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PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES
PRINCIPIOS UNIVERSALES PARA
CONSTRUIR UNA CULTURA DE PAZ
VOLUMEN VII
Copyright © Miguel Ángel Cano Jiménez
Primera Edición: Septiembre de 2003
Segunda Edición: Octubre de 2015
Editado por el autor: Miguel Ángel Cano Jiménez
email: famcano2004@gmail.com
Diseño de portada: Sunil Cano
Todo el mundo está de acuerdo en que vivimos en una época de
crisis. Es una crisis generalizada de valores. En las ciencias y la filosofía
la búsqueda de la verdad, certeza o racionalidad están en un callejón
sin salida. En la esfera de la ética hay una confusión total acerca de lo
que está bien o mal.
La sociedad está plagada de problemas, desde el incremento de la
violencia juvenil, e incluso infantil, pasando por problemas como el
consumo abusivo de alcohol y drogas, los delitos sexuales, el maltrato
y la violencia dentro del ámbito familiar, hasta la corrupción de las
elites políticas y financieras.
Y, a nivel mundial estamos inmersos en una serie de guerras
regionales y expuestos al creciente peligro de conflictos o choque
entre distintos pueblos, culturas y civilizaciones, además de la grave
amenaza del terrorismo internacional.
INTRODUCCIÓN
«El hombre convertido en cosa está angustiado, carece de fe y de
convicciones y tiene poca capacidad de amar. Y escapa al vano ajetreo,
al alcoholismo, a una extremada promiscuidad sexual y a síntomas
psicosomáticos de todas clases que explica mejor la teoría de la tensión
(estrés).
Como consecuencia paradójica, las sociedades más prósperas
resultan ser las más enfermas y el progreso de la medicina queda
compensado por el gran aumento de toda clase de enfermedades
psíquicas y psicosomáticas.»
Erich Fromm, El humanismo como utopía real, Paidós, Barcelona, 1998, p. 41.
Como nos indica muy bien Erich Fromm en la siguiente cita, es
paradójico que sean las sociedades opulentas las que estén plagadas de
más problemas psicológicos causados por relaciones humanas conflictivas
que conducen a mucha gente a la soledad, depresión e incluso al suicidio.
La raíz de los problemas actuales se encuentra en
el vacío moral creado por la crisis de valores. Por
ello, es de suma importancia la investigación y
búsqueda de un núcleo de valores o principios
éticos universales que puedan ser compartidos y
aceptados por todas las naciones, culturas y
religiones.
Estos valores universalmente compartidos deben
servir de base de una educación para la paz que
fomente la convivencia pacífica entre individuos,
familias, razas, naciones y civilizaciones, con el fin
de lograr una paz mundial estable y duradera.
En este volumen, titulado Principios
Éticos Universales, a modo de resumen y
conclusión, vamos a enumerar una serie
de supuestos básicos y fundamentales que
podrían ser elevados a la categoría de
principios éticos universales.
A lo largo de nuestro trabajo de
investigación hemos venido defendiendo
la necesidad de avanzar en el diálogo y
entendimiento entre las diferentes
tradiciones culturales, filosóficas,
religiosas, científicas e ideológicas con el
fin de llegar a un consenso socrático en
unos principios éticos universales.
Por un lado, estos principios éticos
podrían ayudar a resolver los conflictos
culturales, religiosos, nacionalistas o
políticos entre naciones, así como los
problemas del hambre en el mundo, la
corrupción de las elites gobernantes, las
injusticias y males sociales, y la
degradación moral de las familias e
individuos.
Por otro lado, podrían también servir
para regular la convivencia armoniosa y
pacífica entre individuos, familias,
comunidades, naciones y civilizaciones
que finalmente lleve a una paz mundial
estable y duradera.
La fuente de inspiración y la motivación de
esta investigación ha sido el pensamiento
filosófico, ético y religioso de Sun Myung
Moon, un hombre extraordinario que dedicó
toda su vida a lograr la paz mundial.
Fundó el movimiento de unificación y
numerosas organizaciones e instituciones en
prácticamente todos los campos de la
cultura. Reunió en múltiples congresos
internacionales a científicos, profesores,
comunicadores, educadores, líderes
religiosos y líderes políticos con el fin de
trabajar juntos por la paz mundial,
transcendiendo las barreras nacionales,
culturales, raciales y religiosas.
Al igual que otros grandes visionarios
como Jesús, Buda o Sócrates, nunca ha
escrito nada, sino que durante toda su
vida ha impartido una enseñanza viva
mediante charlas, sermones y
conferencias públicas.
Por esta razón, el Dr. Sung Hun Lee,
un académico coreano, se dedicó a
ordenar y sistematizar el pensamiento
filosófico de Sun Myung Moon, que lleva
el nombre de “Pensamiento de
Unificación”, porque su pretensión es
armonizar todas las escuelas y corrientes
contrapuestas del pensamiento humano
a lo largo de la historia.
«El destino de la humanidad es armonizar todos los puntos
de vista que hoy están divididos unos contra otros. La
filosofía que guíe a la humanidad en el futuro deberá incluir
todas las religiones y filosofías. (…)
Si seguimos como ahora, y los seres humanos sólo se
agrupan cuando son de la misma religión o la misma raza, la
humanidad no podrá evitar más guerras. Si no trascendemos
nuestras costumbres y tradiciones culturales, jamás llegará
una era de paz.»
Sun Myung Moon, Su autobiografía, una vida consagrada a la paz, Sepha,
Madrid, 2012, p. 318.
La fuente de inspiración y la motivación de esta investigación ha sido el pensamiento
filosófico, ético y religioso de Sun Myung Moon.
«El destino de la humanidad es armonizar todos los puntos de
vista que hoy están divididos unos contra otros. La filosofía que
guíe a la humanidad en el futuro deberá incluir todas las
religiones y filosofías. (…) Si seguimos como ahora, y los seres
humanos sólo se agrupan cuando son de la misma religión o la
misma raza, la humanidad no podrá evitar más guerras. Si no
trascendemos nuestras costumbres y tradiciones culturales,
jamás llegará una era de paz.»
Sun Myung Moon, Su autobiografía, una vida consagrada a la paz, Sepha,
Madrid, 2012, p. 318.
Sun Myung Moon,
Selecciones de charlas,
Seúl, HSA-UWC.
El Principio Divino,
Iglesia de Unificación,
Barcelona, 1977.
Sung Hun Lee, New
Essentials of Unification
Thought, UTI, Korea, 2006.
Esta es una propuesta que podría ayudar a
generar un consenso universal que aglutine a la
mayoría de las visiones filosóficas y religiosas de
las diferentes culturas y civilizaciones que
actualmente componen el mundo, y de esta
manera contribuir de forma significativa a la paz
mundial.
Estos principios éticos que enunciamos aquí
sintetizan los principios éticos más comunes y
universales presentes en las principales o más
influyentes tradiciones culturales.
PROPUESTA DE PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES
Por supuesto, la mayor parte de estos principios éticos son bien
conocidos. Algunos de ellos son casi tan antiguos como el hombre
mismo, mientras que otros son más novedosos —al menos en los
términos en los que se formulan— aunque en esencia no sean tan
nuevos. No se trata, pues, de querer descubrir la pólvora.
Más bien, la originalidad de esta propuesta de principios éticos
universales radica principalmente en que se intenta conectar e
interrelacionar estos principios básicos de una manera racional y
coherente, enmarcándolos en una visión global lo más comprensible y
completa posible. Es un logro similar al de recomponer un complicado
rompecabezas encontrando el sitio preciso de cada pieza.
De este modo, nos apartamos de la manida lista de valores o
principios éticos, adecuadamente definidos y comentados, pero
dispersos y desconectados entre sí.
Originalidad de los principios éticos universales
1. Que sean los más razonables, simples y
conformes al sentido común
2. Que sean amplios y expliquen el mayor
número de fenómenos y problemas
3. Que no sean dogmáticos o irracionales
4. Que sean compatibles con los
conocimientos actuales de la ciencia,
sin que por ello se tenga que aceptar
todos sus dogmas infundados
5. Que reúnan lo más universal de todas
las tradiciones culturales
Hemos intentado que esta serie de principios éticos que enumeramos a continuación
tengan las siguientes características:
6. Que sean presupuestos integradores y
conciliadores
7. Que tiendan puentes entre las tradiciones
religiosas y filosóficas antiguas y las
tradiciones ilustradas y científicas modernas
8. Que valgan para mediar entre la tradición
occidental, liberal y defensora de los
derechos individuales, y la tradición oriental,
comunitarista y defensora del orden social
9. Que sirvan también para ofrecer soluciones
prácticas a los problemas morales y éticos
actuales.
Características de los principios éticos universales
Ya que la naturaleza es el dato común u objeto de estudio
más objetivo que comparten ciencias, filosofías y
religiones, defenderemos la objetividad de estos principios
éticos derivándolos en parte de los principios generales de
la naturaleza, resaltando las semejanzas y analogías que
existen entre las leyes morales y las leyes de la naturaleza.
Además, con el fin de que sea posible elevarlos a axiomas
o primeros principios invariables, no formularemos nuestra
propuesta en la forma clásica de catálogos de derechos y
deberes, o prescripciones y prohibiciones morales, sino en
la forma de principios generales.
Principios éticos universales derivados de la naturaleza y formulados
en la forma de principios generales
1. PRINCIPIO DEL ORIGEN COMÚN DE LA
HUMANIDADY EL ORDEN LEGAL NATURALY
MORAL DEL UNIVERSO
2. PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD E IGUALDAD
3. PRINCIPIO DE LA LIBERTAD,
RESPONSABILIDADY CREATIVIDAD
4. PRINCIPIO DE LAS INTERACCIONES
RECÍPROCAS O LEY DE DARY RECIBIR
5. PRINCIPIO DEL CRECIMIENTOY DESARROLLO
MORAL A TRAVÉS DE TRES ETAPAS
6. PRINCIPIO DE LOS TRES NIVELES DE
MORALIDAD
PROPUESTA DE 12 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES
7. PRINCIPIO DEL PROPÓSITO
INDIVIDUALY PROPÓSITO PARA EL
CONJUNTO
8. PRINCIPIO DE LA ELEVACIÓN
PROGRESIVA DEL VALOR HUMANO
9. PRINCIPIO DEL PROGRESO MEDIANTE
LA COOPERACIÓN CENTRADA EN UN
PROPÓSITO COMÚN
10. PRINCIPIO DEL ORDEN
11. PRINCIPIO DEL SENTIDO
12. PRINCIPIO DE LAS TRES METAS DE LA
VIDA HUMANA
PRINCIPIO DEL ORIGEN COMÚN DE LA HUMANIDADY
EL ORDEN LEGAL NATURALY MORAL DEL UNIVERSO
El origen común, Dios o la primera causa de la
humanidad y el universo, se podría definir
como una mente energética o una energía
mental que dio origen al universo mediante
una primera etapa de diseño y una segunda
etapa de formación o evolución, estableciendo
un orden legal basado en leyes naturales y
leyes morales universales.
PRINCIPIO DEL ORIGEN COMÚN DE LA HUMANIDADY
EL ORDEN LEGAL NATURALY MORAL DEL UNIVERSO
 “Mente y materia se funden en una
sola cosa”
 El origen común reúne el aspecto
mental y material
 Una primera causa definida como una
mente energética o una energía
mental
 Presencia generalizada de diseños
inteligentes
 Las dos etapas de los procesos
creativos
 ¿Somos el fruto del azar o estamos
diseñados para un fin?
 Desde la multiplicidad de dioses a la
creencia en un Dios único
 Desde un Dios impersonal o un juez
inflexible a un Dios personal en la
forma de un padre o madre amante y
bondadoso
 Un amor universal y un orden moral
universal
 El Dios de los filósofos
PRINCIPIO DEL ORIGEN COMÚN DE LA HUMANIDADY
EL ORDEN LEGAL NATURALY MORAL DEL UNIVERSO
Desde un punto de vista científico, este
principio se basa, en primer lugar, en la
hipótesis o supuesto básico de que los
procesos mentales y materiales son dos
aspectos inseparables que están presentes
en mayor o menor grado en todas las
entidades de universo.
Esta es la hipótesis más probable
después de las abrumadoras evidencias
que salen a la luz a raíz de los últimos
avances de la ciencia. Especialmente, en la
física cuántica el concepto clásico de
materia prácticamente se ha desvanecido,
siendo sustituido por un continuo de
materia y espíritu, como se puede apreciar
en las siguientes citas de Bohm, Jeans y
Eddington.
«Si se ahondase más y más en la inmanencia que reside
en la materia creo que eventualmente se llegará a la
corriente que sentimos también como mente, de suerte
que mente y materia se funden en una sola cosa.»
David Bohm, El Paradigma Holográfico, Kairós, Barcelona, 1987, p. 218.
«La mente ha dejado de ser considerada como un
intruso en los dominios de la materia; estamos empezando
a sospechar que más bien deberíamos saludarla como
creadora y gobernadora del reino de la materia.»
Sir James Jeans, Cuestiones Cuánticas, ed. K. Wilber, Kairós, Barcelona,
1987, p. 196.
«Por decirlo con toda crudeza, mi conclusión es que el
mundo está compuesto de “materia” mental.»
Sir Arthur Eddington, Cuestiones Cuánticas, ed. K. Wilber, Kairós,
Barcelona, 1987, p. 259.
“Mente y materia se funden en una sola cosa”
En segundo lugar, se basa en el supuesto de que
ambos aspectos comparten un origen común que reúne
ambos aspectos, material y mental.
Este es el supuesto más razonable ante la evidencia
de la imposibilidad de reducir a una primera causa del
universo puramente material todos los niveles
emergentes de procesos mentales y grados de
consciencia superiores.
La hipótesis de una primera causa, en la que se
funden todos los aspectos mentales y materiales
emergentes es mucho más razonable que creer en la
emergencia milagrosa de la consciencia y la mente a
partir de una primera causa material sin consciencia ni
mente.
El origen común reúne el aspecto mental y material
Materia
Mente
Mente
Materia
Materia
Mente
Materia
En una conferencia
internacional de científicos, Sun
Myung Moon explicó de una
manera simple y concisa esta
hipótesis de una primera causa
que reúne la esencia de la mente
y la materia, como se puede
apreciar en la siguiente cita:
«No obstante, debido a que el mundo del
efecto está compuesto de seres con dos
naturalezas, la causa debe ser un ser monista con
la esencia de las dos naturalezas de mente y
materia combinadas en unidad.
En otras palabras, la causa última tiene que ser
un ser absoluto y unificado de dos naturalezas
que puede crear los atributos de mente y materia
respectivamente.
El mundo unificado del efecto solamente pudo
haber provenido de un ser monista unificado.»
Sun Myung Moon, The Role of Unified Science in the Moral
Orientation of the World, November 26, 1972, NewYork, USA.
Una primera causa que reúne la esencia de la mente y la materia
Así que es fácil suponer que en el principio
no sólo habría campos de fuerzas físicas sino
también campos de vida vegetal y animal.
Todos ellos estarían englobados en un
campo superior, que se podría llamar la mente
del universo, cuyo soporte material sería la
energía primaria y básica a partir de la cual se
formaron todos los tipos de materia.
De hecho, en esta causa primera, la mente
y la energía serían una misma cosa, una
sustancia homogénea, que se podría definir
como una mente energética o una energía
mental.
Como una consecuencia lógica de esta
hipótesis, se deduce la afirmación de la
existencia de una primera causa inteligente.
Esta afirmación no tiene porqué implicar una
creencia en un Dios con una naturaleza
completamente diferente a la del resto del
universo y que interviene en la naturaleza de un
modo milagroso y sobrenatural.
Más bien sería un Dios, en el que se funden
los aspectos mentales y materiales, que piensa,
proyecta, planea y actúa; que hizo la materia
con su propia energía y que dirigió su evolución
por medio de los diferentes campos de fuerzas
que ya existían desde el principio.
Una primera causa definida como una mente energética o
una energía mental
Campos de nivel superior
(Autoconciencia,
identidad única, razón)
Campos de vida
(Autonomía, creatividad)
Campos de fuerzas
Energía
Mundo
cuántico
Energía
Instinto
vida
Autoconciencia
Identidad única
Razón
Primera causa
Mente energética o
Energía mental
Mundo
cuántico
Energía
Instinto
vida
Mundo
cuántico
Energía
Átomos
Moléculas
Seres
Vivos
Seres
humanos
Una primera causa definida como una mente energética
o una energía mental
En tercer lugar, el principio del origen común está
también sustentado por la evidencia de la presencia
generalizada de diseños inteligentes en el universo y de
indicios de que existe un proyecto cósmico.
Este supuesto, que tiene una larga tradición filosófica
y científica que se remonta a Sócrates, se ha visto
desterrado de la ciencia a causa del dogma de la
objetividad de la ciencia, que excluye las causas finales,
y el dogma de fe de la teoría darwinista de la evolución.
Sin embargo, existen una serie de teorías científicas
nuevas que sugieren que es necesario desechar este
viejo prejuicio de la ciencia contra el diseño inteligente,
como se puede ver en los ejemplos que vienen a
continuación.
Presencia generalizada de diseños inteligentes
La mera existencia de las leyes de la
naturaleza y sus mecanismos regidos por
ellas, obviamente implican la existencia
de un diseñador inteligente.
El físico Steven Weinberg, a pesar de
no creer en ninguna inteligencia
inherente a la naturaleza, afirma que en
el único sitio donde sería posible
encontrar indicios de ella sería en estas
leyes finales de la naturaleza, y que
consideraciones de este tipo son las que
hacen casi irresistible el utilizar la
metáfora de la mente de Dios.
«Si hubiera algo que pudiéramos descubrir
en la naturaleza que nos diese alguna intuición
especial sobre la obra de Dios, tendrían que
ser las leyes finales de la naturaleza. (...)
Cualquiera que sea la religión de uno, o la
falta de ella, resulta una metáfora irresistible
el hablar de las leyes finales de la naturaleza
en términos de la mente de Dios.»
Steven Weinberg, El sueño de una teoría final, Crítica,
Barcelona, 1994, pp.192-193.
La metáfora de la mente de Dios
La creencia en un Dios matemático que
ha diseñado el universo mediante leyes y
fórmulas matemáticas es parte integrante
de la tradición antigua y actual de la ciencia.
Se remonta a Pitágoras y se ha mantenido a
lo largo de toda su historia, incluso hasta
nuestros días.
De hecho, casi todos los grandes físicos,
astrónomos y matemáticos del Siglo XX,
como Planck, Einstein, Bohr, Heisenberg,
Pauli o Eddington, comparten esta visión
pitagórica o platónica del universo, como se
puede ver en esta cita de Heisenberg:
«Creo que, en este punto, la física
moderna se ha decantado definitivamente
en favor de Platón.
Porque las mínimas porciones de materia
no son de hecho objetos físicos en el
sentido ordinario de la palabra; son formas,
estructuras, o —en el sentido que les da
Platón— Ideas, que pueden ser descritas
sin ambigüedad en un lenguaje
matemático.»
Werner Heisenberg, Cuestiones Cuánticas, ed. K. Wilber,
Kairós, Barcelona, 1987, p. 85.
El Dios matemático
Muchos científicos, como Freeman
Dyson, han señalado la importancia
vital que tuvieron los valores
numéricos exactos de ciertas
constantes o fuerzas para el futuro de
la evolución del universo, y en especial
para que fuera posible la aparición de
la vida y los seres humanos.
Este hecho les ha llevado a sugerir
la existencia de un plan general o un
alma del mundo.
Estos accidentes o coincidencias
significativas se han hecho muy
populares en la ciencia con el nombre
de Principio Antrópico.
«A partir de estos accidentes en la física y la
astronomía, concluyo que el universo es un lugar
inesperadamente hospitalario para que los seres vivos
hagan en él su hogar...
La armonía peculiar entre la estructura del universo y las
necesidades de la vida y la inteligencia es... una
manifestación de la importancia de la mente en el
esquema de las cosas.
Como individuos, algunos de nosotros acaso estemos
dispuesto a ir más lejos… a apoyar la hipótesis de que
existe un espíritu universal o alma del mundo, subyacente
en las manifestaciones de inteligencia que observamos.»
Freeman Dyson, Trastornando el universo, F.C.E., México, 1982, pp. 282-
284.
El Principio Antrópico
El físico Paul Davies también sugiere la
existencia de un proyecto cósmico detrás
de la evolución del universo, en la forma
leyes de un nivel superior o de algún
principio creador y autoorganizativo
inherente a la naturaleza.
Ideas parecidas son las sostenidas por el
biólogo Rupert Sheldrake, que especula
sobre la existencia de un supercampo
unificado de nivel superior que incluye
campos de fuerzas físicos y campos
mórficos o biológicos.
«El hecho mismo de que el universo
es creativo, y que las leyes han
permitido que surjan estructuras
complejas y se desarrollen hasta el
punto de la conciencia... es para mí una
prueba evidente de que hay algo que
está operando detrás de todo. La
impresión de diseño es abrumadora.»
Davies, Paul, The Cosmic Blueprint: New Discoveries
in Nature's Creative Ability to Order the Universe. New
York: Simon and Schuster, 1988, p. 203.
Un proyecto cósmico
Teoría del “Diseño Inteligente”
A finales del siglo pasado un grupo de científicos
norteamericanos formularon una nueva teoría, llamada
“diseño inteligente”, que se opone frontalmente al
dogma de la teoría darwiniana de la evolución.
Básicamente, esta nueva visión o paradigma evolutivo
afirma que, basándose en la evidencia empírica, es
posible inferir que ciertas facetas del universo y de los
seres vivos se explican mejor suponiendo que están
diseñados por una causa inteligente, que presumir que
son causados por un proceso al azar como la selección
natural.
En 1996, el bioquímico Michael J. Behe, argumentó en
su libro, La caja negra de Darwin: El desafío bioquímico a
la evolución, que algunas facetas de las células vivas
están caracterizadas por una “irreducible complejidad”
que no puede ser explicada por la teoría darwiniana de
las numerosas y pequeñas variaciones que apuntan
hacia un diseño inteligente.
El motor flagelar bacteriano
Como el mismo Behe explica, un sistema es
irreduciblemente complejo cuando “está
compuesto de varias partes que interactúan y
encajan perfectamente unas con otras,
cumpliendo juntas una función básica, y en donde
la eliminación de alguna de las partes causa que el
sistema deje de funcionar.”
Michael J. Behe, Darwin's Black Box:The Biochemical
Challenge to Evolution. NewYork:The Free Press, 1996, p. 39.
En cuarto lugar, el supuesto de la
existencia de una causa inteligente, a la vez
mental y material, que dio origen al universo
por medio de un primer proceso de diseño
de un proyecto cósmico, o Logos, y un
segundo proceso de evolución o
materialización de ese Logos, nos permite
unificar en un único modelo universal el
proceso de formación y evolución del
universo, obra de la productividad creativa
de Dios, o la naturaleza, con la evolución
tecnológica y cultural, obra de la
productividad creativa de los seres
humanos.
El supuesto de la existencia de un
Logos o proyecto cósmico, fruto de un
primer proceso de diseño mental
intencional, que luego dirigió el proceso
de formación y evolución del universo,
logra explicar mejor la direccionalidad de
la evolución y la funcionalidad de los
organismos vivos.
