una
ilusión, que los supuestos avances se nos revierten; lo atestiguamos en las profundas
crisis y movimientos sociales a nivel global, en los cuestionamientos hacia las
instituciones civiles y religiosas, en la emergencia de “lideres” políticos que no son
más que la expresión de la sombra que había sido reprimida o suprimida; pero más
importante en el profundo deterioro de nuestro medio ambiente que nos confronta con
la posible extinción de la vida humana en este planeta; por ello decimos que hoy
enfrentamos la “Ruptura de la Ilusión Civilizatoria”.
Pensamos que habíamos desterrado a los demonios, pero ahora se nos ha
manifestado el salvaje que se encontraba reprimido. Los primitivos mantenían una
relación con los instintos, mientras que en la modernidad pensábamos que a partir de
nuestro nivel civilizatorio podíamos prescindir de ellos ya que éramos más cultos, que
nos encontrábamos en otro nivel de consciencia al haber alcanzado la luna,
descubierto la energía nuclear y el código genético; pero somos incapaces de percibir
nuestra voz interior, ya que esto sería la clave para la construcción de proceso de
individuación y para prevenir la disolución del sujeto en la masa. La masificación del
sujeto propicia la manifestación compensatoria de los contenidos del inconsciente,
mismos que toman formas grotescas y siniestras ya que van cargados de lo negado
y reprimido, de lo que permanece en la sombra. Estos contenidos cuando se
manifiestan en un número importante de personas pueden generar la emergencia de
una figura que los encarna y les da materialidad, un sujeto mesiánico que no es más
que un reflejo de la necesidad y carencia colectiva.
Cobra vigencia lo señalado por Jung cuando dijo “nuestro presente es una de
esas épocas de escisión y enfermedad”; lo más preocupante es que a más de 70 años
de haber mencionado esto, pareciera que nos encontramos peor, la sociedad humana
ha acrecentado la disociación de la naturaleza y de nosotros mismos; pareciera que
nos dirigimos al Universo 25 desarrollado por John Calhoum17. Hoy vemos un
incremento significativo de síntomas psicológicos, especialmente de ansiedad y
depresión, lo que sería un indicativo de que algo no está funcionando, un intento
compensatorio del inconsciente. En este punto es pertinente preguntarnos si ¿estas
nuevas catástrofes llevarán a la humanidad a un nuevo nivel de conciencia?
17
https://www.youtube.com/watch?v=0Z760XNy4VM
17
Jung reflexionó sobre cómo las tendencias masificantes, los “ismos”, por
ejemplo, Nazismo, Fascismo, Comunismo, Socialismo, Ambientalismo, Machismo,
Feminismo, Activismo, etc.; configuran las condiciones para lo que él llamó la
catástrofe, donde se disuelve el individuo en las profundidades de la masa y se
propicia la emergencia de una figura arquetípica bizarra, un personaje, caudillo o
dirigente que conjuga los aspectos de la colectividad que han permanecido en la
sombra, moviéndose miles de personas de manera catártica en función de la descarga
impulsiva de contenidos primitivos.
Imagen tomada del NY Times18
En la imagen de arriba observamos como una marcha feminista con concluye
en un circulo de danzantes en torno a un fuego, lo que nos remite a arcaicos ritos en
que los miembros de una tribu danzaban en circulo en torno al fuego para convocar a
los espíritus ya sea para la cacería o la guerra.
18
Villegas, P. (10 de marzo de 2020) Las mujeres de México toman las calles para protestar contra la violencia.
New York Times. https://www.nytimes.com/es/2020/03/10/espanol/mexico-paro-mujeres-protestas.html
18
Señala Jung que durante el primer tercio del siglo XX se dio una turbulenta
dinámica en la que se recompuso el imperio germánico, se conformó el estado
soviético, lo que no es muy alejado con los conflictos internacionales que hemos
atestiguado en los últimos años en Libia, Siria, Israel o Armenia, el debilitamiento del
imperio Norte Americano y el reordenamiento de un mundo multipolar. Incluso se ha
observado la reconfiguración de lo que se conoció como la “Escuela de las Américas”,
reorientando su influencia sobre el continente disfrazada de apoyos para el desarrollo
o realizando golpes de estado “blandos”19 como lo ocurrido en Brasil20, Honduras,
Paraguay, Bolivia21 o Perú22.
En 1920, después de la primera guerra y para castigar a Alemania se creó la
Sociedad de las Naciones, esta instancia evolucionó a la Organización de las
Naciones Unidas (ONU)23, que ahora se encuentra seriamente cuestionada al no
haber podido prevenir las terribles guerras que se han dado durante la segunda mitad
del siglo XX y lo que llevamos del XXI: Vietnam, Afganistán, los Balcanes, Irak, Libia,
Siria, Albania, etc.
Durante sus viajes a Túnez y Argelia, Jung observó el deterioro del espíritu
europeo, señalando que “el europeo está convencido de no ser lo que fue en la
antigüedad sin saber lo que ha llegado a ser, el reloj le dice que de manera fortuita el
tiempo lo ha penetrado desde la edad media, arrebatándole lo irreparable”. Esto nos
lleva a preguntarnos ¿hoy donde nos encontramos?, ¿en que nos hemos convertido?
19
Rios-Vera, J. (2018) Tres etapas del golpe “blando” en Brasil. Hacia una rearticulación social del capital.
Revista de Ciencias Sociales, DS-FCS, vol. 31, n.º 43. En: http://www.scielo.edu.uy/pdf/rcs/v31n43/1688-4981-
rcs-31-43-183.pdf
20
https://www.celag.org/wp-content/uploads/2016/07/Seguir-leyendo-1.pdf
21
https://www.elsaltodiario.com/america-latina/brasil-bolivia-golpes-blandos-golpes-bajos
22
https://www.eldiariodecarlospaz.com.ar/mundo/2020/11/10/peruotro-ensayo-de-golpe-blando-101854.html
23
https://www.nytimes.com/es/2016/09/21/espanol/fracasos-y-exitos-de-la-onu-una-breve-evaluacion-de-un-
organismo-bajo-presion-constante.html
19
Europa se enfrentaba a la devastación de haberlo perdido todo en la primera
guerra mundial, mientras que en 1923 Alemania vivió el llamado “año inhumano”, tras
una devaluación donde se perdieron los ahorros, se desvaneció la economía y se
estuvo a punto de caer en la hambruna. No estamos lejos de esto, la tensión social
generalizada, el endurecimiento de los discursos políticos, el surgimiento de sujetos
mesiánicos gobernando países; atestiguamos como sujetos autoritarios toman
decisiones sobre el pueblo; somos testigos del creciente conflicto entre derecha e
izquierda, donde los gobiernos tienden a recrudecer la violencia represora y a los pies
de una profunda crisis económica global.
El sentimiento de crisis generalizada provocó las radicalizaciones políticas, eso
lo vio Jung antes de la década de los 30 en el siglo XX, y parece que el contexto se
repite, reivindicando lo dicho por Marx al hablar de lo cíclico de la historia. Jung se dio
cuenta del surgimiento del fascismo, del nazismo, del comunismo, de la polarización
y masificación, mencionando: “el dios del terror anda suelto proliferan los bandos
paramilitares sostenidos por los gobiernos”.
Jung interpreta que los movimientos radicales eran intentos colectivos por
establecer orden ante la proliferación del sentimiento de desesperanza; pareciera que
hoy se esparce nuevamente este sentimiento, por lo que resurge la búsqueda del
orden, la erradicación de la corrupción y la pacificación; los países se rearman, se
cierran las fronteras, se endurece la xenofobia y se construyen muros físicos,
20
administrativos y simbólicos; se militariza la “seguridad” y se pretende “desaparecer”
al “otro” adversario, oponente o disidente.
En una entrevista durante una visita a Alemania en junio de 1933 manifestó:
“temo que nada pueda salvarlos, corren hacia la catástrofe, sólo podremos intentar
ayudarlos el mayor tiempo posible”; ¿hoy transitamos la misma ruta?; y añadió
“cuando reina una confusión total se necesita una visión global si no podemos ser
barridos inconscientemente por los acontecimientos, pues los movimientos de las
masas tienen la peculiaridad de dominar al individuo mediante la sugestión colectiva
y volverla inconsciente, el desarrollo del individuo es particularmente necesario en
nuestros días, el verdadero dirigente es el que tiene el coraje de ser él mismo”.
¿Tenemos hoy una visión global, una perspectiva de largo aliento sobre la
humanidad y su contexto?; pareciera que nos dirigimos hacia la autodestrucción y se
observan gérmenes de la reacción del poder y sus discursos.
21
Jung publicó “Wotan” en 1936, su lectura sobre el régimen Nazi como la
manifestación colectiva de un “arquetipo”, lo interpretó como una psicosis colectiva
derivada de un proceso de regresión masiva. En Harvard criticó fuertemente todas las
formas de política, señalando que “los políticos son meros síntomas del inconsciente
y no una cura para los males sociales”. Concordamos con esta afirmación, ¿Cómo
podemos confiar en un sujeto que aspira a tener poder sobre los otros?; ellos, -los
políticos- se justifican diciendo que quieren servir a su país y a las personas, pero en
realidad solo se sirven a ellos mismos, satisfacen su necesidad de poder. Dice Jung:
“nos cuidamos de contagiarnos de enfermedades corporales (de infecciones, de la
influenza, del sarampión que está resurgiendo) pero estamos expresamente
desprotegidos ante las enfermedades mentales colectivas”.
Hoy enfrentamos una profunda crisis humana, la pandemia de COVID-19 ha
mostrado las deficiencias y limitaciones del sistema-mundo que construimos en torno
a la lógica del capital y el consumo, dejando de lado a la vida, a la naturaleza y al ser
humano que condensa la inteligencia universal, por ello es pertinente llamar al
profundo diálogo interior con el hombre de 2 millones de años con este hombre que
está en el interior de cada uno para conocer esta profundidad, para conocer esta esta
raíz apegada a la tierra. Cuando Jung fue entrevistado por el New York Times, se
refería al hundimiento espiritual tras la primera guerra mundial, pero nos parece que
este llamado a la escucha profunda y ejercicio integrativa es más vigente que nunca.
Parece que enfrentamos una época similar a las que enfrentó la humanidad
ante el deterioro de la “idea” de Roma cuando se importó el culto a Mithra, o el
desgaste del discurso de la iglesia católica para tramitar simbólicamente los impulsos
arcaicos del inconsciente, lo que en distintos momentos ha impulsado la búsqueda de
referentes simbólicos que permitan realizar esta tarea; han resurgido las escuelas
“espirituales”, las logias de conocimiento y el refugió en prácticas espirituales
originarias u orientales.
Nuestra lógica técnico-materialista ha traído elementos maravillosos de
aplicación tecnológica, pero como todo -al menos en este universo que conocemos-
ha traído una parte oscura que ha permanecido invisible, nos ha atado al mercado y
a lo que ocurre en la pantalla, en una “extraversión forzada”24, propiciando la
unilateralidad que nos ha distanciado del inconsciente y sus acontecimientos. En Yale
(1937), Jung señaló que observaba que las potencias arquetípicas no encontraban
24
Comunicación directa Ada Marcos 2020.
22
figuras que las contuvieran y canalizaran, que esto resultaba de la pérdida del símbolo,
o como lo dijo Nietzche, “la muerte de Dios”. Hoy vemos demonios que se manifiestan
(al menos en México) como una exacerbada violencia, bandas delincuenciales que
dominan significativas porciones del territorio donde desaparecen, asesinan,
extorsionan y cometen todo tipo de delitos en total impunidad; aunque consideramos
que no es el único lugar, ya que a nivel global hay un significativo movimiento de estos
aspectos barbáricos de la humanidad; vemos los éxodos africanos hacia Europa o las
caravanas migrantes que parten de Centroamérica pretendiendo llegar a Estados
Unidos.
Otra muestra de esta grieta entre la consciencia “moderna” y el inconsciente
profundo es la tendencia masificadora de los llamados movimientos activistas, lo que
Jung llamó “ismos”; el identificó el “Nazismo”, “Comunismo” y “Socialismo”; estos
ligados a una clara tendencia político-ideológica; hoy encontramos el “animalismo”,
“activismo”, “ambientalismo”, “derechohumanismo”, “feminismo” y “machismo”. En
este punto es posible que se nos mal entienda, ¡claro! que es necesario visibilizar y
denunciar las aberraciones de nuestro sistema mundo, lo que queremos señalar es
23
que, en muchas ocasiones, estos movimientos con causa legitima, se convierten en
discursos dogmáticos, que fortalecen la masificación en una psique colectiva -la
participación mística-, recrudeciendo la brecha interna que motivó la búsqueda en un
principio. Uno de los indicadores de la alienación de la individualidad y la absorción
de la psique colectiva es la radicalidad, la replicación de la misma violencia que se
pretende combatir, la exacerbación de la unilateralidad que impide la mirada y
escucha del “otro”; por eso pensamos que es mejor vivir una vida coherente aunque
sea errónea que vivir en el limbo, que vivir perdidos en la confusión de la esperanza
de una salvación inexistente, una salvación proveniente del exterior; pareciera que
hoy reina la confusión sobre nosotros mismos.
Jung manifestó que en un sueño comprendió que la “civilización cristiana”
estaba en peligro; nos parece que hoy ha colapsado, necesitamos la de-construcción
y reconstrucción de nuestro sistema mundo, la conformación de nuevas formas de
experiencia espiritual que permita la expresión de lo arcaico profundo que se ha
mantenido suprimido, una nueva vivencia que de lugar a los impulsos profundos que
revelan el sentido individual que siempre tenderá a ser compartido con el otro.
Restablecer la dignidad de la labor y el mandato interior, que permita poner a raya y
configurarse como un opuesto que equilibre las demandas del mercado y la
tecnología.
En plena guerra Jung se vuelve hacia su interior, a la vida sencilla, a preparar
sus alimentos, a cortar la leña, a estar en contacto más con la tierra, decía que la edad
del progreso había destruido la cultura espiritual, que el excesivo “progreso” hacia lo
externo generó una anticultura que fracturó la continuidad histórica y propició que el
hombre tuviera un retorno al barbarismo. Apeló a la madurez espiritual y a la
responsabilidad individual; pero ¿realmente podemos invocar la “madurez espiritual”?
cuando al menos en los últimos cien años venimos del adoctrinamiento y de la
explotación por parte de las instituciones que debieran conducir y facilitar la vida, las
instituciones civiles se han convertido en las primeras violentadoras, mientras que las
espirituales atentan contra el futuro pederasticamente o son negocios que explotan la
catarsis generada por sus intentos confesionales que pretenden que la gente “pare de
sufrir”; entonces ¿Cómo podemos realizar un resurgimiento de lo humano?, ¿Cómo
reconectar con el sentido trascendente de la humanidad?
24
II. SOBRE EL INCONSCIENTE, EL ALMA Y LO ARCAICO
La noción de inconsciente puede sonar como algo místico o metafísico, una
concepción que esotéricos y ocultistas han pretendido emplear para cubrir con un velo
de “cientificismo” sus especulaciones.
Para Jung1, lo Inconsciente es el fundamento para los experimentos de
asociación, así como para la observación de las manifestaciones psíquicas dentro de
la práctica clínica. Los estudios sistemáticos de la vida anímica comenzaron en
Francia, con los estudios de Ribot, Binet y Janet.
En ocasiones se tiene una concepción errónea de lo que es la “ciencia” y lo que
implica para la producción de conocimiento. Para el Diccionario de la Real Academia
Española, “ciencia”2 (Del lat. scientia.) significa “Conjunto de conocimientos obtenidos
mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados…”. Por
ello no todo saber o conocimiento deviene de lo que es tangible, medible y
cuantificable.
Para Laplanche y Pontalis (2013)3, el Inconsciente en su primera acepción,
remite a un adjetivo que se emplea para connotar los contenidos psíquicos que se
encuentran fuera del actual campo de la consciencia, mientras que en un sentido
“tópico”, “designa uno de los sistemas definidos por Freud dentro del marco de su
primera teoría del aparato psíquico; está constituido por contenidos reprimidos, a los
que ha sido rehusado el acceso al sistema preconsclente-consciente por la acción de
la represión”.
Refiere Jung, que a partir de los “estudios experimentales” la noción de
Inconsciente adquirió una tonalidad científico-cultural, otorgándole validez más allá del
método clínico, dejando patente que, aunque los contenidos psíquicos hubieran sido
reprimidos o sustraídos de la consciencia, estos siguen existiendo y ejercen un influjo
sobre los procesos conscientes, los afectos e incluso el comportamiento.
Los postulados de la escuela vienesa, y particularmente de Freud, asignaban
un valor determinante a la sexualidad sobre la dinámica psíquica, reduciendo las
manifestaciones y contenidos del inconsciente a deseos que han sido insatisfechos y
que por su naturaleza son intolerables o inaceptables para la consciencia y el sistema
moral de la cultura en que el sujeto se encuentra inmerso.
1
Jung, C.G. (2001) Civilización en transición. Vólumen 10, Obra completa Editorial Trotta, Barcelona
2
https://dle.rae.es/ciencia
3
Laplanche, J. y Pontalis, J. (2013). Diccionario de psicoanálisis. Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
Argentina: Paidós
25
Para Jung, la sexualidad posee una significativa potencia organizadora en torno
a lo corporal, con ramificaciones profundas en la psique que se conectan con los
orígenes y el futuro de la humanidad, por lo que, si bien no tiene como la alimentación
una relación directa con la supervivencia del sujeto, si lo ata con la continuidad de la
especie; ambas funciones tienen un origen arcaico, aunque naturalezas distintas.
A diferencia de la nutrición, la sexualidad se encuentra sometida a una
reglamentación moral, a estrictas regulaciones y códigos sobre su ejercicio y
expresión, lo que le confiere fuertes cargas de interés y afecto. La culturización de la
sexualidad, la ha desviado de su natural expresión, propiciando en torno a ella la
constelación de puntos deficientes de adaptación. Para Jung, la psique es una
instancia natural, que mantiene una relación directa con el sustrato natural, por lo que
los instintos y la necesidad de su satisfacción le confieren un significativo cumulo de
energía que la dinamiza y le permite su manifestación.
En este sentido, Jung considera que la teoría freudiana ha circunscrito los
fenómenos emergentes del Inconsciente a la sexualidad, reduciendo a una sola
expresión la multiplicidad de expresiones vitales; de ahí que la noción de sexualidad
ha sido sobre estirada, por lo que una concepción más pertinente para categorizar la
vitalidad y su dinamismo es “Eros”. Una expresión elemental de deseo que puede caer
solo en lo carnal primigenio o ser elevado a un sentido trascendente del amor que
puede actuar como potente fuerza generadora.
