El documento discute los cambios necesarios en la educación escolar primaria. Argumenta que la escuela actual separa demasiado a los niños del mundo real de los adultos y reduce sus relaciones e identidad como individuos. Propone que la escuela primaria debe enfocarse más en el desarrollo integral del niño, fortalecer su identidad individual y enseñarles a funcionar en grupos pequeños y la sociedad. También enfatiza el papel crucial del maestro en lograr estos objetivos.
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Cambios necesarios en la educación
1. ¿QUÉ CAMBIOS NÉCÉSITAMOS?
Los puntos de vista difieren en cuanto a si el aprendizaje de los niños es
sencillo o complicado; si la participación de los niños en su propia educación es
esencial o improcedente; si las primeras etapas de aprendizaje están orgánica
o mecánicamente relacionadas con etapas posteriores, las personas
relacionadas con la escuela -maestros, padres, directivos, psicólogos y
filósofos- coinciden en que los niños deben aprender a leer, escribir y realizar
operaciones matemáticas. Pero no definen qué otros aspectos son importantes
en los primeros años de escuela.
El intento por relacionar el conocimiento del desarrollo del niño con los planes
de estudio y sólo recientemente se han vuelto tan sutiles que se plantea la gran
interrogante acerca del efecto que tiene la escuela sobre la salud mental de los
niños. Lo que subyace en los valores primordiales de todas estas áreas es la
claridad o el prejuicio con que se percibe la realidad histórica como medio de
nuevas perspectivas a la existencia del hombre.
Cuando el problema de la enseñanza escolar se aborda interesándose en el
desarrollo integral del niño en el aspecto de la salud mental y en el de los
logros intelectuales, se muestra que las condiciones señaladas para lograr un
aprendizaje óptimo se encuentran dentro del mismo ambiente de la vida
escolar donde el niño se desarrolla día a día. Esto abarca el tamaño y la
estructura de la escuela, la naturaleza de las relaciones entre maestro y
alumno, la manera en que se desarrolla y se ofrece el contenido, la
disponibilidad de los diferentes materiales, deben ser revaluados para crear un
medio escolar en que pueda darse un proceso de aprendizaje genuino.
En épocas anteriores y en sociedades menos complejas, los niños podían
orientarse en el mundo de los adultos observando a los trabajadores y tal vez
ayudándolos; o bien, deteniéndose en la tienda para charlar con los adultos y,
en ocasiones, oír de más sus conversaciones, o al desempeñar pequeños
trabajos, y compartir las tareas de la familia y la comunidad necesarias para la
supervivencia.
2. Los niños estaban inmersos en el mundo de los adultos y pertenecían a él, sin
dejar de sentirse niños el ir a la escuela era una experiencia infantil aparte,
pero las escuelas existían en el entorno de la vida y el trabajo de los adultos,
del cual no se sentían excluidos los niños. La escuela podía parecer un deber y
un fastidio, pero las realidades importantes de la existencia adulta no se
perdían para ellos, actualmente los niños de una sociedad tecnológicamente
avanzada sienten que cada vez es más difícil entender su sociedad o encontrar
en ella un lugar que tenga sentido; y esta sensación persiste hasta pasada la
adolescencia.
Los niños no están aun completamente formados, ña gama y la diversidad de
sus estrechas relaciones se han visto reducidas, circunscribiéndose
principalmente a la familia. Al momento de ingresar a la escuela, están en una
fase de desarrollo en la cual deben dar un giro brusco, apartándose de la
antigua intimidad con la familia, cimentada como está en las relaciones de la
primera infancia. Sin embargo, para continuar su crecimiento y aprendizaje, los
niños aún necesitan de un contacto estrecho e íntimo con los adultos.
Ésta es una época en que la individualización está siendo reemplazada por la
estandarización a una velocidad increíble, la responsabilidad hacia los demás
difícilmente representa un valor, los primeros años de escuela son
precisamente aquellos en que los niños deben fortalecer su identidad como
individuos al tiempo que aprenden a funcionar como elementos participantes en
pequeños grupos y en la propia sociedad.
El autor Dewey fue quien primero reconoció que la escuela primaria tendría que
desempeñar tal papel de cara a los cambios que la creciente industria estaba
realizando en la sociedad, él visualizó cómo los niños estaban siendo
separados de las raíces de la vida y de una participación responsable en la
misma, y eso lo apreció durante una época en que la mayor parte de los
educadores estaban tomando prestadas las fórmulas de la industria para hacer
más eficiente la educación de las masas.
3. Más allá de la estructura y la organización de los materiales, del espacio y de la
oportunidad, está el papel del maestro, decisivo para el éxito de los alumnos.
Como en cualquier escuela, el maestro, y no el método ni los materiales, es la
clave para el aprendizaje de los niños, los valores y los objetivos de las nuevas
proyecciones de una educación humanista son más vastos, profundos y
complejos que los de la educación tradicional o que las simplistas ofertas de la
instrucción programada.
El maestro moderno debe empezar con los niños y esforzarse por saciar su
curiosidad esto no implica, en absoluto, una negación de la importancia del
tema o del desarrollo intelectual pero sí tiene en cuenta un campo mucho más
vasto de posibilidades de estudio, que abarca lo que los adultos consideran
apropiado y lo que, a la vez, los niños consideran deseable.
El concepto de enseñanza integradora, en contraste con la orientación hacia un
solo tema, está muy lejos de la tradicional visión académica, cuyos más altos
alcances han influido en la enseñanza de los niveles iniciales. En el mundo
académico, se considera que los maestros están bien preparados cuando
dominan perfectamente un área específica.
El tipo de cambios escolares indicados pueden ser difíciles de aceptar para
muchos padres, porque habría que descartar toda la serie de manifestaciones
familiares de la escuela, desde estrellas hasta calificaciones, desde libretas de
calificaciones hasta la camisa blanca y la corbata, desde la tarea hasta la
"buena" conducta, desde la materia escolar hasta los horarios, en favor de
nuevas señales que sin embargo siguieran indicando que la labor progresa,
pero no del mismo modo.