Además de esto puede servir de
puente entre las visiones científicas,
filosóficas y religiosas, y abre las puertas
a la búsqueda de un sentido a la
existencia humana.
Las dos etapas de los procesos creativos
Proceso de diseño previo
Proceso de materialización del Logos
Origen
Motivo
Finalidad
principal
Logos
general
Proyecto
Global
Logos
específicos
Seres
humanos
Seres
vivos
Estructura
material del
universo
Proceso mental de diseño del Logos
Hay dos posibilidades. La primera
es que seamos un producto del azar,
en cuyo caso no tendríamos ninguna
función o fin objetivo que cumplir.
Cada individuo o cada sociedad
determina sus propios fines y, por
consiguiente, los valores son
irremediablemente relativos.
Basándonos en este supuesto, a lo
único que se puede aspirar es lograr
acuerdos fácticos, temporales y
cambiables en cuestiones de valores y
normas éticas.
Si, por el contrario,
hubiéramos sido diseñado para
un fin, nuestro valor o bondad
dependería de si cumplimos o
no ese fin.
Además, en el caso de que
hubiera un plan o proyecto
objetivo para nosotros,
podríamos entonces hablar de
un estándar común y universal
para determinar los valores y
las normas.
¿Somos el fruto del azar o estamos diseñados para un fin?
Desde la perspectiva religiosa, en todas
las culturas aparecieron relatos míticos y
religiones primitivas que hablaban de una
multiplicidad de dioses antropomórficos.
Sin embargo, en la llamada época axial
hubo una reacción contra esta proliferación
de dioses que exhibían las mismas bajas
pasiones de los seres humanos y que
parecían manejar a éstos como a simples
marionetas, obligándoles efectuar
sacrificios sangrientos e inmorales.
Lo característico o esencial de esta
época axial fue la aparición de
reformadores que afirmaban la existencia
de un Dios único y una ley moral universal.
Por ejemplo, Moisés proclamó la existencia de un
Dios único,Yahvé, que promulgó unos mandamientos
morales que todos los hombres debían obedecer, y
asimismo alentó la lucha contra la idolatría o los cultos
a los antiguos dioses inmorales.
Esta creencia semita en un único Dios, creador del
cielo y la tierra, fue heredada posteriormente por el
cristianismo y el islam.
De una manera similar, Zoroastro reaccionó en
contra las creencias de las belicosas tribus nómadas —
que adoraban a las antiguas deidades iranias y ofrecían
cruentos sacrificios— afirmando la existencia de un
único Dios bueno, el Señor Sabio (Ahura Mazda) que
enseñaba a vivir de acuerdo con los pensamientos
rectos, las palabras rectas y las acciones rectas.
Desde la multiplicidad de dioses a la creencia en un Dios único
También en la época axial, los sabios chinos,
dejando de lado las antiguas deidades chinas y
antepasados deificados, echaron mano de los
conceptos más abstractos e impersonales delTao y el
Cielo, que eran como un primer principio creador y
una ley moral universal. Confucio, en especial, resaltó
la educación moral y la responsabilidad humana en
cumplir esta ley moral universal o mandatos del Cielo.
De una forma similar, los místicos de los Upanisads
trataron de reducir a todos los antiguos dioses vedas
a una tríada de dioses centrada en un impersonal
Brahman, el Uno o el EspírituAbsoluto, y resaltaron la
responsabilidad del hombre de liberarse de la ilusoria
Maya (apariencias del mundo sensible) y fundir su
Atman (alma) con el Brahman, la Realidad Última.
Un fenómeno muy parecido al hindú ocurrió
en Grecia. Jenófanes criticó a los antiguos dioses
griegos semihumanos y abogó por un único Dios
desprovisto de las pasiones y la apariencia
humana. El Uno de Pitágoras, la Idea del Bien de
Platón, el motor inmóvil de Aristóteles, el Logos
de los estoicos, todos ellos eran conceptos muy
similares al Brahman hindú.
También, los filósofos griegos, a semejanza de
los pensadores hindúes, resaltaron la
responsabilidad que tiene el ser humano de salir
de este mundo sensible de sombras y
apariencias y alcanzar el conocimiento,
enfatizando asimismo la obligación humana de
vivir conforme a una ley moral natural.
Desde los dioses antropomórficos a los primeros principios
abstractos e impersonales
En cambio, Buda negó la relevancia de
todas las deidades hindúes, e incluso desafió
la creencia en un eterno y siempre presente
Brahman, motivado por el afán en enfatizar la
responsabilidad moral individual en ganar su
propia perfección.
Buda enfatizó que solamente el cultivo de sí
mismo y el autodominio eran los medios más
adecuados para lograr la paz interior. Ningún
rito externo, sacrificio o ayuda divina servía
para alcanzar esa meta.
Aun así, Buda mantuvo la creencia hindú en
unas normas morales eternas o Dharma y en
la inexorable ley del Karma.
La negación de los dioses por razones éticas del budismo
El ateísmo por razones éticas de los jainistas
«Los jainistas creen que el universo
es eterno así que no hay necesidad de
una primera causa. Dicen que el
mundo de la materia siempre ha
existido como tal por lo que no tiene
sentido adelantar la hipótesis de un
Creador.
Y están convencidos de que el
hombre mismo tiene el poder de
subyugar sus pasiones y liberarse a sí
mismo de las ataduras mundanas, así
que, ¿por qué especular acerca de un
salvador que venga de fuera? (...)
Ellos presentaron todas las objeciones a
la existencia de Dios que son muy
familiares para los occidentales.
Primero, si Dios crea algo debe ser para
satisfacer alguna inclinación o para
eliminar alguna ansiedad de su naturaleza,
pero esto hace que Dios sea claramente
imperfecto.
Segundo, si el mundo es la obra de un
Dios perfecto, ¿cómo es posible que sus
criaturas sufran tantas miserias y males?»
Y.O. Kim, World Religions, vol. 2, Golden Gate, New
York, 1976, pp. 83-84.
SegúnYoung Oon Kim, los jainistas negaron expresamente la existencia de
cualquier Dios por las siguientes razones:
Varios siglos más tarde, a diferencia de sus
predecesores judíos y orientales, que consideraron a Dios
como un juez inflexible, lo despersonalizaron e incluso
negaron con el fin de resaltar la importancia de la
responsabilidad moral individual y la inexorable ley moral,
Jesús asemejó a Dios a un padre amante que está
dispuesto a perdonar a sus hijos si éstos se arrepienten y
vuelven sus corazones hacia él, como queda claramente
expresado en la parábola del hijo pródigo.
Así pues, aunque Jesús no negó la existencia de una ley
moral universal ni la responsabilidad que tiene el ser
humano de cumplirla, sí puso por encima de esa ley divina
a un Dios de amor dispuesto a abrazar y perdonar incluso
a sus enemigos.
Desde un Dios impersonal o un juez inflexible a un Dios personal en
la forma de un padre o madre amante y bondadoso
Esta creencia en una fuente última de amor, o un
Dios personal en la forma de un padre o una madre
amante se fue generalizando a nivel popular en todas
las religiones. Fue asimismo adoptada por la mayoría
de las ramas y corrientes místicas de las tradiciones
hindú, budistas, judías, y musulmanas.
Esto se debe a que el único control que admite de
buen grado el ser humano es un control de amor. Por
una persona amada se puede hacer cualquier cosa. Un
marido y esposa que se aman profundamente no se
siente dominados el uno por el otro. Si en la familia
hay un ambiente de amor y comprensión, los hijos
tampoco se sentirán oprimidos o controlados.
A todos nos agrada la idea de vivir
en un universo cálido y afectuoso
controlado por el amor.
En cambio, rechazamos
instintivamente el frio control de un
juez inflexible o de una ley moral
inexorable que nos hace pagar las
consecuencias de nuestros actos,
debido a que estas creencias crean la
imagen de un universo regido por un
orden moral rígido, frío e inhóspito,
en el que no nos gustaría vivir.
¿Por qué se tiende a generalizar la creencia en un Dios personal en
la forma de un padre o madre amante y bondadoso?
No obstante, poner al amor y la
gracia divina por encima de la ley,
sin negar a ésta ni tampoco la
responsabilidad individual humana,
tiene grandes ventajas.
Puesto que entonces se flexibiliza
la ley, se nos induce a perdonar y ser
perdonado, a arrepentirnos de los
errores y a reconciliarnos unos con
otros, a amar incluso a los enemigos
y malhechores, y no sólo pedir
justicia o exigir un castigo, sin
misericordia ni perdón.
Por otro lado, la creencia en un Dios
amante que derrama su gracia sobre los
hombres puede degenerar en formas de
religiosidad primitiva e infantil.
Es decir, fomentar en las personas una
actitud pasiva, pedigüeña y dependiente,
que hace que siempre esperen ser
ayudados y que sean incapaces de hacer
algo por sí mismo.
De esta forma, se impide que cumplan
con su responsabilidad individual de
desarrollar sus cualidades morales y
perfeccionarse.
Ventajas e inconvenientes de la creencia en un Dios amante y
bondadoso
La teoría de la motivación del corazón
Sun Myung Moon no sólo
considera a Dios como un padre o
madre amante, sino que asevera
que la motivación fundamental
que le llevó a crear brotó de su
corazón, su esencia más profunda,
que según explica el Pensamiento
deUnificación:
«Así, el corazón de Dios puede ser definido
como el “impulso emocional de amar
infinitamente.” El amor requiere
necesariamente un objeto de amor.
Especialmente, el amor de Dios es un
impulso irreprimible que brota de lo más
profundo de su ser. Por esta razón, Dios
necesitaba absolutamente tener un objeto al
que poder amar…
Con esta motivación del corazón, Dios creó
a los seres humanos y todas las cosas.»
Sung Hun Lee, New Essentials of Unification Thought, UTI,
Korea, 2006, p. 24.
Dios creó el mundo para la realización del amor
Esta visión de un universo
cálido y armonioso creado y
regido por el amor encaja mejor,
desde luego, con la forma de ser
y las aspiraciones de felicidad de
los seres humanos, como queda
expresado poéticamente por Sun
Myung Moon:
«Dios deseaba sentir alegría; por ello Él creó este
mundo para la realización del amor.
Dios quería ser feliz en un mundo impregnado por un
cálido y armonioso amor, donde los seres humanos y
todas las criaturas moraran unidos en el amor de Dios.
Él deseaba deleitarse al ver a los hombres y mujeres
establecer relaciones conyugales en Su amor, y luego
construir familias, sociedades, naciones y un mundo de
amor; Dios entonces probaría la alegría del amor a través
de la unión amorosa de estos seres humanos. Este era
precisamente el ideal de la creación de Dios.»
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 113:312.
Todas las religiones coinciden en la idea de que toda
la humanidad debería vivir en paz y armonía entre sí y
con la naturaleza, como una gran familia unida por un
amor universal de origen divino, celestial o cósmico.
Para todas ellas este amor universal es el valor
supremo, la finalidad del universo, el sentido de la vida
y la felicidad plena.
Al mismo tiempo, todas las tradiciones religiosas
concuerdan en la creencia de que existe un orden
moral objetivo en el universo. Es decir, una ley divina,
natural o principio cósmico que debería regular la
conducta humana individual y social. De hecho, existe
entre todas ellas una coincidencia asombrosa en los
preceptos y principios éticos más importantes y
esenciales.
Un amor universal y un orden moral universal
Ibn Arabi, místico sufí andalusí, y Gandhi nos ilustran estos dos
conceptos comunes a todas las religiones.
«Hubo un tiempo en que yo reprochaba a mi prójimo si su
religión no estaba cercana a la mía. Pero mi corazón es capaz
[ahora] de convertirse en todas las formas religiosas: es una
pradera para las gacelas, el claustro de un monje cristiano, un
templo para los ídolos, las tablas de la Ley mosaica, el libro del
Corán.Yo profeso la religión del amor.Y sea cual fuere la dirección
que tome la cabalgadura, el amor es mi credo y mi fe.»
Ibn Arabi, citado por Joaquín Lomba, «El pensamiento islámico occidental», en Filosofías
no occidentales, Miguel Cruz Hernández, ed.,Trotta, Madrid, 1999, p. 271.
«En verdad la religión debería penetrar cada una de nuestras
acciones. Aquí religión no quiere decir sectarismo. Significa creer
en un orden moral que gobierna el universo, que no es menos real
debido a que sea invisible. Esta religión transciende al hinduismo,
islam, cristianismo, etc. No las reemplaza, sino que las armoniza y
les da realidad.»
Mahatma Gandhi, All men are brothers, Navajivan Publishing House, Ahmendabad, 1960, p. 77.
Como comentamos antes, en la
época axial los primeros filósofos
griegos, a semejanza de los
filósofos hindúes, redujeron a todos
los dioses antropomórficos a un
Dios único impersonal, como el Uno
de Jenófanes y de Pitágoras.
Con el pitagorismo, en especial,
se inició la creencia en un Dios
matemático que ordenó el universo
con razones numéricas, que ha
tenido una larga tradición filosófica
y científica, incluso hasta nuestros
días.
Sócrates recogió el concepto del Nous o inteligencia
ordenadora de Anaxímenes y elaboró por primera vez
en la historia el argumento del diseño para tratar de
demostrar su existencia.
La Idea del Bien de Platón, la primera causa o motor
inmóvil de Aristóteles y el Logos de los estoicos fueron
conceptos que asimilaron los filósofos cristianos, judíos
y musulmanes para explicar racionalmente el Dios único
semita y el proceso de la creación del mundo.
De esta tradición viene el Dios de Descartes, el Dios
postulado por Kant y su concepto de ley moral universal,
el Dios deísta identificado con unas leyes morales
racionales y también los conceptos modernos de ley
natural y derechos humanos.
El Dios de los filósofos
Visiones monistas y panteístas
El neoplatonismo, con su visión monista y la
teoría de la emanación a partir del Uno, ha sido
otra de las tradiciones que más ha influido en
filósofos y científicos posteriores, como el Uno de
Giorgiano Bruno, el Dios como unidad y totalidad
de la naturaleza de Espinosa, la mónada infinita de
Leibniz y el EspírituAbsoluto de Hegel. Otros
filósofos posteriores hablaron de Dios como lo
infinito, lo absoluto, lo incondicionado, la
transcendencia, etc.
La negación de Dios entre los filósofos griegos
Sin embargo, ya desde los inicios de la
filosofía algunos filósofos griegos
negaron la existencia de los dioses,
curiosamente por las mismas
motivaciones éticas y argumentos
lógicos con los que el budismo y el
jainismo negaron a los dioses hindúes.
Epicuro negó la existencia de cualquier
dios por motivaciones éticas. Pensaba
que un Dios que permite los males y
miserias del mundo sería un Dios cruel, y
consideraba inmoral atormentar a las
personas con la amenaza de los castigos
eternos en el más allá.
Por esta razón, adoptó el atomismo de
Demócrito, quien por motivaciones
similares también había negado la
existencia de una inteligencia ordenadora
(Nous) del cosmos afirmando que éste era
fruto de una combinación al azar de átomos.
Estas mismas motivaciones y
justificaciones racionales son las que han
mantenido la tradición materialista en la
filosofía y la ciencia posterior, junto con
otras razones escépticas, que ya sostuvo
Protágoras al decir que sobre los dioses no
podía decir que existen o no, por la
oscuridad del asunto.
Desde su postura escéptica, Hume negó la
validez del argumento del diseño,
aduciendo la explicación atomista y
argumentando que Dios, en el caso que
existiera, sería un Dios cruel por permitir el
mal en el mundo y por haber creado un
infierno eterno, y también por alentar las
guerras de religiones.
Feuerbach, desde una visión humanista
semejante a la jainista, afirmó que el
hombre, por debilidad, crea a Dios a la
imagen de un hombre perfecto idealizado, y
que por ello su devoción a Dios le impide
valorarse y perfeccionarse a sí mismo.
Nietzsche proclamó la muerte de
Dios porque pensaba que la creencia
en Dios empequeñecía y debilitaba en
gran manera al hombre al asumir éste
unos valores que niegan la vida.
Y Marx afirmó que la religión es el
opio del pueblo, una ideología al
servicio de la clase dominante con la
que se narcotiza al pueblo, para que
éste se resigne ante las injusticias
sociales de este mundo y ponga sus
esperanzas solamente en el cielo.
El ateísmo moderno
En el campo científico, la visión predominante
durante varios siglos fue el mecanicismo
materialista que excluía a Dios, o lo hacía
innecesario.
Sin embargo, con la caída del paradigma
materialista en el siglo pasado, los científicos
materialistas han perdido el principal argumento
racional para negar la existencia de Dios.
Y en cuanto a las razones éticas para negar la
existencia de Dios, con éstas en realidad solamente
se niega una religiosidad infantil en unos casos, y
deformada en otros, que promueven una imagen
primitiva y desfigurada de Dios.
El Dios de los científicos
Los conceptos de un amor universal y un
orden moral universal son, de hecho,
también compartidos por las personas que
tienen visiones del mundo puramente
humanistas, agnósticas, materialistas o
naturalistas.
La diferencia radica, simplemente, en que
los humanistas laicistas o agnósticos
consideran que este valioso amor universal y
solidario hacia el género humano es de un
origen puramente humano, y que el
necesario orden moral universal que debería
regir a la sociedad tiene que ser el fruto de la
razón humana o de un consenso universal.
Mientras que los materialistas y
naturalistas darwinianos suelen aceptar
esos dos conceptos por razones
puramente pragmáticas.
Es decir, piensan que es algo
beneficioso para la humanidad, a pesar
de que sus creencias últimos les
induzcan a pensar que el universo no
tiene ningún sentido, que están aquí
por pura casualidad, y que en la
naturaleza no impera ningún tipo de
orden moral excepto la lucha por la
supervivencia.
Amor universal y orden moral universal por razones humanitarias y pragmáticas
PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD E IGUALDAD
Todos y cada uno de los seres humanos, sin
distinción de género, raza, clase o condición social,
son poseedores de una misma dignidad especial,
conferida por Dios o la naturaleza, que les distingue
del resto de las criaturas, y son portadores de un
mismo valor sagrado, único, cósmico y eterno, que es
innato e intrínseco a su condición humana.Y, por
ello, todos son esencialmente iguales y merecen la
misma consideración y sumo respeto.
PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD E IGUALDAD
PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD E IGUALDAD
 La dignidad especial y el valor
intrínseco e innato de cada persona
 El valor único, irrepetible e
insustituible de cada individuo
humano
 Valor cósmico del ser humano como
fin último, centro y microcosmos del
universo
 Valor eterno de los seres humanos
por poseer un alma inmortal
 La igualdad esencial de todos los
seres humanos
 La igualdad de derechos básicos, la
igualdad ante la ley y la igualdad de
oportunidades
Como acabamos de explicar en el principio anterior, hemos
defendimos la existencia de una primera causa inteligente, a la vez
material y mental, y un proyecto cósmico detrás de la evolución del
universo.
Este es un presupuesto esencial para poder hablar del valor o
dignidad humana, puesto que si el ser humano está hecho con un
propósito o configurado para un fin, entonces es posible afirmar que
posee un valor intrínseco, objetivo e innato por el simple hecho de ser
hombre.
Pero, en el caso de que los seres humanos fueran un producto
casual de una serie de explosiones o accidentes fortuitos, como creen
muchos científicos, no sería posible sostener que el ser humano tiene
un valor intrínseco por su mera condición humana, sino solamente un
tipo de valor convencional, utilitario y variable que podríamos
otorgarnos unos a otros mediante pactos de conveniencia.
La dignidad especial y el valor intrínseco e innato de cada persona
La dignidad especial y valor intrínseco que distingue al
ser humano del resto de los seres y cosas, desde un punto
de vista científico, se puede reconocer debido al hecho de
que —a pesar de compartir una naturaleza biológica muy
semejante al resto de los seres vivos— los seres humanos
destacan por su capacidad de realizar procesos mentales
de un nivel muy superior a ellos (capacidad de
conceptualizar, inferir leyes generales, elaborar un
discurso, etc.) y por poseer un grado más elevado de
autoconsciencia (capacidad de reflexionar sobre sí
mismo).
Y también porque los seres humanos disponen del más
alto grado de autonomía, libertad y creatividad para
perseguir sus fines y transformar su ambiente.
Seres con capacidad de realizar procesos mentales de un nivel superior y
con el más alto grado de autoconciencia
El valor intrínseco y la dignidad humana,
desde una perspectiva filosófica puramente
racionalista o humanista, se reconoce por el
hecho de que todo ser humano posee una
naturaleza humana común en la que destaca la
razón, que le posibilita tener —a diferencia de
los animales— la capacidad de hablar y
dialogar con otros seres humanos, y también
por haber sido dotado de libertad y
responsabilidad para desarrollar nuestro
propio carácter y dirigir nuestra vida.
Seres con capacidad de habla, dialogo, libertad y responsabilidad
Desde el punto de vista religioso, todas las
religiones comparten la creencia en que todos los
seres humanos poseen una dignidad especial y un
valor sagrado o divino.
De acuerdo a la tradición bíblica este valor
sagrado se deriva del hecho de haber sido creados
como hijos e hijas de Dios a Su imagen y
semejanza, y según otras tradiciones, por ser los
portadores de un logos o alma que es una parte o
chispa del mismo y común Logos,Tao o Espíritu
Absoluto, que es la Realidad última o el principio
cósmico que rige al universo.
Por todas estas razones, siempre
hemos intuido que cada ser humano
tiene una dignidad especial y un gran
valor intrínseco como individuo, y no
solamente como miembro de la especie
humana.
Esta creencia en la dignidad especial
de los seres humanos es el fundamento
de los conceptos de igualdad y libertad
humana, así como de la defensa actual
de los derechos humanos.
La dignidad especial y el valor sagrado de las personas desde la
perspectiva religiosa
Algo en lo que coinciden la tradición científica,
filosófica y religiosa es en reconocer que los seres
humanos poseen un valor único, es decir, una
individualidad única e irrepetible.
A pesar de compartir una misma naturaleza
común biológica y psíquica, cada individuo humano
posee unas características propias únicas que le
diferencia del resto de los individuos, tanto en su
estructura fisiológica o aspecto exterior como en
sus cualidades de carácter o talentos innatos, lo
cual le otorga un valor extraordinario.
Desde la perspectiva religiosa, como se
afirma en el Principio Divino, se podría decir
que cada persona humana fue creada por Dios
con una personalidad única, irrepetible e
insustituible con el fin de poder amarlo de una
forma única, personal y exclusiva, de igual
manera que los padres siente una alegría única
al amar a cada uno de sus hijos e hijas, que son
para ellos como tesoros únicos, insustituibles e
irreemplazables que no tienen precio.
El Principio Divino, Parte I, Cap.VII, Sec. I.
El valor único, irrepetible e insustituible de cada individuo humano
Los seres humanos se podrían asemejar a piezas
únicas, irrepetibles e insustituibles de una gran
maquinaria, que poseen un valor equivalente al de la
totalidad, ya que sin esas piezas únicas la maquinaria
no funcionaría adecuadamente ni estaría completa.
Aunque todo el mundo tiene ojos, nariz y boca,
el diferente tamaño, color, disposición y
proporción relativa entre estos mismos elementos
hacen que la cara de cada individuo sea única.