Si bien la teoría psicoanalítica se sienta principalmente sobre la teoría sexual,
Jung considera que no es posible demostrar que la sexualidad sea el impulso
26
fundamental de la psique; ya que al ser esta una entidad compleja que alberga todos
los aspectos de la variabilidad vital humana, puede abordársele desde distintas
perspectivas ya que posee amplios y profundos enigmas, que requieren un amplio
campo de estudio y abordajes inter, trans y multi disciplinario. Desde principios del
siglo XX las ciencias naturales han evolucionado al empleo de concepciones
energéticas, homeostáticas, holónicas y cuánticas, como perspectivas de
acercamiento más profundo a los fenómenos del mundo; es en este sentido que
resulta pertinente considerar una magnitud energética como expresión de la psique.
Jung propone que, al quantum básico de energía psíquica, se le denomine
“libido”, partiendo de su significado clásico como “deseo ardiente”, considerando que
esta concepción tiene suficiente potencia teórica para explicar los procesos dinámicos
de la psique. La noción de “libido” permite trascender las explicaciones religioso-
espiritualistas para identificar contenidos psíquicos como manifestaciones que son
distintas al “Yo” y si son incompatibles con la orientación de este son susceptibles de
ser reprimidos o suprimidos.
Jung plantea que, para acercarnos al conocimiento del inconsciente, es
necesario tener una perspectiva amplia, que vaya más allá y no se encuentre limitada
exclusivamente por la noción de sexualidad; por ello considera que la aproximación
energética a los contenidos psíquicos que se encuentran fuera de la consciencia es la
más pertinente; ya que la intensidad energética continua operando activamente en la
sombra.
Es importante tener presente que las vivencias que devienen del proceso de
desarrollo dejan huella y sus efectos pueden reconocerse no obstante que se hayan
olvidado; estos materiales se mantienen a nivel del “inconsciente personal”, ya que
provienen de la construcción biográfica individual.
Dice Jung, que cuando un contenido, afecto o vivencia pasan a lo inconsciente,
es recibido por el “racimo de complejos” que se mantienen en la sombra, formándose
a partir de estos, conexiones significantes que son susceptibles de ser reprimidas o
emerger a la consciencia como ocurrencias. Dalmiro Bustos (1985)4 desarrolló la
noción de “racimos” o “cluster” para explicar la manera en que durante el proceso de
desarrollo se agrupan distintos tipos o características de roles. Tomamos prestada
esta noción, para hablar de racimos de complejos, ya que al decir Jung5 que un
4
Bustos, D. M. (1985). Nuevos rumbos en psicoterapia psicodramática. Individual, parejas y grupo en función
social. La Plata, Buenos Aires: Momento.
5
Jung, C. G. (2004). Consideraciones generales sobre la teoría de los complejos. Obra completa. Volumen 8.
La dinámica de lo inconsciente. Madrid: Editorial Trotta.
27
complejo es la “imagen” de una situación psíquica determinada que se encuentra
acentuada desde una perspectiva emocional, podemos considerar que diferentes
imágenes o representaciones se agrupen o articulen en torno aun un afecto o carga
afectiva.
Estos contenidos articulados en torno a los complejos se encuentran en el
orden del inconsciente personal, referentes biográficos que en algún momento
estuvieron en la consciencia de manera explícita o subliminal y por alguna razón
salieron del campo de esta y quedaron adheridos a un complejo de representación
afectivamente acentuado. Si bien un número significativos contenidos que emergen
del inconsciente puede atribuirse al nivel del inconsciente personal, existen algunos
que tienen raíces más profundas, y poseen significaciones míticas y trascendentes; y
cuando se realiza su análisis o elaboración, no pueden encontrarse referentes de
estos dentro de la biografía individual, por lo que Jung considera que “provienen de
las estructuras cerebrales heredadas por medio de los procesos evolutivos”6.
Es fundamental comprender que el ser humano del Antropoceno es producto
de un largo camino evolutivo, por lo que el cerebro es el resultado de este proceso y
da cuenta de él, como lo hacen todas las estructuras corporales; así mismo, la psique
es una manifestación holográfica del proceso evolutivo, que si bien se asienta en el
cuerpo, gran parte de su funcionamiento es independiente y tiene sus vías propias
para manifestarse.
Las imágenes míticas o suprapersonales que devienen del inconsciente
profundo, son las que conocen al “hombre que ha sido siempre” y que tiene más de
dos millones de años, al hombre mito y que tiene acceso a todos los conocimientos
almacenados en el código genético de la especie. Cuando un sujeto establece relación
con el Inconsciente Colectivo y sus contenidos, se da un ensanchamiento de la
consciencia, accediendo a percepciones y referentes que van más allá del “Yo” y el
proceso biográfico individual.
Poder acceder a los saberes y conocimientos almacenados en el Inconsciente
Colectivo, implica la muerte simbólica del ser humano atado al mundo externo y
determinado por los discursos masificados de la “Ilusión Civilizatoria”, para permitir el
nacimiento del héroe mítico que enfrenta su sombra y la trasciende regresando al
mundo con una fuerza vital renovada y una consciencia amplificada. Ya que solo a
partir del sacrificio del hombre como es hoy, será posible alcanzar al hombre que es.
6
Jung, C.G. (2001) Civilización en transición. Vólumen 10, Obra completa Editorial Trotta, Barcelona
28
Las imágenes míticas, son representaciones simbólicas de la potencia vital,
indican las distintas posibilidades para el discurrir del sentido y el proceso de
integración existencial; ya que el Inconsciente Colectivo es un fondo sobre el que se
puede reconocer la función y capacidad adaptativa de la consciencia.
Merece la pena considerar que a partir de nuestra presente construcción mental
y representacional, actualmente que todo lo que tiene valor para la psique, es lo que
se recoge de la función adaptativa de la consciencia, aquellos elementos que sirven
para funcionar en el contexto global contemporaneo; mientras que todo aquello que
se considera moralmente inadecuado o que no tiene una aplicación adaptativa
inmediata, deviene del fondo oscuro de las sombras, fantasmas y demonios, que
exigen rituales y ceremonias para su apaciguamiento.
Podríamos pensar que hoy somos hombres modernos que hemos salido del
misticismo y el animismo, que las creencias en seres y fenómenos sobre naturales es
algo arcaico, primitivo y que solo los ignorantes “creen” en su influjo, pero la realidad
es que estas imágenes permanecen en la sombra del inconsciente y emergen
espontánea y arbitrariamente, generando el mismo efecto que tenían en los primitivos,
por ello son más concurridos los puestos de los brujos o curanderos, de los tarotistas
o los astrólogos que los consultorios de los analistas o los centros de meditación. Es
más fácil acudir con el brujo para que con su “poder” se resuelvan mis problemas, que
asumir la responsabilidad de mi proceso vital y el sentido de mi existencia.
Cuando vivimos alienados de nuestro inconsciente, los complejos toman vida
propia, se cargan con la energía de los afectos que han sido negados o reprimidos y
se manifiestan como fenómenos que pueblan la oscuridad de nuestra habitación,
reflejando aquello que ha sido negado, reprimido o suprimido durante la vigilia. Se
transforman en los retornados, los muertos vivientes, los “reveants”. Una secuela del
desbordamiento de la vida diurna que no debe ser despreciado, ya que, al ser una
manifestación viva de la psique, también encierra imperativos que deben ser
atendidos, de ahí la necesidad ritualista y religiosa.
Estas manifestaciones del Inconsciente Colectivo devienen de más de 5 mil
años de evolución humana, y si bien los periodos temporales suelen ser imprecisos,
no hace más de 60 generaciones éramos nómadas primitivos.
29
Dice Jung, que estamos cubiertos por una sutil capa de pátina civilizatoria, pero
que en el fondo y ante la menor grieta o desequilibrio aflora el primitivo, más profundo
y consistente. Es en estas capas primitivas, junto con los instintos donde reside el
Inconsciente Colectivo.
La colonización cristiana generó una ruptura histórica que alienó a los
originarios de sus mitos y referentes simbólicos, las iglesias se construyeron sobre los
templos y se pretendió suprimir de la noche a la mañana los ritos, pretendiendo con
30
el bien supremo, el “summum bonum”, hacerlo apto para la “ilustración cultural” y ser
dotado de “alma”. Nuestra raíz indígena quedó sumergida en la sombra en espera de
su reivindicación, acumulando energía de los complejos históricos.
Cuando nuestro sistema social, religioso e institucional entran en crisis, se
revela de manera grotesca y salvaje la psique indígena originaria, aquella que ha
permanecido en las catacumbas de las iglesias excluida del desarrollo, alcanza las
estructuras sociales y se vuelca contra si misma expresando la violencia de la que ha
sido objeto y que fue el instrumento civilizatorio.
¿Qué ha pasado con nosotros? Hemos construido un país de desaparecidos,
donde no hay verdad, justicia ni reparación; donde la “autoridad” hace como que busca
y las madres arañan la tierra con sus manos para buscar a sus hijos.
Esto, nos lleva a hablar y pensar sobre el misterio de la Tierra, donde en México
y muchos otros países del continente se encuentra enterrada la “verdad”.
La Tierra, el territorio donde se nace, tiene poderosa influencia sobre el cuerpo
y la psique, el clima, el suelo, los alimentos e incluso los minerales determinan una
forma particular de relación con la tierra; Jung refiere por ejemplo que, en los Estados
Unidos de Norte América, se ha observado una transformación lingüística, alimentaria
31
e incluso fisonómica en no más de dos generaciones de inmigrantes; señala que “cada
suelo tiene sus misterios” y refleja su influencia profundamente en la psique y el cuerpo
de quienes lo habitan. ¿Cuál es el significado de los fenómenos que hoy enfrentamos?
La profunda violencia contra nosotros mismos, el deterioro ambiental y el cambio
climático, la pandemia de COVID-19 y la gripe aviar H5N8 que recientemente ha
pasado a los humanos. Señala Jung que “para la psique [arcaica], estas explicaciones
simplificadas, resultan insatisfactorias, ya que ellas llevan en el interior un bárbaro
auténtico, que no tolera bromas ni es entretenido”.
En este punto es pertinente preguntarnos ¿Qué hemos aprendido de lo que
generamos en nuestro mundo? Las dos grandes guerras, el permanente conflicto en
Medio Oriente y los más de 10 años de guerra civil en Siria, el calentamiento global
que ha llevado a desastrosos fenómenos naturales, un contexto de deterioro social y
violencia constante en Latinoamérica, y ahora una pandemia viral y económica que
nos recuerdan lo cíclico de la historia, y que la aproximación a los contenidos del
Inconsciente debe realizarse de manera seria, alejados de interpretaciones chistosas
o grotescas.
¿De dónde proviene esta corrupción y violencia contra nosotros mismos?
Octavio Paz en el “Laberinto de la Soledad”, plantea una profunda reflexión sobre la
naturaleza y constitución del mexicano actual. Paz lo plantea como el producto de un
32
largo proceso de mestizaje, que le otorgan condiciones psicológicas, morales,
culturales e históricas particulares. Trata de abordar el macro del pueblo mexicano,
como sujeto histórico colectivo, con el único objetivo de poder concebir una identidad
nacional.
La cuestión del Inconsciente, sus contenidos y su capacidad compensatoria, es
algo que debe tomarse muy en serio, ya que la enorme presión social y moral para el
bien que impone el orden instaurado por la iglesia católica, pone de manifiesto los
contenidos de la sombra que fueron suprimidas o reprimidas y ahora están
reclamando un lugar.
Pareciera que hoy el discurso confesional del catolicismo ha perdido la fuerza
moral para el bien, cuando algunos de sus jerarcas se han enriquecido, un importante
número de sus representantes han cometido pederastia y las autoridades los han
protegido; además de que en nuestras profundidades, parecieran existir raíces
originarias prehispánicas que pueden agarrarnos desde abajo. Hoy se revela algo que
se había mantenido en silencio y se ha acumulado silenciosamente en nuestro interior,
debido a la unilateralidad de la construcción paradigmática de la consciencia que ha
excluido y alienado lo profundo de la participación vital.
33
Es fundamental tener presente que tanto en los contenidos de la consciencia
como en los del inconsciente, existe una profunda relación de equilibrio y
compensación, por lo que su dinámica y sentido pueden coincidir cuando hay una
aproximación al optimo vital; de ahí que entre menos unilateral sea la actitud
consciente y más cercana se encuentre al optimo vital, menor será la actividad
autónoma compensatoria del inconsciente, ya que como afirmó Jung: “Cuando un
hombre camina por la senda en la que integra sus anhelos conscientes con el sentido
de las profundidades de su ser, tanto en lo individual como en lo colectivo, no habrá
lugar para hablar de la emergencia de lo inconsciente”.
Pareciera que ante acontecimientos tan ominosos y confusos como los que
enfrentamos en los albores de la segunda década del siglo XXI, nos hemos visto
llamados a buscar en las profundidades de nuestra alma la respuesta a preguntas que
los discursos institucionales y de “poder” no pueden responder, hemos visto la
materialización del mal7 y el resurgimiento de fuerzas primitivas que hoy sabemos
provienen desde el inconsciente.
El resurgimiento de las manifestaciones de lo profundo primitivo ha conducido
en occidente a intentos por elevar estos contenidos desde perspectivas “gnóstico
7
En el próximo capítulo tocaremos este tema.
34
eclécticas” como logias y sociedades secretas. También han surgido las escuelas
“científicas”, que intentan proporcionar una base autorizada de los fenómeno del
inconsciente, pretendiendo medirlo e incluso circunscribirlo a un subproducto de la
actividad cerebral, fenómenos que se hacen accesibles mediante la hipnosis, los
sueños y los ritos tradicionales.
No son casuales los momentos en que la humanidad ha entrado en procesos
colectivos de introspección, estos pueden rastrearse en la historia y contienen un
sentido que favorecerá la evolución de la consciencia colectiva. Ejemplos de estos
procesos los constituye la configuración del cristianismo o la Revolución Francesa.
¿Será que en estos momentos estamos enfrentando un quiebre que deviene en
revolución, y podría llevarnos a una Re-evolución?
Hoy enfrentamos un quiebre paradigmático, similar al que se enfrentó el Imperio
Romano, donde sus dioses junto con su discurso civilizatorio perdieron potencia para
explicar los fenómenos y transformaciones del mundo, sus habitantes comenzaron a
importar deidades y prácticas orientales, que resultaban más eficaces; la Ley perdió
su potencia simbólica para tramitar los contenidos del inconsciente, con lo que
emergieron de él cosas de una remota y arcaica profundidad.
Hoy, tanto en la práctica clínica como en muchos aspectos de la cotidianeidad
observamos síntomas que reflejan una renegación a la “domesticación” disciplinaria
implantada por el orden civilizatorio, como si este fuera el sello del espíritu de los
tiempos.
Lo inconsciente representa algo dudoso que nos lleva a cuestionar sobre la
proporción y la medida en que “nosotros somos el mundo” o el “mundo somos
nosotros”. El inconsciente está lejos de ser una hipótesis teórica o una especulación,
es real y sus efectos y manifestaciones son ponderables y visibles en el mundo, le
presenta al sujeto una realidad paralela o alterna al mundo de la consciencia, como si
el sujeto viviera entre dos mundos; así la imagen del mundo exterior, nos permite
entender todo como un producto objetivo resultado de las fuerzas físicas y fisiológicas,
mientras que el mundo interno, nos muestra su sentido de forma trascendente y
subliminal, ya que la imagen del mundo que nos proporciona el inconsciente es de
orden mitológico.
Aún persisten en nosotros vestigios de las “representaciones colectivas” y la
“participación mística”, por ello en lugar de comprender las imágenes que provienen
del inconsciente como representaciones holográficas de los impulsos instintivos, aun
pensamos estar sujetos a las intenciones de dioses y demonios, de espíritus y
35
elementales. En nuestro interior prevalece el conflicto entre estos dos mundos, donde
uno insulta a la razón y el otro al sentimiento. Durante siglos hemos querido
integrarlas, con peores y mejores resultados.
Un componente fundamental de la dinámica psíquica es el “símbolo”8; para
Jung “es la expresión de algo que no puede ser caracterizado de mejor manera. El
símbolo está vivo mientras permanezca preñado de significado”; no obstante, por
medio de una adecuada hermenéutica, se puede develar el sentido de la
representación constelada.
Resalta Jung, que la simbolización y la compensación son las cualidades más
importantes del inconsciente, ya que la simbolización permite dotar de
representabilidad a los contenidos psíquicos, mientras que la compensación es la
función de equilibrio y autorregulación de la psique y el organismo. Es importante tener
presente que los impulsos y los deseos pueden ser inaceptables o disruptivos durante
la racionalidad cotidiana, motivo por el que recurrimos de manera inconsciente a lo
que Freud nombro supresión y represión9; como ya mencionamos, los contenidos
excluidos de la consciencia conforman complejos, que se van reuniendo en torno a la
8
Jung, C.G. (2013) Tipos Psicológicos. Vólumen 6, Obra completa Editorial Trotta, Barcelona.
9
Freud, S., Freud, S.,  Freud, S. (1987). La interpretación de los sueños. Buenos Aires: Amorrortu.
36
represión y adquieren una dimensión que afecta la capacidad del Yo para mediar la
acumulación de afectos en torno a las representaciones significantes.
Lo Inconsciente como instancia va mucho más allá que las figuras personales
que tienen un origen biográfico; es fuente oscura de instinto e intuición; contiene la
imagen del hombre como ha sido siempre y es el origen de fuerzas naturales que la
“racionalidad” y la “buena moral” no son capaces de despertar para generar un
profundo movimiento en la humanidad y que esta transite hacia un nuevo estadio de
consciencia y creatividad colectiva.
No debemos renegar o pretender escapar del inconsciente y sus
manifestaciones, ya que este no es el contrario u oponente de la consciencia, y si es
un complemento compensatorio que puede aportar recursos para romper con las
posiciones unilaterales. El inconsciente al ser una instancia de naturaleza vital es
autónomo a la consciencia, posé una fuerza ctónica primigenia aunque su potencia se
ha visto debilitada debido a las escisiones o mutilaciones que se dan en el contexto
civilizatorio actual.
El ser humano al percatarse de la necesidad de conducir las fuerzas instintivas,
generó la religión como una instancia mediadora para recibir y tramitar las potencias
provenientes del inconsciente, otorgando forma y contenido por medio de sus
símbolos e imágenes representativas; es en este sentido, que la actitud religiosa
supone una ayuda artificial consciente que favorece y facilita el influjo del inconsciente,
dotándole de amplio valor a su función compensatoria.
Es por medio de los dogmas y los ritos que giran en torno a concepciones
fuertemente cargados de afecto que se le otorga contenido al inconsciente, valores
que en sí mismo no posee pero que puede llegar a adquirir de manera espontánea,
aunque de forma desagradable o disruptiva al haberse activado de manera forzada la
función compensatoria.
