2. Es probable que ver a Guy Ritchie dirigiendo una superproducción de Hollywood
resulte nostálgico para los fans de Snatch o Rockanrolla , pues ven ello un abandono
de la sátira más ingeniosa y el humor negro más imaginativo. Sin embargo, un giro
así no se efectúa por cualquier razón.
El director británico se arriesga a plasmar los inquietantes pensamientos del detective
más famoso que ha generado la literatura europea, mediante la muy expresiva e
irónica faz de Robert Downey Jr.
Empleando unos recursos visuales desbordantes de belleza artística, Ritchie logra
mostrar el reflejo de los suburbios ancestrales de la sociedad, a modo de convincente
favoritismo hacia la superioridad nata y evadiendo el mal pensar hacia la prepotencia
ajena.
Abunda el uso de la “noche inglesa”, caracterizada por el húmedo asfalto y las nubes
cernidas sobre la luz de la luna. Tomas como estas reivindican a Ritchie como uno de
los mejores directores británicos de nuestros tiempos, junto con Christopher Nolan, y
en menor medida, Mathew Vaughn. Sus representaciones de personajes ficticios
quedan plasmadas como hechos que tienden a crear una espiral de cine realista, capaz
de reflejar la acción más fantástica como una muestra de la realidad más inalcanzable
.
Además, Richie se apoya con bastante fuerza sobre un guión que no pierde
contundencia, ayudado de algunos diálogos que son claros reflejos del ácido humor
que caracteriza al director, y un argumento sólido que no llega a perder la continuidad
en ningún momento. También, relacionando la faceta artística de la película, vemos
claras influencias de la arquitectura contemporánea que vimos en Gangs of New York.
Hans Zimmer realiza un increíble trabajo a la hora de realizar la banda sonora,
plasmando la ironía dirigida hacia algunos personajes de la película en cada uno de
sus cortes, así como la frialdad del comportamiento social y la brusquedad del ritmo
frenético del film en otros de sus temas.
Robert Dawney Jr. realiza una soberbia interpretación gracias a su expresión de
locura y temor omitido, llegando a eclipsar a su compañero Jude Law. Mark Strong
repite como villano, ayudado de una faz cuanto menos, inexpresiva, y Rachel
MacAdams se muestra bastante natural en una interpretación ligera.
Sherlock Holmes tiene su versión más fiel de la mano de Guy Ritchie, quien logra
mostrar con exactitud que la mente más aguda no puede evitar unirse a la prepotencia
humana.