Igualmente, aunque todos poseemos las mismas
capacidades mentales, deseos y creatividad, hay
diferencias de carácter y talentos que hace que
cada uno poseamos una personalidad única.
Por ejemplo, se puede observar que hay
personas más sensibles y emocionales dotadas con
talentos artísticos; otras más intelectuales con
inquietudes científicas; y otras más voluntariosas
con una inclinación hacia actividades prácticas.
Así pues, cada individuo tiene una constitución
física, semblante, temperamento, talentos y
personalidad única e irrepetible.
Además de compartir una naturaleza
básicamente homogénea, cada ser humano
tiene unas características individuales peculiares
y únicas. De entre los miles de millones de
habitantes de la tierra no se pueden encontrar
dos personas exactamente iguales.
Diferencias entre los seres humanos y las demás criaturas
Existen marcadas diferencias entre los
seres humanos y los animales. Nosotros
hemos sido dotados de una gran autonomía,
libertad y responsabilidad para desarrollar
nuestro propio potencial de una manera
creativa y única.
En cambio, a los animales —a diferencia
del ser humano— les falta ese potencial y
capacidad de modelar su propia
personalidad, porque están controlados por
rígidos y repetitivos instintos innatos. Así
pues, su valor radica más en el valor de cada
especie en su conjunto que en sus miembros
individuales.
No obstante, los animales superiores
muestran también ciertas características
individuales únicas, aunque en menor grado
que los individuos humanos.
A medida que se va descendiendo en la
escala de los seres vivos, esas características
individuales únicas se van difuminando hasta
casi confundirse con las características únicas
de la especie.
En el mundo mineral, las características
individuales únicas de los materiales es ya
exactamente idéntica a las características de
los elementos químicos simples que
componen dicho material, sin que haya
ninguna individualización.Así, por ejemplo,
un pedazo de oro puro es exactamente igual a
otro trozo cualquiera.
Un admirable camaleón «No te dimos ningún puesto fijo, ni una faz propia, ni
un oficio peculiar, ¡oh Adán!, para que el puesto, la
imagen y los empleos que desees para ti, esos los
tengas y poseas por tu propia decisión y elección. Para
los demás, una naturaleza contraída dentro de ciertas
leyes que les hemos prescrito.
Tú, no sometido a cauces algunos angostos, te la
definirás según tu arbitrio al que te entregué.Te
coloqué en el centro del mundo, para que volvieras más
cómodamente la vista a tu alrededor y miraras todo lo
que hay en ese mundo.
Ni celeste, ni terrestre te hicimos, ni mortal, ni
inmortal, para que tú mismo, como modelador y
escultor de ti mismo, más a tu gusto y honra, te forjes la
forma que prefieras para ti (...) ¿Quién no admirará a
este camaleón? o ¿qué cosa más digna de admirar?»
Pico de la Mirándola, De la dignidad del hombre, Editora Nacional,
Madrid, 1984, pp. 103-104.
A diferencia de los animales, el
ser humano está configurado para
que —de una manera libre y
responsable— se moldee a sí
mismo, desarrollando su potencial
de talentos innatos.
El hombre es como un
camaleón, un diamante en bruto
que tiene la responsabilidad de
tallarse o perfeccionarse a sí
mismo para así crear una obra de
arte única, como dice Pico de la
Mirándola en su famoso discurso
De la dignidad del hombre.
Esta personalidad única e irrepetible de
cada individuo, cuya base genética se halla
en el carácter único de su ADN no se pierde a
pesar de la influencia de las circunstancias
ambientales.
Durante el periodo de crecimiento de una
persona es evidente que influye en su
constitución física el clima y el lugar donde
vive, los alimentos que ingiere y otras
circunstancias ambientales, pero lo que no
pueden hacer el ambiente es convertir a una
persona en otra diferente.
Las personas son fácilmente reconocibles
por su expresión facial única a pesar de los
cambios producidos por el paso del tiempo o
enfermedades.
Las circunstancias ambientales pueden producir a largo
plazo transformaciones más profundas, como son los
fenómenos de microevolución, o mecanismos biológicos
de adaptación al ambiente, que fueron los que dieron
lugar a las diferencias entre razas humanas. Pero, incluso
estos cambios no han modificado las características únicas
de la especie humana ni las de sus individuos.
Por eso, es absurdo hablar —como hacían los
darwinistas sociales y nazis— de razas superiores más
evolucionadas y de razas inferiores menos evolucionadas,
con el fin de justificar las guerras y el colonialismo diciendo
que son procesos de selección natural o lucha por la
supervivencia de los más aptos.
Todas las personas de cualquier color de piel o raza
poseen una naturaleza humana equivalente y una
individualidad única igualmente valiosa.
El ADN y la influencia de las circunstancias ambientales
En la Ilustración, se hizo muy popular la idea de
que la educación conformaba en gran medida el
carácter y forma de ser de las personas.
Es evidente que las circunstancias familiares y
sociales, el ambiente cultural de la época en la que se
vive, los estudios y la educación recibida, el trabajo
que se desempeña y las experiencias personales
influyen en la formación del carácter o la
personalidad de las personas.
Sin embargo, no lo hacen hasta el punto de
modificar esa individualidad única congénita.
Además, hay que tener en cuenta que el ser humano
tiene la suficiente autonomía y creatividad como
para no dejarse influir por los demás, tomar sus
propias decisiones e incluso cambiar sus
circunstancias sociales.
Este tipo de ideas ilustradas, llevadas a un
extremo, hicieron creer a dictadores comunistas
como Stalin que las personas estaban
completamente condicionadas por el sistema social,
y que se podían eliminar si se negaban a cooperar
con la revolución, con la misma tranquilidad que se
sacrifica a un ganado aquejado con una enfermedad
infecciosa.
También, los biólogos darwinistas actuales se
empeñan en homologarnos con los animales —
negando el valor de nuestra individualidad única y
dignidad especial— ignorando o minimizando las
grandes diferencias que hay entre las demás
especies y la nuestra.Todo ello para de demostrar
que venimos de los monos, con lo cual corremos el
riesgo de acabar convirtiéndonos en conejitos de
indias en sus manos.
La influencia de la educación y las circunstancias sociales
Con respecto al valor cósmico de los seres
humanos, incluso famosos biólogos darwinianos,
como Dobzhansky, empiezan reconociendo que
«la evolución en conjunto tuvo, sin duda, una
dirección general, desde sencilla hasta compleja,
desde una dependencia hasta una independencia
relativa del ambiente, hasta una autonomía cada
vez mayor de los individuos, (…) y finalmente
una consciencia cada vez mayor», y terminan
diciendo que «la evolución se parece a una
creación artística. Su obra maestra es el
hombre.»
T. Dobzhansky, «El azar y la creatividad en la evolución», en
Estudios sobre la filosofía de la biología, F. J. Ayala yT.
Dobzhansky, Ariel, Barcelona, 1983, pp. 397, 428.
De hecho, en la ciencia actual se ha vuelto
muy popular el llamado Principio Antrópico,
que viene a decir que hay muchas
coincidencias numéricas en distancias,
medidas de fuerzas, constantes universales,
etc., que parecen indicar que el universo
estaba ya preconfigurado de antemano para
que pudiera aparecer el ser humano.
Con lo cual se realza extraordinariamente
el valor del hombre, sobre todo si se
compara con el papel que la vieja ciencia
mecanicista le había asignado como mota de
polvo insignificante de un planeta minúsculo
en medio de la inmensidad del universo.
Valor cósmico del ser humano como fin último, centro y microcosmos del universo
La centralidad de los seres
humanos «Si no hubiera seres humanos que observaran y
apreciaran el universo, el universo podría compararse a
un museo sin visitantes. Los objetos exhibidos en el
museo pueden mostrar su verdadero valor solamente
cuando hay un ser humano que los aprecia, que los ama y
siente alegría al verlos.
Esta relación con los seres humanos es la que le da
valor a sus existencias. Si no hubiera ninguna persona
que los apreciara, ¿qué sentido tendrían su existencia? Lo
mismo se aplica al caso de todo el universo con el
hombre como su centro. (…)
Solamente los seres humanos estudian, clasifican y
descubren las características de todos los minerales,
animales y plantas, incluyendo todo lo que existe en la
tierra, el mar y el aire, así como los astros, estrellas y
galaxias que forman todo el universo.»
El Principio Divino, Parte I, Cap. I, Sec. II, 3, (4).
A pesar de que tenemos un tamaño
microscópico si nos comparamos con las
dimensiones de las galaxias, y aunque
habitemos en un humilde planeta de una de
las innumerables galaxias del universo,
podemos considerarnos como el fruto
último de la evolución del universo.
Esto es así porque somos los sistemas
organizados de máxima complejidad, muy
superior a la complejidad de los sistemas
galácticos, y con un nivel de procesos
mentales que nos califica para ocupar esa
posición central como los “observadores”
que tiene la capacidad de conocer, estudiar,
apreciar y valorar al conjunto del universo.
Esto queda muy bien expresado en la
siguiente cita del Principio Divino:
La metáfora del hombre como fin último, centro y microcosmos del universo
En realidad, ahora se está volviendo a dar la razón a
la clásica visión antigua del ser humano como fin
último, centro y microcosmos del universo, puesto que,
aunque no viva —como se creía antes— en el centro del
universo, hay indicios de que sea así por su
complejidad, por incluir dentro de sí todos los estratos
inferiores y porque parece que el universo se constituyó
tal como es para que pudieran aparecer y vivir en él los
conocedores o apreciadores del universo.
Por tanto, no es descabellado atribuir un valor
cósmico y sagrado a cada ser humano, como
defendieron de forma intuitiva muchos filósofos desde
la más remota antigüedad, como se desprende de las
siguientes citas:
El hombre como fin último, centro y microcosmos del universo
El hombre es un mundo en miniatura.
Demócrito, Frag. 34
El hombre es una cosa sagrada para el
hombre.
Séneca, Epístolas 95, 33
El hombre es el intermediario de todas las
criaturas, emparentado con las superiores,
rey de las inferiores, por la perspicacia de
sus sentidos, por la penetración inquisitiva
de su razón, por la luz de su inteligencia,
intérprete de la naturaleza, cruce de la
eternidad estable con el tiempo fluyente y
cúpula del mundo.
Pico de la Mirándola, De la dignidad del hombre
Cada uno es una imagen de Dios en
miniatura.
Manilio 4, 895
Por esta causa el hombre es llamado
microcosmos, debido a que hay en él una
similitud de todo el universo.
Mientras que su cuerpo está en la escala del
mundo corporal, su alma está en la grada del
mundo espiritual.
En este sentido, los filósofos, acotando y
delimitando la filosofía, dijeron que la filosofía
es el conocimiento del hombre, de su alma, ya
que partiendo de su propio conocimiento
conoce la totalidad (de lo existente).
Ibn Saddiq, Microcosmos
En el reino de los fines todo tiene un
precio o una dignidad.
Aquello que tiene precio puede ser
sustituido por algo equivalente; en cambio,
lo que se halla por encima de todo precio
[el ser humano] y, por tanto, no admite
nada equivalente, eso tiene una dignidad.
Kant, Fundamentación de la metafísica de las
costumbres
Qué maravillosamente ha sido creado y
configurado el hombre, cuando se penetra
en su verdadero ser... y en su grandeza —
pensad en esto— que no haya nada en el
cielo ni en la tierra que no se encuentre
también en el hombre.
Paracelso,Textos esenciales
Un ser humano individual es más precioso que
el universo. El valor de cada persona es infinito,
porque él o ella han sido creados como el
compañero de amor de Dios.
Sun Myung Moon
Un ser humano es un pequeño universo, el
microcosmos del macrocosmos de la creación
divina. Dios, la fuente del macrocosmos, es
también la fuente de nuestra energía.
Como universos en miniatura, cada uno de
nosotros estamos relacionados con el
macrocosmos y recibimos su energía en nuestro
corazón. Así pues, estamos conectados a la
fuente de la fuerza infinita, y como su
contraparte estamos dotados de un valor cósmico.
Sun Myung Moon
El hombre como fin último, centro y microcosmos del universo
Valor eterno de los seres humanos por poseer un alma inmortal
Desde el punto de vista de las diversas
tradiciones religiosas, al ser humano siempre se
le ha valorado como centro del universo,
microcosmos, señor de la creación, vicario de
Dios en la tierra o armonizador del Cielo y la
Tierra.
Además, la mayoría de ellas afirman también
que el alma humana es inmortal, lo cual resalta
aún más la dignidad especial de ser humano.
Kant postuló la inmortalidad del alma humana
por razones éticas, porque pensaba que la meta
de la perfección necesita de la eternidad para
poder cumplirla, y porque el justo debería ser
recompensado en la otra vida con la felicidad
que no experimenta en la tierra.
Éstas son, en esencia, las mismas razones por
las que las religiones han postulado la vida
eterna. La vida eterna es necesaria para que
exista una segunda oportunidad de redimirse y
para que se haga justicia.
Si las personas malas no son castigadas, y si
las personas buenas que han sufrido a causa de
ellas no son revindicadas en la otra vida, el
mundo sería completamente injusto.
«Si Dios es un ser absoluto y eterno,
entonces el ser al que Él pueda amar
debería también vivir eternamente.
Por esta razón, todos los seres
humanos han anhelado la vida eterna
desde tiempos inmemoriales.
Dios, el ser absoluto, no tuvo más
remedio que crear a sus amados hijos e
hijas con el valor de la vida eterna.»
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-
UWC, 39:342, (16 de enero de 1971).
La lógica del amor y la eternidad
Aparte de estas razones éticas, la
creencia en la eternidad se basa en la lógica
del amor.
Si dos personas se aman profundamente
desean vivir por la eternidad juntos.
Si los seres humanos tienen una dignidad
especial por ser hijos e hijas amados por
Dios con una personalidad única e
insustituible, deberán también existir
eternamente.
Esto le otorga un valor eterno a los seres
humanos persona humana, como sostiene
Sun Myung Moon en la siguiente cita:
La igualdad esencial de todos los seres humanos
En cuanto a la igualdad esencial de todos los seres humanos, ésta
es una consecuencia lógica de la dignidad especial que posee cada
ser humano.
Los estoicos —al suponer que todos los hombres participan del
mismo Logos universal— defendieron la igualdad humana y
condenaron la esclavitud.
Los cristianos, al creer que todos los hombres y mujeres son hijos
e hijas de Dios, abogaron por una fraternidad humana universal.
Incluso antes, Buda y los jainistas ya intentaron abolir el sistema
de castas de sociedad hindú, y Confucio trató de universalizar en
China la educación y el acceso a los cargos públicos.
Como se puede apreciar en las citas que vienen a continuación,
prácticamente en todas las culturas surgieron voces que abogaron
por la igualdad humana.
A los que descienden de padres
distinguidos les respetamos y
honramos; en cambio, a los que no
son de clases distinguidas no los
respetamos ni honramos.
En esto nos comportamos
recíprocamente como bárbaros,
pues por naturaleza hemos sido
creado iguales en todos los
aspectos, así bárbaros como
helenos.
Antifonte de Atenas
La divinidad ha creado iguales a
todos los hombres; la naturaleza no
ha hecho a nadie esclavo.
Alcidamas de Elea
El mundo del corazón es un
mundo en el que todo el mundo es
igual.
El reino de los cielos, que es la
extensión de una única familia, es
un mundo de hermandad.
Sun Myung Moon
La igualdad esencial de todos los seres humanos
No tenemos todos un solo padre?
¿No nos creó un mismo Dios?
Judaísmo y Cristianismo. Malaquías 2.10
¿Qué importan, pues, todos esos
títulos, nombres y razas? Son
meramente convenciones
humanas.
Budismo. Sutta Nipata 648
Soy el mismo para todos los
seres. No hay nadie despreciable o
favorito para mí.
Hinduismo. Bhagavad Gita IX, 29
Sabed que todos los seres humanos son
los depositarios de la Luz Divina. Dejad de
preguntar acerca de su casta. En el más
allá no hay castas.
Sikismo.Adi Granth: Asa, M.1
El Maestro dijo:Trasmitid la cultura a
todo el mundo, sin distinción de razas ni
categorías.
Confucianismo. Hia-LunV.38
Su Señor les exaudió, diciendo: “¡Jamás
desmereceré la obra de cualquiera de
vosotros, sea hombre o mujer! Porque
descendéis unos de otros.”
Islam. Corán 3.195
La igualdad esencial de todos los seres humanos
La igualdad fue uno de los grandes conceptos
revolucionarios que enarbolaron los ilustrados y
la emergente clase burguesa en contra de los
aristócratas y reyes del Antiguo Régimen.
En primer lugar, se afirmó la igualdad básica
en valor, dignidad y derechos naturales de cada
ser humano, frente a la costumbre antigua de
otorgar dignidad y privilegios especiales a
ciertas personas por su linaje, clase o condición
social, mientras que a otras, de origen más
humilde, se las trataba de manera infrahumana,
relegándolas a la servidumbre. Intentaron así
llevar a la práctica los antiguos ideales estoicos
y cristianos de la ecumene o fraternidad
universal.
En segundo lugar, se afirmó la igualdad de
todos los ciudadanos ante una única ley, frente a
la tradición medieval en la que las personas
pertenecientes a ciertas clases o estamentos
sociales eran juzgadas en tribunales diferentes,
reviviendo así las antiguas creencias judías y
estoicas en la existencia de una misma Ley o
Logos común para toda la humanidad.
En tercer lugar, frente a al monopolio de cargos
públicos, tierras y riquezas por parte de la
aristocracia, abogaron por la igualdad de
oportunidades, afirmando que las personas
deberían ser recompensadas de acuerdo al mérito
o contribución que hicieran a la sociedad.
La igualdad de derechos básicos, la igualdad ante la ley y la igualdad de oportunidades
La idea de la distribución de cargos y riqueza de acuerdo al
mérito era revolucionaria en aquella época en el sentido de
que negaba que las asignaciones arbitrarias de los reyes o las
titularidades heredadas fueran los criterios para distribuir
cargos y riquezas.
Los liberales clásicos entendían que la libre elección de los
representantes políticos y el libre juego de las leyes de la
oferta y la demanda del mercado garantizarían la igualdad de
oportunidades necesaria para su «meritocracia justa».
No obstante, es obvio que las desigualdades naturales de
talentos y capacidades, y las desigualdades sociales que se
generan debido a la educación, propiedades y fortunas
heredadas, hacen que existan privilegiados que parten de
una posición inicial más ventajosa que el resto de las
personas, lo cual convierte a esta igualdad de oportunidades
en algo puramente formal e inexistente en la práctica.
Así pues, con el paso del tiempo y
bajo la presión de los nuevos
revolucionarios que denunciaron las
miserias de la clase trabajadora y
abogaron por una justicia social
igualitaria que distribuyera las
riquezas de acuerdo a las necesidades
básicas de las personas, al final los
liberales no tuvieron más remedio
que aceptar intervenciones
paternalistas por parte del Estado,
sobre todo en el campo de la salud
pública, la educación y ciertas
medidas de bienestar social que
generasen una mayor igualdad de
oportunidades.
Las desigualdades sociales y el estado de bienestar
PRINCIPIO DE LA LIBERTAD,
RESPONSABILIDADY CREATIVIDAD
Todos y cada uno de los seres humanos, sin
distinción de géneros o razas, están
configurados para disponer del más alto
grado de libertad, responsabilidad y
creatividad de entre todas las criaturas, al
mismo tiempo que —como organismos
biológicos semejantes a los demás seres
vivos y cosas— están sujetos a las mismas
leyes deterministas de la naturaleza.
PRINCIPIO DE LA LIBERTAD,
RESPONSABILIDADY CREATIVIDAD
Tras los últimos avances de la ciencia,
especialmente la física cuántica, existe un
consenso generalizado acerca de la
indeterminación fundamental de la
naturaleza, que refuta la vieja imagen
mecanicista del universo-reloj regido por
leyes naturales deterministas que no
dejaban ningún margen de libertad, ni
siquiera para el hombre.
Se puede concluir que el supuesto más
razonable es afirmar el carácter a la vez
determinista e indeterminista del universo.
La intencionalidad, autonomía y creatividad y
los mecanismos regidos por leyes son dos
aspectos complementarios inherentes a todos
los niveles de la naturaleza que siempre van
juntos, de igual manera que los aspectos
mentales y materiales son complementarios e
inseparables entre sí.
La única distinción es una diferencia de grado
o proporción, ya que en los niveles más bajos hay
más elementos legales y mecánicos que
intencionales, y en los superiores predomina la
intencionalidad, autonomía y creatividad sobre
los aspectos mecánicos.
El carácter, a la vez, determinista (capacidad racional, intencionalidad, autonomía,
libertad, creatividad) e indeterminista (mecanismos regidos por leyes) del universo
Capacidad Racional
Intencionalidad, Libertad
Autonomía y Creatividad
Leyes
Mecanismos
Capacidad Racional
Intencionalidad
Autonomía y Creatividad
Leyes
Mecanismos
Capacidad Racional
Intencionalidad
Autonomía y Creatividad
Leyes
Mecanismos
Autorregula-ción
(razón)
Leyes
Mecanismos
Capacidad de
Autorregulación
Seres humanos
Animales
Vegetales
Minerales
CAPACIDAD RACIONAL LEYES
INTENCIONALIDAD MECANISMOS
AUTONOMÍA Y CREATIVIDAD
INDETERMINISMO DETERMINISMO
Distribución escalonada de capacidad racional, intencionalidad, autonomía y
creatividad (indeterminismo) y mecanismos regidos por leyes (determinismo) en
los diferentes niveles de realidad
Se puede ver que el mundo mineral
compuestos por partículas, átomos y moléculas
está gobernado por campos físicos que tienen un
mínimo de capacidad racional o intencionalidad
y un máximo de leyes.
Luego, sobre la base del mundo mineral,
aparecieron los seres vivos gobernados por los
campos de vida biológicos con elementos de
capacidad intencional cada vez más elevados así
como elementos legales y mecánicos.
Por ello, los seres vivos disponen de una
capacidad de realizar procesos mentales cada
vez más intencionales. Lo cual les posibilita
disponer de una autonomía y creatividad cada
vez más alta a pesar de seguir siendo, al mismo
tiempo, mecanismos regidos por leyes.
Hasta llegar a los seres humanos, que son los seres
con mayor capacidad racional, lo cual les permite
procesar información de una manera más compleja y
disponer de más autonomía y creatividad que el resto
de los seres vivos, a pesar de ser también al mismo
tiempo mecanismos regido por leyes.
Este supuesto es el único que nos permite hablar
de la libertad unida a una responsabilidad moral en el
caso de los seres humanos, que son los que disponen
del más amplio margen de autonomía y creatividad.
Ya que si se cree en una naturaleza completamente
determinista sería absurdo hablar de libertad o
responsabilidad moral.Y, en el caso de que la
naturaleza estuviera regida por el azar, se podría
hablar de libertad pero no de responsabilidad moral.
Distribución escalonada de capacidad racional y mecanismos regidos por leyes
Mucha gente tiene la idea
equivocada de que las leyes se oponen
a la libertad. Es todo lo contrario. Las
leyes son precisamente las que
garantizan la libertad.