Entonces, cuando los contenidos del inconsciente han sido reprimidos o
suprimidos, estos se acumulan en torno a representaciones cargadas de afecto que,
eventualmente influirán sobre la consciencia de forma regularmente espontánea,
molesta y disruptiva; es decir como síntomas más o menos significativos de falta de
ajuste y conflicto interior. Es en estos momentos cuando los primitivos asumían que
estaban siendo poseídos o perseguidos por espíritus y demonios, de ahí que recurrían
a ritos y conjuros para calmar o ahuyentar estas presencias “super” o “supra”
humanas.
37
Los símbolos tienen potencia representativa y orientadora, ya que de otro modo
simplemente serían figuras vacías y sin sentido. Los símbolos poseen una naturaleza
compleja ya que se conforma de elementos conscientes e inconscientes; los símbolos
vivos pueden substanciarse y sintetizar elementos fundamentales del inconsciente,
además de siempre abrir infinitas posibilidades para la realización vital.
Los símbolos pueden ser matados cuando su imagen queda reducida a su
función real, cuando son concretizados o caracterizados con una sola línea de acción
o pensamiento. La función simbólica suele activarse o restablecerse cuando la actitud
consciente se encuentra dispuesta para la comprensión de los contenidos del
inconsciente. Es muy importante asumir una postura centrada, colocada en el punto
medio tratando de no dar preponderancia a ninguna actitud, buscando favorecer la
manifestación de los contenidos psíquicos del inconsciente en integración con la
actitud racional del Yo.
Es en este sentido que el seguimiento y exploración del inconsciente debería
estar fundamentada en una actitud de la consciencia para el reconocimiento y
aceptación de la función compensatoria de este, ya que de este modo, su energía y
potencia vital se condensará en forma se símbolos que si bien no son una guía, si
abren caminos para la reflexión e interpretación; entendiendo que “si tomamos a la
naturaleza como guía, nunca herraremos”.
38
Una de las cualidades más notables de la psique es la proyección, que permite
depositar sobre los objetos cúmulos de significado e intensidad afectiva que
regularmente se encuentra fuera del campo de la consciencia. Uno de los aspectos
más notables de la proyección, es la atribución de propiedades mágicas a un objeto o
persona. La atribución mágica es uno de los fenómenos característicos de la mente
primitiva, en la que todos los objetos del mundo se encuentran cargados de un sentido
vital simbólico.
Para la psique primitiva, el mundo posee un profundo sentido sagrado que
inspira admiración, respeto y temor, el inconsciente se encuentra proyectado en un
mundo que se mantiene en permanente comunicación con él, mientras que nosotros
debemos conformarnos con la insípida y generalmente insuficiente contemplación
estética.
Nos hemos alejado de nuestra natural voz interior, y eso ha propiciado que
desde el inconsciente se encarne y manifieste de formas que pueden ser grotescas y
violentas, expresiones primitivas, lo que puede llevar a intentos para su control y
normalización por medio del surgimiento de tendencias masificantes, “normalizantes”
o “ismos”.
Pensamos que nuestras leyes e instituciones pueden salvarnos de las
influencias compensatorias del inconsciente, pero estamos muy equivocados, ya que
la única forma de atajar aquello de la sombra que se ha materializado, es mediante la
responsabilidad individual de hacerse cargo de su inconsciente, ya que el único caos
verdadero según Jung es la unilateralidad de nuestra orientación.
Debemos desarrollar la humildad ante la inconmensurabilidad de la psique,
quebrando el arrogante principio de poder. La voz del inconsciente es profunda y el
inconsciente se mantiene en estrecha relación con la consciencia, nuestra historia y
la cosmovisión, ya que la frontera entre la conciencia y el inconsciente, está
determinada por la cosmovisión y el espíritu de la época, es decir, el discurso
paradigmático; por ello, en el Antropoceno vivimos pretendiendo estar altamente
civilizados y alejados de las manifestaciones vitales de la psique profunda.
39
II. LA CUESTIÓN DEL MAL
En este capítulo, trabajaremos sobre “la cuestión del mal”, que desde nuestra
perspectiva es una de las manifestaciones más palpables de la crisis actual del
sistema-mundo y la “Ruptura de la Ilusión Civilizatoria”; un sello del espíritu de nuestra
época y que merece una importante exploración.
Iniciamos mirando al catolicismo, que es un corpus dogmático que ha
configurado nuestra estructura social e institucional en lo que se conoce como el
mundo occidental, ha dado forma a nuestra cosmovisión y preceptos morales. Es muy
importante que comprendamos que el cristianismo en su estructura dogmática anticipa
un proceso de transformación de la divinidad, donde poco a poco y a partir del siglo
XI, se va instaurando la “privatio boni”1, borrando paulatinamente al opuesto y
contraparte del creador, ya que esta figura conduce a la desobediencia, al reto para
seguir la inclinación personal; era la serpiente que nos ofrece el conocimiento creador
para “ser como dioses”; la deidad que nos trae como el fuego el conocimiento del
“bien” y el “mal”, alejándonos de la animalia, de la ignorancia originaria. Se pretendió
borrar al retador del creador, al ángel caído, aquel que ha renunciado a lo divino para
encarnarse, que es una imagen de cómo el mundo es invadido por los contenidos del
Inconsciente.
Es en este punto donde se configuró la escisión, la ruptura con lo instintivo
originario y las imágenes inconscientes que genera; no es que pretendamos atacar o
1
La idea básica del principio “privatio boni” es que el mal no tiene existencia propia; es meramente una
privación o una ausencia del bien. Un corolario de la doctrina es que todo lo bueno viene de Dios y todo lo malo
del hombre. Recuperado de: https://aras.org/concordance/content/privatio-boni
40
hacer campaña contra el catolicismo, pero si es importante que lo retomemos como
un referente paradigmático de la construcción de nuestra percepción de la realidad y
orden institucional actual.
En este sentido, podemos considerar que los ángeles como figuras o imágenes
no son autónomas, sino que representan solamente el pensamiento de su maestro, el
deseo de su creador; por ello, la caída de un ángel puede considerarse como una
manifestación de lo siniestro, una invasión arquetípica con posibilidades de causar
una inflación de la personalidad, una expansión del “Yo”, que ocurre cuando somos
penetrados por la imagen mítica proveniente del inconsciente colectivo. Cuando esto
ocurre, el sujeto se siente completo, repleto de un saber que va más allá de él; en
casos patológicos, podemos observar figuras históricas de mesías, caudillos o
dictadores como Hitler, Napoleón, Franco y actualmente el ejemplo más claro es
Donald Trump.
Estos sujetos se colocan a sí mismos por encima de cualquier ser humano. En
México tenemos un nutrido grupo de “sujetos de poder”, que se asumen poseedores
del saber y la verdad sobre el otro; mientras que en situaciones que podemos llamar
“normales”, se manifiesta como una especie de soberbia o arrogancia, una
manifestación compensatoria de un profundo sentimiento de inferioridad. La figura del
ángel caído en su forma positiva puede encarnar héroes que emergen y aportan
cuestiones trascendentales, los creadores, nuestros maestros que han sido una guía
para la humanidad.
Bueno, vale la pena reflexionar, preguntarnos que tanto esta inflación
proveniente de la sombra ha penetrado en la psique colectiva y ha trascendido la
esfera psíquica manifestándose, materializándose en la realidad; observamos la
perversión de los que se asumen como “sujetos de poder”, así como la cruda e
incontrolable violencia estructural, la proliferación en la región hispanoamericana de
41
grupos delincuenciales que no tienen empacho en mostrar la cara más sórdida de la
violencia.
Jung menciona que uno de los referentes de la inflación y sus efectos siniestros
lo encontramos en el libro de Enoc, donde los ángeles procrearon con mujeres
humanas una raza de gigantes que pretenden devorar a la humanidad.
El Libro de Enoc es un libro intertestamentario, que forma parte del canon de la
Biblia de la Iglesia ortodoxa etíope pero no es reconocido como canónico por las
demás iglesias cristianas, a pesar de haber sido encontrado en algunos de los códices
por la Septuaginta (Códice Vaticano y Papiros Chester Beatty). Los Beta Israelies
(judíos etíopes) lo incluyen en la Tanaj, a diferencia de los demás judíos actuales, que
lo excluyen. Según el libro de Enoc, los ángeles renuncian a la divinidad para casarse
con los hijos de Caín, con lo que se manifiestan algunos de los aspectos más
siniestros en la psique consciente.
Desde nuestro contexto, la autorrealización de Dios o la figura humana de lo
divino, tiene que ver con el antiguo testamento; por ejemplo el matrimonio divino, la
integración con la divinidad y las consecuencias de esto las observamos en el libro de
Job; dice Jung que “El matrimonio espiritual es un grado sublime de santidad y por lo
cual muy apetecible, es una unión perfectísima y estable que se celebra y contrae con
la Santísima Trinidad por medio de Jesús, pues el alma se une a las tres divinas
personas por medio de la Humanidad de Cristo”.
Esta idea de integración con lo divino nos lleva a la noción de progresión, donde
el ser humano es elevado a nivel de Creador; en donde el sujeto penetra en las
42
profundidades del inconsciente en el campo psíquico de la experiencia interna,
concediéndose al individuo una sensación de totalidad, accediendo al “bien supremo”.
El mito del “Summun bonum”, fue muy potente y válido hasta el siglo XI, donde según
Jung, comenzaron a observarse los primeros signos de transformación de la
consciencia; se observan los gérmenes de la inquietud que perfilaron la catástrofe
global que enfrentamos en día de hoy.
Se conformó una hipertrofia sintomática de la consciencia, donde los seres
humanos llegamos a considerar que “nada es más grande que el hombre y sus
hechos”. El hombre se ha descartado de la vida y de sí mismo, lo que desgastó
severamente el mito del hombre cristiano, y con ello la idea de la totalidad cumplida
en el más allá. Hoy entre nosotros se han manifestado las tinieblas, el opuesto a la
luz, la otra cara del creador. Siguiendo a Jung, consideramos que hoy, en el siglo XXI
uno de los aspectos más relevantes es que “el hombre se enfrenta con el principio del
mal”.
Atestiguamos la franca injusticia, tiranía, mentira, esclavitud y coacción de la
consciencia; “… las tinieblas lo han penetrado todo, el mal circula libre entre los
hombres, colapsando la unidad psíquica del hombre, sumergiéndolo en la
desesperanza y la confusión”. Observamos múltiples formas de manifestación del mal
sin ningún tipo de recato o disimulo, experimentamos el colapso de los grandes puntos
de referencia; las tinieblas lo han penetrado todo y el mal circula libremente entre
nosotros, ha colapsado la unidad psíquica, sumergiéndonos en la desesperanza y la
confusión.
Ante la irrupción de lo siniestro, nos enfrentamos a una fuerte sacudida por no
decir colapso o quiebre de los referentes ideológico-espirituales, donde al parecer ya
no se sostiene el “privatio boni”2, porqué hoy el mal es una realidad determinante que
está presente en el mundo y no puede ser eliminada; ya que: “Debemos aprender a
contar con él, pues quiere vivir con nosotros”.
2
Un tema principal del capítulo de Jung sobre Cristo como símbolo del Sí mismo, y también de su pensamiento
general, es la privatio boni. Esta es una doctrina fundamental del eón cristiano. Es un corolario del principio de
que Dios es solo bueno, y que Dios puede definirse como el summum bonum, el bien supremo: a) La idea básica
del principio privatio boni es que el mal no tiene existencia propia; es meramente una privación o una ausencia
del bien; todo lo bueno viene de Dios y todo lo malo del hombre; b) Jung señala muy explícitamente que el precepto
de privatio boni se basa en una petitio principii, un principio de la pregunta, lo que significa filosóficamente que
uno desliza una suposición (la suposición de lo que uno está tratando de probar) en un argumento al principio, y
por lo que la respuesta se asume de antemano.
43
Señala Jung, que necesitamos una “metanoia”3, una profunda reforma psíquica
y espiritual de los fundamentos de lo humano y el mundo que hemos construido, ya
que el mal proviene de nosotros, y ha tomado tanta potencia por la negación que
hicimos de él durante tantos siglos, caímos en la idea cristiana del “bien” y hoy el “mal”
se hace presente y nos recuerda su existencia. La “caída” se caracteriza por la
unilateralidad, la toma de una posición exclusiva que niega o borra la existencia de
otras posibilidades, lo que lleva a la ruptura del equilibrio y tarde o temprano al colapso
psíquico y moral.
Para no caer, y de hecho tener la posibilidad de levantarnos, requerimos tomar
lo que es conocido como el camino medio, una posición entre los extremos que
permita o conduzca a la conciliación entre nuestros aspectos racional-materialistas
exacerbados y la sombra que hoy reclama su lugar en el mundo. “En el budismo
theravada, el camino del medio cristaliza el camino por el que Gautama Buda alcanzó
el estado de nirvana a través de la moderación que supone la huida de los extremos,
tanto la indulgencia con los sentidos como la automortificación y a través de la práctica
de la sabiduría, la moralidad y el cultivo de la mente”.
Hoy los fundamentos de la ética y la moral, ya no pueden regularse por los
imperativos categóricos opuestos “bien” y “mal”, es fundamental que incorporemos al
“mal” como una parte sustantiva de nuestra integralidad, como el elemento “Yin” que
3
Enunciado retórico utilizado para retractarse de alguna afirmación realizada, y corregirla para comentarla de
mejor manera. Su significado literal del griego denota una situación en que en un trayecto ha tenido que volverse
del camino en que se andaba y tomar otra dirección.
44
habíamos pretendido desterrar y hoy se nos impone desde el inconsciente y exige
nuestra atención.
Bien y mal, constituyen una totalidad paradójica, ambos pierden su carácter
absoluto, y nos vemos obligados a reflexionar sobre su representación como juicios;
nos vemos sumergidos en la eterna duda, derivada de la permanente imperfección de
nuestros juicios las posibles falacias lógicas. “El problema ético, solo se capta ante la
inseguridad de la clasificación moral, de ahí, que haya que tomar posición”.
Como lo mencionó Morin4 nos enfrentamos a lo inesperado, a lo incierto, a un
contexto que puede colocarnos en un relativismo que también implique otra radical
unilateralidad. Pero la incertidumbre no significa la ausencia o invalidez de las
categorías, ya que el juicio moral y sus consecuencias psíquicas están siempre
presentes; son los contenidos del juicio los que sucumben, colapsan ante lo
avasallante del espíritu de los tiempos y las circunstancias que plantea.
La ausencia o caída de los referentes externos, nos lleva innegablemente a la
búsqueda de referentes internos, a trascender el código moral para asumir una
postura ética, un impulso existencial y creador que permita el tránsito y la
trascendencia del momento; pero ¿Cómo decidir sobre una postura ante el ominoso
peso de la libertad?
4
https://www.jornada.com.mx/notas/2021/01/07/cultura/aprender-a-vivir-en-la-incertidumbre-aconseja-el-
filosofo-edgar-morin/
Esta foto de Autor desconocido está bajo licencia CC BY-NC-ND
45
Dice Jung que los antiguos orientales en su profunda practicidad lo resolvieron
de manera muy simple, proponen seguir el camino medio, no inclinarse y tratar de
mantenerse en el centro.
En el hinduismo, y en particular en el “gñana yoga” (el yoga del conocimiento)
y el “advaita vedanta, neti neti” ‘no esto, no aquello’, o ‘ni esto, ni aquello’ (neti es la
forma sandhi de na-iti: ‘no es tal’). Neti-neti es considerado el método para
aproximarse a la comprensión del concepto de Brahman (principio de la existencia
hinduista) sin utilizar definiciones o descripciones afirmativas (y por tanto
inadecuadas).
El Dao nos propone el “wu-wei”, común mente traducido como “no hacer”,
cuando en realidad significa no forzar, permitir en un estado de contemplación de las
circunstancias que por medio del equilibrio entre “Yin-Yang” los acontecimientos
tomen su rumbo natural, siendo el sujeto consecuente con ellos.
O el Zen, que aspira, a una posición última de consciencia a partir de la
comprensión total de las situaciones y concepciones “colisión de deberes” (Satori).
Satori es un término japonés que designa la iluminación en el budismo zen, es el
momento en que se descubre de forma clara que solo existe el presente (donde nace
el pasado y el futuro), creándose y disolviéndose en el mismo instante; con lo que la
experiencia aclara que el tiempo es solo un concepto, que el pasado y el futuro son
una ilusión al igual que todo el mundo físico.
Uno de los elementos que ha generado la escisión, es el proceso educativo,
que de alguna manera dejó de enfocarse en el desarrollo de seres humanos íntegros,
46
completos y pasó como lo mencionó Foucault a instaurar el control “disciplinario”, a
amaestrar a los sujetos para insertarse en el sistema de control poder; especialmente
porque ha generado que las personas ignoren sus posibilidades de elección,
arrojándolos a las corrientes masivas o masificadas, integrándose al “hombre-masa”,
lo que inevitablemente propiciará una reacción compensatoria psíquica que
pretenderá reivindicar la individualidad existencial.
Jung señala que es fundamental el contacto y la escucha de lo que proviene
del interior, aunque en momentos pudiéramos pensar que es algo ajeno o grotesco,
no es más que la imagen de nosotros mismos y nuestra esencia natural; este sentido
de la mirada y la escucha interior, irremediablemente nos lleva a un sentido de
autoresponsabilidad a partir del conocimiento paulatino de nuestra propia verdad. La
domesticación enseña idealismos irrealizables, predicados oficiales que tienden a
seguirse, a pesar de su incongruencia.
Afirma el suizo, que la indagación sobre la actualidad del mal proviene del
interior del alma individual, y solo será posible buscando acceder al mayor
autoconocimiento posible, lo que, si bien puede ser una utopía, nos proporciona una
guía, nos muestra el camino para acercarnos al núcleo de nuestra esencia humana, a
la profundidad más elemental donde los instintos entran en colisión, donde se impone
el principio vital como una irremediable decisión ética de la consciencia. Y añade:
“Solo es posible el conocimiento de la naturaleza, mediante la ciencia que amplía el
campo de la consciencia, y por ello, la ciencia, también necesita autoconocimiento
profundo, es decir, necesita la psicología”.
47
Pareciera que nos encontramos perplejos y confundidos ante los fenómenos
del mal, ya que, a pesar de los avances técnicos y tecnológicos, el hombre está más
alejado del alma y su naturaleza, ha actuado en su contra y en detrimento de sus
medios vitales.
Señala Jung que “[a]nte nosotros se alza la terrible cuestión del mal” y no
sabemos dar una respuesta, al parecer no contamos con los recursos para tomar
posición ante él, particularmente porque gracias al “privatio boni” no tenemos
imaginación para el mal y estamos atrapados en él; unos no quieren saber nada y
recurren a la táctica del avestruz, mientras que otros se identifican y lo encarnan;
algunos se pretenden “buenos”, y quieren aplastar al mal bajo sus pies, y otros han
caído en el mal, perdiendo toda mirada del bien. Es la danza de las unilateralidades,
que no hace más que alimentar la sombra.
