El documento discute cómo el currículo nacional ha favorecido una educación de cultura mexicana global, dejando de lado la diversidad cultural. Propone que los contenidos educativos deben ser relevantes al contexto y entorno de los estudiantes. Busca que el currículo aproveche toda la diversidad cultural para hacer las clases más significativas para los estudiantes y vincular lo que ocurre fuera de la escuela con lo que se enseña dentro de ella.