El Pensamiento de Unificación
sostiene esta postura basándose en
que la intencionalidad y autonomía o
libertad, por un lado, y los
mecanismos regidos por leyes, por
otro, están presentes en mayor o
menor grado en la constitución de
todos los seres y cosas del universo,
como Sung Hun Lee explica en la
siguiente cita:
«Así pues, libertad y necesidad, intencionalidad y
mecanismo operan de una forma integrada en la existencia
y movimiento de todas las cosas.
En otras palabras, la libertad funciona en conexión con la
necesidad, y la intencionalidad opera junto con los
mecanismos.
Hasta ahora, la relación entre la libertad y la necesidad
ha sido entendida a menudo como una antinomia: libertad
y necesidad han sido considerados como conceptos
opuestos de la misma manera que libertad y control
pueden ser entendidos como dos elementos que están en
tensión.
En el Pensamiento de Unificación, sin embargo, razón y
ley no están en una relación de antinomia, sino de unidad.»
Sung Hun Lee, New Essentials of UnificationThought, UTI, Korea, 2006,
pag. 29.
La libertad y las leyes
PRINCIPIO DE LA LIBERTAD, RESPONSABILIDADY CREATIVIDAD
1) La libertad, autonomía y creatividad no son
absolutas ni irrestrictas, sino que sólo pueden
existir dentro de un orden legal natural y
moral
2) La libertad y creatividad implica ser
responsables de sí mismo y de los demás
3) Cuando se coarta la libertad de las personas
se impide que éstas sean responsables
4) Una libertad irresponsable y transgresora
causa autodestrucción
Ni la libertad (autonomía) ni la creatividad
humana son irrestrictas y absolutas, ya que el
ejercicio de estas capacidades sólo permite al ser
humano disponer de un amplio margen de
maniobra, pero siempre dentro de un orden legal
natural y moral.
Así pues, libertad, creatividad, y respeto a un
orden legal y moral son elementos que van
siempre juntos.
1) La libertad, autonomía y creatividad no son absolutas ni
irrestrictas, sino que sólo pueden existir dentro de un
orden legal natural y moral
Es igual de absurdo suponer que estamos
completamente condicionado por leyes
deterministas que pensar que disponemos de
una libertad o creatividad completa para hacer
todo lo que queramos, sin estar limitados por
ninguna legalidad ni sujetos a ninguna
responsabilidad.
De hecho, la libertad, la creatividad, el
orden legal y moral, y la responsabilidad son
elementos inseparables entre sí que no
pueden mantenerse unos sin los otros.
Tener autonomía significa disponer de un
margen de maniobra o elección entre varias
posibilidades. Por ejemplo, un coche es una
máquina hecha para cumplir un cierto
propósito, que es servirnos de medio de
transporte.
El coche no dispone de una libertad completa de
movimientos, sino que sólo puede desplazarse hacia
adelante, hacia atrás, girar a derecha e izquierda.
Tampoco puede volar ni flotar en el agua, porque no
fue diseñado y construido para eso, y como todo
mecanismo funciona de acuerdo a unas leyes
mecánicas.
Ningún conductor se queja de esas leyes, ni se
olvida de revisar el motor, ni pretende conducir por un
pedregal, porque sabe que su coche se estropeará y
dejará de funcionar si ignora las leyes mecánicas.
Siguiendo con nuestra analogía, nosotros, los seres
humanos, disponemos de una cierta libertad de
elección o margen de maniobra, pero siempre dentro
de unos límites, porque nuestro cuerpo —a semejanza
de un coche— es un mecanismo que funciona de
acuerdo a unas leyes naturales.
Tener autonomía significa disponer de un margen de maniobra o elección
Nadie se siente forzado o se queja de
tener que respirar, o se atreve a
desafiar la ley de la gravedad sin
disponer de un paracaídas.
Al revés, procuramos saber cómo
funciona el cuerpo y respetar sus leyes
para poder disfrutar de una mejor salud
y por tanto de una máxima libertad de
movimiento.
En nuestras relaciones con los demás
seres humanos disponemos asimismo
de un amplio margen de elecciones y
creatividad, pero también estamos
sujetos a ciertas leyes, que en este caso
se denominan leyes morales o éticas.
La diferencia entre los planetas, los animales y los
hombres consiste en lo siguiente:
Las interrelaciones entre los planetas están
completamente determinadas por leyes mecánicas y
funcionan como un reloj.
Las interrelaciones entre los animales —aunque
disponen de cierta autonomía y creatividad propia— están
guiadas por fuertes instintos innatos.
En cambio, los seres humanos —que disponen de
autoconsciencia, individualidad única y el más elevado
grado de autonomía y creatividad— están configurados
para respetar las leyes naturales y morales que regulan las
relaciones humanas por propia voluntad, de una manera
libre, responsable y creativa, no siendo forzado por otros.
Estamos sujetos a leyes naturales y leyes morales que debemos respetar
de una forma voluntaria
Debido a que estamos hechos para
respetar las leyes naturales y morales de
una manera voluntaria, podemos incluso
violarlas conscientemente, provocándonos
daños a nosotros mismos, algo muy raro en
el mundo animal.
Las leyes morales tienen el fin de
garantizar la estabilidad y continuidad de
las relaciones humanas, o de protegerlas de
interferencias ajenas. Una relación es un
flujo de dar y recibir, o sea, un intercambio
recíproco de bienes, servicios, emociones y
conocimientos.
Si este flujo se incrementa cada vez más se
crea una mayor unidad y armonía entre las
personas y, como resultado, éstas se sienten
más felices estando juntos.
Si, por ejemplo, un marido miente o
engaña a su mujer se genera una
desconfianza que deteriora o paraliza el flujo
de dar y recibir que al final ocasiona
separación y sufrimiento.
Así pues, la ley moral tiene la función de
posibilitar y garantizar el libre flujo o
intercambio de bienes y afectos entre las
personas.
Las leyes morales tienen el fin de garantizar la estabilidad de las relaciones humanas
La libertad y creatividad son las capacidades que
hacen posible que los individuos cumplan con los
fines de su vida, es decir, llegar a ser responsable
de sí mismo —preservando su existencia y
cultivando sus propios talentos y habilidades
peculiares y únicas— y hacerse también
responsable por los demás —contribuyendo de
forma voluntaria y creativa al bienestar y
felicidad de su familia, comunidad, nación y
mundo.
2) La libertad y creatividad implica ser responsables de sí mismo
y de los demás
Siguiendo con la analogía del coche se
podría decir que la función o
responsabilidad de un coche es cumplir el
fin para el cual ha sido hecho o el propósito
de su existencia.
De manera análoga, el ser humano
dispone de libertad para ser responsable de
cumplir tanto con el fin individual de
mantener la existencia individual y
cultivarse a sí mismo, como también el fin
de utilizar de una manera libre y creativa
los propios talentos para servir a la propia
familia, comunidad, nación o mundo.
Igual que no existe libertad sin ley,
tampoco hay libertad sin responsabilidad.
Por ejemplo, utilizar la libertad sólo para
exigir los derechos individuales y buscar
exclusivamente la propia conveniencia o
satisfacción individual, ignorando los
deberes hacia la propia familia, comunidad
o nación, es una conducta irresponsable
que no solamente destruye las relaciones
familiares y lazos comunitarios sino que a la
larga desarraiga y deteriora a los propios
individuos.
No hay libertad sin responsabilidad
Así pues, se podría decir que la libertad, más que
un fin en sí mismo, es un valor instrumental que está
en función del cumplimiento de los fines de nuestra
vida, para así alcanzar la realización o felicidad
plena.
Por ejemplo, es completamente legítimo que los
individuos persigan libremente sus propios
intereses, ya sean estudios, trabajo o bienestar
material, pero siempre que no se pierda de vista que
el propósito principal o responsabilidad prioritaria
es la de utilizar los talentos, trabajo o recursos
propios para hacer cosas que beneficien a grupos
sociales más amplios.
La libertad no es un fin en sí en sí misma, sino que es un instrumento para
cumplir los fines en la vida y alcanzar la felicidad plena
Los individuos adultos no deberían ser
tratados como eternos infantes, animales o
máquinas manteniéndoles sujeto a una
forzada y continua coacción exterior que
limite su libertad y creatividad,
impidiéndoles así ser responsables de sí
mismo y de los demás, cumplir con los fines
de su vida, y potenciar su valor como
persona.
3) Cuando se coarta la libertad de las personas se impide
que éstas sean responsables
Un paternalismo sobreprotector,
opresivo o tiránico, como el de las
antiguas monarquías o los más recientes
sistemas políticos totalitarios, que limite
la libertad de las personas, pretendiendo
que se mantengan en una eterna
infancia, condenándoles a una situación
de servidumbre o dependencia, u
obligándoles a la fuerza a sacrificarse por
el bien común, es obviamente algo
nefasto que impide que los seres
humanos sean responsables no sólo de
mantenerse a sí mismo sino también de
ayudar o servir a los demás.
Muchos pensadores, ideólogos y
políticos a quienes les preocupaba el orden
social y el bien común —ya fueran
monárquicos tradicionalistas,
conservadores, hobbesianos, autoritaristas
o comunistas— pensaron que la única
manera de asegurar el orden social y el bien
común era limitar o reprimir la libertad de
los individuos, ya fuera a la fuerza o
mediante castigos penales.
Si se coarta la libertad se impide la responsabilidad
Sin embargo, cuando al ser humano se le
priva de su libertad pierde también su
dignidad y valor, dado que no puede hacerse
responsable de sí mismo ni de los demás. Es
como si, en el mejor de los casos, se le
considerara un eterno infante, y, en el peor
de los casos, como si se le tratara como a un
animal.
Es decir, privando al hombre de su libertad
se puede evitar, hasta cierto punto, que haga
daño a los demás, pero también se le impide
que ame, ayude y beneficie a otros por propia
iniciativa, que es lo que otorga valor a las
personas.
¿Qué valor tiene que alguien sirva a otros
coaccionado o a la fuerza? La libertad es
fundamental para que los individuos de una
manera responsable se perfeccionen a sí
mismo y desarrollen libre y creativamente
su carácter, personalidad y talentos únicos,
y para que, luego, lo pongan al servicio de
los demás de una forma voluntaria,
responsable y creativa.
Si se priva al hombre de su libertad pierde también su dignidad y valor
Cuando las personas usan su libertad y
creatividad de una manera irresponsable
(fracasando en cumplir los fines de su vida) y
transgresora (violando el orden legal y moral)
causaran la autodestrucción o degradación de
sí mismas, perdiendo o deteriorando
seriamente su propia libertad y creatividad.
4) Una libertad irresponsable y transgresora causa autodestrucción
Sin embargo, como ya comentamos antes,
la libertad nunca es irrestricta o ilimitada.
El mismo Locke, padre de los liberales
modernos, era de la certera opinión de que la
libertad sólo es posible dentro de un orden
legal, y es precisamente el respeto a ese
orden legal —constituido, según Locke, por
la ley natural y la ley civil— lo que garantiza
el ejercicio de la libertad, mientras que la
violación de ese orden legal no era
designado por Locke como libertad sino
como licencia o libertinaje.
Hoy día, debido a que ya hace tiempo que
la creencia en la ley natural cayó en el
descrédito académico y también a causa de
la vigencia del dogma de la autonomía
moral —en el sentido de que cada individuo
puede escoger o inventarse su propio
código moral— la libertad se define
simplemente como poder hacer todo lo que
se quiera excepto lo que esté prohibido por
la ley vigente.
No es lo mismo libertad que libertinaje
No obstante, la ley solamente prescribe el
respeto a los derechos más básicos de los
demás y el cumplimiento de un mínimo de
deberes u obligaciones sociales, por lo que
quedan aún muchas cosas que no se deberían
hacer aunque no las prohíba la ley.
«Lo que no prohíbe la ley, lo prohíbe la
honestidad», sentenció Séneca. Existen
muchos deberes y responsabilidades hacia
los demás que se deberían cumplir pero que
no están prescritos por la ley, ya que éstos se
tienen que cumplir de una forma voluntaria.
Séneca, Troades 334, en Aurea Dicta. Dichos y proverbios del
mundo clásico, Selección de Eduard Valentí, Crítica,
Barcelona, 1987, p. 399.
Además, debido a la tradicional visión
liberal atomista e individualista, se tiende a
enfatizar que todos los seres humanos
deben tener la misma libertad de disfrutar
de los máximos derechos legales
individuales posibles y disponer del mayor
margen de libertad individual para
perseguir la propia satisfacción o
enriquecimiento personal, ignorando o
poniendo en un segundo lugar los deberes
hacia los padres, hijos o abuelos, y hacia la
comunidad, nación o mundo.
“Lo que no prohíbe la ley, lo prohíbe la honestidad”
Cuando los individuos o grupos persiguen
exclusivamente su enriquecimiento o disfrute
particular aun a costa de desatender sus
responsabilidades hacia los demás, se conducen
de una manera, que como mínimo podría
calificarse de irresponsable, si no delictiva.
Así pues, la libertad, el respeto a un orden
legal y moral, y los deberes hacia los demás, son
elementos que no se pueden separar. Una
libertad irresponsable y transgresora, aunque
esté dentro de los límites de la legalidad vigente,
es corrosiva, autodestructiva y suicida, tanto para
las familias y sociedades como para los mismos
individuos.
Este es el problema que ocurre
actualmente en las modernas democracias,
donde impera un individualismo egoísta
corrosivo que, aparte de destruir las
relaciones familiares y sociales, hace que
las personas caigan en todo tipo conductas
compulsivas y corruptas a nivel individual,
familiar, social y político que son tan
frecuentes en todas las sociedades
opulentas actuales.
Una libertad irresponsable causa destrucción
PRINCIPIO DE LAS INTERACCIONES RECÍPROCAS
O LA LEY DE DARY RECIBIR
PRINCIPIO DE LAS INTERACCIONES RECÍPROCAS
O LA LEY DE DARY RECIBIR
Los seres humanos —igual que el resto de las criaturas y cosas—
no están hechos para existir aislados, sino que están
configurados para mantener múltiples interacciones fisiológicas
dentro de sí mismo y con el ambiente, así como para establecer
—de forma libre, responsable y creativa— una serie de estables
y armoniosas relaciones de intercambios recíprocos de amor,
afectos, conocimientos, bienes y servicios con otros seres
humanos y el resto de las criaturas de la naturaleza, que son
vitales para su existencia y multiplicación, y para poder
experimentar el más alto grado de alegría y felicidad
compartida.
«¿Cuál es la ley celestial del universo? ¿Cuál es la ley
de la existencia? Es la ley de dar y recibir.»
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 157:266, (10 de
abril de 1967).
«Cuando todos los seres del universo… están
armoniosamente conectados entre sí por un propósito
común, entonces hay plenitud y perfección.
El universo es un conjunto ordenado compuesto por
innumerables interacciones recíprocas, macroscópicas
y microscópicas. Nada puede existir sin relaciones
recíprocas. Cualquier cosa que deje de relacionarse, se
extinguirá.»
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 391:174, (21 de
agosto de 2002).
UNIVERSALIDAD DE
LAS INTERACCIONES
RECÍPROCAS
UNIVERSALIDAD DE LAS INTERACCIONES RECÍPROCAS
Dar
Recibir
Nada puede existir sin interacción recíprocas
No puede haber movimiento sin interacciones recíprocas
No es posible la multiplicación sin interacciones recíprocas
No hay satisfacción, alegría ni felicidad sin relaciones de intercambios
recíprocos entre los seres humanos
Sujeto Objeto
S O S O
Dentro de cada entidad individual Entre distintas entidades individuales
Se puede observar que las entidades o
unidades más pequeñas establecen relaciones
recíprocas entre sí formando unidades más
grandes, que de nuevo interactúan entre sí, y
crean nuevas unidades o sistemas más
grandes, y así sucesivamente hasta formar un
todo, que está interconectado e
interrelacionado entre todas sus partes.
Los átomos mantienen su existencia a través
de interacciones entre protones y electrones.
Una simple célula se mantiene viva a través de
interrelaciones entre su núcleo y citoplasma, y
de intercambios de elementos con su
ambiente.
Los organismos vivos mantienen su vida a
través de relaciones de intercambio entre sus
células, tejidos y órganos, a la vez que
intercambian elementos con el ambiente.
Todos los procesos de multiplicación se
producen a través relaciones de intercambios
entre partes o seres masculinos y femeninos.
Las plantas absorben minerales a la vez que
transforman la tierra y enriquecen de oxigeno
la atmósfera. Los animales absorben oxígeno
a la vez que desprenden el dióxido de
carbono necesario para las plantas.
Todos los seres y cosas existen y se multiplican mediantes interacciones
recíprocas
Asimismo, el ser humano —igual que
todos los seres vivos— existe, se mueve y se
multiplica debido a las múltiples relaciones
de intercambios recíprocos que se
establecen dentro de cuerpo, como la
circulación sanguínea, y con el ambiente,
como inhalar o exhalar aire.
También, las familias, empresas,
instituciones y sociedades se forman y se
mantienen unidas cuando los individuos
establecen relaciones de dar y recibir, de
intercambios recíprocos de amor, afectos,
conocimientos, bienes y servicios.
Así pues, se puede llegar a la
conclusión de que la ley más simple,
básica y fundamental del universo es
que todos los seres y cosas están
hechos para mantener relaciones de
intercambios recíprocos de
elementos.
Los seres humanos también existen, se multiplica y forman familias y
sociedades a través de interacciones recíprocas o relaciones de dar y recibir
Para que una interacción recíproca entre dos partes complementarias se inicie
y perdure en el tiempo es imprescindible que haya un propósito común previo
Muchos científicos o filósofos reconocen la
importancia de las interrelaciones recíprocas
entre todas las cosas pero ignoran o niegan que
exista un propósito común detrás de ellas.
Sin embargo, una relación de intercambios
recíprocos entre varias partes o entidades no
puede establecerse ni mantenerse si no existe
un propósito común previo.
Nadie entra en una relación de intercambio
con otros si no tienen la esperanza de adquirir a
través de esa relación un status superior, un
mayor valor o algún beneficio mutuo.
Un propósito común que garantice
como mínimo un beneficio para ambas
partes es un requisito previo para todos
los tipos de relaciones que establecen
los seres humanos.
Nadie entra conscientemente en una
relación que le perjudique o le degrade
su valor.
Nadie se casa pensando que va a ser
infeliz. Nadie emprende un negocio con
sus socios pensando que se va a
arruinar.
Universalidad del Propósito Común
Propósito
Común
Objeto
Cohesión, existencia, movimiento, acción,
multiplicación, progreso y desarrollo de todas las
entidades individuales, sistemas y organismos
Sujeto
Desde un punto de vista ético, lo natural,
saludable y bueno en una familia sería que
hubiera un intercambio fluido e intenso de
amor, bienes, cuidados, atenciones, ideas y
afectos entre todos sus miembros.
Cuanto más libres, fluidas e intensas sean las
relaciones de dar y recibir dentro de la familia,
más armonía y felicidad común podrán
experimentar juntos.
Lo antinatural, enfermizo o malo sería que las
relaciones de intercambio recíprocos se
obstaculizarán o se deterioraran, o que, en vez
de un armonioso intercambio de bienes,
hubiera peleas y violencia entre sus miembros.
Lo mismo se puede aplicar a las relaciones
entre familias, grupos sociales o naciones.
Para que se establezca una relación de intercambio,
primero alguien tiene que iniciarla dando algo. Entre
dos personas que sólo quieren recibir es imposible que
haya un intercambio.
En el caso de que ambas partes se den cosas
esperando recibir más de lo que han dado, aunque
inicien una relación, ésta se debilitará poco a poco
hasta desaparecer.
Para que la relación pueda mantenerse, como
mínimo, debe haber una equivalencia entre lo que se
da y lo que se recibe.
Pero, cuando ambas partes quieren dar más de lo
que reciben se generará una espiral de
agradecimientos, afectos y bienes. Entonces, el
circuito o flujo de dar y recibir no solamente podrá
mantenerse sino que se incrementará continuamente.
Implicaciones éticas de la ley de dar y recibir
LA LEY DE DARY RECIBIRY LAS NORMAS MORALES
El principio de las interacciones
recíprocas o ley de dar y recibir es el
principio fundamental en el que se basan
las más elementales, comunes y
universales normas morales.
Esto es así porque todos ellas se pueden
reinterpretar como variaciones de esta
simple ley de dar y recibir.
1) Las cuatro prohibiciones y prescripciones
morales
2) Justicia cósmica, retribución divina, ley del
karma
3) La ley de la reciprocidad y el principio de la
equidad o justicia
4) Regla de Oro y Regla de Plata
5) Principio de la prioridad de dar sobre recibir
6) Principio del valor absoluto del amor
incondicional
LA LEY DE DARY RECIBIRY LAS NORMAS MORALES
1) Las cuatro prohibiciones y prescripciones morales
Las cuatro prohibiciones de
no robar, no mentir, no matar y
no tener relaciones sexuales ilícitas,
y las cuatro prescripciones de piedad
filial, fidelidad conyugal, fraternidad y
lealtad, comunes a todas las religiones
y culturas
Las cuatro prohibiciones morales
Si las personas pensaran que existen para los
demás y decidieran vivir haciendo cosas por el
beneficio de otros, o sea, queriendo dar más de lo que
reciben, entonces todos serían felices porque las
relaciones humanas serían fluidas, estables y
duraderas.
Sin embargo, históricamente vemos que los seres
humanos, en general, han tendido a mantener la
actitud inmadura y egoísta de pensar que existen
para su propio beneficio y, por ello, sus deseos de
recibir han sido, por lo general, más fuertes que sus
deseos de dar.
La actitud egoísta hace que el deseo natural de
recibir se convierta en un deseo de tomar, quitar o
arrebatar a la fuerza, y también hacer daño o matar,
que es otra forma de privar a alguien de algo.
Por esta razón, para tratar de evitar que se
realizaran estas acciones motivadas por deseos
egoístas, en todas las religiones y culturas
aparecieron las mismas cuatro prohibiciones
morales de no robar, no mentir, no matar y no
cometer incesto, adulterio y otros abusos
sexuales, que básicamente significan no tomar,
no dañar o no privar indebidamente de algo
valioso a otras personas.
Estas prohibiciones tenían la función de
impedir que se destruyeran las relaciones de
intercambios recíprocos de bienes y afectos
dentro de la familia y la sociedad.
Además de estas prohibiciones, existen otras
cuatro prescripciones morales que son también
comunes a todas las religiones o culturas: la piedad
filial hacia los padres y cuidado de los abuelos; la
fidelidad conyugal entre esposos; la fraternidad y
confianza mutua entre hermanos; y la extensión de
estos deberes familiares hacia la sociedad, nación,
naturaleza o Dios, en la forma de fidelidad y lealtad
hacia amigos, maestros, gobernantes y Dios.
Todas estas normas morales prescriben el deber
de ser agradecido y corresponder a quienes nos han
ofrecido amor, protección, favores o cuidados, y
cumplen la función fortalecer y preservar las
relaciones humanas dentro de la familia y la
sociedad.
Estas prohibiciones y prescripciones morales,
que fueron codificadas en forma de decálogos
por varias religiones, son en esencia, salvo
ligeras diferencias, las mismas que hoy se
expresan en la forma de respeto a la dignidad
del hombre y a sus derechos humanos básicos a
la vida, libertad y propiedad, o el imperativo
kantiano de respetar al hombre como «un fin en
sí mismo».