Hoy el mal se ha materializado, es una potencia visible, donde los que se
encuentran masificados, absorbidos por la psique colectiva, corren a refugiarse en
doctrinas planificadas, en discursos morales que favorecen la unilateralidad y la
conformación del hombre-masa, mientras que otros enfrentan una enfermedad del
alma al no poseer un mito personal que les proporcione elementos para tramitar las
potencias provenientes del inconsciente; pareciera que hemos olvidado o nos hemos
distanciado de los mitos trascendentales dando lugar a mitos de otra naturaleza.
La unilateralidad racional-materialista que hemos cultivado desde la ilustración
ha minimizado o tratado de colocar los mitos a nivel de la fantasía o cuentos infantiles,
48
sin comprender plenamente el significado de vivir sin un mito; hemos perdido los
medios para reconocer y canalizar los impulsos y contenidos que provienen del
inconsciente profundo, ya que, al distanciarnos del mundo interior, es muy probable
que quedemos atrapados en los espejos negros del exterior.
Los gnósticos desde hace siglos se preguntaban sobre el origen del mal, sin
que desde entonces hayamos podido responder a esa pregunta. “Percibimos el
avance de la sombría fragmentación, ante lo ridículo y grotesco de la política y lo
alienante de la tecnología”. Nos sorprendemos e incluso asustamos ante las
manifestaciones oscuras del alma humana, que ha sido olvidada y reprimida durante
siglos, y que ahora emerge en formas siniestras para recordarnos su eterna presencia,
por ello “el mito debe evolucionar, conectando pasado con futuro, liberando al hombre
y haciéndolo un creador divino”.
Aquí enfrentamos un problema profundo, ya que un creador debe ser libre,
debe haberse emancipado de la masa, pero eso está prohibido, ya que no es
conveniente para el negocio. Y es que es ante la emancipación creadora que se
vivencia la comunión y reverencia con lo divino, se experimenta una integración del
alma con un sentido trascendente, lo que nos aleja de la “animalia”, para renacer en
la conciencia como hijos de la divinidad; pero en estos tiempos esto se vislumbra
complicado, ya que se ha fracturado nuestro sentido de comunión con lo divino, debido
a que la tékne en su extraversión forzada ha pretendido suprimir los contenidos
provenientes del inconsciente; alienando al hombre de su devenir histórico y la
actualización de su mito.
El Gran Paradigma Occidental, ha desdoblado y fragmentado la totalidad,
propiciando la generación de reinos de luz y oscuridad; los gérmenes de esto fueron
captados por Job y por el libro de Enoch, ya que desde la más remota antigüedad
hemos enfrentado el espinoso problema del hombre bueno que sufre y del malo feliz.
El cristianismo propició un desdoblamiento, satanás en el antiguo testamento se
encontraba al lado de Yahvé, una dualidad proveniente del espíritu divino. En el s. XI,
se llegó a pensar que el mundo fue creado por el diablo y no por Dios.
Jakob Boheme, plasmó la naturaleza antagónica de la imagen de Dios,
contribuyendo a la propagación del mito.
49
Esta imagen representa una divinidad con dos caras, una “complexio
opositorum”, la existencia de una dualidad omnipresente, que enfrenta al hombre con
un conflicto permanente, la eterna demanda por tomar una postura. Hoy enfrentamos
la manifestación de la sombra en lo real, no en lo mítico o simbólico, y esto no ha sido
comprendido por quienes quieren asumirse como los guías de los hombres.
LA CUESTIÓN DEL MAL 1. El cristianismo y la psique religiosa
50
Pareciera que hoy se está despertando una búsqueda de integración,
intuitivamente hay quienes están iniciando un camino de exploración de los contenidos
de su inconsciente, una exploración de conocimiento de la sombra y los contenidos
que en ella existen. Desde la antigüedad, la psique ha recurrido a los mándalas, como
imágenes arquetípicas sintéticas y simbolizadoras de la totalidad.
Es en los procesos analíticos o en los de introspección profunda que se
manifiesta la sombra5, eso propicia un movimiento compensatorio en favor de la
integración, puede presentarse un conflicto interno que suele ser mediado por el
símbolo. El encuentro entre los opuestos genera una síntesis, un tercer elemento que,
si en su momento no es reconocido o integrado, caerá nuevamente en el inconsciente,
pudiendo acrecentarse la sombra o realizarse la integración de manera natural (wu-
wei). La síntesis implica una cooperación entre el inconsciente y la consciencia, una
de las manifestaciones de este proceso puede presentarse en los sueños con la
aparición de figuras mandálicas como una representación de la totalidad, que se
ofrece a la imaginación como una representación de la dualidad sin lucha; una
reconciliación en calma.
5
Dice Jung que la sombra es: “el otro lado” de la personalidad, el lado oscuro, inferior, indiferenciado, que se
contrapone al yo consciente. “Cada uno de nosotros va seguido de una sombra que cuanto menos incorporada
está a la vida consciente del individuo, tanto más negra y densa es. [...] Si las tendencias de la sombra, que son
reprimidas, no representaran otra cosa que el mal, no existiría ningún problema. Pero la sombra representa sólo
algo inferior, primitivo, inadecuado y torpe, y no es mala en sentido absoluto. Abarca, entre otras cosas,
cualidades inferiores, infantiles y primitivas, que en cierto sentido volverían la existencia humana más vital y más
bella; pero se enfrentan a reglas consagradas por la tradición”.
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  • 19. 1 SEMINARIO I: “JUNG Y LA RUPTURA DE LA ILUSIÓN CIVILIZATORIA” José Manuel Bezanilla María Amparo Miranda-Salazar Marigena Viveros-Loyola Noviembre 2021
  • 20. 2 SEMINARIO I: “JUNG Y LA RUPTURA DE LA ILUSIÓN CIVILIZATORIA” Primera edición, 2021 Investigaciones del Inconsciente Psicología y Educación Integral A.C. Viaducto Miguel Alemán 144. Col. Piedad Narvarte, Benito Juárez México. El contenido de esta obra es responsabilidad de los autores. Se permite la reproducción parcial del contenido de la presente obra dando crédito a los autores. Elaborado en México.
  • 21. 3 CONTENIDO I. LA ILUSIÓN CIVILIZATORIA ...............................................................................................................6 II. SOBRE EL INCONSCIENTE, EL ALMA Y LO ARCAICO....................................................................... 24 II. LA CUESTIÓN DEL MAL.................................................................................................................. 39 IV. REFLEXIONES EN TORNO AL ALMA Y LA TIERRA.............................................................................. 55 V. REFLEXIONES EN TORNO AL HOMBRE ARCAICO Y AL HOMBRE MODERNO .................................... 79 VI. LA IRRUPCIÓN DE LO SINIESTRO Y LA LUCHA CON LA SOMBRA...................................................... 87 VII. AUTOCOMPRENSIÓN Y AUTOCONOCIMIENTO ............................................................................ 101 VIII. SOBRE EL PRESENTE Y EL FUTURO............................................................................................... 113 XIX. LA CAJA DE PANDORA: Sobre los mitos modernos...................................................................... 122 AUTORES ............................................................................................................................................. 134
  • 22. 4 PREFACIO Este libro surge de los trabajos realizados dentro del Seminario “Investigaciones del Inconsciente”, que tiene como objeto fundamental realizar una revisión sistemática de la obra completa del psiquiátra y psicólogo suizo Carl Gustav Jung. En este sentido, los trabajos parten de las reflexiones realizadas tras la revisión del tomo 10 de la obra completa de Jung. Este se caracteriza por los escritos culturales y sociales realizados por el autor, en los que particularmente aborda la situación psíquica de la humanidad durante los años que le toco vivir del siglo XX. Nombramos la “Ilusión Civilizatoria” esa creencia de la humanidad en la que asumimos que hemos trascendido o superado nuestra animal naturaleza instintiva a partir de los “progresos” racionales alcanzados a partir de los tiempos de la Ilustración, y hasta los sorprendentes desarrollos tecnológicos que atestiguamos durante los primeros veinte años del siglo XXI. Nos acercamos a dos temas fundamentales para comprender la evolución psíquica y cultural de la humanidad, la psique arcaica, entendida como aquella que es antigua, primitiva y se encuentra ligada estrechamente a la naturaleza y la cuestión del mal, problema que ha aquejado a la humanidad y los sistemas religiosos desde hace milenos. Posteriormente abordamos la relación de la psique con la tierra, especialmente porque aquella desde la perspectiva de Jung es un fenómeno natural que es indisociable del proceso natural evolutivo y vital de la humanidad, por lo que la tierra y el territorio tienen una profunda relación simbólica con las impagenes y contenidos que emergen de la psique inconsciente. Posteriormente transitamos por un ejercicio reflexivo y comparativo entre las manifestaciones de la prique arcaica y primitiva, y la cosmovisión del “hombre moderno”, así mismo nos acercamos las manifestaciones de lo siniestro que en estos tiempos hemos experimentado, especialmente en la lucha con la sombra y la necesidad de asumirla e integrarla a nosotros mismos como un camino para lograr la
  • 23. 5 integración psíquica, y así encaminarnos hacia la individuación, una individuación dentro de los grupos pequeños de referencia para no caer en la masificación normalizante. Abordamos la imperiosa necesidad de asumir la responsabilidad del proceso de autoconcimiento, arrebatando al Estado y los grupos masificantes el poder de determinar nuestra postura ética, así como los preceptos morales, ya que según Jung, esteserá el único camino para trascender este doloroso contexto de violencia estructural. Finalmente nos aproximamos a los nuevos mitos, a las nuevas proyecciones de la necesidad de salvación, donde el sentido interno queda relegado en favor de la técnica y la tecnología, en contra del sentido ético que deviene del contacto con la potencia vital subjetiva. México, octubre de 2021 .
  • 24. 6 I. LA ILUSIÓN CIVILIZATORIA ¿Qué entendemos como la ilusión civilizatoria? la ilusión civilizatoria surge a partir de lo que se ha nombrado como el Gran Paradigma Occidental (GPO), este fue desarrollado a partir de que históricamente se articularon las ideas de René Descartes, Isaac Newton y Augusto Comte, este paradigma se sostiene a partir de la estructura moral, es decir, su brújula moral es la Iglesia Católica, el desarrollo de la economía de consumo y la revolución industria. Dos conceptos centrales del GPO son el progreso y el desarrollo, reflejados en la ilusión de que el ser humano ha controlado y domesticado la naturaleza física externa y anímica interna del hombre ser humano. Consideramos que el pensamiento de Jung en torno a los procesos socio- culturales, nos servirá como un espejo y unos anteojos para mirar y profundizar en el espíritu de los tiempos que hoy vivimos. Jung, durante un periodo muy importante de su vida reflexionó sobre el inconsciente colectivo y el estado psíquico de la humanidad, a partir de atestiguar las acciones del hombre contra si mismo y contra el planeta. Vivió las dos grandes guerras, las revoluciones rusa y china, así como la invasión al Tíbet. Observó con atención los efectos individuales de la gran depresión, el surgimiento de totalitarismos (nacismo, el fascismo y bolcheviquismo), así como la masificación del ser humano con la consecuente pérdida de individualidad. Fue testigo de la de-colonización africana y los últimos países americanos, del terrorífico poder destructivo de la energía nuclear, de la guerra fría y los intentos de manipulación colectiva por medio de la propaganda, del control mental con el proyecto MK Ultra, la guerra psicológica y el profundo daño al medio ambiente. Esto lo llevó a pensar en la posibilidad de la extinción de la humanidad por mano propia. Jung tenía una posición relativamente cómoda y privilegiada, ya que al ser un ciudadano católico, con poder económico en una nación neutral, tuvo la estabilidad para analizar las razones de los fenómenos culturales y la alienación del ser humano de sus fundamentos naturales. Jung le habló a aquellas personas que se habían sumergido en una ideología auto contradictoria; le impacto del nazismo, particularmente su capacidad para instalar y alimentar el terror desde la perspectiva institucional. Esto es para nosotros en América Latina algo conocido; hemos vivido eventos muy duros y trágicos a partir de las dictaduras, la Escuela de las Américas y el Plan Condor, de las guerras en el
  • 25. 7 Salvador, Guatemala, además de los eventos de Tlatelolco, de Aguas Blancas, de Ayotzinapa, etc.; donde el Estado mexicano y las Instituciones se han volcado contra los ciudadanos; eventos que nos han enfrentado con lo sórdido y lo siniestro. El contexto que Jung observó no ha cambiado y nos encontramos mucho más cerca del precipicio hacia la destrucción; recientemente se han publicado noticias que refieren el inicio de la sexta gran extinción de las especies que será muy difícil de revertir, además del calentamiento global y el deterioro de las condiciones de vida; pareciera que enfrentamos una la profunda “anómia” social e institucional, la degeneración del sistema de normas jurídicas y morales. Esta emergencia del terror obedece a la pérdida del control simbólico interno y externo, de la armonía, la ley y el contacto de nosotros mismos, con lo profundo y elemental de la humanidad -con el sentido de la vida-. Uno de los temas que nos permitiría acercarnos a una comprensión más clara y profunda de estos fenómenos, gira sobre la relación entre la psique del hombre arcaico y la del hombre moderno; sus diferencias y profundas similitudes. A la primera gran guerra se le nombró como la que acabaría con todas las guerras, aquella que movilizaría las masas y las voluntades; se pensó que proporcionaría una regeneración moral, que la humanidad sería renovada y que esas atrocidades no volverían a pasar. Esta guerra mostró como el racionalismo materialista que no necesitaba un dios, se evaporó en una nube de gas mostaza; rodo por los suelos el culto al racionalismo y la creencia de que era la parte más elevada de la evolución; los sobrevivientes de aquella estupidez se encontraron en el vacío ante el colapso de sus referentes y sistemas de creencias donde se tenía cierta certeza sobre lo bueno o lo malo, se tenía claridad sobre el sistema; al terminar la guerra la gente se encontró desamparada, sin claridad sobre el sentido de lo humano. ¿Qué ocurrió con la humanidad después de la guerra?, ¿En estos momentos cómo nos encontramos? ¿Dónde estamos? ¿Qué está pasando con nosotros? ¿Qué ocurre con los movimientos de derecha que se están reposicionando en Sudamérica? ¿Qué ocurre con los gravísimos eventos de violencia observados en México cotidianamente? ¿Qué está pasando con la humanidad que tiene que salir huyendo de su casa, de su terreno, de su territorio para buscar un nuevo estilo de vida? ¿Qué está pasando con este planeta dónde estamos al borde de la extinción y seguimos tratando de acumular riquezas a costa de la explotación? son preguntas trascendentes
  • 26. 8 con las cuales quiero que nos centremos, es muy importante que reflexionemos y observemos como hemos caído en una devastación importante. La guerra quebró el ideal del “progreso” humano, esta idea sobre la que se sostenía el Gran Paradigma Occidental comenzó a fragmentarse, a quebrarse, lo que llevó a la búsqueda de nuevos conceptos, de nuevos referentes y nuevas preguntas: ¿Qué es el hombre? ¿Qué es el bien?, ¿Qué es el mal?, ¿Qué es la espiritualidad? El periodo entre las guerras detonó una gran actividad cultural, artística, filosófica y científica en Europa. Las personas buscaban una nueva trascendencia de lo humano, de la humanidad; en este tiempo (1918) Jung sale del profundo abatimiento que le generó la ruptura con Freud (1913); fueron cinco años en los que Jung tuvo un profundo proceso de introspección, iniciándose se investigación personal sobre los contenidos del inconsciente; de este periodo surgió el Libro Rojo que en algún otro momento exploraremos y trabajaremos. Jung vislumbró la configuración del inconsciente colectivo vinculado a una profunda visión histórica, por lo que comenzó a rastrear cómo se han manifestado los diversos símbolos de la psique humana, se enfrentó de manera profunda con el estado psíquico en que quedó Europa después de la primera guerra, particularmente la crisis de la iglesia católica, que mostró una significativa incapacidad para controlar la destructividad del hombre, de ahí que se pregunte: ¿Qué pasó con este sistema moral que no tuvo los elementos para controlar, contener y refrenar, la tremenda devastación que se causó el hombre a sí mismo durante la guerra? Jung observó lo ocurrido en los países germanos a partir de 1918, llama la atención sobre el estado psíquico de los pueblos vencidos tras la Primera Guerra Mundial; detectó una efervescencia, el surgimiento de algunos signos de inquietud anímica. Reflexionó sobre el surgimiento de lo que llamo la “Bestia Rubia” (Wotan) a partir del regreso a un vitalismo en el Romanticismo alemán y la glorificación del pueblo, de la masa; el inicio de la glorificación en la nación alemana. Observó como en periodos de crisis profunda, en los que se han perdido los referentes se buscan nuevos soportes. Señala Jung que estos fenómenos no fueron leídos por el Psicoanálisis del Freud ni la Psicología Individual de Adler; ya que ellos al ser judíos, provenir de una sociedad evolucionada y estar domesticados, no tenían contacto con las fuerzas de la tierra y con la barbarie vikinga que había quedado guardada y mutilada desde la implantación del catolicismo en Alemania; una barbarie que nutre los nacionalismos totalitarios, que se inicia con las revoluciones rusa y china, así como
  • 27. 9 las fallidas maniobras para sofocarlo. Observó que, a partir de esta masificación, el culto por la raza y la tendencia masificadora, comienza a perderse el individuo, le preocupa la masificación normalizante de las sociedades industriales y el estereotipo del obrero, así como el desarraigo del campo. En estos tiempos observamos signos similares, con extendidos movimientos de protesta social, así como el endurecimiento de los discursos nacionalistas y las confrontaciones al interior de los países. Jung escribió sobre la barbarie que surgía después de la Primera Gran Guerra en el pueblo alemán, señales que hoy observamos en Europa y Estados Unidos, el surgimiento de movimientos ultranacionalistas de derecha que pretenden reivindicar a los ancestros que les dieron gloria. En 1923 Jung describió el surgimiento de una corriente “neopagana”1, una búsqueda en las regiones germanas de la reivindicación de las religiones antiguas. Nosotros no hemos estado ajenos a estos procesos, ya que somos testigos del surgimiento de un “neo-indigenismo”, un culto sobre la “mexicanidad originaria”. Consideramos que el acercamiento a las raíces ancestrales no es necesariamente malo, pero sí todo extremo o radicalismo puede ser peligroso debido a sus tendencias excluyentes y totalitarias. Señaló que, a partir de la crisis espiritual tras la derrota en la primera gran guerra, los alemanes se sintieron devastados y desesperanzados. 1 Rico-Barraza, C. (2016). Historia y Folklore vivos: la influencia de los medios en la cultura participativa. Universidad de Salamanca. Consultado el 5 de noviembre de 2020 en: https://gredos.usal.es/bitstream/handle/10366/132428/TG_RicoBarraza_Historia.pdf?sequence=1isAllowed=y Esta foto de Autor desconocido está bajo licencia CC BY-SA
  • 28. 10 Al interior de nuestra alma va creciendo un sentimiento de desesperanza, tenemos miedo de salir a la calle, a la barbarie de la delincuencia y a la violencia; resentimos la incapacidad de las instituciones para garantizar nuestros derechos y cumplir con su función. Esta desorientación se manifiesta en la búsqueda insistente de respuestas en el pensamiento oriental; como lo hemos vivido nosotros desde la década de los 90. Buscamos respuestas en la cultura oriental que es milenaria y que al parecer ha estado ajena las vicisitudes de la humanidad; ya que como dijo Jung: “anteayer cuando chocó con el cristianismo romano la raza germánica estaba al final del polídemonismo y en los inicios del politeísmo, pero aún no había un verdadero sacerdocio ni un culto establecido. Los dioses fueron abatidos con los robles de “Wotan” y sobre sus tocones se injertó el cristianismo, incompatible por haber nacido de un monoteísmo de nivel de civilización muy superior”. Es decir que los pueblos germánicos estaban en una situación de barbarie, de salvajismo cuando se implantó el catolicismo que ya se había alejado del animismo por el culto al ser humano, al hombre que heroicamente se sacrificó por el perdón de los pecados, en este proceso se avasalló el espíritu arcaico tradicional.
