2. En esta ocasión, se nos presenta una de las series más características de los últimos
tiempos, y es por innovar la programación actual con el uso de un increíble desarrollo
de caracterización de los personajes.
El peso de la serie cae sobre este elemento y sobre la impresionante labor
interpretativa de Simon Baker, la cual le valió una nominación al Globo de Oro, para
medirse con Michael C. Hall (Dexter), Hugh Laurie (House), John Hamm (Mad Men)
y con Bill Paxton (Big Love).
“El Mentalista” no constituye la típica serie de crímenes norteamericana, sino la
reconstrucción moral de una serie de personas que ven en su trabajo algo más que una
forma de ganarse la vida. El argumento de esta serie es el elenco de personajes
protagonistas, pues de darse el caso contrario, no se procedería a crear el ambiente
tan cálido entre ellos, ni a definirlos de maneras tan sencillas, pero que ninguna de las
series de temática similar, como CSI, han conseguido. Emplear la sencillez y
plasmarla es definible como hacer tu propia realidad; cuando creas algo complejo y
no es de tú agrado, no estás dejando tú firma, pero la sencillez resulta ser todo lo
contrario, y se puede observar este ejemplo en la literatura de Miguel Delibes.
La interpetación de Simon Baker se constituye de este elemento, y logra crear un
personaje relajado, anexo, moralmente, a su trabajo, pero logra pulir algunos rasgos
expresivos en casos alternos, y plasma magníficamente la ira y la agresividad
interiorizada en la faz del protagonista.
Por debajo de Simon Baker, los papeles que más resaltan son el de Kimball Cho (Tim
Kang), quien se ha abierto paso por el mundo de la televisión hasta conseguir formar
a un inexpresivo agente del CBI, que se suelta en situaciones desesperantes para el
espectador, y el de Lisbonne (Robin Tunney), cuya interpretación se merece ser
mencionada por esa irónica faz que alterna , de manera casi astuta, entre la
sensibilidad de su personaje y la tenacidad de su comportamiento. Ambas quedan
plasmadas en el rostro de la actriz.
La música no sorprende, e incluso, llega a decepcionar, al ser repetitivos algunos
temas, y no llegan a concordar con el ambiente de la serie. Lo idóneo, habría sido la
creación de temas sombríos y oscuros capaces de resaltar las situaciones cuya
frialdad emocional deba desbordarse.
Como conclusión, no hay duda de que “El Mentalista” ha logrado formar la espiral de
tensión, acción y comedia necesaria para constituir una de las series más carismáticas
de los últimos tiempos, y todo gracias a la interpretación, cuyo peso en mayor que los
aspectos técnicos de la serie.