Estas normas morales definen un mínimo
moral necesario para garantizar unas buenas
relaciones de intercambios recíprocos y una
convivencia pacífica entre los seres humanos.
Las cuatro prescripciones morales
2) Justicia cósmica, retribución divina, ley del karma
“Lo que das recibes,” “el que la hace la paga”
(Sentencias populares)
“Quien mal hace, mal recibe” (Esquilo, Las
coéforas)
“Dad y os darán” (Lucas 6.38)
“Según sean las acciones de los hombres, así
será su recompensa” (Adi Granth, GauriVar)
“Tal como siembres, así recogerás” (Cicerón, De
Oratore)
El concepto más antiguo o ancestral de
justicia cósmica se basa también en el principio
de dar y recibir.
Dichos populares, sentencias antiguas y
máximas presentes en todas las culturas y
religiones, tales como «lo que se da, se recibe»,
«el que la hace, la paga», «quién mal hace, mal
recibe», «según como siembre el hombre, así
será su recompensa», «tal como siembres, así
recogerás», «dad y os darán», expresan todas
ellas la creencia universal en una justicia
cósmica, retribución divina o ley natural que
recompensa las acciones buenas y malas de las
personas con premios y castigos, o buenas y
malas consecuencias.
Se podría decir que la acción de dar o
beneficiar a otros causa automáticamente una
reacción natural de agradecimiento y respuesta
semejante por parte de los demás, la naturaleza,
el Cielo o Dios.
No obstante, la acción de arrebatar o privar a
los demás de algo, provoca inexorablemente una
reacción contraria equivalente.
Con estas máximas se intenta hacer
comprender a las personas que dar o hacer el
bien a otros es a la larga más beneficioso que
quitar, hacer daño o privar a lo demás de cosas.
Justicia cósmica, retribución divina, ley del karma
La ley de la reciprocidad
(“Corresponder en la misma
medida de lo que se recibe”)
El principio de la equidad o justicia
(“Dar a cada uno lo suyo”)
3) La ley de la reciprocidad y el principio de la equidad o justicia
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Principios Éticos Universales versión completa libro 7

  • 1.
  • 2. PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES PRINCIPIOS UNIVERSALES PARA CONSTRUIR UNA CULTURA DE PAZ VOLUMEN VII Copyright © Miguel Ángel Cano Jiménez Primera Edición: Septiembre de 2003 Segunda Edición: Octubre de 2015 Editado por el autor: Miguel Ángel Cano Jiménez email: famcano2004@gmail.com Diseño de portada: Sunil Cano
  • 3. Todo el mundo está de acuerdo en que vivimos en una época de crisis. Es una crisis generalizada de valores. En las ciencias y la filosofía la búsqueda de la verdad, certeza o racionalidad están en un callejón sin salida. En la esfera de la ética hay una confusión total acerca de lo que está bien o mal. La sociedad está plagada de problemas, desde el incremento de la violencia juvenil, e incluso infantil, pasando por problemas como el consumo abusivo de alcohol y drogas, los delitos sexuales, el maltrato y la violencia dentro del ámbito familiar, hasta la corrupción de las elites políticas y financieras. Y, a nivel mundial estamos inmersos en una serie de guerras regionales y expuestos al creciente peligro de conflictos o choque entre distintos pueblos, culturas y civilizaciones, además de la grave amenaza del terrorismo internacional. INTRODUCCIÓN
  • 4. «El hombre convertido en cosa está angustiado, carece de fe y de convicciones y tiene poca capacidad de amar. Y escapa al vano ajetreo, al alcoholismo, a una extremada promiscuidad sexual y a síntomas psicosomáticos de todas clases que explica mejor la teoría de la tensión (estrés). Como consecuencia paradójica, las sociedades más prósperas resultan ser las más enfermas y el progreso de la medicina queda compensado por el gran aumento de toda clase de enfermedades psíquicas y psicosomáticas.» Erich Fromm, El humanismo como utopía real, Paidós, Barcelona, 1998, p. 41. Como nos indica muy bien Erich Fromm en la siguiente cita, es paradójico que sean las sociedades opulentas las que estén plagadas de más problemas psicológicos causados por relaciones humanas conflictivas que conducen a mucha gente a la soledad, depresión e incluso al suicidio.
  • 5. La raíz de los problemas actuales se encuentra en el vacío moral creado por la crisis de valores. Por ello, es de suma importancia la investigación y búsqueda de un núcleo de valores o principios éticos universales que puedan ser compartidos y aceptados por todas las naciones, culturas y religiones. Estos valores universalmente compartidos deben servir de base de una educación para la paz que fomente la convivencia pacífica entre individuos, familias, razas, naciones y civilizaciones, con el fin de lograr una paz mundial estable y duradera.
  • 6. En este volumen, titulado Principios Éticos Universales, a modo de resumen y conclusión, vamos a enumerar una serie de supuestos básicos y fundamentales que podrían ser elevados a la categoría de principios éticos universales. A lo largo de nuestro trabajo de investigación hemos venido defendiendo la necesidad de avanzar en el diálogo y entendimiento entre las diferentes tradiciones culturales, filosóficas, religiosas, científicas e ideológicas con el fin de llegar a un consenso socrático en unos principios éticos universales. Por un lado, estos principios éticos podrían ayudar a resolver los conflictos culturales, religiosos, nacionalistas o políticos entre naciones, así como los problemas del hambre en el mundo, la corrupción de las elites gobernantes, las injusticias y males sociales, y la degradación moral de las familias e individuos. Por otro lado, podrían también servir para regular la convivencia armoniosa y pacífica entre individuos, familias, comunidades, naciones y civilizaciones que finalmente lleve a una paz mundial estable y duradera.
  • 7. La fuente de inspiración y la motivación de esta investigación ha sido el pensamiento filosófico, ético y religioso de Sun Myung Moon, un hombre extraordinario que dedicó toda su vida a lograr la paz mundial. Fundó el movimiento de unificación y numerosas organizaciones e instituciones en prácticamente todos los campos de la cultura. Reunió en múltiples congresos internacionales a científicos, profesores, comunicadores, educadores, líderes religiosos y líderes políticos con el fin de trabajar juntos por la paz mundial, transcendiendo las barreras nacionales, culturales, raciales y religiosas. Al igual que otros grandes visionarios como Jesús, Buda o Sócrates, nunca ha escrito nada, sino que durante toda su vida ha impartido una enseñanza viva mediante charlas, sermones y conferencias públicas. Por esta razón, el Dr. Sung Hun Lee, un académico coreano, se dedicó a ordenar y sistematizar el pensamiento filosófico de Sun Myung Moon, que lleva el nombre de “Pensamiento de Unificación”, porque su pretensión es armonizar todas las escuelas y corrientes contrapuestas del pensamiento humano a lo largo de la historia.
  • 8. «El destino de la humanidad es armonizar todos los puntos de vista que hoy están divididos unos contra otros. La filosofía que guíe a la humanidad en el futuro deberá incluir todas las religiones y filosofías. (…) Si seguimos como ahora, y los seres humanos sólo se agrupan cuando son de la misma religión o la misma raza, la humanidad no podrá evitar más guerras. Si no trascendemos nuestras costumbres y tradiciones culturales, jamás llegará una era de paz.» Sun Myung Moon, Su autobiografía, una vida consagrada a la paz, Sepha, Madrid, 2012, p. 318.
  • 9. La fuente de inspiración y la motivación de esta investigación ha sido el pensamiento filosófico, ético y religioso de Sun Myung Moon. «El destino de la humanidad es armonizar todos los puntos de vista que hoy están divididos unos contra otros. La filosofía que guíe a la humanidad en el futuro deberá incluir todas las religiones y filosofías. (…) Si seguimos como ahora, y los seres humanos sólo se agrupan cuando son de la misma religión o la misma raza, la humanidad no podrá evitar más guerras. Si no trascendemos nuestras costumbres y tradiciones culturales, jamás llegará una era de paz.» Sun Myung Moon, Su autobiografía, una vida consagrada a la paz, Sepha, Madrid, 2012, p. 318. Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC. El Principio Divino, Iglesia de Unificación, Barcelona, 1977. Sung Hun Lee, New Essentials of Unification Thought, UTI, Korea, 2006.
  • 10. Esta es una propuesta que podría ayudar a generar un consenso universal que aglutine a la mayoría de las visiones filosóficas y religiosas de las diferentes culturas y civilizaciones que actualmente componen el mundo, y de esta manera contribuir de forma significativa a la paz mundial. Estos principios éticos que enunciamos aquí sintetizan los principios éticos más comunes y universales presentes en las principales o más influyentes tradiciones culturales. PROPUESTA DE PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES
  • 11. Por supuesto, la mayor parte de estos principios éticos son bien conocidos. Algunos de ellos son casi tan antiguos como el hombre mismo, mientras que otros son más novedosos —al menos en los términos en los que se formulan— aunque en esencia no sean tan nuevos. No se trata, pues, de querer descubrir la pólvora. Más bien, la originalidad de esta propuesta de principios éticos universales radica principalmente en que se intenta conectar e interrelacionar estos principios básicos de una manera racional y coherente, enmarcándolos en una visión global lo más comprensible y completa posible. Es un logro similar al de recomponer un complicado rompecabezas encontrando el sitio preciso de cada pieza. De este modo, nos apartamos de la manida lista de valores o principios éticos, adecuadamente definidos y comentados, pero dispersos y desconectados entre sí. Originalidad de los principios éticos universales
  • 12. 1. Que sean los más razonables, simples y conformes al sentido común 2. Que sean amplios y expliquen el mayor número de fenómenos y problemas 3. Que no sean dogmáticos o irracionales 4. Que sean compatibles con los conocimientos actuales de la ciencia, sin que por ello se tenga que aceptar todos sus dogmas infundados 5. Que reúnan lo más universal de todas las tradiciones culturales Hemos intentado que esta serie de principios éticos que enumeramos a continuación tengan las siguientes características: 6. Que sean presupuestos integradores y conciliadores 7. Que tiendan puentes entre las tradiciones religiosas y filosóficas antiguas y las tradiciones ilustradas y científicas modernas 8. Que valgan para mediar entre la tradición occidental, liberal y defensora de los derechos individuales, y la tradición oriental, comunitarista y defensora del orden social 9. Que sirvan también para ofrecer soluciones prácticas a los problemas morales y éticos actuales. Características de los principios éticos universales
  • 13. Ya que la naturaleza es el dato común u objeto de estudio más objetivo que comparten ciencias, filosofías y religiones, defenderemos la objetividad de estos principios éticos derivándolos en parte de los principios generales de la naturaleza, resaltando las semejanzas y analogías que existen entre las leyes morales y las leyes de la naturaleza. Además, con el fin de que sea posible elevarlos a axiomas o primeros principios invariables, no formularemos nuestra propuesta en la forma clásica de catálogos de derechos y deberes, o prescripciones y prohibiciones morales, sino en la forma de principios generales. Principios éticos universales derivados de la naturaleza y formulados en la forma de principios generales
  • 14. 1. PRINCIPIO DEL ORIGEN COMÚN DE LA HUMANIDADY EL ORDEN LEGAL NATURALY MORAL DEL UNIVERSO 2. PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD E IGUALDAD 3. PRINCIPIO DE LA LIBERTAD, RESPONSABILIDADY CREATIVIDAD 4. PRINCIPIO DE LAS INTERACCIONES RECÍPROCAS O LEY DE DARY RECIBIR 5. PRINCIPIO DEL CRECIMIENTOY DESARROLLO MORAL A TRAVÉS DE TRES ETAPAS 6. PRINCIPIO DE LOS TRES NIVELES DE MORALIDAD PROPUESTA DE 12 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES 7. PRINCIPIO DEL PROPÓSITO INDIVIDUALY PROPÓSITO PARA EL CONJUNTO 8. PRINCIPIO DE LA ELEVACIÓN PROGRESIVA DEL VALOR HUMANO 9. PRINCIPIO DEL PROGRESO MEDIANTE LA COOPERACIÓN CENTRADA EN UN PROPÓSITO COMÚN 10. PRINCIPIO DEL ORDEN 11. PRINCIPIO DEL SENTIDO 12. PRINCIPIO DE LAS TRES METAS DE LA VIDA HUMANA
  • 15. PRINCIPIO DEL ORIGEN COMÚN DE LA HUMANIDADY EL ORDEN LEGAL NATURALY MORAL DEL UNIVERSO
  • 16. El origen común, Dios o la primera causa de la humanidad y el universo, se podría definir como una mente energética o una energía mental que dio origen al universo mediante una primera etapa de diseño y una segunda etapa de formación o evolución, estableciendo un orden legal basado en leyes naturales y leyes morales universales. PRINCIPIO DEL ORIGEN COMÚN DE LA HUMANIDADY EL ORDEN LEGAL NATURALY MORAL DEL UNIVERSO
  • 17.  “Mente y materia se funden en una sola cosa”  El origen común reúne el aspecto mental y material  Una primera causa definida como una mente energética o una energía mental  Presencia generalizada de diseños inteligentes  Las dos etapas de los procesos creativos  ¿Somos el fruto del azar o estamos diseñados para un fin?  Desde la multiplicidad de dioses a la creencia en un Dios único  Desde un Dios impersonal o un juez inflexible a un Dios personal en la forma de un padre o madre amante y bondadoso  Un amor universal y un orden moral universal  El Dios de los filósofos PRINCIPIO DEL ORIGEN COMÚN DE LA HUMANIDADY EL ORDEN LEGAL NATURALY MORAL DEL UNIVERSO
  • 18. Desde un punto de vista científico, este principio se basa, en primer lugar, en la hipótesis o supuesto básico de que los procesos mentales y materiales son dos aspectos inseparables que están presentes en mayor o menor grado en todas las entidades de universo. Esta es la hipótesis más probable después de las abrumadoras evidencias que salen a la luz a raíz de los últimos avances de la ciencia. Especialmente, en la física cuántica el concepto clásico de materia prácticamente se ha desvanecido, siendo sustituido por un continuo de materia y espíritu, como se puede apreciar en las siguientes citas de Bohm, Jeans y Eddington. «Si se ahondase más y más en la inmanencia que reside en la materia creo que eventualmente se llegará a la corriente que sentimos también como mente, de suerte que mente y materia se funden en una sola cosa.» David Bohm, El Paradigma Holográfico, Kairós, Barcelona, 1987, p. 218. «La mente ha dejado de ser considerada como un intruso en los dominios de la materia; estamos empezando a sospechar que más bien deberíamos saludarla como creadora y gobernadora del reino de la materia.» Sir James Jeans, Cuestiones Cuánticas, ed. K. Wilber, Kairós, Barcelona, 1987, p. 196. «Por decirlo con toda crudeza, mi conclusión es que el mundo está compuesto de “materia” mental.» Sir Arthur Eddington, Cuestiones Cuánticas, ed. K. Wilber, Kairós, Barcelona, 1987, p. 259. “Mente y materia se funden en una sola cosa”
  • 19. En segundo lugar, se basa en el supuesto de que ambos aspectos comparten un origen común que reúne ambos aspectos, material y mental. Este es el supuesto más razonable ante la evidencia de la imposibilidad de reducir a una primera causa del universo puramente material todos los niveles emergentes de procesos mentales y grados de consciencia superiores. La hipótesis de una primera causa, en la que se funden todos los aspectos mentales y materiales emergentes es mucho más razonable que creer en la emergencia milagrosa de la consciencia y la mente a partir de una primera causa material sin consciencia ni mente. El origen común reúne el aspecto mental y material Materia Mente Mente Materia Materia Mente Materia
  • 20. En una conferencia internacional de científicos, Sun Myung Moon explicó de una manera simple y concisa esta hipótesis de una primera causa que reúne la esencia de la mente y la materia, como se puede apreciar en la siguiente cita: «No obstante, debido a que el mundo del efecto está compuesto de seres con dos naturalezas, la causa debe ser un ser monista con la esencia de las dos naturalezas de mente y materia combinadas en unidad. En otras palabras, la causa última tiene que ser un ser absoluto y unificado de dos naturalezas que puede crear los atributos de mente y materia respectivamente. El mundo unificado del efecto solamente pudo haber provenido de un ser monista unificado.» Sun Myung Moon, The Role of Unified Science in the Moral Orientation of the World, November 26, 1972, NewYork, USA. Una primera causa que reúne la esencia de la mente y la materia
  • 21. Así que es fácil suponer que en el principio no sólo habría campos de fuerzas físicas sino también campos de vida vegetal y animal. Todos ellos estarían englobados en un campo superior, que se podría llamar la mente del universo, cuyo soporte material sería la energía primaria y básica a partir de la cual se formaron todos los tipos de materia. De hecho, en esta causa primera, la mente y la energía serían una misma cosa, una sustancia homogénea, que se podría definir como una mente energética o una energía mental. Como una consecuencia lógica de esta hipótesis, se deduce la afirmación de la existencia de una primera causa inteligente. Esta afirmación no tiene porqué implicar una creencia en un Dios con una naturaleza completamente diferente a la del resto del universo y que interviene en la naturaleza de un modo milagroso y sobrenatural. Más bien sería un Dios, en el que se funden los aspectos mentales y materiales, que piensa, proyecta, planea y actúa; que hizo la materia con su propia energía y que dirigió su evolución por medio de los diferentes campos de fuerzas que ya existían desde el principio. Una primera causa definida como una mente energética o una energía mental
  • 22. Campos de nivel superior (Autoconciencia, identidad única, razón) Campos de vida (Autonomía, creatividad) Campos de fuerzas Energía Mundo cuántico Energía Instinto vida Autoconciencia Identidad única Razón Primera causa Mente energética o Energía mental Mundo cuántico Energía Instinto vida Mundo cuántico Energía Átomos Moléculas Seres Vivos Seres humanos Una primera causa definida como una mente energética o una energía mental
  • 23. En tercer lugar, el principio del origen común está también sustentado por la evidencia de la presencia generalizada de diseños inteligentes en el universo y de indicios de que existe un proyecto cósmico. Este supuesto, que tiene una larga tradición filosófica y científica que se remonta a Sócrates, se ha visto desterrado de la ciencia a causa del dogma de la objetividad de la ciencia, que excluye las causas finales, y el dogma de fe de la teoría darwinista de la evolución. Sin embargo, existen una serie de teorías científicas nuevas que sugieren que es necesario desechar este viejo prejuicio de la ciencia contra el diseño inteligente, como se puede ver en los ejemplos que vienen a continuación. Presencia generalizada de diseños inteligentes
  • 24. La mera existencia de las leyes de la naturaleza y sus mecanismos regidos por ellas, obviamente implican la existencia de un diseñador inteligente. El físico Steven Weinberg, a pesar de no creer en ninguna inteligencia inherente a la naturaleza, afirma que en el único sitio donde sería posible encontrar indicios de ella sería en estas leyes finales de la naturaleza, y que consideraciones de este tipo son las que hacen casi irresistible el utilizar la metáfora de la mente de Dios. «Si hubiera algo que pudiéramos descubrir en la naturaleza que nos diese alguna intuición especial sobre la obra de Dios, tendrían que ser las leyes finales de la naturaleza. (...) Cualquiera que sea la religión de uno, o la falta de ella, resulta una metáfora irresistible el hablar de las leyes finales de la naturaleza en términos de la mente de Dios.» Steven Weinberg, El sueño de una teoría final, Crítica, Barcelona, 1994, pp.192-193. La metáfora de la mente de Dios
  • 25. La creencia en un Dios matemático que ha diseñado el universo mediante leyes y fórmulas matemáticas es parte integrante de la tradición antigua y actual de la ciencia. Se remonta a Pitágoras y se ha mantenido a lo largo de toda su historia, incluso hasta nuestros días. De hecho, casi todos los grandes físicos, astrónomos y matemáticos del Siglo XX, como Planck, Einstein, Bohr, Heisenberg, Pauli o Eddington, comparten esta visión pitagórica o platónica del universo, como se puede ver en esta cita de Heisenberg: «Creo que, en este punto, la física moderna se ha decantado definitivamente en favor de Platón. Porque las mínimas porciones de materia no son de hecho objetos físicos en el sentido ordinario de la palabra; son formas, estructuras, o —en el sentido que les da Platón— Ideas, que pueden ser descritas sin ambigüedad en un lenguaje matemático.» Werner Heisenberg, Cuestiones Cuánticas, ed. K. Wilber, Kairós, Barcelona, 1987, p. 85. El Dios matemático
  • 26. Muchos científicos, como Freeman Dyson, han señalado la importancia vital que tuvieron los valores numéricos exactos de ciertas constantes o fuerzas para el futuro de la evolución del universo, y en especial para que fuera posible la aparición de la vida y los seres humanos. Este hecho les ha llevado a sugerir la existencia de un plan general o un alma del mundo. Estos accidentes o coincidencias significativas se han hecho muy populares en la ciencia con el nombre de Principio Antrópico. «A partir de estos accidentes en la física y la astronomía, concluyo que el universo es un lugar inesperadamente hospitalario para que los seres vivos hagan en él su hogar... La armonía peculiar entre la estructura del universo y las necesidades de la vida y la inteligencia es... una manifestación de la importancia de la mente en el esquema de las cosas. Como individuos, algunos de nosotros acaso estemos dispuesto a ir más lejos… a apoyar la hipótesis de que existe un espíritu universal o alma del mundo, subyacente en las manifestaciones de inteligencia que observamos.» Freeman Dyson, Trastornando el universo, F.C.E., México, 1982, pp. 282- 284. El Principio Antrópico
  • 27. El físico Paul Davies también sugiere la existencia de un proyecto cósmico detrás de la evolución del universo, en la forma leyes de un nivel superior o de algún principio creador y autoorganizativo inherente a la naturaleza. Ideas parecidas son las sostenidas por el biólogo Rupert Sheldrake, que especula sobre la existencia de un supercampo unificado de nivel superior que incluye campos de fuerzas físicos y campos mórficos o biológicos. «El hecho mismo de que el universo es creativo, y que las leyes han permitido que surjan estructuras complejas y se desarrollen hasta el punto de la conciencia... es para mí una prueba evidente de que hay algo que está operando detrás de todo. La impresión de diseño es abrumadora.» Davies, Paul, The Cosmic Blueprint: New Discoveries in Nature's Creative Ability to Order the Universe. New York: Simon and Schuster, 1988, p. 203. Un proyecto cósmico
  • 28. Teoría del “Diseño Inteligente” A finales del siglo pasado un grupo de científicos norteamericanos formularon una nueva teoría, llamada “diseño inteligente”, que se opone frontalmente al dogma de la teoría darwiniana de la evolución. Básicamente, esta nueva visión o paradigma evolutivo afirma que, basándose en la evidencia empírica, es posible inferir que ciertas facetas del universo y de los seres vivos se explican mejor suponiendo que están diseñados por una causa inteligente, que presumir que son causados por un proceso al azar como la selección natural. En 1996, el bioquímico Michael J. Behe, argumentó en su libro, La caja negra de Darwin: El desafío bioquímico a la evolución, que algunas facetas de las células vivas están caracterizadas por una “irreducible complejidad” que no puede ser explicada por la teoría darwiniana de las numerosas y pequeñas variaciones que apuntan hacia un diseño inteligente. El motor flagelar bacteriano Como el mismo Behe explica, un sistema es irreduciblemente complejo cuando “está compuesto de varias partes que interactúan y encajan perfectamente unas con otras, cumpliendo juntas una función básica, y en donde la eliminación de alguna de las partes causa que el sistema deje de funcionar.” Michael J. Behe, Darwin's Black Box:The Biochemical Challenge to Evolution. NewYork:The Free Press, 1996, p. 39.