  • 29. 11 Prosigue Jung “…el hombre germánico está enfermo por esta amputación. Tengo buenas razones para pensar que todo lo que hagamos para pensar sobre el presente, debe partir de muy abajo, donde se encuentran los demonios naturales decapitados… es imposible progresar directamente a partir de nuestro actual nivel de civilización, si no recibimos un complemento de fuerzas provenientes de nuestra raíz primitiva… debemos cavar para descender hasta el fondo primitivo y así, del conflicto entre contemporáneo civilizado y el primitivo germánico nacerá aquello que necesitamos, es decir, una nueva experiencia de Dios. Necesitamos las tinieblas, así como el temor que inspiran, para permitirnos saber qué es la luz”. Estas palabras de Jung son relevantes porque no están lejos del contexto actual, de violencia, desesperanza y pobreza masiva donde además la iglesia católica a partir de las históricas demandas de pederastia su sistema de creencias moral se ve cuestionado seriamente, y entonces este Dios al que rezamos, que nos proporcionaba un sentido trascendente de vida ya no tiene potencia, lo que nos lleva a buscar en nuestro interior estas raíces primitivas, el contacto con el hombre profundo que está en contacto con lo primigenio natural. En América Latina la mayoría de la población es mestiza, por lo que cuando profundizamos en nuestros referentes históricos primitivos como dice Jung, nos topamos con la conquista, con la colonia y entonces podemos rastrear nuestros referentes hasta los griegos y romanos; hasta el clasicismo. No obstante, estos referentes no nos hacen mucho sentido ya que estamos construyendo un proceso de descolonización que pretende rescatar lo originario de este territorio. Un ejercicio importante para construir un pensamiento americano es el que realizan en el espacio llamado “Disenso” del canal “TLV1 (https://www.youtube.com/user/CanalTLV1/search?query=Disenso). Entonces, ¿Dónde estamos parados?, ¿hoy tenemos necesidad de reconciliar la psique indígena violada por el conquistador europeo para reconfigurar nuestro mundo interior?, ¿es eso posible?, ¿podemos lograrlo?, ¿cuál es el significado de estos demonios que deambulan entre nosotros, de estos monstruos que van por las calles desapareciendo, decapitando y descuartizando personas?2 3, ¿qué significa esta emergencia de lo siniestro en nuestra cotidianeidad? 2 https://adondevanlosdesaparecidos.org/ 3 https://www.infobae.com/america/mexico/2020/11/05/atroz-crimen-en-cdmx-como-fueron-las-ultimas-horas- de-los-menores-descuartizados-y-transportados-en-un-diablito/
  • 30. 12 Jung observó durante la primera mitad del siglo XX la transformación de los roles de género; esto es muy importante porque ahora estamos observando un ultra feminismo y nuevas formas de relación humana a partir del ingreso de las mujeres al campo laboral en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, esto propició el control sobre su vida, sobre sus recursos económicos; a partir del desarrollo de los anticonceptivos también adquirieron control sobre su cuerpo, lo que les propició autonomía de movimiento, de sustento y sobre su maternidad4. Después de la Primera Guerra Mundial surgió el culto al cuerpo, a la belleza, a la juventud y otros signos de liberación, inició el agrietamiento del gran paradigma occidental. Posteriormente el mundo se vio sacudido por la gran depresión, una profunda crisis del capitalismo que reventó las ilusiones postmodernas; se quebró la “modernidad”, se devastó el “progreso” que se había tenido, nos despedimos del supuesto fin de la historia que auguraba un destino firme y perenne para la democracia burguesa; esta época se encontraba matizada por lo políticamente correcto, por los ideales narcisistas y el buen vivir; pero en el fondo, detrás de esta ilusión coexistía plenamente el capitalismo, un capitalismo rapaz, salvaje y la dominación masculina. En este sentido y a la luz de los últimos acontecimientos sociales y políticos observamos profundas grietas en el Gran Paradigma Occidental y el neoliberalismo salvaje, que no han perdido toda su potencia y siguen operando; así, por ejemplo, podemos pensar que el capitalismo y el patriarcado constituyen una pareja que no pueden pensarse la una sin la otra, el capitalismo pretende el control y dominio económico; esta lógica proviene del pensamiento patriarcal. En 1954 Jung consideró que el hombre moderno era prisionero de un presente ahistórico enfrentando los problemas del desarraigo de la tradición y las exigencias del ultramaterialismo-capitalista, lo que han corroborado Sartré5, Morin6, Castells y Bauman7 entre otros. Pareciera que hoy vivimos una nueva masificación, un nuevo adiestramiento disciplinario8, una nueva alienación tecnológica, de la que me parece acertada la reflexión que nos propone la película The Matrix9, donde nos vemos conectados a la red permanentemente y sin ella nuestra vida no tiene sentido. 4 Castells, M. (1996). La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Vol. 1. México siglo XXI. 5 Sartre, J. (2011). La nausea. Alianza Editorial. 6 Morin, E. (2006). El Método IV: Las ideas. Editorial Cátedra. 7 Bauman, Z. (2015). Modernidad líquida. Fondo de Cultura Económica. 8 Foucault, M. (1975/1992). Vigilar y castigar: Nacimiento de la prisión. Madrid: Siglo XXI 9 Silver, J. (productor); Wachowsky, L.; Wachowsky, L. (directoras). (1999) The Matrix. [Cinta cinematográfica]. Estados Unidos y Australia.: Village Roadshow Pictures, Warner Bros y Silver Pictures.
  • 31. 13 Para Jung, la gran guerra dio al traste con los valores cristianos, se perdió la capacidad explicativa trascendental de la Iglesia Cristiana, los diez mandamientos perdieron su capacodad para encausar la conducta y pareciera que el capital se volvió el nuevo dios; ahora el nuevo dios es internet, Google y Facebook; ya que a pesar de más de dos milenios de cristianismo, al parecer éste no tuvo los elementos simbólicos para tramitar los impulsos destructivos del hombre, mientras que los intentos de reformación y de reconstrucción de la iglesia no han sido suficientes. ¿Habrá sido esta consideración de Jung en la mitad del siglo XX una primera evidencia de la fractura de la “Ilusión Civilizatoria”?; se dieron los movimientos de liberación sexual, los movimientos estudiantiles ante el estallido de la brutalidad entre las naciones cristianas ¿cómo es que los países cristianos dónde el mandamiento único del cristianismo es amarás a tu prójimo como a ti mismo, dónde plantea la nueva alianza, la reforma de los mandamientos de Moisés son los países más bárbaros y más salvajes, son los países que mantienen una dolorosa guerra con los países árabes y que han tolerado el genocidio que se da en Palestina, sobre todo por esta incansable rapacidad capitalista neoliberal? Jung lo nombró la incansable rapacidad de la nación aria pero ahora los estados están rebasados y son las megacorporaciones las que tienen el poder. Repudia Jung la farsa del misionerismo; desde la época de la primera guerra se dio el asistencialismo cristiano, un falso altruismo. Actualmente existen instancias con gran poder económico que financian organizaciones sociales y se vuelven operadores de discursos capitalistas e imperialistas, ya que si bien impulsan algunas causas que valen la pena, nada es gratis todo obedece a una lógica; y estos “altruismos” pretenden el imperialismo y control ideológico. Jung se pregunta si hemos olvidado que somos parte de una gran alma, una misma especie y un mismo planeta donde compartimos nuestra existencia; nos diferenciamos en manifestaciones culturales y el espacio geográfico, pero esencialmente somos hermanos. Pertenecemos a una gran alma que Jung nombra “inconsciente colectivo”, en el que a partir de su naturaleza y contenidos nos encontramos estrechamente conectados a la psique primitiva que ha evolucionado junto con la especie humana. Jung habló de un complejo cultural o nacional; una psicopatología nacional, una patología de la cultura ante la pérdida de referentes; señaló que si existiera este complejo cultural o nacional podríamos encontrarlo en los vestigios primitivos. Critica el acelerado tiempo de la modernidad; ahora tiene sentido el nuevo estilo de vida de
  • 32. 14 los millennials; Zygmunt Bauman nombró como la modernidad líquida10, la vida líquida11, la familia líquida12, o el amor líquido13; lo desarraigado, tiempos acelerados que oprimen y generan un nuevo malestar en la cultura14, lo que provoca inquietud y movilidad, el intento de un regreso a la interioridad, al contacto con lo primigenio. Desde nuestra perspectiva no necesariamente hay un regreso a la interioridad individual, muchas personas emprenden la huida refugiándose en la web, en las redes, permaneciendo aisladas de la propia psique y los referentes profundos; se genera una escisión y la escisión genera una contra voluntad; otra personalidad, un complejo que configura un “no-yo”, que puede tomar una forma destructiva, puede manifestarse con imágenes de monstruos o demonios; esta escisión de lo humano, se manifiesta en la profunda devastación que tenemos en el planeta, con la masificación de la pobreza y la profunda violencia en la que vivimos actualmente en América Latina, particularmente en México; dónde continuamente se superan los registros de delitos de alto impacto, asesinatos y personas desparecidas; lo siniestro y el demonio han penetrado nuestra cotidianidad, vivimos cercanos a la muerte. Jung advirtió seriamente sobre el peligro de una psicología sin alma, de una psicología instrumental solo enfocada en medir y controlar a lo humano, alejada del sentido trascendente del hombre; no nos referimos al misticismo, el esoterismo o la magia; sino al contacto del ser humano con la naturaleza y consigo mismo, a este ser humano donde a partir de su vida armónica con la naturaleza puede generar transformaciones creativas; Jung señaló que esta psicología sin alma orientada al híper-materialismo racional no tiene un serio fundamento ético y un principio de contacto con lo humano. Un elemento que debe tenerse presente es la negación de la realidad psíquica, lo que tendrá consecuencias que se manifestarán en el mundo, ya que como dice Jung: “ … las catástrofes dantescas que nos amenazan no son procesos elementales de índole física o biológica sino acontecimientos psíquicos, enfrentamos epidemias psíquicas y en cualquier instante millones de hombres pueden ser atacados por una nueva locura que nos llevaría a una nueva devastación el Dios del terror vive en el alma”; todos los seres humanos tenemos en potencia el mal en nuestro corazón, no estamos alejados ni separados de él. 10 Op. Cit. 11 Bauman, Z. (2013) La vida líquida. Buenos Aires, Argentina Paidos. 12 Díaz, B. (11 de octubre de 2012) El concepto de la familia líquida. El Tiempo Blogs. https://blogs.eltiempo.com/padres-del-hoy/2012/10/11/el-concepto-de-la-familia-liquida/ 13 Bauman, Z. (2005). Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. Madrid, España: Fondo de Cultura Económica. 14 Suárez, H; Zubillaga, V y Bajoit, G. (coordinadores) (2012). El nuevo malestar en la cultura. México: Instituto de Investigaciones Sociales de la unam.
  • 33. 15 Jung considera que parte de la solución para prevenir las “epidemias psíquicas” es el “cuidado de la persona” como un ente individual; pero no un “individualismo”, sino un sujeto autoconsciente que por medio de su pertenencia a grupos pequeños autogestivos, realice su aportación a la consciencia colectiva; esto será posible prestando atención a su mundo interno, a las cosas cercanas y cotidianas, aquellas que son simples y sencillas y aparentemente insignificantes. En este sentido, cuanto más pequeña es la personalidad, es decir poco desarrollada, será más dependiente del ambiente y existen más posibilidades que sea absorbida por la psique colectiva, es decir masificada y diluida en la densidad de la masa. En este punto es pertinente preguntarnos si ¿podrá ser el grupo y la familia a partir de sus referentes co- inconscientes15 de identidad un filtro contra esta disolución? Cuando se produce la disolución del individuo, la voz interior es reemplazada por la voz de la masa, quedando a merced de la necesidad colectiva; entonces vemos cardúmenes, manadas de seres humanos, caravanas migrantes que atraviesan el territorio mexicano movidas por la necesidad de huir de la violencia, de buscar formas para satisfacer sus necesidades vitales, ya que finalmente la alienación que Jung vio no ha sido superada, se ha recrudecido, por lo que podría considerarse que nos encontramos en una regresión del hombre a un estado de civilización arcaica primigenia, al estado donde los seres humanos vivíamos como en una colmena en una mente colectiva, en la “participation mystique”16, dentro de una psique colectiva. La “participation mystique” describe una forma de identificación psicológica inconsciente con objetos y otras personas, generando un fuerte vínculo con él o lo otro. En los tiempos actuales, se refiere a una pérdida de la identidad y la individualidad; implicaría la masificación del pensamiento, es decir un pensamiento colectivo. El hombre arcaico proyectaba sus contenidos psíquicos sobre la naturaleza, mientras que el hombre moderno la destierra de su interior para dominarla. Jung considera que los periodos demónicos o espiritistas de la humanidad, constituían fenómenos de proyección del temor que generaba la inconmensurabilidad, incontrolabilidad, la impredictibilidad de la naturaleza; mientras que el hombre moderno ha desterrado su alma para pretender dominarla, cosa que ya comprobamos errónea. 15 Bezanilla, J y Miranda, M. (2019) Socionomía familiar: Una mirada compleja. Mauricio. Editorial Académica Española. 16 Lévy-Bruhl, L. (2003). El alma primitiva. Barcelona: Península.
  • 34. 16 Ante la “Ilustración” y el “progreso” tecnológico, pensamos que habíamos alcanzado un alto nivel civilizatorio, pero hoy vemos que esto no es más que una ilusión, que los supuestos avances se nos revierten; lo atestiguamos en las profundas crisis y movimientos sociales a nivel global, en los cuestionamientos hacia las instituciones civiles y religiosas, en la emergencia de “lideres” políticos que no son más que la expresión de la sombra que había sido reprimida o suprimida; pero más importante en el profundo deterioro de nuestro medio ambiente que nos confronta con la posible extinción de la vida humana en este planeta; por ello decimos que hoy enfrentamos la “Ruptura de la Ilusión Civilizatoria”. Pensamos que habíamos desterrado a los demonios, pero ahora se nos ha manifestado el salvaje que se encontraba reprimido. Los primitivos mantenían una relación con los instintos, mientras que en la modernidad pensábamos que a partir de nuestro nivel civilizatorio podíamos prescindir de ellos ya que éramos más cultos, que nos encontrábamos en otro nivel de consciencia al haber alcanzado la luna, descubierto la energía nuclear y el código genético; pero somos incapaces de percibir nuestra voz interior, ya que esto sería la clave para la construcción de proceso de individuación y para prevenir la disolución del sujeto en la masa. La masificación del sujeto propicia la manifestación compensatoria de los contenidos del inconsciente, mismos que toman formas grotescas y siniestras ya que van cargados de lo negado y reprimido, de lo que permanece en la sombra. Estos contenidos cuando se manifiestan en un número importante de personas pueden generar la emergencia de una figura que los encarna y les da materialidad, un sujeto mesiánico que no es más que un reflejo de la necesidad y carencia colectiva. Cobra vigencia lo señalado por Jung cuando dijo “nuestro presente es una de esas épocas de escisión y enfermedad”; lo más preocupante es que a más de 70 años de haber mencionado esto, pareciera que nos encontramos peor, la sociedad humana ha acrecentado la disociación de la naturaleza y de nosotros mismos; pareciera que nos dirigimos al Universo 25 desarrollado por John Calhoum17. Hoy vemos un incremento significativo de síntomas psicológicos, especialmente de ansiedad y depresión, lo que sería un indicativo de que algo no está funcionando, un intento compensatorio del inconsciente. En este punto es pertinente preguntarnos si ¿estas nuevas catástrofes llevarán a la humanidad a un nuevo nivel de conciencia? 17 https://www.youtube.com/watch?v=0Z760XNy4VM
  • 35. 17 Jung reflexionó sobre cómo las tendencias masificantes, los “ismos”, por ejemplo, Nazismo, Fascismo, Comunismo, Socialismo, Ambientalismo, Machismo, Feminismo, Activismo, etc.; configuran las condiciones para lo que él llamó la catástrofe, donde se disuelve el individuo en las profundidades de la masa y se propicia la emergencia de una figura arquetípica bizarra, un personaje, caudillo o dirigente que conjuga los aspectos de la colectividad que han permanecido en la sombra, moviéndose miles de personas de manera catártica en función de la descarga impulsiva de contenidos primitivos. Imagen tomada del NY Times18 En la imagen de arriba observamos como una marcha feminista con concluye en un circulo de danzantes en torno a un fuego, lo que nos remite a arcaicos ritos en que los miembros de una tribu danzaban en circulo en torno al fuego para convocar a los espíritus ya sea para la cacería o la guerra. 18 Villegas, P. (10 de marzo de 2020) Las mujeres de México toman las calles para protestar contra la violencia. New York Times. https://www.nytimes.com/es/2020/03/10/espanol/mexico-paro-mujeres-protestas.html
  • 36. 18 Señala Jung que durante el primer tercio del siglo XX se dio una turbulenta dinámica en la que se recompuso el imperio germánico, se conformó el estado soviético, lo que no es muy alejado con los conflictos internacionales que hemos atestiguado en los últimos años en Libia, Siria, Israel o Armenia, el debilitamiento del imperio Norte Americano y el reordenamiento de un mundo multipolar. Incluso se ha observado la reconfiguración de lo que se conoció como la “Escuela de las Américas”, reorientando su influencia sobre el continente disfrazada de apoyos para el desarrollo o realizando golpes de estado “blandos”19 como lo ocurrido en Brasil20, Honduras, Paraguay, Bolivia21 o Perú22. En 1920, después de la primera guerra y para castigar a Alemania se creó la Sociedad de las Naciones, esta instancia evolucionó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU)23, que ahora se encuentra seriamente cuestionada al no haber podido prevenir las terribles guerras que se han dado durante la segunda mitad del siglo XX y lo que llevamos del XXI: Vietnam, Afganistán, los Balcanes, Irak, Libia, Siria, Albania, etc. Durante sus viajes a Túnez y Argelia, Jung observó el deterioro del espíritu europeo, señalando que “el europeo está convencido de no ser lo que fue en la antigüedad sin saber lo que ha llegado a ser, el reloj le dice que de manera fortuita el tiempo lo ha penetrado desde la edad media, arrebatándole lo irreparable”. Esto nos lleva a preguntarnos ¿hoy donde nos encontramos?, ¿en que nos hemos convertido? 19 Rios-Vera, J. (2018) Tres etapas del golpe “blando” en Brasil. Hacia una rearticulación social del capital. Revista de Ciencias Sociales, DS-FCS, vol. 31, n.º 43. En: http://www.scielo.edu.uy/pdf/rcs/v31n43/1688-4981- rcs-31-43-183.pdf 20 https://www.celag.org/wp-content/uploads/2016/07/Seguir-leyendo-1.pdf 21 https://www.elsaltodiario.com/america-latina/brasil-bolivia-golpes-blandos-golpes-bajos 22 https://www.eldiariodecarlospaz.com.ar/mundo/2020/11/10/peruotro-ensayo-de-golpe-blando-101854.html 23 https://www.nytimes.com/es/2016/09/21/espanol/fracasos-y-exitos-de-la-onu-una-breve-evaluacion-de-un- organismo-bajo-presion-constante.html
  • 37. 19 Europa se enfrentaba a la devastación de haberlo perdido todo en la primera guerra mundial, mientras que en 1923 Alemania vivió el llamado “año inhumano”, tras una devaluación donde se perdieron los ahorros, se desvaneció la economía y se estuvo a punto de caer en la hambruna. No estamos lejos de esto, la tensión social generalizada, el endurecimiento de los discursos políticos, el surgimiento de sujetos mesiánicos gobernando países; atestiguamos como sujetos autoritarios toman decisiones sobre el pueblo; somos testigos del creciente conflicto entre derecha e izquierda, donde los gobiernos tienden a recrudecer la violencia represora y a los pies de una profunda crisis económica global. El sentimiento de crisis generalizada provocó las radicalizaciones políticas, eso lo vio Jung antes de la década de los 30 en el siglo XX, y parece que el contexto se repite, reivindicando lo dicho por Marx al hablar de lo cíclico de la historia. Jung se dio cuenta del surgimiento del fascismo, del nazismo, del comunismo, de la polarización y masificación, mencionando: “el dios del terror anda suelto proliferan los bandos paramilitares sostenidos por los gobiernos”. Jung interpreta que los movimientos radicales eran intentos colectivos por establecer orden ante la proliferación del sentimiento de desesperanza; pareciera que hoy se esparce nuevamente este sentimiento, por lo que resurge la búsqueda del orden, la erradicación de la corrupción y la pacificación; los países se rearman, se cierran las fronteras, se endurece la xenofobia y se construyen muros físicos,
  • 38. 20 administrativos y simbólicos; se militariza la “seguridad” y se pretende “desaparecer” al “otro” adversario, oponente o disidente. En una entrevista durante una visita a Alemania en junio de 1933 manifestó: “temo que nada pueda salvarlos, corren hacia la catástrofe, sólo podremos intentar ayudarlos el mayor tiempo posible”; ¿hoy transitamos la misma ruta?; y añadió “cuando reina una confusión total se necesita una visión global si no podemos ser barridos inconscientemente por los acontecimientos, pues los movimientos de las masas tienen la peculiaridad de dominar al individuo mediante la sugestión colectiva y volverla inconsciente, el desarrollo del individuo es particularmente necesario en nuestros días, el verdadero dirigente es el que tiene el coraje de ser él mismo”. ¿Tenemos hoy una visión global, una perspectiva de largo aliento sobre la humanidad y su contexto?; pareciera que nos dirigimos hacia la autodestrucción y se observan gérmenes de la reacción del poder y sus discursos.
  • 39. 21 Jung publicó “Wotan” en 1936, su lectura sobre el régimen Nazi como la manifestación colectiva de un “arquetipo”, lo interpretó como una psicosis colectiva derivada de un proceso de regresión masiva. En Harvard criticó fuertemente todas las formas de política, señalando que “los políticos son meros síntomas del inconsciente y no una cura para los males sociales”. Concordamos con esta afirmación, ¿Cómo podemos confiar en un sujeto que aspira a tener poder sobre los otros?; ellos, -los políticos- se justifican diciendo que quieren servir a su país y a las personas, pero en realidad solo se sirven a ellos mismos, satisfacen su necesidad de poder. Dice Jung: “nos cuidamos de contagiarnos de enfermedades corporales (de infecciones, de la influenza, del sarampión que está resurgiendo) pero estamos expresamente desprotegidos ante las enfermedades mentales colectivas”. Hoy enfrentamos una profunda crisis humana, la pandemia de COVID-19 ha mostrado las deficiencias y limitaciones del sistema-mundo que construimos en torno a la lógica del capital y el consumo, dejando de lado a la vida, a la naturaleza y al ser humano que condensa la inteligencia universal, por ello es pertinente llamar al profundo diálogo interior con el hombre de 2 millones de años con este hombre que está en el interior de cada uno para conocer esta profundidad, para conocer esta esta raíz apegada a la tierra. Cuando Jung fue entrevistado por el New York Times, se refería al hundimiento espiritual tras la primera guerra mundial, pero nos parece que este llamado a la escucha profunda y ejercicio integrativa es más vigente que nunca. Parece que enfrentamos una época similar a las que enfrentó la humanidad ante el deterioro de la “idea” de Roma cuando se importó el culto a Mithra, o el desgaste del discurso de la iglesia católica para tramitar simbólicamente los impulsos arcaicos del inconsciente, lo que en distintos momentos ha impulsado la búsqueda de referentes simbólicos que permitan realizar esta tarea; han resurgido las escuelas “espirituales”, las logias de conocimiento y el refugió en prácticas espirituales originarias u orientales. Nuestra lógica técnico-materialista ha traído elementos maravillosos de aplicación tecnológica, pero como todo -al menos en este universo que conocemos- ha traído una parte oscura que ha permanecido invisible, nos ha atado al mercado y a lo que ocurre en la pantalla, en una “extraversión forzada”24, propiciando la unilateralidad que nos ha distanciado del inconsciente y sus acontecimientos. En Yale (1937), Jung señaló que observaba que las potencias arquetípicas no encontraban 24 Comunicación directa Ada Marcos 2020.
  • 40. 22 figuras que las contuvieran y canalizaran, que esto resultaba de la pérdida del símbolo, o como lo dijo Nietzche, “la muerte de Dios”. Hoy vemos demonios que se manifiestan (al menos en México) como una exacerbada violencia, bandas delincuenciales que dominan significativas porciones del territorio donde desaparecen, asesinan, extorsionan y cometen todo tipo de delitos en total impunidad; aunque consideramos que no es el único lugar, ya que a nivel global hay un significativo movimiento de estos aspectos barbáricos de la humanidad; vemos los éxodos africanos hacia Europa o las caravanas migrantes que parten de Centroamérica pretendiendo llegar a Estados Unidos. Otra muestra de esta grieta entre la consciencia “moderna” y el inconsciente profundo es la tendencia masificadora de los llamados movimientos activistas, lo que Jung llamó “ismos”; el identificó el “Nazismo”, “Comunismo” y “Socialismo”; estos ligados a una clara tendencia político-ideológica; hoy encontramos el “animalismo”, “activismo”, “ambientalismo”, “derechohumanismo”, “feminismo” y “machismo”. En este punto es posible que se nos mal entienda, ¡claro! que es necesario visibilizar y denunciar las aberraciones de nuestro sistema mundo, lo que queremos señalar es
  • 41. 23 que, en muchas ocasiones, estos movimientos con causa legitima, se convierten en discursos dogmáticos, que fortalecen la masificación en una psique colectiva -la participación mística-, recrudeciendo la brecha interna que motivó la búsqueda en un principio. Uno de los indicadores de la alienación de la individualidad y la absorción de la psique colectiva es la radicalidad, la replicación de la misma violencia que se pretende combatir, la exacerbación de la unilateralidad que impide la mirada y escucha del “otro”; por eso pensamos que es mejor vivir una vida coherente aunque sea errónea que vivir en el limbo, que vivir perdidos en la confusión de la esperanza de una salvación inexistente, una salvación proveniente del exterior; pareciera que hoy reina la confusión sobre nosotros mismos. Jung manifestó que en un sueño comprendió que la “civilización cristiana” estaba en peligro; nos parece que hoy ha colapsado, necesitamos la de-construcción y reconstrucción de nuestro sistema mundo, la conformación de nuevas formas de experiencia espiritual que permita la expresión de lo arcaico profundo que se ha mantenido suprimido, una nueva vivencia que de lugar a los impulsos profundos que revelan el sentido individual que siempre tenderá a ser compartido con el otro. Restablecer la dignidad de la labor y el mandato interior, que permita poner a raya y configurarse como un opuesto que equilibre las demandas del mercado y la tecnología. En plena guerra Jung se vuelve hacia su interior, a la vida sencilla, a preparar sus alimentos, a cortar la leña, a estar en contacto más con la tierra, decía que la edad del progreso había destruido la cultura espiritual, que el excesivo “progreso” hacia lo externo generó una anticultura que fracturó la continuidad histórica y propició que el hombre tuviera un retorno al barbarismo. Apeló a la madurez espiritual y a la responsabilidad individual; pero ¿realmente podemos invocar la “madurez espiritual”? cuando al menos en los últimos cien años venimos del adoctrinamiento y de la explotación por parte de las instituciones que debieran conducir y facilitar la vida, las instituciones civiles se han convertido en las primeras violentadoras, mientras que las espirituales atentan contra el futuro pederasticamente o son negocios que explotan la catarsis generada por sus intentos confesionales que pretenden que la gente “pare de sufrir”; entonces ¿Cómo podemos realizar un resurgimiento de lo humano?, ¿Cómo reconectar con el sentido trascendente de la humanidad?
  • 42. 24 II. SOBRE EL INCONSCIENTE, EL ALMA Y LO ARCAICO La noción de inconsciente puede sonar como algo místico o metafísico, una concepción que esotéricos y ocultistas han pretendido emplear para cubrir con un velo de “cientificismo” sus especulaciones. Para Jung1, lo Inconsciente es el fundamento para los experimentos de asociación, así como para la observación de las manifestaciones psíquicas dentro de la práctica clínica. Los estudios sistemáticos de la vida anímica comenzaron en Francia, con los estudios de Ribot, Binet y Janet. En ocasiones se tiene una concepción errónea de lo que es la “ciencia” y lo que implica para la producción de conocimiento. Para el Diccionario de la Real Academia Española, “ciencia”2 (Del lat. scientia.) significa “Conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados…”. Por ello no todo saber o conocimiento deviene de lo que es tangible, medible y cuantificable. Para Laplanche y Pontalis (2013)3, el Inconsciente en su primera acepción, remite a un adjetivo que se emplea para connotar los contenidos psíquicos que se encuentran fuera del actual campo de la consciencia, mientras que en un sentido “tópico”, “designa uno de los sistemas definidos por Freud dentro del marco de su primera teoría del aparato psíquico; está constituido por contenidos reprimidos, a los que ha sido rehusado el acceso al sistema preconsclente-consciente por la acción de la represión”. Refiere Jung, que a partir de los “estudios experimentales” la noción de Inconsciente adquirió una tonalidad científico-cultural, otorgándole validez más allá del método clínico, dejando patente que, aunque los contenidos psíquicos hubieran sido reprimidos o sustraídos de la consciencia, estos siguen existiendo y ejercen un influjo sobre los procesos conscientes, los afectos e incluso el comportamiento. Los postulados de la escuela vienesa, y particularmente de Freud, asignaban un valor determinante a la sexualidad sobre la dinámica psíquica, reduciendo las manifestaciones y contenidos del inconsciente a deseos que han sido insatisfechos y que por su naturaleza son intolerables o inaceptables para la consciencia y el sistema moral de la cultura en que el sujeto se encuentra inmerso. 1 Jung, C.G. (2001) Civilización en transición. Vólumen 10, Obra completa Editorial Trotta, Barcelona 2 https://dle.rae.es/ciencia 3 Laplanche, J. y Pontalis, J. (2013). Diccionario de psicoanálisis. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina: Paidós
  • 43. 25 Para Jung, la sexualidad posee una significativa potencia organizadora en torno a lo corporal, con ramificaciones profundas en la psique que se conectan con los orígenes y el futuro de la humanidad, por lo que, si bien no tiene como la alimentación una relación directa con la supervivencia del sujeto, si lo ata con la continuidad de la especie; ambas funciones tienen un origen arcaico, aunque naturalezas distintas. A diferencia de la nutrición, la sexualidad se encuentra sometida a una reglamentación moral, a estrictas regulaciones y códigos sobre su ejercicio y expresión, lo que le confiere fuertes cargas de interés y afecto. La culturización de la sexualidad, la ha desviado de su natural expresión, propiciando en torno a ella la constelación de puntos deficientes de adaptación. Para Jung, la psique es una instancia natural, que mantiene una relación directa con el sustrato natural, por lo que los instintos y la necesidad de su satisfacción le confieren un significativo cumulo de energía que la dinamiza y le permite su manifestación. En este sentido, Jung considera que la teoría freudiana ha circunscrito los fenómenos emergentes del Inconsciente a la sexualidad, reduciendo a una sola expresión la multiplicidad de expresiones vitales; de ahí que la noción de sexualidad ha sido sobre estirada, por lo que una concepción más pertinente para categorizar la vitalidad y su dinamismo es “Eros”. Una expresión elemental de deseo que puede caer solo en lo carnal primigenio o ser elevado a un sentido trascendente del amor que puede actuar como potente fuerza generadora. Si bien la teoría psicoanalítica se sienta principalmente sobre la teoría sexual, Jung considera que no es posible demostrar que la sexualidad sea el impulso
  • 44. 26 fundamental de la psique; ya que al ser esta una entidad compleja que alberga todos los aspectos de la variabilidad vital humana, puede abordársele desde distintas perspectivas ya que posee amplios y profundos enigmas, que requieren un amplio campo de estudio y abordajes inter, trans y multi disciplinario. Desde principios del siglo XX las ciencias naturales han evolucionado al empleo de concepciones energéticas, homeostáticas, holónicas y cuánticas, como perspectivas de acercamiento más profundo a los fenómenos del mundo; es en este sentido que resulta pertinente considerar una magnitud energética como expresión de la psique. Jung propone que, al quantum básico de energía psíquica, se le denomine “libido”, partiendo de su significado clásico como “deseo ardiente”, considerando que esta concepción tiene suficiente potencia teórica para explicar los procesos dinámicos de la psique. La noción de “libido” permite trascender las explicaciones religioso- espiritualistas para identificar contenidos psíquicos como manifestaciones que son distintas al “Yo” y si son incompatibles con la orientación de este son susceptibles de ser reprimidos o suprimidos. Jung plantea que, para acercarnos al conocimiento del inconsciente, es necesario tener una perspectiva amplia, que vaya más allá y no se encuentre limitada exclusivamente por la noción de sexualidad; por ello considera que la aproximación energética a los contenidos psíquicos que se encuentran fuera de la consciencia es la más pertinente; ya que la intensidad energética continua operando activamente en la sombra. Es importante tener presente que las vivencias que devienen del proceso de desarrollo dejan huella y sus efectos pueden reconocerse no obstante que se hayan olvidado; estos materiales se mantienen a nivel del “inconsciente personal”, ya que provienen de la construcción biográfica individual. Dice Jung, que cuando un contenido, afecto o vivencia pasan a lo inconsciente, es recibido por el “racimo de complejos” que se mantienen en la sombra, formándose a partir de estos, conexiones significantes que son susceptibles de ser reprimidas o emerger a la consciencia como ocurrencias. Dalmiro Bustos (1985)4 desarrolló la noción de “racimos” o “cluster” para explicar la manera en que durante el proceso de desarrollo se agrupan distintos tipos o características de roles. Tomamos prestada esta noción, para hablar de racimos de complejos, ya que al decir Jung5 que un 4 Bustos, D. M. (1985). Nuevos rumbos en psicoterapia psicodramática. Individual, parejas y grupo en función social. La Plata, Buenos Aires: Momento. 5 Jung, C. G. (2004). Consideraciones generales sobre la teoría de los complejos. Obra completa. Volumen 8. La dinámica de lo inconsciente. Madrid: Editorial Trotta.