  • 29. En cuarto lugar, el supuesto de la existencia de una causa inteligente, a la vez mental y material, que dio origen al universo por medio de un primer proceso de diseño de un proyecto cósmico, o Logos, y un segundo proceso de evolución o materialización de ese Logos, nos permite unificar en un único modelo universal el proceso de formación y evolución del universo, obra de la productividad creativa de Dios, o la naturaleza, con la evolución tecnológica y cultural, obra de la productividad creativa de los seres humanos. El supuesto de la existencia de un Logos o proyecto cósmico, fruto de un primer proceso de diseño mental intencional, que luego dirigió el proceso de formación y evolución del universo, logra explicar mejor la direccionalidad de la evolución y la funcionalidad de los organismos vivos. Además de esto puede servir de puente entre las visiones científicas, filosóficas y religiosas, y abre las puertas a la búsqueda de un sentido a la existencia humana. Las dos etapas de los procesos creativos
  • 30. Proceso de diseño previo Proceso de materialización del Logos Origen Motivo Finalidad principal Logos general Proyecto Global Logos específicos Seres humanos Seres vivos Estructura material del universo Proceso mental de diseño del Logos
  • 31. Hay dos posibilidades. La primera es que seamos un producto del azar, en cuyo caso no tendríamos ninguna función o fin objetivo que cumplir. Cada individuo o cada sociedad determina sus propios fines y, por consiguiente, los valores son irremediablemente relativos. Basándonos en este supuesto, a lo único que se puede aspirar es lograr acuerdos fácticos, temporales y cambiables en cuestiones de valores y normas éticas. Si, por el contrario, hubiéramos sido diseñado para un fin, nuestro valor o bondad dependería de si cumplimos o no ese fin. Además, en el caso de que hubiera un plan o proyecto objetivo para nosotros, podríamos entonces hablar de un estándar común y universal para determinar los valores y las normas. ¿Somos el fruto del azar o estamos diseñados para un fin?
  • 32. Desde la perspectiva religiosa, en todas las culturas aparecieron relatos míticos y religiones primitivas que hablaban de una multiplicidad de dioses antropomórficos. Sin embargo, en la llamada época axial hubo una reacción contra esta proliferación de dioses que exhibían las mismas bajas pasiones de los seres humanos y que parecían manejar a éstos como a simples marionetas, obligándoles efectuar sacrificios sangrientos e inmorales. Lo característico o esencial de esta época axial fue la aparición de reformadores que afirmaban la existencia de un Dios único y una ley moral universal. Por ejemplo, Moisés proclamó la existencia de un Dios único,Yahvé, que promulgó unos mandamientos morales que todos los hombres debían obedecer, y asimismo alentó la lucha contra la idolatría o los cultos a los antiguos dioses inmorales. Esta creencia semita en un único Dios, creador del cielo y la tierra, fue heredada posteriormente por el cristianismo y el islam. De una manera similar, Zoroastro reaccionó en contra las creencias de las belicosas tribus nómadas — que adoraban a las antiguas deidades iranias y ofrecían cruentos sacrificios— afirmando la existencia de un único Dios bueno, el Señor Sabio (Ahura Mazda) que enseñaba a vivir de acuerdo con los pensamientos rectos, las palabras rectas y las acciones rectas. Desde la multiplicidad de dioses a la creencia en un Dios único
  • 33. También en la época axial, los sabios chinos, dejando de lado las antiguas deidades chinas y antepasados deificados, echaron mano de los conceptos más abstractos e impersonales delTao y el Cielo, que eran como un primer principio creador y una ley moral universal. Confucio, en especial, resaltó la educación moral y la responsabilidad humana en cumplir esta ley moral universal o mandatos del Cielo. De una forma similar, los místicos de los Upanisads trataron de reducir a todos los antiguos dioses vedas a una tríada de dioses centrada en un impersonal Brahman, el Uno o el EspírituAbsoluto, y resaltaron la responsabilidad del hombre de liberarse de la ilusoria Maya (apariencias del mundo sensible) y fundir su Atman (alma) con el Brahman, la Realidad Última. Un fenómeno muy parecido al hindú ocurrió en Grecia. Jenófanes criticó a los antiguos dioses griegos semihumanos y abogó por un único Dios desprovisto de las pasiones y la apariencia humana. El Uno de Pitágoras, la Idea del Bien de Platón, el motor inmóvil de Aristóteles, el Logos de los estoicos, todos ellos eran conceptos muy similares al Brahman hindú. También, los filósofos griegos, a semejanza de los pensadores hindúes, resaltaron la responsabilidad que tiene el ser humano de salir de este mundo sensible de sombras y apariencias y alcanzar el conocimiento, enfatizando asimismo la obligación humana de vivir conforme a una ley moral natural. Desde los dioses antropomórficos a los primeros principios abstractos e impersonales
  • 34. En cambio, Buda negó la relevancia de todas las deidades hindúes, e incluso desafió la creencia en un eterno y siempre presente Brahman, motivado por el afán en enfatizar la responsabilidad moral individual en ganar su propia perfección. Buda enfatizó que solamente el cultivo de sí mismo y el autodominio eran los medios más adecuados para lograr la paz interior. Ningún rito externo, sacrificio o ayuda divina servía para alcanzar esa meta. Aun así, Buda mantuvo la creencia hindú en unas normas morales eternas o Dharma y en la inexorable ley del Karma. La negación de los dioses por razones éticas del budismo
  • 35. El ateísmo por razones éticas de los jainistas «Los jainistas creen que el universo es eterno así que no hay necesidad de una primera causa. Dicen que el mundo de la materia siempre ha existido como tal por lo que no tiene sentido adelantar la hipótesis de un Creador. Y están convencidos de que el hombre mismo tiene el poder de subyugar sus pasiones y liberarse a sí mismo de las ataduras mundanas, así que, ¿por qué especular acerca de un salvador que venga de fuera? (...) Ellos presentaron todas las objeciones a la existencia de Dios que son muy familiares para los occidentales. Primero, si Dios crea algo debe ser para satisfacer alguna inclinación o para eliminar alguna ansiedad de su naturaleza, pero esto hace que Dios sea claramente imperfecto. Segundo, si el mundo es la obra de un Dios perfecto, ¿cómo es posible que sus criaturas sufran tantas miserias y males?» Y.O. Kim, World Religions, vol. 2, Golden Gate, New York, 1976, pp. 83-84. SegúnYoung Oon Kim, los jainistas negaron expresamente la existencia de cualquier Dios por las siguientes razones:
  • 36. Varios siglos más tarde, a diferencia de sus predecesores judíos y orientales, que consideraron a Dios como un juez inflexible, lo despersonalizaron e incluso negaron con el fin de resaltar la importancia de la responsabilidad moral individual y la inexorable ley moral, Jesús asemejó a Dios a un padre amante que está dispuesto a perdonar a sus hijos si éstos se arrepienten y vuelven sus corazones hacia él, como queda claramente expresado en la parábola del hijo pródigo. Así pues, aunque Jesús no negó la existencia de una ley moral universal ni la responsabilidad que tiene el ser humano de cumplirla, sí puso por encima de esa ley divina a un Dios de amor dispuesto a abrazar y perdonar incluso a sus enemigos. Desde un Dios impersonal o un juez inflexible a un Dios personal en la forma de un padre o madre amante y bondadoso
  • 37. Esta creencia en una fuente última de amor, o un Dios personal en la forma de un padre o una madre amante se fue generalizando a nivel popular en todas las religiones. Fue asimismo adoptada por la mayoría de las ramas y corrientes místicas de las tradiciones hindú, budistas, judías, y musulmanas. Esto se debe a que el único control que admite de buen grado el ser humano es un control de amor. Por una persona amada se puede hacer cualquier cosa. Un marido y esposa que se aman profundamente no se siente dominados el uno por el otro. Si en la familia hay un ambiente de amor y comprensión, los hijos tampoco se sentirán oprimidos o controlados. A todos nos agrada la idea de vivir en un universo cálido y afectuoso controlado por el amor. En cambio, rechazamos instintivamente el frio control de un juez inflexible o de una ley moral inexorable que nos hace pagar las consecuencias de nuestros actos, debido a que estas creencias crean la imagen de un universo regido por un orden moral rígido, frío e inhóspito, en el que no nos gustaría vivir. ¿Por qué se tiende a generalizar la creencia en un Dios personal en la forma de un padre o madre amante y bondadoso?
  • 38. No obstante, poner al amor y la gracia divina por encima de la ley, sin negar a ésta ni tampoco la responsabilidad individual humana, tiene grandes ventajas. Puesto que entonces se flexibiliza la ley, se nos induce a perdonar y ser perdonado, a arrepentirnos de los errores y a reconciliarnos unos con otros, a amar incluso a los enemigos y malhechores, y no sólo pedir justicia o exigir un castigo, sin misericordia ni perdón. Por otro lado, la creencia en un Dios amante que derrama su gracia sobre los hombres puede degenerar en formas de religiosidad primitiva e infantil. Es decir, fomentar en las personas una actitud pasiva, pedigüeña y dependiente, que hace que siempre esperen ser ayudados y que sean incapaces de hacer algo por sí mismo. De esta forma, se impide que cumplan con su responsabilidad individual de desarrollar sus cualidades morales y perfeccionarse. Ventajas e inconvenientes de la creencia en un Dios amante y bondadoso
  • 39. La teoría de la motivación del corazón Sun Myung Moon no sólo considera a Dios como un padre o madre amante, sino que asevera que la motivación fundamental que le llevó a crear brotó de su corazón, su esencia más profunda, que según explica el Pensamiento deUnificación: «Así, el corazón de Dios puede ser definido como el “impulso emocional de amar infinitamente.” El amor requiere necesariamente un objeto de amor. Especialmente, el amor de Dios es un impulso irreprimible que brota de lo más profundo de su ser. Por esta razón, Dios necesitaba absolutamente tener un objeto al que poder amar… Con esta motivación del corazón, Dios creó a los seres humanos y todas las cosas.» Sung Hun Lee, New Essentials of Unification Thought, UTI, Korea, 2006, p. 24.
  • 40. Dios creó el mundo para la realización del amor Esta visión de un universo cálido y armonioso creado y regido por el amor encaja mejor, desde luego, con la forma de ser y las aspiraciones de felicidad de los seres humanos, como queda expresado poéticamente por Sun Myung Moon: «Dios deseaba sentir alegría; por ello Él creó este mundo para la realización del amor. Dios quería ser feliz en un mundo impregnado por un cálido y armonioso amor, donde los seres humanos y todas las criaturas moraran unidos en el amor de Dios. Él deseaba deleitarse al ver a los hombres y mujeres establecer relaciones conyugales en Su amor, y luego construir familias, sociedades, naciones y un mundo de amor; Dios entonces probaría la alegría del amor a través de la unión amorosa de estos seres humanos. Este era precisamente el ideal de la creación de Dios.» Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 113:312.
  • 41. Todas las religiones coinciden en la idea de que toda la humanidad debería vivir en paz y armonía entre sí y con la naturaleza, como una gran familia unida por un amor universal de origen divino, celestial o cósmico. Para todas ellas este amor universal es el valor supremo, la finalidad del universo, el sentido de la vida y la felicidad plena. Al mismo tiempo, todas las tradiciones religiosas concuerdan en la creencia de que existe un orden moral objetivo en el universo. Es decir, una ley divina, natural o principio cósmico que debería regular la conducta humana individual y social. De hecho, existe entre todas ellas una coincidencia asombrosa en los preceptos y principios éticos más importantes y esenciales. Un amor universal y un orden moral universal
  • 42. Ibn Arabi, místico sufí andalusí, y Gandhi nos ilustran estos dos conceptos comunes a todas las religiones. «Hubo un tiempo en que yo reprochaba a mi prójimo si su religión no estaba cercana a la mía. Pero mi corazón es capaz [ahora] de convertirse en todas las formas religiosas: es una pradera para las gacelas, el claustro de un monje cristiano, un templo para los ídolos, las tablas de la Ley mosaica, el libro del Corán.Yo profeso la religión del amor.Y sea cual fuere la dirección que tome la cabalgadura, el amor es mi credo y mi fe.» Ibn Arabi, citado por Joaquín Lomba, «El pensamiento islámico occidental», en Filosofías no occidentales, Miguel Cruz Hernández, ed.,Trotta, Madrid, 1999, p. 271. «En verdad la religión debería penetrar cada una de nuestras acciones. Aquí religión no quiere decir sectarismo. Significa creer en un orden moral que gobierna el universo, que no es menos real debido a que sea invisible. Esta religión transciende al hinduismo, islam, cristianismo, etc. No las reemplaza, sino que las armoniza y les da realidad.» Mahatma Gandhi, All men are brothers, Navajivan Publishing House, Ahmendabad, 1960, p. 77.
  • 43. Como comentamos antes, en la época axial los primeros filósofos griegos, a semejanza de los filósofos hindúes, redujeron a todos los dioses antropomórficos a un Dios único impersonal, como el Uno de Jenófanes y de Pitágoras. Con el pitagorismo, en especial, se inició la creencia en un Dios matemático que ordenó el universo con razones numéricas, que ha tenido una larga tradición filosófica y científica, incluso hasta nuestros días. Sócrates recogió el concepto del Nous o inteligencia ordenadora de Anaxímenes y elaboró por primera vez en la historia el argumento del diseño para tratar de demostrar su existencia. La Idea del Bien de Platón, la primera causa o motor inmóvil de Aristóteles y el Logos de los estoicos fueron conceptos que asimilaron los filósofos cristianos, judíos y musulmanes para explicar racionalmente el Dios único semita y el proceso de la creación del mundo. De esta tradición viene el Dios de Descartes, el Dios postulado por Kant y su concepto de ley moral universal, el Dios deísta identificado con unas leyes morales racionales y también los conceptos modernos de ley natural y derechos humanos. El Dios de los filósofos
  • 44. Visiones monistas y panteístas El neoplatonismo, con su visión monista y la teoría de la emanación a partir del Uno, ha sido otra de las tradiciones que más ha influido en filósofos y científicos posteriores, como el Uno de Giorgiano Bruno, el Dios como unidad y totalidad de la naturaleza de Espinosa, la mónada infinita de Leibniz y el EspírituAbsoluto de Hegel. Otros filósofos posteriores hablaron de Dios como lo infinito, lo absoluto, lo incondicionado, la transcendencia, etc.
  • 45. La negación de Dios entre los filósofos griegos Sin embargo, ya desde los inicios de la filosofía algunos filósofos griegos negaron la existencia de los dioses, curiosamente por las mismas motivaciones éticas y argumentos lógicos con los que el budismo y el jainismo negaron a los dioses hindúes. Epicuro negó la existencia de cualquier dios por motivaciones éticas. Pensaba que un Dios que permite los males y miserias del mundo sería un Dios cruel, y consideraba inmoral atormentar a las personas con la amenaza de los castigos eternos en el más allá. Por esta razón, adoptó el atomismo de Demócrito, quien por motivaciones similares también había negado la existencia de una inteligencia ordenadora (Nous) del cosmos afirmando que éste era fruto de una combinación al azar de átomos. Estas mismas motivaciones y justificaciones racionales son las que han mantenido la tradición materialista en la filosofía y la ciencia posterior, junto con otras razones escépticas, que ya sostuvo Protágoras al decir que sobre los dioses no podía decir que existen o no, por la oscuridad del asunto.
  • 46. Desde su postura escéptica, Hume negó la validez del argumento del diseño, aduciendo la explicación atomista y argumentando que Dios, en el caso que existiera, sería un Dios cruel por permitir el mal en el mundo y por haber creado un infierno eterno, y también por alentar las guerras de religiones. Feuerbach, desde una visión humanista semejante a la jainista, afirmó que el hombre, por debilidad, crea a Dios a la imagen de un hombre perfecto idealizado, y que por ello su devoción a Dios le impide valorarse y perfeccionarse a sí mismo. Nietzsche proclamó la muerte de Dios porque pensaba que la creencia en Dios empequeñecía y debilitaba en gran manera al hombre al asumir éste unos valores que niegan la vida. Y Marx afirmó que la religión es el opio del pueblo, una ideología al servicio de la clase dominante con la que se narcotiza al pueblo, para que éste se resigne ante las injusticias sociales de este mundo y ponga sus esperanzas solamente en el cielo. El ateísmo moderno
  • 47. En el campo científico, la visión predominante durante varios siglos fue el mecanicismo materialista que excluía a Dios, o lo hacía innecesario. Sin embargo, con la caída del paradigma materialista en el siglo pasado, los científicos materialistas han perdido el principal argumento racional para negar la existencia de Dios. Y en cuanto a las razones éticas para negar la existencia de Dios, con éstas en realidad solamente se niega una religiosidad infantil en unos casos, y deformada en otros, que promueven una imagen primitiva y desfigurada de Dios. El Dios de los científicos
  • 48. Los conceptos de un amor universal y un orden moral universal son, de hecho, también compartidos por las personas que tienen visiones del mundo puramente humanistas, agnósticas, materialistas o naturalistas. La diferencia radica, simplemente, en que los humanistas laicistas o agnósticos consideran que este valioso amor universal y solidario hacia el género humano es de un origen puramente humano, y que el necesario orden moral universal que debería regir a la sociedad tiene que ser el fruto de la razón humana o de un consenso universal. Mientras que los materialistas y naturalistas darwinianos suelen aceptar esos dos conceptos por razones puramente pragmáticas. Es decir, piensan que es algo beneficioso para la humanidad, a pesar de que sus creencias últimos les induzcan a pensar que el universo no tiene ningún sentido, que están aquí por pura casualidad, y que en la naturaleza no impera ningún tipo de orden moral excepto la lucha por la supervivencia. Amor universal y orden moral universal por razones humanitarias y pragmáticas
  • 49. PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD E IGUALDAD
  • 50. Todos y cada uno de los seres humanos, sin distinción de género, raza, clase o condición social, son poseedores de una misma dignidad especial, conferida por Dios o la naturaleza, que les distingue del resto de las criaturas, y son portadores de un mismo valor sagrado, único, cósmico y eterno, que es innato e intrínseco a su condición humana.Y, por ello, todos son esencialmente iguales y merecen la misma consideración y sumo respeto. PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD E IGUALDAD
  • 51. PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD E IGUALDAD  La dignidad especial y el valor intrínseco e innato de cada persona  El valor único, irrepetible e insustituible de cada individuo humano  Valor cósmico del ser humano como fin último, centro y microcosmos del universo  Valor eterno de los seres humanos por poseer un alma inmortal  La igualdad esencial de todos los seres humanos  La igualdad de derechos básicos, la igualdad ante la ley y la igualdad de oportunidades
  • 52. Como acabamos de explicar en el principio anterior, hemos defendimos la existencia de una primera causa inteligente, a la vez material y mental, y un proyecto cósmico detrás de la evolución del universo. Este es un presupuesto esencial para poder hablar del valor o dignidad humana, puesto que si el ser humano está hecho con un propósito o configurado para un fin, entonces es posible afirmar que posee un valor intrínseco, objetivo e innato por el simple hecho de ser hombre. Pero, en el caso de que los seres humanos fueran un producto casual de una serie de explosiones o accidentes fortuitos, como creen muchos científicos, no sería posible sostener que el ser humano tiene un valor intrínseco por su mera condición humana, sino solamente un tipo de valor convencional, utilitario y variable que podríamos otorgarnos unos a otros mediante pactos de conveniencia. La dignidad especial y el valor intrínseco e innato de cada persona
  • 53. La dignidad especial y valor intrínseco que distingue al ser humano del resto de los seres y cosas, desde un punto de vista científico, se puede reconocer debido al hecho de que —a pesar de compartir una naturaleza biológica muy semejante al resto de los seres vivos— los seres humanos destacan por su capacidad de realizar procesos mentales de un nivel muy superior a ellos (capacidad de conceptualizar, inferir leyes generales, elaborar un discurso, etc.) y por poseer un grado más elevado de autoconsciencia (capacidad de reflexionar sobre sí mismo). Y también porque los seres humanos disponen del más alto grado de autonomía, libertad y creatividad para perseguir sus fines y transformar su ambiente. Seres con capacidad de realizar procesos mentales de un nivel superior y con el más alto grado de autoconciencia
  • 54. El valor intrínseco y la dignidad humana, desde una perspectiva filosófica puramente racionalista o humanista, se reconoce por el hecho de que todo ser humano posee una naturaleza humana común en la que destaca la razón, que le posibilita tener —a diferencia de los animales— la capacidad de hablar y dialogar con otros seres humanos, y también por haber sido dotado de libertad y responsabilidad para desarrollar nuestro propio carácter y dirigir nuestra vida. Seres con capacidad de habla, dialogo, libertad y responsabilidad
  • 55. Desde el punto de vista religioso, todas las religiones comparten la creencia en que todos los seres humanos poseen una dignidad especial y un valor sagrado o divino. De acuerdo a la tradición bíblica este valor sagrado se deriva del hecho de haber sido creados como hijos e hijas de Dios a Su imagen y semejanza, y según otras tradiciones, por ser los portadores de un logos o alma que es una parte o chispa del mismo y común Logos,Tao o Espíritu Absoluto, que es la Realidad última o el principio cósmico que rige al universo. Por todas estas razones, siempre hemos intuido que cada ser humano tiene una dignidad especial y un gran valor intrínseco como individuo, y no solamente como miembro de la especie humana. Esta creencia en la dignidad especial de los seres humanos es el fundamento de los conceptos de igualdad y libertad humana, así como de la defensa actual de los derechos humanos. La dignidad especial y el valor sagrado de las personas desde la perspectiva religiosa
  • 56. Algo en lo que coinciden la tradición científica, filosófica y religiosa es en reconocer que los seres humanos poseen un valor único, es decir, una individualidad única e irrepetible. A pesar de compartir una misma naturaleza común biológica y psíquica, cada individuo humano posee unas características propias únicas que le diferencia del resto de los individuos, tanto en su estructura fisiológica o aspecto exterior como en sus cualidades de carácter o talentos innatos, lo cual le otorga un valor extraordinario. Desde la perspectiva religiosa, como se afirma en el Principio Divino, se podría decir que cada persona humana fue creada por Dios con una personalidad única, irrepetible e insustituible con el fin de poder amarlo de una forma única, personal y exclusiva, de igual manera que los padres siente una alegría única al amar a cada uno de sus hijos e hijas, que son para ellos como tesoros únicos, insustituibles e irreemplazables que no tienen precio. El Principio Divino, Parte I, Cap.VII, Sec. I. El valor único, irrepetible e insustituible de cada individuo humano Los seres humanos se podrían asemejar a piezas únicas, irrepetibles e insustituibles de una gran maquinaria, que poseen un valor equivalente al de la totalidad, ya que sin esas piezas únicas la maquinaria no funcionaría adecuadamente ni estaría completa.
  • 57. Aunque todo el mundo tiene ojos, nariz y boca, el diferente tamaño, color, disposición y proporción relativa entre estos mismos elementos hacen que la cara de cada individuo sea única. Igualmente, aunque todos poseemos las mismas capacidades mentales, deseos y creatividad, hay diferencias de carácter y talentos que hace que cada uno poseamos una personalidad única. Por ejemplo, se puede observar que hay personas más sensibles y emocionales dotadas con talentos artísticos; otras más intelectuales con inquietudes científicas; y otras más voluntariosas con una inclinación hacia actividades prácticas. Así pues, cada individuo tiene una constitución física, semblante, temperamento, talentos y personalidad única e irrepetible. Además de compartir una naturaleza básicamente homogénea, cada ser humano tiene unas características individuales peculiares y únicas. De entre los miles de millones de habitantes de la tierra no se pueden encontrar dos personas exactamente iguales.
  • 58. Diferencias entre los seres humanos y las demás criaturas Existen marcadas diferencias entre los seres humanos y los animales. Nosotros hemos sido dotados de una gran autonomía, libertad y responsabilidad para desarrollar nuestro propio potencial de una manera creativa y única. En cambio, a los animales —a diferencia del ser humano— les falta ese potencial y capacidad de modelar su propia personalidad, porque están controlados por rígidos y repetitivos instintos innatos. Así pues, su valor radica más en el valor de cada especie en su conjunto que en sus miembros individuales.
  • 59. No obstante, los animales superiores muestran también ciertas características individuales únicas, aunque en menor grado que los individuos humanos. A medida que se va descendiendo en la escala de los seres vivos, esas características individuales únicas se van difuminando hasta casi confundirse con las características únicas de la especie. En el mundo mineral, las características individuales únicas de los materiales es ya exactamente idéntica a las características de los elementos químicos simples que componen dicho material, sin que haya ninguna individualización.Así, por ejemplo, un pedazo de oro puro es exactamente igual a otro trozo cualquiera.
  • 60. Un admirable camaleón «No te dimos ningún puesto fijo, ni una faz propia, ni un oficio peculiar, ¡oh Adán!, para que el puesto, la imagen y los empleos que desees para ti, esos los tengas y poseas por tu propia decisión y elección. Para los demás, una naturaleza contraída dentro de ciertas leyes que les hemos prescrito. Tú, no sometido a cauces algunos angostos, te la definirás según tu arbitrio al que te entregué.Te coloqué en el centro del mundo, para que volvieras más cómodamente la vista a tu alrededor y miraras todo lo que hay en ese mundo. Ni celeste, ni terrestre te hicimos, ni mortal, ni inmortal, para que tú mismo, como modelador y escultor de ti mismo, más a tu gusto y honra, te forjes la forma que prefieras para ti (...) ¿Quién no admirará a este camaleón? o ¿qué cosa más digna de admirar?» Pico de la Mirándola, De la dignidad del hombre, Editora Nacional, Madrid, 1984, pp. 103-104. A diferencia de los animales, el ser humano está configurado para que —de una manera libre y responsable— se moldee a sí mismo, desarrollando su potencial de talentos innatos. El hombre es como un camaleón, un diamante en bruto que tiene la responsabilidad de tallarse o perfeccionarse a sí mismo para así crear una obra de arte única, como dice Pico de la Mirándola en su famoso discurso De la dignidad del hombre.
  • 61. Esta personalidad única e irrepetible de cada individuo, cuya base genética se halla en el carácter único de su ADN no se pierde a pesar de la influencia de las circunstancias ambientales. Durante el periodo de crecimiento de una persona es evidente que influye en su constitución física el clima y el lugar donde vive, los alimentos que ingiere y otras circunstancias ambientales, pero lo que no pueden hacer el ambiente es convertir a una persona en otra diferente. Las personas son fácilmente reconocibles por su expresión facial única a pesar de los cambios producidos por el paso del tiempo o enfermedades. Las circunstancias ambientales pueden producir a largo plazo transformaciones más profundas, como son los fenómenos de microevolución, o mecanismos biológicos de adaptación al ambiente, que fueron los que dieron lugar a las diferencias entre razas humanas. Pero, incluso estos cambios no han modificado las características únicas de la especie humana ni las de sus individuos. Por eso, es absurdo hablar —como hacían los darwinistas sociales y nazis— de razas superiores más evolucionadas y de razas inferiores menos evolucionadas, con el fin de justificar las guerras y el colonialismo diciendo que son procesos de selección natural o lucha por la supervivencia de los más aptos. Todas las personas de cualquier color de piel o raza poseen una naturaleza humana equivalente y una individualidad única igualmente valiosa. El ADN y la influencia de las circunstancias ambientales
  • 62. En la Ilustración, se hizo muy popular la idea de que la educación conformaba en gran medida el carácter y forma de ser de las personas. Es evidente que las circunstancias familiares y sociales, el ambiente cultural de la época en la que se vive, los estudios y la educación recibida, el trabajo que se desempeña y las experiencias personales influyen en la formación del carácter o la personalidad de las personas. Sin embargo, no lo hacen hasta el punto de modificar esa individualidad única congénita. Además, hay que tener en cuenta que el ser humano tiene la suficiente autonomía y creatividad como para no dejarse influir por los demás, tomar sus propias decisiones e incluso cambiar sus circunstancias sociales. Este tipo de ideas ilustradas, llevadas a un extremo, hicieron creer a dictadores comunistas como Stalin que las personas estaban completamente condicionadas por el sistema social, y que se podían eliminar si se negaban a cooperar con la revolución, con la misma tranquilidad que se sacrifica a un ganado aquejado con una enfermedad infecciosa. También, los biólogos darwinistas actuales se empeñan en homologarnos con los animales — negando el valor de nuestra individualidad única y dignidad especial— ignorando o minimizando las grandes diferencias que hay entre las demás especies y la nuestra.Todo ello para de demostrar que venimos de los monos, con lo cual corremos el riesgo de acabar convirtiéndonos en conejitos de indias en sus manos. La influencia de la educación y las circunstancias sociales
  • 63. Con respecto al valor cósmico de los seres humanos, incluso famosos biólogos darwinianos, como Dobzhansky, empiezan reconociendo que «la evolución en conjunto tuvo, sin duda, una dirección general, desde sencilla hasta compleja, desde una dependencia hasta una independencia relativa del ambiente, hasta una autonomía cada vez mayor de los individuos, (…) y finalmente una consciencia cada vez mayor», y terminan diciendo que «la evolución se parece a una creación artística. Su obra maestra es el hombre.» T. Dobzhansky, «El azar y la creatividad en la evolución», en Estudios sobre la filosofía de la biología, F. J. Ayala yT. Dobzhansky, Ariel, Barcelona, 1983, pp. 397, 428. De hecho, en la ciencia actual se ha vuelto muy popular el llamado Principio Antrópico, que viene a decir que hay muchas coincidencias numéricas en distancias, medidas de fuerzas, constantes universales, etc., que parecen indicar que el universo estaba ya preconfigurado de antemano para que pudiera aparecer el ser humano. Con lo cual se realza extraordinariamente el valor del hombre, sobre todo si se compara con el papel que la vieja ciencia mecanicista le había asignado como mota de polvo insignificante de un planeta minúsculo en medio de la inmensidad del universo. Valor cósmico del ser humano como fin último, centro y microcosmos del universo
  • 64. La centralidad de los seres humanos «Si no hubiera seres humanos que observaran y apreciaran el universo, el universo podría compararse a un museo sin visitantes. Los objetos exhibidos en el museo pueden mostrar su verdadero valor solamente cuando hay un ser humano que los aprecia, que los ama y siente alegría al verlos. Esta relación con los seres humanos es la que le da valor a sus existencias. Si no hubiera ninguna persona que los apreciara, ¿qué sentido tendrían su existencia? Lo mismo se aplica al caso de todo el universo con el hombre como su centro. (…) Solamente los seres humanos estudian, clasifican y descubren las características de todos los minerales, animales y plantas, incluyendo todo lo que existe en la tierra, el mar y el aire, así como los astros, estrellas y galaxias que forman todo el universo.» El Principio Divino, Parte I, Cap. I, Sec. II, 3, (4). A pesar de que tenemos un tamaño microscópico si nos comparamos con las dimensiones de las galaxias, y aunque habitemos en un humilde planeta de una de las innumerables galaxias del universo, podemos considerarnos como el fruto último de la evolución del universo. Esto es así porque somos los sistemas organizados de máxima complejidad, muy superior a la complejidad de los sistemas galácticos, y con un nivel de procesos mentales que nos califica para ocupar esa posición central como los “observadores” que tiene la capacidad de conocer, estudiar, apreciar y valorar al conjunto del universo. Esto queda muy bien expresado en la siguiente cita del Principio Divino:
  • 65. La metáfora del hombre como fin último, centro y microcosmos del universo En realidad, ahora se está volviendo a dar la razón a la clásica visión antigua del ser humano como fin último, centro y microcosmos del universo, puesto que, aunque no viva —como se creía antes— en el centro del universo, hay indicios de que sea así por su complejidad, por incluir dentro de sí todos los estratos inferiores y porque parece que el universo se constituyó tal como es para que pudieran aparecer y vivir en él los conocedores o apreciadores del universo. Por tanto, no es descabellado atribuir un valor cósmico y sagrado a cada ser humano, como defendieron de forma intuitiva muchos filósofos desde la más remota antigüedad, como se desprende de las siguientes citas:
  • 66. El hombre como fin último, centro y microcosmos del universo El hombre es un mundo en miniatura. Demócrito, Frag. 34 El hombre es una cosa sagrada para el hombre. Séneca, Epístolas 95, 33 El hombre es el intermediario de todas las criaturas, emparentado con las superiores, rey de las inferiores, por la perspicacia de sus sentidos, por la penetración inquisitiva de su razón, por la luz de su inteligencia, intérprete de la naturaleza, cruce de la eternidad estable con el tiempo fluyente y cúpula del mundo. Pico de la Mirándola, De la dignidad del hombre Cada uno es una imagen de Dios en miniatura. Manilio 4, 895 Por esta causa el hombre es llamado microcosmos, debido a que hay en él una similitud de todo el universo. Mientras que su cuerpo está en la escala del mundo corporal, su alma está en la grada del mundo espiritual. En este sentido, los filósofos, acotando y delimitando la filosofía, dijeron que la filosofía es el conocimiento del hombre, de su alma, ya que partiendo de su propio conocimiento conoce la totalidad (de lo existente). Ibn Saddiq, Microcosmos
  • 67. En el reino de los fines todo tiene un precio o una dignidad. Aquello que tiene precio puede ser sustituido por algo equivalente; en cambio, lo que se halla por encima de todo precio [el ser humano] y, por tanto, no admite nada equivalente, eso tiene una dignidad. Kant, Fundamentación de la metafísica de las costumbres Qué maravillosamente ha sido creado y configurado el hombre, cuando se penetra en su verdadero ser... y en su grandeza — pensad en esto— que no haya nada en el cielo ni en la tierra que no se encuentre también en el hombre. Paracelso,Textos esenciales Un ser humano individual es más precioso que el universo. El valor de cada persona es infinito, porque él o ella han sido creados como el compañero de amor de Dios. Sun Myung Moon Un ser humano es un pequeño universo, el microcosmos del macrocosmos de la creación divina. Dios, la fuente del macrocosmos, es también la fuente de nuestra energía. Como universos en miniatura, cada uno de nosotros estamos relacionados con el macrocosmos y recibimos su energía en nuestro corazón. Así pues, estamos conectados a la fuente de la fuerza infinita, y como su contraparte estamos dotados de un valor cósmico. Sun Myung Moon El hombre como fin último, centro y microcosmos del universo
  • 68. Valor eterno de los seres humanos por poseer un alma inmortal Desde el punto de vista de las diversas tradiciones religiosas, al ser humano siempre se le ha valorado como centro del universo, microcosmos, señor de la creación, vicario de Dios en la tierra o armonizador del Cielo y la Tierra. Además, la mayoría de ellas afirman también que el alma humana es inmortal, lo cual resalta aún más la dignidad especial de ser humano. Kant postuló la inmortalidad del alma humana por razones éticas, porque pensaba que la meta de la perfección necesita de la eternidad para poder cumplirla, y porque el justo debería ser recompensado en la otra vida con la felicidad que no experimenta en la tierra. Éstas son, en esencia, las mismas razones por las que las religiones han postulado la vida eterna. La vida eterna es necesaria para que exista una segunda oportunidad de redimirse y para que se haga justicia. Si las personas malas no son castigadas, y si las personas buenas que han sufrido a causa de ellas no son revindicadas en la otra vida, el mundo sería completamente injusto.
  • 69. «Si Dios es un ser absoluto y eterno, entonces el ser al que Él pueda amar debería también vivir eternamente. Por esta razón, todos los seres humanos han anhelado la vida eterna desde tiempos inmemoriales. Dios, el ser absoluto, no tuvo más remedio que crear a sus amados hijos e hijas con el valor de la vida eterna.» Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA- UWC, 39:342, (16 de enero de 1971). La lógica del amor y la eternidad Aparte de estas razones éticas, la creencia en la eternidad se basa en la lógica del amor. Si dos personas se aman profundamente desean vivir por la eternidad juntos. Si los seres humanos tienen una dignidad especial por ser hijos e hijas amados por Dios con una personalidad única e insustituible, deberán también existir eternamente. Esto le otorga un valor eterno a los seres humanos persona humana, como sostiene Sun Myung Moon en la siguiente cita:
  • 70. La igualdad esencial de todos los seres humanos En cuanto a la igualdad esencial de todos los seres humanos, ésta es una consecuencia lógica de la dignidad especial que posee cada ser humano. Los estoicos —al suponer que todos los hombres participan del mismo Logos universal— defendieron la igualdad humana y condenaron la esclavitud. Los cristianos, al creer que todos los hombres y mujeres son hijos e hijas de Dios, abogaron por una fraternidad humana universal. Incluso antes, Buda y los jainistas ya intentaron abolir el sistema de castas de sociedad hindú, y Confucio trató de universalizar en China la educación y el acceso a los cargos públicos. Como se puede apreciar en las citas que vienen a continuación, prácticamente en todas las culturas surgieron voces que abogaron por la igualdad humana.
  • 71. A los que descienden de padres distinguidos les respetamos y honramos; en cambio, a los que no son de clases distinguidas no los respetamos ni honramos. En esto nos comportamos recíprocamente como bárbaros, pues por naturaleza hemos sido creado iguales en todos los aspectos, así bárbaros como helenos. Antifonte de Atenas La divinidad ha creado iguales a todos los hombres; la naturaleza no ha hecho a nadie esclavo. Alcidamas de Elea El mundo del corazón es un mundo en el que todo el mundo es igual. El reino de los cielos, que es la extensión de una única familia, es un mundo de hermandad. Sun Myung Moon La igualdad esencial de todos los seres humanos
  • 72. No tenemos todos un solo padre? ¿No nos creó un mismo Dios? Judaísmo y Cristianismo. Malaquías 2.10 ¿Qué importan, pues, todos esos títulos, nombres y razas? Son meramente convenciones humanas. Budismo. Sutta Nipata 648 Soy el mismo para todos los seres. No hay nadie despreciable o favorito para mí. Hinduismo. Bhagavad Gita IX, 29 Sabed que todos los seres humanos son los depositarios de la Luz Divina. Dejad de preguntar acerca de su casta. En el más allá no hay castas. Sikismo.Adi Granth: Asa, M.1 El Maestro dijo:Trasmitid la cultura a todo el mundo, sin distinción de razas ni categorías. Confucianismo. Hia-LunV.38 Su Señor les exaudió, diciendo: “¡Jamás desmereceré la obra de cualquiera de vosotros, sea hombre o mujer! Porque descendéis unos de otros.” Islam. Corán 3.195 La igualdad esencial de todos los seres humanos
  • 73. La igualdad fue uno de los grandes conceptos revolucionarios que enarbolaron los ilustrados y la emergente clase burguesa en contra de los aristócratas y reyes del Antiguo Régimen. En primer lugar, se afirmó la igualdad básica en valor, dignidad y derechos naturales de cada ser humano, frente a la costumbre antigua de otorgar dignidad y privilegios especiales a ciertas personas por su linaje, clase o condición social, mientras que a otras, de origen más humilde, se las trataba de manera infrahumana, relegándolas a la servidumbre. Intentaron así llevar a la práctica los antiguos ideales estoicos y cristianos de la ecumene o fraternidad universal. En segundo lugar, se afirmó la igualdad de todos los ciudadanos ante una única ley, frente a la tradición medieval en la que las personas pertenecientes a ciertas clases o estamentos sociales eran juzgadas en tribunales diferentes, reviviendo así las antiguas creencias judías y estoicas en la existencia de una misma Ley o Logos común para toda la humanidad. En tercer lugar, frente a al monopolio de cargos públicos, tierras y riquezas por parte de la aristocracia, abogaron por la igualdad de oportunidades, afirmando que las personas deberían ser recompensadas de acuerdo al mérito o contribución que hicieran a la sociedad. La igualdad de derechos básicos, la igualdad ante la ley y la igualdad de oportunidades
  • 74. La idea de la distribución de cargos y riqueza de acuerdo al mérito era revolucionaria en aquella época en el sentido de que negaba que las asignaciones arbitrarias de los reyes o las titularidades heredadas fueran los criterios para distribuir cargos y riquezas. Los liberales clásicos entendían que la libre elección de los representantes políticos y el libre juego de las leyes de la oferta y la demanda del mercado garantizarían la igualdad de oportunidades necesaria para su «meritocracia justa». No obstante, es obvio que las desigualdades naturales de talentos y capacidades, y las desigualdades sociales que se generan debido a la educación, propiedades y fortunas heredadas, hacen que existan privilegiados que parten de una posición inicial más ventajosa que el resto de las personas, lo cual convierte a esta igualdad de oportunidades en algo puramente formal e inexistente en la práctica. Así pues, con el paso del tiempo y bajo la presión de los nuevos revolucionarios que denunciaron las miserias de la clase trabajadora y abogaron por una justicia social igualitaria que distribuyera las riquezas de acuerdo a las necesidades básicas de las personas, al final los liberales no tuvieron más remedio que aceptar intervenciones paternalistas por parte del Estado, sobre todo en el campo de la salud pública, la educación y ciertas medidas de bienestar social que generasen una mayor igualdad de oportunidades. Las desigualdades sociales y el estado de bienestar
  • 75. PRINCIPIO DE LA LIBERTAD, RESPONSABILIDADY CREATIVIDAD
  • 76. Todos y cada uno de los seres humanos, sin distinción de géneros o razas, están configurados para disponer del más alto grado de libertad, responsabilidad y creatividad de entre todas las criaturas, al mismo tiempo que —como organismos biológicos semejantes a los demás seres vivos y cosas— están sujetos a las mismas leyes deterministas de la naturaleza. PRINCIPIO DE LA LIBERTAD, RESPONSABILIDADY CREATIVIDAD
  • 77. Tras los últimos avances de la ciencia, especialmente la física cuántica, existe un consenso generalizado acerca de la indeterminación fundamental de la naturaleza, que refuta la vieja imagen mecanicista del universo-reloj regido por leyes naturales deterministas que no dejaban ningún margen de libertad, ni siquiera para el hombre. Se puede concluir que el supuesto más razonable es afirmar el carácter a la vez determinista e indeterminista del universo. La intencionalidad, autonomía y creatividad y los mecanismos regidos por leyes son dos aspectos complementarios inherentes a todos los niveles de la naturaleza que siempre van juntos, de igual manera que los aspectos mentales y materiales son complementarios e inseparables entre sí. La única distinción es una diferencia de grado o proporción, ya que en los niveles más bajos hay más elementos legales y mecánicos que intencionales, y en los superiores predomina la intencionalidad, autonomía y creatividad sobre los aspectos mecánicos. El carácter, a la vez, determinista (capacidad racional, intencionalidad, autonomía, libertad, creatividad) e indeterminista (mecanismos regidos por leyes) del universo
  • 78. Capacidad Racional Intencionalidad, Libertad Autonomía y Creatividad Leyes Mecanismos Capacidad Racional Intencionalidad Autonomía y Creatividad Leyes Mecanismos Capacidad Racional Intencionalidad Autonomía y Creatividad Leyes Mecanismos Autorregula-ción (razón) Leyes Mecanismos Capacidad de Autorregulación Seres humanos Animales Vegetales Minerales CAPACIDAD RACIONAL LEYES INTENCIONALIDAD MECANISMOS AUTONOMÍA Y CREATIVIDAD INDETERMINISMO DETERMINISMO Distribución escalonada de capacidad racional, intencionalidad, autonomía y creatividad (indeterminismo) y mecanismos regidos por leyes (determinismo) en los diferentes niveles de realidad
  • 79. Se puede ver que el mundo mineral compuestos por partículas, átomos y moléculas está gobernado por campos físicos que tienen un mínimo de capacidad racional o intencionalidad y un máximo de leyes. Luego, sobre la base del mundo mineral, aparecieron los seres vivos gobernados por los campos de vida biológicos con elementos de capacidad intencional cada vez más elevados así como elementos legales y mecánicos. Por ello, los seres vivos disponen de una capacidad de realizar procesos mentales cada vez más intencionales. Lo cual les posibilita disponer de una autonomía y creatividad cada vez más alta a pesar de seguir siendo, al mismo tiempo, mecanismos regidos por leyes. Hasta llegar a los seres humanos, que son los seres con mayor capacidad racional, lo cual les permite procesar información de una manera más compleja y disponer de más autonomía y creatividad que el resto de los seres vivos, a pesar de ser también al mismo tiempo mecanismos regido por leyes. Este supuesto es el único que nos permite hablar de la libertad unida a una responsabilidad moral en el caso de los seres humanos, que son los que disponen del más amplio margen de autonomía y creatividad. Ya que si se cree en una naturaleza completamente determinista sería absurdo hablar de libertad o responsabilidad moral.Y, en el caso de que la naturaleza estuviera regida por el azar, se podría hablar de libertad pero no de responsabilidad moral. Distribución escalonada de capacidad racional y mecanismos regidos por leyes
  • 80. Mucha gente tiene la idea equivocada de que las leyes se oponen a la libertad. Es todo lo contrario. Las leyes son precisamente las que garantizan la libertad. El Pensamiento de Unificación sostiene esta postura basándose en que la intencionalidad y autonomía o libertad, por un lado, y los mecanismos regidos por leyes, por otro, están presentes en mayor o menor grado en la constitución de todos los seres y cosas del universo, como Sung Hun Lee explica en la siguiente cita: «Así pues, libertad y necesidad, intencionalidad y mecanismo operan de una forma integrada en la existencia y movimiento de todas las cosas. En otras palabras, la libertad funciona en conexión con la necesidad, y la intencionalidad opera junto con los mecanismos. Hasta ahora, la relación entre la libertad y la necesidad ha sido entendida a menudo como una antinomia: libertad y necesidad han sido considerados como conceptos opuestos de la misma manera que libertad y control pueden ser entendidos como dos elementos que están en tensión. En el Pensamiento de Unificación, sin embargo, razón y ley no están en una relación de antinomia, sino de unidad.» Sung Hun Lee, New Essentials of UnificationThought, UTI, Korea, 2006, pag. 29. La libertad y las leyes