  • 45. 27 complejo es la “imagen” de una situación psíquica determinada que se encuentra acentuada desde una perspectiva emocional, podemos considerar que diferentes imágenes o representaciones se agrupen o articulen en torno aun un afecto o carga afectiva. Estos contenidos articulados en torno a los complejos se encuentran en el orden del inconsciente personal, referentes biográficos que en algún momento estuvieron en la consciencia de manera explícita o subliminal y por alguna razón salieron del campo de esta y quedaron adheridos a un complejo de representación afectivamente acentuado. Si bien un número significativos contenidos que emergen del inconsciente puede atribuirse al nivel del inconsciente personal, existen algunos que tienen raíces más profundas, y poseen significaciones míticas y trascendentes; y cuando se realiza su análisis o elaboración, no pueden encontrarse referentes de estos dentro de la biografía individual, por lo que Jung considera que “provienen de las estructuras cerebrales heredadas por medio de los procesos evolutivos”6. Es fundamental comprender que el ser humano del Antropoceno es producto de un largo camino evolutivo, por lo que el cerebro es el resultado de este proceso y da cuenta de él, como lo hacen todas las estructuras corporales; así mismo, la psique es una manifestación holográfica del proceso evolutivo, que si bien se asienta en el cuerpo, gran parte de su funcionamiento es independiente y tiene sus vías propias para manifestarse. Las imágenes míticas o suprapersonales que devienen del inconsciente profundo, son las que conocen al “hombre que ha sido siempre” y que tiene más de dos millones de años, al hombre mito y que tiene acceso a todos los conocimientos almacenados en el código genético de la especie. Cuando un sujeto establece relación con el Inconsciente Colectivo y sus contenidos, se da un ensanchamiento de la consciencia, accediendo a percepciones y referentes que van más allá del “Yo” y el proceso biográfico individual. Poder acceder a los saberes y conocimientos almacenados en el Inconsciente Colectivo, implica la muerte simbólica del ser humano atado al mundo externo y determinado por los discursos masificados de la “Ilusión Civilizatoria”, para permitir el nacimiento del héroe mítico que enfrenta su sombra y la trasciende regresando al mundo con una fuerza vital renovada y una consciencia amplificada. Ya que solo a partir del sacrificio del hombre como es hoy, será posible alcanzar al hombre que es. 6 Jung, C.G. (2001) Civilización en transición. Vólumen 10, Obra completa Editorial Trotta, Barcelona
  • 46. 28 Las imágenes míticas, son representaciones simbólicas de la potencia vital, indican las distintas posibilidades para el discurrir del sentido y el proceso de integración existencial; ya que el Inconsciente Colectivo es un fondo sobre el que se puede reconocer la función y capacidad adaptativa de la consciencia. Merece la pena considerar que a partir de nuestra presente construcción mental y representacional, actualmente que todo lo que tiene valor para la psique, es lo que se recoge de la función adaptativa de la consciencia, aquellos elementos que sirven para funcionar en el contexto global contemporaneo; mientras que todo aquello que se considera moralmente inadecuado o que no tiene una aplicación adaptativa inmediata, deviene del fondo oscuro de las sombras, fantasmas y demonios, que exigen rituales y ceremonias para su apaciguamiento. Podríamos pensar que hoy somos hombres modernos que hemos salido del misticismo y el animismo, que las creencias en seres y fenómenos sobre naturales es algo arcaico, primitivo y que solo los ignorantes “creen” en su influjo, pero la realidad es que estas imágenes permanecen en la sombra del inconsciente y emergen espontánea y arbitrariamente, generando el mismo efecto que tenían en los primitivos, por ello son más concurridos los puestos de los brujos o curanderos, de los tarotistas o los astrólogos que los consultorios de los analistas o los centros de meditación. Es más fácil acudir con el brujo para que con su “poder” se resuelvan mis problemas, que asumir la responsabilidad de mi proceso vital y el sentido de mi existencia. Cuando vivimos alienados de nuestro inconsciente, los complejos toman vida propia, se cargan con la energía de los afectos que han sido negados o reprimidos y se manifiestan como fenómenos que pueblan la oscuridad de nuestra habitación, reflejando aquello que ha sido negado, reprimido o suprimido durante la vigilia. Se transforman en los retornados, los muertos vivientes, los “reveants”. Una secuela del desbordamiento de la vida diurna que no debe ser despreciado, ya que, al ser una manifestación viva de la psique, también encierra imperativos que deben ser atendidos, de ahí la necesidad ritualista y religiosa. Estas manifestaciones del Inconsciente Colectivo devienen de más de 5 mil años de evolución humana, y si bien los periodos temporales suelen ser imprecisos, no hace más de 60 generaciones éramos nómadas primitivos.
  • 47. 29 Dice Jung, que estamos cubiertos por una sutil capa de pátina civilizatoria, pero que en el fondo y ante la menor grieta o desequilibrio aflora el primitivo, más profundo y consistente. Es en estas capas primitivas, junto con los instintos donde reside el Inconsciente Colectivo. La colonización cristiana generó una ruptura histórica que alienó a los originarios de sus mitos y referentes simbólicos, las iglesias se construyeron sobre los templos y se pretendió suprimir de la noche a la mañana los ritos, pretendiendo con
  • 48. 30 el bien supremo, el “summum bonum”, hacerlo apto para la “ilustración cultural” y ser dotado de “alma”. Nuestra raíz indígena quedó sumergida en la sombra en espera de su reivindicación, acumulando energía de los complejos históricos. Cuando nuestro sistema social, religioso e institucional entran en crisis, se revela de manera grotesca y salvaje la psique indígena originaria, aquella que ha permanecido en las catacumbas de las iglesias excluida del desarrollo, alcanza las estructuras sociales y se vuelca contra si misma expresando la violencia de la que ha sido objeto y que fue el instrumento civilizatorio. ¿Qué ha pasado con nosotros? Hemos construido un país de desaparecidos, donde no hay verdad, justicia ni reparación; donde la “autoridad” hace como que busca y las madres arañan la tierra con sus manos para buscar a sus hijos. Esto, nos lleva a hablar y pensar sobre el misterio de la Tierra, donde en México y muchos otros países del continente se encuentra enterrada la “verdad”. La Tierra, el territorio donde se nace, tiene poderosa influencia sobre el cuerpo y la psique, el clima, el suelo, los alimentos e incluso los minerales determinan una forma particular de relación con la tierra; Jung refiere por ejemplo que, en los Estados Unidos de Norte América, se ha observado una transformación lingüística, alimentaria
  • 49. 31 e incluso fisonómica en no más de dos generaciones de inmigrantes; señala que “cada suelo tiene sus misterios” y refleja su influencia profundamente en la psique y el cuerpo de quienes lo habitan. ¿Cuál es el significado de los fenómenos que hoy enfrentamos? La profunda violencia contra nosotros mismos, el deterioro ambiental y el cambio climático, la pandemia de COVID-19 y la gripe aviar H5N8 que recientemente ha pasado a los humanos. Señala Jung que “para la psique [arcaica], estas explicaciones simplificadas, resultan insatisfactorias, ya que ellas llevan en el interior un bárbaro auténtico, que no tolera bromas ni es entretenido”. En este punto es pertinente preguntarnos ¿Qué hemos aprendido de lo que generamos en nuestro mundo? Las dos grandes guerras, el permanente conflicto en Medio Oriente y los más de 10 años de guerra civil en Siria, el calentamiento global que ha llevado a desastrosos fenómenos naturales, un contexto de deterioro social y violencia constante en Latinoamérica, y ahora una pandemia viral y económica que nos recuerdan lo cíclico de la historia, y que la aproximación a los contenidos del Inconsciente debe realizarse de manera seria, alejados de interpretaciones chistosas o grotescas. ¿De dónde proviene esta corrupción y violencia contra nosotros mismos? Octavio Paz en el “Laberinto de la Soledad”, plantea una profunda reflexión sobre la naturaleza y constitución del mexicano actual. Paz lo plantea como el producto de un
  • 50. 32 largo proceso de mestizaje, que le otorgan condiciones psicológicas, morales, culturales e históricas particulares. Trata de abordar el macro del pueblo mexicano, como sujeto histórico colectivo, con el único objetivo de poder concebir una identidad nacional. La cuestión del Inconsciente, sus contenidos y su capacidad compensatoria, es algo que debe tomarse muy en serio, ya que la enorme presión social y moral para el bien que impone el orden instaurado por la iglesia católica, pone de manifiesto los contenidos de la sombra que fueron suprimidas o reprimidas y ahora están reclamando un lugar. Pareciera que hoy el discurso confesional del catolicismo ha perdido la fuerza moral para el bien, cuando algunos de sus jerarcas se han enriquecido, un importante número de sus representantes han cometido pederastia y las autoridades los han protegido; además de que en nuestras profundidades, parecieran existir raíces originarias prehispánicas que pueden agarrarnos desde abajo. Hoy se revela algo que se había mantenido en silencio y se ha acumulado silenciosamente en nuestro interior, debido a la unilateralidad de la construcción paradigmática de la consciencia que ha excluido y alienado lo profundo de la participación vital.
  • 51. 33 Es fundamental tener presente que tanto en los contenidos de la consciencia como en los del inconsciente, existe una profunda relación de equilibrio y compensación, por lo que su dinámica y sentido pueden coincidir cuando hay una aproximación al optimo vital; de ahí que entre menos unilateral sea la actitud consciente y más cercana se encuentre al optimo vital, menor será la actividad autónoma compensatoria del inconsciente, ya que como afirmó Jung: “Cuando un hombre camina por la senda en la que integra sus anhelos conscientes con el sentido de las profundidades de su ser, tanto en lo individual como en lo colectivo, no habrá lugar para hablar de la emergencia de lo inconsciente”. Pareciera que ante acontecimientos tan ominosos y confusos como los que enfrentamos en los albores de la segunda década del siglo XXI, nos hemos visto llamados a buscar en las profundidades de nuestra alma la respuesta a preguntas que los discursos institucionales y de “poder” no pueden responder, hemos visto la materialización del mal7 y el resurgimiento de fuerzas primitivas que hoy sabemos provienen desde el inconsciente. El resurgimiento de las manifestaciones de lo profundo primitivo ha conducido en occidente a intentos por elevar estos contenidos desde perspectivas “gnóstico 7 En el próximo capítulo tocaremos este tema.
  • 52. 34 eclécticas” como logias y sociedades secretas. También han surgido las escuelas “científicas”, que intentan proporcionar una base autorizada de los fenómeno del inconsciente, pretendiendo medirlo e incluso circunscribirlo a un subproducto de la actividad cerebral, fenómenos que se hacen accesibles mediante la hipnosis, los sueños y los ritos tradicionales. No son casuales los momentos en que la humanidad ha entrado en procesos colectivos de introspección, estos pueden rastrearse en la historia y contienen un sentido que favorecerá la evolución de la consciencia colectiva. Ejemplos de estos procesos los constituye la configuración del cristianismo o la Revolución Francesa. ¿Será que en estos momentos estamos enfrentando un quiebre que deviene en revolución, y podría llevarnos a una Re-evolución? Hoy enfrentamos un quiebre paradigmático, similar al que se enfrentó el Imperio Romano, donde sus dioses junto con su discurso civilizatorio perdieron potencia para explicar los fenómenos y transformaciones del mundo, sus habitantes comenzaron a importar deidades y prácticas orientales, que resultaban más eficaces; la Ley perdió su potencia simbólica para tramitar los contenidos del inconsciente, con lo que emergieron de él cosas de una remota y arcaica profundidad. Hoy, tanto en la práctica clínica como en muchos aspectos de la cotidianeidad observamos síntomas que reflejan una renegación a la “domesticación” disciplinaria implantada por el orden civilizatorio, como si este fuera el sello del espíritu de los tiempos. Lo inconsciente representa algo dudoso que nos lleva a cuestionar sobre la proporción y la medida en que “nosotros somos el mundo” o el “mundo somos nosotros”. El inconsciente está lejos de ser una hipótesis teórica o una especulación, es real y sus efectos y manifestaciones son ponderables y visibles en el mundo, le presenta al sujeto una realidad paralela o alterna al mundo de la consciencia, como si el sujeto viviera entre dos mundos; así la imagen del mundo exterior, nos permite entender todo como un producto objetivo resultado de las fuerzas físicas y fisiológicas, mientras que el mundo interno, nos muestra su sentido de forma trascendente y subliminal, ya que la imagen del mundo que nos proporciona el inconsciente es de orden mitológico. Aún persisten en nosotros vestigios de las “representaciones colectivas” y la “participación mística”, por ello en lugar de comprender las imágenes que provienen del inconsciente como representaciones holográficas de los impulsos instintivos, aun pensamos estar sujetos a las intenciones de dioses y demonios, de espíritus y
  • 53. 35 elementales. En nuestro interior prevalece el conflicto entre estos dos mundos, donde uno insulta a la razón y el otro al sentimiento. Durante siglos hemos querido integrarlas, con peores y mejores resultados. Un componente fundamental de la dinámica psíquica es el “símbolo”8; para Jung “es la expresión de algo que no puede ser caracterizado de mejor manera. El símbolo está vivo mientras permanezca preñado de significado”; no obstante, por medio de una adecuada hermenéutica, se puede develar el sentido de la representación constelada. Resalta Jung, que la simbolización y la compensación son las cualidades más importantes del inconsciente, ya que la simbolización permite dotar de representabilidad a los contenidos psíquicos, mientras que la compensación es la función de equilibrio y autorregulación de la psique y el organismo. Es importante tener presente que los impulsos y los deseos pueden ser inaceptables o disruptivos durante la racionalidad cotidiana, motivo por el que recurrimos de manera inconsciente a lo que Freud nombro supresión y represión9; como ya mencionamos, los contenidos excluidos de la consciencia conforman complejos, que se van reuniendo en torno a la 8 Jung, C.G. (2013) Tipos Psicológicos. Vólumen 6, Obra completa Editorial Trotta, Barcelona. 9 Freud, S., Freud, S., Freud, S. (1987). La interpretación de los sueños. Buenos Aires: Amorrortu.
  • 54. 36 represión y adquieren una dimensión que afecta la capacidad del Yo para mediar la acumulación de afectos en torno a las representaciones significantes. Lo Inconsciente como instancia va mucho más allá que las figuras personales que tienen un origen biográfico; es fuente oscura de instinto e intuición; contiene la imagen del hombre como ha sido siempre y es el origen de fuerzas naturales que la “racionalidad” y la “buena moral” no son capaces de despertar para generar un profundo movimiento en la humanidad y que esta transite hacia un nuevo estadio de consciencia y creatividad colectiva. No debemos renegar o pretender escapar del inconsciente y sus manifestaciones, ya que este no es el contrario u oponente de la consciencia, y si es un complemento compensatorio que puede aportar recursos para romper con las posiciones unilaterales. El inconsciente al ser una instancia de naturaleza vital es autónomo a la consciencia, posé una fuerza ctónica primigenia aunque su potencia se ha visto debilitada debido a las escisiones o mutilaciones que se dan en el contexto civilizatorio actual. El ser humano al percatarse de la necesidad de conducir las fuerzas instintivas, generó la religión como una instancia mediadora para recibir y tramitar las potencias provenientes del inconsciente, otorgando forma y contenido por medio de sus símbolos e imágenes representativas; es en este sentido, que la actitud religiosa supone una ayuda artificial consciente que favorece y facilita el influjo del inconsciente, dotándole de amplio valor a su función compensatoria. Es por medio de los dogmas y los ritos que giran en torno a concepciones fuertemente cargados de afecto que se le otorga contenido al inconsciente, valores que en sí mismo no posee pero que puede llegar a adquirir de manera espontánea, aunque de forma desagradable o disruptiva al haberse activado de manera forzada la función compensatoria. Entonces, cuando los contenidos del inconsciente han sido reprimidos o suprimidos, estos se acumulan en torno a representaciones cargadas de afecto que, eventualmente influirán sobre la consciencia de forma regularmente espontánea, molesta y disruptiva; es decir como síntomas más o menos significativos de falta de ajuste y conflicto interior. Es en estos momentos cuando los primitivos asumían que estaban siendo poseídos o perseguidos por espíritus y demonios, de ahí que recurrían a ritos y conjuros para calmar o ahuyentar estas presencias “super” o “supra” humanas.
  • 55. 37 Los símbolos tienen potencia representativa y orientadora, ya que de otro modo simplemente serían figuras vacías y sin sentido. Los símbolos poseen una naturaleza compleja ya que se conforma de elementos conscientes e inconscientes; los símbolos vivos pueden substanciarse y sintetizar elementos fundamentales del inconsciente, además de siempre abrir infinitas posibilidades para la realización vital. Los símbolos pueden ser matados cuando su imagen queda reducida a su función real, cuando son concretizados o caracterizados con una sola línea de acción o pensamiento. La función simbólica suele activarse o restablecerse cuando la actitud consciente se encuentra dispuesta para la comprensión de los contenidos del inconsciente. Es muy importante asumir una postura centrada, colocada en el punto medio tratando de no dar preponderancia a ninguna actitud, buscando favorecer la manifestación de los contenidos psíquicos del inconsciente en integración con la actitud racional del Yo. Es en este sentido que el seguimiento y exploración del inconsciente debería estar fundamentada en una actitud de la consciencia para el reconocimiento y aceptación de la función compensatoria de este, ya que de este modo, su energía y potencia vital se condensará en forma se símbolos que si bien no son una guía, si abren caminos para la reflexión e interpretación; entendiendo que “si tomamos a la naturaleza como guía, nunca herraremos”.
  • 56. 38 Una de las cualidades más notables de la psique es la proyección, que permite depositar sobre los objetos cúmulos de significado e intensidad afectiva que regularmente se encuentra fuera del campo de la consciencia. Uno de los aspectos más notables de la proyección, es la atribución de propiedades mágicas a un objeto o persona. La atribución mágica es uno de los fenómenos característicos de la mente primitiva, en la que todos los objetos del mundo se encuentran cargados de un sentido vital simbólico. Para la psique primitiva, el mundo posee un profundo sentido sagrado que inspira admiración, respeto y temor, el inconsciente se encuentra proyectado en un mundo que se mantiene en permanente comunicación con él, mientras que nosotros debemos conformarnos con la insípida y generalmente insuficiente contemplación estética. Nos hemos alejado de nuestra natural voz interior, y eso ha propiciado que desde el inconsciente se encarne y manifieste de formas que pueden ser grotescas y violentas, expresiones primitivas, lo que puede llevar a intentos para su control y normalización por medio del surgimiento de tendencias masificantes, “normalizantes” o “ismos”. Pensamos que nuestras leyes e instituciones pueden salvarnos de las influencias compensatorias del inconsciente, pero estamos muy equivocados, ya que la única forma de atajar aquello de la sombra que se ha materializado, es mediante la responsabilidad individual de hacerse cargo de su inconsciente, ya que el único caos verdadero según Jung es la unilateralidad de nuestra orientación. Debemos desarrollar la humildad ante la inconmensurabilidad de la psique, quebrando el arrogante principio de poder. La voz del inconsciente es profunda y el inconsciente se mantiene en estrecha relación con la consciencia, nuestra historia y la cosmovisión, ya que la frontera entre la conciencia y el inconsciente, está determinada por la cosmovisión y el espíritu de la época, es decir, el discurso paradigmático; por ello, en el Antropoceno vivimos pretendiendo estar altamente civilizados y alejados de las manifestaciones vitales de la psique profunda.