  • 81. PRINCIPIO DE LA LIBERTAD, RESPONSABILIDADY CREATIVIDAD 1) La libertad, autonomía y creatividad no son absolutas ni irrestrictas, sino que sólo pueden existir dentro de un orden legal natural y moral 2) La libertad y creatividad implica ser responsables de sí mismo y de los demás 3) Cuando se coarta la libertad de las personas se impide que éstas sean responsables 4) Una libertad irresponsable y transgresora causa autodestrucción
  • 82. Ni la libertad (autonomía) ni la creatividad humana son irrestrictas y absolutas, ya que el ejercicio de estas capacidades sólo permite al ser humano disponer de un amplio margen de maniobra, pero siempre dentro de un orden legal natural y moral. Así pues, libertad, creatividad, y respeto a un orden legal y moral son elementos que van siempre juntos. 1) La libertad, autonomía y creatividad no son absolutas ni irrestrictas, sino que sólo pueden existir dentro de un orden legal natural y moral
  • 83. Es igual de absurdo suponer que estamos completamente condicionado por leyes deterministas que pensar que disponemos de una libertad o creatividad completa para hacer todo lo que queramos, sin estar limitados por ninguna legalidad ni sujetos a ninguna responsabilidad. De hecho, la libertad, la creatividad, el orden legal y moral, y la responsabilidad son elementos inseparables entre sí que no pueden mantenerse unos sin los otros. Tener autonomía significa disponer de un margen de maniobra o elección entre varias posibilidades. Por ejemplo, un coche es una máquina hecha para cumplir un cierto propósito, que es servirnos de medio de transporte. El coche no dispone de una libertad completa de movimientos, sino que sólo puede desplazarse hacia adelante, hacia atrás, girar a derecha e izquierda. Tampoco puede volar ni flotar en el agua, porque no fue diseñado y construido para eso, y como todo mecanismo funciona de acuerdo a unas leyes mecánicas. Ningún conductor se queja de esas leyes, ni se olvida de revisar el motor, ni pretende conducir por un pedregal, porque sabe que su coche se estropeará y dejará de funcionar si ignora las leyes mecánicas. Siguiendo con nuestra analogía, nosotros, los seres humanos, disponemos de una cierta libertad de elección o margen de maniobra, pero siempre dentro de unos límites, porque nuestro cuerpo —a semejanza de un coche— es un mecanismo que funciona de acuerdo a unas leyes naturales. Tener autonomía significa disponer de un margen de maniobra o elección
  • 84. Nadie se siente forzado o se queja de tener que respirar, o se atreve a desafiar la ley de la gravedad sin disponer de un paracaídas. Al revés, procuramos saber cómo funciona el cuerpo y respetar sus leyes para poder disfrutar de una mejor salud y por tanto de una máxima libertad de movimiento. En nuestras relaciones con los demás seres humanos disponemos asimismo de un amplio margen de elecciones y creatividad, pero también estamos sujetos a ciertas leyes, que en este caso se denominan leyes morales o éticas. La diferencia entre los planetas, los animales y los hombres consiste en lo siguiente: Las interrelaciones entre los planetas están completamente determinadas por leyes mecánicas y funcionan como un reloj. Las interrelaciones entre los animales —aunque disponen de cierta autonomía y creatividad propia— están guiadas por fuertes instintos innatos. En cambio, los seres humanos —que disponen de autoconsciencia, individualidad única y el más elevado grado de autonomía y creatividad— están configurados para respetar las leyes naturales y morales que regulan las relaciones humanas por propia voluntad, de una manera libre, responsable y creativa, no siendo forzado por otros. Estamos sujetos a leyes naturales y leyes morales que debemos respetar de una forma voluntaria
  • 85. Debido a que estamos hechos para respetar las leyes naturales y morales de una manera voluntaria, podemos incluso violarlas conscientemente, provocándonos daños a nosotros mismos, algo muy raro en el mundo animal. Las leyes morales tienen el fin de garantizar la estabilidad y continuidad de las relaciones humanas, o de protegerlas de interferencias ajenas. Una relación es un flujo de dar y recibir, o sea, un intercambio recíproco de bienes, servicios, emociones y conocimientos. Si este flujo se incrementa cada vez más se crea una mayor unidad y armonía entre las personas y, como resultado, éstas se sienten más felices estando juntos. Si, por ejemplo, un marido miente o engaña a su mujer se genera una desconfianza que deteriora o paraliza el flujo de dar y recibir que al final ocasiona separación y sufrimiento. Así pues, la ley moral tiene la función de posibilitar y garantizar el libre flujo o intercambio de bienes y afectos entre las personas. Las leyes morales tienen el fin de garantizar la estabilidad de las relaciones humanas
  • 86. La libertad y creatividad son las capacidades que hacen posible que los individuos cumplan con los fines de su vida, es decir, llegar a ser responsable de sí mismo —preservando su existencia y cultivando sus propios talentos y habilidades peculiares y únicas— y hacerse también responsable por los demás —contribuyendo de forma voluntaria y creativa al bienestar y felicidad de su familia, comunidad, nación y mundo. 2) La libertad y creatividad implica ser responsables de sí mismo y de los demás
  • 87. Siguiendo con la analogía del coche se podría decir que la función o responsabilidad de un coche es cumplir el fin para el cual ha sido hecho o el propósito de su existencia. De manera análoga, el ser humano dispone de libertad para ser responsable de cumplir tanto con el fin individual de mantener la existencia individual y cultivarse a sí mismo, como también el fin de utilizar de una manera libre y creativa los propios talentos para servir a la propia familia, comunidad, nación o mundo. Igual que no existe libertad sin ley, tampoco hay libertad sin responsabilidad. Por ejemplo, utilizar la libertad sólo para exigir los derechos individuales y buscar exclusivamente la propia conveniencia o satisfacción individual, ignorando los deberes hacia la propia familia, comunidad o nación, es una conducta irresponsable que no solamente destruye las relaciones familiares y lazos comunitarios sino que a la larga desarraiga y deteriora a los propios individuos. No hay libertad sin responsabilidad
  • 88. Así pues, se podría decir que la libertad, más que un fin en sí mismo, es un valor instrumental que está en función del cumplimiento de los fines de nuestra vida, para así alcanzar la realización o felicidad plena. Por ejemplo, es completamente legítimo que los individuos persigan libremente sus propios intereses, ya sean estudios, trabajo o bienestar material, pero siempre que no se pierda de vista que el propósito principal o responsabilidad prioritaria es la de utilizar los talentos, trabajo o recursos propios para hacer cosas que beneficien a grupos sociales más amplios. La libertad no es un fin en sí en sí misma, sino que es un instrumento para cumplir los fines en la vida y alcanzar la felicidad plena
  • 89. Los individuos adultos no deberían ser tratados como eternos infantes, animales o máquinas manteniéndoles sujeto a una forzada y continua coacción exterior que limite su libertad y creatividad, impidiéndoles así ser responsables de sí mismo y de los demás, cumplir con los fines de su vida, y potenciar su valor como persona. 3) Cuando se coarta la libertad de las personas se impide que éstas sean responsables
  • 90. Un paternalismo sobreprotector, opresivo o tiránico, como el de las antiguas monarquías o los más recientes sistemas políticos totalitarios, que limite la libertad de las personas, pretendiendo que se mantengan en una eterna infancia, condenándoles a una situación de servidumbre o dependencia, u obligándoles a la fuerza a sacrificarse por el bien común, es obviamente algo nefasto que impide que los seres humanos sean responsables no sólo de mantenerse a sí mismo sino también de ayudar o servir a los demás. Muchos pensadores, ideólogos y políticos a quienes les preocupaba el orden social y el bien común —ya fueran monárquicos tradicionalistas, conservadores, hobbesianos, autoritaristas o comunistas— pensaron que la única manera de asegurar el orden social y el bien común era limitar o reprimir la libertad de los individuos, ya fuera a la fuerza o mediante castigos penales. Si se coarta la libertad se impide la responsabilidad
  • 91. Sin embargo, cuando al ser humano se le priva de su libertad pierde también su dignidad y valor, dado que no puede hacerse responsable de sí mismo ni de los demás. Es como si, en el mejor de los casos, se le considerara un eterno infante, y, en el peor de los casos, como si se le tratara como a un animal. Es decir, privando al hombre de su libertad se puede evitar, hasta cierto punto, que haga daño a los demás, pero también se le impide que ame, ayude y beneficie a otros por propia iniciativa, que es lo que otorga valor a las personas. ¿Qué valor tiene que alguien sirva a otros coaccionado o a la fuerza? La libertad es fundamental para que los individuos de una manera responsable se perfeccionen a sí mismo y desarrollen libre y creativamente su carácter, personalidad y talentos únicos, y para que, luego, lo pongan al servicio de los demás de una forma voluntaria, responsable y creativa. Si se priva al hombre de su libertad pierde también su dignidad y valor
  • 92. Cuando las personas usan su libertad y creatividad de una manera irresponsable (fracasando en cumplir los fines de su vida) y transgresora (violando el orden legal y moral) causaran la autodestrucción o degradación de sí mismas, perdiendo o deteriorando seriamente su propia libertad y creatividad. 4) Una libertad irresponsable y transgresora causa autodestrucción
  • 93. Sin embargo, como ya comentamos antes, la libertad nunca es irrestricta o ilimitada. El mismo Locke, padre de los liberales modernos, era de la certera opinión de que la libertad sólo es posible dentro de un orden legal, y es precisamente el respeto a ese orden legal —constituido, según Locke, por la ley natural y la ley civil— lo que garantiza el ejercicio de la libertad, mientras que la violación de ese orden legal no era designado por Locke como libertad sino como licencia o libertinaje. Hoy día, debido a que ya hace tiempo que la creencia en la ley natural cayó en el descrédito académico y también a causa de la vigencia del dogma de la autonomía moral —en el sentido de que cada individuo puede escoger o inventarse su propio código moral— la libertad se define simplemente como poder hacer todo lo que se quiera excepto lo que esté prohibido por la ley vigente. No es lo mismo libertad que libertinaje
  • 94. No obstante, la ley solamente prescribe el respeto a los derechos más básicos de los demás y el cumplimiento de un mínimo de deberes u obligaciones sociales, por lo que quedan aún muchas cosas que no se deberían hacer aunque no las prohíba la ley. «Lo que no prohíbe la ley, lo prohíbe la honestidad», sentenció Séneca. Existen muchos deberes y responsabilidades hacia los demás que se deberían cumplir pero que no están prescritos por la ley, ya que éstos se tienen que cumplir de una forma voluntaria. Séneca, Troades 334, en Aurea Dicta. Dichos y proverbios del mundo clásico, Selección de Eduard Valentí, Crítica, Barcelona, 1987, p. 399. Además, debido a la tradicional visión liberal atomista e individualista, se tiende a enfatizar que todos los seres humanos deben tener la misma libertad de disfrutar de los máximos derechos legales individuales posibles y disponer del mayor margen de libertad individual para perseguir la propia satisfacción o enriquecimiento personal, ignorando o poniendo en un segundo lugar los deberes hacia los padres, hijos o abuelos, y hacia la comunidad, nación o mundo. “Lo que no prohíbe la ley, lo prohíbe la honestidad”
  • 95. Cuando los individuos o grupos persiguen exclusivamente su enriquecimiento o disfrute particular aun a costa de desatender sus responsabilidades hacia los demás, se conducen de una manera, que como mínimo podría calificarse de irresponsable, si no delictiva. Así pues, la libertad, el respeto a un orden legal y moral, y los deberes hacia los demás, son elementos que no se pueden separar. Una libertad irresponsable y transgresora, aunque esté dentro de los límites de la legalidad vigente, es corrosiva, autodestructiva y suicida, tanto para las familias y sociedades como para los mismos individuos. Este es el problema que ocurre actualmente en las modernas democracias, donde impera un individualismo egoísta corrosivo que, aparte de destruir las relaciones familiares y sociales, hace que las personas caigan en todo tipo conductas compulsivas y corruptas a nivel individual, familiar, social y político que son tan frecuentes en todas las sociedades opulentas actuales. Una libertad irresponsable causa destrucción
  • 96. PRINCIPIO DE LAS INTERACCIONES RECÍPROCAS O LA LEY DE DARY RECIBIR
  • 97. PRINCIPIO DE LAS INTERACCIONES RECÍPROCAS O LA LEY DE DARY RECIBIR Los seres humanos —igual que el resto de las criaturas y cosas— no están hechos para existir aislados, sino que están configurados para mantener múltiples interacciones fisiológicas dentro de sí mismo y con el ambiente, así como para establecer —de forma libre, responsable y creativa— una serie de estables y armoniosas relaciones de intercambios recíprocos de amor, afectos, conocimientos, bienes y servicios con otros seres humanos y el resto de las criaturas de la naturaleza, que son vitales para su existencia y multiplicación, y para poder experimentar el más alto grado de alegría y felicidad compartida.
  • 98. «¿Cuál es la ley celestial del universo? ¿Cuál es la ley de la existencia? Es la ley de dar y recibir.» Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 157:266, (10 de abril de 1967). «Cuando todos los seres del universo… están armoniosamente conectados entre sí por un propósito común, entonces hay plenitud y perfección. El universo es un conjunto ordenado compuesto por innumerables interacciones recíprocas, macroscópicas y microscópicas. Nada puede existir sin relaciones recíprocas. Cualquier cosa que deje de relacionarse, se extinguirá.» Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 391:174, (21 de agosto de 2002). UNIVERSALIDAD DE LAS INTERACCIONES RECÍPROCAS
  • 99. UNIVERSALIDAD DE LAS INTERACCIONES RECÍPROCAS Dar Recibir Nada puede existir sin interacción recíprocas No puede haber movimiento sin interacciones recíprocas No es posible la multiplicación sin interacciones recíprocas No hay satisfacción, alegría ni felicidad sin relaciones de intercambios recíprocos entre los seres humanos Sujeto Objeto S O S O Dentro de cada entidad individual Entre distintas entidades individuales
  • 100. Se puede observar que las entidades o unidades más pequeñas establecen relaciones recíprocas entre sí formando unidades más grandes, que de nuevo interactúan entre sí, y crean nuevas unidades o sistemas más grandes, y así sucesivamente hasta formar un todo, que está interconectado e interrelacionado entre todas sus partes. Los átomos mantienen su existencia a través de interacciones entre protones y electrones. Una simple célula se mantiene viva a través de interrelaciones entre su núcleo y citoplasma, y de intercambios de elementos con su ambiente. Los organismos vivos mantienen su vida a través de relaciones de intercambio entre sus células, tejidos y órganos, a la vez que intercambian elementos con el ambiente. Todos los procesos de multiplicación se producen a través relaciones de intercambios entre partes o seres masculinos y femeninos. Las plantas absorben minerales a la vez que transforman la tierra y enriquecen de oxigeno la atmósfera. Los animales absorben oxígeno a la vez que desprenden el dióxido de carbono necesario para las plantas. Todos los seres y cosas existen y se multiplican mediantes interacciones recíprocas
  • 101. Asimismo, el ser humano —igual que todos los seres vivos— existe, se mueve y se multiplica debido a las múltiples relaciones de intercambios recíprocos que se establecen dentro de cuerpo, como la circulación sanguínea, y con el ambiente, como inhalar o exhalar aire. También, las familias, empresas, instituciones y sociedades se forman y se mantienen unidas cuando los individuos establecen relaciones de dar y recibir, de intercambios recíprocos de amor, afectos, conocimientos, bienes y servicios. Así pues, se puede llegar a la conclusión de que la ley más simple, básica y fundamental del universo es que todos los seres y cosas están hechos para mantener relaciones de intercambios recíprocos de elementos. Los seres humanos también existen, se multiplica y forman familias y sociedades a través de interacciones recíprocas o relaciones de dar y recibir
  • 102. Para que una interacción recíproca entre dos partes complementarias se inicie y perdure en el tiempo es imprescindible que haya un propósito común previo Muchos científicos o filósofos reconocen la importancia de las interrelaciones recíprocas entre todas las cosas pero ignoran o niegan que exista un propósito común detrás de ellas. Sin embargo, una relación de intercambios recíprocos entre varias partes o entidades no puede establecerse ni mantenerse si no existe un propósito común previo. Nadie entra en una relación de intercambio con otros si no tienen la esperanza de adquirir a través de esa relación un status superior, un mayor valor o algún beneficio mutuo. Un propósito común que garantice como mínimo un beneficio para ambas partes es un requisito previo para todos los tipos de relaciones que establecen los seres humanos. Nadie entra conscientemente en una relación que le perjudique o le degrade su valor. Nadie se casa pensando que va a ser infeliz. Nadie emprende un negocio con sus socios pensando que se va a arruinar.
  • 103. Universalidad del Propósito Común Propósito Común Objeto Cohesión, existencia, movimiento, acción, multiplicación, progreso y desarrollo de todas las entidades individuales, sistemas y organismos Sujeto
  • 104. Desde un punto de vista ético, lo natural, saludable y bueno en una familia sería que hubiera un intercambio fluido e intenso de amor, bienes, cuidados, atenciones, ideas y afectos entre todos sus miembros. Cuanto más libres, fluidas e intensas sean las relaciones de dar y recibir dentro de la familia, más armonía y felicidad común podrán experimentar juntos. Lo antinatural, enfermizo o malo sería que las relaciones de intercambio recíprocos se obstaculizarán o se deterioraran, o que, en vez de un armonioso intercambio de bienes, hubiera peleas y violencia entre sus miembros. Lo mismo se puede aplicar a las relaciones entre familias, grupos sociales o naciones. Para que se establezca una relación de intercambio, primero alguien tiene que iniciarla dando algo. Entre dos personas que sólo quieren recibir es imposible que haya un intercambio. En el caso de que ambas partes se den cosas esperando recibir más de lo que han dado, aunque inicien una relación, ésta se debilitará poco a poco hasta desaparecer. Para que la relación pueda mantenerse, como mínimo, debe haber una equivalencia entre lo que se da y lo que se recibe. Pero, cuando ambas partes quieren dar más de lo que reciben se generará una espiral de agradecimientos, afectos y bienes. Entonces, el circuito o flujo de dar y recibir no solamente podrá mantenerse sino que se incrementará continuamente. Implicaciones éticas de la ley de dar y recibir
  • 105. LA LEY DE DARY RECIBIRY LAS NORMAS MORALES El principio de las interacciones recíprocas o ley de dar y recibir es el principio fundamental en el que se basan las más elementales, comunes y universales normas morales. Esto es así porque todos ellas se pueden reinterpretar como variaciones de esta simple ley de dar y recibir.
  • 106. 1) Las cuatro prohibiciones y prescripciones morales 2) Justicia cósmica, retribución divina, ley del karma 3) La ley de la reciprocidad y el principio de la equidad o justicia 4) Regla de Oro y Regla de Plata 5) Principio de la prioridad de dar sobre recibir 6) Principio del valor absoluto del amor incondicional LA LEY DE DARY RECIBIRY LAS NORMAS MORALES
  • 107. 1) Las cuatro prohibiciones y prescripciones morales Las cuatro prohibiciones de no robar, no mentir, no matar y no tener relaciones sexuales ilícitas, y las cuatro prescripciones de piedad filial, fidelidad conyugal, fraternidad y lealtad, comunes a todas las religiones y culturas
  • 108. Las cuatro prohibiciones morales Si las personas pensaran que existen para los demás y decidieran vivir haciendo cosas por el beneficio de otros, o sea, queriendo dar más de lo que reciben, entonces todos serían felices porque las relaciones humanas serían fluidas, estables y duraderas. Sin embargo, históricamente vemos que los seres humanos, en general, han tendido a mantener la actitud inmadura y egoísta de pensar que existen para su propio beneficio y, por ello, sus deseos de recibir han sido, por lo general, más fuertes que sus deseos de dar. La actitud egoísta hace que el deseo natural de recibir se convierta en un deseo de tomar, quitar o arrebatar a la fuerza, y también hacer daño o matar, que es otra forma de privar a alguien de algo. Por esta razón, para tratar de evitar que se realizaran estas acciones motivadas por deseos egoístas, en todas las religiones y culturas aparecieron las mismas cuatro prohibiciones morales de no robar, no mentir, no matar y no cometer incesto, adulterio y otros abusos sexuales, que básicamente significan no tomar, no dañar o no privar indebidamente de algo valioso a otras personas. Estas prohibiciones tenían la función de impedir que se destruyeran las relaciones de intercambios recíprocos de bienes y afectos dentro de la familia y la sociedad.
  • 109. Además de estas prohibiciones, existen otras cuatro prescripciones morales que son también comunes a todas las religiones o culturas: la piedad filial hacia los padres y cuidado de los abuelos; la fidelidad conyugal entre esposos; la fraternidad y confianza mutua entre hermanos; y la extensión de estos deberes familiares hacia la sociedad, nación, naturaleza o Dios, en la forma de fidelidad y lealtad hacia amigos, maestros, gobernantes y Dios. Todas estas normas morales prescriben el deber de ser agradecido y corresponder a quienes nos han ofrecido amor, protección, favores o cuidados, y cumplen la función fortalecer y preservar las relaciones humanas dentro de la familia y la sociedad. Estas prohibiciones y prescripciones morales, que fueron codificadas en forma de decálogos por varias religiones, son en esencia, salvo ligeras diferencias, las mismas que hoy se expresan en la forma de respeto a la dignidad del hombre y a sus derechos humanos básicos a la vida, libertad y propiedad, o el imperativo kantiano de respetar al hombre como «un fin en sí mismo». Estas normas morales definen un mínimo moral necesario para garantizar unas buenas relaciones de intercambios recíprocos y una convivencia pacífica entre los seres humanos. Las cuatro prescripciones morales
  • 110. 2) Justicia cósmica, retribución divina, ley del karma “Lo que das recibes,” “el que la hace la paga” (Sentencias populares) “Quien mal hace, mal recibe” (Esquilo, Las coéforas) “Dad y os darán” (Lucas 6.38) “Según sean las acciones de los hombres, así será su recompensa” (Adi Granth, GauriVar) “Tal como siembres, así recogerás” (Cicerón, De Oratore)
  • 111. El concepto más antiguo o ancestral de justicia cósmica se basa también en el principio de dar y recibir. Dichos populares, sentencias antiguas y máximas presentes en todas las culturas y religiones, tales como «lo que se da, se recibe», «el que la hace, la paga», «quién mal hace, mal recibe», «según como siembre el hombre, así será su recompensa», «tal como siembres, así recogerás», «dad y os darán», expresan todas ellas la creencia universal en una justicia cósmica, retribución divina o ley natural que recompensa las acciones buenas y malas de las personas con premios y castigos, o buenas y malas consecuencias. Se podría decir que la acción de dar o beneficiar a otros causa automáticamente una reacción natural de agradecimiento y respuesta semejante por parte de los demás, la naturaleza, el Cielo o Dios. No obstante, la acción de arrebatar o privar a los demás de algo, provoca inexorablemente una reacción contraria equivalente. Con estas máximas se intenta hacer comprender a las personas que dar o hacer el bien a otros es a la larga más beneficioso que quitar, hacer daño o privar a lo demás de cosas. Justicia cósmica, retribución divina, ley del karma
  • 112. La ley de la reciprocidad (“Corresponder en la misma medida de lo que se recibe”) El principio de la equidad o justicia (“Dar a cada uno lo suyo”) 3) La ley de la reciprocidad y el principio de la equidad o justicia