  • 57. 39 II. LA CUESTIÓN DEL MAL En este capítulo, trabajaremos sobre “la cuestión del mal”, que desde nuestra perspectiva es una de las manifestaciones más palpables de la crisis actual del sistema-mundo y la “Ruptura de la Ilusión Civilizatoria”; un sello del espíritu de nuestra época y que merece una importante exploración. Iniciamos mirando al catolicismo, que es un corpus dogmático que ha configurado nuestra estructura social e institucional en lo que se conoce como el mundo occidental, ha dado forma a nuestra cosmovisión y preceptos morales. Es muy importante que comprendamos que el cristianismo en su estructura dogmática anticipa un proceso de transformación de la divinidad, donde poco a poco y a partir del siglo XI, se va instaurando la “privatio boni”1, borrando paulatinamente al opuesto y contraparte del creador, ya que esta figura conduce a la desobediencia, al reto para seguir la inclinación personal; era la serpiente que nos ofrece el conocimiento creador para “ser como dioses”; la deidad que nos trae como el fuego el conocimiento del “bien” y el “mal”, alejándonos de la animalia, de la ignorancia originaria. Se pretendió borrar al retador del creador, al ángel caído, aquel que ha renunciado a lo divino para encarnarse, que es una imagen de cómo el mundo es invadido por los contenidos del Inconsciente. Es en este punto donde se configuró la escisión, la ruptura con lo instintivo originario y las imágenes inconscientes que genera; no es que pretendamos atacar o 1 La idea básica del principio “privatio boni” es que el mal no tiene existencia propia; es meramente una privación o una ausencia del bien. Un corolario de la doctrina es que todo lo bueno viene de Dios y todo lo malo del hombre. Recuperado de: https://aras.org/concordance/content/privatio-boni
  • 58. 40 hacer campaña contra el catolicismo, pero si es importante que lo retomemos como un referente paradigmático de la construcción de nuestra percepción de la realidad y orden institucional actual. En este sentido, podemos considerar que los ángeles como figuras o imágenes no son autónomas, sino que representan solamente el pensamiento de su maestro, el deseo de su creador; por ello, la caída de un ángel puede considerarse como una manifestación de lo siniestro, una invasión arquetípica con posibilidades de causar una inflación de la personalidad, una expansión del “Yo”, que ocurre cuando somos penetrados por la imagen mítica proveniente del inconsciente colectivo. Cuando esto ocurre, el sujeto se siente completo, repleto de un saber que va más allá de él; en casos patológicos, podemos observar figuras históricas de mesías, caudillos o dictadores como Hitler, Napoleón, Franco y actualmente el ejemplo más claro es Donald Trump. Estos sujetos se colocan a sí mismos por encima de cualquier ser humano. En México tenemos un nutrido grupo de “sujetos de poder”, que se asumen poseedores del saber y la verdad sobre el otro; mientras que en situaciones que podemos llamar “normales”, se manifiesta como una especie de soberbia o arrogancia, una manifestación compensatoria de un profundo sentimiento de inferioridad. La figura del ángel caído en su forma positiva puede encarnar héroes que emergen y aportan cuestiones trascendentales, los creadores, nuestros maestros que han sido una guía para la humanidad. Bueno, vale la pena reflexionar, preguntarnos que tanto esta inflación proveniente de la sombra ha penetrado en la psique colectiva y ha trascendido la esfera psíquica manifestándose, materializándose en la realidad; observamos la perversión de los que se asumen como “sujetos de poder”, así como la cruda e incontrolable violencia estructural, la proliferación en la región hispanoamericana de
  • 59. 41 grupos delincuenciales que no tienen empacho en mostrar la cara más sórdida de la violencia. Jung menciona que uno de los referentes de la inflación y sus efectos siniestros lo encontramos en el libro de Enoc, donde los ángeles procrearon con mujeres humanas una raza de gigantes que pretenden devorar a la humanidad. El Libro de Enoc es un libro intertestamentario, que forma parte del canon de la Biblia de la Iglesia ortodoxa etíope pero no es reconocido como canónico por las demás iglesias cristianas, a pesar de haber sido encontrado en algunos de los códices por la Septuaginta (Códice Vaticano y Papiros Chester Beatty). Los Beta Israelies (judíos etíopes) lo incluyen en la Tanaj, a diferencia de los demás judíos actuales, que lo excluyen. Según el libro de Enoc, los ángeles renuncian a la divinidad para casarse con los hijos de Caín, con lo que se manifiestan algunos de los aspectos más siniestros en la psique consciente. Desde nuestro contexto, la autorrealización de Dios o la figura humana de lo divino, tiene que ver con el antiguo testamento; por ejemplo el matrimonio divino, la integración con la divinidad y las consecuencias de esto las observamos en el libro de Job; dice Jung que “El matrimonio espiritual es un grado sublime de santidad y por lo cual muy apetecible, es una unión perfectísima y estable que se celebra y contrae con la Santísima Trinidad por medio de Jesús, pues el alma se une a las tres divinas personas por medio de la Humanidad de Cristo”. Esta idea de integración con lo divino nos lleva a la noción de progresión, donde el ser humano es elevado a nivel de Creador; en donde el sujeto penetra en las
  • 60. 42 profundidades del inconsciente en el campo psíquico de la experiencia interna, concediéndose al individuo una sensación de totalidad, accediendo al “bien supremo”. El mito del “Summun bonum”, fue muy potente y válido hasta el siglo XI, donde según Jung, comenzaron a observarse los primeros signos de transformación de la consciencia; se observan los gérmenes de la inquietud que perfilaron la catástrofe global que enfrentamos en día de hoy. Se conformó una hipertrofia sintomática de la consciencia, donde los seres humanos llegamos a considerar que “nada es más grande que el hombre y sus hechos”. El hombre se ha descartado de la vida y de sí mismo, lo que desgastó severamente el mito del hombre cristiano, y con ello la idea de la totalidad cumplida en el más allá. Hoy entre nosotros se han manifestado las tinieblas, el opuesto a la luz, la otra cara del creador. Siguiendo a Jung, consideramos que hoy, en el siglo XXI uno de los aspectos más relevantes es que “el hombre se enfrenta con el principio del mal”. Atestiguamos la franca injusticia, tiranía, mentira, esclavitud y coacción de la consciencia; “… las tinieblas lo han penetrado todo, el mal circula libre entre los hombres, colapsando la unidad psíquica del hombre, sumergiéndolo en la desesperanza y la confusión”. Observamos múltiples formas de manifestación del mal sin ningún tipo de recato o disimulo, experimentamos el colapso de los grandes puntos de referencia; las tinieblas lo han penetrado todo y el mal circula libremente entre nosotros, ha colapsado la unidad psíquica, sumergiéndonos en la desesperanza y la confusión. Ante la irrupción de lo siniestro, nos enfrentamos a una fuerte sacudida por no decir colapso o quiebre de los referentes ideológico-espirituales, donde al parecer ya no se sostiene el “privatio boni”2, porqué hoy el mal es una realidad determinante que está presente en el mundo y no puede ser eliminada; ya que: “Debemos aprender a contar con él, pues quiere vivir con nosotros”. 2 Un tema principal del capítulo de Jung sobre Cristo como símbolo del Sí mismo, y también de su pensamiento general, es la privatio boni. Esta es una doctrina fundamental del eón cristiano. Es un corolario del principio de que Dios es solo bueno, y que Dios puede definirse como el summum bonum, el bien supremo: a) La idea básica del principio privatio boni es que el mal no tiene existencia propia; es meramente una privación o una ausencia del bien; todo lo bueno viene de Dios y todo lo malo del hombre; b) Jung señala muy explícitamente que el precepto de privatio boni se basa en una petitio principii, un principio de la pregunta, lo que significa filosóficamente que uno desliza una suposición (la suposición de lo que uno está tratando de probar) en un argumento al principio, y por lo que la respuesta se asume de antemano.
  • 61. 43 Señala Jung, que necesitamos una “metanoia”3, una profunda reforma psíquica y espiritual de los fundamentos de lo humano y el mundo que hemos construido, ya que el mal proviene de nosotros, y ha tomado tanta potencia por la negación que hicimos de él durante tantos siglos, caímos en la idea cristiana del “bien” y hoy el “mal” se hace presente y nos recuerda su existencia. La “caída” se caracteriza por la unilateralidad, la toma de una posición exclusiva que niega o borra la existencia de otras posibilidades, lo que lleva a la ruptura del equilibrio y tarde o temprano al colapso psíquico y moral. Para no caer, y de hecho tener la posibilidad de levantarnos, requerimos tomar lo que es conocido como el camino medio, una posición entre los extremos que permita o conduzca a la conciliación entre nuestros aspectos racional-materialistas exacerbados y la sombra que hoy reclama su lugar en el mundo. “En el budismo theravada, el camino del medio cristaliza el camino por el que Gautama Buda alcanzó el estado de nirvana a través de la moderación que supone la huida de los extremos, tanto la indulgencia con los sentidos como la automortificación y a través de la práctica de la sabiduría, la moralidad y el cultivo de la mente”. Hoy los fundamentos de la ética y la moral, ya no pueden regularse por los imperativos categóricos opuestos “bien” y “mal”, es fundamental que incorporemos al “mal” como una parte sustantiva de nuestra integralidad, como el elemento “Yin” que 3 Enunciado retórico utilizado para retractarse de alguna afirmación realizada, y corregirla para comentarla de mejor manera. Su significado literal del griego denota una situación en que en un trayecto ha tenido que volverse del camino en que se andaba y tomar otra dirección.
  • 62. 44 habíamos pretendido desterrar y hoy se nos impone desde el inconsciente y exige nuestra atención. Bien y mal, constituyen una totalidad paradójica, ambos pierden su carácter absoluto, y nos vemos obligados a reflexionar sobre su representación como juicios; nos vemos sumergidos en la eterna duda, derivada de la permanente imperfección de nuestros juicios las posibles falacias lógicas. “El problema ético, solo se capta ante la inseguridad de la clasificación moral, de ahí, que haya que tomar posición”. Como lo mencionó Morin4 nos enfrentamos a lo inesperado, a lo incierto, a un contexto que puede colocarnos en un relativismo que también implique otra radical unilateralidad. Pero la incertidumbre no significa la ausencia o invalidez de las categorías, ya que el juicio moral y sus consecuencias psíquicas están siempre presentes; son los contenidos del juicio los que sucumben, colapsan ante lo avasallante del espíritu de los tiempos y las circunstancias que plantea. La ausencia o caída de los referentes externos, nos lleva innegablemente a la búsqueda de referentes internos, a trascender el código moral para asumir una postura ética, un impulso existencial y creador que permita el tránsito y la trascendencia del momento; pero ¿Cómo decidir sobre una postura ante el ominoso peso de la libertad? 4 https://www.jornada.com.mx/notas/2021/01/07/cultura/aprender-a-vivir-en-la-incertidumbre-aconseja-el- filosofo-edgar-morin/ Esta foto de Autor desconocido está bajo licencia CC BY-NC-ND
  • 63. 45 Dice Jung que los antiguos orientales en su profunda practicidad lo resolvieron de manera muy simple, proponen seguir el camino medio, no inclinarse y tratar de mantenerse en el centro. En el hinduismo, y en particular en el “gñana yoga” (el yoga del conocimiento) y el “advaita vedanta, neti neti” ‘no esto, no aquello’, o ‘ni esto, ni aquello’ (neti es la forma sandhi de na-iti: ‘no es tal’). Neti-neti es considerado el método para aproximarse a la comprensión del concepto de Brahman (principio de la existencia hinduista) sin utilizar definiciones o descripciones afirmativas (y por tanto inadecuadas). El Dao nos propone el “wu-wei”, común mente traducido como “no hacer”, cuando en realidad significa no forzar, permitir en un estado de contemplación de las circunstancias que por medio del equilibrio entre “Yin-Yang” los acontecimientos tomen su rumbo natural, siendo el sujeto consecuente con ellos. O el Zen, que aspira, a una posición última de consciencia a partir de la comprensión total de las situaciones y concepciones “colisión de deberes” (Satori). Satori es un término japonés que designa la iluminación en el budismo zen, es el momento en que se descubre de forma clara que solo existe el presente (donde nace el pasado y el futuro), creándose y disolviéndose en el mismo instante; con lo que la experiencia aclara que el tiempo es solo un concepto, que el pasado y el futuro son una ilusión al igual que todo el mundo físico. Uno de los elementos que ha generado la escisión, es el proceso educativo, que de alguna manera dejó de enfocarse en el desarrollo de seres humanos íntegros,
  • 64. 46 completos y pasó como lo mencionó Foucault a instaurar el control “disciplinario”, a amaestrar a los sujetos para insertarse en el sistema de control poder; especialmente porque ha generado que las personas ignoren sus posibilidades de elección, arrojándolos a las corrientes masivas o masificadas, integrándose al “hombre-masa”, lo que inevitablemente propiciará una reacción compensatoria psíquica que pretenderá reivindicar la individualidad existencial. Jung señala que es fundamental el contacto y la escucha de lo que proviene del interior, aunque en momentos pudiéramos pensar que es algo ajeno o grotesco, no es más que la imagen de nosotros mismos y nuestra esencia natural; este sentido de la mirada y la escucha interior, irremediablemente nos lleva a un sentido de autoresponsabilidad a partir del conocimiento paulatino de nuestra propia verdad. La domesticación enseña idealismos irrealizables, predicados oficiales que tienden a seguirse, a pesar de su incongruencia. Afirma el suizo, que la indagación sobre la actualidad del mal proviene del interior del alma individual, y solo será posible buscando acceder al mayor autoconocimiento posible, lo que, si bien puede ser una utopía, nos proporciona una guía, nos muestra el camino para acercarnos al núcleo de nuestra esencia humana, a la profundidad más elemental donde los instintos entran en colisión, donde se impone el principio vital como una irremediable decisión ética de la consciencia. Y añade: “Solo es posible el conocimiento de la naturaleza, mediante la ciencia que amplía el campo de la consciencia, y por ello, la ciencia, también necesita autoconocimiento profundo, es decir, necesita la psicología”.
  • 65. 47 Pareciera que nos encontramos perplejos y confundidos ante los fenómenos del mal, ya que, a pesar de los avances técnicos y tecnológicos, el hombre está más alejado del alma y su naturaleza, ha actuado en su contra y en detrimento de sus medios vitales. Señala Jung que “[a]nte nosotros se alza la terrible cuestión del mal” y no sabemos dar una respuesta, al parecer no contamos con los recursos para tomar posición ante él, particularmente porque gracias al “privatio boni” no tenemos imaginación para el mal y estamos atrapados en él; unos no quieren saber nada y recurren a la táctica del avestruz, mientras que otros se identifican y lo encarnan; algunos se pretenden “buenos”, y quieren aplastar al mal bajo sus pies, y otros han caído en el mal, perdiendo toda mirada del bien. Es la danza de las unilateralidades, que no hace más que alimentar la sombra. Hoy el mal se ha materializado, es una potencia visible, donde los que se encuentran masificados, absorbidos por la psique colectiva, corren a refugiarse en doctrinas planificadas, en discursos morales que favorecen la unilateralidad y la conformación del hombre-masa, mientras que otros enfrentan una enfermedad del alma al no poseer un mito personal que les proporcione elementos para tramitar las potencias provenientes del inconsciente; pareciera que hemos olvidado o nos hemos distanciado de los mitos trascendentales dando lugar a mitos de otra naturaleza. La unilateralidad racional-materialista que hemos cultivado desde la ilustración ha minimizado o tratado de colocar los mitos a nivel de la fantasía o cuentos infantiles,
  • 66. 48 sin comprender plenamente el significado de vivir sin un mito; hemos perdido los medios para reconocer y canalizar los impulsos y contenidos que provienen del inconsciente profundo, ya que, al distanciarnos del mundo interior, es muy probable que quedemos atrapados en los espejos negros del exterior. Los gnósticos desde hace siglos se preguntaban sobre el origen del mal, sin que desde entonces hayamos podido responder a esa pregunta. “Percibimos el avance de la sombría fragmentación, ante lo ridículo y grotesco de la política y lo alienante de la tecnología”. Nos sorprendemos e incluso asustamos ante las manifestaciones oscuras del alma humana, que ha sido olvidada y reprimida durante siglos, y que ahora emerge en formas siniestras para recordarnos su eterna presencia, por ello “el mito debe evolucionar, conectando pasado con futuro, liberando al hombre y haciéndolo un creador divino”. Aquí enfrentamos un problema profundo, ya que un creador debe ser libre, debe haberse emancipado de la masa, pero eso está prohibido, ya que no es conveniente para el negocio. Y es que es ante la emancipación creadora que se vivencia la comunión y reverencia con lo divino, se experimenta una integración del alma con un sentido trascendente, lo que nos aleja de la “animalia”, para renacer en la conciencia como hijos de la divinidad; pero en estos tiempos esto se vislumbra complicado, ya que se ha fracturado nuestro sentido de comunión con lo divino, debido a que la tékne en su extraversión forzada ha pretendido suprimir los contenidos provenientes del inconsciente; alienando al hombre de su devenir histórico y la actualización de su mito. El Gran Paradigma Occidental, ha desdoblado y fragmentado la totalidad, propiciando la generación de reinos de luz y oscuridad; los gérmenes de esto fueron captados por Job y por el libro de Enoch, ya que desde la más remota antigüedad hemos enfrentado el espinoso problema del hombre bueno que sufre y del malo feliz. El cristianismo propició un desdoblamiento, satanás en el antiguo testamento se encontraba al lado de Yahvé, una dualidad proveniente del espíritu divino. En el s. XI, se llegó a pensar que el mundo fue creado por el diablo y no por Dios. Jakob Boheme, plasmó la naturaleza antagónica de la imagen de Dios, contribuyendo a la propagación del mito.
  • 67. 49 Esta imagen representa una divinidad con dos caras, una “complexio opositorum”, la existencia de una dualidad omnipresente, que enfrenta al hombre con un conflicto permanente, la eterna demanda por tomar una postura. Hoy enfrentamos la manifestación de la sombra en lo real, no en lo mítico o simbólico, y esto no ha sido comprendido por quienes quieren asumirse como los guías de los hombres. LA CUESTIÓN DEL MAL 1. El cristianismo y la psique religiosa
  • 68. 50 Pareciera que hoy se está despertando una búsqueda de integración, intuitivamente hay quienes están iniciando un camino de exploración de los contenidos de su inconsciente, una exploración de conocimiento de la sombra y los contenidos que en ella existen. Desde la antigüedad, la psique ha recurrido a los mándalas, como imágenes arquetípicas sintéticas y simbolizadoras de la totalidad. Es en los procesos analíticos o en los de introspección profunda que se manifiesta la sombra5, eso propicia un movimiento compensatorio en favor de la integración, puede presentarse un conflicto interno que suele ser mediado por el símbolo. El encuentro entre los opuestos genera una síntesis, un tercer elemento que, si en su momento no es reconocido o integrado, caerá nuevamente en el inconsciente, pudiendo acrecentarse la sombra o realizarse la integración de manera natural (wu- wei). La síntesis implica una cooperación entre el inconsciente y la consciencia, una de las manifestaciones de este proceso puede presentarse en los sueños con la aparición de figuras mandálicas como una representación de la totalidad, que se ofrece a la imaginación como una representación de la dualidad sin lucha; una reconciliación en calma. 5 Dice Jung que la sombra es: “el otro lado” de la personalidad, el lado oscuro, inferior, indiferenciado, que se contrapone al yo consciente. “Cada uno de nosotros va seguido de una sombra que cuanto menos incorporada está a la vida consciente del individuo, tanto más negra y densa es. [...] Si las tendencias de la sombra, que son reprimidas, no representaran otra cosa que el mal, no existiría ningún problema. Pero la sombra representa sólo algo inferior, primitivo, inadecuado y torpe, y no es mala en sentido absoluto. Abarca, entre otras cosas, cualidades inferiores, infantiles y primitivas, que en cierto sentido volverían la existencia humana más vital y más bella; pero se enfrentan a reglas consagradas por la tradición”.